Madrid, 03-05-16

LVII (32)
ESTE
ARMAZÓN DE HUESOS Y PELLEJOS

Este armazón de huesos y pellejos,
de pasear una cabeza loca
se halla cansado al fin, y no lo extraño,
pues, aunque es la verdad que no soy viejo,


de la parte de vida que me toca
en la vida del mundo, por mi daño
he hecho un uso tal, que juraría
que he condensado un siglo en cada día.


Así, aunque ahora muriera,
no podría decir que no he vivido;
que el sayo, al parecer nuevo por fuera,
conozco que por dentro ha envejecido.


Ha envejecido, sí, ¡pese a mi estrella!
Harto lo dice ya mi afán doliente,
que hay dolor que, al pasar su horrible huella,
graba en el corazón, si no en la frente.

GUSTAVO ADOLFO BÉCQUER
España-1836
De “Rimas”


Madrid, 04-05-16

CANTO DE AMOR A LA SEÑORA MUERTE

VI

Profunda mujerzuela ¿quién te verá?
¿Quién te verá la boca besadora,
la frente bien pensante, quién te verá?
¿Quién te verá deidad como te veo:
ofreciéndote dadora, núbil promesa,
racimo de la sed que ya poseo?

 

VIII

Muerte la mar de amor, muerte no sola,
acompañada ahora para siempre.
No te vayas de mí, mi compañera,
Agredida en estampas, pura al verte.

HÉCTOR YÁNOVER

Argentina-1929

De “Arras para una boda”


Madrid, 05-05-16

BRIZNA, PEQUEÑO TALLO...

Brizna, pequeño tallo
verde, en la tierra oscura:
¿De qué selva minúscula
eres baobab, de cuántos
pájaros-pulgas guardan
nidos tus fuertes ramas?
Brizna, pequeño tallo
verde, en la tierra oscura,
yo durmiendo a tu sombra,
para soñar echado
bajo la luna.

NICOLÁS GUILLÉN
Cuba-1902
De “El aeroplano y otros poemas”


Madrid, 06-05-16

BRISA QUE APENAS MUEVES

Brisa que apenas mueves
las flores, sosegada,
fino aliento del carmen
que blandamente pasas,
ven y empuja mi barca,
presa en el mar inmóvil.
Llévame, poderosa,
en tus mínimas alas,
oh, brisa, fino aliento,
brisa que apenas mueves
las flores, sosegada.

NICOLÁS GUILLÉN
Cuba-1902
De “El aeroplano y otros poemas”


Madrid, 09-05-16

PUNTO DE LUZ, SUSPENSO LAMPO...

Punto de luz, suspenso
lampo, remota estrella,
tú, sol de otros planetas,
bien que apenas te veo,
allá lejos, lejísimo,
muy lejos,
¿podré pedirte el fuego,
la luz y que madures
mis frutos, oh suspenso
lampo, remota estrella,
tú, sol de otros planetas?

NICOLÁS GUILLÉN
Cuba-1902
De “El aeroplano y otros poemas”


Madrid, 10-05-16

ESOS REFLEJOS SOLITARIOS

Olvidemos las últimas
lágrimas, el mortecino día,
y tornemos a los viejos y rientes fantasmas
en donde hemos amado.
Allá están, todavía
en la niebla marina,
y sus lánguidos y ondulantes ropajes
desprenden una aureola
brillante como el tiempo.
allá están, solitarios,
y extrañamente unidos
a la orgullosa espuma,
y las lianas del agua
entretejen sus venas,
pero sus muertos pechos
aún saben nuestros nombres...
¿Pueden reconocernos ellos, que antes amaron
con nuestros propios gestos...?
¡Oh, sí! su corazón
no ha caído del todo
y sobre el áureo mar
dulcemente perduran,
allá, donde lo eterno recoge su belleza
vacía y cruel como el olvido.

ENRIQUE MOLINA
Argentina-1910
De “Reino solitario”


Madrid, 11-05-16

RETRATO

Hablando con los amigos,
o sentada allí, junto al piano,
entre los retratos y los cuadros,
oía crecer el tiempo, no sin cierta esperanza,
en sus pequeñas venas azules.

Abría los balcones y su altiva cabeza
suspensa quedaba del atardecer.
Su oxidado y moreno pelo
alrededor flotaba, con su voz,
como el crepúsculo, rodeándola con dulzura,
para caer luego a su espalda,
como una lacia y profunda hoja.
Así esperaba la noche, de pie, naturalmente,
sin terror a su grandeza sombría.

ENRIQUE MOLINA
Argentina-1910
De “Reino solitario”


Madrid, 12-05-16

PIEDRA PULIDA

Vendrás cuando el camino te haya dado
su secreto, su voz.
Cuando -piedra pulida-
estés desnuda de ti misma,
y tengas la boca amarga,
y apenas te saluden las horas,
cruzadas de brazo.

Entonces, ya no podré hablarte,
porque estarás más sorda que nunca;
pasarás solamente
rodando hacia el abismo:
Te veré hundirte en él,
sonora de saltos
y esperaré que suba
la última resonancia, el postrer eco,
piedra pulida,
desnuda de ti misma.

NICOLÁS GUILLÉN
Cuba-1902
De “Poemas de transición


Madrid, 13-05-16

 

SONORAMENTE...

Sonoramente recojo la bandera de la muerte y la clavo en mí.

Palabras como torres, frases acantiladas, trapos sucios de sangre,
volando en mí, dentro de mí, rompiendo los encajes.

Sonora carcajada abierta de la muerte, ruidos como de sedas
partiéndose en el mar.

MIGUEL OSCAR MENASSA
Argentina-1940
De “Al sur de Europa


Madrid, 17-05-16

18
HEME AQUÍ...

Heme aquí al borde del espacio y lejos de las circunstancias
Me voy tiernamente como una luz
Hacia el camino de las apariencias
Volveré a sentarme en las rodillas de mi padre
Una hermosa primavera refrescada por el abanico de las alas
Cuando los peces deshacen la cortina del mar
Y el vacío se hincha por una mirada posible

Volveré sobre las aguas del cielo

Me gusta viajar como el barco del ojo
Que va y viene en cada parpadeo
He tocado ya seis veces el umbral
Del infinito que encierra el viento

nada en la vida
Salvo un grito de antesala
Nerviosas oceánicas qué desgracia nos persigue
En la urna de las flores impacientes
Se encuentran las emociones en ritmo definido

VICENTE HUIDOBRO
Chile-1893
De “Tout-á-coup. Poemes, 1922-1923”


Madrid, 18-05-16

3
SEÑORA...

Me alejo en silencio como una cinta de seda
Paseante de arroyos
Todos los días me ahogo
En medio de plantaciones de plegarias
las catedrales de mis ternuras cantan a la noche bajo el agua
Y esos cantos forman las islas del mar

Soy el paseante
El paseante que se parece a las cuatro estaciones
El bello pájaro navegante
Era como un reloj envuelto en algodón
Antes de volar me ha dicho tu nombre

El horizonte colonial está cubierto todo de cortinajes
Vamos a dormir bajo el árbol parecido a la lluvia

VICENTE HUIDOBRO
Chile-1893
De “Tout-á-coup. Poemes, 1922-1923


Madrid, 19-05-16

BAR "LA CALESITA"

Es el fondo de un bar. Es un lugar parecido a una
   cueva donde uno se sienta, bebe y ve pasar a
   hombres enrarecidos por distintos problemas. Es
   una gran linterna mágica.

Es una gruta retirada del mundo que cobija a sus
   criaturas. uno se siente allí ferozmente feliz.

Acaba de aparecer el primer hombre, apenas ha
   aprendido a caminar, aún no sabe defenderse.

El hombre sonríe y llora y sigue la fiesta.

FRANCISCO URONDO
Argentina-1930
De “Poemas de batalla”


Madrid, 20-05-16

HOY HE CONOCIDO
EL TERRAPLÉN SANGRANTE

Hoy he conocido el terraplén sangrante,
la herida en el ojo, abierto, de la vaca.
La ojiva negra perdida en el semblante,
la voluntad de amar el pozo de la nada.

He visto a mi lado las caras de la muerte,
el cascabel faltante de las horas de amor.
La cruz de Cristo, partida, en mil pedazos,
la triste encrucijada de odios malhabidos.

He visto, he conocido, he sentido a mi lado
enfurecida bestia de la triste venganza.
El humo envenenado de horas no vividas.

Hoy he vivido sin par mi nacimiento,
mi original manera de nacer a la vida.
El colosal, surgimiento de un poema.

MIGUEL OSCAR MENASSA
Argentina-1940
De “Poemas y cartas a mi amante loca joven poeta psicoanalista
 


Madrid, 23-05-16

BALANCE DE LA SOMBRA

Muchas veces, en los desvanes de la noche,
cuando la soledad se llena de ratones que vuelan o escarban
   bajo el piso
para roer, tal vez, los pocos nudos que me atan a este asilo,
busco a tientas la tabla donde asirme o el lazo que todavía
   me retenga.
Entonces te adelantas, aunque no sé quién eres,
sombra fugaz y sombra de mí misma, mi sombra ensimismada,
sí, tú, la más cercana pero la más extraña,
y siento que aun con tu inasible custodia me confirmas
   un lugar en el mundo.
Pero ¿quién eres tú?, ¿quién eres?
Quizás seas apenas como un jirón de niebla
que copia dócilmente cada pacto de mi sustancia con el tiempo,
como cree la luz;
o acaso estés aquí sólo para testimoniar con tu insistente
   opacidad la culpa y la caída.
Compañía fatal o delatora,
yo sé que agazapada en un rincón cualquiera de los sueños
permites que la muerte se pruebe mi propio cuerpo
   cuando duermo.
Y no ignoro tampoco que llegas desde el fondo de un abismo
   con alas de ladrona
y escondes en tu vuelo soles negros,
humaredas de infiernos nunca vistos y recuerdos que zumban
   como enjambres.
Tu cosecha de ayer; tu amenaza y promesa para hoy y mañana.
Sospecho que también tú me has contagiado paredones roídos,
templos rotos, fisuras dolorosas y escondrijos que dan
   al otro lado.
Pero también multiplicaste a ciegas las visiones del amor
   que no muere,
nos vestiste con noche encandilada, con fugitivos resplandores,
y hasta te vi saliendo de ti misma
y te vi propagarnos como a un eco, como a un temblor de luces
   hacia la eternidad,
al paso de las aguas.
Sombra perversa y sombra protectora,
mi doble de dos caras.
Nunca tuve otra hija más que tú
y has hecho lo imposible por parecerte a mí, en mi versión
   confusa,
aunque siempre aparezcas embozada en anónima y ajena,
   peregrina envoltura.
Yo te confieso ahora, mientras estoy aquí,
mientras aún me anuncias o me sigues, no sé si como emisaria
   o como espía,
que quienquiera que seas no querría perderte entre otras
   sombras.
No me dejes entonces nunca a solas con mi desconocida:
no me dejes conmigo.

OLGA OROZCO
Argentina-1920
De “Eclipses y fulgores


Madrid, 24-05-16

ALIENTO

En la órbita de la tierra
Cuando el planeta ya es sólo
Lejana y frágil esfera
Envuelta en un sueño vago,

Cuando atrás han quedado
Aturdidos unos pájaros
Que aletean con denuedo
Para volver a sus nidos,

Cuando cuerdas invisibles
Bajo recuerdos de manos
Vibran en el éter sensible
Que dejó el rastro humano,

Se ve a los muertos del espacio
Congregándose en los aires
Para comentar muy quedo
El transitar de la tierra.

Nada consiente en la muerte
Si ha conocido la vida.
Y el suspiro más exangüe
Aún sueña que suspira.

Hierba que vivió en la tierra
En vano en crecer se obstina
Y al frustrarse en su porfía
llora restos de rocío.

Figuraciones de ríos,
Contritos torrentes
Creen que su agua sigue fiel
Vivo espejo de los muertos.

Loca el alma entre quimeras
Juega con aurora y céfiro
Creyendo recoger cerezas
En el cielo en movimiento.

JULES SUPERVIELLE
Poeta francés nacido en Montevideo-1884
De "Gravitaciones"


Madrid, 25-05-16

CIERVO EN EL FRÍO

Vierte la escarcha carcomido lustre
sobre desiertos que jamás enflora
la esclavitud del páramo lacustre.

A ras del suelo, su crueldad devora
brizna y raíz y plántulas que apenas
tímido azul inmaterial decora.

Por cúspides basálticas, sus venas,
-si el páramo despejase de brumas-
abre la luz hacia comarcas llenas
de peñones y mágicas espumas,
que así les cubren el partido flanco,
como si fueran de vellón o plumas.

En orillas y légamo y barranco,
niebla compacta soledades viste
de hosco horizonte para siempre blanco.

De pronto, aclara la meseta; y triste,
pero grande y hermoso en su amargura,
el páramo se muestra. Y cuanto existe

de trágico y eterno en su blancura,
se humaniza ante el sol cuando aparece,
coronando la lívida llanura,

ciervo brutal que entre las astas mece
diadema de bejucos y rocío,
y cuyo cuerpo de coral parece
delirar en las órbitas del frío.

GERMÁN PARDO GARCÍA
Colombia-1902
De “Las voces naturales


Madrid, 26-05-16

LA SOLEDAD

En mis presencias, vacíos.
Mas, la soledad, ¿en dónde?
No el andar por los caminos
del abandono, salobres
como el seno de una lágrima.
no el llamar a las mansiones
de nadie, mendigo siempre,
ni el tornar, alta la noche,
a los cóncavos recintos
de mis consternaciones,
sino la soledad,
lo que yo llamo la soledad,
¿en dónde?

GERMÁN PARDO GARCÍA
Colombia-1902
De “Presencia


Madrid, 30-05-16

ODA A LA GUERRA ATÓMICA
(4 de octubre de 1976)

Inverno este poema para que dure,
más allá de los hombres.

Soy esa soledad.

Fría belleza futura,
astral
inalcanzable y lejana a la vez,
esa voz,
del hombre agonizando
y sembrando sus últimas semillas:
estos versos.

MIGUEL OSCAR MENASSA
Argentina-1940
De “El oficio de morir. Diario de un psicoanalista


Madrid, 31-05-16

 

SITIOS

Allí la verde sangre de las plantas circula
por tallos cristalinos
y es invisible. Es de aire. y las figuras de aire,
agrupadas en círculos
innaturales.
Sitios
fuera del mundo orgánico.
Se llega allí perdidos
en fría claridad casi de nieve.
Se caminan sus valles sin memoria ni olvido.
Si algún día volviéramos a verles,
no les reconoceríamos.

Los habitamos un instante. Los abandonamos para siempre.

Sabemos que estuvimos,
porque de pronto en nuestras manos consternadas,
revestidas de diferente brillo,
encontramos una esteparia rosa de transparente cera,
dislocada en lo agudo de algún bosque de vidrio.

GERMÁN PARDO GARCÍA
Colombia-1902
De “Los sueños corpóreos


 

Selección de Poemas Editados
 

 

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