ALAS ADENTRO
Dormías como las arenas
la noche te guiaba por
dentro
aquí no hay muros ni
cerrojos
Sólo el silencio del
océano
Aunque duermas aún
fosforesces
En la leyenda de tu
cuerpo
La carne es triste pero
hechiza:
Dad una hoguera a los
sedientos
Si pudiera mirar tus
ojos
Ningún camino iría tan
lejos
Una muchacha con sus
alas
Una extensión de alma en
acecho
Dormías cubierta de
perlas
Como un recuerdo de
archipiélagos
La sonrisa hundida en la
sombra
El tibio eclipse de tus
senos
El sol de los campos
pasó
Pasó el pájaro con su
antorcha
La tierra vuelve a sus
secretos
A sus raíces misteriosas
Prisionera de otro
horizonte
Aun más cálido que tu
pelo
Dormías en vértigo
inmóvil
Arrastrada por el
silencio
Ignoraremos los adioses
Ya no hay llanuras ni
montañas
Dormías a fondo de
bosque:
La tormenta espera en el
alba.
ENRIQUE MOLINA
Argentina-1910
De
“Fuego libre”
PAISAJES
Paisajes apacibles o
desolados.
Paisajes del camino de
la vida más que de la
superficie
de la Tierra
Paisajes del Tiempo que
fluye lentamente, casi
inmóvil
y a veces como
retrocediendo.
Paisajes de jirones, de
nervios lacerados, de
"saudades".
Paisajes para cubrir las
heridas, el acero, el
estallido, el mal,
la época. La soga del
cuello, la movilización.
Paisajes para abolir los
gritos.
paisajes como quien se
tapa la cabeza con una
sábana.
HENRI MICHAUX
Bélgica-1899
De “Poemas
escogidos”
SESTEAR PÁLIDO Y ABSORTO...
Sestear pálido y absorto
junto a la ardiente
tapia de un huerto.
Escuchar entre endrinos
y zarzas
chasquidos de mirlos,
rumores de ofidio.
En las grietas del suelo
o la algarroba
acechar las hileras de
rojas hormigas
que se entrecruzan o
quiebran
en la cima de minúsculas
gavillas.
Observar entre las
frondas el lejano
palpitar de briznas
marinas
mientras se elevan
trémulos chasquidos
de cigarras desde
pelados picos.
Y caminando entre el sol
que deslumbra
sentir con triste
maravilla
que la vida toda y su
fatiga está
en este recorrer un muro
coronado por pinchos
filosos de botella.
EUGENIO MONTALE
Italia-1896
De “37 poemas”
DOS DE NOVIEMBRE
Las campanas hoy
ominosas suenan.
Aún temprano, el aire,
frío acero, llega
por tu sangre adentro.
Recuerdas los tuyos
idos este año
dejándote único.
Ahora tú sostienes
solo la memoria:
el hogar remoto,
familiares sombras.
Todo destinado
contigo al olvido.
El azul del cielo
promete, tan limpio,
aire tibio luego.
Y por el mercado,
donde están las flores
en copiosos ramos,
un olor respiras,
olor, más no aroma,
a tierra, a hermosura
que, antigua, conforta.
A pesar del tiempo,
al alma, en la vida,
materia y sentidos
como siempre alivian.
LUIS CERNUDA
España-1902
De “Desolación de la
quimera”
LLEGUÉ EN PLENO INVIERNO
Llegué en pleno invierno
y entre tus piernas
acurrucado tiernamente
entrecerré mis ojos,
nunca hubo completa
oscuridad ni lamentos.
Al principio me
alumbraba el olor de la
luz,
tus carnes hacían fuego
de cada amanecer,
tus pechos encendidos,
cánticos de la guerra,
crujían como maderos en
profunda, alta mar.
Todo fuego era luz, tus
ojos contra el tiempo.
Intenté rasgar con mis
palabras más bellas
tu terquedad marítima,
tus torrentes de luz,
intenté introducirme en
tu belleza anfibia.
Y no es que no lo
hallamos conseguido
nunca,
después de tanta llama,
tanto volcán perdido,
la luz, perfecta entre
tus piernas, no dejaba
señal.
MIGUEL OSCAR MENASSA
Argentina-1940
De “Al sur de Europa”
DECLARACIÓN DE AMOR
Make love, no war
Pregunto si llevo razón
cuando despierto el
peligro entre sus
muslos,
si me equivoco
cuando preparo la única
trinchera
en su garganta.
Yo sé que la guerra es
probable;
sobre todo hoy
porque ha nacido un
geranio.
Por favor, no apuntéis
al cielo
con vuestras armas:
se asustan los
gorriones,
es primavera,
llueve,
y está el campo
pensativo.
Por favor,
derretiréis la luna que
da sobre los pobres.
No tengo miedo,
no soy cobarde,
haría todo por mi
patria,
pero no habléis tanto de
cohetes atómicos,
que sucede una cosa
terrible:
he besado poco.
(crisis de octubre)
CARILDA OLIVER LABRA
Cuba-1922
De “Desaparece el polvo”
LXXI
No dormía:
vagaba en ese limbo
en que cambian de forma los objetos,
misteriosos espacios que separan
la vigilia del sueño.
Las ideas que en ronda silenciosa
daban vueltas en torno a mi cerebro,
poco a poco en su danza se movían
con un compás más lento.
De la luz que entra al alma por los ojos
los párpados velaban el reflejo;
mas otra luz el mundo de visiones
alumbraba por dentro.
En este punto resonó en mi oído
un rumor semejante al que en el templo
vaga confuso al terminar los fieles
con un Amén sus rezos.
Y oí como una voz delgada y triste
que por mi nombre me llamó a lo lejos,
¡y sentí olor de cirios apagados,
de humedad y de incienso!
Entró la noche y del olvido en brazos
caí cual piedra en su profundo seno.
Dormí y al despertar exclamé: - ¡Alguno
que yo quería ha muerto!
GUSTAVO ADOLFO BÉCQUER
España-1836
De “Rimas”
LXVII
¡Qué hermoso
es ver el día
coronado de fuego levantarse,
y, a su beso de lumbre,
brillar las olas y encenderse el aire!
¡Que hermoso es tras la lluvia
del triste otoño en la azulada tarde,
de las húmedas flores
el perfume aspirar hasta saciarse!
¡Qué hermoso es cuando en copos
la blanca nieve silenciosa cae,
de las inquietas llamas
ver las rojizas lenguas agitarse!
Qué hermoso es, cuando hay sueño,
dormir bien... y roncar como un sochantre
y comer... y engordar... ¡Y qué desgracia
que esto sólo no baste!
GUSTAVO ADOLFO BÉCQUER
España-1836
De “Rimas”
TODOS LOS CUENTOS TERMINAN CON LA VIDA O CON LA MUERTE
III
Cuando vuelvas por el
camino de la tierra
no detendrás tu mano ni
ninguna palabra
me recordarás
simplemente tendido y
esperando
que el viento y la
lluvia
mojen o enfríen
ay, tu quieto, tu terco
corazón.
No volverás florida
ni empecinadamente
revueltos los vestidos
ni nada de alegría
en tu cuerpo de haber
estado antes en la
ciudad
y antes todavía en el
campo.
Mi amada, en esta
realidad puñados de oro
saltan y golpean para
que el río vuelva.
La soledad no vuelve o
no es la misma.
El río no vuelve.
El amor puede quedarse
dormido entre las
sábanas
o las escaleras del
puerto
donde los rufianes con
sus amigas y los
pescadores
lentamente silban su
dolor
porque no viene nadie.
Amada, aquí no hay río
que humedezca y alegre
tu piel.
Aquí la soledad.
MIGUEL OSCAR MENASSA
Argentina-1940
De
"La ciudad se cansa”
MUCHO MÁS ALLÁ
¿Y qué si nos vamos
anticipando
de sonrisa en sonrisa
hasta la última
esperanza?
¿Y qué?
¿Y qué me da a mí,
a mí que he perdido mi
nombre,
el nombre que me era
dulce sustancia
en épocas remotas,
cuando yo no era yo
sino una niña engañada
por su sangre.
¿A qué, a qué
este deshacerme, este
desangrarme,
este desplumarme, este
desequilibrarme
si mi realidad retrocede
como empujada por una
ametralladora
y de pronto se lanza a
correr,
aunque igual la
alcanzan,
hasta que cae a mis pies
como un ave muerta?
Quisiera hablar de la
vida.
Pues esto es la vida,
este aullido, este
clavarse las uñas
en el pecho, este
arrancarse
la cabellera a puñados,
este escupirse
a los propios ojos, sólo
por decir,
sólo por ver si se puede
decir:
"¿es que soy yo? ¿verdad
que sí?
¿no es verdad que yo
existo
y no soy la pesadilla de
una bestia?"
Y con las manos
embarradas
golpeamos a las puertas
del amor.
Y con la conciencia
cubierta
de sucios y hermosos
velos,
pedimos por Dios.
Y con las sienes
restallantes
de imbécil soberbia
tomamos de la cintura a
la vida
y pateamos de soslayo a
la muerte.
Pues eso es lo que
hacemos.
Nos anticipamos de
sonrisa en sonrisa
hasta la última
esperanza.
ALEJANDRA PIZARKIK
Argentina-1936