Madrid, 01-06-20

MUERTE APLAZADA

Tarde sin una flor. Lento camino.
La llanura incendiaba sus retamas.
Ululaban al fondo
las feroces jaurías del verano.

¿Ay, por qué cuando crujen los sarmientos
de la fiebre, tal vez se abren recónditas,
diáfanas salas
de dulce aroma o brisa?
¡Tersa visión de paz! ¿La calentura
le trajo hasta mis ojos? ¿Fuiste un sueño
del viento de la siesta, creador?

Tras una curva de la senda, surge
la verja de un jardín. Franca, la puerta.
Es un hervor de pájaros, un sollozar de fuentes,
dentro, la verde luz extraña.
Altas llamas de sueño ensombrecido,
los cipreses agudos
cimbrean levemente
la flecha exacta contra el denso azul.
Monstruosas flores,
flores de otras laderas,
exhalan grueso aroma,
casi carnal.
Y flotan voces laxas,
dulces lamentos y veladas músicas.
Anchísima avenida
en hondura sin tiempo se diluye.

Yo miraba en silencio
la fresca sombra del jardín
(oh quietud, oh perfume letal, oh luz extraña).
Tenía sueño y sed. Un viento inexistente,
torpe querencia, me impelía...
iba ya a entrar...
                           Dura belleza torva,
ojos de acero y bronce la melena,
me gritó: "No, tú sigue tu camino".
Y señaló a la tarde.

Ya era un lago de sombra la llanura,
y aullaban a lo lejos
las feroces jaurías del verano.

DÁMASO ALONSO
España-1898
De “Oscura noticia”


Madrid, 02-06-20

TRANSFORMACIONES

Desde niño sufrí
la tiranía de los otros.
Fui dócil, aprendí,
y como un mono o un bufón
entretuve a los nobles
con mis prodigios en el piano.

Compuse con talento
según el gusto de mi época
y fui aplaudido. Pero
cierta vez un acorde
me trastornó con su misterio:
supe que el alma es infinita,
que la orfandad es infinita
y me interné por los caminos
que las arduas tinieblas
abrían ante mí.

Los míos no entendieron.
Me encontraron oscuro,
rebelde, sospechoso.
Mi padre se alarmó.
Mi mujer se ofendió.
Los archiduques me olvidaron.

Pero yo seguí solo
y me di la razón.
Fui venturoso, fui desventurado.
Canté mis melodías con los ángeles
y con los comediantes de la legua.

Después, una mañana
frígida de diciembre
me morí. Y ahora soy
la música de Mozart.

La Gaceta, Tucumán, 1982

RAÚL GUSTAVO AGUIRRE
Argentina-1927
De "La estrella fugaz"


Madrid, 03-06-20

PARA CUALQUIER LUGAR DEL MUNDO

a Juan L. Ortiz

Vuelto ahora hacia la tarde
ve escindirse el sol,
vuelve a sentir el escozor y la violencia
de los recién nacidos.

Y allá junto al estero,
como ese pajarito americano que canta
en cuatrocientos tonos diferentes,
mirando la criatura caprichosa de las aguas

ve alzarse un ave que nunca conoció
vuela
se va
desaparece porque la tierra es grande
y toda su pequeñez
y su grandeza de hombre
no alcanza a distinguirlo de nada
de absolutamente nada;
ahora,
como en un viaje que esperó toda la vida,
vuelve a ser un viajero ilustre
un desconocido
una sombra que tiene muy pocas cosas que llorar
cuando por enésima vez
entra a su casa.

MIGUEL ÁNGEL PAEZ
Argentina-1937
De "La línea general"


Madrid, 04-06-20

SOY UNA MUJER SIN PROBLEMAS

Todos lo saben
y entonces buscan mi compañía para charlas por las noches.
Sin embargo yo conozco a alguien que quiere morir en paz
   consigo mismo

y me produce estremecimientos, insomnio, soledad,
porque la paz conmigo misma sería una guerra sin fin,
dos o tres asesinatos inevitables y alguna entrega desmedida
que no entra en mis planes.
Sin embargo yo sueño por las noches
con un jardín inmenso donde los muertos se levantan para
   saludarme;
yo sueño con un hombre que me inquieta y como lo ignora
me habla amigablemente del resto del mundo
y de mis múltiples amores, tan simpáticos,
tan apropiados como tema de conversación.

JUANA BIZNOZZI
Argentina-1937
De "Mujer de cierto orden"


Madrid, 05-06-20

"CE TRISTE EXIL, CE FIER EXIL"

En las noches felices con la gente que amo
él hace sentir su ausencia,
se instala en el amor que me dan,
en el amor que doy, en el otoño, sí, ya sé, las hojas;
dos amigas caminan por calles entrañables,
hablan del amor, la vida, los hombres,
dos amigas caminan por calles entrañables,
hablan del amor, la vida, los hombres,
se dejan envolver por la dulzura de la noche de mayo,
hacen a un lado las cosas irremediables,
caminan solas entre los olores, las luces de las ventanas,
algún rostro obsesivo que insiste, insiste,
pero ellas saben tanto sobre el amor, tanto,
que pueden convertir todo en una charla brillante,
el hombre que desean hasta sentir frío,
el verdadero amor
y el aplastante domingo que hay que atravesar
para que su voz sea de nuevo
y todo empiece a cobrar vida.

Los amigos que me aman hablan de mis ojos,
ya sé, son importantes como las hojas en otoño,
pero todo cae a golpes
en estos domingos para lanas tibias, hijos que no tengo,
globos de colores en el parque.
Entre ritos familiares juana se calienta al sol
impura,
como si hubiera encendido fuego en viernes
o hubiese cantado en tierra extranjera.

JUANA BIZNOZZI
Argentina-1937
De "Mujer de cierto orden"


Madrid, 08-06-20

LA SOMBRA

Señor
hermano de mis sueños

veo tendido un hombre junto al flanco de una sombra
sol de imprecisos días
cargadas agonías vigilantes
sombra que fue vida
cuerpo conocido
árbol de brazos filosos
estrangulando la noche no aparecida
veo un hombre envuelto en sutiles telarañas
recuerdo vivo enredando las ramas de la sangre
no habrá aurora
ni ofrenda que cese la creciente
no acallará el horizonte sus volcanes colmados
temblará la tierra
volverá el silencio nuevamente
perfilando dos sombras intranquilas.

ALEJANDRINA DEVESCOVI
Argentina-1937
De “Madre del movimiento”


Madrid, 10-06-20

TESTIMONIO

Harto he vagado por la indolencia
de amar sin apremio,
suavemente,
como un placentero oficio,
inobjetable.
Y me pregunto: se suceden las noches
a los días, y las estaciones alternan
sus misteriosos ritos, pero el Tiempo
aquel que me conduce inexorablemente
hacia el olvido ¿puede recrear, acaso,
el abandono de una palabra,
el dibujo de un gesto repetido
y no obstante nuevo y cambiante?

Detesto el minucioso inventario
pues sólo es testimonio de lo que temo:
el adiós.

DORA MELELLA
Argentina-1931
De "Cuando el otoño desciende"


Madrid, 11-06-20

BAR DE OTOÑO

En medio del humo
y la confusión de las voces y las luces
cae una hoja
           apenas
una hoja
de árboles distantes
y leo, una vez más
la escritura del amor

como en las manos o en los ojos
ofrecidos, sonrientes

           en una hoja
de relámpagos ocres
que brilla y que se extingue
con su verdad, sus días
sobre la noche
                     ciega
de la ciudad.

ALEJANDRO NICOTRA
Argentina-1931
De "Puertas apagadas"


Madrid, 12-06-20

ESTOY EN EL ABISMO

Estoy en el abismo de las horas quietas.
Mi dolor no figura, aún, en los libros.
Todo se empequeñece cuando no estás
ajena y vagabunda de oscuridad lejana.

¿Qué harás sin mí?

Vuelva 
le prometo señora
un universo de cristal y nubes.

Magníficas brujas quemándose cada noche
para que usted pueda contarme su futuro.
Y en esa locura, nuestra tierna locura
nunca le diré que usted también morirá.
Nunca se lo diré.

Toda sed en mí,
amada,
es el paso perplejo
tembloroso del amor.

MIGUEL OSCAR MENASSA
Argentina-1940
De "La poesía y yo"


Madrid, 15-06-20

ARRIBA

el viento del verano
tiembla en el cielo y canta

con su mano pesada

con sus pies
sobre el sonido del dolor

banderas de tu piel
cerrada y sola
ajena a todo el mundo
lejos mío

olores de tu sombra

el viento del dolor
anda temblando en el verano

con su hilo de inocencia
con sus trampas
sus aguas

con su peso de cuerpos

domingo

RODOLFO ALONSO
Argentina-1934

De "70 poemas de 35 años"


Madrid, 16-06-20

CANCIÓN PARA BAILAR

árboles dulces

en el alba
cantan las manos
de mi amor

RODOLFO ALONSO
Argentina-1934

De "70 poemas de 35 años"


Madrid, 17-06-20

ESTRELLA DEL NORTE

Moradora transitoria, oscura,
sobre los campos malhadados.

Ojo del polvo roedor,
del recato,
para las ganas que nos roban.

Quieta, porque la envuelven,
en el hambre,
en la ausencia del agua,
en el silencio,
en lo posible,

afuera.

RODOLFO ALONSO
Argentina-1934

De "70 poemas de 35 años"


Madrid, 18-06-20

LA LÍNEA DE LA SOMBRA

A Joseph Conrad

Vamos a entrar ahora, deslizándonos,
como quien cuenta ausencias,
en esta dura edad donde los muertos
amigos empiezan ya a ser tantos
casi como los vivos.

RODOLFO ALONSO
Argentina-1934

De "70 poemas de 35 años"


Madrid, 19-06-20

LA MUJER Y YO

9

Un día le confesé que estaba triste
que un dolor proveniente del alma
me dolía, punzante, en el costado.
Ella me miró con incredulidad
no podía entender que a mí, también,
me pasaran esas cosas y además,
el dolor se detuvo para escucharla
cuando con algo de rabia dijo:
Justo ahora se te ocurre enfermarte,
con las cuentas impagas,
la casa hipotecada
y yo querido, aún, insatisfecha.
Yo, tomándome el corazón con ambas manos
para que no saliera corriendo de mi pecho,
le dije suspirando ¿insatisfecha de qué?
y ella, rápidamente dijo: Dinero y sexo,
eso está bien al lado tuyo,
pero yo quiero luchar por mi libertad

quiero forjar un mundo sin sexo y sin dinero
¿entiendes, querido?
 sexo y dinero tiene todo el mundo
pero ya nadie tiene libertad,
así que, sin medir las consecuencias,
desde hoy mismo me declaro en libertad.
Aquí, en mi casa,
delante de mis seres queridos
rompo las cadenas que, hasta hoy,
me ataban al mundo
y tomo los caminos del poema.
Yo estaba emocionado pero confuso,
la declaración de su libertad
era algo que yo estaba pensando
pero hablarme de esa manera
justo en el centro del dolor,
no me gustó su modo de liberarse
y al pensar en otras mujeres
no tuve más dolor y me di cuenta
que era capaz de sufrir del corazón,
con la intención de esclavizarla.
Su libertad me había devuelto el corazón.

MIGUEL OSCAR MENASSA
Argentina-1940

De "La mujer y yo"


Madrid, 22-06-20

EL MILAGRO

Porque si llega, cuando llegue,
llegará como es:
fácil, claro, sencillo,
sin grandes resplandores,
sin que la tierra tiemble,
sin que el cielo se nuble.
Será suave y fraterno
con su mano en tu hombro.

No habrá cambiado casi nada:
sólo tu corazón.

RAÚL GUSTAVO AGUIRRE
Argentina-1927
De "La estrella fugaz"


Madrid, 23-06-20

LA CASA GRANDE

En la casa grande había una escalera
por donde un poco más y se llegaba al cielo.
Allí, en aquel paraíso acanalado,
los árboles y los gorriones se podían tocar
-ramas y vocerío y bolitas peludas y sombras allá abajo

y libertad rugiendo en la tarde profunda-.
Allá en la casa grande había un cuarto con novelas de
   la Dama de Negro
y una bella ventana que daba hacia el vacío.
Había abuelos, tías, otros parientes complicados
(segundos o terceros pero fundamentales):
don carlos, con su ojo vacío y un millón de fantasmas,
su razón que se fue y lo dejó esperando
en medio de las gallinas, entre las bobas higueras
y el sombrío galpón con su olor inmortal a cemento.
Allá en la casa grande había suaves patios cubiertos por
   el verdor de las uvas.
Había aquella sala y el reloj donde suena toda mi infancia
(reloj que ya no suenas y que alguien se llevó)
y había un piano en esa sala, donde incontables sillas
   enfundadas de blanco
recibieron los novios impecables, las ancianas amigas
   que ya no volverán.
¡En la casa grande! ¡En la casa grande! había retratos
de personas muy serias que no existieron nunca,
había camas imponentes como el palacio de justicia,
roperos con espejos donde cabía el alma,
había un sótano con arcones y espadas de Sandokán
y un comedor con un trinchero abarrotado de maravillas
(en la mesa cabían todos los dioses del Olimpo:
allí comieron el distante, entonces no sabido, milagro de
   estar juntos),
y aquel zaguán donde ya nunca resonará mi llanto,
y la puerta por donde nunca más entraré.
Allí quedó tras esa puerta mi equipaje.
La casa grande no era el mundo.

Espacios, La Plata, 1964

RAÚL GUSTAVO AGUIRRE
Argentina-1927
De "La estrella fugaz"
 


Madrid, 24-06-20

LA NOCHE RARA

La noche rara es como una pesadilla: algo ocurre
en alguna parte, alguien hace falta en alguna parte
y no se siente sino eso, y nadie se mueve. La noche
rara es temible, tal vez por causa de ese color azul
que no hemos visto nunca, tal vez por causa de esa
niña que tendría que toser pero ha callado.

RAÚL GUSTAVO AGUIRRE
Argentina-1927
De "Señales de vida"


Madrid, 25-06-20

AUMENTA LA CELESTE DIMENSIÓN

La noche vive sobre tu cuerpo luminoso,
sobre tu cuerpo giran bandadas de cometas,
orquídea solitaria en el centro del mundo,
unos ojos que van a morir te contemplan.

Para estos ojos la claridad está rota
en miles de relámpagos que sólo a ti te crean.
Estos ojos dementes en un astro fantasma
que gira alrededor de ti mientras se aleja.

RAÚL GUSTAVO AGUIRRE
Argentina-1927
De "Señales de vida"


Madrid, 26-06-20

TANGO, QUERIDA, TANGO

Movimiento único y desparejo,
como si fuéramos mil haciendo el amor,
cada vez que se cruzaban tus piernas con las mías.

Éramos viento y nube y todo pasaba,
entre mi mano y tu cintura.

Crepúsculo donde mi taconeo
y la violencia de tus tetas,
otros ruidos,
otros pedazos de carne macilenta,
ponían en la noche de la ciudad,
un sonoro ritmo entre la selva.

Avena y luz para esta yegua entre mis brazos,
jinete, inesperado, de la noche, tango.

Amanece. Siento mi ser sobre tu ser.
Aspiro profundamente tu semen amado,
porque tu semen, también, es una lágrima
y borracha y loca entre tus brazos giro
y en el girar,
tus ojos me detienen y sos mi macho.

Ella me lo dice con toda la boca abierta:

si querés,
me mato una tarde cualquiera por vos,
envilecida y fantástica,
hembra y sol,
como si la vida fuera eso,
compás final.

MIGUEL OSCAR MENASSA
Argentina-1940
De "Poemas y cartas a mi amante
loca joven poeta psicoanalista"


Madrid, 29-06-20

PALABRAS PERDIDAS

No me quejo de lo terrible que asoma:
este diente que he perdido es una de sus señales,
este temporal que ensordece es uno de sus atributos.

No hay nada que hacer,
no acierto con la clave.

Ahora se aproxima una página y me toma de golpe.
Es como un amante súbito que no esperábamos,
que nos posee en el temblor del crepúsculo
sin una sílaba imprudente.
Bajo su magia encuentro a la primera mujer
que seguramente fui.
Estoy muerta, lo sé,
aunque salgo a pasear por la Calzada de Tirry
y me asombro con sus cariátides.

Persigo lo que no existe y conozco de siempre.
Canto a la tempestad, soy su hija, su desmemoriada,
la última
de una raza que no ha de dejar descendientes.

Contraigo cierta mansedumbre cuando me da el sereno
en las noches del mar.
Se me cruza la vista con las flores que invento,
con las nubes,
clavada a este madero que me tomó por naúfraga.
Vivo de algún trago de lluvia,
de este poco de hombre,
y siempre tengo miedo de no abrazar a nadie.

CARILDA OLIVER LABRA
Cuba-1922
De "Desaparece el polvo"


Madrid, 30-06-20

EL VASO

Yo sueño con un vaso de humilde y simple arcilla,
que guarde tus cenizas cerca de mis miradas;
y la pared del vaso te será mi mejilla,
y quedarán mi alma y tu alma apaciguadas.

No quiero espolvorearlas en vaso de oro ardiente,
ni en la ánfora pagana que carnal línea ensaya:
sólo un vaso de arcilla te ciña simplemente,
humildemente, como un pliegue de mi saya.

En una tarde de éstas recogeré la arcilla
por el río, y lo haré con pulso tembloroso.
Pasarán las mujeres cargadas de gavillas,
y no sabrán que amaso el lecho de un esposo.

El puñado de polvo, que cabe entre mis manos,
se verterá sin ruido, como una hebra de llanto.
Yo sellaré este vaso con beso sobrehumano,
¡y mi mirada inmensa será tu único manto!

GABRIELA MISTRAL
Chile-1889
De "Desolación"
 


 

Selección de Poemas Editados
 

 

 

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