Madrid, 01-10-13

POEMA III

Está mi risa de niño
con la abuelita ciega de la noche obscura.

Resuenan mis botas groseras de campesino
en la ternura de los caballos,
y he ido.

Al son de ríos lúcidos y puros
tiemblan las curvas de los pozos como las dulces patas
   de los corderos.

Encerrada en mis pasos sigue la noche obscura.

JACOBO FIJMAN
Besarabia-1898
De “Molino rojo"


Madrid, 02-10-13

MOLINO

El viento más que un asno es paciente
                                                                             MAÑANA
Gira gira gira
Molino que mueles las horas
Pronto será la primavera
Y tendrás tus alas cubiertas de flores
                                                                             MEDIODÍA
Gira gira gira
Molino que mueles los días
Pronto será el estío
Y tendrás frutos en tu torre
                                                                             TARDE
Gira gira gira
Molino que mueles los meses
Pronto vendrá el otoño
Y estarás triste en tu cruz
                                                                             NOCHE
Gira gira gira
Molino moledor de años
Pronto vendrá el invierno
Y se helarán tus lágrimas
He aquí el verdadero molino
No olvidéis jamás su canción
Él hace llover y hace el buen tiempo
Él hace las cuatro estaciones

Molino de la muerte Molino de la vida
Muele los instantes como un reloj
Estos también son granos Molino de la melancolía
Harina del tiempo que pondrá nuestros cabellos blancos

VICENTE HUIDOBRO
Chile-1893
De “Otros poemas”


Madrid, 03-10-13

LA CLASE

Como un niño que en la tarde brumosa va diciendo su
   lección y se duerme.
Y allí sobre el magno pupitre está el mudo profesor que
   no escucha
Y ha entrado en la última hora un vapor leve, porfiado,
pronto espesísimo, y ha ido envolviéndolos a todos.
Todos blandos, tranquilos, serenados, suspiradores,
ah, cuán verdaderamente reconocibles.
Por la mañana han jugado,
han quebrado, proyectado sus límites, sus ángulos, sus
   risas, sus imprecaciones, quizá sus lloros.
Y ahora una brisa inoíble, una bruma, un silencio, casi
   un beso, los une,
los borra, los acaricia, suavísimamente los recompone.
Ahora son como son. Ahora puede reconocérseles.
Y todos en la clase se han ido adurmiendo.
Y se alza la voz todavía, porque la clase dormida se
   sobrevive
Una borrosa voz sin destino, que se oye y que no se
   supiera ya de quién fuese.
Y existe la bruma dulce, casi olorosa, embriagante,
y todos tienen su cabeza sobre la blanda nube que los
   envuelve.
Y quizá un niño medio se despierta y entreabre los ojos,
y mira y ve también el alto pupitre desdibujado
y sobre él el bulto grueso, casi de trapo, dormido, caído,
del abolido profesor que allí sueña.

VICENTE ALEIXANDRE
España-1898
De “Historia del corazón” 


Madrid, 04-10-13

TEN ESPERANZA

¿Lo comprendes? Lo has comprendido.
¿Lo repites? Y lo vuelves a repetir.
Siéntate. No mires hacia atrás. ¡Adelante!
Adelante. Levántate. Un poco más. Es la vida.
Es el camino. ¿Que llevas la frente cubierta de sudores,
   con espinas, con polvo, con amargura, sin amor, sin mañana?...
Sigue, sigue subiendo. Falta poco. Oh, qué joven eres.
Qué joven, qué jovencísimo, qué recién nacido. Qué ignorante.
Entre tus pelos grises caídos sobre la frente brillan tus
   claros ojos azules,
tus vividos, tus lentos ojos puros, allí quedados bajo algún velo.
Oh, no vaciles y álzate. Álzate todavía. ¿Qué quieres?
Coge tu palo de fresno blanco y apóyate. Un brazo a tu lado
   quisieras. Míralo.
Míralo, ¿no lo sientes? Allí, súbitamente, está quieto. Es
   un bulto silente.
Apenas si el color de su túnica lo denuncia. Y en tu oído
   una palabra no pronunciada.
Una palabra sin música, aunque tú la estés escuchando.
Una palabra con viento, con brisa fresca. La que mueve
   tus vestidos gastados.
La que suavemente orea tu frente. La que seca tu rostro,
la que enjuga el rastro de aquellas lágrimas.
La que atusa, apenas roza tu cabello gris ahora en la
   inmediación de la noche.
Cógete a ese brazo blando. a ese que apenas conoces,
   pero que reconoces.
Yérguete y mira la raya azul del increíble crepúsculo,
   la raya de la esperanza en el límite de la tierra.
Y con grandes pasos seguros, enderézate, y allí apoyado,
   confiado, solo,
échate rápidamente a andar...

VICENTE ALEIXANDRE
España-1898
De “Historia del corazón”


Madrid, 07-10-13

ABISMO

Cuando en la esquina de cristal del viento
nada se mueve;
y bajo los estanques fraternizan
anzuelo y peces. 

Cuando el tigre vestido de relámpagos
sigue a la oveja;
las zarpas bruñe y repentinamente
inmóvil queda. 

Cuando los niños lanzan a los árboles
rápidas hondas,
y tiembla y sufre pero no desciende
la fruta roja. 

Cuando sobre la púrpura del naipe
timbra el escándalo,
y ante un azar se atemoriza y pierde
el as de bastos, 

entonces, dislocada mi conciencia
su rostro esconde,
por huir del abismo que le grita
fallidas voces;

porque el as fue humillado y porque el viento
debió moverse;
morir oveja y pez y destroncarse
la fruta inerme. 

Pero no. Todo guarda en aire y tierra
sordo equilibrio,
y detrás de sus líneas paralelas
está el abismo.

GERMÁN PARDO GARCÍA
Colombia-1902
De “Las voces naturales


Madrid, 08-10-13

CERRADA

Campo desnudo. Sola
la noche inerme. El viento
insinúa latidos
sordos contra sus lienzos.

La sombra a plomo ciñe,
fría, sobre tu seno
su seda grave, negra,
cerrada. Queda opreso

el bulto así en materia
de noche, insigne, quieto
sobre el límpido plano
retrasado del cielo.

Hay estrellas fallidas.
Pulidos goznes. Hielos
flotan a la deriva
en lo alto. Fríos lentos.

Una sombra que pasa,
sobre el contorno serio
y mudo bate, adusta,
su látigo secreto.

Flagelación. Corales
de sangre o luz o fuego
bajo el cendal se auguran,
vetean, ceden luego.

O carne o luz de carne,
profunda. Vive el viento
porque anticipa ráfagas,
cruces, pausas, silencios.

VICENTE ALEIXANDRE
España-1898
De “Ámbito”


Madrid, 09-10-13

IDEA

Hay un temblor de aguas en la frente.
Y va emergiendo, exacta,
la limpia imagen, pensamiento,
marino casco, barca.
Arriba ideas en bandada,
albeantes. Pero abajo la intacta
nave secreta surge,
de un fondo submarino
botado invento, gracia.

Un momento detiene
su firmeza balanceada
en la suave plenitud de cada onda.
Polariza los hilos de los vientos
en su mástil agudo,
y los rasga
de un tirón violento, mar afuera,
inflamada de marcha,
de ciencia, de victoria.

Hasta el confín externo -lengua-,
cuchilla que la exime
de su marina entraña,
y del total paisaje, profundo y retrasado,
la desgarra.

VICENTE ALEIXANDRE
España-1898
De “Ámbito”


Madrid, 10-10-13

AMOR SUCESIVO

Todo así:
más quieto.
Todo así: infinitamente
sereno.
¿Te quiero?
Día a día lo digo:
te quiero.
Y tú día a día te vas
sucediendo,
pasando,
fluyendo.
Como solo, al final,
una sombra de tiempo.
Ah, vivir:
estar quieto,
ser un bulto de pronto
concreto,
y allí recrearse y allí encarnizarse,
y ver bello
e ileso
el bulto querido,
asido,
suspenso.

Por eso, tú,
en la sombra que siento
que me canta y se marcha
y se va sucediendo,
me haces vida
y me vas deshaciendo.
Tú me robas, me roes
y me vas descumpliendo,
y a tu paso,
a tu tiempo,
este cuerpo creído
se me va desviviendo.
Amor dulce, vivido
que me lame indefenso
y me arrasa despacio,
más despacio, más lento,
ya borrado, borroso,
al final ya disperso.
Bulto ciego
que sufre
día a día tu beso
y, lamido roído,
te ama siempre
en el tiempo.

VICENTE ALEIXANDRE
España-1898
De “Poemas varios, 1”


Madrid, 11-10-13

DESTINO DE LA CARNE

No, no es eso. No miro
del otro lado del horizonte un cielo.
No contemplo unos ojos tranquilos, poderosos,
que aquietan a las aguas feroces que aquí braman.
no miro esa cascada de luces que descienden
de una boca hasta un pecho, hasta unas manos blandas,
finitas, que a este mundo contienen, atesoran.

Por todas partes veo cuerpos desnudos, fieles
al cansancio del mundo. Carne fugaz que acaso
nació para ser chispa de luz, para abrasarse
de amor y ser la nada sin memoria, la hermosa
redondez de la luz.
Y que aquí está, aquí está, marchitamente eterna,
sucesiva, constante, siempre, siempre cansada.

Es inútil que un viento remoto, con forma vegetal,
   o una lengua,
lama despacio y largo su volumen, lo afile,
lo pula, lo acaricie, lo exalte.
Cuerpos humanos, rocas cansadas, grises bultos
que a la orilla del mar conciencia siempre
tenéis de que la vida no acaba, no, heredándose.
Cuerpos que mañana repetidos, infinitos, rodáis
como una espuma lenta, desengañada, siempre.
¡Siempre carne del hombre, sin luz! Siempre rodados
desde allá, de un océano sin origen que envía
ondas, ondas, espumas, cuerpos cansados, bordes
de un mar que no se acaba y que siempre jadea
   en sus orillas.

Todos, multiplicados, repetidos, sucesivos, amontonáis
   la carne,
la vida, sin esperanza, monótonamente iguales bajo los
   cielos hoscos que impasibles se heredan.
Sobre ese mar de cuerpos que aquí vierten sin tregua, que
   aquí rompen
redondamente y quedan mortales en las playas,
no se ve, no, ese rápido esquife, ágil velero
que con quilla de acero, rasgue, sesgue,
abra sangre de luz y raudo escape
hacia el hondo horizonte, hacia el origen
último de la vida, al confín del océano eterno
que humanos desparrama
sus grises cuerpos. Hacia la luz, hacia esa escala
   ascendente de brillos
que de un pecho benigno hacia una boca sube,
hacia unos ojos grandes, totales que contemplan,
hacia unas manos mudas, finitas, que aprisionan,
donde cansados siempre, vitales, aún nacemos.

VICENTE ALEIXANDRE
España-1898
De “Poemas varios, 1”


Madrid, 14-10-13

EL DESTINO QUE MIRA
COMO ESPÍA DEL TIEMPO

Un espía del tiempo es el destino
-no el poeta, que éste es el gran espiado
y es, dijo Schiller, el que llegó tarde
a la Repartición de la Tierra.

Torre de Dios, Darío a su vez lo llamó,
pero desde su altura no hemos visto a Dios
ni en el Chaco Boreal de incendiados fortines
con olor a petróleo, a mariposas secas, a madres
   que agotaron
las lágrimas y el grito
ni cuando silenciaron a los niños de Guernica
ni en la atroz agonía en los hornos de Auschwitz
ni entre el ruido y el humo del napalm en Vietnam.

Y ese espía del tiempo en fin, conoce historia
como nadie, la sigue desde lejos; nadie
   desmentirá
cuando todo se ordene y llegue el gran balance
los testimonios que captaron sus miradas
   profundas
como pozos de sombra con estrellas,
como enterradas lámparas bajo barcos
   hundidos,
como voces más graves que el secreto remoto
de los stradivarius:
su enorme asombro y su perplejidad.

RAÚL GONZÁLEZ TUÑÓN
Argentina-1905
De “El rumbo de las islas perdidas


Madrid, 15-10-13

LA AVENTURA QUE TIENE
LA LLAVE DE LA CALLE

Como el artista adolescente de Dublín que a la
   aventura
iba a buscarla fuera de su casa
yo alabo a aquellos que contemplan el mundo
y como Dickens tienen la llave de la calle.

Si el gabinete es fascinante para los
   alquimistas,
los investigadores de la muerte y los duendes
   minúsculos
que habitan las botellas,
el constructor de sueños -libros, cuadros,
   naciones-
debe tomar primero contacto con la calle,
penetrar en el mundo para salir de allí
con su expresión ideal, con sus diáfanos cielos
y sus oscuros fondos que alimentan diamantes.
Y quizá el gran secreto de su geometría:
el lejano y sutil origen del poema.

RAÚL GONZÁLEZ TUÑÓN
Argentina-1905
De “El rumbo de las islas perdidas


Madrid, 16-10-13

CAMPO ALEGRE

La tierra se enfurece o descansa
cuando las manos del campesino
se alejan corriendo velozmente al pueblo
donde mujeres abiertas como el mar
lo esperan.

Madres de amor
hembras de amor
cantan y escupen tus espaldas.
Aquí donde tu piel olorosa se agita
tú sabes del dolor de los surcos
cuando tus manos se agigantan.

El amor se agiganta.
No se te parte el corazón
La sangre no se vierte.

La revolución también espera.

MIGUEL OSCAR MENASSA
Argentina-1940
De "22 poemas y la máquina electrónica o
cómo desesperar a los ejecutivos”


Madrid, 21-10-13

POEMA SIN NOMBRE

Aquí, yo solo. Y en torno, qué mundos sin órbita
dándome horizontes a cambio de una frágil idea.
Cómo vienen los soles, y las lunas, y los sirios, y los
   aldebaranes,
al brillo de una luz angustiada que asoma en el espejo.
¡Aprisa, mariposas! Ese girar deshilvanado
para el nacimiento de caminos en el espacio mudo,
y ese tejer de eternidades en el minuto frágil,
conservan el recuerdo de un árbol que se estaba cayendo
desde aquella mañana en que se le apagaron las raíces.

En torno, cuántos ojos mirando hacia la inédita cárcel de
   los caminos.

¡Mariposas, aprisa! Aldebaranes, sirios, lunas, soles:
al reflejo que se marchita en el aceite sin alas;
a esta semilla ciega por la luz que tenía
átomos de cristal y las arenas de cinco desiertos;
a este quieto pedazo de sol apagado
por las lluvias que vinieron desde la distancia de todos
  los siglos.

EUGENIO FLORIT
Cuba-1903
De "Doble acento, poemas: 1930-1936”


Madrid, 22-10-13

MARINO

Aquel pájaro que vuela por primera vez
Se aleja del nido mirando hacia atrás

Con el dedo en los labios

                                           os he llamado

Yo inventé juegos de agua
en la cima de los árboles

Te hice la más bella de las mujeres
Tan bella que enrojecías en las tardes

          La luna se aleja de nosotros
          Y arroja una corona sobre el polo

Hice correr ríos

                            que nunca han existido

De un grito elevé una montaña
Y en torno bailamos una nueva danza

          Corté todas las rosas
          e las nubes del este

Y enseñé a cantar un pájaro de nieve

Marchemos sobre los meses desatados

Soy el viejo marino
                                  que cose los horizontes cortados

VICENTE HUIDOBRO

Chile-1893
De “El espejo de agua”


Madrid, 23-10-13

EL HERIDO

II

Para la libertad sangro, lucho, pervivo.
Para la libertad, mis ojos y mis manos,
como un árbol carnal, generoso y cautivo,
doy a los cirujanos.

Para la libertad siento más corazones
que arenas en mi pecho: dan espuma mis venas,
y entro en los hospitales, y entro en los algodones
como en las azucenas.

Para la libertad me desprendo a balazos
de los que han revolcado su estatua por el lodo.

Y me desprendo a golpes de mis pies, de mis brazos,
de mi casa, de todo.

Porque donde unas cuencas vacías amanezcan,
ella pondrá dos piedras de futura mirada,
y hará que nuevos brazos y nuevas piernas crezcan
en la carne talada.

Retoñarán aladas de savia sin otoño
reliquias de mi cuerpo que pierdo a cada herida.
Porque soy como el árbol talado, que retoño:
porque aún tengo la vida.

MIGUEL HERNÁNDEZ
España-1910
De “El hombre acecha”


Madrid, 24-10-13

¡TORRES DE DIOS! ¡POETAS!

¡Torres de Dios! ¡Poetas!
¡Pararrayos celestes,
que resistís las duras tempestades,
como crestas escuetas,
como picos agrestes,
rompeolas de las eternidades!

La mágica esperanza anuncia un día
en que sobre la roca de armonía
expirará la pérfida sirena.
¡Esperad, esperemos todavía!

Esperad todavía
El bestial elemento se solaza
en el odio a la sacra poesía
y se arroja baldón de raza a raza.

La insurrección de abajo
tiende a los Excelentes.
El caníbal codicia su tasajo
con roja encía y afilados dientes.

Torres, poned al pabellón sonrisa.
Poned ante ese mal y ese recelo
una soberbia insinuación de brisa
y una tranquilidad de mar y cielo...

RUBÉN DARÍO
Nicaragua-1867
De “Cantos de vida y esperanza”


Madrid, 25-10-13

PALABRAS SIN IMPORTANCIA

Escúchame, al pasar, como yo escucho,
la lluvia que murmura en la ventana,
pensando en algo que olvidé hace mucho,
entre las cosas de la vida vana.

Escúchame también como si oyeras,
esa canción que se enredó en tu vida,
y que vuelve de pronto sin que quieras,
y que es más triste cuando más se olvida.

Y piensa que mi voz es tu voz misma,
y que murmuras lo que ya te dije,
y que mi vida se encuentra con tu vida,
y que estamos los dos un poco tristes.

Aquí estoy junto a ti, toma mi mano,
no me preguntes para qué he venido.
piensa que soy tu amigo más lejano,
y que esta noche vuelvo del olvido.

Escúchame pensando que estoy lejos.
nada acerca mejor que la distancia.
no te diré sentencias ni consejos,
ni escucharás mentiras ni alabanzas.

Escúchame, al pasar, indiferente,
como se escucha el ruido en la distancia.
olvida las palabras que te cuente,
mis palabras no tienen importancia.

HOMERO MANZI
Argentina-1907


Madrid, 28-10-13

DÉJAME QUE TE ESCRIBA TODO...

Déjame que escriba todo
lo que me venga a los labios,
lo que descienda a la pluma
y caiga en el papel blanco.
No me taches esas líneas,
no digas no, con la mano,
ni moviendo la cabeza
y su cabello anillado.
Son cosas nuestras, muy nuestras,
maduras de muchos años,
verdes de algunos minutos
y que yo escribo temblando.
Ya haremos, alguna vez,
con lo escrito, dos repartos,
uno para darlo al mundo,
otro para bien guardado.
Pondremos nuestros papeles
abiertos en tu regazo,
y aquello sí y esto no,
a la par diremos ambos.
Los suspiros para el viento,
los besos para enterrarlos.

BALDOMERO FERNÁNDEZ MORENO
Argen
tina-1886
De "Elegía de alondra"


Madrid, 29-10-13

OJOS BLANCOS

De tan grises, de tan grises,
tus ojos son casi blancos:
dos pedacitos de tierra
resecos y calcinados.
cuando los alzas al sol
o los inclinas a un lado
parecen ojos de ciego
inmóviles y llagados.
Morir de unos ojos negros
es un morir instantáneo;
lo terrible es recibir
muerte de unos ojos blancos.
Es quedar como una estrella
vacía de su haz de rayos,
es quedar como un jardín
sin un ave y sin un árbol,
es quedar como una flor
sin colores y sin hálitos.

BALDOMERO FERNÁNDEZ MORENO
Argen
tina-1886
De "Libro de Sara"


Madrid, 30-10-13

SALVE II O MARÍA LA HECHICERA

Cuántas veces perdido en tus amables brazos 
María la hechicera
recorrimos los canteros donde crecía la alegría 
donde el amor y los malvones 
se regaban con la misma firmeza
                                           con que las aguas 
bajan de las montañas en primavera 
para regar los campos araucanos.

Tú reinabas tu reino, allá en Pompeya 
tu mar y tus espumas 
eran las manos del abuelo Antonio 
tocando la guitarra o encendiendo su pipa 
con el rojo carbón entre sus dedos 
y un corto silbido, para llamar a Juana 
la oveja, su inseparable compañera.

Cuántas veces tu sol era los ojos ciegos del abuelo. 
En Mon y Tabaré te sentabas 
con un pañuelo negro en la cabeza 
y en tu falda
                 doce panes calientes 
cocidos en el barro con tus manos 
como cuando eras niña 
y a orillas del Limay
Caupolicán pasaba su belleza.

MIGUEL OSCAR MENASSA
Argentina-1940
De "Yo pecador"


Madrid, 31-10-13

LABIOS LIBRES

Al cabo de las tierras y los días
de horarios y partidas y llegadas
y aeropuertos comidos por la niebla
enfermo de países y kilómetros
y rápidos hoteles compartidos

Luego de esperas
prisas
y rostros y paisajes diferentes
y seres encandilados por el olvido
o abiertamente besados por la vida.

Después de aquella amada
y esa otra apenas entrevista
mujeres cogidas por mi soledad
y ahogadas por las bellas catástrofes

Luego de la violencia y el deseo
de comenzarlo todo nuevamente
y los errores
y los malentendidos cotidianos
y los hábitos torrenciales del trópico
y noches acariciadas por el alcohol
y tabaco fumado con tanta incertidumbre

Al cabo de un nombre que no me atrevo a decir
y de alguien que yo llamaba Irene
de cierta voz
cierta manera de clavar los ojos
al cabo de mi fe en el entendimiento de los hombres
y en el corazón de ciudades y de pueblos
que nunca sabrán de mí

Luego de tanta tentativa de huirme o de enfrentarme
y comprender que estoy solo
pero no estoy solo
al cabo de amores corroídos
y límites violados
y de la certidumbre de que toda vida
no es más que los escombros
de otra que debió haber sido

Al cabo del hachazo irreparable del tiempo
sólo puedo blandir estas palabras
esta obstinación de años y distancias
que se llama poesía

MARIO TREJO
Argentina-192
6


 

Selección de Poemas Editados
 

 

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