Madrid, 01-07-13

LA NIEVE

Lo blanco está sobre lo verde,
Y canta.
Nieve que es fina quiere
Ser alta.

Enero se alumbra con nieve, si verde,
Si blanca.
Que alumbre de día y de noche la nieve,
La nieve más clara.

¡Nieve ligera, copo blando,
Cuánto ardor en masa!
La nieve, la nieve en las manos
Y el alma.

Tan puro el ardor en lo blanco,
Tan puro, sin llama.
La nieve, la nieve hasta el canto
Se alza.

Enero se alumbra con nieve silvestre.
¡Cuánto ardor! Y canta.
La nieve hasta el canto -la nieve, la nieve-
En vuelo arrebata.

JORGE GUILLÉN
España-1893
De “Cántico”


Madrid, 02-07-13

DESDE LA PRIMERA FIEBRE
DEL AMOR A SU INFORTUNIO

De la primera fiebre de amor a su infortunio, desde el tierno
   segundo
hasta el hueco minuto del vientre
desde el primer atisbo hasta el tijeretazo umbilical
la edad del pecho y la época feliz del delantal cuando
   ninguna boca
se agitaba al hambre suspendido,
y el mundo entero era uno solo, una nada ventosa,
bautizaron mi mundo en un fluir de leche.
Y la tierra y el cielo fueron un solo cerro al aire.
el sol y la luna derramaban una misma luz blanca.

Desde la primera huella del pie descalzo, desde la mano
   que se eleva
y la irrupción del pelo,
desde el primer secreto del corazón, el fantasma que
   advierte,
y hasta el primer asombro mudo ante la carne,
el sol fue rojo y la luna fue gris
y la tierra y el cielo fueron cual dos montañas que se
   encuentran.

El cuerpo prosperó, los dientes en las encías meduladas
los huesos que crecían, el murmullo del semen,
dentro de la glándula santificada, la sangre bendijo al
   corazón
y los cuatro vientos que tanto tiempo soplaron al unísono
abrillantaron mis orejas con la luz del sonido,
llamaron en mis ojos con el sonido de la luz.
Y fue amarilla la multiplicación de las arenas,
cada grano dorado salpicaba la vida en su vecino,
verde era la casa cantarina.

La ciruela que mi madre arrancara prosperó dulcemente,
el niño que dejara caer desde la oscuridad de su costado
hacia el regazo cavado de la luz, creció fuerte,
musculoso, enmarañado, atento a los gemidos del muslo
y a la voz que, como una voz de hambre,
arañaba en el sonido del viento y del sol.

Y desde el primer deterioro de la carne
yo aprendí el lenguaje del hombre para enroscar las formas
   del pensar
en el idioma pétreo del cerebro,
para llenar las sombras y tejer nuevamente la trama de
   palabras
dejada por los muertos que, en su césped sin luna,
no necesitan del calor de la palabra.
La raíz de las lenguas se termina en un cáncer exangüe
no es más que un nombre que los gusanos hacen cruz.

Aprendí los verbos de la voluntad y supe mi secreto;
las claves de la noche golpearon en mi lengua;
donde antes había solo una, hubo de pronto muchas mentes
   sonoras.

Un solo vientre, un solo espíritu vomitó la materia.
Un pecho amamantó al fruto de la fiebre,
aprendí la otra cara del cielo que divorcia
el globo dos veces enmarcado que giraba;
un millón de cerebros alimentaron al retoño
que divide mis ojos;
la juventud, de veras se abrevió; las lágrimas de la
   primavera
se diluyeron en el verano y en las cien estaciones
un solo sol, un único maná fue calor y alimento.

DYLAN THOMAS
Reino Unido-1914


Madrid, 03-07-13

ACTEÓN QUE SE SALVA

Se llamaba Acteón, tan culto era el linaje
De aquel hombre perdido
-Sin riesgo- por campiña urbanizada,
Mensaje
De ciudad no remota.
¿Lo rústico en olvido?
Agrada
La maleza que brota
Como una incitación a rutas imprevistas.
El extraviado errante,
De pronto y sin querer, se descubre delante
De un campo de nudistas.
Oh, todos son correctos.
Acteón ve a una dama.
"Good morning" Acteón se figura que exclama.
¿Quizá "Lovely day"? Sin faunos, sin insectos,
Naturaleza aséptica no ofrece más que flor
Sin caricia ni olor.
La gente charla. Nadie a nadie ve.
Los desnudos anulan sus desnudos,
Escudos
Contra las tentaciones. ¿Y la fe,
Bajo la luz del sol, en ti, Naturaleza?
Sin ninfas ni deidad, sin amor la belleza,
Acteón se va en busca de una casa de té.

JORGE GUILLÉN
España-1893
De “Cántico”
 


Madrid, 04-07-13

RAZÓN DEL SUEÑO

No es el modo casual con que caminas,
ni el dibujo inexacto de tu mano:
es tu ruda tristeza mal vestida
quien se pone de acuerdo con los astros.

Cansado de nacer para los ángeles,
tienes todo el dolor de la ceniza.
Alarma cotidiana de mi sangre,
pasajero rebelde de esta herida:
sucedes por adentro de mi carne
y dueles en el centro de mí misma.

CARILDA OLIVER LABRA
Cuba-1922
De “Al sur de mi garganta”


Madrid, 05-07-13

LA CITA ROTA

Para empezar más pronto el día
me levanté temprano.
Fui a la peluquería;
miré al cielo y el sol estaba sano;
pedí un moño: alto como mi alegría.

Después compré un perfume lento
como una aguja,
y turbulento:
casi de bruja...

Cuidé de no almorzar demasiado,
de no fruncir el ceño,
y puse mucho empeño
en parecer no una muchacha sino un sueño.

Di órdenes a mis ojos
(ciencia rara)
y pensé: Carilda clara,
tíñete los labios con pececitos rojos.

Ah, mi vestido...
Era hermoso como una revolución,
como un lirio mecido.
(Lo comparaba con tu corazón.)

Encendí dos velas.
Dije una mala palabra -que no repetiría-
y destrocé, llorando, mis novelas:
¡a las cuatro llovía!

CARILDA OLIVER LABRA
Cuba-1922
De “Memoria de la fiebre”


Madrid, 08-07-13

LOS ARÚSPICES

Carga del sueño
tablado de extraños decorados
de cariátides ciegas
tu alba se quiebra en el fondo de mi garganta
frío sortilegio

Si las casas fueran sólo ventanas
si el móvil que observo a lo largo de esta curva
   que soy yo mismo
cesara al fin -punto negro- de respirar
si los vagabundos del trueno hubieran plantado al fin
   su tienda
en algún islote perdido en la quijada de las nubes

el sol se despertaría

Lingote de astronomía
entre el cielo y la tierra un cometa se balancea
con su cabellera hecha de dados

Las vituallas en el palacio rebosante de alegrías sacrílegas
humeaban Todos los clérigos unidos levantaron
una piedra con aspecto de meteoro
y marcaron sus frentes con la sangre de la venganza

Un puñal un collar de cristales una herida
abierta de frutos maduros dispuestos en su zarzo
Sea el cielo sólido o bien ola encantada
la venganza es un astro estrella cosechada

Más bajo
justo bajo la paloma
entre las cuatro garras que engendran cada uno un punto
   cardinal
un río se congela

Presa nutricia de los torrentes que se alimentan de ella
tiernos guijarros ruedan: son hijos de los azadones
Se arrancan por pares de los rudos caminos
reinas de oscuros trabajos que resuenan como campanas

¿Y qué es el terror?

Un delirio subterráneo anuncia el terror

Las entrañas de la tierra se agrupan para formar una vivienda
un chorro de sangre desciende por la escalinata
y eriza en el aire sus rojos cabellos mojados

para ver de dónde viene el viento

MICHEL LEIRIS
Francia-1901
Publicado en "La Révolution
Surréaliste", Nº 8 (1926)


Madrid, 09-07-13

SONIA ARAQUISTAIN

Cavad
y encontraréis una sonrisa
una sonrisa funeraria
para los que toman la vida al pie de la letra
cavad
y el polvo os llegará al corazón
y estaréis con el corazón en el polvo
y el amor indolente
inmóvil en la encrucijada del rechazo.

Cavad
y encontraréis el cielo
quizá lleguéis a encontrar el cielo
quizá la dispersión de las especies
o el sabor acongojado de la lluvia
cavad
para que esta mujer despliegue el abanico de su caída
para que abofetee de una vez por todas la indiferencia
   del espacio
para que con su hermoso rostro de cristal hecho añicos
despose la tierra firme.

Cavad
y encontraréis los ojos más solitarios del mundo
y el suelo helado de la Avenida
una extranjera repentina como una ventana
cavad en esos ojos una mirada imposible
cavad vuestro nombre en nuestra noche
cavad para nosotros

GEORGES HENEIN
Egipto-1914
Publicado en "Cahiers du Sud", N1 280 (1946)


Madrid, 10-07-13

UN MUNDO SIN NOMBRE

Todos los colores del paraíso
alineados en botellas detrás de la barra
djins dorados, serafines con sus corazones blancos
encerrados en vidrio
nos miraban a través del humo
y la ruidosa confusión de las voces.

Allá en esa guerra distante,
más allá de donde murmura la lluvia,
el cielo calcina todavía sobre
el estuario cuando el sol
calienta el agua y el viento levanta
muros de olas frente a las rocas.

Eso es lo que viste al irte.
¿No fue mejor irte?
Aunque también podrías recordar
imágenes de empapelados de una guardería,
narcisos empujando a una Primavera atrasada,
rosas a un repollo de fuego.

Pero para nosotros fue siempre una calle
con ruido de lluvia, una cuneta serpenteando
llena de mugre, bocas avinagradas
por el rencor y la culpa, quemada
la dulzura del habla. Y piojos en el pelo
rapado de los chicos,

el hedor de madera cerrada
hirviendo de gusanos,
el frío indolente de las noches.
Y todos aquellos colores del paraíso,
un sortilegio de dorados y blancos.
Era un mundo sin nombre,

el mundo del que escapamos y provenimos.

SEAMUS DEANE
Irlanda del Norte-1940


Madrid, 11-07-13

TEMOR EN LA CLARIDAD

Hay un sitio en el mundo, ¿en dónde, en dónde?
Un sitio claro, inmensamente claro;
de inagotable claridad, un faro
que a una señal clarísima responde.

¿En qué sitio del mundo, por qué esconde
su resplandor altísimo, y avaro
me deja oscuridad y desamparo?
¿Será preciso que en mi cuerpo ahonde?

Porque a veces yo siento que esa llama
me inviste y arde cual latente escama.
Que yo soy esa antorcha que se esconde.

Que la llevo en las manos y la busco.
Que con mi propia claridad me ofusco
y vivo preguntando: ¿en dónde, en dónde?

GERMÁN PARDO GARCÍA
Colombia-1902
De "Osiris preludial"
 


Madrid, 12-07-13

LOS ENIGMAS

¡Si no lloviera más y si escampara,
porque llueve sin fin y sordamente!
¡Si volviera aquél ser que hállase ausente!
¡Si la noche densísima llegara!

Salgo a observar: la noche intensa y clara.
No diluvia, la sombra es envolvente
y entre mi corazón está presente
la persona que nunca se alejara.

Mas siento que diluvia, sí, lo escucho.
diluvia inmensamente hace ya mucho.
La noche no ha enlutado todavía

y es de noche y no llueve y nadie falta.
¡Y en la nocturna oscuridad me asalta
la angustia de que llueve y es de día!

GERMÁN PARDO GARCÍA
Colombia-1902
De "Osiris preludial"


Madrid, 15-07-13

ESPEJOS A DISTANCIA

I

Tú, testigo tan implacable y fiel como la piedra al sol del mediodía,
búscame en algún sitio donde sea más fuerte que el sabor del tiempo.
Tráeme desde algún lugar donde las aguas del diluvio hayan bajado.
Y yo esté allí aún,
envuelta con el manto de los invulnerables
después de toda prueba.

Y es como una burbuja desprendida de la espuma del cielo.
Veo abierta de par en par una ventana sólo para salir a la intemperie,
sólo para seguir este reguero de migajas sombrías que lleva hasta la muerte.
Veo un jardín inmenso sepultado en la huella de una pata de pájaro.
Y la casa que crece entre los sueños con raíces de locura furiosa,
la casa que simula a la distancia navíos y combates,
se ha levantado y anda debajo de la arena.
Veo unas gradas en las que retumba la cabeza del miedo
-olas, galope y trueno-,
cercenada de pronto por el primer cuchillo que guardo en la nostalgia.
Cae, cae conmigo hasta el regazo.
¡Oh piedad! ¡Oh sangre siempre insomne del corazón materno,
lúcida como la hierba me has guardado!
Y yo tengo en los ojos el tamaño de lo irrecobrable.
Soy apenas ese fulgor del oro perdido que cualquiera puede mirar
   desde sus propias lágrimas.

OLGA OROZCO
Argentina-1920
De "Los juegos peligrosos"


Madrid, 16-07-13

ESPEJOS A DISTANCIA

II

Tú, ladrón de la gloria y la miseria,
merodeador de tantas escenas
que se encienden después igual que un talismán en el fondo del alma,
desentierra el lejano amor del huésped,
ábreme las cavernas donde fui arrebatada con ese brillo de ascua,
déjame contemplar en la nostalgia de esas vivas estatuas que miran
   hacia atrás.

Y es un vapor que sube desde cada caldera donde me están hirviendo,
un vaho de salvajes corazones en el ritual del hambre,
un humo de expiación que asciende desde el fin de toda hoguera.
¿Quién era yo, desnuda, bajo esos velos de eternidad tejidos por la sed
   en el palacio de los espejismos?
Cara de cuenco blanco, hecha para beber el ácido brebaje del olvido:
no me puedo mirar.
¿Quién era yo en un lecho con orillas de río, en una barca en llamas que
   corría más allá del abismo?
Cara de cuenco rojo, roída por los dientes veloces del deseo:
quienquiera que te vio te ha perdido entre mil.
¿Quién era yo con una piedra de inocencia en cada mano para ahuyentar
   las invencibles sombras?
Cara de cuenco negro, trizada por el golpe del engaño:
nadie ha quedado en ti.
¿Quién era yo?
¿Quién era, puñado de cenizas?

OLGA OROZCO
Argentina-1920
De "Los juegos peligrosos"


Madrid, 17-07-13

ESPEJOS A DISTANCIA

III

Tú, cómplice de la rampa del abismo,
con ese brillo de ángel caído entre dos mundos,
ilumina este rostro que pugna por asomar desde mi nacimiento,
muéstrame a la que mide con mirada de siglos la distancia
   que me aparta de mí,
a la que marca con un tatuaje fúnebre todo cuanto me habita,
lo mismo que una herida.
Y es como una bujía que asciende desde el fondo del estanque.
Hay un fulgor de verde venenoso,
Una luna que avanza como la emanación de vegetales milenarios.
Ella pega sus mejillas de reina leprosa contra el cristal del invernáculo.
-Carne desconocida,
carne vuelta hacia adentro para sentir pasar el arenal del mundo,
carne absorta, arrojada a la costa por el desdén del alma-.
Yo no entiendo esta piel con que me cubren para deshabitarme.
No comprendo esta máscara que anuncia que no estoy.
¿Y estos ojos donde está suspendida la tormenta?
¿Esta mirada de ave embalsamada en mitad de su vuelo?
¿He transportado años esta desolación petrificada?
¿La he llevado conmigo para que me tapiara como un muro la tierra
   prometida?
Entonces, este cuerpo, ¿habrá estado alguna vez tan lejos de la vida
como ahora está lejos de su muerte?
Sin embargo la tierra en algún lado está partida en dos;
En algún lado acaba de cambiarse en una cifra inútil sobre las tablas
   de la revelación;
en algún lado,
donde yo soy a un tiempo la esfinge y la respuesta.
Que se calle mi nombre en esa boca como en un sepulcro.
Voy a empezar a hablar entre los muertos.
Voy a quedarme muda.

OLGA OROZCO
Argentina-1920
De "Los juegos peligrosos"


Madrid, 18-07-13

CUIDO MI SOLEDAD COMO UN REGALO

Cuido mi soledad como un regalo
que ya tendré que devolver un día
cuando se me acabe la poesía
y descubran que soy un ángel malo.

Vivo del disparate, sin ayuda,
sin resplandor ni fuego que me hable,
y caigo en este luto irreparable
donde bebo mis tósigos de viuda.

No me compadezcáis pues tanta pena
tal vez la merecí, y es mi condena.
Miradme bien: yo sufro con cariño.

Llega el dolor enorme que derrota,
y aunque me crean para siempre rota
lo cargo entre mis brazos como a un niño.

CARILDA OLIVER LABRA
Cuba-1922
De "Sonetos"


Madrid, 19-07-13

COMO UNA MUJER DE ABSORTO

Apenas quedé sin hombre
mudaron el dos los pianos,
no me bastaban las manos
para estrujar aquel nombre.
¿Habrá ya nada que asombre
como este beso a traición?
Desde entonces mata el son,
dicen nunca las arecas,
sonando a unas güiras secas
anda el poco corazón.

Hoy declaro un amor roto
que no logra deshojarme.
Nada ha venido a sanarme
el borbotón donde agoto
tu siempre soy... ¡Ah, qué ignoto
milagro el que se prepara!
Me cogió una trampa rara.
Sin esperanza ninguna
tengo sed, pido la luna
y nadie vive en mi cara.

Pero esta pena la aborto,
este dolor me lo quito;
destrozo recuerdo y grito,
los mando al diablo, los corto.
Como una mujer de absorto
polen que siempre se inmola,
le doy el turno a la ola
porque quiero, porque sí:
pues es cierto que perdí,
pero el ala vuela sola.

CARILDA OLIVER LABRA
Cuba-1922
De "Los huesos alumbrados"
 


Madrid, 22-07-13

DE ESTE MUNDO EN LA COMEDIA

De este mundo en la comedia
eterna, vienen y van
bajo un mismo velo envueltas
la mentira y la verdad;
por eso al verlas el hombre
tras del mágico cendal
que vela la faz de entrambas,
nunca puede adivinar
con certeza cuál es de ellas
la mentira o la verdad.

ROSALÍA DE CASTRO
España-1837
De "En las orillas del Sar"


Madrid, 23-07-13

SI MIS MANOS PUDIERAN DESHOJAR

10 de noviembre de 1919 (Granada)

Yo pronuncio tu nombre
En las noches oscuras,
Cuando vienen los astros
A beber en la luna
Y duermen los ramajes
De las frondas ocultas.
Y yo me siento hueco
De pasión y de música.
Loco reloj que canta
Muertas horas antiguas.

Yo pronuncio tu nombre,
en esta noche oscura,
Y tu nombre me suena
Más lejano que nunca.
Más lejano que todas las estrellas
Y más doliente que la mansa lluvia.

¿Te querré como entonces
Alguna vez? ¿Qué culpa
tiene mi corazón?

Si la niebla se esfuma
¿Qué otra pasión me espera?
¿Será tranquila y pura?
¡¡Si mis dedos pudieran
Deshojar a la luna!!

FEDERICO GARCÍA LORCA
España-1898
De “Libro de poemas y canciones


Madrid, 24-07-13

RUTA

Apaciguada estoy, apaciguada,
Muertos ya los neblíes de la sangre.
Silencio es, silencio,
El día que empezaba en jazmín suave.

Por otras calles voy mucho más altas,
Bajo un gélido cielo de palomas.
Es limpio, enjuto, el aire que me roza
Y hay en el campo frías amapolas.

Serena voy, serena, ya quebradas
Las ardientes raíces de los nervios.
Queda detrás el límite
Y empieza el nuevo cielo.

JUANA DE IBARBOUROU
Uruguay-1895
De “Perdida"


Madrid, 25-07-13

SOY ESE SOLDADO
QUE ESTABAS ESPERANDO

Soy ese soldado que estabas esperando,
no tengo rumbo ni pasado, poesía,
estoy aquí, contigo, para siempre.

MIGUEL OSCAR MENASSA
Argentina-1940
De "Al sur de Europa"


Madrid, 26-07-13

A MÍ

Los más oscuros estremecimientos a mí
entre las extremidades de la noche
los abandonos que crepitan
cuanto vino a mí acompañado
por los espejismos del deseo
lo enteramente terso en la penumbra
las crecidas menores ya con luna
aunque el ensueño ulule entre mandíbulas transitorias
las teclas que nos tocan hasta el hueso del grito
los caminos perdidos que se encuentran
bajo el follaje del llanto de la tierra
la esperanza que espera los trámites del trance
por mucho que se apoye en las coyunturas de lo fortuito
a mí a mí la plena íntegra bella a mí hórrida vida.

OLIVERIO GIRONDO
Argentina-1891
De “En la Masmédula"


Madrid, 29-07-13

APOLO TEMPRANO

Como a veces, por el ramaje aún sin hojas,
asoma una mañana, ya toda
en primavera: así en su cabeza
no hay nada que pueda impedir que el fulgor

de todos los poemas nos hiera casi mortalmente;
porque en su mirar no hay sombra todavía,
sus sienes están aún demasiado frescas para el laurel,
y sólo más tarde, de sus cejas

se alzará la rosaleda de altos troncos
de la que saldrán hojas sueltas, desprendidas,
flotando sobre el temblor de la boca,

que ahora calla aún, radiante y nunca usada,
y sólo bebiendo algo con su sonrisa
como si le fuera instilado su cantar.

RAINER MARÍA RILKE
Nace en Praga-1875
(Capital checa que entonces pertenecía al Impero Austro-Húngaro)
De “Nuevos poemas”


 

Selección de Poemas Editados
 

 

index