Madrid, 02-11-15

GOZO DEL TACTO

Estoy vivo y toco.
Toco, toco, toco.
Y no, no estoy loco.

Hombre, toca, toca
lo que te provoca:
seno, pluma, roca,

pues mañana es cierto
que ya estarás muerto,
tieso, hinchado, yerto.

Toca, toca, toca
¡qué alegría loca!
Toca. Toca. Toca.

DÁMASO ALONSO
España-1898
De "Hombre y Dios"


Madrid, 03-11-15

IMPOSIBLE

Imposible saber cuándo ese rincón de mi alma se
   ha dormido
Y cuándo volverá otra vez a tomar parte en más fiestas
   íntimas
O si ese trozo se fue para siempre
O bien si fue robado y se encuentra íntegro en otro

Imposible saber si el árbol primitivo adentro de tu ser
   siente todavía el viento milenario
Si tú recuerdas el canto de la madre cuaternaria
Y los grandes gritos de tu rapto
Y la voz sollozante del océano que acababa de abrir
   los ojos
Y agitaba las manos y lloraba en su cuna

Para vivir no necesitamos tantos horizontes
Las cabezas de amapola que hemos comido sufren
   por nosotros
Mi almendro habla por una parte de mí mismo
Yo estoy cerca y estoy lejos

Tengo centenares de épocas en mi breve tiempo
Tengo miles de lenguas en mi ser profundo
Cataclismos de la tierra accidentes de planetas
Y algunas estrellas de luto
¿Recuerdas cuando eras un sonido entre los árboles
Y cuando eras un pequeño rayo vertiginoso?

Ahora tenemos la memoria demasiado cargada
Las flores de nuestras orejas palidecen
A veces veo reflejos de plumas en mi pecho
No mires con tantos fantasmas
Quiero dormir quiero oír otra vez las voces perdidas
Como los cometas que han pasado a otros sistemas

¿En dónde estábamos? ¿En qué luz en qué silencio?
¿En dónde estaremos?
Tantas cosas tantas cosas tantas cosas

Yo soplo para apagar tus ojos
¿Recuerdas cuando eras un suspiro entre dos ramas?

VICENTE HUIDOBRO
Chile-1893
De "El ciudadano del olvido"


Madrid, 04-11-15

LA PRIMERA CALLE A LA DERECHA

Tú tomas la primera calle a la derecha
sigues el muelle
pasas el puente
golpeas la puerta de la casa.

El sol brilla
el río corre
en una ventana se estremece un tiesto de geranios

Un vehículo pasa por la otra orilla
te vuelves sobre el alegre paisaje
sin advertir que la puerta se ha abierto detrás de ti
la huésped está en el umbral
la casa está llena de sombras.

Pero sobre la mesa se advierte el reflejo
el reflejo del día sobre una fruta o una botella
sobre un plato de loza o sobre un mueble
y quedas allí sobre el umbral entre el
mundo lleno de semejantes a ti mismo
y tu soledad zumbadora
del mundo entero.

ROBERT DESNOS
Francia-1900
De "Antología Universal de la Poesía"


Madrid, 05-10-15

LA MUJER Y YO

4

Nos mirábamos a los ojos y nos decíamos
“Hoy daremos la vuelta al mundo en 80 besos”
y nos aferrábamos a cualquier ilusión
y volábamos más allá de las nubes
hacia el centro galáctico del amor
y surgía el poema.

Después, cuando volvíamos,
volvíamos cayendo
a velocidades inauditas.
El choque de los cuerpos
contra el viento veloz
nos ponía contentos
y algo nos excitaba.
Después, caíamos sin más
en un amor cualquiera.
Éste es un amor terrestre,
decíamos sorprendidos,
un amor vulgar, sin límites,
por eso es que no existe.

Después de los viajes al cielo y de las estrepitosas caídas,
quedábamos impresionados de nosotros mismos:
¿Quién, en nosotros, pudo ese amor sublime?
¿Quién fue en mí el fuego de tus besos?
¿Quién en ti, amada, voló tan alto como el cielo?
¿Quién diluyó nuestros cuerpos en la palabra amor?
¿Qué fue lo que pasó en el mundo
mientras nosotros hacíamos el amor?
Tal vez, un eslabón del hombre
se ha roto para siempre.

Seguramente, amado, le dije,
con ternura incipiente,
alguien murió de más,
alguien vivió de menos.
Seguramente, te darás cuenta
que mientras hacíamos el amor
fueron condenados los hombres justos
y fueron puestos en libertad los gobernantes.

A él, hubo un momento en que mis reflexiones
le parecieron un  poco exageradas
y sin mirarme francamente a los ojos
intentó decirme:
Hubo gobernantes que fueron condenados
y hubo hombres justos que, luchando,
consiguieron su propia libertad
y, mirándome con algo de desprecio,
hombres como yo que lo dieron todo
para la libertad y no me quejo

ni simulo estar demasiado vivo,
pasó lo que pasó y nuestro amor
fue la raíz del tiempo.

MIGUEL OSCAR MENASSA
Argentina-1940
De "La mujer y yo"


Madrid, 06-11-15

CALENDARIO

He ligado unas a otras mis convicciones y he
agrandado tu presencia. He otorgado un curso
nuevo a mis días, adhiriéndolos a esta fuerza
espaciosa. He despedido la violencia que limitaba
mi ascendiente. He tomado sin ruido el puño del
equinoccio. El oráculo no me avasalla más. Entro:
conozco o no la gracia.

RENÉ CHAR
Francia-1907
De "Versión de Poesía Buenos Aires"


Madrid, 10-11-15

EL HIJO PRÓDIGO

Se sentó
en el cordón de la vereda.
Era el mísero,
era la cicatriz sobre la barba,
el agujero en la uña,
el pie descalzo.
Regresaba;
traía sed
y lo comía el hambre,
y él
se devoraba,
paso a paso,
la boca,
las orejas,
las arrugas.
Reconoció la puerta de la casa,
el llamador, la luna
en la pared,
el pozo, las glicinas,
la escalera.
El perro le besó los pies,
se arrodilló con una cola inmensa.

Su padre abrió los brazos.
Trajeron un becerro y unos músicos.
La madre apantallaba el fuego
bajo tierra.
Dijo el hermano:
-No;
yo perforé las piedras
para que las raíces
pudieran enhebrarse.
Y el hijo pródigo
entró en la casa solo;
acarició la almohada,
su cabeza en la almohada,
su niñez que crecía de repente,
su sudor en la mano,
y otra vez
se encontró con él mismo en un camino,
otra vez partiendo
para llegar de nuevo,
mísero,
descalzo,
con la sed
comiéndole la lengua.

JAVIER VILLAFAÑE
Argentina-1909


Madrid, 11-11-15

NADIER RACONTE

En la casa de un amigo de mi mujer hay una fotografía,
una marchita, pálida fotografía amarillenta
de los tiempos en que las mangas eran demasiado grandes,
sedosas, almidonadas y grandes sobre el lacertus,
esto es, la parte alta del brazo,
y descubiertas.
     Es una dama,
se sienta frente a un arpa
pulsándola.
Y al lado de su pie izquierdo, en una canasta,
hay un infante de, aproximadamente, 14 meses.
El infante encandila a los padres,
los padres reencandilados ante su descendencia.
La canasta está forrada de satén
y en el arpa hay una proa como satinada.

Y en el hogar del novelista
hay una proa como satinada en un arpa.
Usted entra y pasa un hall tras otro,
el conservatorio continua al conservatorio,
las lilas levantan sus blancos cálices simbólicos
de donde su simbólico polen ha sido recolectado,
cerca de ellas advierto un arpa,
y una cinta azul de satén,
y una copia del "Hatha Yoga",
y las pulcras pilas de libros que no han sido abiertos ni lo serán,
y ella conversó conmigo acerca del monarca
y de la pureza de su alma.

EZRA POUND
Estados Unidos-1885


Madrid, 12-11-15

SUEÑO DIFÍCIL

Tanto sueño difícil que me toca, digo,
tantos cuchillos claros que me apuntan
y que al mismo tiempo que me hieren
cantan.
Quiero arrancar de golpe,
busco una buena puerta, una salida,
un corredor abierto y libre,
una luz que me ayude, un riel que huya.
Busco un hacha afilada,
quiero cortar por la raíz esta agua,
este pie que hasta adentro me persigue.

Desde mis ojos caigo como desde una copa,
como desde un campanario cristalino,
hoja por hoja,
de sol a sol como un labriego viejo,
con azadón y pala
caigo sonando.

me alimento de viejas armonías:
memorias guardadas bajo llave,
sucesos de provincia,
epístolas celestes, herraduras,
árboles centenarios, espuelas cristalinas,
bautizos,
helechos y caballos contra el viento.

¿Qué haré con este coche de otro tiempo,
este viejo carruaje detenido,
mohoso y lleno de algas?
¿Con esta enredadera que me inhibe,
de peldaño en peldaño, de cargo en sobrecargo?
¿Con esta ciencia de morir callado
entre dos aguas?

Hoy siento este manejo, este porfiado empeño
de una invasión que avanza por mi cara,
de un aire que me amarra:
y aquí estoy acumulando tiempo,
cubriéndome de tierra.

JUVENCIO VALLE
Chile-1907


Madrid, 13-11-15

POEMA CIEGO
(Fragmentos)

A tientas bajo el agua rocé huidizos peces
Oh sumergido miedo de rápidas escamas
Subo tanteo el aire y el silencio y oigo
Venteo el vientre de la noche en celo sola

El dulce ruido de su enagua escucho
Tal vez su inmensa cabellera o arpa
Una gota relente entre sus cuerdas suena
O entre sus senos una gota rueda
Canta solo rodeado
Atento puesto el oído
Va por dentro sumergido
Ruiseñor ojo saltado

Canta canto cante
Todo oído ojo cegado
Oscuro claro el son emerge
Ruiseñor ojo saltado

Dolor son ruiseñor
Desde dentro desatado
Ardor interior fulgor
Ruiseñor ojo saltado
Rumbo nombre nombreadentro todoído
Nombrerrumor cadadía soloído aciegas
Sí me alejo y así y en grandes rondas
Enarbolo un canto un ademán nocturno
Y a grandes trancos de silencio paso
La frente un astro ensimismado un astro
Atento oyeoye su propio rastro su órbita
Sí dejo un gesto alrededor y sigo.

JUAN CUNHA
Uruguay-1910


Madrid, 16-11-15

DONDE BEBEN LOS LOBOS

por donde paso ha pasado el hierro rojo
y los ojos roídos en el fuego de las lágrimas
han pasado por la sangre y el león
oh rígido
ningún viento ha temblado más antes en la noche
que la deuda oscura
el mercado de sol ha entrado en el cuarto
y el cuarto en la cabeza murmurante
madurar los cebos del desarrollo
que más temerosos se han arrojado por tierra
cálido desfallecimiento de una noche de andamio
vivir su indiferencia toda

y tanto más calma la noche cuanto más anda en la embriaguez
se oscurece en la ciudad en las plantas
una mano invisible me acosa salvaje
sobre viejas rutas de jardineros
donde vibran las noticias
devuelven los céspedes
aún hay lágrimas que abrevar
hierros que torcer en invierno

TRISTAN TZARA
Rumanía-1896


Madrid, 17-11-15

EL ALMA TENÍAS

El alma tenías
tan clara y abierta,
que yo nunca pude
entrarme en tu alma.
Busqué los atajos
angostos, los pasos
altos y difíciles...
A tu alma se iba
por caminos anchos.
Preparé alta escala
-soñaba altos muros
guardándote el alma-,
pero el alma tuya
estaba sin guarda
de tapial ni cerca.
Te busqué en la puerta
estrecha del alma,
pero no tenía,
de franca que era,
entradas tu alma.
¿En dónde empezaba?
¿Acababa, en dónde?
Me quedé por siempre
sentado en las vagas
lindes de tu alma.

PEDRO SALINAS
E
spaña-1891
De “Presagios”


Madrid, 18-11-15

MARIONNETTES, 4

¿Qué pasará al mundo, Dios mío?
¿Qué pasará? Bailan los niños
sobre el puente de Avignón
y bajo el puente corre el río
y sufro mal de desamor
y me muero de hambre y de frío
y sobre el puente de Avignón
bailan los niños, niños, niños.
La luna, viento de cartón
abofeteando flacos pinos,
sobre la cruz de los caminos
espantapájaros mi voz.
¿Dónde está el furor de Rolando
y la gracia del burratino?
El uno es un muñeco a mano
y el otro es un muñeco a hilo.

La vida es breve, el tiempo corre.
Hombres, los hombres pasarán.
En donde estaba está la torre,
los arcabuceros no están.
Mas los muñecos siempre vuelven
dan unas vueltas y se van.

Y todo es eso, mi querida.
Pasar, la única función,
función de muerte, función de vida,
pobre aserrín el corazón
pobre máscara desteñida
nuestra ilusión.

 

Los que ayer estaban, no están
-¡cuántos rostros se han esfumado!-
Sobre la lona del tinglado
las marionetas dan, dan
tres vueltas y después se van.

RAÚL GONZÁLEZ TUÑÓN
Argentina-1905
De "La calle del agujero en la media"


Madrid, 19-11-15

LA SEÑORITA DE LA LIBRERÍA

La Señorita de la Librería no quiere mirarlo.
La Señorita de la Librería no quiere quererlo.
La Señorita de la Librería no quiere gozarlo.
Él es un negro fuerte de color subido, huele bien, a agua salada,
   a tierra caliente y dulce.
Sabe cantar.
Sabe bailar.
Sabe contar hasta diez en inglés.
Sabe trepar a los barrancos, cortar flores, desgarrarse sin que
   la sangre se le conozca porque es negro.

A la Señorita de la Librería le gusta.
Lo miraría, lo querría, lo gozaría.
¿Qué espera, con la mano en la mejilla?
Es una pequeña blanca, verdaderamente blanca, huele bien,
   a naranja en la alcoba, a piso regado, a verde limón.
No sabe cantar.
No sabe bailar.
No sabe contar hasta diez en inglés.
No sabe trepar los barrancos, ni cortar flores, ni desgarrarse
sin que la sangre se le conozca porque es blanca.

¡Qué le vamos a hacer!
A causa de una fiebre delicada, para su edad, para su tipo,
   provocada por polvillo de alguna mariposa muerta presa
   en un libro, se morirá una tarde de estas, con la mano

   en la mejilla.

RAÚL GONZÁLEZ TUÑÓN
Argentina-1905


Madrid, 20-11-15

LA CERVEZA DEL PESCADOR SCHILTIGHEIM

Para que bebamos la rubia cerveza del pescador Schiltigheim.
Para que amemos Carcassonne y Chartres, Chicago y Quebec,
   torres y puertos.
Los blancos molinos harineros y la luz de las altas ventanas
   de la noche
encendidas para los hombres de frac y para los ladrones.
Y las islas en donde los Kanakas comen platanos fritos y bajo
   el sol
y bajo las palmeras, entre ágiles mulatas suenan los ukeleles.
Islas, dije, las islas, soles rojos, platillos para Darius Milhaud.
¡Tener un corazón ligero! Vale decir amar a todas las mujeres
   bellas.
Y una moral ligera, vale decir, andar con gitanos alegres
y dormir en un puerto un ocaso cualquiera y en otro puerto
   y en otro
y andar con suavidad y con desenvoltura de fumador de opio.
Para que a cada paso un paisaje y una emoción o una contrariedad
nos reconcilien con la vida pequeña y su muerte pequeña.
Para que un día nos queden unos cuantos recuerdos: decir, estuve,
estuve en tal pasión, en tal recodo. Estuve, por ejemplo,
en la feria de Aubervilliers, una mañana, con un trozo de asado,
una amistad tranquila, la mesa clara, el perro, el buen hablar
y afuera, las verduleras de París chapoteando con los zuecos en la
   nieve.
Para que bebamos la rubia cerveza del pescador Schiltigheim.
es necesario no asustarse de partir y volver, camaradas. Estamos
en una encrucijada de caminos que parten y caminos que vuelven.

RAÚL GONZÁLEZ TUÑÓN
Argentina-1905
De "La calle del agujero en la media"


Madrid, 23-11-15

EL POETA RECUERDA UN VIEJO AMOR
AL TERMINAR EL AÑO

es costumbre al terminar el año
volverse
mirar a los costados
(en otro tiempo
en la casa habitaban tantas gentes
sombras
una aventura de amor fracasada)
otros encuentran que es necesario aclarar estos brindis
   del año nuevo porque hay esperanzas que enunciar
mirarse brindar
por la libertad y las pequeñas gotas de lluvia
y el amor (tus ojos) y el amor (todos pero
   principalmente tú)
hemos viajado diciendo esperando en las cavidades del
   mediodía un nuevo cántico para todos y además en
   forma ligeramente diferente nos hemos dicho cuando
   éramos amantes las mismas cosas que se dicen los
   otros

pero ahora se trata de un brindis
y no brindaremos por los recuerdos sino por los árboles
   del porvenir
por los nombres del porvenir
para que el corazón y la estrella concurran al esfuerzo
para que la voluntad sin demasiada violencia
como cosa ínfima
se extienda y apruebe las cosas de este mundo
para que yo (de regreso) después de haber hablado mucho
   (una noche cualquiera) compruebe la fatalidad de la
   distancia
pero levanta de cualquier manera tu copa porque siempre
   hay una palabra que todos pueden pronunciar y el río
   sigue moviendo su miedo su tarde y el puñado de tersos
   inviolables pájaros
este año y todos los años has amontonado errores sobre tu
   cabeza
y pensando crear tu vida sólo la has repetido
(en otro tiempo
abríamos la puerta de mañana
y entraban el sol los sombreros arrojados al viento por los
   trasnochadores de la víspera
los ecos de sus conversaciones
y tu risa
aunque hacía tanto que ya no te veíamos)
como en otro tiempo
sin cuadrantes ni altura he llegado muchas noches este año

ahora yo puedo recordarla suelto
como una fragilidad silenciosa
en este día en esta hora
a otras tierras entregará sus manos
sus ojos han conocido otros combates más cerca de la piedad
   o del odio
pero ahora se trata de un brindis
del año que comienza indiferente a su memoria o tus deseos

EDGAR BAYLEY
Argentina-1919
De “Ni razón ni palabra
 


Madrid, 24-11-15

                               AMOR SÁDICO             

Ya no te amaba, sin dejar por eso
de amar la sombra de tu amor distante.
Ya no te amaba y sin embargo el beso
de la repulsa, nos unió un instante...

Agrio placer y bárbaro embeleso
crispó mi faz, me demudó el semblante,
ya no te amaba, y me turbé, no obstante,
como una virgen en un bosque espeso.

Y ya perdida para siempre, al verte
anochecer en el eterno luto,
-mudo el amor, el corazón inerte-

huraño, atroz, inexorable, hirsuto...
¡jamás viví como en aquella muerte,
nunca te amé como en aquel minuto!

JULIO HERRERA Y REISSIG
Uruguay-1875


Madrid, 25-11-15

LA SOLEDAD Y EL HUMO

Tú no has sabido nada, pero la luz tan vieja me persigue,
y apenas hay alguna puerta, apenas
si tú me has dicho: El sol ha muerto.
Hay que encender linternas.
Nadie ha tenido tanto oro hoy día
y tanta muerte. Llenas
las manos de jazmines, me has besado
y te has dormido entre mi voz, apenas.
Si tú supieras cómo el mar me llama
con sus cóleras grises y sus negras
historias de naufragios, estarías
modificando el sol. Por una hebra
de soledad te arrimas a mi sombra,
y en un sollozo de ámbar tu melena.
Había tantos días para amarse
y tantos soles rotos en la arena,
que te perdiste bajo un rubio esmalte
de caracoles musicales. Era
mi antiguo amor la soledad, y estabas
con un ancla y un ángel en la diestra.

Porque si al regresar hubiera sido
para morir, ¿qué río de aguas lentas
me llevaría ahora. Si tus manos
no han conocido el lirio ni la rueca,
mi corazón insomne te diría
que se muere en el mar. Y muere apenas.

VICTORIANO VICARIO
Chile-1911


Madrid, 26-11-15

MIS MUERTES Y LAS TUYAS

Este pan era mío. Aquella tierra era tuya.
Todo estaba en nosotros y no era nuestro.
Pero el estallido nos rodeaba. El estallido era el agua
   que bebíamos para morir.

Los ojos -¡cuántas veces los ojos en camino
   fueron hogueras!-
Los ojos eran granadas, y el estallido el agua
   que bañaba nuestras sienes.
Los ojos se anticipaban a la muerte en un espejo
   que resplandecía.

Este pan era mío. Este pan y el alba.
El pan se entristecía en la mano. El alba se cuajaba
   de ángeles.
Y todo estaba en nosotros.

Los pájaros de fuego rayaban nuestra voz.
tú lo sabías.

La trinchera era nuestra tumba y nuestra madre.

Este pan era mío. Se desgajaban las palabras.
La muerte nos tocaba y caían nuestras horas.
Quedábamos desnudos enredados en las lágrimas.

Las llamas cubrían nuestro paso.

 

Todos moríamos y nacíamos.

JUAN-JACOBO BAJARLÍA
Argentina-1914


Madrid, 27-11-15

UNIDAD EN ELLA

Cuerpo feliz que fluye entre mis manos,
rostro amado donde contemplo el mundo,
donde graciosos pájaros se copian fugitivos,
volando a la región donde nada se olvida.

Tu forma extensa, diamante o rubí duro,
brillo de un sol que entre mis manos deslumbra,
cráter que me convoca con su música íntima,
con esa indescifrable llamada de tus dientes.

Muero porque me arrojo, porque quiero morir,
porque quiero vivir en el fuego, porque este aire de fuera
no es mío, sino el caliente aliento
que si me acerco quema y dora mis labios desde un fondo.

Deja, deja que mire, teñido del amor,
enrojecido el rostro por tu purpúrea vida,
deja que mire el hondo clamor de tus entrañas
donde muero y renuncio a vivir para siempre.

Quiero amor o la muerte, quiero morir del todo,
quiero ser tú, tu sangre, esa lava rugiente
que regando encerrada bellos miembros extremos
siente así los hermosos límites de la vida.

Este beso en tus labios como una lenta espina,
como un mar que voló hecho un espejo,
como el brillo de un ala,
es todavía unas manos, un repasar de tu crujiente pelo,
un crepitar de luz vengadora,
luz o espada mortal que sobre mi cuello amenaza,
pero que nunca podrá destruir la unidad de este mundo.

VICENTE ALEIXANDRE
España-1898
De “La destrucción o el amor” 


Madrid, 30-11-15

DUDA

Si el otro amor, el otro amor sentido
antes del nuevo amor que me has brindado
renaciera, de pronto, esperanzado,
con la antigua esperanza que ha tenido:

si el otro nombre, el nombre que ha vivido
sobre tu corazón y tu pasado
se asomara a la vida, renovado,
sin huellas de la ausencia y del olvido;

si el otro sueño, el sueño que encendiera
el otro amor y el otro nombre, fuera
una resurrección que te exaltara,

a cuál amor tu amor se fijaría,
con cual sueño tu sueño soñaría,
a cual nombre tu nombre se inclinara?

GUSTAVO GARCÍA SARAVÍ
Argentina-1920


 

Selección de Poemas Editados
 

 

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