Madrid, 01-03-16

LXIV

Como guarda el avaro su tesoro,
guardaba mi dolor;
le quería probar que hay algo eterno
a la que eterno me juró su amor.

Mas hoy le llamo en vano y oigo al tiempo
que le agotó, decir:
¡Ah, barro miserable!, ¡eternamente
no podrás ni aun sufrir!

GUSTAVO ADOLFO BÉCQUER
España-1836
De “Rimas”


Madrid, 02-03-16

PALABRAS DE RUBÉN DARÍO

Bajo sus lomos rojos, en la oscura caoba,
tus libros duermen. Sigo los últimos autores:
otras formas me atraen, otros nuevos colores
y a tus fiestas paganas la corriente me roba.

Goza de estilos fieros -anchos dientes de loba.
De otros sobrios, prolijos - cipreses veladores.
De otros blancos y finos - columnas bajo flores.
De otros ácidos y ocres - tempestades de alcoba.

Ya te había olvidado y al azar te retomo,
y a los primeros versos se levanta del tomo
tu fresco y fino aliento de mieles olorosas.

Amante al que se vuelve como la vez primera:
eres la boca dulce que allá, en la primavera,
nos licuara en las venas todo un bosque de rosas.

ALFONSINA STORNI
Argentina nacida en Suiza-1892
De "Ocre


Madrid, 03-03-16

FINAL TALUD

¡He llegado a un talud en mi aventura
de circunvalador del infinito!
¡Mi nombre dejo sobre el agua escrito,
o en la pared que la humedad rotura!

¡Como soldado defendí clausura!
¡Como silente sepulté mi grito!
¡Como demonio padecí proscrito
y como arcángel me cubrí de albura!

¡Arbóreo el esternón, selva de acanto
con estruendo de nubes aquilinas!
¡Del salitroso manantial del llanto

tuve en la faz cisternas masculinas,
y en los pliegues magnéticos del manto
la Clave de las Páginas Divinas!

 

GERMÁN PARDO GARCÍA
Colombia-1902
De “Himnos del hierofante”


Madrid, 04-03-16

MALDOROR

¡Ay! ¿Qué son pues el bien y el mal? ¿Son una
misma cosa por la que testimoniamos con
rabia nuestra impotencia y la pasión de
alcanzar el infinito hasta por los medios más insensatos?
Lautréamont: Los cantos de Maldoror

Tú, para quien la sed cabe en el cuenco exacto de la mano,
no mires hacia aquí.
No te detengas.
Porque hay alguien cuyo poder corromperá tu dicha,
ese trozo de espejo en que te encierras envuelto en un
   harapo deslumbrante del cielo.
Se llamó Maldoror
y desertó de Dios y de los hombres.
Entre todos los hombres fue elegido para infierno de Dios
y entre todos los dioses para condenación de cada hombre.
Él estuvo más solo que alguien a quien devuelven de la
   muerte para ser inmortal entre los vivos.

¿Qué fue de aquel a cuyo corazón se enlazaron las furias
   con brazos de serpiente,
del que saltó los muros para acatar las leyes de las bestias,
del que bebió en la sangre un veneno sediento,
del que no durmió nunca para impedir que un prado celeste
   le invadiera la mirada maldita,
del que quiso aspirar el universo como una bocanada de
   cenizas ardientes?

No es castigo,
ni es sueño,
ni puñado de polvo arrepentido.
Del vaho de mi sombra se alza a veces la centelleante
   máscara de un ángel que vuelve en su caballo alucinado a disputar un reino.

Él sacude mi casa,
me desgarra de luz y como antaño la piel de los adolescentes,
y roe con su lepra la tela de mis sueños.
Es Maldoror que pasa.
Hasta el fin de los siglos levantará su canto rebelde contra el mundo.
Su paso es una llaga sobre el rostro del tiempo.

OLGA OROZCO
Argentina-1920
de “Las muertes”


Madrid, 07-03-16

TU CUERPO

Tu cuerpo
se me aparecía
por las noches
como una montaña
y yo trepaba por tu cuerpo 
como un animal salvaje
en su terreno.

Me caía y relinchaba
como un potrillo joven
y me esforzaba en llegar
a tu risa de aguas claras
para bañar mi cuerpo
en esa algarabía.

Una vez
una de tus pesadas manos 
cayó sobre mí
para desviar mi mirada
del hondo precipicio

y yo seguí creciendo.

Después del golpe
recuerdo de tu voz:
la muerte cuando ocurre
ocurre a solas.

MIGUEL OSCAR MENASSA
Argentina-1940
De “La poesía y yo”


Madrid, 08-03-16

LLAMADA PERPETUA

Las mujeres de los andenes y las correrías sordas como flores
   y peinadas con el marfil del olvido
reinas furtivas apostadas en cuartos desconocidos
sus lenguas nómadas iluminando los corazones cuando sus
   ropas se disuelven y como es natural su inocencia las
   hace dueñas de la tierra con el sudor de sus bocas y arden
   sobre los muertos y las joyas mientras corre el sol por sus
   espaldas

                                                            ¡centelleantes como el
saldo de la marsopa bajo la carcajada del trópico!

Y sólo su cielo de amnesia. ¡Sólo sus pechos irreconocibles
   detrás de grandes lluvias
carnívoras lentas perdidas de pronto en plena estación
   como una costa que vira hacia la incertidumbre de
   otro aliento!

La luna de los hoteles con indecencias de otras razas. Una
   misma mirada sirve de abrigo y amenaza. Criaturas cuya
   piedad nos exalta como una hostia violada
cuya ternura nos enardece como el escorpión en su círculo
   de fuego.

¡Oh bellos dientes de los demonios que amo! Un sol de
   mujer que se evade hasta la raíz de su sangre
rozando con su cuerpo todas las hojas del verano todas
   las plumas de la locura todos los gallos decapitados
   bajo el filo de su presencia
                 ¡como la llaga blanca del tiempo perdido!

ENRIQUE MOLINA
Argentina-1910
De “El pasajero de la habitación Nº 23”


Madrid, 09-03-16

TORO EN EL MAR
5

Sobre un campo de anémonas,
cayó muerto el soldado.
Las anémonas blancas,
de grana lo lloraron.
De los montes vinieron jabalíes
y un río se llenó de muslos blancos.

RAFAEL ALBERTI
España-1902
De "Entre el clavel y la espada" 


Madrid, 10-03-16

LA SANGRE DE OTROS

Leo los poemas de los muertos
yo que estoy viva
yo que viví para reírme y llorar
y gritar Patria Libre o Morir
sobre un camión
el día que llegamos a Managua.

Leo los poemas de los muertos,
veo las hormigas sobre la grama,
mis pies descalzos,
tu pelo lacio,
espalda encorvada sobre la reunión.

Leo los poemas de los muertos
y siento que esta sangre con que nos amamos,
no nos pertenece.

GIOCONDA BELLI

Nicaragua, 1948

De “El ojo de la mujer”


Madrid, 11-03-16

CREDO

Creo que mi poesía nace de la felicidad,
de esa conciencia dolorosa de ser feliz
sin motivo, ser feliz como una necesidad
intransigente que no admite los momentos
de tristeza, que exige la risa, el sol,
a lo largo de todos los días, en los ratos
más inesperados porque para escribir
necesito ser feliz, sentirme como un
caballo relinchón, explotar las palabras
como malinchazos, llenarme de maleza
coschillosa hasta el borde, hasta que se
me salga el alma, el goce que me hace
poeta.

GIOCONDA BELLI

Nicaragua, 1948

De “El ojo de la mujer”


Madrid, 14-03-16

DEMONIO DE LA POLÍTICA

Y fui corriendo hasta donde crecían los manzanos
y vi cuando llegué jadeante al nacimiento de los ríos
que los demonios de la guerra
y también los poderosos demonios de la paz
ocultaban sus grandes culos en opacas mansiones
y entonces elegí
el peligro de las altas cumbres
el deambular por las montañas y festejar
con los antiguos sabios en pequeñas alcobas
una nueva manera de vivir.

MIGUEL OSCAR MENASSA
Argentina-1940
De “Invocaciones”


Madrid, 15-03-16

DEMONIO DE LA MUERTE

Tengo para entregarte mis endemoniadas pasiones
mi carne joven quemada por el viento
para nombrarte reservo por si acaso

                                                         mis palabras.

MIGUEL OSCAR MENASSA
Argentina-1940
De “Invocaciones


Madrid, 16-03-16

DIOS DE LA LIBERTAD

Juntemos el universo de nuestros sexos
y opongamos
al inexorable límite del tiempo
la siembra permanente.

MIGUEL OSCAR MENASSA
Argentina-1940
De “Invocaciones


Madrid, 17-03-16

DIOS DE LA POESÍA

Te tengo en mi mirada.

Nuestras pequeñas diferencias
se tienden sobre las altas vegetaciones tropicales
a pleno sol o bajo las claras estrellas de la noche
y hablan de amor.

MIGUEL OSCAR MENASSA
Argentina-1940
De “Invocaciones


Madrid, 18-03-16

DIOS DE LA MUERTE

Poderoso dios
                    te sobrevivo
Mis poemas y mis valientes hijos 
vuelan hacia el futuro.
Acontecerán
                  más allá de tus reinos.

MIGUEL OSCAR MENASSA
Argentina-1940
De “Invocaciones


Madrid, 21-03-16

LOS DIOSES ORIUNDOS
VI

¡Qué mudos estáis, dioses!
en los tronos ulcerados por la luna,
un nimbo de pluma en las cabezas,
mientras caen las lágrimas
de vuestros ojos oxidados.

¡Qué frío de altas cumbres
os ladra, qué dientes, qué estalactita
se hinca en vuestras carnes de neblina!

OSCAR CERRUTO
Bolivia-1912
De "Los dioses oriundos y otros poemas"


Madrid, 22-03-16

PROVERBIOS Y CANTARES

LI

Luz del alma, luz divina,
faro, antorcha, estrella, sol...
Un hombre a tientas camina;
lleva a la espalda un farol.

ANTONIO MACHADO
España-1875
De “Proverbios y cantares”


Madrid, 23-03-16

PARÁBOLAS
VI

El Dios que todos llevamos,
el Dios que todos hacemos,
el Dios que todos buscamos
y que nunca encontraremos.
Tres dioses o tres personas
del solo Dios verdadero.

ANTONIO MACHADO
España-1875
De “Proverbios y cantares”


Madrid, 28-03-16

CASCADA EN SEQUEDAL

Ganas tengo de cantar,
sin razón de mi algarada;
ni vivo en la tierra
de donde es la palma,

ni la madre mía
entra por mi casa,
ni regreso a ella
gritando en la barca...

Ganas de cantar
partiendo tres ráfagas,
sin poder cantar
de lo alborotada;

por la luz devuelta
que anduvo trocada
por sierras que pasó
con su tribu de hayas,

y un ruido que suena,
no sé dónde, de aguas,
que me viene al pecho
y que es de cascada.

Cae donde cae
y ayer no rodaba;
cerca de mi cuerpo
se despeña y llama.

Me paro y escucho,
sin ir a buscarla:
¡agua, madre mía,
e hija mía, el agua!

¡Yo la quiero ver
y no puedo, de ansia,
y sigue cayendo,
l'agua palmoteada!

GABRIELA MISTRAL
Chile-1889
De “Tala”


Madrid, 29-03-16

AL FIN EL PORVENIR

Al cabo de tanto ayer encontré un gran futuro.
Por fin la edad de oro, el buen tiempo, la bella época,
la que soñó cada una
de las generaciones de los muertos.

Todo en paz, todo en calma,
todo placer y armonía.
Sin lugar para el odio ni la crueldad.
Sin opresión, violencia ni amargura.

Gran lugar este porvenir presagio del cielo,
prometido por todos, visto por nadie.

Qué desgracia: el futuro también pasó.
Hoy se ha perdido en el ayer terrible.

JOSÉ EMILIO PACHECO
México-1939
De “La arena errante”


Madrid, 30-03-16

¿NO CESARÁ ESTE RAYO QUE ME HABITA?

¿No cesará este rayo que me habita
el corazón de exasperadas fieras
y de fraguas coléricas y herreras
donde el metal más fresco se marchita?

¿No cesará esta terca estalactita
de cultivar sus duras cabelleras
como espadas y rígidas hogueras
hacia mi corazón que muge y grita?

Este rayo ni cesa ni se agota:
de mí mismo tomó su procedencia
y ejercita en mí mismo sus furores.

Esta obstinada piedra de mí brota
y sobre mí dirige la insistencia
de sus lluviosos rayos destructores.

MIGUEL HERNÁNDEZ
España-1910
De “El rayo que no cesa”


Madrid, 31-03-16

LA FRAISNE (EL FRESNO)

Pues fui un lúgubre y grave consejero
sabio en todo, y muy anciano,
mas he renunciado a esta locura y al frío
que lleva como capa la vejez.

Era bastante fuerte -al menos eso dicen,
los jóvenes que hacen esgrima;
mas he renunciado a esta locura, alegrándome
de otra manera que más me satisface.

He serpenteado entre los troncos de los fresnos,
he ocultado mi rostro donde el roble
extiende sus hojas sobre mí, y al yugo
de las viejas costumbres del hombre he renunciado.

Junto a la calma charca de Mar-nan-otha
me he echado una novia
que otrora fue un cornejo.
Ella me ha hecho dejar mis viejas costumbres,
ha acallado mi rencor del consejo,
mandándome alabar

nada más que el viento que revolotea en las hojas.

Ella me ha apartado de mis viejas costumbres,
tan es así que dicen que he perdido el juicio;
pero he visto el dolor de los hombres, y estoy contento,
pues sé que amarguras y sollozos son locura.

¿Y yo? He renunciado a toda locura y pesar.
Envolví mis lágrimas en una hoja de olmo
y las dejé bajo una piedra
y ahora los hombres me llaman loco porque he arrojado
toda locura de mí, rechazándola
para abandonar las viejas costumbres yermas de los hombres,

porque mi novia
es una charca del bosque, y
aunque todos los hombres digan que estoy loco
lo que sucede es que estoy contento,
muy contento, pues mi novia siente por mí un gran amor
que es más dulce que el amor de las mujeres
que atormenta, quema y extravía.

¡Ah! Es verdad que estoy contento
contentísimo, pues la tengo aquí a solas
y no hay quien nos perturbe.

En cierta ocasión, cuando yo estaba entre los jóvenes...
Y decían que era bastante fuerte, entre los jóvenes.

Una vez hubo una mujer...
... pero se me olvida... era...
... espero que no vuelva.

... no recuerdo...

... creo que una vez me hizo daño, pero...
Eso fue hace mucho tiempo.

Ya no me gusta recordar las cosas.

Me gusta una bandada de vientos que soplan
en los fresnos de aquí:
pues estamos muy solos
aquí entre los fresnos.

EZRA POUND
Estados Unidos-1885
De "Personae"


 

Selección de Poemas Editados
 

 

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