Madrid, 05-05-14

ALLÍ DONDE TE AMÉ
Noche 1041

Allí donde te amé,
donde tus brazos entraban en mis brazos,
como la ternura del sol,
tocándonos levemente los ojos.
Es el otoño, donde maduro
estas pequeñas palabras para vos.

MIGUEL OSCAR MENASS
Argentina-1940
De “Las 2001 Noches”


Madrid, 06-05-14

EL TIEMPO ROTO

Es una tarde más. Ante mis ojos
y tus ojos otoño nos ha puesto
sus lágrimas de luz envejecida
y ha roto en nuestras manos sus espejos.

Un leve corte este cristal de ocaso,
una pequeña herida en nuestros dedos
como estigma nos deja. Todavía
hay una golondrina en el alero.

Pasas las hojas lentamente. Miras
a la sombra inclinar su dócil cuerpo
entre nosotros. Oyes un rumor
que envuelven unas plumas de silencio.

Miro de pronto una fotografía
anclada entre las páginas, reflejos
de un diario vivir. Stephen Hawking
en su silla de ruedas rompe el tiempo.

¿Qué somos tú y yo ahora, en esta linde
de la tarde caída hacia el invierno?
A esta humilde materia sufridora
del amor, ¿qué sentido le daremos?

sólo un repliegue mínimo, humillado
por tan inútil sacrificio, hueco
sin otra realidad que absurda suma
de dos cargas eléctricas a un tiempo
imaginario que se curva y pone
entre nosotros su feroz misterio.

LEOPOLDO DE LUIS
España-1918
De “Elegía con rosas en Bavaria y otros poemas”


Madrid, 07-05-14

CUANDO ERA UN NIÑO

Cuando era un niño amaba la noche.
Era de noche cuando soñaba cabalgar
en yeguas doradas espléndidas praderas.

Era de noche cuando mi padre y yo 
hablábamos del miedo y el respeto 
que le teníamos a la muerte.

Cuando mi padre y yo
nos encontrábamos
la noche no era el silencio.

Él me decía tranquilo
y sin ninguna esperanza
que yo entendiera:
La gente en general
tiene miedo de todo
yo sólo tengo miedo
de la muerte.

Ni el frío ni el hambre
ni ningún sacrificio
me dan miedo.
Ni la maldad ni el odio ni la envidia 
sólo su incalculable presencia oscura 
me hace temblar.

MIGUEL OSCAR MENASSA
Argentina-1940
De “La poesía y yo”


Madrid, 08-05-14

EL HOMBRE-CIUDAD

Son ciudades antiguas estas gentes,
no habitantes antiguos, no vecinos del viejo barrio
sino ciudades: cada individuo, cada hombre y mujer, cada
   sonámbulo transeúnte, una ciudad.

Sus cuerpos poseen edificios, calles, jardines, esquinas
   con farolas
y ríos con orillas de árboles oscuros.
A sus casas se accede por zaguanes,
por galerías, puentes, escaleras.
Regresan niños a sus plazas
y dúctiles muchachas amanecen en sus altos balcones.
En cada casa hay un pequeño reino
y un grupo subversivo que destroza
la débil monarquía.
De su golpe de estado aparecen repúblicas
y se yerguen patíbulos y ruinas
implantando sombrías dictaduras.

Progresa una ciudad en cada hombre.
Pasó Atenas y un hombre la lleva en su frente,
Roma fue una mujer de ojos hermosos,
alguien un día fue París, y escribo
a quien se confundió con Nueva York.
Conocí a quien Moscú llevó en su pecho
y al que se desvivió por Leningrado.

Pero hoy están cercadas las ciudades,
rodeadas de oscuros armamentos
y en sus hermosas dársenas acecha
el acero sombrío de los acorazados.

LEOPOLDO DE LUIS
España-1918
De “Elegía con rosas en Bavaria y otros poemas”


Madrid, 09-05-14

VEO ABRIRSE FUTURO EN TUS ENTRAÑAS

Veo abrirse futuro en tus entrañas,
veo inflamarse mi corazón de dicha.
Ataco sin piedad mis versos anteriores
y escupo la cara del oro y la miseria.

Soy el loco Siglo Veinte, estoy espantado de mí.
Hago el amor y contraigo enfermedades incurables.
Trabajo con ahínco y deseos para ser explotado.
Escribo bellos versos para metérmelos en el culo.

Todo está calculado para mí, menos mi ansia.
Todo está computado para mí, menos mi deseo.
Todo está ordenado para mí, menos mi hambre.

Cuando escribo se rompen los relojes
y ese futuro abierto en mis entrañas, 
se libera, se hace carne en el mundo.

MIGUEL OSCAR MENASSA
Argentina-1940
De “Poemas y cartas a mi amante loca joven poeta psicoanalista”


Madrid, 12-5-14

III
SABEMOS

Sabemos que no hay tierra
ni estrellas prometidas.
Lo sabemos, Señor, lo sabemos
y seguimos contigo trabajando.
Sabemos que mil veces y mil veces
pararemos de nuevo nuestro carro
y que mil y mil veces en la tierra
alzaremos de nuevo
nuestro viejo tinglado.
Sabemos que por ello no tendremos
ni ración ni salario.
Lo sabemos, Señor, lo sabemos
y seguimos contigo trabajando.

Y sabemos
que sobre este tinglado
hemos de hacer mil veces y mil veces todavía
el mismo viejo truco bufo-trágico
sin elogios
ni aplausos.
Lo sabemos, Señor, lo sabemos
y seguimos contigo trabajando...

LEÓN FELIPE
España-1884
De "Versos y oraciones del caminante"


Madrid, 13-5-14

REGAD LA SOMBRA

"¡Padre, Padre!
¿Por qué me has abandonado?"
¡Silencio!

El Padre nunca duerme.
Las tumbas son surcos
y abril, el gran mago,
me ha de decir otra vez: Abre la puerta y vete.
Abril es este llanto,
el agua que levanta los muertos y la espiga.

Dejad que llore el hombre
y se esconda en la muerte.
No maldigáis las lluvias y la noche...
¡Regad la sombra!
(¿O he de volver mañana
a contar otra vez
los escalones de los sótanos?)
Tres segundos en la angustia son tres días,
tres días en la historia son tres siglos,
y tres siglos, un compás de danza solamente.

Al tercer día se romperá la cáscara del huevo,
abrirá su ventana la semilla
y se caerán las piedras de las tumbas.

¿Quién puso centinelas en los surcos?
Cristo es la Vida
y la vida, la Cruz.

El sudario de un dios
fue el pañal de los hombres.
Me envolvisteis en llanto cuando vine,
he seguido vistiéndome con llanto
y el llanto es ahora mi uniforme...
Mi uniforme y el tuyo
y el de todos los hombres de la tribu.
Vamos sobre sus mismas lágrimas.
Por estas viejas aguas
navegaré en mi barca hasta llegar a Dios.
¡Terrible y negro es el camino!
(¡Y hay quien merca
con la tormenta,
con la sombra
y el miedo!)

LEÓN FELIPE
España-1884
De "El poeta prometeico de "Ganarás la luz""


Madrid, 14-5-14

AMANTE DESESPERADO DEL PREMIO
Y OBSTINADO EN AMAR

¡Qué perezosos pies, qué entretenidos
Pasos lleva la Muerte por mis daños!
El camino me alargan los engaños,
Y en mí se escandalizan los perdidos.

Mis ojos no se dan por entendidos;
Y por descaminar mis desengaños,
Me disimulan la verdad los años
Y les guardaban el sueño a los sentidos.

Del vientre a la prisión vine en naciendo,
De la prisión iré al sepulcro amando,
Y siempre en el sepulcro estaré ardiendo.

Cuantos plazos la Muerte me va dando,
Prolijidades son que va creciendo,
Porque no acabe de morir penando.

FRANCISCO DE QUEVEDO
España-1580
De "Poesía lírica. El parnaso español"


Madrid, 16-5-14

DESCUIDO DEL DIVERTIDO VIVIR, A QUIEN
LA MUERTE LLEGA IMPENSADA

Vivir es caminar breve jornada,
Y muerte viva es, Lico, nuestra vida,
Ayer al frágil cuerpo amanecida,
Cada instante en el cuerpo sepultada:

Nada, que siendo, es poco, y será nada
En poco tiempo, que ambiciosa olvida,
Pues de la vanidad mal persuadida
Anhela duración, Tierra animada.

Llevada de engañoso pensamiento,
Y de esperanza burladora y ciega,
Tropezará en el mismo monumento.

Como el que divertido el Mar navega,
Y sin moverse vuela con el viento,
Y antes que piense en acercarse, llega.

FRANCISCO DE QUEVEDO
España-1580
De "Poesía lírica. El parnaso español"


Madrid, 19-5-14

DE LA CORDURA

Con pie de pluma recorrí tu esfera,
Mundo gracioso del esparcimiento;
Y no fue raro que jugara el viento
Con la mentira de mi primavera.

Dormido el corazón, extraño fuera
Que hubiese dado lumbre y aposento
Al suplicante Amor, cuyo lamento
Llama de noche al corazón y espera.

Si, fría el alma y agobiado el lomo,
Llegué a tu soledad reveladora
Con pie de pluma y corazón de plomo,

¡Deja que un arte más feliz asuma,
Gracioso mundo, y que te busque ahora
Con pie de plomo y corazón de pluma!

LEOPOLDO MARECHAL
Argentina-1900
De "Sonetos a Sophia"


Madrid, 20-5-14

DEL ADMIRABLE PESCADOR

Perdido manantial, llanto sonoro
Dilapidado ayer en la ribera
De la tribulación, ¡quién me dijera
Que pesarías en balanza de oro!

Rumbo de hiel que todavía lloro,
Crucero sin honor y sin bandera.
¡Quién me diría que a la primavera
Del cielo caminaba tu decoro!

Y cuando recelosa y desvelada,
Puesta en su mismo llanto la mirada,
Mi soledad entre dos noches iba,

¡Quién le dijera, para su consuelo,
Que abajo estaba el pez en el anzuelo
Y el admirable Pescador arriba!

LEOPOLDO MARECHAL
Argentina-1900
De "Sonetos a Sophia"


Madrid, 21-5-14

DEL ADMIRABLE PESCADOR

A Roberto Arlt

Con los cuerpos al margen, vivaqueando,
sobrevivientes ya, como tantos, como uno,
los lenguaraces parlotean entre hogueras.
Las huellas de la cola del cometa dejarán
más al sur restos humeantes, fantasmas
calcinados, miembros sueltos, reales
pesadillas. Mientras las especulaciones
continúan.

Perdido entre adhesiones tornadizas, con la lengua
trabada, ciego de mirar, confuso entre confusos,
fuera de lugar, fuera de hora, y ni siquiera loco,
¿aún conservo sentido, dirección? Vida, vida, vida,
qué linda que sos, vida, qué linda que sos
.

Mientras las respiraciones continúen.

RODOLFO ALONSO
Argentina-1934
De "70 poemas de 35 años"


Madrid, 22-5-14

PERFILES DEL TIEMPO

Vi cómo los perfiles del tiempo
se posaban levemente en mi piel
dejando una marca.

MIGUEL OSCAR MENASSA
Argentina-1940
De "La poesía y yo"


Madrid, 23-5-14

DEJO DE SER

Dejo de ser.
Abrazo de un salto
el halo frágil de una voz
y entrego
a cualquier palabra
el ritmo de lo humano.

Vivo en los territorios
donde la vida
siempre toca fondo.

MIGUEL OSCAR MENASSA
Argentina-1940
De "La poesía y yo"


Madrid, 26-5-14

PAMPA DE UNA NOCHE
Y UN DÍA CON SU NOCHE

Saltaban los caminos en las moradas,
y alumbraba la tierra,
y otra vez la vida daba la paz a los corderos en
   espanto.

Saltaban los caminos,
agua y estrellas.
Y para sí saltaban los caminos y el alma que suspira
   en el camino,
y para sí los días de su muerte.

Sobre mis ojos y en mis ojos
ardían las criaturas.
La tierra y el cielo se abrazaban en el camino,
y ante mis ojos.
Venía el alba, corderos y palomas,
el bosque, la luna y las estrellas,
y en misma luz de cielo las albas y corderos y palomas.

Saltaban los caminos,
agua y estrellas, albas, corderos y palomas,
albas y niños y palomas,
albas y días y palomas, albas y noches y palomas.

Saltaban los caminos
en el cielo y la tierra, en la tierra y el cielo;
gracia en la tierra, gloria en el cielo;
saltaban albas, corderos y palomas.

Día del nacimiento
del nuevo pan, del nuevo vino, del pan eterno y
   vino eterno.

Cruzo las manos, y extiendo las manos;
gozo en la luz la luz de las estrellas;
gozo en el agua el agua de la gloria;
gozo el amor que alumbran los caminos.

Ruega en amor mi oscuridad profunda.
Han quedado los vuelos de las palomas idas sobre
   mi llanto.

Nuestros pies andan en la noche y el día, en la noche
   y el día de los corderos.
En la noche y el día revestidos de albas y corderos.

JACOBO FIJMAN
Rusia-1898
 De Estrellas de la mañana”


Madrid, 27-5-14

CIEGO DE ALMA

Ciego de alma, detrás de las cenizas,
en la sacra palabra sin sentido,
el desrimado viene andando,
ligero sobre los hombros con el abrigo cerebral,

con eco de vocales enredadas
en el conducto del oído,
desmonta la púrpura del ver,
la reconstruye.

PAUL CELAN
Rumania-1920
De "Hebras de sol"


Madrid, 28-5-14

FRESCO

Llegué a confundirme con ella,
tanto...! Por sus recodos
espirituales, yo me iba
jugando entre tiernos fresales,
entre sus griegas manos matinales.

Ella me acomodaba después los lazos negros
y bohemios de la corbata. Y yo
volvía a ver la piedra
absorta, desairados los bancos, y el reloj
que nos iba envolviendo en su carrete,
al dar su inacabable molinete.

Buenas noches aquellas,
que hoy la dan por reír
de mi extraño morir,
de mi modo de andar meditabundo.
Alfeñiques de oro,
joyas de azúcar
que al fin se quiebran en
el mortero de losa de este mundo.

Pero para las lágrimas de amor,
los luceros son lindos pañuelitos
lilas,
naranjos,
verdes,
que empapa el corazón.
Y si hay ya mucha hiel en esas sedas,
hay un cariño que no nace nunca,
que nunca muere,
vuela otro gran pañuelo apocalíptico,
la mano azul, inédita de Dios!

CÉSAR VALLEJO
Perú-1892
"Los Heraldos Negros”


Madrid, 29-5-14

CONVERSACIÓN CON EL ÁNGEL

Contigo en aquel tiempo yo andaba siempre absorta,
siempre a tientas, a punto de caerme, pero indemne y eterna,
tomada de tu mano.
Ya casi te veía, lo mismo que al destello de un farol en la niebla,
una señal de auxilio en la tormenta.
Sí, tú, mi sombra blanca, transparencia guardiana,
mi esfinge azul hecha con el insomnio y el íntimo temblor de
   cada instante,
igual que una respuesta que se adelanta siempre a la pregunta.
Sin duda en algún sitio aún estarán marcados tus dos pies
   delante de mis pasos
porque te interponías de pronto entre mi noche y el abismo.
Sospecho que convertías en refugios dorados mis peores
   pesadillas,
que apartabas las setas venenosas y las piedras sangrientas
y venciste acechanzas y castigos.
Tal vez hasta me contagiaras la sonrisa
y lloraras después un larguísimo tiempo con mis lágrimas,
   vestido con mi duelo.
Después, mucho después, en esos años en que creí perderte
en algún laberinto o en una encrucijada,
fue cuando me dejaste a solas, tan mortal, en el destierro.
Quizás te convocaron de lo alto para un duro relevo,
y acudiste como un vigía alerta sin mirar hacia atrás,
aunque a veces descubrí tu perfume de nube y de jazmín
   en una ráfaga
y hasta palpé la suavidad que deja la huida de una pluma debajo
   de la almohada.
Ahora, ya replegada toda lejanía con un golpe ritual,
como en un abanico que se cierra,
frente al fuego donde arde de una vez el lujoso inventario de todo
   lo imposible,
contemplamos los dos el muro que no cesa,
no aquel contra el que lloraríamos como estatuas de sal a la inocencia,
su mirada de huérfana perdida,
sino el otro, el incierto, el del principio y el final,
donde comienza tu oculto territorio impredecible,
donde tal vez se acabe tu pacto con el silencio y mi ceguera.

OLGA OROZCO
Argentina-1920
De "Eclipses y fulgores"


 

Selección de Poemas Editados