Madrid, 01-04-15

SOLDADO ASÍ NO HE DE SER

Soldado no quiero ser,
que así no habrán de mandarme
a herir al niño y al negro,
y al infeliz que no tiene
qué comer.
Soldado así no he de ser.

¡Mira al caballo en dos patas,
y al soldado encima dél,
con ojos llenos de furia,
con boca llena de hiel,
y el machetón, que lo mismo
mata viejo que mujer!
Soldado así no he de ser.

¡Ah de los trenes de tropas,
fríos al amanecer,
en duros rieles de sangre
corriendo a todo correr,
para aplastar una huelga
o estrangular un batey!
Soldado así no he de ser.

¡Ah de los ojos con vendas,
porque vendados no ven!
¡Ah de las manos atadas
y la cadena en los pies!
¡Ah de los tristes soldados
esclavos del coronel!
Soldado así no he de ser.

Si a mí me dieran un rifle
les diría a mis hermanos
para qué sirve.
A mis hermanos soldados
para qué sirve.
Pero a mí no me lo dan,
porque sé para qué sirve,
por eso no me lo dan.
Ni a ti te lo dan, ni a ti,
ni a ti, ni a ti... ¡Que soldados
íbamos a ser nosotros
en caballos desbocados!

Soldado así quiero ser.
El que no cuida el central,
que no es dél,
ni reina, como u rey tosco
de cuartel,
ni sobre el campo de caña
tiras arranca de piel,
feroz igual que un negrero,
y aún más cruel.

Soldado libre, soldado
no más que el esclavo fiel:
Soldado así quiero ser.

NICOLÁS GUILLÉN
Cuba-1902
De “Cantos para soldados y sones para turistas”


Madrid, 06-04-15

LA MUERTE QUE ALGUIEN ESPERA

La muerte que alguien espera
La muerte que alguien aleja
La muerte que va por el camino
La muerte que viene taciturna
La muerte que enciende las bujías
La muerte que se sienta en la montaña
La muerte que abre la ventana
La muerte que apaga los faroles
La muerte que aprieta la garganta
La muerte que cierra los riñones
La muerte que rompe la cabeza
La muerte que muerde las entrañas
La muerte que no sabe si debe cantar
La muerte que alguien entreabre
La muerte que alguien hace sonreír
La muerte que alguien hace llorar

La muerte que no puede vivir sin nosotros

La muerte que viene al galope del caballo
La muerte que llueve en grandes estampidos

VICENTE HUIDOBRO
Chile-1893
De "Últimos poemas"


Madrid, 07-04-15

A ESTE LADO DE LA VERDAD
(Para Llewelyn)

A este lado de la verdad,
no podrás ver, hijo mío
-rey de tus ojos azules
en el país cegador de la juventud-
que todo está deshecho,
bajo los cielos indiferentes,
de inocencia y de culpabilidad,
antes de que te animes a hacer
algún gesto de cabeza o corazón,
todo se congrega y se derrama
hacia la oscuridad envolvente
como el polvo de los muertos.

El bien y el mal, dos formas
de moverse por tu muerte
junto al mar moledor
-rey de tu corazón en los días ciegos-,
se esfuman como el aliento,
van llorando a través de ti y de mí
y de las almas de todos los hombres
hacia la inocente oscuridad,
y la culpable oscuridad, y la muerte
buena, y la mala muerte, y entonces
en el elemento final
vuelan como la sangre de los astros,
como las lágrimas del sol,
como la simiente de la luna, basura
y fuego, la alada grandilocuencia
del cielo -rey de tus seis años-.
Y la perversa voluntad,
desde el principio de las plantas
y de los animales y las aves,
agua y luz, la tierra y el cielo,
está echada antes de que tú te animes
y todos tus actos y tus palabras,
cada verdad, cada mentira,
mueran en un amor que no juzga.

DYLAN THOMAS
Reino Unido-1914
De “Muertes y entradas”


Madrid, 08-04-15

LXX

Cuando dos nobles corazones se han realmente amado
su amor es más fuerte que la muerte misma
cosechemos los recuerdos que hemos sembrado
la ausencia a fin de cuentas nada es cuando se ama.

GUILLAUME APOLLINAIRE
Italia-1880


Madrid, 09-04-15

NO EN PALACIOS DE MÁRMOL

No en palacios de mármol,
no en meses, no, ni en cifras,
nunca pisando el suelo:
en leves mundos frágiles
hemos vivido juntos.
El tiempo se contaba
apenas por minutos:
un minuto era un siglo,
una vida, un amor.
Nos cobijaban techos,
menos que techos, nubes;
menos que nubes, cielos;
aun menos, aire, nada.
Atravesando mares
hechos de veinte lágrimas,
diez tuyas y diez mías,
llegábamos a cuentas
doradas de collar,
islas limpias, desiertas,
sin flores y sin carne;
albergue, tan menudo,
en vidrio, de un amor
que se bastaba él solo
para el querer más grande
y no pedía auxilio
a los barcos ni al tiempo.
Galerías enormes
abriendo
en los granos de arena,
descubrimos las minas
de llamas o de azares.
Y todo
colgando de aquel hilo
que sostenía, ¿quién?
Por eso nuestra vida
no parece vivida:
desliz, resbaladora,
ni estelas ni pisadas
dejó detrás. Si quieres
recordarla, no mires
donde se buscan siempre
las huellas y el recuerdo.
No te mires al alma,
a la sombra, a los labios.
Mírate bien la palma
de la mano, vacía.

PEDRO SALINAS
E
spaña-1891
De “La voz a ti debida"


Madrid, 10-04-15

¡CUÁNTO TIEMPO FUISTE DOS!

¡Cuánto tiempo fuiste dos!
Querías y no querías.
No eras como tu querer,
ni tu querer como tú.
¡Qué vaivén entre una y otra!
A los espejos del mundo,
al silencio, a los azares,
preguntabas
cuál sería la mejor.
Inconstante de ti misma
siempre te estabas matando
tu mismo sí con tu no.
Y en el borde de los besos,
ni tu corazón ni el mío,
sabía quién se acercaba:
si era la que tú querías
o la que quería yo.
cuando estabais separadas,
como la flor de su flor,
¡qué lejos de ti tenía
que ir a buscarte el querer!
Él estaba por un lado.
Tú en el otro.
Lo encontraba. Pero no
sabía estarme con él,
vivir así separados
o de tu amor o de ti.
Yo os quería a los dos.
Y por fin junto está todo.
Cara a cara te miraste,
tu mirada en ti te vio:
eras ya la que querías.
Y ahora os beso a las dos
en ti sola.
Y esta paz de ser entero,
no sabe
el alma quién la ganó:
si es que tu amor se parece
a ti, de tanto quererte,
o es que tú,
de tanto estarle queriendo,
eres ya igual que tu amor.

PEDRO SALINAS
E
spaña-1891
De “Razón de amor"


Madrid, 13-04-15

FUIMOS PERDIENDO

Fuimos perdiendo en el camino 
nuestro deseo de liberarnos. 
Entre las cadenas
el goce de la carne era bestial.

El microscopio
contra nosotros mismos
y nos reíamos como locos
y comenzamos a torturarnos 
para arrancarnos la verdad.

Ven cuéntame todo y, así,
nos hundíamos en las sombras. 
Con vivir un instante alcanzaba 
el resto de la vida era contarla.

Y los que no podían
mantener sus ojos cerrados
se arrancaban los ojos
sólo para no ver.

MIGUEL OSCAR MENASSA
Argentina-1940
De "La poesía y yo"


Madrid, 14-04-15

LA PARTIDA DE AJEDREZ
AFIRMACIÓN DOGMÁTICA SOBRE EL AJEDREZ: TEMA PARA UNA SERIE DE CUADROS

Rojos caballos, marrones alfiles, brillantes reinas,
atacando el tablero, cayendo en una fuerte "L" de color.
Alcanzando y atacando en ángulos,
                     manteniendo de un mismo color las líneas.
A este tablero da vida la luz;
                      estas piezas viven en la forma,
sus movimientos deshacen y dan nueva forma al modelo:
                       verde luminoso de las torres,
batiéndose con la "X" de las reinas,
                        rizado por los saltos de caballo.

¡Peones en "Y", abriéndose camino, amurallando!
¡Torbellino! ¡Centrípeto! ¡Mate! Rey abajo en el vórtice,
choque, salto de bandas, rectas tiras de intenso color,
luces bloqueadas que atraviesan. Fugas. Renovación
   de la contienda.

EZRA POUND
Estados Unidos-1885
De "Lustra"


Madrid, 15-04-15

DE LOS SUSPIROS

De los suspiros algo nace
que no es la pena, porque la he abatido
antes de la agonía; el espíritu crece
olvida y llora:
algo nace, se prueba y sabe bueno,
todo no podía ser desilusión:
tiene que haber, Dios sea loado, una certeza,
si no de bien amar, al menos de no amar,
y esto es verdadero luego de la derrota permanente.

Después de esa lucha que los más débiles conocen,
hay algo más que la muerte:
olvida los grandes sufrimientos o seca las heridas,
él sufrirá por mucho tiempo
porque no se arrepiente de abandonar una mujer que espera
por su soldado sucio con saliva de palabras
que derraman una sangre tan ácida.

Si eso bastase, bastaría para calmar el sufrimiento,
arrepentirse cuando se ha consumido
el gozo que en el sol me hizo feliz,
qué feliz fui mientras duró el gozar,
si bastara la vaguedad y las mentiras dulces fueran suficientes,
las frases huecas podrían soportar todo el sufrimiento
y curarme de males.

Si eso bastase: hueso, sangre y nervio,
la mente retorcida, el lomo claramente formado,
que busca a tientas la sustancia bajo el plato del perro,
el hombre debería curarse de su mal.
Pues todo lo que existe para dar yo lo ofrezco:
unas migas, un granero y un cabestro.

DYLAN THOMAS
Reino Unido-1914
De “Veinticinco poemas"


Madrid, 16-04-15

DONDE UNA VEZ LAS AGUAS DE TU ROSTRO

Donde una vez las aguas de tu rostro
giraron impulsadas por mis hélices, sopla tu áspero fantasma,
los muertos alzan la mirada;
donde un día asomaron el pelo los tritones
a través de tu hielo, el viento áspero navega
por la sal, la raíz, las huevas de los peces.

Donde una vez tus verdes nudos hundieron su atadura
en el cordón de la marea, allí camina ahora
el vegetal destejedor,
con tijeras filosas, empuñando el cuchillo
para cortar los canales en su origen
y derribar los frutos empapados.

Invisibles, tus mareas medidoras del tiempo
irrumpen en las camas galantes de las algas;
el alga del amor se vuelve mustia;
allí en torno a tus piedras
sombras de niños van, que desde su vacío
lloran ante el mar colmado de delfines.

Secos como la tumba, tus coloreados párpados
no serán aherrojados mientras la magia se deslice
sabia sobre el cielo y la tierra;
habrá corales en tus lechos,
habrá serpientes en tus mareas,
hasta que mueran todos nuestros juramentos del mar.

DYLAN THOMAS
Reino Unido-1914
De “Dieciocho poemas"


Madrid, 17-04-15

MI FÓSIL

Guárdame, duro armazón tallado por la muerte en el polvo
   de Adán.
Pliégame a la obediencia,
incrústame otra vez en lo visible con esas nervaduras de
   terror
que delatan mi número incompleto, mi especie miserable.
Apenas me retienes por un lazo de sombra debajo de los
   pies,
apenas un jirón de luz helada entre los dientes,
y no obstante persevero contigo en el desierto contra la voz
   que clama,
me aferro como a un mástil contra el ciclón de plumas que
   me aspira,
me adhiero como un náufrago al tablón que corre hacia el
   abismo.
Porque eres aún la encrucijada,
las gradas hasta el fin y la escalera rota,
ese extraño lugar donde se alían la maldición y el exorcismo.
Te han arrojado aquí
para que me enseñaras con tu duro evangelio la salida.
Te han encerrado a oscuras
para que me acecharas con mi propio fantasma sin remedio.
Te han jugado a perderme.
Te han prometido el sol de mi destierro,
mi feroz horizonte replegado debajo de la hierba,
mi feroz horizonte replegado debajo de la hierba,
la sábana de espumas en alguna intemperie en que no estoy.
Y tú en paz con tus huesos,
como momia de perro en el museo donde empieza mi infierno.

Sí, tú, mi Acrópolis de sal,
mi pregunta de nube sepultada,
mi respuesta de cera,
mi patíbulo errante lavado por las olas de una misma sentencia.

OLGA OROZCO
Argentina-1920
De “Museo salvaje"


Madrid, 20-04-15

EL SELLO PERSONAL

estos son mis dos pies, mi error de nacimiento,
mi condena visible a volver a caer una vez más bajo las
   implacables ruedas del zodíaco,
si no logran volar.
No son bases del templo ni piedras del hogar.
Apenas si dos pies, anfibios, enigmáticos,
remotos como dos serafines mutilados por la desgarradura
   del camino.
Son mis pies para el paso,
paso a paso sobre todos los muertos,
remontando la muerte con punta y con talón,
cautivos en la jaula de esta noche que debo atravesar y corre
   junto a mí.
Pies sobre brasas, pies sobre cuchillos,
marcados por el hierro de los diez mandamientos:
dos mártires anónimos tenaces en partir,
dispuestos a golpear en las cerradas puertas del planeta
y a dejar su señal de polvo y obediencia como una huella más,
apenas descifrable entre los remolinos que barren el umbral.
Pies dueños de la tierra,
pies de horizonte que huye,
pulidos como joyas al aliento del sol y al roce del guijarro:
dos pródigos radiantes royendo mi porvenir en los huesos
   del presente,
dispersando al pasar los rastros de ese reino prometido
que cambia de lugar y se escurre debajo de la hierba a
   medida que avanzo.
Qué instrumentos ineptos para salir y para entrar!
Y ninguna evidencia, ningún sello de predestinación bajo
   mis pies,
después de tantos viajes a la misma frontera.
Nada más que este abismo entre los dos,
esta ausencia inminente que me arrebata siempre hacia

   adelante
y este soplo de encuentro y desencuentro sobre cada pisada.
¡Condición prodigiosa y miserable!
He caído en la trampa de estos pies
como un rehén del cielo o del infierno que se interroga en
   vano por su especie,
que no entiende sus huesos ni su piel,
ni esta perseverancia de coleóptero solo,
ni este tam-tam con que se le convoca a un eterno retorno.
¿Y adónde va este ser inmenso, legendario, increíble,
que despliega su vivo laberinto como una pesadilla,
aquí, todavía de pie,
sobre dos fugitivos deliriso de la espuma, debajo del diluvio?

OLGA OROZCO
Argentina-1920
De "museo salvaje"


Madrid, 21-04-15

IR DEJANDO EN JIRONES LA PIEL
EN EL AMOR

Qué difícil escalar las interrogantes,
ir dejando en jirones la piel en el amor,
sentirte cada día más sola y arrinconada
mientras el mundo se va volviendo como un embudo,
con un solo camino recto y sin torceduras
y vas caminando a empellones,
sentándote a llorar en las piedras,
alimentándote de hierbas
o amaneciendo a veces bajo un sol esplendoroso
con nubes regordetas que te hacen sonreír sin amargura,
como un niño.

Quiero la mano que me empuje hacia adelante
porque esta confusión me vuela de un lado a otro,
me ennegrece y está poniendo arrugas en mi frente.
Ya no soy más la que reía ante la tristeza,
la que la ahuyentaba con el palmotear de la mano.
Ahora la tristeza ha hecho nido,
se ha venido a posar entre mis ramas
y estoy como un sauce llorón,
tendida y doblada,
acariciando apenas
la tierra
con mis lágrimas.

GIOCONDA BELLI

Nicaragua, 1948

De “Ojo de la mujer”


Madrid, 22-04-15

BREVEDAD DE LA VIDA HUMANA

El hombre, nacido de mujer
corto es de días y harto de miserias;
como la flor brota y se marchita luego,
y huye como una sombra sin pararse.
¡Y sobre un ser como éste posas tú los ojos,
y le citas a juicio ante ti!
¿Quién puede sacar lo puro de lo impuro?
Nadie,
puesto que están contados ya sus días,
si por ti está fijada la cuenta de los meses
si has señalado un límite que no podrá cruzar,
aparta de él tus ojos, déjale,
como un mercenario que acabe su jornada.
Una esperanza hay para el árbol:
si es cortado aún puede germinar,
y sus renuevos no dejan de crecer.
Aunque haya envejecido su raíz en la tierra
y en el suelo haya muerto su tronco,
en cuanto siente el agua reverdece
y echa ramas como una planta joven.
Pero si el humano muere, todo acaba;
al expirar el hombre, ¿qué es de él?
Podrán agotarse las aguas de los mares,
secarse los ríos y desaparecer
que el hombre que yace no se alzará ya más
se desharán los cielos y no despertará;
no surgirá más de su sueño.

POEMA DE LA BIBLIA
Antiguo Testamento
Libro de Job


Madrid, 23-04-15

ASÍ

Hice el libro así:
gimiendo, llorando, soñando, ay de mí.

Mariposa triste, leona cruel,
di luces y sombra todo en una vez.
Cuando fui leona nunca recordé
cómo pude un día mariposa ser.
Cuando mariposa jamás me pensé
que pudiera un día zarpar o morder.

Encogida a ratos y a saltos después
sangraron mi vida y a sangre maté.
Sé que, ya paloma, pesado ciprés
o mata florida, lloré y más lloré.
Ya probando sales, ya probando miel,
los ojos lloraron a más no poder.
Da entonces lo mismo, que lo he visto bien,
ser rosa o espina, ser néctar o hiel.

Así voy a curvas con mi mala sed
podando jardines de todo jaez.

ALFONSINA STORNI
Suiza-1892
De "El dulce daño"


Madrid, 24-04-15

CELEBRACIÓN

Pongámonos los zapatos, la camisa listada,
el traje azul aunque ya brillen los codos,
pongámonos los fuegos de bengala y de
artificio,
pongámonos vino y cerveza entre el cuello
y los pies,
porque debidamente debemos celebrar
este número inmenso que costó tanto
tiempo,
tantos años y días en paquetes,
tantas horas, tantos millones de minutos,
vamos a celebrar esta inauguración.

Desembotellemos todas las alegrías
resguardadas
y busquemos alguna novia perdida
que acepte una festiva dentellada.
Hoy es. Hoy ha llegado. Pisamos el tapiz
del interrogativo milenio. El corazón, la
almendra
de la época creciente, la uva definitiva
irá depositándose en nosotros,
y será la verdad tan esperada.

Mientras tanto una hoja del follaje
acrecienta el comienzo de la edad:
rama por rama se cruzará el ramaje,
hoja por hoja subirán los días
y fruto a fruto llegará la paz:
el árbol de la dicha se prepara
desde la encarnizada raíz que sobrevive
buscando el agua, la verdad, la vida.

Hoy es hoy. Ha llegado este mañana
preparado por mucha oscuridad:
no sabemos si es claro todavía
este mundo recién inaugurado:
lo aclararemos, lo oscureceremos
hasta que sea dorado y quemado
como los granos duros del maíz:
a cada uno, a los recién nacidos,
a los sobrevivientes, a los ciegos,
a los mudos, a mancos y cojos,
para que vean y para que hablen,
para que sobrevivan y recorran,
para que agarren la futura fruta
del reino actual que dejamos abierto
tanto al explorador como a la reina,
tanto al interrogante cosmonauta
como al agricultor tradicional,
a las abejas que llegan ahora
para participar en la colmena
y sobre todo a los pueblos recientes,
a los pueblos crecientes desde ahora
con las nuevas banderas que nacieron
en cada gota de sangre o sudor.

Hoy es hoy y ayer se fue, no hay duda.

Hoy es también mañana, y yo me fui
con algún año frío que se fue,
se fue conmigo y me llevó aquel año.

De esto no cabe duda. Mi osamenta
consistió, a veces, en palabras duras
como huesos al aire y a la lluvia,
y pude celebrar lo que sucede
dejando en vez de canto o testimonio
un porfiado esqueleto de palabras.

PABLO NERUDA
Chile-1904
De "2000"


Madrid, 27-04-15

SOY ESA FLOR

Tu vida es un gran río, va caudalosamente.
A su orilla, invisible, yo broto dulcemente.
Soy esa flor perdida entre juncos y achiras
que piadoso alimentas, pero acaso ni miras.

Cuando creces me arrastras y me muero en tu seno;
cuando secas me muero poco a poco en el cieno;
pero de nuevo vuelvo a brotar dulcemente
cuando en los días bellos vas caudalosamente.

Soy esa flor perdida que brota en tus riberas
humilde y silenciosa todas las primaveras.

ALFONSINA STORNI
Suiza-1892
De "Irremediablemente "


Madrid, 28-04-15

SALVE II O MARIA LA HECHICERA

Cuántas veces perdido en tus amables brazos 
María la hechicera
recorrimos los canteros donde crecía la alegría 
donde el amor y los malvones 
se regaban con la misma firmeza
                                           con que las aguas 
bajan de las montañas en primavera 
para regar los campos araucanos.

Tú reinabas tu reino, allá en Pompeya 
tu mar y tus espumas 
eran las manos del abuelo Antonio 
tocando la guitarra o encendiendo su pipa 
con el rojo carbón entre sus dedos 
y un corto silbido, para llamar a Juana 
la oveja, su inseparable compañera.

Cuántas veces tu sol era los ojos ciegos del abuelo. 
En Mon y Tabaré te sentabas 
con un pañuelo negro en la cabeza 
y en tu falda
                 doce panes calientes 
cocidos en el barro con tus manos 
como cuando eras niña 
y a orillas del Limay
Caupolicán pasaba su belleza.

MIGUEL OSCAR MENASSA
Argentina-1940
De "Yo pecador"


Madrid, 29-04-15

EROS ES EL AGUA

Entre tus piernas
el mar me muestra extraños arrecifes
rocas erguidas corales altaneros
contra mi gruta de caracolas concha nácar
tu molusco de sal persigue la corrientes
el agua corta me inventa las aletas
mar de la noche con lunas sumergidas
tu oleaje brusco de pulpo enardecido
acelera mis branquias los latidos de esponja
los caballos minúsculos flotando entre gemidos
enredados en largos pistilos de medusa.
Amor entre delfines
dando saltos te lanzas sobre mi flanco leve
te recibo sin ruido te miro entre burbujas
tu risa cerco con mi boca espuma
ligereza del agua oxígeno de tu vegetación de clorofila
la corona de luna abre espacio al océano
De los ojos plateados
fluye larga mirada final
y nos alzamos desde el cuerpo acuático
somos carne otra vez
una mujer y un hombre
entre las rocas.

GIOCONDA BELLI

Nicaragua, 1948

De “Ojo de la mujer”


Madrid, 30-04-15

OH DOLOR, MI MADRE ME DERRIBA

Oh dolor, mi madre me derriba.
He colocado piedra sobre piedra
para hacerme y ya estaba yo en pie como una casa
pequeña en torno a la que
el día se desplaza inmenso y hasta solo.
Viene entonces mi madre, viene y me derriba.

Me derriba con sólo venir y mirarme,
ella no ve que hay alguien construyendo.
Viene hacia mí por medio de mi pared de piedra.
Oh dolor, mi madre me derriba.

Las aves me rodean volando blandamente.
Los perros forasteros saben: ahí está él.
Sólo mi madre no lo reconoce:
mi rostro aumentado con lentitud.

Desde ella hasta mí nunca sopló un cálido viento.
Ella no vive donde habita el aire.
Ella yace en un alto cobertizo del corazón
y Cristo viene y la lava cada día.

RAINER MARÍA RILKE
Nace en Praga-1875
(Capital checa que entonces pertenecía al Impero Austro-Húngaro)
De “Otra poesía póstuma y dispersa"


 

Selección de Poemas Editados
 

 

index