Madrid, 01-12-17

EN LA CAMA

La enfermedad que tengo me condena a la inmovilidad
absoluta en la cama. Cuando mi aburrimiento alcanza
proporciones excesivas y que van a desequilibrarme
si no se interviene, esto es lo que hago:
Aplasto mi cráneo y lo extiendo delante mío tan lejos
como sea posible y cuando está bien chato, saco mi
caballería. Los cascos golpean nítidamente sobre ese
suelo firme y amarillento. Los escuadrones de inmediato
se ponen a trotar, y se piafa y se lanzan coces. Y ese ruido,
ese ritmo claro y múltiple, ese ardor que respira el combate
y la Victoria, encantan el alma de quien está clavado a la
cama y no puede hacer un movimiento.

HENRI MICHAUX
Bélgica-1899
De “La noche agitada”  


Madrid, 04-12-17

LXII

          Alfombra
Cuando vayas al cuarto que tú sabes,
entra en él, pero entorna con tiento la mampara
          que tánto se entreabre,
casa bien los cerrojos, para que ya no puedan
volverse otras espaldas.

          Corteza
Y cuando salgas, di que no tardarás
a llamar al canal que nos separa:
fuertemente cogido de un canto de tu suerte,
te soy inseparable,
y me arrastras de borde de tu alma.

          Almohace
Y sólo cuando hayamos muerto ¡quién sabe!
          Oh nó. ¡Quién sabe!
entonces nos habremos separado.
Mas si, al cambiar el paso, me tocase a mí
la desconocida bandera, te he esperar allá,
en la confluencia del soplo y el hueso,
como antaño,
como antaño en la esquina de los novios
          ponientes de la tierra.

Y desde allí te seguiré a lo largo
de otros mundos, y siquiera podrán
servirte mis nós musgosos y arrecidos,
para que en ellos poses las rodillas
en las siete caídas de esa cuesta infinita,
y así te duelan menos.

CÉSAR VALLEJO
Perú-1892
De “Trilce”


Madrid, 05-12-17

PEQUEÑO RESPONSO A UN HÉROE
DE LA REPÚBLICA

Un libro quedó al borde de su cintura muerta,
un libro retoñaba de su cadáver muerto.
Se llevaron al héroe,
y corpórea y aciaga entró su boca en nuestro aliento;
sudamos todos, el hombligo a cuestas;
caminantes las lunas nos seguían;
también sudaba de tristeza el muerto.

Y un libro, en la batalla de Toledo,
un libro, atrás un libro, arriba un libro, retoñaba del cadáver.

Poesía del pómulo morado, entre el decirlo
y el callarlo,
poesía en la carta moral que acompañara
a su corazón.
Quedóse el libro y nada más, que no hay
insectos en la tumba,
y quedó al borde de su manga, el aire remojándose
y haciéndose gaseoso, infinito.

Todos sudamos, el hombligo a cuestas,
también sudaba de tristeza el muerto
y un libro, yo lo vi sentidamente,
un libro, atrás un libro, arriba un libro
retoño del cadáver ex abrupto.

CÉSAR VALLEJO
Perú-1892
De “España, aparta de mí este cáliz”


Madrid, 07-12-17

ESPAÑA, APARTA DE MÍ ESTE CÁLIZ
VIII

Aquí.
Ramón Collar,
prosigue tu familia soga a soga,
se sucede,
en tanto que visitas, tú, allá, a las siete espadas, en Madrid,
en el frente de Madrid.

¡Ramón Collar, yuntero
y soldado hasta yerno de tu suegro,
marido, hijo limítrofe del viejo Hijo del Hombre!
Ramón de pena, tú, Collar valiente,
paladín de Madrid y por cojones; Ramonete,
aquí,
los tuyos piensan mucho en tu peinado!

¡Ansiosos, ágiles de llorar, cuando la lágrima!
¡Y cuando los tambores, andan; hablan
delante de tu buey, cuando la tierra!
¡Ramón! ¡Collar! ¡Si eres herido,
no seas malo en sucumbir; ¡refrénate!
Aquí,
tu cruel capacidad está en cajitas;
aquí,
tu pantalón oscuro, andando el tiempo,
sabe ya andar solísimo, acabarse;
aquí,
Ramón, tu suegro, el viejo,
te pierde a cada encuentro con su hija!

Te diré que han comido aquí tu carne,
sin saberlo,
tu pecho, sin saberlo,
tu pie;
pero cavilan todos en tus pasos coronados de polvo!

¡Han rezado a Dios,
aquí;
se han sentado en tu cama, hablando a voces
entre tu soledad y tus cositas;
no sé quién ha tomado tu arado, no sé quién
fue a ti, ni quién volvió de tu caballo!

¡Aquí, Ramón Collar, en fin, tu amigo!
¡Salud, hombre de Dios, mata y escribe!

CÉSAR VALLEJO
Perú-1892
De “España, aparta de mí este cáliz”


Madrid, 11-12-17

VAMOS JUNTOS

Con tu puedo y con mi quiero
vamos juntos compañero

compañero te desvela
la misma suerte que a mí
prometiste y prometí
encender esta candela

con tu puedo y con mi quiero
vamos juntos compañero

la muerte mata y escucha
la vida viene después
la unidad que sirve es
la que nos une en la lucha

con tu puedo y con mi quiero
vamos juntos compañero

la historia tañe sonora
su lección como campana
para gozar el mañana
hay que pelear el ahora

con tu puedo y con mi quiero
vamos juntos compañero

ya no somos inocentes
ni en la mala ni en la buena
cada cual en su faena
porque en esto no hay suplentes

con tu puedo y con mi quiero
vamos juntos compañero

algunos cantan victoria
porque el pueblo paga vidas
pero esas muertes queridas
van escribiendo la historia

con tu puedo y con mi quiero
vamos juntos compañero.

MARIO BENEDETTI
Uruguay-1920


Madrid, 12-12-17

PARA SOÑAR QUE ESTÁ VIVO

La boca aquella de fiebre
donde hoy pasta alguna hormiga,
su boca dulce -esa miga
con caridad de pesebre-
no hay verso que la celebre.
Quieren volverse raíz
su ausente voz, su nariz;
entre lápidas y abrojos
están sembrados los ojos
con que ayer era feliz.

Es por eso que deliro
sin darme del mundo cuenta
y en mi locura violenta
traigo fuerza, no suspiro.
De tanta pasión, conspiro
y lo invento en un papel;
extraña demente fiel,
señora de amor y asombro,
lo acuesto sobre mi hombro
y me levanto con él.

¿Qué soy yo sin la ilusión
de su abrazo, breve cielo,
sin su ternura que lelo
me ponía el corazón?
¿Qué soy yo, dime, qué son
mis tiempos sin la alborada
humilde de su pisada;
qué soy yo sin luz tan pura,
sin su verde, su hermosura?
Pues ceniza, polvo, nada.

Muerte que olvido promete
y llegará no sé cuándo
aquí te espero cantando,
no puedo decirte: vete.
Aunque seré tu juguete
no me duelo ni te esquivo.
Porque la tienes cautivo
cierra estos ojos, sé justa;
que sólo dormir me gusta
para soñar que está vivo.

CARILDA OLIVER LABRA
Cuba-1922
De “Se me ha perdido un hombre”


Madrid, 13-12-17

LA CITA
VI

Las tres en punto. Declaró el jilguero
una especie de música en la casa.
(Hay un dolor perenne que retrasa
el alma hacia su instante verdadero.)

Apenas todo te perdí en la frente,
como una piedra se cayo mi vida.
Era mucho tal vez: sueño, partida;
nunca jamás, ayer resplandeciente.

Quédate como fuiste en mi memoria
cuando la tarde nos sirvió de gloria
y trajo esta ilusión que me emborracha.

Las tres en punto: eternidad. Afuera
tuvo sol de repente la palmera;
adentro fue feliz una muchacha.

CARILDA OLIVER LABRA
Cuba-1922
De “Sonetos”


Madrid, 14-12-17

LA CITA
VII

¡Pero qué pronto se acabó el encierro
en la inefable historia de arrebato!
(Jugamos al me muero y al te mato,
a la magnolia que enternece al hierro.)

Sonó el minuto malo del destierro,
me despedí de tu café, del gato;
me puse la tristeza y un zapato
y en todo el aire prosperó mi entierro.

Recuerdo, esposo, que al abrir la reja
me he marchitado como luna vieja.
Y hubo tanto pavor en nuestra calle,

tanto derrumbe en las aceras lacias,
tanto drama cayendo de mi talle,
que simplemente me dijiste: gracias.

CARILDA OLIVER LABRA
Cuba-1922
De “Sonetos”


Madrid, 15-12-17

ÁRBOL DE DIANA
9

Estos huesos brillando en la noche,
estas palabras como piedras preciosas
en la garganta viva de un pájaro petrificado,
este verde muy amado,
este lila caliente,
este corazón sólo misterioso.

ALEJANDRA PIZARNIK
Argentina-1936
De "Árbol de Diana"


 

Selección de Poemas Editados
 

 

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