ESPERAN
vamos a empezar la lucha otra
vez/el enemigo
está claro y vamos a
empezar otra vez/
vamos a corregir los
errores del alma/
sus malapenas/sus
desastres/tantos
compañeritos
derramados/hijitos
derramados/vamos
a empezar/llegó el día
con su
recordación de
muerte/llegó la
noche con su recordación
de muerte/
llegó la muerte con su
recordación/
nosotros vamos a empezar
otra vez
la lucha/otra vez vamos
a empezar/
otra vez vamos a empezar
nosotros
contra la gran derrota
del mundo/
compañeritos que no
terminan/o
arden en la memoria como
fuegos/
otra vez/otra vez/otra
vez/
JUAN GELMAN
Argentina-1930
De
su libro “Cólera buey”
LLUVIA
hoy llueve mucho, mucho,
y pareciera que están
lavando el mundo
mi vecino de al lado
mira la lluvia
y piensa escribir una
carta de amor/
una carta a la mujer que
vive con él
y le cocina y le lava la
ropa y hace el amor con
él
y se parece a su sombra/
mi vecino nunca le dice
palabras de amor a la
mujer/
entra a la casa por la
ventana y no por la
puerta/
por una puerta se entra
a muchos sitios/
al trabajo, al cuartel,
a la cárcel,
a todos los edificios
del mundo/
pero no al mundo/
ni a una mujer/ni al
alma/
es decir/a ese cajón o
nave o lluvia que
llamamos así/
como hoy/que llueve
mucho/
y me cuesta escribir la
palabra amor/
porque el amor es una
cosa y la palabra amor
es otra cosa/
y sólo el alma sabe
dónde las dos se
encuentran/
y cuándo/y cómo/
pero el alma qué puede
explicar/
por eso mi vecino tiene
tormentas en la boca/
palabras que naufragan/
palabras que no saben
que hay sol porque nacen
y
mueren la misma noche
en que amó/
y dejan cartas en el
pensamiento que él nunca
escribirá/
como el silencio que hay
entre dos rosas/
o como yo/que escribo
palabras para volver
a mi vecino que mira la
lluvia/
a la lluvia/
a mi corazón desterrado/
JUAN GELMAN
Argentina-1930
De
su libro “Eso”
PENSAMIENTOS FINALES
Nació y no supo. Respondió y no ha
hablado.
Las sorprendidas ánimas
te miran
cuando no pasas. El
viento nunca cumple.
Tu pensamiento a solas
cae despacio.
Como las fenecidas hojas
caen y vuelven
a caer, si el viento las
dispersa.
Mientras la sobria
tierra las espera,
abierta. Callado el
corazón, mudos los ojos,
tu pensamiento lento se
deshace
en el aire. Movido
suavemente. Un son de
ramas
finales, un desvaído
sueño de oros vivos
se esparce... Las hojas
van cayendo.
VICENTE ALEIXANDRE
España-1898
De "Poemas de la
consumación"
Madrid, 06-02-17
HOMBRE DE MI TIEMPO
Todavía eres el de la
piedra y la honda,
hombre de mi tiempo.
Estabas en la carlinga,
con las alas malignas,
los cuadrantes de
muerte,
-te he visto- en el
carro de fuego, en las
horcas,
en los potros de
tortura. Te he visto:
eras tú,
con tu ciencia exacta
dispuesta al exterminio,
sin amor, sin Cristo.
Has matado de nuevo,
como siempre, como
mataron los padres, como
mataron
los animales que te
vieron por primera vez.
Y esta sangre huele como
el día
en que el hermano dijo
al hermano:
"Vamos a los campos." Y
aquel eco frío, tenaz,
ha llegado hasta ti, a
tu jornada.
Olvidad, oh hijos, las
nubes de sangre
que se elevaron de la
tierra, olvidad a los
padres:
sus tumbas se hunden en
las cenizas,
los pájaros negros, el
viento, cubren su
corazón.
SALVATORE QUASIMODO
Italia-1901
Del “Y enseguida anochece”
ÉBANO REAL
Te vi al pasar, una tarde,
ébano, y te saludé:
Duro entre todos los
troncos,
duro entre todos los
troncos,
tu corazón recordé.
Arará, cuévano,
atará sabalú.
-Ébano real, yo quiero
un barco,
ébano real, de tu negra
madera...
Ahora no puede ser,
espérate, amigo,
espérate,
espérate a que me muera.
Arará, cuévano,
atará sabalú.
-Ébano real, yo quiero
un cofre,
ébano real, de tu negra
madera...
Ahora no puede ser,
espérate, amigo,
espérate,
espérate a que me muera.
Arará, cuévano,
atará sabalú.
-Ébano real, yo quiero
un techo,
ébano real, de tu negra
madera...
Ahora no puede ser,
espérate, amigo,
espérate,
espérate a que me muera.
Arará, cuévano,
atará sabalú.
-Quiero una mesa
cuadrada
y el asta de mi bandera;
quiero mi pesado lecho,
quiero mi lecho pasado,
ébano, de tu madera,
ay, de tu negra
madera...
Ahora no puede ser,
espérate, amigo,
espérate,
espérate a que me muera.
Arará, cuévano,
atará sabalú.
Te vi al pasar, una
tarde,
ébano y te saludé:
Duro entre todos los
duro entre todos los
troncos,
tu corazón recordé.
NICOLÁS GUILLÉN
Cuba-1902
De
“El son entero”
MILONGA
Extraño la cruz del sur
cuando la sed me hace
alzar la cabeza
para beber tu negro vino
medianoche.
Y extraño las esquinas
con almacenes dormilones
donde el perfume de la
yerba tiembla en la piel
del aire.
Comprender que eso está
siempre allá
como un bolsillo donde a
cada rato
la mano busca una moneda
el cortapluma el peine
la mano infatigable de
una oscura memoria
que recuenta sus
muertos.
La cruz del sur el mate
amargo.
Y las voces de amigos
usándose con otros.
JULIO CORTÁZAR
Argentina-1914
De "Antología
Universal de la Poesía"
AMOR PERDIDO. BUENOS AIRES
VII
Tengo destinos y tengo
soledades,
el tiempo, las caricias
de la noche,
el habla, la sonrisa de
los tiempos,
el silencio de la noche,
los sueños,
melancólica serenata a
los muertos.
A mi padre, enloquecido
de amor solitario,
sin nada grande que
dejar, a nadie grande,
porque todo lo grande
estaba en su niñez.
A las orquestas serenas
de la tarde,
ese bandoneón tocado
solo por mí,
al mediodía, bajo el sol
de Pompeya,
arrabalero compás, tango
inolvidable.
Por eso siempre pienso
en volver y,
la lejanía, es cada vez,
más lejanía.
Nadie vuelve de su
propia vuelta,
nadie retorna de su
propio retorno,
nadie muere,
exactamente, en vano.
Mañana volveré y eso no
ocurrió nunca.
Dejamos de llegar y eso
fue para siempre.
MIGUEL OSCAR MENASSA
Argentina-1940
De "Amores
perdidos"
POR LA PRADERA DIMINUTA...
POR la pradera diminuta de una voz
flotando en los aires
Con el peso liviano de
los planetas lucidos por
las flores
Entre las enseñas de los
días desarraigados y a
la deriva
Sobre una sucesión de
mares labrados a
maravilla
Con el canto de las aves
como cauce y lecho de
las barcas
Y la cola del pavorreal
como nimbo de las más
pequeñas
cosas
Los caracoles
transparentes las algas
de porcelana
Los dedos cercenados de
los niños y los dedales
nacidos
Bajo la corteza de los
hongos entre los
fangales
En la cabellera enredada
de una niña en la vía
láctea
En la entraña misma de
la música pisando
Con el sol contra
nuestros pechos
ahondando
Dejando correr la sangre
como un río bueno
Porque es la misma la
que yo recibo y tú
llevas
Y las mismas florestas
resuenan en nuestros
gritos
Y las mismas palomas
reposan sobre nuestros
ojos
Y las mismas flautas nos
recorren para establecer
nuestro
dominio
Volviendo las lunas
sobre los caseríos
Y las serpientes sobre
los bosques
Trayendo el cielo sobre
nuestra ventura
Salpicando su espuma
nuestras playas
Los árboles febriles
continuando su vida en
nuestras venas
Las alamedas
inclinándose al compás
de nuestros corazones
Tú como la laguna y yo
como el ojo
Que uno y otro se
compenetran
Tal el árbol y la brisa
tal el sueño y el mundo
De la noche cogiendo la
profundidad y del día la
extensión
A qué cuevas huyendo
contra tanto resplandor
Día que nunca te mueves
cielo que por nosotros
caminas
Ríos que no sabéis herir
y barcas que se agolpan
en nuestras
[entrañas
Las bocas flotan como
los signos del zodiaco
Los brazos se
entrecruzan como flores
sobre las aguas
Las frentes siguen las
corrientes y los ojos
nada separan
Es la gloria llameante
que descansa en nuestros
cuerpos
Levantando sobre el
combate atroz de la
tiniebla y la luz
La enseña de la santa
compañía y las miradas
quietas
Es la gloria caída a
nuestros pies
Es el triunfo llagado
como un crepúsculo
subterráneo
Cambiando de estación en
el corazón del azogue
Como una rosa ahogada
entre nuestros brazos
O como el mar naciendo
de tus labios
EMILIO ADOLFO
WESTPHALEN
Perú-1911
EXILIO
III
(final)
"... Más alto, cada
noche, este clamor
silencioso sobre mi
umbral, más alto, cada
noche, este ascenso de
siglos bajo la escama,
¡Y, sobre todas las
playas de este mundo, un
yambo más bravío que
alimentar con mi ser!...
Tanta altura no acabará
con la orilla cortada a
pico de tu umbral, ¡oh
Esgrimidor de espadas en
la aurora,
¡Oh Manipulador de
águilas por sus ángulos,
y Nutridor de las
muchachas más agrias
bajo la pluma de hierro!
¡Toda cosa que nace
se horripila en el
oriente del mundo, toda
carne naciente exulta a
las primeras luces del
día!
Y he aquí que se alza un
rumor más vasto por el
mundo, como una
insurrección del alma...
No callarás, clamor,
hasta que no me haya
despojado en las arenas
de toda obediencia
humana. (¿Quién sabe aún
el lugar de mi
nacimiento?)"
SAINT-JOHN PERSE
Guadalupe (Colonia
francesa)-1887
De “Exilio”
YO ERA UNA MENTIRA DE LA LUNA
No vuelvas, no, porque la noche es
una
hechicera cordial que te
ha perdido;
verás que ya no soy
milagro ardido,
que yo era una mentira
de la luna.
No vuelvas, no, porque
será importuna
tu palabra de amor
contra mi oído;
verás que no es de besos
mi vestido,
que yo era una mentira
de la luna.
Quédate como el sueño,
desasido.
No vuelvas, no, porque
tal vez alguna
maldición se descuelgue
del olvido
y te toque en un ímpetu
de tuna.
Verás, amor, verás que
no he vivido:
que yo era una mentira
de la luna.
CARILDA OLIVER LABRA
Cuba-1922
De
“Sonetos”
SONETO FINAL
Son estos torreones de Galiana
barcos que iban al mar.
Cerca del río
atardece el antiguo
poderío
de la gracia tardía y
musulmana.
Tarde sube a Toledo la
campana
que, insistente, golpea
el metal frío;
tarde toca a rebato. Y
el envío
de mi voz llega tarde a
tu ventana.
Siempre se hace de noche
en mis ciudades
y el tiempo ha derribado
en las edades
mis castillos de arena;
de amor, digo.
Tarde ha llegado un niño
a ser hombre;
tarde el Tajo a Lisboa
con tu nombre;
tarde mi corazón como
testigo.
JOSÉ GARCÍA NIETO
España-1914
De
“Galiana”
DEMONIO DE LA ESCUELA PRIMARIA
Madre puso sobre mi boca la
palabra maestra
y alegremente amaba
hasta el hartazgo
las breves mariposas del
verano.
MIGUEL OSCAR MENASSA
Argentina-1940
De "Invocaciones"
LAS PUERTAS
Absorto tedio abierto
ante la fosanoche
inululada
que en seca grieta
abierta subsonríe su más
agrís
recato
abierto insisto insomne
a tantas muertesones de
inciensosón revuelo
hacia un destiempo
inmóvil de tan ya
amargas
manos
abierto al eco cruento
por costumbre de pulso
no
mal digo
por mero nimio glóbulo
abierto ante lo extraño
que en voraz queda
herrumbre circunroe las
parietales costas
abiertas al murmurio del
masombra
mientras se abren las
puertas.
OLIVERIO GIRONDO
Argentina-1891
De “En la Masmédula"
COMO AGUA SOBRE UNA PIEDRA
A quien retorna en busca
de su antiguo buscar
la noche se le cierra
como agua sobre una
piedra
como aire sobre un
pájaro
como se cierran dos
cuerpos al amarse.
ALEJANDRA PIZARNIK
(Argentina-1936)
De "Extracción de la
piedra de locura"
AMANTES
Una flor
no lejos de la
noche
mi cuerpo mudo
se abre
a la delicada urgencia
del rocío.
ALEJANDRA PIZARNIK
Argentina-1936
De "Los trabajos y
las noches"
XXVI
LA AMIGA COMPLACIENTE
La tormenta ha durado
toda la noche. Selenis,
la
de hermosos cabellos,
había venido a hilar
conmigo.
Se ha quedado por miedo
al barro, y abrazadas la
una
a la otra hemos llenado
mi pequeño lecho.
Cuando dos muchachas se
acuestan juntas, el
sueño se queda en la
puerta. "Bilitis, dime,
dime
a quién amas". Y
deslizaba su pierna
sobre la mía
para acariciarla
dulcemente.
Y dijo pegada a mi boca:
"Sé, Bilitis, que amas.
Cierra los ojos, soy
Lykas". Contesté
palpándola:
¿Es que no veo que eres
una muchacha? Tu broma
no viene a cuento".
Mas ella prosiguió: "De
verdad soy Lykas si tú
cierras los párpados.
Aquí están sus brazos,
aquí
sus manos..." Y
tiernamente, en el
silencio, hechizó
mi sueño con una
singular ilusión.
LOUISE LABÉ
(Francia-1522)
De "Las canciones
de Bilitis"
JUBILACIÓN
Después de haber
cumplido
con todas las tareas, me
pregunto
muy cerca de los setenta
años
¿quién me ama? ¿quién
vive en mí?
Acaso, yo haya sido,
a pesar de todos mis
amores
a pesar de todos mis
trabajos,
un hombre solitario.
Mi familia, mis hijos,
la mujer del comienzo,
mis amados discípulos,
¿sabrán algo de mí?
¿Alguno de mis versos,
habrá entrado en sus
vidas?
¿Alguno de mis versos,
alivió algún dolor?
Y esa mujer en plena
libertad
que ambiciona mi canto
¿ha podido algún hombre
amar
esa belleza
interminable?
¿Algún hombre ha podido
dejar crecer una mujer a
su lado
para verla partir, si es
necesario,
porque el mundo y el
amor la esperan?
Y no quiero exagerar
sólo quiero preguntarme
¿por qué vida habré
pasado?
¿qué dolor me atormentó?
¿Supe acaso amar y dar
sin preguntarme por qué?
Y a mi amada Poesía
¿supe dejarla volar?
Le di alas al poema
a mis versos alas di,
pero nunca hemos podido
de nuestra casa salir
El poema está volando
y nadie lo detendrá.
Volar era su destino
pero el mío, era cantar.
Por eso dejo partir
versos, amores y dichos.
Cuando volando se alejan
comienzo una historia
nueva.
Y no quiero molestar
ni a jóvenes ni a
mayores
pero debo confesar
que mi alegría es
brutal.
La diosa Poesía y bellas
mujeres
se han quedado a mi
lado.
Hasta mi propio corazón
está cerca de mí.
Tal vez ya estoy
ilusionado
e imagino una vida,
nueva, espléndida y
diversa
que nunca podré vivir.
Más, sin embargo, deseo
estar muy bien preparado
del alma, de los
dineros,
del cuerpo, de los
amores.
Por si llegara a pasar
un día cualquiera de
esos
que los humanos,
contentos,
nos pongamos a charlar.
Por si llegara a venir
ese día quiero estar
defendido por mis versos
y algún pensamiento más.
Y si nunca ha de llegar
no importa, sigo
estudiando,
escribiendo y
denunciando.
Amando; siendo feliz.
MIGUEL OSCAR MENASSA
Argentina-1940
De "Notas
Diálogos Redes Sociales
Flamenco, Tango y Poesía"
TODOS FUIMOS LEGIONARIOS
Decid de mí algún día:
no estuvo en las
trincheras,
pero escuchó el tronar
de los cañones
contra los muros
almenados,
y la explosión de las
granadas.
Su espíritu clemente
combatió y en verdad
estuvo allí.
El día en que una lluvia
de luceros
carnívoros y crueles fue
arrojada
sobre los muros de
Hiroshima,
todo su impacto y su
impiedad sufrí.
Y al disiparse aquellas
nubes ácidas
y aclarar en los cielos
y los montes,
entre un ciclón de
ruinas y cadáveres
mi cuerpo incinerado
estaba ahí.
Contad que estuve en
todos los campos de
batalla,
mas invisible en las
trincheras fui.
La sangre fría, el suero
de las úlceras
y el llanto de los
mártires bebí.
Sudé en silencio
lágrimas antiguas.
Ya el llanto de los
hombres no es así.
Legionario de aéreas
barricadas,
las viejas catedrales
defendí.
Contad esto que os digo
y que pudiera
ser la verdad de lo que
yo sentí:
no haber estado nunca en
las trincheras,
y sin embargo cómo
combatí.
Estuve en las Ardenas y
en Cherburgo,
y en Inglaterra
bombardeado fui.
Y aquel día en que
huyeron sus ejércitos
en Dunquerque, entre
lágrimas partí,
y el día en que tornaron
invasores
a defender la libertad,
volví.
En uno de esos campos de
batalla,
catead la tierra, por si
estuve allí.
Meted la punta de la
espada al fondo;
y si tocáis un cuerpo
sepultado,
por un segundo meditad
en mí.
Pudieran ser mis huesos,
mi carroña,
lo que se pudre
abandonado ahí.
Clavad entonces una
bayoneta
sobre ese promontorio
sin ventura,
cual otros que en Italia
conocí,
y ponedle la gorra de un
soldado,
o algún recuerdo que
perdure aquí.
¿Quién se pudre allá
abajo? ¡Quién lo sabe!
¡Un compañero, como
tantos vi!
Tal vez un héroe
incógnito, o yo mismo
que fui un hombre de
paz... y combatí;
que no estuve jamás en
las trincheras,
y sin embargo cómo
padecí.
Nadie supo mi nombre. El
mundo ignora
cuanto es pequeño.
Referidlo así.
GERMÁN PARDO GARCÍA
Colombia-1902
De “El defensor"
DESNUDO EN BARRO
Como horribles batracios
a la atmósfera,
suben visajes lúgubres
al labio.
Por el Sahara azul de la
Substancia
camina un verso gris, un
dromedario.
Fosforece un mohín de
sueños crueles.
Y el ciego que murió
lleno de voces
de nueve. Y madrugar,
poeta, nómada,
al crudísimo día de ser
hombre.
Las Horas van febriles,
y en los ángulos
abortan rubios siglos de
ventura.
Quién tira tanto el
hilo; quién descuelga
sin piedad nuestros
nervios,
cordeles ya gastados, a
la tumba!
¡Amor! Y tú también.
Pedradas negras
se engendran en tu
máscara y la rompen.
¡La tumba es todavía
un sexo de mujer que
atrae al hombre!
CÉSAR VALLEJO
Perú-1892
De
“Los
heraldos negros”
El POETA CANTA POR TODOS
I
Allí están todos, y tú
los estás mirando pasar.
¡Ah, sí, allí, cómo
quisieras mezclarte y
reconocerte!
El furioso torbellino
dentro del corazón te
enloquece.
Masa frenética de dolor,
salpicada
contra aquellas mudas
paredes interiores de
carne.
Y entonces en un último
esfuerzo te decides. Sí,
pasan.
Todos están pasando. Hay
niños, mujeres. Hombres
serios.
Luto cierto, miradas.
Y una masa sola, un
único ser,
reconcentradamente
desfila.
Y tú, con el corazón
apretado, convulso de tu
solitario
dolor, en un último
esfuerzo te sumes.
Sí, al fin, ¡cómo te
encuentras y hallas!
Allí serenamente en la
ola te entregas.
Quedamente derivas.
Y vas acunadamente
empujado, como mecido,
ablandado.
Y oyes un rumor denso,
como un cántico
ensordecido.
Son miles de corazones
que hacen un único
corazón que te
lleva.
VICENTE ALEIXANDRE
España-1898
De “Historia del
corazón”
El POETA CANTA POR TODOS
II
Un único corazón que te
lleva.
Abdica de tu propio
dolor. Distiende tu
propio corazón
contraído.
Un único corazón te
recorre, un único latido
sube a tus ojos,
poderosamente invade tu
cuerpo, levanta tu
pecho, te hace
agitar las manos
cuando ahora avanzas.
Y si te yergues, si un
instante levantas la
voz,
yo sé bien lo que
cantas.
Eso que desde todos los
oscuros cuerpos casi
infinitos se
ha unido y
relampagueado,
que a través de cuerpos
y almas se liberta de
pronto en
tu grito,
es la voz de los que te
llevan, la voz verdadera
y alzada
donde tú puedes
escucharte, donde tú,
con asombro, te
reconoces.
La voz que por tu
garganta, desde todos
los corazones
esparcidos,
se alza limpiamente en
el aire.
VICENTE ALEIXANDRE
España-1898
De “Historia del
corazón”