Madrid, 02-11-17

EL IGNORANTE

Si se pudiera ver a un muerto,
si nuestra percepción pudiera solamente alcanzar
   el más pálido vestigio,
todo lenguaje, sería de polvo, de sal petrificada,
y despertaría envuelto en humo y llamas.
                                           ¿Qué es esto?

Ni siquiera cuando el tifón del sol lo levanta hasta
   el cielo,
ni siquiera cuando quema sus cartas de amor en una llama
   de piedra,
o sus mañanas son una costa gris, en la bruma,
o su arrullo es un túnel muy hondo de ramas negras
   y goteantes.
Jamás he visto un muerto.

Sólo su resplandor de nunca, de luna de miel convertida
   en los ojos de un ciego,
la camisa perdida,
y la desolación de meditar
pensamientos despavoridos e inconclusos.
De todos modos tengo hambre y los años vividos
                                                              no existen.

Nada hay aquí sino un insensato deseo.

ENRIQUE MOLINA
Argentina-1910
De "El hecho de vivir"


Madrid, 03-11-17

LA MUJER Y YO
7

Dormíamos tranquilamente cuando ella
se levantó sobresaltada y me dijo:
Hoy quiero tener una aventura
vivir lo no vivido, amar lo inexistente
y ya sé que son las tres de la mañana
pero quiero andar un camino nuevo
donde no quede un sólo rastro de mí
así que, por favor, escúchame.

Y no es que a mí, exactamente,
me guste dormir de noche
pero estaba dormido, soñando
tonos del ocre sobre el negro.
Primero tuve ganas de decirle:
“déjame de joder” o bien, indiferente
“¿te parece poca aventura vivir a mi lado?”
pero le dije, dulcemente, haciendo gala
del uso calculado de mi serena voz
cuando pronuncio las vocales:
Oh Diosa, portadora del dolor, te escucho.
Soy esa oreja invencible, habla,
di al viento lo que será del viento
y nadie escuchará.
Ella, tímidamente, recogió la ofrenda
y preguntó ¿entonces puedo hablar,
decir lo que me pasa por la mente
sin convenciones, sin moral, sin castigos?
Bueno, le dije, límites hay siempre,
a fin de mes me tienes que pagar,
y ella se desmayó por primera vez en su vida
aunque por poco tiempo.
Luego se despertó y preguntaba ansiosa:
¿Qué paso, qué pasó, qué fue lo que pasó?
Nada, le contesté, tuviste un orgasmo magistral,
antes de desmayarte, te retorcías y saltabas.
Pero ¿qué estás diciendo, que yo me retorcía?
No, le dije, estoy diciendo que tuviste un orgasmo
y era hermoso ver cómo se descomponía
tu bello rostro con el goce.
¿Mi bello qué?, ¿pero que estás diciendo?

Tu bello rostro, amor mío, tu bello rostro,
esa belleza donde renace, cada vez, el goce.
En ese momento ella dijo: te amo,
cuando mi belleza reina en ti, te amo.
Y no era para menos
esas palabras que le había dicho
antes eran todas de la poesía.

Te amo, decía ella, mientras se desnudaba,
hoy haré de ti amado, mujer y bestia
alondra que deja de volar porque llega el mar,
gacela que escapa sin escapar
y se la come el viento.
Leopardo seducido por las luces
del estallido de la pólvora
que lo matará.
Te haré mi amado, te haré...
Algo avergonzado, la interrumpí
y le dije: ¿Para qué tánto?
y ella me respondió con una pregunta:
¿Amas a otra mujer? eso es lo que pasa
y entonces, desesperado al borde del abismo,
decidí darle lo que pedía cuando le dije:
Sí, estoy enamorado de otra mujer
y ella nunca dejaría de sorprenderme:
Me gustaría conocerla, dijo,
 y se quedó dormida.

A la mañana siguiente, al desayuno,
antes de ir a los trabajos,
me besó agradecida y me dijo:
¡Qué aventura que tuvimos anoche!
¡Querido, qué aventura!

MIGUEL OSCAR MENASSA
Argentina-1940
De "La mujer y yo"


Madrid, 06-11-17

FUGITIVA

En tu alazán, que es árabe de raza,
te vi pasar ayer por la alameda;
daba sombra al camino su arboleda
fingiéndose del sol una coraza.

Seguí la huella que su planta traza
en la espesura de la blanda greda
y envuelto en una tenue polvareda
llegaste en breve a la desierta plaza.

Detuviste la marcha y al momento
como si la fluidez del pensamiento
alas hubiera puesto a tu caballo

partiste con galope sin mesura:
¡caballero que cruza la llanura
camino a la potrada del serrallo!

ALFONSINA STORNI
Poeta argentina nacida en [Suiza-1892]
De "La inquietud del rosal"


Madrid, 07-11-17

UN LÁPIZ

Por diez centavos lo compré en la esquina
y vendiómelo un ángel desgarbado;
cuando a sacarle punta lo ponía
lo vi como un cañón pequeño y fuerte.

Saltó la mina que estallaba ideas
y otra vez despuntólo el ángel triste.
Salí con él y un rostro de alto bronde
lo arrió de mi memoria. Distraída

lo eché en el bolso entre pañuelos, cartas,
resecas flores, tubos colorantes,
billetes, papeletas y turrones.

Iba hacia no sé dónde y con violencia
me alzó cualquier vehículo, y golpeando
iba mi bolso con su bomba adentro.

ALFONSINA STORNI
Poeta argentina nacida en [Suiza-1892]
De "Mascarilla y trebol "


Madrid, 08-11-17


CANTOS A BERENICE
XVII

Aunque se borren todos nuestros rastros igual que las bujías
   en el amanecer
y no puedas recordar hacia atrás, como la Reina Blanca,
déjame en el aire la sonrisa.
Tal vez seas ahora tan inmensa como todos mis muertos
y cubras con tu piel noche tras noche la desbordada noche
   del adiós:
un ojo en Achernar, el otro en Sirio,
las orejas pegadas al muro ensordecedor de otros planetas,
tu inabarcable cuerpo sumergido en su hirviente ablución,
en su Jordán de estrellas.
Tal vez sea imposible mi cabeza, ni un vacío mi voz,
algo menos que harapos de un idioma irrisorio mis palabras.
Pero déjame en el aire la sonrisa:
la leve vibración que azogue un trozo de este cristal de
   ausencia,
la pequeña vigilia tatuada en llama viva en un rincón,
una tierna señal que horade una por una las hojas de este
   duro calendario de nieve.
Déjame tu sonrisa
a manera de perpetua guardiana,
Berenice.

OLGA OROZCO
Argentina-1920

De "Cantos a Berenice"


Madrid, 10-11-17

LLUVIA DE VERANO

Llueve en mí, una lluvia de verano:
gruesos granos de uva se aplastan en mis vidrios
y mi follaje queda desmayado.

Llueve en mí, una lluvia de verano:
de mis techos volaron palomas plateadas,
corrió mi tierra con los pies desnudos.

Llueve en mí, una lluvia de verano:
de mi tranvía en marcha desciende una mujer;
se salpica, al saltar, la blanca pierna.

Llueve en mí, una lluvia de verano
que no logra refrescar mi tristeza.

Llueve en mí, una lluvia de verano
que cae de repente y de repente cesa.
El calor persistente se ha quedado
ciego sobre la vía de rieles ya herrumbrosos.

NÂZIM HIKMET
Nace en Tesalónica en 1902
De "A pesar de la gran noche y otros poemas"


Madrid, 13-11-17

LA FRONTERA

Si miro tus ojos,
si acerco a tus ojos los míos,
¡oh, cómo leo en ellos retratado todo el pensamiento de mi
   soledad!
Ah, mi desconocida amante a quien día a día estrecho en los
   brazos.
Cuán delicadamente beso despacio, despacísimo,
secretamente
   en tu piel
la delicada frontera que de mí te separa.
Piel preciosa, tibia, presentemente dulce, invisiblemente
   cerrada
que tiene la contextura suave, el color, la entrega de la fina
   magnolia.
Su mismo perfume, que parece decir: "Tuya soy, heme
   entregada al ser que adoro
como una hoja leve, apenas resistente, toda aroma bajo sus
   labios frescos".
Pero no. Yo la beso, a tu piel, finísima, sutil, casi irreal bajo el
   rozar de mi boca,
y te siento del otro lado, inasible, imposible, rehusada,
detrás de tu frontera preciosa, de tu mágica piel inviolable,
separada de mí por tu superficie delicada, por tu severa
   magnolia
cuerpo encerrado débilmente en perfume
que me enloquece de distancia y que, envuelto rigurosamente,
   como una diosa de mí te aparta, bajo mis labios mortales.
Déjame entonces con mi beso recorrer la secreta cárcel de mi
   vivir,
piel pálida y olorosa, carnalidad de flor, ramo o perfume,
suave carnación que delicadamente te niega,
mientras cierro los ojos, en la tarde extinguiéndose,
ebrio de tus aromas remotos, inalcanzables,
dueño de ese pétalo entero que tu esencia me niega.

VICENTE ALEIXANDRE
España-1898
De “Historia del corazón” 


Madrid, 14-11-17

LAS COLINAS DE GEORGIA
CUBRE LA NOCTURNA NIEBLA

Las colinas de Georgia
cubre la nocturna niebla;
ante mí brama el Aragva,
siento alegría y tristeza.
Mi dolor es luminoso,
mi pena de ti está llena,
de ti sólo... mi aflicción
nada agita ni atormenta.
El corazón otra vez
se enciende y otra vez quiere,
precisamente porque
dejar de querer no puede.

ALEXANDR SERGUIÉYEVICH PUSHKIN
Rusia-1799
De "Antología lírica"


Madrid, 15-11-17

AL DEJAR A UNOS AMIGOS
A UNA HORA TEMPRANA

Dadme una pluma de oro y dejad que me incline
sobre un montón de flores en regiones hermosas;
traedme una libreta más blanca que una estrella,
o una mano de ángel tocando las plateadas
cuerdas de arpa divina cuando canta alabanzas;
que ante mí pasen carros perlados, trajes rosas,
cabellos ondulados, vasijas de diamante,
alas medio visibles y miradas profundas.
Permitid que la música recorra mis oídos,
y cuando ha conseguido elevaciones dulces,
dejadme escribir versos de gloriosa cadencia,
lleno de los portentos de todas las esferas.
¡A qué altura mi espíritu combate por llegar!
Mas no hay satisfacción de estar solo tan pronto.

JOHN KEATS
Gran Bretaña-1795
De “Sonetos”


Madrid, 16-11-17

DEMONIO DEL SABER

Tentemos una ilusoria muerte
troquemos las fugaces y apasionadas antorchas
por lámparas votivas y tendámonos
en los apacibles territorios donde el amor
se empecina en saber.

MIGUEL OSCAR MENASSA
Argentina-1940
De "Invocaciones"


Madrid, 17-11-17

NOCTURNO SUEÑO

Abría las alas
profundas el sueño
y voces delgadas
corrientes de aire
entraban

Del barco del cielo
del papel pautado
caía la escala
por donde mi cuerpo
bajaba

El cielo en el suelo
como en un espejo
la calle azogada
dobló mis palabras

Me robó mi sombra
la sombra cerrada
Quieto de silencio
oí que mis pasos
pasaban

El frío de acero
a mi mano ciega
armó con su daga
Para darme muerte
la muerte esperaba

Y al doblar la esquina
un segundo largo
mi mano acerada
encontró mi espalda

Sin gota de sangre
sin ruido ni peso
a mis pies clavados
vino a dar mi cuerpo

Lo tomé en los brazos
lo llevé a mi lecho

Cerraba las alas
profundas el sueño

XAVIER VILLAURRUTIA
México-1903
De "Nostalgia de la muerte"


Madrid, 20-11-17

MADRUGADA

Rápidas manos frías
Retiran una a una
Las vendas de la sombra
Abro los ojos
                      Todavía
Estoy vivo
                  En el centro
De una herida todavía fresca.

OCTAVIO PAZ
México-1914
De “Salamandra


Madrid, 21-11-17

MARIPOSA NOCTURNA

Devuelve a la desnuda rama
nocturna mariposa
las hojas secas de tus alas.

JOSÉ JUAN TABLADA
México-1871
De "El jarro de flores"


Madrid, 22-11-17

AL COCHERO
CRONOS

¡Date prisa, Cronos!
¡Sigue el trote estrepitoso!
Cuesta abajo va el camino.
Los ojos me nubla el vértigo
que me da tu lento paso.
¿Qué importan piedras y raíces?
¡Aunque a trancas y barrancas,
vamos raudos a la vida!

Reaparece luego el paso
esforzado que, asfixiante,
nos conduce cuesta arriba.
¡Fuera, inercia! ¡A la cima
vamos con afán y confianza!

En lo alto: espléndida vista
que de montaña a montaña
abarca la vida toda,
y el eterno espíritu encima
nos presagia vida eterna.

Te seduce la sombra
de un alero allá al lado
y la mirada de aquella muchacha
del umbral que promete refrescarte.
¡Reanímate! Dame, niña,
esa bebida espumosa
y esa mirada tan sana y amable.

¡Abajo, pues, más deprisa!
Mirad, el sol ya se pone.
Antes de que sea yo un viejo, y me envuelva
la neblina del pantano,
y me crujan la boca desdentada
y los huesos temblorosos:

¡ebrio del último rayo,
llévame, oh mar de fuego,
al ojo espumante! ¡Llévame,
deslumbrado y tambaleante,
a la puerta nocturna del infierno!

Cochero, haz sonar tu trompa,
aviva el trote sonoro,
para que oiga el Orco que viene un príncipe,
y de sus asientos se alcen
abajo los poderosos.

JOHANN WOLFGANG VON GOETHE
Alemania-1749


Madrid, 23-11-17

APOGEO DEL APIO

Del centro puro que los ruidos nunca
atravesaron, de la intacta cera,
salen claros relámpagos lineales,
palomas con destino de volutas,
hacia tardías calles con olor
a sombra y a pescado.
Son las venas del apio! Son la espuma, la risa,
los sombreros del apio!

Son los signos del apio, su sabor
de luciérnaga, sus mapas
de color inundado,
y cae su cabeza de ángel verde,
y sus delgados rizos se acongojan,
y entran los pies del apio en los mercados
de la mañana herida, entre sollozos,
y se cierran las puertas a su paso,
y los dulces caballos se arrodillan.

Sus pies cortados van, sus ojos verdes
van derramados, para siempre hundidos
en ellos los secretos y las gotas:
los túneles del mar de donde emergen,
las escaleras que el apio aconseja,
las desdichadas sombras sumergidas,
las determinaciones en el centro del aire,
los besos en el fondo de las piedras.

A medianoche, con manos mojadas,
alguien golpea mi puerta en la niebla,
y oigo la voz del apio, voz profunda,
áspera voz de viento encarcelado,
se queja herido de aguas y raíces,
hunde en mi cama sus amargos rayos,
y sus desordenadas tijeras me pegan en el pecho
buscándome la boca del corazón ahogado.

Qué quieres, huésped de corsé quebradizo,
en mis habitaciones funerales?
Qué ámbito destrozado te rodea?

Fibras de oscuridad y luz llorando,
ribetes ciegos, energías crespas,
río de vida y hebras esenciales,
verdes ramas de sol acariciado,
aquí estoy, en la noche, escuchando secretos,
desvelos, soledades,
y entráis, en medio de la niebla hundida,
hasta crecer en mí, hasta comunicarme
la luz oscura y la rosa de la tierra.

PABLO NERUDA
Chile-1904
De "Residencia en la tierra"


Madrid, 24-11-17

CENIZAS

Hemos dicho palabras,
palabras para despertar muertos,
palabras para hacer un fuego,
palabras donde poder sentarnos
y sonreír.

Hemos creado el sermón
del pájaro y del mar,
el sermón del agua,
el sermón del amor.

Nos hemos arrodillado
y adorado frases extensas
como el suspiro de la estrella,
frases como olas,
frases como alas.

Hemos inventado nuevos nombres
para el vino y para la risa,
para las miradas y sus terribles
caminos.

Yo ahora estoy sola
–como la avara delirante
sobre su montaña de oro –
arrojando palabras hacia el cielo,
pero yo estoy sola
y no puedo decirle a mi amado
aquellas palabras por las que vivo.

ALEJANDRA PIZARNIK
Argentina-1936
De "Las aventuras perdidas”


Madrid, 27-11-17

FRONTERAS INÚTILES

un lugar
no digo un espacio
hablo de
               qué
hablo de lo que no es
hablo de lo que conozco

no el tiempo
sólo todos los instantes
no el amor
no
     sí
no

un lugar de ausencia
un hilo de miserable unión

ALEJANDRA PIZARNIK
Argentina-1936
De "Los trabajos y las noches”


Madrid, 28-11-17

DESHORA

Pureza amada, que mis ojos nunca
llegaron a gozar. Pureza absurda!

Yo sé que estabas en la carne un día,
cuando yo hilaba aún mi embrión de vida.

Pureza en falda neutra de colegio;
y leche azul dentro del trigo tierno

a la tarde de lluvia, cuando el alma
ha roto su puñal en retirada,

cuando ha cuajado en no sé qué probeta
sin contenido una insolente piedra,

cuando hay gente contenta; y cuando lloran
párpados ciegos en purpúreas bordas.

Oh, pureza que nunca ni un recado
me dejaste, al partir del triste barro

ni una migaja de tu voz; ni un nervio
de tu convite heroico de luceros.

Alejaos de mí, buenas maldades,
dulces bocas picantes...

Yo la recuerdo al veros ¡oh, mujeres!
Pues de la vida en la perenne tarde,
nació muy poco ¡pero mucho muere!

CÉSAR VALLEJO
Perú-1892
De “Los heraldos negros


Madrid, 29-11-17

EL VIENTO

Escenario desesperado
de mar rabioso y de rugido
todas las olas piden su presa
las hojas lanzan su cuchillo

Un país de raza frenética
en el corazón de la cobra
la cabellera de la noche
cubierta de rosas ciclónicas

Conozco esas tablas golpeadas
donde el viento se abre las venas
con las vocales de las furias
entre los dientes de la tierra

Viento erizo viento aventura
larga escalera en la ventana
voz de puertos que se desnuda
en este tráfico de alas

Su bolsa de ladrón del bosque
su caverna su adiós su anillo
la jaula abierta de la sombra
deja escapar todo el camino

Es el viento buscando mi alma
descerrajando mis sentidos
una gota de sangre en los labios
y ese grito de fuego herido

Falso lobo sobre los campos
lobo fundido en su fragancia:
en el cristal queda una brizna
de la hierba azul de la infancia.

ENRIQUE MOLINA
Argentina-1910
De "Fuego libre"


Madrid, 30-11-17

TE MANDO AHORA Q QUE LO OLVIDES TODO

Te mando ahora a que lo olvides todo:
aquel seno de nata y de ternura,
aquel seno empinándose de un modo
que te pudo servir de tierra dura;

aquel muslo obediente pero fiero,
que venía de sierpes milenarias;
aquel muslo de carne y de me muero
convocado en las tardes solitarias;

aquel gesto al echarme en la locura;
aquel viaje al amor, de mi cintura;
aquel gusto en la piel a lirio extraño,

aquel nombre pequeño bajo el nombre,
aquel pecado de volverte un hombre
en el vicio feliz de hacerme daño.

CARILDA OLIVER LABRA
Cuba-1922
De "Memoria de la fiebre"


 

Selección de Poemas Editados
 

 

index