Madrid, 03-05-17

EL CÁNTICO DEL ESCLAVO
(fragmento)

Cautivo mísero
gimo humillado.
Ni aun tristes súplicas
puedo exhalar.

Un amo rígido
por cualquier culpa

mi sangre y lágrimas
hace brotar.

¡Maldición sobre el fiero homicida
que el primero humilló a sus iguales!

¡Maldición sobre aquellos mortales
que cual dioses pretenden mandar!

¿Quién al hombre le ha dado derecho
de vender y comprar a los hombres,

y, entregando al oprobio sus nombres,
con la infamia su frente sellar?

Amo injusto, mi espalda desnuda
tú con vara de hierro golpeas
y en mi amarga aflicción te recreas,

desoyendo mi trémula voz.
¿Corre acaso otra sangre en mis venas?

¿Soy de especie distinta y natura?
¡Es la imagen de Dios, es su hechura
la que ultrajas!, ¡oh dueño feroz!

[...]

Ved al hombre que libre se llama
cómo eleva a los cielos la frente;
cómo el digno entusiasmo que siente
se refleja en su voz varonil.

Al mirarle de cólera ardiendo
y entre envidia luchando y enojos,

me parece que insultan sus ojos
a mi estado abatido y servil.

Oigo al punto una voz que me grita:
«Eres hombre, eres libre, eres fuerte,
y a quien nunca temor dio la muerte,

nunca, nunca en cadenas gimió.
No hay ninguno que deba oprimirnos

aunque ocupe el dosel de los reyes.

Para hacernos esclavos no hay leyes;
libres Dios a los hombres creó».


Fuego volcánico
mi pecho inflama;
ya no soy tímido,
soy un león.

Dueño tiránico,
libertad dame,
o rompo, ¡oh pérfido!,
tu corazón.

FERNANDO CORRADI
España-1808


Madrid, 04-05-17

EN LOS ECOS DEL ÓRGANO
O EN EL RUMOR DEL VIENTO

En los ecos del órgano o en el rumor del viento
en el fulgor de un astro o en la gota de lluvia,
te adivinaba en todo y en todo te buscaba sin encontrarte nunca.

Quizás después te ha hallado, te ha hallado te ha perdido
otra vez, de la vida en la batalla ruda,
ya que sigue buscándote y te adivina en todo
sin encontrarte nunca.

Pero sabe que existes y no eres vano sueño
hermosura sin nombre, pero perfecta y única;
por eso vive triste, porque te busca siempre
sin encontrarte nunca.

Yo no sé lo que busco eternamente
en la tierra, en el aire y en el cielo,
yo no sé lo que busco, pero es algo
que perdí no sé cuándo y que no encuentro,
aun cuando sueñe que invisible habita
en todo cuanto toco y cuento veo.

Felicidad, no he de volver a hallarte
en la tierra, en el aire, ni en el cielo,
¡aun cuando sé que existes
y no eres vano sueño!

ROSALÍA DE CASTRO
(España-1837)
De "En las orillas del Sar"


Madrid, 08-05-17

EL VENDEDOR DE NARANJAS

Muchachuelo de brazos cetrinos
que vas con tu cesta,
Rebosando naranjas pulidas
De un caliente color ambarino;

Muchachuelo que fuiste a las chacras
Y a los árboles amplios trepaste
Como yo me trepaba cuando era
Una libre chicuela salvaje:

Ven acá, muchachuelo; yo ansío
Que me vuelques tu cesta en la falda.
Pide el precio más alto que quieras.
¡Ah, qué bueno el olor a naranjas!

A mi pueblo distante y tranquilo,
Naranjales tan prietos rodean,
Que en Agosto semeja de oro
Y en diciembre de azahares blanquea.

Me crié respirando ese aroma
Y aún parece que corre en mi sangre.
Naranjitas, pequeñas y verdes,
Siendo niña, enhebrada en collares.

Después, lejos llevóme la vida.

Me he tornado tristona y pausada.
¡Qué nostalgia tan honda me oprime
Cuando siento el olor a naranjas"!

Si a otro pago muy lejos del tuyo,
Indiecito, algún día te llevan,
Y no eres feliz, y suspiras
Por volver a tu vieja querencia,

Y una tarde en un soplo de viento
El sabor a tus montes te asalta,
¡Ya sabrás, indiecito asombrado,
Lo que es la palabra "nostalgia"!

JUANA DE IBARBOUROU
Uruguay-1895
De “Raíz salvaje”


Madrid, 09-05-17

LA VELADA

La cena ha terminado: legumbres, pan moreno
y uvas aún lujosas de virginal rocío...
Rezaron ya. La luna nieva un candor sereno
y el lago se recoge con lácteo escalofrío.

El anciano ha concluido un episodio ameno
y el grupo desanúdase con un placer cabrío...
Entre tanto, allá fuera, en un silencio bueno,
los campos demacrados encanecen de frío.

Lux canta, Lidé corre. Palemón anda en zancos.
Todos ríen... La abuela demándales sosiego.
Anfión, el perro, inclina, junto al anciano ciego,
ojos de lazarillo, familiares y francos...
Y al son de las castañas que saltan en el fuego
palpitan al unísono sus corazones blancos.

JULIO HERRERA Y REISSIG
Uruguay-1875
De "Los éxtasis de la montaña"


Madrid, 10-05-17

VINO. DEJÓ LAS ARMAS

Vino. Dejó las armas,
las garras, la maleza.

La suavidad que sube,
la suavidad que reina
sobre la voz, el paso,
sobre la piel, la pierna,
arrebató su cuerpo
y estremeció sus cuerdas. 

Se consumó la fiera.

La noche sobrehumana
la sangre ungió de estrellas,
relámpagos, caricias,
silencios, besos, penas.

Memoria de la fiera.

Pero al venir el alba
se abalanzó sobre ella
y recobró las armas,
las garras, la maleza.
Salió. Se fue dejando
locas de amor las puertas.

Se reanimó la fiera.

Y espera desde entonces
hasta que el hombre vuelva.

MIGUEL HERNÁNDEZ
España-1910
De "Cancionero y romancero de ausencias"


Madrid, 11-05-17

EL MAR LIGERO

El mar castiga el clamor de las botas en seco
que pasan sin miedo de pisar a los rostros,
a aquellos que besándose sobre la arena lisa
toman formas de conchas de dos en dos cerradas.

El mar bate sólo como un espejo,
como una ilusión de aire,
ese cristal vertical donde la sequedad del desierto
finge un agua o un rumor de espadas persiguiéndose.
El mar, encerrado en un dado,
desencadena su furia o gota prisionera,
corazón cuyos bordes inundarían al mundo
y sólo pueden contraerse con su sonrisa o límite.

El mar palpita como el vilano,
como esa facilidad de volar a los cielos,
aérea ligereza de lo que a nada sustenta,
de lo que sólo es suspiro de un pecho juvenil.

El mar o pluma enamorada,
o pluma libertada,
o descuido gracioso,
el mar o pie fugaz
que cancela el abismo huyendo con un cuerpo ligero.
El mar o palmas frescas,
las que con gusto se ceden en manos de las vírgenes,
las que reposan en los pechos olvidadas del hondo,
deliciosa superficie que un viento blando riza.

El mar acaso o ya el cabello,
el adorno,
el airón último,
la flor que cabecea en una cinta azulada,
de la que, si se desprende, volará como polen.

VICENTE ALEIXANDRE
España-1898
De “La destrucción o el amor” 


Madrid, 12-05-17


EL SECRETO


Se adoran. Timo atiende solícita al gobierno
de su casuca blanca. Bion a sus pocas reses.
Y bajo la tutela de días sin reveses,
Amor retoza y medra como un cabrito tierno.

Con casta dicha, Timo, en el claustro materno,
siente latir un nuevo corazón de tres meses...
Y sueña, en sus oscuros arrobos montañeses,
que la penetra un rayo del Dinamismo Eterno.

Ante el amante, presa de ardores purpurinos,
se turba y el secreto tiembla en sus labios rojos:
huye, torna, sonríe, se oculta entre los pinos...

Bion calla, pero apenas descifra sus sonrojos
la estrecha, y en un beso pone el alma en sus ojos
donde laten los últimos ópalos vespertinos.


JULIO HERRERA Y REISSIG
Uruguay-1875
De "Los éxtasis de la montaña"


Madrid, 16-05-17

CALLE DE LAS SIERPES

A D. Ramón de la Serna

Una corriente de brazos y de espaldas
nos encauza
y nos hace desembocar
bajo los abanicos,
las pipas,
los anteojos enormes
colgados en medio de la calle;
únicos testimonios de una raza
desaparecida de gigantes.

Sentados al borde de las sillas,
cual si fueran a dar un brinco
y ponerse a bailar,
los parroquianos de los cafés
aplauden la actividad del camarero,
mientras los limpiabotas les lustran los zapatos
hasta que pueda leerse
el anuncio de la corrida del domingo.

Con sus caras de mascarón de proa,
el habano hace las veces de bauprés,
los hacendados penetran
en los despachos de bebidas,
a muletear los argumentos
como si entraran a matar;
y acodados en los mostradores,
que simulan barreras,
brindan a la concurrencia
el maura disecado
que asoma la cabeza en la pared.

Ceñidos en su capas, como toreros,
los curas entran en las peluquerías
a afeitarse en cuatrocientos espejos a la vez,
y cuando salen a la calle
ya tienen una barba de tres días.

En los invernáculos
edificados por los círculos,
la pereza se da como en ninguna parte
y los socios la ingieren
con churros o con horchata,
para encallar en los sillones
sus abulias y sus laxitudes de fantoches.

Cada doscientos cuarenta y siete hombres,
trescientos doce curas
y doscientos noventa y tres soldados,
pasa una mujer.

OLIVERIO GIRONDO
Argentina-1891
De “Calcomanías"


Madrid, 17-05-17

CAMINATA

Olorosa como un mate curado
la noche acerca agrestes lejanías
y despeja las calles
que acompañan mi soledad,
hechas de vago miedo y de largas líneas.
La brisa trae corazonadas de campo,
dulzura de las quintas, memorias de los álamos,
que harán temblar bajo rigideces de asfalto
la detenida tierra viva
que oprime el peso de las casas.
En vano la furtiva noche felina
inquieta los balcones cerrados
que en la tarde mostraron
la notoria esperanza de las niñas.
También está el silencio en los zaguanes.
en la cóncava sombra
vierten un tiempo vasto y generoso
los relojes de la medianoche magnífica,
un tiempo caudaloso
donde todo soñar halla cabida,
tiempo de anchura de alma, distinto
de los avaros términos que miden
las tareas del día.
Yo soy el único espectador de esta calle;
si dejara de verla se moriría.
(Advierto un largo paredón erizado
de una agresión de aristas
y un farol amarillo que aventura
su indecisión de luz.
También advierto estrellas vacilantes.)
Grandiosa y viva
como el plumaje oscuro de un Ángel
cuyas alas tapan el día,
la noche pierde las mediocres calles.

JORGE LUIS BORGES
Argentina-1899
De "Fervor de Buenos Aires


Madrid, 18-05-17

¡MÍSTER, NO!

Cuando el pueblo de Martí,
frente a los gringos se irguió,
altanero dijo: -No,
donde ellos dijeron: -Sí.
El yanqui, en su frenesí,
con ese pueblo rompió;
mas repite el pueblo: - No,
en vez de decirle: -Sí,
                              -Míster, no.

Nuestro cielo azul turquí
un avión yanqui manchó,
pero el viento dijo: -No,
cuando el avión, dijo: -Sí.
El gringo quería así
vencernos, mas fracasó,
porque el viento dijo: -No,
en vez de decirle: -Sí.
                             -Mister, no.

Ardiendo la caña vi;
fue un gringo quien la quemó.
La caña gritaba: -No,
-aun ardiendo- en vez de sí.
No más cadenas aquí,
que ya el pueblo las rompió,
y al romperlas dijo: -No,
donde otros dijeron: -Sí.
                                 -Míster, no.

¡Oh Patria, pensando en ti
y en Martí, que te adoró,
en voz alta digo: -No,
al yanqui que chilla: -Sí.
Grito en inglés: Cuba es free
(por si alguien no me entendió).
Cuba es libre, y dice: -¡No!
donde otros dijeron: -Sí.
                                 -Míster, no.

NICOLÁS GUILLÉN
Cuba-1902
De “Poemas satíricos”


Madrid, 19-05-17

SOLDADO LIBRE

¡Ya no volveré al cuartel,
suelto por calles y plazas,
yo mismo, Pedro Cortés!

Yo mismo dueño de mí
ya por fin libre de guardias,
de uniforme y de fusil.

Podré a mi pueblo correr,
y gritar, cuando me vean:
¡Aquí está Pedro Cortés!

Podré trabajar al sol,
y en la tierra que me espera,
con mi arado labrador.

Ser hombre otra vez de paz,
cargar niños, besar frentes,
cantar, reír y saltar.

¡Ya no volveré al cuartel,
suelto por calles y plazas,
yo mismo, Pedro Cortés!

NICOLÁS GUILLÉN
Cuba-1902
De “Poemas sociales y políticos”


Madrid, 22-05-17

PEPE Y EL SEXO

El sexo, el sexo,
divina porquería
que todo el mundo
quisiera controlar. 

El sexo, el sexo,
divina porquería
que todo el mundo
quisiera controlar.

El sexo, el sexo,
humana cosa
que cada tanto aflora
y grita enloquecido
de ciega libertad
y se abalanza y toca
y en todo lo que toca
delirio y fuego
danzan ese compás.

Que viene, te desborda,
te ata, te hace volar,
que ningún amor podrá
con esa piel desatada
a la que sólo interesa
ser tu amante y tu patrón
para poderte decir:

Ven, hagamos el amor,
aunque nada te prometo,
no sé si me gustará.

Y esas fueron
las últimas palabras
que dijo
el hombre aquél.

Ella, llena de furia,
lo comenzó a chupar
pero lejos, muy lejos
de la zona genital.
Ella jugaba
y se divertía.
El hombre gozaba
mientras se moría.

El sexo, el sexo,
divina porquería
que todo el mundo
quisiera controlar.
El sexo, el sexo,
divina porquería
que todo el mundo
quisiera controlar. 

Y el corazón humano
no puede con la bestia
y el hombre entontecido
mata su corazón,
mata su corazón,
mata su corazón.

Y ya nadie llorará por él,
sólo el caballo,
la yegua amada,
el mandril azul
la serpiente embobada.

Después, al volver
del encuentro
con la bestia,
no habrá nada
en su lugar,
ni siquiera selva habrá.

MIGUEL OSCAR MENASSA
Argentina-1940
De “Canciones [2003-2004]"


Madrid, 23-05-17

CAMISA TENDIDA

Blanco el viento, y al sol, mueve su prora
donde apoya la leche su colmillo:
la blancura sirena y ascensora,
de medio abajo, a veces, calzoncillo.
Verdura de tu parte más cantora,
faldón de mar, sin sal, sin estribillo,
abrazo de almidón de tu cintura,
baja, para ascender, lámpara impura.

MIGUEL HERNÁNDEZ
España-1910
De "Poemas sueltos II"


Madrid, 24-05-17

ADIÓS. HAY QUE INVENTAR
TEMPRANO EL TEDIO

Adiós. Hay que inventar temprano el tedio,
hay que perder sin miedo la paloma,
hay que decir: cansancio, hartazgo, toma
esta ilusión y pártela en el medio.

Soy yo quien huye pronto, quien asedio
el porvenir del grito, quien lo doma:
no hay hambre de la vida que me coma
ni venda que me borde su remedio.

Adiós. Hay que saber el tiempo exacto
del beso que se fue para en el acto
untarnos de cenizas las dos sienes.

Adiós. Hay que decir (perdón, perdón)
definitivamente que ya son
la soledad y el polvo nuestros bienes.

CARILDA OLIVER LABRA
Cuba-1922
De “Sonetos”


Madrid, 25-05-17

INCURABLE

No me digas, hombre que debo morirme
porque ya lo sé.
Tanto me lo han dicho, tanto lo repito
Que ya me cansé.

Si debo morirme mejor para todos
Mejor para mí.
Mientras tanto canta, cigarra alocada,
Liba colibrí.

Florece pradera; trigal ponte espeso.
Me gustas trigal,
Me gustas, oh cielo, me gustas aurora,
Me gustas rosal.

No sé lo que tengan los mundos de oro
Que mis ojos ven...
Alma que divagas, confórmate alegre
Con lo que te den.

Mira cómo es bella la noche que reza,
Cómo es bello el mar...
Alma que preguntas, sobre sus oleajes
Échate a bogar.

Cae de rodillas, alma miserable
Que no sabes ver.
Cae de rodillas... Es todo sublime:
El ser y el no ser.

Este cielo es tuyo, es tuya la vida,
Sábela tomar.
Aprende una cosa, la que menos sabes,
Aprende a gozar.

(Después que todo esto se dice mi alma,
la pobre alma mía se pone a llorar...)

ALFONSINA STORNI
Poeta argentina nacida en [Suiza-1892]
De “Irremediablemente


 Madrid, 26-05-17

EL NUEVO DIOS

¡Átomo que flotabas en el seno
de la Eterna Materia, detenido
por la frágil barrera del sonido
y el estupor del razonar sereno!

¡Ya estás libre y las órbitas del trueno
se rompen ante el Dios Enardecido,
que le impone sus llamas al vencido
bajo la estrella del acetileno!

¡Yo me cubro la cara con un paño
de luto mineral y sólo puedo
tímidamente soslayar el daño
y señalar con suplicante dedo,
hacia la inmensa cúpula de estaño
donde fulgura el pedestal del Miedo!

GERMÁN PARDO GARCÍA
(Colombia-1902)
De “Himnos del hierofante”


Madrid, 29-05-17

CESA EL ANHELO...

Cesa el anhelo, rabo al aire. De súbito, la vida amputa,
en seco. Mi propia sangre me salpica en líneas femeninas,
y hasta la misma urbe sale a ver esto que se pára de
improviso.

-Qué ocurre aquí, en este hijo del hombre? -clama la urbe,
y en una sala del Louvre, un niño llora de terror a la vista
del retrato de otro niño.

-Qué ocurre aquí, en este hijo de mujer? -clama la urbe,
y a una estatua del siglo de los Ludovico, le nace una
una brizna de yerba en plena palma de la mano.

Cesa el anhelo, a la altura de la mano enarbolada.
Y yo me escondo detrás de mí mismo, a aguaitarme
si paso por lo bajo o merodeo en alto.

CÉSAR VALLEJO
Perú-1892
De "Poemas en prosa"


Madrid, 30-05-17

NOCHE DIVINA

Este jardín nos cede su delicia,
nos cede el árbol de manzanas lleno:
fuente de dioses a la sed propicia,
pan del instinto, para el hambre, bueno.

Mas blanco mármol sin igual pudicia
fija en nosotros su mirar sereno:
muslo desnudo, vigoroso el seno,
puro, como la luz que lo acaricia.

Se hacen tus ojos demasiado azules,
cubren tus manos impalpables tules
y algo divino te levanta en vuelo.

No cortemos la fruta deleitosa
y mire el alma en una nube rosa
cómo es de azul la beatitud del cielo.

ALFONSINA STORNI
Poeta argentina nacida en [Suiza-1892]
De “Irremediablemente


Madrid, 31-05-17

AGUA NOCTURNA

La noche de ojos de caballo que tiemblan en la noche,
la noche de ojos de agua en el campo dormido,
está en tus ojos de caballo que tiembla,
está en tus ojos de agua secreta.

Ojos de agua de sombra,
ojos de agua de pozo,
ojos de agua de sueño.

El silencio y la soledad,
como dos pequeños animales a quienes guía la luna,
beben en esos ojos,
beben en esas aguas.

Si abres los ojos,
se abre la noche de puertas de musgo,
se abre el reino secreto del agua
que mana del centro de la noche.

Y si los cierras,
un río, una corriente dulce y silenciosa,
te inunda por dentro, avanza, te hace obscura:
la noche moja riberas en tu alma.

OCTAVIO PAZ
México-1914
De “Libertad bajo palabra


 

Selección de Poemas Editados
 

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