EL VIAJE
I.
A Maxime Du Camp
Para el niño, amante de mapas y de estampas,
el universo es igual a su vasto apetito.
¡Ah, qué grande es el mundo a la claridad de las lámparas!
¡A los ojos del recuerdo qué pequeño es el mundo!
Una mañana partimos, el cerebro lleno de llama,
el corazón henchido de rancunia y de deseos amargos,
y vamos, siguiendo el ritmo de la lámina,
arrullando nuestro infinito sobre el finito de los mares:
Los unos, felices de huir de una patria infame;
de otros, el horror de sus cunas, y algunos,
astrólogos ahogados en los ojos de una mujer,
La Circe tiránica de los peligrosos perfumes.
Para no ser cambiados en bestias, se embriagan
de espacio y de luz y de cielos abrasados;
el hielo que les muerde, los soles que les cuecen,
borran lentamente la marca de los besos.
Pero los verdaderos viajeros allí son aquellos que parten
por partir; corazones ligeros, semejantes a globos,
de su fatalidad jamás se escapan,
y, sin saber por qué, dicen siempre: ¡Vámonos!
Aquellos para los que los deseos tienen la forma de nubes,
y que sueñan, como un recluta el cañón,
de vastas voluptuosidades, cambiantes, desconocidas,
y de las cuales el espíritu humano jamás ha sabido el nombre.
CHARLES BAUDELAIRE
Francia-1821
De "Las flores del mal"
A MI ALMA
Siempre
tienes la rama preparada
para la rosa justa; andas alerta
siempre, el oído cálido en la puerta
de tu cuerpo, a la flecha inesperada.
Una onda no
pasa de la nada,
que no se lleve de tu sombra abierta
la luz mejor. De noche, estás despierta
en tu estrella, a la vida desvelada.
Signo indeleble pones en las cosas.
Luego, tornada gloria de las cumbres,
revivirás en todo lo que sellas.
Tu rosa será norma de las rosas;
tu oír, de la armonía; de las lumbres
tu pensar; tu velar, de las estrellas.
JUAN RAMÓN JIMÉNEZ
España-1881
SOBRE SER TRAÍDOS DE ÁFRICA A AMÉRICA
Fue la misericordia la que me
trajo desde mi tierra pagana,
le enseñé a mi alma ignorante a entender
que hay un Dios, que hay un salvador también:
no lo conocía ni lo buscaba, me redimió.
Algunos vieron nuestra raza azabache con ojos de desprecio,
«Su color tiene un tinte diabólico».
Recuerden, Cristianos, Negros, negro como Cain,
púlete y únete al tren angelical.
PHILLIS WHEATLEY
Senegal 1753
CONOCIMIENTO
El hombre solo, solo a la
fuerza
porque tiene una gran voluntad
-me las aguanto y listo-
hace llamadas telefónicas
se deja caer voluminoso
seguramente en una cama
un diván
un suelo querido por él
por ellos.
Todos los cuentos son iguales.
La mujer sola se tiende antes de sonreír
examina sus ropas
su cuerpo disponible.
No habla. Aprieta sus piernas con dolor.
Cada cual a lo suyo como pueda
la calle a la calle
el hombre al hombre y basta.
Si te propongo el cielo no me creas.
Dame un beso ahora
luego hablamos.
El hombre solo muere de bronca un día
y nadie sabe.
La mujer sola sonríe desde hace mucho tiempo.
No habla. Aprieta sus piernas con dolor .
MIGUEL OSCAR MENASSA
Argentina-1940
De "22 poemas y la
máquina electrónica
o cómo desesperar a los ejecutivos"
EL ACENTO ME PENDE DEL ZAPATO...
El acento
me pende del zapato;
le oigo perfectamente
sucumbir, lucir, doblarse en forma de ámbar
y colgar, colorante, mala sombra.
Me sobra así el tamaño,
me ven jueces desde un árbol,
me ven con sus espaldas ir de frente,
entrar a mi martillo,
pararme a ver a una niña
y, al pie de un urinario, alzar los hombros.
Seguramente nadie está a mi lado,
me importa poco, no lo necesito;
seguramente han dicho que me vaya:
lo siento claramente.
¡Cruelísimo tamaño el de rezar!
¡Humillación, fulgor, profunda selva!
Me sobra ya tamaño, bruma elástica,
rapidez por encima y desde y junto.
¡Imperturbable! ¡Imperturbable! Suenan
luego, después, fatídicos teléfonos.
Es el acento; es él.
CÉSAR VALLEJO
Perú-1892
De "Poemas humanos"
AMANTES
VI
Yo soy la amante
Baraja
que salta de tu mano
y es oro
sota
y
reina
al mismo tiempo
Tu ojo ama la ilusión de empezar
Yo
soy la amante
Una y múltiple
ELENA VERA
Venezuela-1939
De "Amantes"
FIN DE UN AMOR
No sé si es que cumplió ya su destino,
si alcanzó perfección o si acabado
este amor a su límite ha llegado
sin dar un paso más en su camino.
Aún le miro subir, de donde vino,
a la alta cumbre donde ha terminado
su penosa ascensión. Tal ha quedado
estático un amor tan peregrino.
No me resigno a dar la despedida
a tal altivo y firme sentimiento
que tanto impulso y luz diera a mi vida.
No es su culminación lo que lamento,
su culminar no causa la partida,
la causará, tal vez, su acabamiento.
WALT WHITMAN
Estados Unidos-1819
INFINITUD
(1922)
Oigo el rumor de las esferas
en esta noche intemporal,
con unos ruidos tan extraños
que yo no puedo interpretar.
Ésta es la noche en que la noche
tiene otra noche en su confín,
y esa otra noche ya es el cántico
y su armonía empieza en mí.
Callad, criaturas de la tierra.
Mar inconstante, enmudeced
para que el alma escuche el cántico
y el corazón tranquilo esté.
Y trascender a lo inasible,
sin aflicción ni beatitud
ni oscuridad en las tinieblas
ni claridades en la luz.
GERMÁN PARDO GARCÍA
Colombia-1902
De "Apolo Pankrátor
[Apéndice]"
ABUELO
El humo de tu pipa nos hacía toser
o se metía en nuestros ojos
junto con el verde color de los olivos
y la parra
cayendo a pique
como los aviones y como los pájaros
cazados con la gomera o a mano
según las estaciones.
De tu pipa salían el humo y las historias
que nos ponían lágrimas en los ojos.
Era una mujer hermosa, nos decías
desnuda
traída por el viento
envuelta entre las hojas del otoño.
MIGUEL OSCAR MENASSA
Argentina-1940
De "Yo pecador"
MISIÓN CUMPLIDA
Cumplí la compulsión de mi destino:
creer sin fe, amar sin que yo amara,
y mi pie navegante se prepara
a una evasión sobre el cristal marino.
Rescaté de los ojos del felino
la estrella que la noche abandonara,
y recibí de la arrullante vara
la tesitura forestal del trino.
Ya con las manos sobre el pecho duro,
palpo en el fondo al enemigo oscuro
que a sus plantas me viera esclavizado.
Reconozco mi angustia y mi tristeza;
la perversión de mi naturaleza
y el error cerebral de haber soñado.
GERMÁN PARDO GARCÍA
Colombia-1902
De "Apolo Thermidor"
BARCO A LA VISTA
De tantas naves
como llegaron
a mis puertos, allá por unas islas
delirantes de frutas y de pájaros,
con benévolas brisas en las playas
y en el talud pelícanos soñando,
esta nave que hoy llega sigilosa,
deshabitada, con la vela al pairo;
esta nave densísima de brumas,
que yo me quedo contemplando
sin respirar sobre la playa,
cual un hipnotizado,
mientras las gentes se santiguan
y se las oye murmurar: ¡Dios santo!
Esta nave sin timonel, sin nadie a bordo,
de tantas que llegaron
a mis puertos de música, a mis puertos
de luz, de fuerza, de triunfales cánticos,
esta nave oscurísima y enfriándose,
¡último barco!
GERMÁN PARDO GARCÍA
Colombia-1902
De "Apolo Thermidor"
CANCIONCILLA
Otros querrán mausoleos
donde cuelguen los trofeos,
donde nadie ha de llorar,
y yo no los quiero, no
(que lo digo en un cantar)
porque yo
morir quisiera en el viento,
como la gente de mar
en el mar.
Me podrían enterrar
en la ancha fosa del viento.
Oh, qué dulce descansar,
ir sepultado en el viento,
como un capitán del viento;
como un capitán del mar,
muerto en medio de la mar.
DÁMASO ALONSO
España-1898
De "Oscura noticia"
A LAS PARCAS
Dadme un estío más, oh poderosas,
y un otoño, que avive mis canciones,
y así, mi corazón, del dulce juego
saciado, morirá gustosamente.
El alma, que en el mundo vuestra ley
divina no gozó, pene en el Orco;
mas si la gracia que ambiciono logra
mi corazón, si vives, poesía,
¡sé bien venido, mundo de las sombras!
Feliz estoy, así no me acompañen
los sones de mi lira, pues por fin
como los dioses vivo, y más no anhelo.
F. HÖLDERLIN
Alemania-1770
ORACIÓN POR ANTONIO MACHADO
Misterioso y silencioso
iba una y otra vez.
Su mirada era tan profunda
que apenas se podía ver.
Cuando hablaba tenía un dejo
de timidez y de altivez.
Y la luz de sus pensamientos
casi siempre se veía arder.
Era luminoso y profundo
como era hombre de buena fe.
Fuera pastor de mil leones
y de corderos a la vez.
Conduciría tempestades
o traería un panal de miel.
Las maravillas de la vida
y del amor y del placer,
cantaba en versos profundos
cuyo secreto era de él.
Montado en un raro Pegaso,
un día al imposible se fue.
Ruego por Antonio a mis dioses,
ellos le salven siempre. Amén.
RUBÉN DARÍO
Nicaragua-1867
ME TIRASTE UN LIMÓN
Me tiraste un limón, y tan amargo,
con una mano cálida, y tan pura,
que no menoscabó su arquitectura
y probé su amargura sin embargo.
Con el golpe amarillo, de un letargo.
dulce paso a una ansiosa calentura
mi sangre, que sintió la mordedura
de una punta de seno duro y largo.
Pero al mirarte y verte la sonrisa
que te produjo el limonado hecho,
a mi voraz malicia tan ajena,
se me durmió la sangre en la camisa,
y se volvió el poroso y áureo pecho
una picuda y deslumbrante pena.
MIGUEL HERNÁNDEZ
España-1910
OJOS PRIMITIVOS
En donde el miedo no cuenta cuentos y poemas,
no forma figuras de terror y de gloria.
Vacío gris es mi nombre, mi pronombre.
Conozco la gama de los miedos y ese comenzar
a cantar despacito en el desfiladero que reconduce
hacia mi desconocida que soy, mi emigrante de sí.
Escribo contra el miedo. Contra el viento con garras
que se aloja en mi respiración.
Y cuando por la mañana temes encontrarte muerta
(y que no haya más imágenes): el silencio
de la compresión, el silencio del mero estar,
en esto se van los años, en esto se fue la bella
alegría animal.
ALEJANDRA PIZARNIK
Argentina-1936
SUAVE NEBLINA SOBRE LA COLINA
Suave neblina sobre la colina;
no habrá mañana tormenta.
No; el día se ha cansado de llorar,
ya agotó su reserva de callada tristeza.
Oh, he vuelto a los días de mi infancia,
de nuevo soy una niña;
y bajo el techo paterno que me abriga,
junto a la vieja puerta de la entrada,
miro caer esta tarde nubosa,
tras un día de lluvia.
Neblinas azules, dulces neblinas de verano
empañan las montañas a lo lejos.
La humedad impregna la alta hierba verde,
espesa como lágrimas en la mañana;
y pasan como en sueños vaharadas de fragancias
que recuerdan otros tiempos.
EMILY BRONTË
Reino Unido-1818
PASA EL TIEMPO
En cierta ocasión, aquel vejete, sentado en la hierba,
aguardaba que su hijo regresase con el pollo
inexpertamente estrangulado y le daba un par de sopapos.
Por el camino
-caminaban al alba por aquellas colinas-
le explicaba que el pollo se estrangula con la uña
-entre los dedos- del pulgar, sin ruido.
en el fresco crepúsculo, andaban bajo la vegetación
rebosante de fruta y el muchacho llevaba
a hombros una calabaza amarillenta. El vejete decía
que, en los campos, la fruta es de quien la ha de menester,
tan cierto es que no nace bajo techado. Ante todo es
preciso
dar un vistazo alrededor y escoger después con calma la vid
más oscura
y sentarse a su sombra y no moverse hasta haberse saciado.
En la ciudad, hay quien come pollo. Por las calles
no se encuentran pollos. Se encuentra el viejecito
-todo lo que queda del otro vejete-
que, sentado en una esquinita, contempla a los transeúntes
que, si quieren, le tiran calderilla. No dice ni pío
el viejecito: cuando se habla, se tiene siempre sed
y en la ciudad no hay toneles que manen,
ni en octubre ni nunca. Está la parrilla del mesonero,
que huele a mosto, en especial por la noche.
En otoño, de noche, el viejecito camina
y no lleva ya la calabaza y las puertas humosas
de las tascas expelen borrachos que charlan a solas.
Son gentes que beben tan sólo de noche
(ya piensan en eso cuando empieza el día) y así se
embriagan.
El viejecito, de niño, bebía con calma;
ahora, le basta con olisquear y le da un tembleque:
hasta que traba los pies de un borracho con su bastón
y le hace caer. Le ayuda a levantarse, le vacía los bolsillos
(en ocasiones, al borracho todavía le sobra algo),
y, a las dos, le expulsan también a él
de la humosa tasca, pues canta, pues grita,
pues quiere la calabaza y tenderse bajo las vides.
CESAR PAVESE
(Italia-1908)
De "Trabajar cansa"