Madrid, 01-07-19

SONETO

"No desdeñes el soneto, crítico."
Wordsworth.

No desdeñó el soneto el Dante altivo.
Petrarca en él su ardiente amor vertía.
Plasmó Camoens en él su ser esquivo.
Un juego tal a Shakespeare le placía.

Para el poeta hoy guarda su atractivo.
Wordsworth de este instrumento se servía
cuando, del vano mundo fugitivo,
la Natura ideal pintar quería.

Al pie de las montañas de Taurida
Mickiewitz en tal rígida medida
sus sueños al instante aprisionaba.

Y era de nuestras musas ignorado
cuando Délvig por él abandonaba
el armónico hexámetro sagrado.

ALEXANDR PUSHKIN
Rusia-1799
De “Antología lírica


Madrid, 02-07-19

LAS HORAS DE PRAGA
MEDIODÍA

El reloj del maestro Jano

Primero dejó de nevar
   allá en lo alto
      del lado del castillo
         de Praga.

Luego, de pronto, límpida,
   coqueta y fresca una luz azul
      como una ola
   ha descendido sobre los castaños
   y allí titila suavemente.
El poeta exiliado

   lejos de su país
      desgarrado por la nostalgia
estaba en la ciudad vieja
   muy solo en una plaza.
Sobre un gótico muro
   el reloj del maestro Jano
      daba las doce.
Con dorado en sus túnicas,
San Pedro a la cabeza,
salieron fatigados del reloj
   los doce apóstoles.
   Creso con su escarcela
y la fe y el mal y la opresión.
"Y nosotros nos vamos como hemos venido".
Y un jenízaro en piedra
   abajo, triste y melancólico.
Y la muerte tocando las campanas
Por allá arriba ha cantado el gallo.

El poeta, lejos de su país,
por la nostalgia desgarrado,
   pensativo, miró a su alrededor.
Coqueta y fresca una luz azul
   ha descendido, balanceándose
sobre la plaza al mediodía.

NÂZIM HIKMET
Nace en Tesalónica en 1902
De "Duro oficio del exilio"


Madrid, 03-07-19

CANCIÓN III
QUE LAS NUBES NO MATEN

Las que nos hacen hombres son las madres
Como cálidas luces marchan ante nosotros
¿No es una madre, acaso, la que os trajo al
   mundo?

Apiadaos entonces, Señores, de las madres
   Que las nubes no maten a los hombres

Un niño de seis años va corriendo feliz
Su cometa supera las copas de los árboles
¿Es que no habéis jugado como ese niño,
   acaso?
Apiadaos entonces, Señores, de los niños
   Que las nubes no maten a los hombres

 

Ante el espejo peina la novia sus cabellos
y en el espejo busca una imagen querida
Sin duda alguna vez os buscó así una novia
Apiadaos entonces, Señores, de las novias
   Que las nubes no maten a los hombres

Cuando el hombre se va volviendo viejo
sólo debe evocar recuerdos placenteros
¿Es que vosotros mismos no sois, acaso,
   viejos?
Apiadaos entonces, Señores, de los viejos
   Que las nubes no maten a los hombres

NÂZIM HIKMET
Nace en Tesalónica en 1902
De "Duro oficio del exilio"


Madrid, 04-07-19

EL DESTINO DE LA SANGRE

"A Madrid se encaminan los peregrinos,
cuchillo a la cintura,
bota de vino.
Bota de vino, sí,
bota de vino,
marineros, poetas
y campesinos."

Toda la ausencia.

Toda la ausencia, toda la ceniza,
más allá de la sangre y el olvido,
el corazón caído,
el secreto del tiempo transcurrido.

Toda la ausencia.

Todo lo permanente y delicado
en una sola tumba conocida,
oscuro monumento de la muerte
que va haciendo la historia de la vida.

Toda la ausencia.

Son los mismos de ayer, los de mañana,
que colaboran en la arquitectura
del hombre nuevo, el hijo de la sangre
que en la proeza de Madrid madura.

RAÚL GONZÁLEZ TUÑÓN
Argentina-1905
De "La muerte en Madrid"


Madrid, 05-07-19

LOS OBUSES

Una muerte,
la muerte,
Se alimenta a la noche de cadáveres suyos,
olor dulce, horroroso, que fermenta la pólvora,
su digestión violeta se acompaña de estruendo.
Por la mañana un viento desprevenido
lleva la muerte vomitada por la boca redonda.
Son los obuses.

Cargados de relámpagos, navajas, ambulancias,
sobre una soledad de evacuación, distante,
pasan rozando las últimas veletas
de enloquecidos gallos ciegos ya silenciosos,
pasan sobre negocios llenos de nadie
buscando un hospital y el corazón de un niño.
Son los obuses.

Cargados de mentira, de miseria, de metralla, de muerte,
M. la insignia infame del General Podrido,
M. de maloliente momia maldita mosca,
como una enorme M de miedo y mierda oscura.
Son los obuses.

Yo vi el árbol desnudo, el foco abierto,
la reventada piedra, el vidrio herido, la sangre todavía
como no se ve nunca en los museos
ni en los teatros.
Son los obuses

Son las panteras del aire vomitadas
que vienen de la selva de acero y pólvora amarilla,
la muerte hecha pedazos buscando la inocencia.
Son los obuses.

Una mitad de novia contra el balcón ardido,
sus manos, ya lejanas, estrelladas, perdidas, estrelladas;
luego la masa sola del niño y el caballo,
la muerte por la boca redonda vomitada.
Son los obuses.
.

RAÚL GONZÁLEZ TUÑÓN
Argentina-1905
De "La muerte en Madrid"


Madrid, 08-07-19

CRÓNICA
V

Henos aquí, vejez. Encuentro fijado, desde hace tiempo,
   con esta hora llena de sentido.

La tarde cae y nos trae de vuelta con nuestras capturas de
   alta mar. Ninguna losa familiar donde resuenen pasos
   de hombre. Ninguna morada en la ciudad ni patio
   pavimentado de rosas de piedra bajo las bóvedas sonoras.

Es hora de quemar los viejos cascos cargados de algas de
   nuestros navíos. La Cruz del Sur está sobre la Aduana;
   el rabihorcado ha vuelto a las islas; el águila arpía está
   en la jungla, con el mono y la ampalagua. Y el estuario
   es inmenso bajo la carga del cielo.

Vejez, mira nuestras ganancias: vanas son, y libres están
   nuestras manos. El trayecto está hecho y no está hecho;
   la cosa está dicha y no está dicha. Y volvemos cargados
   de noche, sabiendo de nacimiento y de muerte más de lo
   que enseña el sueño del hombre. Tras el orgullo, he aquí
   el honor, y esta claridad del alma floreciente en la espada
   grande y azul.

Fuera de las leyendas del sueño, toda esta inmensidad del ser
   y esta profusión del ser, toda esta pasión de ser y todo este
   poder de ser, ¡ah, todo este gran soplo viajero que levanta
   bajo sus talones, con el vuelo de sus largos pliegues -gran
   perfil en marcha sobre el vano de nuestras puertas- el
   tránsito veloz de la Virgen nocturna!

SAINT-JOHN PERSE
Guadalupe (Colonia francesa)-1887
De “Crónica


Madrid, 09-07-19

PARAJES ASTRALES

Si me atrevo a contar
   las chispas me caen hasta el cuerpo,
   hasta lo más recóndito de mí

escucho un ruido a precipicio,
   oigo cómo es el miedo
                        la alegría
                        el dolor.

Y después del abismo, el vuelo hasta un paraje
   que ya no alcanzo
ni conozco.

Cuando dos astros inicien su coloquio
   en un lugar del cielo
   haré que se module mi caída,
   mi ascenso sin respuesta.

ELIZABETH AZCONA CRANWELL
Argentina-1933
De "El reino intermitente"


Madrid, 10-07-19

EN LA CALLE

Su simpático rostro, una pizca cetrino,
sus ojos castaños, como rendidos;
veinticinco años, pero aparenta más bien veinte;
con un toque de extravagancia en su modo de vestir
-algo en el color de la corbata, en la forma del cuello-
sin rumbo fijo camina por la calle,
todavía como hipnotizado por el placer desordenado,
por el muy desordenado placer que ha obtenido.

CONSTANTINO P. CAVAFIS
Egipto-1863
De "Poemas I [1916-1918]"


Madrid, 11-07-19

VERSOS SENCILLOS
XLVI

Vierte, corazón, tu pena
Donde no se llegue a ver,
Por soberbia, y por no ser
Motivo de pena ajena.

Yo te quiero, verso amigo,
Porque cuando siento el pecho
Ya muy cargado y deshecho,
Parto la carga contigo.

Tú me sufres, tú aposentas
En tu regazo amoroso,
Todo mi amor doloroso,
Todas mis ansias y afrentas.

Tú, porque yo pueda en calma
Amar y hacer bien, consientes
En enturbiar tus corrientes
Con cuanto me agobia el alma.

Tú, porque yo cruce fiero
La tierra, y sin odio, y puro,
Te arrastras, pálido y duro,
Mi amoroso compañero.

Mi vida así se encamina
Al cielo limpia y serena,
Y tú me cargas mi pena
Con tu paciencia divina.

Y porque mi cruel costumbre
De echarme en ti te desvía
De tu dichosa armonía
Y natural mansedumbre;

Porque mis penas arrojo
Sobre tu seno, y lo azotan,
Y tu corriente alborotan,
Y acá lívido, allá rojo,

Blanco allá como la muerte,
Ora arremetes y ruges,
ora con el peso crujes
De un dolor más que tú fuerte,

¿Habré, como me aconseja
Un corazón mal nacido,
De dejar en el olvido
A aquel que nunca me deja?

¡Verso, nos hablan de un Dios
Adonde van los difuntos:
Verso, o nos condenan juntos,
O nos salvamos los dos!

JOSÉ MARTÍ
Cuba-1853
De “Versos libres


Madrid, 12-07-19

QUÉ HAREMOS CON LOS GESTOS

Qué haremos con los gestos
que fueron madurando solos
ajenos a nosotros,
palabras que despertaron ecos en otra gente,
con las imágenes particulares,
los colores y sonrisas que no vimos,
con el futuro diferente para cada uno.
Qué haremos con los sueños,
entre tantos desconocidos
que nos miran como a intrusos
recién llegados de la nada.
Ahora que los pájaros se han vuelto jaulas sin voz.

ANTONIO ALIBERTI
Italia-1938
De "Apunte de 20 años"


 

 

Selección de Poemas Editados
 

 

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