Madrid, 04-05-21

EL VIOLINISTA DE DOONEY

Cuando toco mi violín en Dooney,
La gente baila como una ola del mar;
Mi primo es un cura en Kilvarnet,
Mi hermano en Mocharabuiee.

Me crucé con mi hermano y mi primo:
Leían sus libros de oraciones;
Yo leía mi libro de canciones
Que compré en la feria de Sligo.

Cuando lleguemos al día final
Donde Pedro, majestuoso,
Él sonreirá a las tres viejas almas,
Pero me hará pasar primero por el portón;

Pues los buenos son siempre los alegres;
Salvo por algún maligno azar,
Y los alegres aman el violín,
Y los alegres aman bailar:

Y cuando la gente allí me vea,
Vendrán todos hacia mí,
Diciendo "¡Aquí está el violinista de Dooney!"
Y bailarán como una ola del mar.

W.B. YEATS
Irlanda-1865
De “El viento entre los juncos”


Madrid, 05-05-21

CUENTO DE ESPANTOS

Ayer la vi. No me lo van a creer.
Ayer me encontré con ella en el parque
por donde caminábamos a los veinte años.
Está igual que siempre.
En todo caso la muerte
la ha embellecido, la rejuvenece, la hace
adolecer de adolescencia.
Ya no tiene veintidós años,
sino dieciocho a los sumo.

Quién penetra el misterio
de estos números y estos años,
su más tiempo de muerta que edad de viva.
Pero cómo ilumina los dos orbes
y es la estrella
del alba y el crepúsculo:
muchacha para siempre, también sombra
que nunca volverá de las tinieblas.

La vi de lejos y como es natural
me fue imposible dominar el impulso
de acercarme, verla de nuevo, implorarle:
"No sabes cómo te extraño.
No me resigno a perderte.
No te he olvidado."

Abrí la boca. No pude
pronunciar la menor palabra.
Me congeló la mirada
que sin decirlo decía:
"¿Cómo se atreve, señor?
¿No se ha visto al espejo?
¿No hay calendarios?
¿No toma en cuenta
las edades que nos separan?"

Y de este modo yo,
el aún vivo,
me convertí en el fantasma.

JOSÉ EMILIO PACHECO
México-1939
De “La arena errante”


Madrid, 06-05-21

A LA PRESENCIA DE LA POESÍA

Como la luz al corazón despierto,
tu presencia de nube conmovida
descenderá a la sed que está escondida
en los estanques lóbregos del huerto.

Y al vaso de elección antes desierto,
cayó en la noche un agua estremecida,
y en las pluviales sombras su medida
mostró colmada el corazón abierto.

Ya son tuyos mis ramos de abundancia
y el temblor de mi vaso diamantino
desbordado de pálidas estrellas,

y te hallaré en mi próxima distancia,
pues, cómo no encontrarte, si camino
sobre el oro invisible de tus huellas.

GERMÁN PARDO GARCÍA
Colombia
-1902
De "Presencia"


Madrid, 07-05-21

ÁRBOL HUMANO

Hablo de una presencia desolada.
De una raíz con su sabor de suelo.
De una hoja en sus ámbitos de cielo,
viva de azul, de claridad, de nada.

De un árbol corazón, vida encarnada
y ansiedad a los tránsitos del vuelo.
De un corazón alzado hacia el desvelo,
y agónico de sombra iluminada.

Hablo de una presencia desasida.
De una muerte en la luz y de una vida
plena de abismo y de estupor profundo.

De una fuerza en sus órbitas muriendo.
De un árbol corazón que está viviendo
de la entraña recóndita del mundo.

GERMÁN PARDO GARCÍA
Colombia
-1902
De "Presencia"


Madrid, 10-05-21

LA LLAVE DE LA CASA

Esta llave es un breve trozo vivo
de metal moldeado por los dientes
del amor. En sus guardas va el motivo
de un mundo de verdades suficientes.

Como un pequeño sexo penetrante
en el silencio de la cerradura
crea el prodigio de una vida amante,
de una querida realidad segura.

Su media vuelta nos devuelve cada
tarde a la paz sencilla y silenciosa
donde no llega la amargura y nada
altera la pasión de cada cosa.

Cuando hacemos girar la llave todo
se vuelve familiar, poroso, tibio,
impregnado de nuestro mismo modo,
transfigurado para nuestro alivio.

En el metal se encierra de la llave
un esfuerzo interior que nos sostiene;
es como el ala única de un ave
que a nuestro lado todo el día viene
y que despliega su cromada pluma
en un alegre vuelo, con un brillo
que fulge ocultamente por la bruma
oscura y limitada del bolsillo.

Qué aleaciones de esperanza y sueño,
de verdad y ternura qué amalgama
funden el trozo de metal pequeño
que el rojo imán del corazón reclama.

La llave es un timón, es como un remo
que a puerto cada día trae la nave.
Cuánto amor se condensa en el extremo
de este metal precioso de la llave.

LEOPOLDO DE LUIS
España-1918
De "Juego limpio"


Madrid, 11-05-21

LA CITA

 

I

Sin mi parco vestido de ceniza,
sin mis ojos de nunca, sin la rota
piedad de violeta que me triza,
sin mi tedio romántico de gota;

con el hambre y la sed, con una lanza
de sostenido fuego diminuto,
con una blusa nueva, con un fruto,
con la misma paloma que ahora danza

ignorante de qué, cómo ni cuándo,
vine a la cita del amor cantando;
y relámpago fiel, astro viajero,

bajo la noche estática y brillante,
iluminando todo el paradero
como un destino apareció mi amante.

CARILDA OLIVER LABRA
Cuba-1920
De “Sonetos”


Madrid, 12-05-21

LA CITA

 

II

La noche entonces de la pura cita
esplendió con un brote de jardines.
Sentí alondras audaces y violines
como si fuese siempre señorita.

Estudiante del ácido, mal dueña
de un sentimiento ilustre asesinado
temí que aquel dolor traspapelado
viniera a tropezar esto que sueña.

Ah, pero no: la vida es una cosa
tan llena de salud maravillosa,
es un regalo de placer tan fiero,

es un juego tan útil, tan demente,
que ya he vuelto a creer absurdamente
porque dijiste nada más: te quiero.

CARILDA OLIVER LABRA
Cuba-1920
De “Sonetos


Madrid, 13-05-21

LA CITA

 

III

Noche para dejarla en testamento:
cuando agonice quedaré hasta bella
si en el fatal y último momento
me acuerdo de su sombra con estrella.

Noche de hacer el cielo con la mano,
noche de dos que viven de repente.
(Bailaron las estatuas en su fuente
y hasta diciembre se volvió verano.)

Cuando la rememoro el luto sobra,
noche, oh, noche en que perdí mi dama.
Como resucitado que recobra

el pálido reír bajo una llama
así mi corazón se hizo tu obra
la noche de inmortales en la cama.

CARILDA OLIVER LABRA
Cuba-1920
De “Sonetos


Madrid, 14-05-21

PERDÓNAME

Perdóname
hoja en blanco
por turbar tu calma
con susurros
escritos
líneas y
líneas
huellas de mis pensamientos
que corren
buscando
y buscando
sin saber
que existen,
sin saber
que ocultan
mi Paz
y la tuya.

ELENA LILIANA POPESCU
Rumanía-1948
Traducción al castellano: Joaquín Garrigós


Madrid, 17-05-21

A UNA MARIPOSA

Hija del aire, nívea mariposa,
que de luz y perfume te embriagas
y del jardín al amaranto vagas,
como del lirio a la encendida rosa;

Tú que te meces cándida y dichosa
sobre mil flores que volando halagas,
y una caricia por tributo pagas
desde la más humilde a la orgullosa:

Sigue, sigue feliz tu raudo vuelo.
Placer fugaz, no eterno solicita
que la dicha sin fin sólo es el cielo:

Fijar tu giro vagaroso evita,
que la más bella flor que adorna el suelo
brilla un momento y dóblase marchita.

GERTRUDIS GÓMEZ DE AVELLANEDA
Cuba-1814


Madrid, 18-05-21

YO, LA HEMBRA FIERA

Yo, la marsupial,
la roedora,
la que no tiene tregua,
la que ha juntado ramas,
la que escoge las hierbas con las zarpas heridas,
la que gasta los cobres de su lengua
para fraguar el nido
y está midiendo el viento,
y acapara el lado oculto
de todas las colmenas,
la que atina a mirar los trajes de la luna
y quiere desovar,

la que fue fecundada
con un polen antiguo
y está que la revienta
la gloria de la estirpe,
en la que tan sólo espero un signo de los astros
para tirarme
con un rugido ronco a dar a luz,

yo, la hembra fiera,
la traidora,
la taimada,
la que a la muerte ha echado
a perder
su cacería.

ANA ISTARÚ
Costa Rica-1960


Madrid, 19-05-21

EN NINGÚN LUGAR

Estoy enferma de un veneno. Estoy enferma de una sed,
para la cual la naturaleza no creó un líquido que la calme.

De la tierra nacen fuentes y arroyos.
Me agacho y bebo de las venas de la tierra
su sacramento.

Y el espacio está inundado de ríos sagrados.
Me alzo y siento mis labios bañados
de blanco arrebato.

Sin embargo, en ningún lugar, en ningún lugar…

Enferma de un veneno. Enferma de una sed,
para la cual la naturaleza no creó un líquido que la calme.

KARIN BOYE
Suecia-1900


Madrid, 20-05-21

EL GRITO INÚTIL

¿QUÉ vale una mujer? ¿Para qué sirve
una mujer viviendo en puro grito?
¿Qué puede una mujer en la riada
donde naufragan tantos superhombres
y van desmoronándose las frentes
alzadas como diques orgullosos
cuando las aguas discurrían lentas?

¿Qué puedo yo con estos pies de arcilla
rodando las provincias del pecado
 trepando por las dunas, resbalándome
por todos los problemas sin remedio?

 

¿Qué puedo yo, menesterosa, incrédula,
con sólo esta canción, esta porfía limando
y escociéndome la boca?

¿Qué puedo yo perdida en el silencio
de Dios, desconectada de los hombres,
preñada ya tan sólo de mi muerte,
en una espera lánguida y difícil,
edificando, terca, mis poemas
con argamasa de salitre y llanto?

Volvedme a aquel descuido, a aquel sosiego
en que era dable andar por los caminos
pastoreando ensueños como ovejas.
Volvedme al ruiseñor de aquel boscaje,
al vuelo de aquel cisne por el lago
bajo la planta azul de aquella luna.

Volvedme a la andadura mesurada
al trópico dulcísimo y sedante
de un verso con timón y cortesía
donde cantar cómo los bucles de oro
son cómplices del pájaro y la rosa,
porque eso, al fin, a nada compromete
y siempre suena bien y hace bonito.

Pero es vano, amigos, nos cortaron
la retirada hacia seguras bases.
Están rotos los puentes,
los caminos confusos,
los túneles cegados. No sabemos
de cierto si avanzamos o si huimos
dejando por detrás tierra quemada.

Y yo pregunto, vadeando a solas
un río de aguas turbias y crueles,
¿qué puede una mujer, para qué sirve
una mujer gritando entre los muertos.

ÁNGELA FIGUERA AYMERICH
España-1902


Madrid, 21-05-21

RÍO Y ORILLA

EL Duero pasa y se lleva
trozos del cielo de agosto
como jirones de seda...

¿En dónde está la verdad?
¿En el río
huidizo,
siempre movible y distinto?
¿En la orilla
que lo mira,
siempre quieta y la misma?...

¿En dónde está la verdad?
¿En la tierra
que se queda,
o en el agua
que se va?

Alamillos plateados
de la ribera del Duero
ya, fijos, en mi recuerdo..

ÁNGELA FIGUERA AYMERICH
España-1902


Madrid, 24-05-21

ODA IX A LA PAMPA

II

Solo canta el aire,
moviendo sus pestañas,
solo, como llama,
en el aire.

Solo sube el aire,
cerrando sus cabellos,
solo, dulce e intenso,
en el aire.

Solo andará el aire,
tanto día vehemente,
solo, triste y leve,
en el aire.

Solo corre el aire,
salmodia, silba y llora,
solo, sin memoria,
en el aire.

Solo parte el aire,
escapado y huidero,
solo por el cielo,
en el aire.

¡Sólo en estas llanuras
y ligero!

RICARDO E. MOLINARI
Argentina-1898
De "Los grandes poetas"


Madrid, 25-05-21

SONETO

No vuelve, no, la luz, ni la mañana;
no, ni la primavera alta, perdida.
No vuelven; no, imposible; no, la vida,
la ausencia, el aire, ni la sed lejana.

No; para qué, nadie vuelve, no -vana-,
la rosa de otro día, despedida.
El esmaltado ramo, la hoja ardida;
aquel rostro, aquel río, una hora ufana.

No; nunca, muerte mía; no, qué horrible.
Déjame en bien o en tiranía sola,
absoluto, sujeto, deshabido.

Ciego y ausente para mí, terrible;
áspero, mudo -nada-, quizás ola,
amor; sí, increíblemente sucedido.

RICARDO E. MOLINARI
Argentina-1898
De "Los grandes poetas"


Madrid, 26-05-21

EL ADIÓS

La sentencia era como esos calcos en que el relieve del amor
   deja un vacío semejante a sus culpas.
Me arrojaron al mundo en mi ataúd de hielo.
Una tierra sin nombre todavía corrió sobre este rostro con
   que habito en la desconocida:
era la tierra del castigo.
Era la hora en que comienzo a despertar entre los muertos
   con la evidencia de un anillo roto,
un vestido de momia desprendido de las vendas del cielo
y un espejo de sal donde puede leerse mi destino.
El porvenir no es nada más que mirar hacia atrás.

Debajo de esas nubes desgarradas
hay una casa en llamas
en donde los amantes trasmutaban en oro de eternidad
   el resplandor de un día,
o tomaban las apariencias de ladrones de pájaros
aprisionando entre los hilos del ocio las metamorfosis
   de sus propias imágenes.
Hay una luz dorada que hiere hasta las lágrimas;
hay un lecho también
como una barca invadida por el follaje del deseo
-unas hojas carnosas que exhalan el perfume de
   los más largos viajes-.
Y había siempre y nunca
como ahora vueltos de pronto boca abajo.
Corazón repudiado,
animal aterido en uno de los dos costados de tu sangre,
ignorabas entonces que tendrías la forma de un retablo
   de la creación hecho pedazos,
que alguna vez la noche del adiós te nombraría en voz
   muy baja
como nombra la soledad a sus testigos,
o como llaman aquellos que se van a los que nunca vuelven.

Ahora, de espaldas contra el muro que custodia el guardián
   de todo nacimiento,
sólo te quedan las apariciones,
el fantasma de un tiempo que gritará contigo en el estanque
   muerto de algún sueño,
cuando él duerme, tan lejos en su adiós.
Un soborno de plumas para una ley de fuego.

OLGA OROZCO
Argentina
-1920
De "Los juegos peligros"


Madrid, 27-05-21

LOS NOMBRES DE LAS COSAS

Si decimos madera, se oye el viento
poniendo entre los árboles su música,
como cuando al nombrar el pan nos llega
vaho caliente de la mies madura
y al decir vino es un otoño claro
lo que nos toca con su mansa lluvia.

En el ala del nombre cada cosa
trae el olor de una substancia pura,
la lejana verdad de su materia,
los cálidos cimientos que la fundan.

Si decimos madera suena el golpe
del leñador entre las altas plumas
vegetales, la sombra campesina
si pan decimos fugitiva cruza
y la mano artesana que levanta
la nívea luz de la amasada espuma,
y el rumor jornalero en los lagares
si vino dice nuestra voz, se escucha.

En la arcilla del nombre cada cosa
como en pequeños ríos acumula
el humano sudor, el noble esfuerzo
para su claridad primera y última.

Hasta nosotros vienen nombres, cosas:
madera, vino, pan, metales, frutas...
Satélites diarios nos rodean,
sus solícitas sombras nos ayudan.

Tienes que pronunciar los nombres, hijo,
de las cosas sintiendo su profunda
realidad de materia y su invisible
condensación de vida. Tal la pulpa
de una almendra, en la cáscara del nombre
trozos de vida, vidas diminutas,
duermen y se despiertan en tus labios,
hijo, cuando tus labios las pronuncian.

LEOPOLDO DE LUIS
España-1918
De “Juego limpio


Madrid, 28-05-21

"GENTES DE ATARDECER..."

Gentes de atardecer, rostros de ocaso;
acostumbraos a mirar las alas
de la luz. Algún día
amanecerá el alba.

Lenguas de piedra, oídos de silencio:
preparad para el habla
vuestra mudez, vuestra sordera. Un día
sonará la palabra.


Islas de soledad, trozos de pena:
abrid las diminutas patrias
de cada uno. Puede ser que un día
se unan las tierras separadas.

Cuerpos de sombra y de ignominia: nunca
olvidéis florecer dentro del alma.
Acaso un día, acaso un día
digáis "ahora" a la esperanza.

LEOPOLDO DE LUIS
España-1918
De “Juego limpio


Madrid, 31-05-21

RUEDA QUE IRÁS MUY LEJOS

Rueda que irás muy lejos.
Ala que irás muy alto.
Torre del día, niño.
Alborear del pájaro.
Niño: ala, rueda, torre.
Pie. Pluma. Espuma. Rayo.
Ser como nunca ser.
Nunca serás en tanto.

Eres mañana. Ven
con todo de la mano.
Eres mi ser que vuelve
hacia su ser más claro.
El universo eres
que guía esperanzado.

Pasión del movimiento,
la tierra es tu caballo.
Cabálgala. Domínala.
Y brotará en su casco
su piel de vida y muerte,
de sombra y luz, piafando.
Asciende. Rueda. Vuela,
creador del alba y mayo.
Galopa. Ven. Y colma
el fondo de mis brazos.

MIGUEL HERNÁNDEZ
España-1910
De "Otros poemas del ciclo (I)"


 

Selección de Poemas Editados
 

 

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