Madrid, 25-05-01
Rueda la esfera
sobre el verde,
no comenzó sola su camino,
con ella rueda el pie,
rueda la fuerza de la atlética rodilla,
rueda todo el cuerpo inclinado
hacia adelante, ruedan
los pensamientos del jugador.
Fue golpeada
con la fuerza precisa,
y ahora es una cría de cebra
huyendo del tórrido verano.
El jugador la
mira,
seguro de su destino.
El corazón del público
es un campo desolado,
después de una batalla.
Ha detenido su
latir, o mejor,
ha transferido su latir
a ese vástago de pingüino
que devora cada brizna de hierba,
y se dirige a
los brazos
de esa madre que lo amará
con envolvente abrazo.
El jugador, que
piensa
en su negocio de naranjas en Conéctica,
que anoche acarició a su mujer
con la misma mano que ahora reza.
El jugador,
para el que ese gol
sería aún cien veces
más placentero que un orgasmo.
El jugador, que
paga los impuestos,
y a veces llora leyendo a Paul Eluard,
ya casi lo celebra,
en su retina, impreso está el esférico
en la red que no pesa.
Pero el
contrario, también
se acostó sobre el verde
a la hora precisa.
También lanzó su pierna
a la hora precisa.
El balón se
detiene,
el corazón del público
es un estruendo atroz.
El jugador
siente la efervescencia
de su ímpetu.
El contrario
esboza una sonrisa
perpendicular al verde.
Y el esférico
es una lágrima,
blanca y negra,
sobre el desolado tablero de ajedrez.
ALEJANDRA
MENASSA DE LUCIA
Escuela de
Poesía Grupo Cero
Taller Sábados 19h. Madrid
Coordinador: Miguel
Oscar Menassa
Madrid, 28-05-01
A LA SELECCIÓN ESPAÑOLA DE FÚTBOL
Matemático azar de lo imposible
decidió su impar estructura:
once piezas sobre el verde tablero.
Un número tatuado en la espalda,
una cifra guiando sus pasos
invisible, como el alma o el amor.
En el hueco central de su mirada
transitan héroes y doncellas,
cantos de sirenas abandonadas
en el desván de la vida.
Absorben el brillo de la gloria,
rompen los límites de la carne
y traspasan, con decisión irrevocable,
la impalpable anatomía del deseo.
Acordes al ímpetu nacional,
defienden, de millones, el honor.
En sus sueños sólo vibra
un nombre de mujer: Victoria.
Carmen
Salmanca Gallego
Escuela de Poesía
Grupo Cero
Taller Sábados 19h. Madrid
Coordinador: Miguel
Oscar Menassa
Madrid, 29-05-01
Crecí
silvestre en medio del océano.
El aire doraba mi piel y las palomas
despertaban el cielo con su vuelo.
Fue preciso
caer una y mil veces
creer en lo imposible
fingir un horizonte de colores.
Preciso el
dolor y la misericordia
descubrir en tus manos abiertas
el vacío, la nada.
Nace tu silueta
en mis ojos
mujer de ingrávida cintura,
piel foránea
extranjera sin nombre,
Poesía.
CRUZ
GONZÁLEZ CARDEÑOSA
Escuela
de Poesía Grupo Cero
Taller Sábados 17h. Madrid
Coordinadora:
Carmen Salamanca Gallego
Madrid, 30-05-01
A LA SELECCIÓN ESPAÑOLA DE FÚTBOL
La pasión de
España en el pecho
hierba húmeda bajo los pies,
olor a historia,
largos años de sudor y lágrimas
reproches hilados en oro y piel.
Honor teñido
de sangre;
sangre y dinero se funden
abrazo de gladiadores
circo
donde la muerte es para el vencido.
Comienza la
batalla:
atrincherados en medio del campo
avanzan los corsarios hacia el horizonte.
Ruge la fiera,
sus garras quebrarán
con la sutileza de un novio enamorado
las vestiduras de su amada.
Sus dientes
tocarán el violín
mientras el perro del pastor
reúne el rebaño alrededor de la victoria.
Su mirada empaña
los ojos del mundo
a través de las cámaras.
Hoy la fiera
ruge más fuerte
porque sabe que hoy
no va a morir.
MAGDALENA
SALAMANCA GALLEGO
Escuela
de Poesía Grupo Cero
Taller Sábados 17h. Madrid
Coordinadora:
Carmen Salamanca Gallego
Madrid, 31-05-01
Ingreso.
Permutación, después, de vitales situaciones.
Siempre que un hombre calla, otro escucha
y los dos nacimientos resultan imposibles.
Los mismos
cuerpos caen cada mañana
mordiendo la pulpa cruel de la esperanza,
torres mortales sois, árboles del alma,
donde los pájaros anuncian su suicidio.
El viento que verdea los tiempos
no alcanzó jamás a tocar nuestras raíces,
quedan atrás los sueños de un eclipse,
del jardín devorado por la noche,
la flor violada,
los ojos nuestros perforados
como el centro de la nada.
Menos luz,
menos carne de pan a cada instante
con que alimentar a los dioses imposibles.
Estas soledades no yacen juntas,
no saben de ningún espacio deshabitado
donde llevar en funerales nuestro grito.
Después,
quietud,
locura arrojada
a
la boca brutal de la tristeza.
Siempre que un hombre habla, otro aúlla.
Andrés
González Andino
Escuela
de Poesía Grupo Cero
Taller Sábados 17h. Madrid
Coordinadora:
Carmen Salamanca Gallego