SOMBREROS DE PAJA
Yo no me compraría uno, a mi edad
no, y nunca he sido hombre de sombreros
pero, claro,
para eso están las esposas:
son el acicate para
sumergirse en aguas
desconocidas.
-venga, entra- dijo mi
mujer.
así que entré en la tienda y ella me
siguió.
Había sombreros de paja
por todas partes, de todo tamaño y
color.
me probé uno negro, me puse delante
del espejo, tenía pinta de asesino
y, claro, ése era el que más me gustaba
pero
dejé el sombrero
de todas formas.
-toma -dijo mi mujer-
ponte éste.
me lo probé. no estaba
mal. luego
otro. no estaba mal.
me decidí por esos dos.
¡virgen santa!
me cayeron bien los vendedores, no mostraban
el menor
interés.
-¿se los pongo en una
bolsa? –preguntó uno de
los empleados.
-una caja –contesté.
entonces mi esposa volvió de una esquina de la tienda,
sonriente, con un
sobrero de paja
de ala muy ancha.
le sentaba mucho mejor que a
mí.
estaba
guapa.
preciosa.
-cómpratelo –le
dije.
-¿tú crees?
-claro.
así que salimos de allí con
nuestros nuevos sombreros
de paja
y los llevamos de regreso
al coche
y pusimos
las cajas
en el asiento
de atrás
y fue un trayecto agradable
hasta casa,
las nubes bajas
sobre nuestras cabezas,
nada que objetar en
absoluto.
muy extraño y
aceptable
por completo.
y yo, de todos modos,
no me habría
puesto el negro.
CHARLES BUKOWSKI
Poeta estadounidense nacido en Alemania-1920
De “Escrutaba la locura en busca de la palabra, el verso, la ruta”