YO NO ME ENFERMO
DE LAS CASI HERMOSAS
Yo no me enfermo de las casi hermosas
arrugas que prometen ser mi cara.
Yo no me enfermo de la tarde clara,
del milagro sencillo de las cosas.
Enfermo, ay, eso sí, de todo clavo,
de fieras soledades ancestrales;
estrujo entonces misteriosos males
porque empiezo a morir y ya no acabo.
El corazón comprende, tranza, ayuna;
se le forma a la sien algo que espera.
(Pobreza de ser triste como una
espina que aspiraba a flor entera).
Estoy enferma, sí... Ya no es la luna.
Y me quedo a velar mi calavera.
CARILDA OLIVER LABRA
Cuba-1922
De "Desaparece el polvo"
MUJER DIVINIZADA
Soy la virgen. Soy doncella. Soy María.
No supe de varón. Llegado el Ángel,
pasóme con su voz al cuerpo intacto
temblor de requeridas cumbres.
¡Hágase el Hijo aquí!
Igual es a un rumor resucitado
que comienza en mi seno dulcemente.
Palabra de Palabra es la engendrada.
Resueno su mandato.
Soy lúcida paloma. Soy campana
y rosa de salud inmarchitable.
Yo, la Elegida.
Jehová me perdonó. Vuelvo a su gracia
pariéndole su Hijo, el Preferido.
CARMEN CONDE
España-1907
De “Mujer sin Edén”
TODAS LAS HABITACIONES DE MI VIDA
Todas las habitaciones de mi vida
Me habrán estrangulado entre sus muros
Aquí los murmullos se ahogan
Los gritos se rompen
Aquellas en las que viví solo
Con grandes pasos vacíos
Aquellas
que guardaban sus espectros antiguos
Las habitaciones de la indiferencia
Las habitaciones de la fiebre y aquella que
Había yo instalado con el fin de morir en ella fríamente
El placer alquilado Las noches extranjeras
Hay habitaciones hermosas como heridas
Hay habitaciones que os parecerían triviales
Hay habitaciones de súplicas
Habitaciones de luz baja
Habitaciones dispuestas para todo salvo para la dicha
Hay habitaciones que para mí estarán siempre de mi sangre
Salpicadas
En todas las habitaciones llega un día en que el hombre en ellas se
Desuella vivo
en que cae de rodillas pide piedad
Balbucea y se vuelca como un vaso
Y sufre el espantoso suplicio del tiempo
Derviche lento es el redondo tiempo que sobre sí mismo gira
Que observa con ojo circular
El descuartizamiento de su destino
Y el ruido mínimo de angustia que precede a las
Horas las medias
No sé jamás si lo que va a anunciar es mi muerte
Todas las habitaciones son salas de justicia
Aquí conozco mi medida y el espejo
No me perdona
Todas las habitaciones cuando finalmente me duermo
Han lanzado sobre mí el castigo de los sueños
Pues no sé qué es peor si soñar o vivir
LOUIS ARAGON
Francia-1897
De "Habitaciones"
VUELVE A MÍ LA HABITACIÓN
UNA HABITACIÓN
QUÉ MAS DA QUÉ HABITACIÓN
Vuelve a mí la habitación Una habitación Qué más da
qué habitación
No qué más da sino
Ésta no sé dónde no sé cuándo pero
Ésta en un umbrío hospital en el campo donde los árboles
Ciegan la ventana verdinegros una
Habitación en la que todo es polvo pasado noche nada
Se tiene en pie ni las sillas ni
La consola un velador la alfombra de través
Y la alta cama de edredones desgastados con la colcha blanca
Su cenefa de borlas arrancadas
Cuánto hemos o al menos yo he amado esta
Habitación
Cuándo pues en qué siglo qué año
Idéntico en todo a un reloj inmóvil del que es posible decir
la hora y el minuto mas
Qué siglo qué estación
Acaso es posible saberlo
Tus zapatos junto a un sillón inquietos
La ropa caída por los suelos
Ya nada es más que un murmullo enorme en el límite del ser
Un loco y dulce cansancio al borde del sueño
Alguien habla y eso es el silencio
Tal vez alguna vez pensé tal vez
Volveremos a recordar esta habitación en otro lugar
Qué importa dónde amor mío fuera del mundo
Pensé volveremos a recordar En una ciudad de clamores Al
borde de una playa en la que el mar lentamente muere
En un país de sol violento en vidrios rojos
En algún lugar de Alemania o en ese país de estatuas
En la linde de los bosques He pensado
Y héteme aquí hoy sintiendo de nuevo la caída
En lo profundo del lecho antiguo de una piedra y muy lejos
El grito
LOUIS ARAGON
Francia-1897
De "Habitaciones"
EL ESPEJO ME MIRA Y SE AFLIGE
LEE EN MÍ LA HISTORIA DE LOS AÑOS
El espejo me mira y se aflige Lee en mí la historia de los
años
Ese alfabeto sordo que un tiempo solar tatúa en la frente del
hombre mal lunado
El espejo gris
descifra solo mi historia
En los nudosos secretos de mis venas
Mucho tendría que decir pues ha leído cómo en mi carne se
abren camino los advientos
Mucho esfuerzo le cuesta al espejo gris recordar toda la
desdicha que ve
Le faltan las palabras para fijarla le falta la voz
Yo no soy más que un detalle de la habitación para él sólo
una lágrima en su rostro
Pesada pesada lágrima largamente cayendo con rectitud lenta
desde el ojo de acuerdo con la costumbre
Sabe de todo eso el espejo gris y tanto a cuenta mía De nada
ya se extraña
Mejor que nadie me ve desnudo adivina al hombre en la nuez
como un perro
Que se remueve en su caseta adivina los vagos sobresaltos que
en mis sueños tengo
Adivina en ese brazo que cuelga bruscamente de la cama lo
que me mina y me roe
Se pregunta si duermo
y qué es lo que así puede gemir en mi
pensamiento
Esta noche se aburre apenas espera de mí nada más que cosas
insensatas
Hete aquí que ya ni me escucha y de pronto arrastrado por
un ciego miedo de la muerte
Temiendo no volver ya a verse empañado por mi aliento se
da la vuelta espía a Elsa que duerme
LOUIS ARAGON
Francia-1897
De "Habitaciones"
NACIMIENTO
No me sostengas. Todo es ya cielo. ¡Asómate!
Mi cuerpo está cayendo,
-¡qué hondura de memorias!-
mi cuerpo sin tus manos,
sin tus plumas de cera.
Desde el nivel de un sueño,
falto de fe en sus alas,
se escapó de tu sombra
temblando en una lágrima.
Deshilándome el pecho
por tu espejo resbala:
¿un siglo?...
¿Dos?...
¿La aurora?...
¡Tu vientre sobre el agua!
EMILIO PRADOS
España-1899
De "Cuerpo perseguido"
XXXIX
Cultivo una rosa blanca,
En Julio como en Enero,
Para el amigo sincero
Que me da su mano franca.
Y para el cruel que me arranca
El corazón con que vivo,
Cardo ni oruga cultivo:
Cultivo una rosa blanca.
JOSÉ MARTÍ
Cuba-1853
De "Versos sencillos"
ALBA RÁPIDA
¡Pronto, de
prisa, mi reino,
que se me escapa, que huye,
que se me va por las fuentes!
¡Qué luces, qué cuchilladas
sobre sus torres enciende!
Los brazos de mi corona,
¡qué ramas al cielo tienden!
¡Qué silencios tumba el alma!
¡Qué puertas cruza la Muerte!
¡Pronto, que el reino se escapa!
¡Que se derrumban mis sienes!
¡Qué remolino en mis ojos!
¡Qué galopar en mi frente!
¡Qué caballos de blancura
mi sangre en el cielo vierte!
Ya van por el viento, suben,
saltan por la luz, se pierden
sobre las aguas...
Ya vuelven
redondos, limpios, desnudos...
¡Qué primavera de nieve!
Sujetadme el cuerpo, ¡pronto!,
¡que se me va!, ¡que se pierde
su reino entre mis caballos!,
¡que lo arrastran!, ¡que lo hieren!,
¡que lo hacen pedazos, vivo,
bajo sus cascos celestes!
¡Pronto, que el reino se acaba!
¡Ya se le tronchan las fuentes!
¡Ay, limpias yeguas del aire!
¡Ay, banderas de mi frente!
¡Qué galopar en mis ojos!
Ligero, el mundo amanece.
EMILIO PRADOS
España-1899
De "Cuerpo perseguido"
ESCRIBIR UN POEMA
1 de Mayo de 1981, Madrid
Última hora
Escribir un
poema
y hacer el amor son
mis únicas preocupaciones.
¿Con quién hace el amor
un hombre que vive encadenado?
¿Cómo puede escribir un poema
un hombre que no conoce la libertad?
Hay días que me veo encantando serpientes.
Lujosas cobras como bandadas de calandrias
cantan sobre mis hombros.
El repiqueteo constante de mi voz
ha transformado sus entrañas.
El movimiento reptante
de mis labios de marfil al hablar
anula repentinamente sus razones
y yo soy ella.
Palabras como manos preocupadas
por los más leves movimientos.
El roce de un cabello con otro cabello
las pequeñas chispas
que se desprenden
de los ojos
el murmullo de las pieles deslizándose
unas sobre otras
anticipan que mis palabras
serán tragadas por la noche.
Ella deja de cantar y mis labios
bordan ahora los silencios.
Liberada del ruido ella repta
y toma posición de combate.
Mi cuerpo desnudo tiene
la palabra hermosura
untada en la piel.
Ella se enternece
por el milagro de mis formas
y repta
ahora envilecida
por la voluptuosidad
de sus propios movimientos
y desea besar
de toda la belleza
mis labios de marfil.
Cuando se detiene
es para decir que todavía
no ha comenzado el amor.
Y recorre mi cuerpo
como si mi cuerpo fuera
el camino hacia la montaña negra
y deja que su cuerpo
recuerde en silencio
mis palabras.
MIGUEL OSCAR MENASSA
Argentina-1940
De "La poesía y yo"
EN CLARO
Como el pesado viento de la ciudad, así tu belleza gira
en torno de mi habitación ya húmeda y cercada por la
noche.
De qué manera encauzar con tu destino inexcusable
estos afanes en desorden, esta conspiración por el azar,
esta tensión vacilante entre el milagro y la aventura.
Mirándolo todo claramente, tus ojos siguen dando
vueltas alrededor de mi condena.
RODOLFO ALONSO
Argentina-1934
De "70 poemas de 35 años"
MI VENTANA ABIERTA
Sobre la pura mañana,
sobre la ciudad despierta,
está mi ventana abierta
de par en par. ¡Mi ventana!
Cuelgan alegres vecinas
ropa blanca en la azotea,
y el viento la redondea
como a las velas marinas.
Tiene sabor campesino
erguido sobre un parral,
el trabajo matinal
de un molino.
Un poco de distinción
pone un techo de pizarra
en la bizarra
confusión
de vulgares tejadillos.
Y unos cuantos albañiles
juveniles,
sobre los rojos ladrillos
de una acabada cornisa
ponen ramas de laurel,
y son las ramas en el
ladrillo, como una risa.
Están abiertos, enfrente,
los balcones de una sala,
y una interminable escala,
sale monótonamente.
Sobre la pura mañana,
sobre la ciudad despierta,
está mi ventana abierta
de par en par. ¡Mi ventana!
BALDOMERO FERNÁNDEZ MORENO
Argentina-1886
LA CORONA FINAL
Si puedes ver detrás de los escombros,
de tantas raspaduras y tantas telarañas como cubren el hormiguero
de otra vida,
si puedes todavía destrozarte otro poco el corazón,
aunque no haya esperanza ni destino,
aparta las cortinas, la ignorancia o el espesor del mundo, lo que
sea, y mira con tus ojos de ahora bien adentro, hasta el fondo
del caos.
¿Qué color tienes tú a través de los días y los años de aquel a
quien amaste?
¿qué imagen tuya asciende con el alba y hace la noche del
enamorado?
¿Qué ha quedado de ti en esa memoria donde giran los vientos?
Quizás entre las hojas oxidadas que fueron una vez el esplendor
y el viaje,
un tapiz a lo largo de toda la aventura,
surjas confusamente, casi irreconocible a través de otros cuerpos,
como si aparecieras reclamando un lugar en algún paraíso ajeno
y a deshora.
O tal vez ya ni estés, ni polvo ni humareda;
tal vez ese recinto donde siempre creíste reinar inalterable,
sin tiempo y tan lejana como incrustada en ámbar,
sea menos aún que un albergue de paso:
una desnuda cámara de espejos donde nunca hubo nadie,
nadie más que un yo impío cubriendo la distancia entre una sombra
y el deseo.
Y acaso sea peor que haber pasado en vano,
porque tú que pudiste resistir a la escarcha y a la profanación,
permanecer de pie bajo la cuchillada de insufribles traiciones,
es posible que al fin hayas sido inmolada,
descuartizada en nombre de una historia perversa,
tus trozos arrojados a la hoguera, a los perros, al remolino de los
basurales,
y tu novela rota y pisoteada oculta en un cajón.
Es algo que no puedes soportar.
Hace falta más muerte. No bastarían furias ni sollozos.
Prefieres suponer que fuiste relegada por amores terrenos,
por amores bastardos,
porque él te reservó para después de todos sus instantáneos
cielos,
para después de nunca, más allá del final.
Estarás esperándolo hasta entonces con corona de reina
en el enmarañado fondo del jardín.
OLGA OROZCO
Argentina-1920
De "Con esta boca en este mundo"
PEQUEÑA AMÉRICA
Cuando miro la forma
de América en el mapa,
amor, a ti te veo:
las alturas del cobre en tu cabeza,
tus pechos, trigo y nieve,
tu cintura delgada,
veloces ríos que palpitan, dulces
colinas y praderas
y en el frío del sur tus pies terminan
su geografía de oro duplicado.
Amor, cuando te toco
no sólo han recorrido
mis manos tu delicia,
sino ramas y tierra, frutas y agua,
la primavera que amo,
la luna del desierto, el pecho
de paloma salvaje,
la suavidad de las piedras gastadas
por las aguas del mar o de los ríos
y la espesura roja
del matorral en donde
la sed y el hambre acechan.
Y así mi patria extensa me recibe,
pequeña América, en tu cuerpo.
Aún más, cuando te veo recostada
veo en tu piel, en tu color de avena,
la nacionalidad de mi cariño.
Porque desde tus hombros
el cortador de caña
de Cuba abrasadora
me mira, lleno de sudor oscuro,
y desde tu garganta
pescadores que tiemblan
en las húmedas casas de la orilla
me cantan su secreto.
Y así a lo largo de tu cuerpo,
pequeña América adorada,
las tierras y los pueblos
interrumpen mis besos
y tu belleza entonces
no sólo enciende el fuego
que arde sin consumirse entre nosotros,
sino que con tu amor me está llamando
y a través de tu vida
me está dando la vida que me falta
y al sabor de tu amor se agrega el barro,
el beso de la tierra que me aguarda.
PABLO NERUDA
Chile-1904
De "Los versos del capitán"
CON DESDÉN Y ORO
Voy a verle
en cualquier sitio,
él pedirá un ron para mezclarlo con mis pupilas;
yo, el crepúsculo,
y me traerán una lágrima.
Voy a verle:
a las seis de la tarde,
cuando los combatientes repasan sus fusiles
y los adúlteros se acuestan con mariposas;
a las seis de la tarde,
sin luna,
cuando por los cines naufragan las divorciadas
y los obreros comienzan a bañarse.
A las seis,
con temblor y relente,
con bochorno,
ciega como leche y sed,
voy a verle.
Azogue en su mano,
una extraña,
qué poco de suerte,
subterráneo para reírme a carcajadas.
Con un traje amarillo como si renunciara
a la tristeza
voy a verle.
Tendré cuidado
no sea, que, al abrirme, estalle el sollozo
y comprenda que delinco.
Seré cauta,
debo mentir: "adiós, alguien espera",
y al levantarme con desdén y oro
crecerán los pulmones donde le respiro
y para que no muera del todo
lo atraparé en mi verso.
Voy a verle
-he dicho en la hermosura-
mientras recupero el ala que no sirve
y llueven los nísperos,
divagan las márgenes rumorosas;
voy a verle
y nos desbaratábamos a besos
y el libro se quedaba a medias
y luego quién creía en los relojes
si aquí se olvidó su boca del binomio de Newton.
CARILDA OLIVER LABRA
Cuba-1922
De "Desaparece el polvo"
EL VIENTO EN LA ISLA
El viento es un caballo:
óyelo cómo corre
por el mar, por el cielo.
Quiere llevarme: escucha
cómo recorre el mundo
para llevarme lejos.
Escóndeme en tus brazos
por esta noche sola,
mientras la lluvia rompe
contra el mar y la tierra
su boca innumerable.
Escucha cómo el viento
me llama galopando
para llevarme lejos.
Con tu frente en mi frente,
con tu boca en mi boca,
atados nuestros cuerpos
al amor que nos quema,
deja que el viento pase
sin que pueda llevarme.
Deja que el viento corra
coronado de espuma,
que me llame y me busque
galopando en la sombra,
mientras yo, sumergido
bajo tus grandes ojos,
por esta noche sola
descansaré, amor mío.
PABLO NERUDA
Chile-1904
De "Los versos del capitán"
NO NECESITO LÁPIDA
No necesito lápida, pero
si vosotros necesitáis ponerme una,
desearía que en ella se leyera:
Hizo propuestas. Nosotros
las aceptamos.
Una inscripción así
nos honraría a todos.
BERTOLT BRECHT
Alemania-1898
De “Más de cien poemas”
PLACERES
La primera mirada por la ventana al levantarse,
el reencuentro con el viejo libro,
rostros entusiasmados,
nieve, el cambio de las estaciones,
el periódico,
el perro,
la dialéctica,
ducharse, nadar,
música antigua,
zapatos cómodos,
comprender,
música nueva,
escribir, plantar,
viajar,
cantar,
ser amable.
BERTOLT BRECHT
Alemania-1898
De “Más de cien poemas”
LAS MANOS ENTREGADAS
el insinuante almizcle de las bramas
Se esparcía en el viento, y la oportuna
Selva estaba olorosa como una
Mujer. De los extraños panoramas
Surgiste en tu cendal de gasa bruna,
Encajes negros y argentinas lamas,
Con tus brazos desnudos que las ramas
Lamían, al pasar, ebrias de luna.
La noche se mezcló con tus cabellos,
Tus ojos anegáronse en destellos
De sacro amor: la brisa de las lomas
Te envolvió en el frescor de los lejanos
Manantiales, y todos los aromas
De mi jardín sintetizó en tus manos.
LEOPOLDO LUGONES
Argentina-1874
De Los crepúsculos del jardín"
LOS REQUISITOS DE LA WEIGEL
Como el plantador de mijo para su campo experimental
selecciona los granos más pesados y para el poema
el poeta las palabras adecuadas, así
selecciona ella los objetos que acompañan
a sus personajes en el escenario. La cuchara de estaño
que introduce madre Coraje en el ojal
de su chaqueta a lo mongol, el carnet del partido
de la simpática Wlassowa y la red de pesca
de la otra, de la madre española, o el cuenco de plomo
de la Antígona que va recogiendo polvo. ¡Insustituibles
el ya cuarteado bolso de la trabajadora
para los panfletos del hijo y la billetera
de la calurosa vendedora de mercadillo! Cada pieza
de su mercancía ha sido escogida, hebilla y correas,
lata de cobre y saco de bolas, y seleccionados han sido
el capón y el bastón que al final
enreda la anciana en la polea,
la tabla de la vasca sobre la que amasa el pan
y el vergonzoso tablón de la griega, que se lleva a la espalda
con los agujeros por los que se meten las manos, el bote de grasa
de la rusa, diminuto en la mano del policía, todo
escogido según su edad, su finalidad y su belleza,
con los ojos de los sabios
y las manos de quienes amasan pan o tejen redes,
experta cocinera de sopas
de realidad.
BERTOLT BRECHT
Alemania-1898
De “Más de cien poemas”
FRESCAS MAGNOLIAS
Frescas magnolias recuerdan el mar
mar antiguo donde besé una tarde
las frescas entrañas de la muerte.
Después
fui una pequeña planta marina
haciendo gala de su crecimiento.
Crecía
entre la soledad de ásperas rocas
y solitarios peces hambrientos.
Peces hambrientos
enloquecidos por la soledad.
Estoy lejos de todos
y no quiero volver.
Soledad altura y soledad.
Las esencias no existen
pero su cuerpo sí.
MIGUEL OSCAR MENASSA
Argentina-1940
De “La poesía y yo”
TREINTA SEGUNDOS CON LA REALIDAD
Una mujer que ha llorado copiosamente; blanda
y triste vuelve
al rincón más lindo de su infancia.
Un hombre puede tener certidumbre o desinterés: es
un episodio intrascendente, la mujer no es demasiado
codiciable;
y además hay mucha gente aglomerada que conversa
en otro idioma
y no escucha y es difícil de entender.
Están apurados estos señores. Están
locos o confundidos: se van quedando sin tiempo, sin ganas,
sin plafond para nuestro cansancio;
el camino del ocio
no debe estar por allí; por otro lado se llega
a la realidad, al llanto, al amor. De otra manera
se combate, por otra inocencia se respira
y las cosas empiezan a cambiar.
La mujer grita en el desierto, en los techos; el cielo se derrumba
y aleja el dinero y la suerte; aplasta el temblor. Su gemido
va rompiendo el entusiasmo, la noche distraída.
FRANCISCO URONDO
Argentina-1930
De “Del otro lado”