Madrid, 01-12-14

MIENTRAS PRENDES AQUELLO...

Mientras prendes aquello que tu mano lanzara,
es todo habilidad, conquista fácil.
Sólo si de repente recoges la pelota
que ella lanzó -una eterna jugadora-
dirigida a tu centro, con el exacto impulso bien medido,
en la forma de un arco
de puente realizado por el gran
arquitecto divino,
sólo entonces se vuelve fortuna la pericia en recibir:
y no tuya, de un mundo.
Tuvieras tú entonces el coraje y la fuerza suficientes
para lanzar acaso de vuelta la pelota.
O no, tal vez aún más maravilloso:
que olvidando la fuerza y el coraje
la hubieras ya lanzado (como el año que lanza
las aves, las bandadas migratorias;
como el año que impulsa sobre mares las aves,
de un calor extinguido hacia otro aún en cierne al otro lado)
sólo en este peligro es válido tu juego:
nunca facilitando el lanzamiento, nunca dificultándolo.
De tus manos se escapa el meteoro,
sale vertiginoso con rumbo a sus espacios...

 

RAINER MARÍA RILKE
Nace en Praga-1875
(Capital checa que entonces pertenecía al Impero Austro-Húngaro)
De “Otra poesía póstuma y dispersa"


Madrid, 02-12-14

MAUSOLEO

Corazón de rey. Hueso
de un alto árbol reinante,
fruto balsámico,
urna-amapola en medio
del armazón central
(donde el eco se desprende como una
astilla del silencio,
cuando te mueves, porque te parece
que tu gesto anterior fue muy ruidoso...)
Sustraído a los pueblos,
pensando como estrella,
en invisibles círculos girando:
el corazón del rey.

Dónde está, adónde fue
el corazón de la ligera amada,
sonrisa desde fuera posada en la hesitante curvatura
de aquel sereno fruto.
Dónde el de la polilla, quizás joya,
ala de tul, antena...

Mas dónde, dónde
el corazón de aquel que cantó todo
convirtiéndolo en uno;
el corazón del poeta:
viento,
invisible,
interior del viento.

RAINER MARÍA RILKE
Nace en Praga-1875
(Capital checa que entonces pertenecía al Impero Austro-Húngaro)
De “Otra poesía póstuma y dispersa"


Madrid, 03-12-14

¡OH QUÉ SILENCIO EXISTE
EN TORNO A UN DIOS!...

¡Oh qué silencio existe en torno a un Dios! Cómo resulta
   audible
cada mudanza en el entrechocar del chorro de la fuente
contra el agua aquietada en el mármol oval.
Y enfrente, en el laurel, un tacto: dos o tres

hojas fueron rozadas por una mariposa que delante de ti
pugna tambaleándose adentro del soplido que se interna
   en el valle.
Y a ti entonces te llega el recuerdo de un día, de otro día
en el que ya aquí mismo te pareció perfecto

el silencio que existe en torno a un Dios. ¿Y acaso no fue
   a más?
¿No es aún mayor? ¿No va en aumento acaso?
¿No pugna como una resistencia

frente a este palpitar del corazón, latido que se quiebra
en un suspenso mudo, dentro del día...? ¿Más dónde?
Allí está.

RAINER MARÍA RILKE
Nace en Praga-1875
(Capital checa que entonces pertenecía al Impero Austro-Húngaro)
De “Otra poesía póstuma y dispersa"


Madrid, 04-12-14

LA FRONTERA

¡Llueve en la madrugada, llueve, llueve!
¡Llovió toda la noche! ¡Yo escribía
y en busca de algo la ventana abría
hacia el Amor que las estrellas mueve!

¡El ruido de mis manos era leve!
¡Más que ruido de manos parecía
de obstinada carcoma que mordía
la madera de algún bajorelieve!

¡Oficio terco, descarnante, duro,
de hurón en su inundada madriguera!
¡Partiendo siempre con la sien un muro

y con envidia del que vive fuera,
hasta que al fin atravesé seguro
la iniquidad de mi última frontera!

 

GERMÁN PARDO GARCÍA
Colombia-1902
De “Himnos del Hierofante”


Madrid, 05-12-14

COMO SERPIENTE

Miré tus ojos sombríos bajo el cielo apagado.
Tu frente mate con palidez de escama.
Tu boca, donde un borde morado me estremece.
Tu corazón inmóvil como una piedra oscura.

Te estreché la cintura, fría culebra gruesa que en mis
   dedos resbala.
Contra mi pecho cálido sentí tu paso lento.
Viscosamente fuiste solo un instante mía,
y pasaste, pasaste, inexorable y larga.

Te vi después, tus dos ojos brillando
tercamente, tendida sobre el arroyo puro,
beber un cielo inerme, tranquilo, que ofrecía
para tu lengua bífida su virginal destello.

Aún recuerdo ese brillo de tu testa sombría,
negra magia que oculta bajo su crespo acero
la luz nefasta y fría de tus pupilas hondas,
donde un hielo en abismos sin luz subyuga a nadie.
¡A nadie! Sola, aguardas un rostro, otra pupila,
azul, verde, en colores felices que rielen
claramente amorosos bajo la luz del día,
o que revelen dulces la boca para un beso.

Pero no. En ese monte pelado, en esa cumbre
pelada, están los árboles pelados que tú ciñes.
¿Silba tu boca cruda, o silba el viento roto?
¿Ese rayo es la ira de la maldad, o es solo
el cielo que desposa su fuego con la cima?

¿Esa sombra es tu cuerpo que en la tormenta escapa,
herido de la cólera nocturna, en el relámpago,
o es el grito pelado de la montaña libre,
libre sin ti y ya monda, que fulminada exulta?

VICENTE ALEIXANDRE
España-1898
De “Sombra del paraíso”


Madrid, 09-12-14

REY DEVORANTE...

Rey devorante, bello y devastador, tu mano
Toma lo que desea con firmeza y premura;
Yo, la que te cantara con acento pagano
No te amé, sin embargo, con toda mi locura.

Tu corazón es uno como vaso insaciado;
Como hoguera, tu cuerpo, de quemar no reposa;
sobre la selva de almas, tu alma es mariposa;
más que del amor, eres, del vuelo, enamorado.

Sobre la blanda Eva, promisora de miel,
Más te dobla el deseo que el amor sobre Diana;
Tienes de las abejas la manía liviana,
Pero eres una abeja carnívora y cruel.

cuando tu pecho es uno, delicioso panal,
No entregado a los juegos de una Thais sin grandeza,
tu pasión desmedida, en su pura simpleza,
Es corriente que arrastra y por ciega hace mal.

M´s tarde, ya cebada tu alma caprichosa,
El amor no te basta: cuando no amas, deseas,
Y es peligroso darte, para que la poseas,
Una vida temblante, delicada y ansiosa.

Y cuando, ya de vuelta de los paganos huertos
Sueles darte del todo, por cansancio elegante,
Tus encías no tienen el rojo alucinante
De los treinta años, y eres uno de tantos muertos.

Rey devorante, bello y devastador: mi alma,
Nacida para amarte, no te amó cual debía:
Un demonio en aquélla, hubo, que comprendía,
Un demonio avezado me develó tu alma.
Pues cuando iba a rendirse, apoyada en el báculo
De tus propias flaquezas, conseguía afirmarla:
Fuiste para mí un bello y lejano espectáculo
Que atormentó mi alma y no supo quemarla.

ALFONSINA STORNI
Poeta argentina nacida en [Suiza-1892]
De “Ocre”


Madrid, 10-12-14

RAZONES PARA MORIR

1

Unos me hablaban de la patria.
Mas yo pensaba en una tierra pobre,
pueblo de polvo y luz,
y una calle y un muro
y un hombre silencioso junto al muro.
Y aquellas piedras bajo el sol del páramo
y la luz que en el río se desnuda...
olvidos que alimentan la memoria,
que ni nos pertenecen ni llamamos,
sueños del sueño, súbitas presencias
con las que el tiempo dice que no somos,
que es él quien se recuerda y él quien sueña.
No hay patria, hay tierra, imágenes de tierra,
polvo y luz en el tiempo...

OCTAVIO PAZ
México-1914
De “Libertad bajo palabra”


Madrid, 11-12-14

RAZONES PARA MORIR

2

¿Durar? ¿Dura la flor? Su llama fresca
en la mano del viento se deshoja:
la flor quiere bailar, sólo bailar.
¿Duran el árbol y sus hojas
-vestidura que al viento es de rumores
y al sol es de reflejos?
¿Este cielo, infinito que reposa,
es el mismo de ayer, nubes de piedra?
No durar: ser eterno,
labios en unos labios,
luz en la cima de la ola, viva,
soplo que encarna al fin
y es una plenitud que se derrama.
Ser eterno un instante,
vibración amarilla del olvido.

OCTAVIO PAZ
México-1914
De “Libertad bajo palabra”


Madrid, 12-12-14

RAZONES PARA MORIR

3

La rima que se acuesta con todas las palabras,
la Libertad, a muerte me llamaba,
alcahueta, sirena
de garganta leprosa.
Virgen de humo de mi adolescencia
mi libertad me sonreía
como un abismo contemplado
desde el abismo de nosotros mismos.
La libertad es alas,
es el viento entre hojas, detenido
por una simple flor; y el sueño
en el que somos nuestro sueño;
es morder la naranja prohibida,
abrir la vieja puerta condenada
y desatar al prisionero:
esa piedra ya es pan,
esos papeles blancos son gaviotas,
son pájaros las hojas
y pájaros tus dedos: todo vuela.

OCTAVIO PAZ
México-1914
De “Libertad bajo palabra”


Madrid, 15-12-14

VATICINIO

Un día,
la ciudad que desde arriba
veo,
se levantará sobre sus flancos
y caminará.
Sus grandes remos
de hierro,
moviéndose a un compás
solemne,
avanzarán río adentro
y el agua
los sostendrá.
Con su ala ancha proa roma,
hecha para calar
en el horizonte
túneles gigantes,
sus selvas de chimeneas,
lanzas negras;
sus nieblas y sus penachos
y su ejército de casas,
ordenado por una
voluntad prevista,
dejará sus húmedos
sótanos coloniales,
y, atravesando el mar,
entrará en la Tierra
gastada y luminosa
de los Hombres.

ALFONSINA STORNI
Poeta argentina nacida en [Suiza-1892]
De “Mundo de siete pozos”


Madrid, 16-12-14

REFRANES

Una espiga es todo el trigo
Una pluma es un pájaro vivo y cantando
Un hombre de carne es un hombre de sueño
La verdad no se parte
El trueno proclama los hechos del relámpago
Una mujer soñada encarna siempre en una forma amada
El árbol dormido pronuncia verdes oráculos
el agua habla sin cesar y nunca se repite
En la balanza de unos párpados el sueño no pesa
En la balanza de una lengua que delira
Una lengua de mujer que dice sí a la vida
El ave del paraíso abre las alas
Como la marejada verde de marzo en el campo
Entre los años de sequía te abres paso
Nuestras miradas se cruzan se entrelazan
Tejen un transparente vestido de fuego
Una yedra dorada que te cubre
Alta y desnuda sonríes como la catedral el día del incendio
Con el mismo gesto de lluvia en el trópico lo has arrasado todo
Los días harapientos caen a nuestros pies
No hay nada sino dos seres desnudos y abrazados
Un surtidor en el centro de la pieza
Manantiales que duermen con los ojos abiertos
Jardines de agua flores de agua piedras preciosas de agua
Verdes monarquías

La noche de jade gira lentamente sobre sí misma

OCTAVIO PAZ
México-1914
De “Libertad bajo palabra”


Madrid, 17-12-14

RECUERDO TU CUELLO

Recuerdo tu cuello
en los labios
de aquel desconocido
y, sin embargo,
amo esta soledad
entre vertientes,
dejo de ser,
alcanzo de un salto
el hilo frágil de tu voz.

Entrego a las palabras
el ritmo de lo humano.

No vengo alocado
por el dolor
de haber tenido,
vengo, más bien,
a conversar.
Mi mal es peor que la deriva.

Tejo, entre sueños,
mis sueños.
Me revelo
que no habrá paz,
despliego las velas
y ato mi vida,
si la hubiera,
a la famosa libertad.

MIGUEL OSCAR MENASSA
Argentina-1940
De “Canciones [2003-2004]”


Madrid, 18-12-14

A UNA FLOR INMERSA

Cae la rosa, caer
atravesando el agua,
lenta por el cristal de sombra
en que su tallo ahoga;
desciende, imperceptible,
clara, ingrávida, pura
y las olas la cubren, la desnudan,
la vuelven a su aroma,
hácenla navegante por la savia
que de la tierra nace
y asciende temblorosa,
desborda la ternura de su tacto
en verde prisionero
y al fin revienta en flor
como el esclavo que de noche sueña
en una luz que rompa
los orígenes de su sueño,
como el desnudo ciervo, cuando la fuente brota,
que moja con su vaho la corriente
destrozando su imagen.

Cae más aún, cae
más allá de su savia,
sobre la losa del sepulcro,
en la mirada de un canario herido
que atreve el último aletazo
para internarse mudo entre las sombras.
Cae sobre mi mano
inclinándose más y más al tacto,
cede a su suavidad de sábana mortuoria
y como un pálido recuerdo
o ángel desalado,
pierde una estela de su aroma,
deja una huella: pie que no se posa
y yeso que se apaga en el silencio.

ALÍ CHUMACERO
México-1918
De “Páramo de sueños”


Madrid, 19-12-14

RESPONSO DEL PEREGRINO

I
Yo, pecador, a orillas de tus ojos
miro nacer la tempestad.

Sumiso dardo, voz en la espesura,
incrédulo desciendo al manantial de gracia;
en tu solar olvida el corazón
su falso testimonio, la serpiente
de lu8z y aciago fallecer, relámpago vencido
en la límpida zona de laúdes
que a mi maldad despliega tu ternura.

Elegida entre todas las mujeres,
el ángelus te anuncias pastora de esplendores
y la alondra de Heráclito se agosta
cuando a tu piel acerca su denuedo.

Oh cítara del alma, armónica al pesar,
al luto hermana: aíslas en tu efigie
el vértigo camino de Damasco
y sobre el aire dejas la orla del perdón,
como si ungida de piedad sintieras
el aura de mi paso desolado.

María te designo, paloma que insinúa
páramos amorosos y esperanzas,
reina de erguidas arpas y de soberbios nardos;
te miro y el silencio atónito presiente
temor y languidez, la corona de mirto
llevada a la ribera donde mis pies reposan,
donde te nombro y en la voz flameas
como viento imprevisto que incendiara
la melodía de tu nombre y fuese,
sílaba a sílaba, erigiendo en olas
el muro de mi salvación.

Hablo y en la palabra permaneces.
No turbo, si te invoco,
el tranquilo fluir de tu mirada;
bajo la insomne nave tornas el cuerpo emblema
del ser incomparable, la obediencia fugaz
al eco de tu infancia milagrosa,
cuando, juntas las manos sobre el pecho,
limpia de infamia y destrucción
de ti ascendía al mundo la imagen del laurel.

Petrificada estrella, temerosa
frente a la virgen tempestad.

ALÍ CHUMACERO
México-1918
De “Palabras en reposo"


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