Madrid, 01-02-17

ESPERAN

vamos a empezar la lucha otra vez/el enemigo
está claro y vamos a empezar otra vez/
vamos a corregir los errores del alma/
sus malapenas/sus desastres/tantos compañeritos

derramados/hijitos derramados/vamos
a empezar/llegó el día con su
recordación de muerte/llegó la
noche con su recordación de muerte/

llegó la muerte con su recordación/
nosotros vamos a empezar otra vez
la lucha/otra vez vamos a empezar/
otra vez vamos a empezar nosotros

contra la gran derrota del mundo/
compañeritos que no terminan/o
arden en la memoria como fuegos/
otra vez/otra vez/otra vez/

JUAN GELMAN
Argentina-1930
De su libro “Cólera buey”


Madrid, 02-02-17

LLUVIA

hoy llueve mucho, mucho,
y pareciera que están lavando el mundo
mi vecino de al lado mira la lluvia
y piensa escribir una carta de amor/
una carta a la mujer que vive con él
y le cocina y le lava la ropa y hace el amor con él
y se parece a su sombra/
mi vecino nunca le dice palabras de amor a la mujer/
entra a la casa por la ventana y no por la puerta/
por una puerta se entra a muchos sitios/
al trabajo, al cuartel, a la cárcel,
a todos los edificios del mundo/
pero no al mundo/
ni a una mujer/ni al alma/
es decir/a ese cajón o nave o lluvia que llamamos así/
como hoy/que llueve mucho/
y me cuesta escribir la palabra amor/
porque el amor es una cosa y la palabra amor es otra cosa/
y sólo el alma sabe dónde las dos se encuentran/
y cuándo/y cómo/
pero el alma qué puede explicar/
por eso mi vecino tiene tormentas en la boca/
palabras que naufragan/
palabras que no saben que hay sol porque nacen y
   mueren la misma noche en que amó/
y dejan cartas en el pensamiento que él nunca escribirá/
como el silencio que hay entre dos rosas/
o como yo/que escribo palabras para volver
a mi vecino que mira la lluvia/
a la lluvia/
a mi corazón desterrado/

JUAN GELMAN
Argentina-1930
De su libro “Eso”


Madrid, 03-02-17

PENSAMIENTOS FINALES

Nació y no supo. Respondió y no ha hablado.

Las sorprendidas ánimas te miran
cuando no pasas. El viento nunca cumple.
Tu pensamiento a solas cae despacio.
Como las fenecidas hojas caen y vuelven
a caer, si el viento las dispersa.
Mientras la sobria tierra las espera,
abierta. Callado el corazón, mudos los ojos,
tu pensamiento lento se deshace
en el aire. Movido suavemente. Un son de ramas
finales, un desvaído sueño de oros vivos
se esparce... Las hojas van cayendo.

VICENTE ALEIXANDRE
España-1898
De "Poemas de la consumación"


Madrid, 06-02-17

HOMBRE DE MI TIEMPO

Todavía eres el de la piedra y la honda,
hombre de mi tiempo. Estabas en la carlinga,
con las alas malignas, los cuadrantes de muerte,
-te he visto- en el carro de fuego, en las horcas,

en los potros de tortura. Te he visto: eras tú,
con tu ciencia exacta dispuesta al exterminio,
sin amor, sin Cristo. Has matado de nuevo,
como siempre, como mataron los padres, como mataron
los animales que te vieron por primera vez.
Y esta sangre huele como el día
en que el hermano dijo al hermano:
"Vamos a los campos." Y aquel eco frío, tenaz,
ha llegado hasta ti, a tu jornada.
Olvidad, oh hijos, las nubes de sangre
que se elevaron de la tierra, olvidad a los padres:
sus tumbas se hunden en las cenizas,
los pájaros negros, el viento, cubren su corazón.

SALVATORE QUASIMODO

Italia-1901

Del “Y enseguida anochece”


Madrid, 07-02-17

ÉBANO REAL

Te vi al pasar, una tarde,
ébano, y te saludé:
Duro entre todos los troncos,
duro entre todos los troncos,
tu corazón recordé.

                   Arará, cuévano,
                    atará sabalú.

-Ébano real, yo quiero un barco,
ébano real, de tu negra madera...
Ahora no puede ser,
espérate, amigo, espérate,
espérate a que me muera.

                   Arará, cuévano,
                    atará sabalú.

-Ébano real, yo quiero un cofre,
ébano real, de tu negra madera...
Ahora no puede ser,
espérate, amigo, espérate,
espérate a que me muera.


                   Arará, cuévano,
                    atará sabalú.

-Ébano real, yo quiero un techo,
ébano real, de tu negra madera...
Ahora no puede ser,
espérate, amigo, espérate,
espérate a que me muera.

                   Arará, cuévano,
                    atará sabalú.

-Quiero una mesa cuadrada
y el asta de mi bandera;
quiero mi pesado lecho,
quiero mi lecho pasado,
ébano, de tu madera,
ay, de tu negra madera...
Ahora no puede ser,
espérate, amigo, espérate,
espérate a que me muera.


                   Arará, cuévano,
                    atará sabalú.

Te vi al pasar, una tarde,
ébano y te saludé:
Duro entre todos los
duro entre todos los troncos,
tu corazón recordé.

NICOLÁS GUILLÉN
Cuba-1902
De “El son entero”


Madrid, 08-02-17

MILONGA

Extraño la cruz del sur
cuando la sed me hace alzar la cabeza
para beber tu negro vino medianoche.
Y extraño las esquinas con almacenes dormilones
donde el perfume de la yerba tiembla en la piel del aire.

Comprender que eso está siempre allá
como un bolsillo donde a cada rato
la mano busca una moneda el cortapluma el peine
la mano infatigable de una oscura memoria
que recuenta sus muertos.

La cruz del sur el mate amargo.
Y las voces de amigos
usándose con otros.

JULIO CORTÁZAR
Argentina-1914
De "Antología Universal de la Poesía"


Madrid, 09-02-17

AMOR PERDIDO. BUENOS AIRES

VII

Tengo destinos y tengo soledades,
el tiempo, las caricias de la noche,
el habla, la sonrisa de los tiempos,
el silencio de la noche, los sueños,
melancólica serenata a los muertos.

A mi padre, enloquecido de amor solitario,
sin nada grande que dejar, a nadie grande,
porque todo lo grande estaba en su niñez.

A las orquestas serenas de la tarde,
ese bandoneón tocado solo por mí,
al mediodía, bajo el sol de Pompeya,
arrabalero compás, tango inolvidable.

Por eso siempre pienso en volver y,
la lejanía, es cada vez, más lejanía.
Nadie vuelve de su propia vuelta,
nadie retorna de su propio retorno,
nadie muere, exactamente, en vano.

Mañana volveré y eso no ocurrió nunca.

Dejamos de llegar y eso fue para siempre.

MIGUEL OSCAR MENASSA
Argentina-1940
De "Amores perdidos"


Madrid, 10-02-17

POR LA PRADERA DIMINUTA...

POR la pradera diminuta de una voz flotando en los aires
Con el peso liviano de los planetas lucidos por las flores
Entre las enseñas de los días desarraigados y a la deriva
Sobre una sucesión de mares labrados a maravilla
Con el canto de las aves como cauce y lecho de las barcas
Y la cola del pavorreal como nimbo de las más pequeñas
cosas
Los caracoles transparentes las algas de porcelana
Los dedos cercenados de los niños y los dedales nacidos
Bajo la corteza de los hongos entre los fangales
En la cabellera enredada de una niña en la vía láctea
En la entraña misma de la música pisando
Con el sol contra nuestros pechos ahondando
Dejando correr la sangre como un río bueno
Porque es la misma la que yo recibo y tú llevas
Y las mismas florestas resuenan en nuestros gritos
Y las mismas palomas reposan sobre nuestros ojos
Y las mismas flautas nos recorren para establecer nuestro
dominio
Volviendo las lunas sobre los caseríos
Y las serpientes sobre los bosques
Trayendo el cielo sobre nuestra ventura
Salpicando su espuma nuestras playas
Los árboles febriles continuando su vida en nuestras venas
Las alamedas inclinándose al compás de nuestros corazones
Tú como la laguna y yo como el ojo
Que uno y otro se compenetran
Tal el árbol y la brisa tal el sueño y el mundo
De la noche cogiendo la profundidad y del día la extensión
A qué cuevas huyendo contra tanto resplandor
Día que nunca te mueves cielo que por nosotros caminas
Ríos que no sabéis herir y barcas que se agolpan en nuestras
                                                                           [entrañas
Las bocas flotan como los signos del zodiaco
Los brazos se entrecruzan como flores sobre las aguas
Las frentes siguen las corrientes y los ojos nada separan
Es la gloria llameante que descansa en nuestros cuerpos
Levantando sobre el combate atroz de la tiniebla y la luz
La enseña de la santa compañía y las miradas quietas
Es la gloria caída a nuestros pies
Es el triunfo llagado como un crepúsculo subterráneo
Cambiando de estación en el corazón del azogue
Como una rosa ahogada entre nuestros brazos
O como el mar naciendo de tus labios

EMILIO ADOLFO WESTPHALEN
Perú-1911


Madrid, 13-02-17

EXILIO
III (final)

   "... Más alto, cada noche, este clamor silencioso sobre mi umbral, más alto, cada noche, este ascenso de siglos bajo la escama,
   ¡Y, sobre todas las playas de este mundo, un yambo más bravío que alimentar con mi ser!...
Tanta altura no acabará con la orilla cortada a pico de tu umbral, ¡oh Esgrimidor de espadas en la aurora,
   ¡Oh Manipulador de águilas por sus ángulos, y Nutridor de las muchachas más agrias bajo la pluma de hierro!
   ¡Toda cosa que nace se horripila en el oriente del mundo, toda carne naciente exulta a las primeras luces del día!
Y he aquí que se alza un rumor más vasto por el mundo, como una insurrección del alma...
No callarás, clamor, hasta que no me haya despojado en las arenas de toda obediencia humana. (¿Quién sabe aún el lugar de mi nacimiento?)"

SAINT-JOHN PERSE
Guadalupe (Colonia francesa)-1887
De “Exilio”


Madrid, 14-02-17

YO ERA UNA MENTIRA DE LA LUNA

No vuelvas, no, porque la noche es una
hechicera cordial que te ha perdido;
verás que ya no soy milagro ardido,
que yo era una mentira de la luna.

No vuelvas, no, porque será importuna
tu palabra de amor contra mi oído;
verás que no es de besos mi vestido,
que yo era una mentira de la luna.

Quédate como el sueño, desasido.
No vuelvas, no, porque tal vez alguna
maldición se descuelgue del olvido

y te toque en un ímpetu de tuna.
Verás, amor, verás que no he vivido:
que yo era una mentira de la luna.

CARILDA OLIVER LABRA
Cuba-1922
De “Sonetos”


Madrid, 15-02-17

SONETO FINAL

Son estos torreones de Galiana
barcos que iban al mar. Cerca del río
atardece el antiguo poderío
de la gracia tardía y musulmana.

Tarde sube a Toledo la campana
que, insistente, golpea el metal frío;
tarde toca a rebato. Y el envío
de mi voz llega tarde a tu ventana.

Siempre se hace de noche en mis ciudades
y el tiempo ha derribado en las edades
mis castillos de arena; de amor, digo.

Tarde ha llegado un niño a ser hombre;
tarde el Tajo a Lisboa con tu nombre;
tarde mi corazón como testigo.

JOSÉ GARCÍA NIETO
España-1914
De “Galiana”


Madrid, 16-02-17

DEMONIO DE LA ESCUELA PRIMARIA

Madre puso sobre mi boca la palabra maestra
y alegremente amaba hasta el hartazgo
las breves mariposas del verano.

MIGUEL OSCAR MENASSA
Argentina-1940
De "Invocaciones"


Madrid, 17-02-17

LAS PUERTAS

Absorto tedio abierto
ante la fosanoche inululada
que en seca grieta abierta subsonríe su más agrís
   recato
abierto insisto insomne a tantas muertesones de
   inciensosón revuelo
hacia un destiempo inmóvil de tan ya amargas
   manos
abierto al eco cruento por costumbre de pulso no
   mal digo
por mero nimio glóbulo abierto ante lo extraño
que en voraz queda herrumbre circunroe las
   parietales costas
abiertas al murmurio del masombra
mientras se abren las puertas.


OLIVERIO GIRONDO
Argentina-1891
De “En la Masmédula"


Madrid, 20-02-17

COMO AGUA SOBRE UNA PIEDRA

A quien retorna en busca de su antiguo buscar
la noche se le cierra como agua sobre una piedra
como aire sobre un pájaro
como se cierran dos cuerpos al amarse.

ALEJANDRA PIZARNIK
(Argentina-1936)
De "Extracción de la piedra de locura"

 


Madrid, 21-02-17

AMANTES

Una flor
          no lejos de la noche
          mi cuerpo mudo
     se abre
a la delicada urgencia del rocío.

ALEJANDRA PIZARNIK
Argentina-1936
De "Los trabajos y las noches"


Madrid, 22-02-17

XXVI
LA AMIGA COMPLACIENTE

La tormenta ha durado toda la noche. Selenis, la
de hermosos cabellos, había venido a hilar conmigo.
Se ha quedado por miedo al barro, y abrazadas la una
a la otra hemos llenado mi pequeño lecho.

Cuando dos muchachas se acuestan juntas, el
sueño se queda en la puerta. "Bilitis, dime, dime
a quién amas". Y deslizaba su pierna sobre la mía
para acariciarla dulcemente.

Y dijo pegada a mi boca: "Sé, Bilitis, que amas.
Cierra los ojos, soy Lykas". Contesté palpándola:
¿Es que no veo que eres una muchacha? Tu broma
no viene a cuento".

Mas ella prosiguió: "De verdad soy Lykas si tú
cierras los párpados. Aquí están sus brazos, aquí
sus manos..." Y tiernamente, en el silencio, hechizó
mi sueño con una singular ilusión.

LOUISE LABÉ
(Francia-1522)
De "Las canciones de Bilitis"

 


Madrid, 23-02-17

JUBILACIÓN

Después de haber cumplido
con todas las tareas, me pregunto
muy cerca de los setenta años

¿quién me ama? ¿quién vive en mí?

Acaso, yo haya sido,
a pesar de todos mis amores
a pesar de todos mis trabajos,
un hombre solitario.

Mi familia, mis hijos,
la mujer del comienzo,
mis amados discípulos,
¿sabrán algo de mí?

¿Alguno de mis versos,
habrá entrado en sus vidas?
¿Alguno de mis versos,
alivió algún dolor?

Y esa mujer en plena libertad
que ambiciona mi canto
¿ha podido algún hombre amar
esa belleza interminable?

¿Algún hombre ha podido
dejar crecer una mujer a su lado
para verla partir, si es necesario,
porque el mundo y el amor la esperan?

Y no quiero exagerar
sólo quiero preguntarme
¿por qué vida habré pasado?
¿qué dolor me atormentó?

¿Supe acaso amar y dar
sin preguntarme por qué?
Y a mi amada Poesía
¿supe dejarla volar?

Le di alas al poema
a mis versos alas di,
pero nunca hemos podido
de nuestra casa salir

El poema está volando
y nadie lo detendrá.
Volar era su destino
pero el mío, era cantar.

Por eso dejo partir
versos, amores y dichos.

Cuando volando se alejan
comienzo una historia nueva.

Y no quiero molestar
ni a jóvenes ni a mayores
pero debo confesar
que mi alegría es brutal.

La diosa Poesía y bellas mujeres
se han quedado a mi lado.
Hasta mi propio corazón
está cerca de mí.

Tal vez ya estoy ilusionado
e imagino una vida,
nueva, espléndida y diversa
que nunca podré vivir.

Más, sin embargo, deseo
estar muy bien preparado
del alma, de los dineros,
del cuerpo, de los amores.

Por si llegara a pasar
un día cualquiera de esos
que los humanos, contentos,
nos pongamos a charlar.

Por si llegara a venir
ese día quiero estar
defendido por mis versos
y algún pensamiento más.

Y si nunca ha de llegar
no importa, sigo estudiando,
escribiendo y denunciando.
Amando; siendo feliz.

MIGUEL OSCAR MENASSA
Argentina-1940
De "Notas Diálogos Redes Sociales Flamenco, Tango y Poesía"


Madrid, 24-02-17

TODOS FUIMOS LEGIONARIOS

Decid de mí algún día: no estuvo en las trincheras,
pero escuchó el tronar de los cañones
contra los muros almenados,
y la explosión de las granadas.
Su espíritu clemente
combatió y en verdad estuvo allí.

El día en que una lluvia de luceros
carnívoros y crueles fue arrojada
sobre los muros de Hiroshima,
todo su impacto y su impiedad sufrí.

Y al disiparse aquellas nubes ácidas
y aclarar en los cielos y los montes,
entre un ciclón de ruinas y cadáveres
mi cuerpo incinerado estaba ahí.

Contad que estuve en todos los campos de batalla,
mas invisible en las trincheras fui.
La sangre fría, el suero de las úlceras
y el llanto de los mártires bebí.

Sudé en silencio lágrimas antiguas.
Ya el llanto de los hombres no es así.

Legionario de aéreas barricadas,
las viejas catedrales defendí.

Contad esto que os digo y que pudiera
ser la verdad de lo que yo sentí:
no haber estado nunca en las trincheras,
y sin embargo cómo combatí.

Estuve en las Ardenas y en Cherburgo,
y en Inglaterra bombardeado fui.

Y aquel día en que huyeron sus ejércitos
en Dunquerque, entre lágrimas partí,
y el día en que tornaron invasores
a defender la libertad, volví.

En uno de esos campos de batalla,
catead la tierra, por si estuve allí.
Meted la punta de la espada al fondo;
y si tocáis un cuerpo sepultado,
por un segundo meditad en mí.

Pudieran ser mis huesos, mi carroña,
lo que se pudre abandonado ahí.
Clavad entonces una bayoneta
sobre ese promontorio sin ventura,
cual otros que en Italia conocí,
y ponedle la gorra de un soldado,
o algún recuerdo que perdure aquí.

¿Quién se pudre allá abajo? ¡Quién lo sabe!
¡Un compañero, como tantos vi!
Tal vez un héroe incógnito, o yo mismo
que fui un hombre de paz... y combatí;
que no estuve jamás en las trincheras,
y sin embargo cómo padecí.

Nadie supo mi nombre. El mundo ignora
cuanto es pequeño. Referidlo así.

GERMÁN PARDO GARCÍA
Colombia-1902
De “El defensor"
 


Madrid, 27-02-17

DESNUDO EN BARRO

Como horribles batracios a la atmósfera,
suben visajes lúgubres al labio.
Por el Sahara azul de la Substancia
camina un verso gris, un dromedario.

Fosforece un mohín de sueños crueles.
Y el ciego que murió lleno de voces
de nueve. Y madrugar, poeta, nómada,
al crudísimo día de ser hombre.

Las Horas van febriles, y en los ángulos
abortan rubios siglos de ventura.
Quién tira tanto el hilo; quién descuelga
sin piedad nuestros nervios,
cordeles ya gastados, a la tumba!

¡Amor! Y tú también. Pedradas negras
se engendran en tu máscara y la rompen.
¡La tumba es todavía
un sexo de mujer que atrae al hombre!

CÉSAR VALLEJO
Perú-1892
De  “Los heraldos negros”


Madrid, 28-02-17

El POETA CANTA POR TODOS
I

Allí están todos, y tú los estás mirando pasar.
¡Ah, sí, allí, cómo quisieras mezclarte y reconocerte!

El furioso torbellino dentro del corazón te enloquece.
Masa frenética de dolor, salpicada
contra aquellas mudas paredes interiores de carne.
Y entonces en un último esfuerzo te decides. Sí, pasan.
Todos están pasando. Hay niños, mujeres. Hombres serios.
   Luto cierto, miradas.
Y una masa sola, un único ser, reconcentradamente desfila.
Y tú, con el corazón apretado, convulso de tu solitario
dolor, en un último esfuerzo te sumes.
Sí, al fin, ¡cómo te encuentras y hallas!
Allí serenamente en la ola te entregas. Quedamente derivas.
Y vas acunadamente empujado, como mecido, ablandado.
Y oyes un rumor denso, como un cántico ensordecido.
Son miles de corazones que hacen un único corazón que te
   lleva.

VICENTE ALEIXANDRE
España-1898
De “Historia del corazón” 


Madrid, 01-03-17

El POETA CANTA POR TODOS
II

Un único corazón que te lleva.
Abdica de tu propio dolor. Distiende tu propio corazón
   contraído.
Un único corazón te recorre, un único latido sube a tus ojos,
poderosamente invade tu cuerpo, levanta tu pecho, te hace
   agitar las manos cuando ahora avanzas.
Y si te yergues, si un instante levantas la voz,
yo sé bien lo que cantas.
Eso que desde todos los oscuros cuerpos casi infinitos se
   ha unido y relampagueado,
que a través de cuerpos y almas se liberta de pronto en
   tu grito,
es la voz de los que te llevan, la voz verdadera y alzada
donde tú puedes escucharte, donde tú, con asombro, te
   reconoces.
La voz que por tu garganta, desde todos los corazones
   esparcidos,
se alza limpiamente en el aire.

VICENTE ALEIXANDRE
España-1898
De “Historia del corazón” 


 

Selección de Poemas Editados
 

 

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