Cristal
y roca es un hombre,
las bombas, querida, no le matarán.
El hambre no molestará su cuerpo
porque su cuerpo es puro metal.
La sed no secará su piel, porque beber
no necesita el hombre del cual te hablo.
Es un hombre de piedra: nada le hiere,
nada le interesa. Estará allí,
en esa tierra nuestra,
y no se dolerá cuando le mates.
Su cuerpo sobre la arena tendrá el rojo
de tus labios besando el universo
y su piel, color carbón,
prenderá en tu corazón como una llama.
Reclútame,
vamos querido,
pon tus manos sobre mi cuerpo,
ámame. Ponle colores a la muerte,
deja que desaparezca entre tus dedos mi dolor.
CRUZ
GONZÁLEZ CARDEÑOSA
Escuela
de Poesía Grupo Cero
Taller Sábados 17h. Madrid
Coordinadora:
Carmen Salamanca Gallego
Al
filo del amor
yace taciturno
al caer el sol,
un grito de guerra.
Han
de morir
los esclavos amantes
esdrújulas vírgenes
cometas arrepentidos
anquilosadas mariposas
que nada saben
del infinito poder de los astros.
¡No
os paréis!
Todavía quedan llantos de niños
huérfanos de palabras,
bajo las piedras.
Matad los silencios
matad hombres padres
el recuerdo de un hijo
nacido para morir.
Llorad
en voz alta
cada bala hecha diana
en el pecho de una joven mujer;
salvaje mercenario de la vida
violador sin cárcel
reptando por el desierto.
MAGDALENA
SALAMANCA GALLEGO
Escuela
de Poesía Grupo Cero
Taller Sábados a las 17 h. Madrid
Coordinadora: Carmen Salamanca Gallego
Así
ha de empezar todo.
Una gran pila de huesos y calaveras
y un niño a su pie, todo él señalado
para abrir con sus uñas la tierra
y enterrar aquel dolor no muriente.
De la tumba surge un jardín bellísimo
y las flores parecen haber extraído
de entre las sales, aquellas sonrisas magníficas
de los desaparecidos.
El
tallo duro espera.
Con él la flor vengativa y la raíz
anclada a la tierra más iracunda,
abono bellísimo de la carne.
El niño canta mientras trabaja
y canta el gusano diez metros más abajo,
y cantan las graciosas calaveras
diez metros más arriba.
Al
niño, todo él señalado,
le han prometido estar con las flores
cuando acabe su trabajo,
le han curado de amor todas las heridas.
Si canta, es para que su voz se abra paso
entre la tierra merecida, y su carne, blanda aún,
transparente, cante para morir cantando,
a diez metros del cielo
y de su vida.
ANDRÉS
GONZÁLEZ ANDINO
Escuela
de Poesía Grupo Cero
Taller Sábados a las 17 h. Madrid
Coordinadora: Carmen Salamanca Gallego
El
peso de nada golpea como un puño
a nadie,
separa los ojos de la mano
y la hace errar,
la mano nos condena.
Los
huesos entonces son
cuerdas horrendas de un violín
que percute solo
y deja de ser símbolo ni música
ni talla ni madera y delira
atado a una cinta funesta
y nosotros estamos justo,
exactamente,
perdidos
en el odio, desvalidos
y golpea y golpea
como un resto torcido y días después
el puño reniega de la mano.
Si
la dejáramos hablar
escucharíamos velas,
transatlánticos, vientres,
boas oprimiendo las mandíbulas,
escombros
y
sobre todo,
lo desvalido de la ira.
PILAR
GARCÍA PUERTA
Escuela
de Poesía Grupo Cero
Taller Sábados a las 17 h. Madrid
Coordinadora: Carmen Salamanca Gallego
Ella,
nuestro siempre dolor
presente en casas de adobe,
firme y efímera acidez
entre los velos de la frente.
Ella,
que acude sin pedir rescate
desnuda de ofrendas,
terciopelo azul que de alma
se instala en la equívoca memoria.
Ella,
la nuestra única
y disparatada alacena que
alimenta de retornos
su partida de juez en sentencias.
Embrión
y nácar desde
el proyecto, silueta en
negro y sus gritos
de velatorio en las noticias.
Como
un cordón de huesos,
mudo acordeón que
dará sostén y fibra
al destino en su andar de silencios.
Ella,
que al sembrar de
cementerio los cipreses
dará germen a otras vidas
de otro animal universo.
Ella,
la nuestra
la sin límites precisos
con cuerpo virgen de agujeros
donde se instala el hálito y su ausencia.
Ella,
la eterna novia,
nuestra promesa infiel de ser,
piel y aire conjugando en fantasías,
lienzos de piedra y musgo.
Perenne,
ella, en el abeto viejo,
en su raíz de nunca, también
en las vísceras enterradas de
osamenta desnuda de historia.
CARLOS
FERNÁNDEZ DEL GANSO
Escuela
de Poesía Grupo Cero
Taller Sábados a las 19 h. Madrid
Coordinador: Miguel Oscar Menassa
Lasciva
y peregrina, la ciudad
huele a salvia, inventa las aceras,
pone niños a un parque suburbial.
Cierra fronteras al verde de los
campos, rumores de una naturaleza
sublevada. ¡Agua!, gritan, ¡agua y
manos fuertes que arranquen las
podridas raíces, los frutos de mi
miseria! Por tu amor, se murieron
las casas, lloraron lodo las albercas,
los caminos son encrucijadas sin
pueblo. Soy una serpiente enroscada a
tu cintura. Mi lengua sisea los nombres
perdidos, se asombra de tu ferocidad.
CONCEPCIÓN
OSORIO
Escuela
de Poesía Grupo Cero
Taller Sábados 17h. Madrid
Coordinadora: Carmen Salamanca Gallego
Esta
vez ninguna escapatoria
cuerpo a cuerpo con la letra.
¿Quien
se atreverá a decir a la página blanca
aquí estoy
y lo verdadero de mí no tiene ni el color de mis ojos
ni
siquiera mi voz?
Lo verdadero de mí podría firmarse con cualquier nombre
porque tuyo es, poesía.
¿Quién se pondrá las botas de siete leguas para alcanzar un sonido que nunca fue?
¿Quién
reconocerá su propia impotencia
y en ese mismo instante dará un paso más?
La
playa se quedó desierta
pero la página blanca se llenó de rumores
el corazón se vació de su sangre
pero el verso se grabó a fuego
sobre el tiempo.
Claire
Deloupy
Escuela
de Poesía Grupo Cero
Taller Sábados 19h. Madrid
Coordinador:
Miguel Oscar Menassa
Bajo
la ley
de tu ala viajera
iré militando en órdenes de tiempo.
Soldado de tu voz,
ejércitos de nubes
marcharán dibujando tu rostro
plegando su sombra contra el cielo.
Mi cuerpo, piedra que late sepultada en su materia,
pulso inmóvil de los ciclos infinitos,
será esta palabra ardiendo entre tus labios,
estas manos convocando la sustancia de tu sexo,
el lujo de tu pecho vibrando en mi pecho.
RUY
HENRÍQUEZ
Escuela
de Poesía Grupo Cero
Taller Sábados 17h. Madrid
Coordinadora:
Carmen Salamanca Gallego
Son
bruma,
escándalo de los labios,
motor de nuestro testimonio en la tierra,
barro, si acaso,
lugar de los sueños perdidos.
Agrestes
e indómitos
disfrazan su pulso con el de los recuerdos
y salvajes anidan en nuestro corazón.
Los
días al pasar, pasan,
desaparecen,
sin embargo, guardamos su ceniza
esparcida en la memoria.
EVA
MÉNDEZ HERRANZ
Escuela
de Poesía Grupo Cero
Taller Sábados 17h. Madrid
Coordinadora:
Carmen Salamanca Gallego
¿Quién
alimenta mi mundo poblado de mentiras e imposibles?
¿Quién se acerca a mi vida y todos los sitios
divisan en sus espejos, las tempestades que se avecinan?
¿Quién se sonríe, y como un loco en las mañanas,
donde los vientos hacen silencio,
corre adormecido, en búsqueda del sonido,
que hoy, también estará ausente?
¿Quién no enciende el fuego,
por anticipar su muerte en las cenizas?
Oscuridad,
ten prudencia de atacar las luces
que no enciendes tú.
El fervor por lo posible, acumula mis lágrimas.
¿Y
si no es esta noche, donde ningún lugar
es habitado por los duendes de mi mente,
cuando vendrán por mí,
cuando llegará la muerte?
¡Dame
tus ansias Poeta!
¡Ven a buscarme, llévame contigo!
Esta
vez me abstendré de pronunciar alguna palabra,
no preguntaré adonde vamos,
y si el deseo de llegar me inunda la sangre,
y la evidencia de ese fervor me hace fracasar ante el rey,
espero antes de hundirme en el pantano,
haber recogido la última máscara.
No veré más repetirse nada, ni mi rostro.
Me
acerco a las orillas de lejanos océanos,
y busco las últimas claridades,
el vértigo de haber llegado a encontrarme con la verdad,
y haberla olvidado.
LUCIA
SERRANO
Escuela
de Poesía Grupo Cero
Taller Domingos 11h. Madrid
Coordinador:
Miguel Oscar Menassa
Del libro inédito "Máscaras"
Hay
un espacio donde la vida
se separa de sus rumores,
donde la lágrima intercambia el sudor,
un mundo que busca su miedo entre la suavidad de la nada.
El
aire reina, calor eterno,
en la afrodisíaca chispa de la miseria.
Los justos se tumban, juntos,
línea de cadáveres adormecidos. En ese antro
la muerte respira con moderación.
Las paredes supuran una energía necesaria,
la atmósfera se apropia
para regenerarse de las simbólicas pruebas
de una vida mendiga.
En
la oscuridad, hasta el tiempo se dispersa
en finas capas, asentando una ingravidez
ebria.
Los justos levantan su cabeza sin noción
del movimiento,
lanzan una mirada húmeda
a las palabras que se entrelazan
en lo desconocido
descansan su cuerpo, consentimiento
repetitivo.
El
aire sólo les mendiga pequeñas dosis
en serie de vapor para seguir
proclamando su supervivencia.
CLÉMENCE
LOONIS
Escuela
de Poesía Grupo Cero
Taller Sábados 17h. Madrid
Coordinadora:
Carmen Salamanca Gallego
La
muerte tiene el rostro simétrico de las bestias,
su voz es un eco repetido al infinito una sola vez.
Su boca, una mueca hecha trizas,
un tajo cruento en la piel.
¿Escuchaste
alguna mentira más ajena,
una verdad tan propia?
Te
escribo, te digo,
quiero advertirte antes que la jauría llegue,
antes que el tiempo borre esta mirada para siempre:
Arena,
arena es la vida,
arena clara cuando canto,
vidrios cuando lloro.
Te
escribo, te digo
quiero mostrarte que el cauce del río se abre a esta hora
en esta noche que ha perdido el peso del sol,
tan ligera como un jinete furtivo
en aquellas sábanas del alba que nacen a la vida
de cada oscuridad.
MARCELA
VILLAVELLA
Escuela de Poesía Grupo
Cero
Taller Viernes 11,30 h. Buenos Aires
Coordinadora: Norma Menassa
Supiste
que tenías corazón
al llegar el invierno a tu reloj de pulsera,
al vernos a ti y a mí rotos de dolor frente a tu lápida.
Supiste
de tus piernas amadas, de tu sexo,
al tocar la soledad a destiempo,
al escuchar un crujir de huesos donde no había huesos.
Supiste
del calor de mis manos,
al poblar tus ojos de habitaciones vacías,
al esquivar recuerdos donde antes estaban mis camisas.
HERNÁN
KOZAK CINO
Escuela
de Poesía Grupo Cero
Taller Sábados 17 h. Madrid
Coordinadora:
Carmen Salamanca Gallego
¿Acaso
no ves que ardo
como llama sin futuro
arena en la tormenta
mañana sin hoy
bolsa sin cadáver?
En
tiempos de guerra
sólo la poesía reza por nosotros
la música ríe en el corazón
la noche vuelve al día siguiente.
La
distancia
no acorta los encuentros.
Cuando los cuerpos viven aterrados
como eterno amanecer
se olvida que el sueño es vida
y la muerte un manjar entre manos
entre deseos invariantes
clamando un suelo.
Suelo
cuando hablo
abrir los labios como para el beso
cerrar los ojos como para el sueño
recorrer las laderas del abismo
como para el amor.
El
amor se dirige a mi cuerpo
desde otro cuerpo
para que no caiga en el olvido
que no habrá mañana
que no abra las puertas del ayer.
AMELIA
DÍEZ CUESTA
Escuela
de Poesía Grupo Cero
Taller Sábados 19h. Madrid
Coordinador:
Miguel Oscar Menassa
Quehacer
abrupto sin fondo conocido
bálsamo y recóndita alegría
trazo un rasgo y otro y algo más,
amortiguación prolongada,
rostros ambiguos
y el barrido incesante del tiempo que vivo.
Inmersión
en el mar más enloquecido, el que toca todas las costas más una,
en la montaña escarpada, en las oscuras grutas remotas
donde ningún ritual es ajeno o extraño.
En el aire limpio y en el que da asco.
Recorriendo las calles de una ciudad bajo la lluvia, sin cruces, ni esquinas
donde mora lo esperado, lo anhelado sin tregua.
Trazando
rumbo en invisible horadar
con alma de agua abrazada a la piedra.
MARÍA
CHÉVEZ
Escuela de Poesía Grupo Cero
Taller Domingos a las 11 h. Madrid
Coordinador: Miguel Oscar Menassa
De su próximo libro "Vigencia
del tiempo"
Vístete
de gala para la ceremonia del exterminio,
la tumba abrió sus fauces, te llama sin descanso.
Alojada en su borde, antes de trastabillar,
habrás dejado de pertenecerte.
S
de la victoria, la trajo en compañía.
Y este torbellino que se arremanga en los días,
llevándome tan lejos que nadie me ve.
Palabras en tul de amianto la vieron vomitar.
La
tumba abrió sus brazos, llamando sin descanso,
caliente como el río que bebe la garganta
obedeció a sus manos que querían pintar.
STELLA
CINO NÚÑEZ
Escuela de Poesía Grupo Cero
Taller Domingos a las 11 h. Madrid
Coordinador:
Miguel Oscar Menassa
Dónde
está tu dignidad de hombre,
la palabra que planeaba en tu corazón y se encorvaba
cuando el amor besaba los abismos
esa tierra de nadie por donde desfilaban ante tus ojos
tardes quietas, lánguidas tardes donde
el sonido de una catarata irrumpía
tu frente llena de espejos
tu mano atada, la memoria recogida
tus palabras volando por la inmensidad del tiempo.
Bajo
una cúpula de versos
soñé,
al abrigo del viento
misterios de romero y enhebro.
Sin
bajar del cieno,
nadé
con la tez manchada
por augurios sin espectro.
Una
estrella precoz
me regaló
un sendero por hacer:
magia al borde del espejo.
De
fondo rítmico,
el gotear del tiempo;
por cobijo, la noche fría de enero.
Con el latido de tus palabras en mis senos,
cerré los ojos y te vi,
meciéndote en la esquina de mi anhelo.
Sombra
de luz impertérrita ante el silencio,
tu boca marcó las horas,
tejiendo poemas de besos.
El hombre cabalgó en tu voz
y me embriagó el rastro de esos dedos en mi pelo.
Bebí sed de amor en las calles de tu cuerpo.
Canté
en silencio.
¿Recuerdas la estación de los recuerdos?
Alguien
Marcó mis manos
con fuego
y también cenizas.
Alguien
quemó incienso
junto al río,
mientras la tarde
caía
sobre mi vientre dormido.
Alguien
dijo: son las seis
y corrimos despavoridos
ante la tormenta.
Nada
supimos del mundo
sino palabras sueltas,
vinos derramados en la almohada,
desorden de ropas y cabellos,
risas cómplices,
y una corona de trigo
adornando la frente
de la niña del cuadro,
a tus espaldas.
Alguien dijo: es tarde.
Y
una nube inundó mis ojos,
que lloraban tus besos
y el silencio
ah, el silencio…
Único testigo.