Madrid, 02-01-14

SUEÑO

¿Aún ríe tu cuerpo con la intensa caricia
de la mano o del aire y en ocasiones reencuentra
en el aire otros cuerpos? Muchos de ellos retornan
con un temblor de la sangre, con una nada. También el cuerpo

que se tendió a tu flanco te busca en esta nada.

Era un juego liviano pensar que un día
la caricia del alba emergería de nuevo
cual inesperado recuerdo en la nada. Tu cuerpo
despertaría una mañana, enamorado
de su propia tibieza, bajo el alba desierta.
Un intenso recuerdo te atravesaría
y una intensa sonrisa. ¿No regresa aquel alba?

Aquella fresca caricia se habría apretado a tu cuerpo
en el aire, en la íntima sangre,
y habrían sabido que el tibio instante
respondía en el alba a un temblor distinto,
un temblor de la nada. Lo habrías sabido
igual que, un día lejano, supiste que un cuerpo
se tendía a tu lado.

Dormías con ligereza
bajo un aire risueño de efímeros cuerpos,
enamorada de una nada. Y la intensa sonrisa
te atravesó abriéndote los ojos asombrados.
¿Nunca más regresó, de la nada, aquel alba?

CESARE PAVESE
Italia-1908
De "Trabajar cansa"


Madrid, 03-01-14

INDIFERENCIA

Ha brotado este odio como un vívido amor,
sufriendo, y se contempla anhelante.
Pide un rostro y una carne, como si un amor fuese.

Han muerto la carne del mundo y las voces
que sonaban, un temblor se ha apropiado de todo;
la vida toda está suspendida de una voz.
Bajo un éxtasis amargo transcurren los días
en la triste caricia de la voz que regresa,
empalideciendo nuestro rostro. No sin dulzura,
esta voz al recuerdo le resuena despiadada
y temblorosa: tembló una vez por nosotros.

Pero la carne no tiembla. Sólo un amor
incendiarla podría y este odio la busca.
Todas las cosas y la carne del mundo
y las voces no valen la caricia inflamada
de aquel cuerpo y aquellos ojos. En el amargo éxtasis
que se destruye a sí mismo, este odio reencuentra
una mirada cada día, una rota palabra,
y las aferra, insaciable, como si un amor fuese.

CESARE PAVESE
Italia-1908
De "Trabajar cansa"


Madrid, 07-01-14

ANTEPASADOS

Atónito ante el mundo, alcancé una edad
en que me liaba a trompazos con el aire y lloraba a solas.
Escuchar los razonamientos de mujeres y hombres
sin saber qué contestar no es que alegre mucho.
Pero incluso eso se acabó: no estoy ya solo
y, si no sé qué contestar, me resulta indiferente.
Encontré compañeros hallándome a mí mismo.

Descubrí que, antes de nacer, viví siempre
en hombres firmes, dueños de sí mismos,
y ninguno sabía qué contestar y todos estaban tan
   tranquilos.
Dos cuñados abrieron un negocio -la primera fortuna
de nuestra familia- y el foráneo era serio,
calculador, despiadado, mezquino: una mujer.
El otro, el nuestro, en la tienda leía novelas
-no era poco en un pueblo- y los clientes que entraban
oían cómo se les respondía con frases sucintas
que no había azúcar ni tampoco sulfato,
que no había existencias. Tiempo después ocurrió
que este último sacó del apuro a su cuñado en quiebra.
Pensando en esta gente me siento más fuerte
que al mirarte en el espejo sacando pecho
y componiendo con los labios una sonrisa solemne.
Hubo un abuelo mío, muy lejano en el tiempo,
que se dejó engatusar por un labriego a su servicio
y a la sazón zapó él mismo las viñas -en verano-
para contemplar un trabajo bien hecho. Así
he vivido siempre y siempre he inspirado
confianza y he pagado al contado.

Y las mujeres no cuentan en la familia.
Quiero decir que nuestras mujeres no salen de casa
y nos traen al mundo y nunca dicen nada
y no cuentan para nada y no las recordamos.
Cada mujer nos infunde en la sangre algo nuevo,
pero, en ese acto, se anulan todas ellas y nosotros,
así renovados, somos los únicos que perduran.
Estamos llenos de vicios, de caprichos y de horrores
-nosotros, los hombres, los padres; alguno se mató,
pero ni una sola vergüenza nos alcanzó jamás,
nunca seremos mujeres, jamás sombras de nadie.

Encontré una tierra hallando compañeros,
una tierra maligna, donde es un privilegio
no hacer nada de nada, pensando en el futuro.
Porque, con sólo el trabajo, los míos y yo no tenemos bastante;
nosotros sabemos doblar el espinazo, pero el sueño mayor
de mis antepasados fue siempre un ocio de machos.
Nacimos para haraganear por todos estos cerros,
sin mujeres, llevando las manos cruzadas tras la espalda.

CESARE PAVESE
Italia-1908
De "Trabajar cansa"


Madrid, 08-01-14

ENCUENTRO

Estas duras colinas, que forjaron mi cuerpo
y lo turban con tantos recuerdos, me han procurado el
   prodigio
de aquélla que no sabe que la vivo y no alcanzo a entenderla.

La encontré, un anochecer: una mácula más clara
bajo ambiguas estrellas, en la calina estival.
En derredor nuestro, fluía el aroma de estas colinas,
más intenso que la sombra, y de golpe sonó,
como emanada por estas colinas, una voz a la par
más áspera y nítida, una voz de tiempos perdidos.

A veces la veo y está viva ante mí,
definida, inmutable, al igual que un recuerdo.
Nunca pude aprehenderla: su realidad
siempre se me escapa, llevándome lejos.
si es hermosa, no lo sé. Entre mujeres se ve muy joven:
al pensar en ella, me sorprende un remoto recuerdo
de la infancia vivida entre estas colinas,
de lo joven que es. Es como la mañana. Me anuncia en los
   ojos
todos los cielos lejanos de aquellas remotas mañanas.
Y tiene en los ojos un firme propósito: la más límpida luz
que haya tenido jamás el alba sobre estas colinas.

La he creado desde el fondo de todas las cosas
que me son más queridas y no alcanzo a entenderla.

CESARE PAVESE
Italia-1908
De "Trabajar cansa"


Madrid, 09-01-14

QUÉ PASA

Monto la guardia en el polvorín
Hay un perro muy gentil en la garita
Hay conejos que corretean por el páramo
Hay heridos en la sala de guardia
Hay un brigada que pinza la nariz de los que roncan
Hay una carretera en cornisa que domina hermosos valles
hay árboles floridos que dan color a la primavera
Hay ancianos que discuten en los cafés
Hay una enfermera que piensa en mí ante la cabecera de
   su herido
Hay grandes barcos sobre el mar revuelto
Hay mi corazón que late como un director de orquesta
Hay zepelines que pasan por encima de la casa de mi madre
Hay una mujer que toma el tren en Baccarat
Hay artilleros que chupan caramelos acidulados
Hay alpinistas que acampan bajo los morabitos
Hay una batería del 90 que dispara a lo lejos
Hay muchos amigos que mueren a lo lejos

GUILLAUME APOLLINAIRE
Italia-1880
De “Poemas encontrados


Madrid, 10-01-14

905

Entre mi país -y los otros-
hay un mar
pero las flores -negocian entre nosotros-
como ministerios.

EMILY DICKINSON
Estados Unidos-1830
De “Poemas”


Madrid, 13-01-14

EL HUMO DE LA CANTINA
ES COMO LA NOCHE QUE LLEGA

El humo de la cantina es como la noche que llega
Con voz aguda o grave el vino sangra por todas partes
Yo saco mi pipa despreocupado y contento entre mis camaradas
Ellos partirán conmigo para los campos de batalla
Dormirán de noche bajo la lluvia o las estrellas
Galoparán conmigo llevando a la grupa las victorias
Obedecerán conmigo a las mismas órdenes
Escucharán atentos las sublimes marchas
Morirán cerca de mí y acaso yo cerca de ellos
Sufrirán conmigo a causa del frío y del sol
Son éstos unos hombres que conmigo beben
Obedecen conmigo a las leyes de los hombres
Miran a las mujeres que pasan por los caminos
Las desean pero yo tengo amores más elevados
Que reinan sobre mi corazón mi cabeza y mis sentidos
Y son mi patria mi familia y mi esperanza
Yo soldado enamorado soldado de la dulce Francia

GUILLAUME APOLLINAIRE
Italia-1880
De “Sombra de mi amor


Madrid, 14-01-14

SIEMPRE

          Siempre
Iremos más lejos sin avanzar jamás

Y de planeta en planeta
De nebulosa en nebulosa
El don Juan de mil tres cometas
Sin moverse siquiera de la tierra
Busca las nuevas fuerzas
Y toma en serio a los fantasmas

Y se olvidan tantos universos
Cualesquiera que sean los grandes olvidadizos
Quién sabrá hacernos olvidar tal o cual parte del mundo
Dónde está el Cristóbal Colón a quien se le deberá el olvido
   de un continente

                            Perder
Pero perder verdaderamente

 

Para dejar sitio al hallazgo
                                        Perder
La vida para hallar la Victoria

GUILLAUME APOLLINAIRE
Italia-1880
De “Caligramas


Madrid, 15-01-14

SOMBRA

De nuevo estáis aquí a mi lado
Recuerdos en mis compañeros muertos en la guerra
La oliva del tiempo
Recuerdos que no sois más que uno solo
Como cien pieles que no forman más que un manto
Como esos miles de heridas que no son más que un
   artículo de periódico
Apariencia impalpable y sombría que has apresado
La forma cambiante de mi sombra
Un indio al acecho durante la eternidad
Sombra te arrastras junto a mí
Pero ya no me oyes
No conocerás más los hermosos poemas que canto
Mientras yo te oigo aún te veo
Destino
Sombra múltiple que el sol te guarde
A ti que me amas lo suficiente para no abandonarme
   nunca
Y que danzas al sol sin levantar polvo
Sombra tinta del sol
Escritura de mi vida
Arcón de penas
Un dios que se humilla

GUILLAUME APOLLINAIRE
Italia-1880
De “Caligramas


Madrid, 16-01-14

VALLE

En el paisaje tierno
-aquí, quedarse-,
el puente de hierro. 

Cielo azul, verde tierra;
el puente ¡qué negro! 

Sobre colinas muelles
voluntad en desmayo,
amor en vacaciones,
toda la vida en curvas. 

Pero él marchar, seguir,
él, solo, puente, recto. 

PEDRO SALINAS
España-1891
De "Seguro azahar"


Madrid, 17-01-14

ORFEO

¿Para quién cantas tú, para quién canta
tu alma de luz, el lirio de tu cuello?
¿Para el fuego de Apolo o el cabello
en fuga huracanado de Atalanta?

Árboles, rocas, fieras, mueve, imanta,
bambolea y concentra tu destello
de oro, tu timbre que, si eriza el vello,
desde el orco hasta el cielo nos levanta.

Tu voz conduces, intervalas, bañas
en llanto. Se te rompe. Mas perdura
tu mano. Orfero, que edifica y dice

-arrancando a la lira sus entrañas-
las sílabas de un nombre que inaugura,
crea toda la música: ¡Eurídice!

GERARDO DIEGO
España-1896
De "Libros futuros"


Madrid, 20-01-14

DESMAYO

Todos los circos
                          todos los circos ingenuos
                                                      cuelgan de mis cabellos

Las campanas agudas
se encienden como globos

Con tus besos
con tus senos alternativos
qué linda hamaca para mis olvidos

Y el viento
en el arroyo expósito
                                  peregrinando
                                                       pordioseando.

GERARDO DIEGO
España-1896
De "Limbo"


Madrid, 21-01-14

SUEÑA ALONSO QUIJANO

El hombre se despierta de un incierto
sueño de alfanjes y de campo llano
y se toca la barba con la mano
y se pregunta si está herido o muerto.

¿No lo perseguirán los hechiceros
que han jurado su mal bajo la luna?
Nada. Apenas el frío. Apenas una
dolencia de sus años postrimeros.

El hidalgo fue un sueño de Cervantes
y Don Quijote un sueño del hidalgo.
El doble sueño los confunde y algo

está pasando que pasó mucho antes.
Quijano duerme y sueña. Una batalla:
los mares de Lepanto y la metralla.

JORGE LUIS BORGES
Argentina-1899
De "La rosa profunda"


Madrid, 22-01-14

ENTRESUEÑO

Presencio la noche violentada

El aire está cribado
como un encaje
por los escopetazos
de los hombres
retraídos
en las trincheras
como los caracoles en su concha

Me parece
que un jadeante
enjambre de picapedreros
golpea el empedrado
de piedras de lava
de mis calles
y lo escucho
sin ver
en el entresueño

GIUSEPPE UNGARETTI
Egipto-1888
De "El puerto sepultado"


Madrid, 23-01-14

UN SUEÑO HABITUAL

 

El Nilo sombreado
las bellas morenas
vestidas de agua
burlándose del tren

Fugitivos

 

GIUSEPPE UNGARETTI
Egipto-1888
De "Primeras"


Madrid, 24-01-14

PROVERVIOS Y CANTARES

XXI

Ayer soñé que veía
a Dios y que a Dios hablaba;
y soñé que Dios me oía...
Después soñé que soñaba.

 

XLVI

Anoche soñé que oía
a dios, gritándome: ¡Alerta!
Luego era Dios quien dormía
y yo gritaba: ¡Despierta!

 

ANTONIO MACHADO
España-1875
De “Nuevas canciones


Madrid, 27-01-14

POÉTICA

No eres sólo el fulgor que sin mesura
estalla, ni su estrépito previsto.
Ni las apelaciones de la esfinge,
o la avidez, o la otra idolatría.
Lúcida sí, flagrante certidumbre,
región de transparencia en la que inmerso
está el tiempo, zumbando, lo que somos,
la boca memorable del augurio.
En un trono de hierro y santidades,
abiertas las heridas, y la flecha
de las perpetuas causas en las sienes,
eres esa palabra no gastada:
amor; una mitad, como la aurora,
en sombra. Otra mitad deslumbramientos.

OSCAR CERRUTO
Bolivia-1912


Madrid, 28-01-14

PATRIA DE SAL CAUTIVA

Bosque de espumas talado.
Mar encontrado y cedido.
Tu caracol rescatado
zumba de nuevo en mi oído.
De nuevo, titán herido,
pecho de varón, te has dado
a mi fervor, y en el ruido
de tu bronce encadenado
escucho tu voz que canta.
Se amotina tu onda, el viento
colérico se levanta
de tu hondo seno violento.
Y reconozco el acento
de la sangre en tu garganta.

OSCAR CERRUTO
Bolivia-1912



Madrid, 29-01-14

QUE VAN A DAR A LA NOCHE

Cada uno muere solo
con una rosa en la sien
o pasajero
en un carro de llamas
solo
en ese acto
que nadie comparte
donde cae
la soledad sobre la soledad
y ese silencio
de nieve
por el que van
por el que irán siempre
los incomunicables
prendida
en el pecho
la sentencia del olvido.

OSCAR CERRUTO
Bolivia-1912


Madrid, 30-01-14

ALBA DE LAS SOMBRAS

¡Oh lago escarlata recostado en la dilaceración terrestre!
¡Corred sangre lustral de vicuñas inmoladas sobre
   el altar blanco de la cordillera!
En vuestras orillas de repulsa
parécenos sentir la presencia de algo nuestro,
parécenos escuchar la letanía que de los moluscos
   extrañados rezan en las ausentes basílicas de arena,
parécenos recordar naufragios del yodo sobre
   nuestros funerales.
Mascullamos palabras con sabor a salitre sin
   poder comprenderlas,
con sabor a patria que importa sus lágrimas para
   llorar su infortunio.
con sabor a puerto de sol libre,
con sabor a ola marinera que nos saluda desde
   la playa.
Pero el viento político remacha el silencio de la
   puna, del valle y de la selva.

Callado, como escondiendo un gran secreto, refleja
   el lago la vida no vivida,
la nostálgica balsa que recorre empecinadamente
   nuestra memoria,
la totora de vidrio que se tiñe con el zumo de
   nuestra agonía,
las máscaras de carne con ojos de precipicio, con
   boca de exasperación, con tez de sol poniente
   y polvo de tristeza...

¡Sacúdete aire!
¡Truena pututu de la tierra lacerada!
Ya el volcán vomitó su puñetazo de piedra
y la nube arroja su vara de fuego sobre la
   oquedad del laberinto abandonado!.

PEDRO SHIMOSE
Bolivia-1940


Madrid, 31-01-14

EN ESA HORA OSCURECIENDO

En esa hora oscureciendo el mundo
hay tanto frío
devorador y siempre.
Verdad que llueve en el poema,
desaparece la paz de los señores,
falta tiempo,
voy a la cola de un pájaro portátil
y todo es piedra
pero más que nunca
muérete
en tu oficio de máscara a fuerza de misterio.
Había aquel bolero que acechaba,
era como recibir tu amor en los helados,
pero no tiene explicación
uno se alegra
y sin embargo ha envejecido,
abre otra puerta hacia el veneno,
un alarido precipita las constelaciones,
abusan los arcanos.
Por favor, no te desplomes
en los pocos de sombra
Ten hambre para siempre.

CARILDA OLIVER LABRA
Cuba-1922
De "Desaparece el polvo"


 

Selección de Poemas Editados
 

 

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