01-06-12

NI EL CIELO NI LA TIERRA

Atrás el cielo,
atrás la luz y su navaja,
atrás los muros de salitre,
atrás las calles que dan siempre a otras calles.
Atrás mi piel de vidrios erizados,
atrás mis uñas y mis dientes
caídos en el pozo del espejo.
Atrás la puerta que se cierra,
el cuerpo que se abre.
Atrás, amor encarnizado,
pureza que destruye,
garras de seda, labios de ceniza.

Atrás, tierra o cielo.

Sentados a las mesas
donde beben la sangre de los pobres:
la mesa del dinero,
la mesa de la gloria y la de la justicia,
la mesa del poder y la mesa de Dios
-la Sagrada Familia en su Pesebre,
la Fuente de la Vida,
el espejo quebrado en que Narciso
a sí mismo se bebe y no se sacia
y el hígado, alimento de profetas y buitres...

Atrás, tierra o cielo.

Las sábanas conyugales
cubren cuerpos entrelazados,
piedras entre cenizas
cuando la luz los toca.
Cada uno en su cárcel de palabras
y todos atareados construyendo
la Torre de Babel en comandita.
Y el cielo que bosteza
y el infierno mordiéndose la cola
y la resurrección
y el día de la vida perdurable,
el día sin crepúsculo,
el paraíso visceral del feto. 

Creía en todo esto.
hoy duermo a la orilla del llanto.
También el llanto sirve de almohada. 

OCTAVIO PAZ
México-1914
De “Libertad bajo la palabra”


Madrid, 04-06-12

EL TECHO 

Después que cierro puertas,
después de amplios paredones,
después de cal cubriendo las cenizas,
después de oscuridad contra tu luz;
igual que enredaderas escalando muros
penetras en mi vida
como una fruta que se pasa el cerco,
como una claridad
a través de intersticios de ventanas cerradas,
como una primavera intempestiva,
como la ola sube al barco,
trepa hasta mis cabellos tu aquilón...
Yo empiezo la elevación de diques
para que no golpee en mí tu agua
y cierro oídos a tu nombre.
Trato de caminar sin ver atrás,
pongo candados en mi boca para no llamarte
y lanzo lejos esas llaves.
Me tejo de alambradas circundantes
para hacer frente a la añoranza;
me hago un tejado sobre el pecho
para que no me moje
la eterna lluvia
de tu eterno beso;
me pongo cardos en los dedos
para matar las ansias
y no tocar tu piel ni andando por el sueño...

Y siempre irrumpes
como una marejada sin atajos,
como la liana gana el árbol,
como el zarzal en el jardín,
como el sol en las casas,
y vences la madera en contra tuya;
vences las sinfonías que hago brotar en mí
para impedir la entrada de tu voz,
vences la tropa de mastines que te lanzo
para que no me toque tu ternura;
vences el vallador de espinas que levanto
y llegas sin heridas;
soplas para arriba la tormenta que llamo contra ti,
pasas el río de distancias
y la pared de fuego que he inventado
para mirarte lejos;
vences al centinela que te anuncia
para impedir tu paso,
ganas el puente levadizo,
las torres y los vados
y me invades
como una eterna inundación.

 

JULIO DE LA VEGA
Bolivia-1924
De “Temporada de líquenes”


Madrid, 05-06-12

BRUMA 

las chimeneas
en suspiros enormes
desahogan
la pena de las fábricas 

ha llovido en los ojos,
ha nevado en las almas. 

ANTONIO ÁVILA JIMÉNEZ
Bolivia-1898


Madrid, 06-06-12

DE LA CONCIENCIA VEGETAL 

los árboles talados
a flor de tierra
sufren en el silencio
de los crepúsculos,
sufren al mediodía
y en las auroras... 

los árboles truncados
en su vehemencia
son las venas abiertas
de la tierra...

ANTONIO ÁVILA JIMÉNEZ
Bolivia-1898
 


Madrid, 07-06-12 

POÉTICA 

Yo tuve que nacer después de tanta herida
entre el ángel sanguinario
cuya espada abrió arpas de sangre. 

Era ya un día antiguo
bajo la sombra cárdena de las palomas
un tiempo mensurado
por este cementerio de sangres
que aún no es mío. 

Yo tuve que llegar
rompiendo las palabras
las formas
atravesar primaveras oliendo a azúcar
entre una población innominada
hallar arcilla para mi voz
manchar los lienzos puros de la nada
de pronto ver cómo del cieno
sonando antiguos cráneos
de la ceniza
un oleaje disforme de hombres
subía hasta mis límites
y hundían en mi sangre sus rostros
su vocerío ávido. 

Inmersa población
desde el principio sus engranajes
pulsaron este tiempo que es mi tiempo
midieron esta voz
unánime dolor. 

El dios golpeó las húmedas estatuas
unió miembro con miembro
a dos gargantas dio el mismo signo
los órganos se confundieron
como barro enredando sus reptiles
los sexos fueron uno. 

Y entre tiempo que es de todo tiempo
de esa informe población
nací como un resumen de la muerte.
 

EDMUNDO CAMARGO
Bolivia-1936
De “Del tiempo de la muerte”


08-06-12

ÉSTE DARSE DE GOLPES

Este darse de golpes
entre el sueño y la vigilia;
este girar interminable
como un trompo de imágenes
azules, verdes, rojas o amarillas;
este gastarse a diario
con un jornal de angustia,
con un fragmento de recuerdo
clavado en la mitad del alma,
doliendo al pulso
y a la raíz nocturna de los besos. 

Voy penando en un círculo
ajeno al corazón,
voy andando
con un destierro de cal entre los párpados,
con un hueco en la sangre
donde pesa la sombra,
donde gimen los ángeles
arrojados del cielo... 

Hasta cuándo
este río de lodo
acuchillando la esperanza,
y este gusto de azufre
lloviendo por tu piel,
cayendo sordamente
hasta el fondo de la ternura,
oscureciendo la pequeña luz
que llevas
en tu secreta adolescencia. 

GONZALO VÁSQUEZ MÉNDEZ
Bolivia-1929


Madrid, 11-06-12

TORO SENTADO EL VISIONARIO VIII 

Después de la masacre se dieron cuenta,
que nuestras mujeres,
                                  también tenían,
                                                          el don del amor,
la gracia de saberse inmortales.
Y si digo que ultrajaron sus cuerpos,
o las sometieron a las más duras pruebas,
                                                                 lo digo por decir,
porque nuestras bellas amantes,
                                                  vivas durante cinco siglos,
lo soportaron todo
                            y tuvieron entre tanto,
hasta el último hijo necesario
                                              y transportaron,
entre las mutilaciones de sus cuerpos,
                                                           ocultas,
nuestras pocas palabras.
                                      Nunca fueron tristes,
en hijos y palabras fue todo porvenir.
Crecieron como crecen,
famosas sudestadas,
                               volcánicos murmullos.
Crecieron,
                sin saber,
                               amantes,
del armonioso jugo de los vegetales,
y de sus propios excrementos,
                                               fueron millones.

 

MIGUEL OSCAR MENASSA
Argentina-1940
De “Canto a nosotros mismos también somos América”


Madrid, 12-06-12

CUERDA EN EL VACÍO 

Es aquí donde se descubre,
la piedra
que nos reta
sinónimo del vértigo
alias del rendimiento.
La piedra de la que manan
la leche
y el estupor.
A su resguardo planean
los grandes buitres
cuya obstinación
hemos visto
después
ensombrecer los hemiciclos
actuar siempre con las
propiedades
del aventajado
y subirse
a la grupa de los dioses
sabiendo
que abajo hay un pie de sangre.
El miedo es ese hervor
inaudible
trabajando como el musgo
ese pecado de la felicidad
o esta humedad que deja traslucir
espectral!
los huesos del sectario.
De nada sirve hablar bajo
en las cámaras
la Muerte
tiene el oído fino
y los imprudentes susurros
crepitan como apostasías
al otro extremo.

 

OSCAR CERRUTO
Bolivia-1912
De “Reverso de la transparencia”


Madrid, 13-06-12

EL AGUA QUE NOS SIGUE

Y allí al fondo está el Lago
de eléctrica cintura
Cifra de las rosas

Ni las catedrales
ni el granizo
se atreven
a alzar impunes ese color
de hoja inasible
que tus aguas
toman sin ruido
como una dádiva
de las catástrofes.
Por aquí pasaron los carros
del aspaviento.
En tu fango
abrevaron las panteras.
Quizás sean las mismas
bocas
las que escupen dulzura
como ayer furia
porque los días
o los siglos
pueden ser tan frágiles
como la brisa.
Coronas de tu espuma
menos duraderas
que una promesa
o el grito de la perdiz
al caer de la tarde.

Todo conduce al comienzo.
La codicia de poder
el odio
el crimen
la propia muerte
y su fatigoso trabajo
mecen su enjambre
de voces
en la cabeza de Caín.

Acaso
la luz que destilan
tus aguas
no sea sino el vago rostro
de mi verdad.
Pero los viejos sapos
alegremente salpican
herrumbre
en el polvo del día
se empapan de sol
y dejan que resplandezcas
de infinita juventud
y que resuene
en mi pecho
el cuerno del estío
al cuidado
de un cielo que ha lavado
el rumor de las nieblas. 

OSCAR CERRUTO
Bolivia-1912
De “Reverso de la transparencia”


Madrid, 14-06-12

EL VIENTO Y LAS NOVELAS 

Para el único que cierran sus portadas las novelas de las ciudades
es para el Viento.
Un viejo de marfil y una mujer violeta de anchos pies de leopardo,
escriben las novelas de los pueblos y ciudades
y las cierran con la carátula de las puertas de tela de sepulcro.
¡Cómo inclinan la frente colonial de sus portones
sobre el hombro del crepúsculo las novelas de mi pueblo!
Como María en el hombro de Efraín.
El viento con sus botas de azabache,
y su capa de añil y de mariposas,
y sus látigos blancos y sus manos de flores de manzana,
llega a las ciudades en su potro de agua,
como el contrabandista de antifaz de amapolas
a leer las novelas de las casas.
Novelas de terciopelo subterráneo de Fedor Dostoievski,
novelas de carne de cantáridas y clérigos azules de James Joyce,
absurdas novelas policiales.
En este otoño de mariposas secas y caballos dormidos,
de monjas ardientes al dorso de las paredes,
el viento lee las novelas de mi pueblo.

 

GUILLERMO VISCARRA FABRE
Bolivia-1900
De “Nubladas nupcias”


Madrid, 15-06-12

LA CORAZA 

Cuando llueva la guerra sobre el oleaje y las playas
Saldré a su encuentro armada con mi rostro
Cubierto por un grave sollozo
Me tumbaré cuerpo a tierra
Sobre el ala de un bombardero
Y esperaré
Cuando arda el asfalto en las aceras
Seguiré la dirección de las bombas en los gestos de la gente
Me pegaré a los escombros
Como una mata de pelos a un desnudo
Mi ojo perfilará los prolongados contornos de la desolación
Muertos brillando por el sol y la sangre
Callarán a mi alrededor
Enfermeras cubiertas de piel
chapotearán en el dulce líquido de la vida humana
Arderán los moribundos
como castillos de paja
Caerán las columnatas
Balarán los astros
Incluso los pantalones de franela serán absorbidos
Por el inmenso espacio del miedo
Y burlona reiré mostrando mis dientes violeta de éxtasis ditirámbico
Histérica generosa
Cuando llueva la guerra sobre el oleaje y las playas
Saldré a su encuentro armada con mi rostro
Cubierto por un grave sollozo

 

JOYCE MANSOUR
Inglaterra-1928
De “Rapaces”


Madrid, 18-06-12

SI EL VIENTO ME LLAMARA 

Si el viento me llamara partiría, convertidos en hélices los brazos,
diademas deslumbrantes en las sienes
y en los ojos antorchas de carburo.
Hombre-motor, metálica luciérnaga
propulsada por tanques y turbinas.
Desde la torre de comando un ángel
con casco de metal y alas de fuego,
me daría las órdenes supremas.
¡Avión al vuelo, noche despejada
y augurios altos del celeste clima!
¡Puedes partir, alondra de aluminio,
ruiseñor-helicóptero silbante,
semidiós de incendiada cabellera!
Y subiría rápido a la nave,
trepidándome el pulso, raudo el vuelo,
y abajo los kilómetros terrestres
por mis llamas de azufre oscurecidos.
¡Qué hermosura de cuerpo transformándose
de pronto en resplandor irresistible!
¡Qué entusiasmo, qué furia, qué destreza!
¡Qué soplo desplazante en los pulmones!
¡Qué poder dominado por los músculos!
¡Qué fracaso del ángel de la angustia!
¡Qué triunfo cenital de la alegría! 

GERMÁN PARDO GARCÍA
Colombia-1902
De “Labios nocturnos"


Madrid, 19-06-12

UN HOMBRE CAMBIA 

Devolví al mensajero aquella carta.
No estaba transmutado el domicilio
ni mi nombre. Era el mismo con que a diario
me saludaban el can y el panadero.
Pero algo que en mi vida ha sido erróneo
desde una eternidad, puso en mis labios
tres sílabas vacías: “¡No soy éste!”
Y ahora asordinado me pregunto:
¿desde cuándo no soy el que antes era?
¿En qué día sonámbulo mis ojos
cambiaron de color, y la epidermis?
Y por dentro ¿desde hace cuántos siglos
dejé de ser el hombre rutinario
que sin cesar silbaba en las veredas?
¿Cómo perdí mi calidad exigua
de hombre común y me alejé en las brumas
de mí mismo y estoy aquí aguardándome,
con mi reloj exacto sobre el pulso,
a la hora en que suelo concentrarme
sin temor, sin sufrir, sin penitencia?
¿Mori frente a un corral de árboles falsos,
en la calzada al sur donde un letrero
castiga la pared con su lujuria?
¡Ah, no lo sé! Y si acaso lo supiera
tampoco lo diría. Algunos hombres
preguntamos por cosas dislocadas:
por el sol que se brinca el meridiano
y galopa sin freno hacia la tarde;
por esa golondrina que circula
con crines de león en nuestros sueños,
y por una mujer que bien pudiera
ser la madre olvidada que perdimos,
o aquella suripanta de la boca
pitada a contra luz de un falsilunio,
que siempre nos sonríe y nos escupe
desde una primavera desteñida.

 

GERMÁN PARDO GARCÍA
Colombia-1902
De “Escándalo"


Madrid, 20-06-12

ABISMO 

Cuando en la esquina de cristal del viento
nada se mueve;
y bajo los estanques fraternizan
anzuelo y peces. 

Cuando el tigre vestido de relámpagos
sigue a la oveja;
las zarpas bruñe y repentinamente
inmóvil queda. 

Cuando los niños lanzan a los árboles
rápidas hondas,
y tiembla y sufre pero no desciende
la fruta roja. 

Cuando sobre la púrpura del naipe
timbra el escándalo,
y ante un azar se atemoriza y pierde
el as de bastos, 

entonces, dislocada mi conciencia
su rostro esconde,
por huir del abismo que le grita
fallidas voces; 

porque el as fue humillado y porque el viento
debió moverse;
morir oveja y pez y destroncarse
la fruta inerme. 

Pero no. Todo guarda en aire y tierra
sordo equilibrio,
y detrás de sus líneas paralelas
está el abismo. 

GERMÁN PARDO GARCÍA
Colombia-1902
De “Las voces naturales"


Madrid, 21-06-12

TEMPESTAD 

En la dulce magnolia cotidiana
y en el candor de su simplicidad,
han tocado mis dedos muchas veces
la tempestad. 

En el agua de espíritus serenos
y piedras en su limpia oscuridad,
he escuchado en las tardes más hermosas
la tempestad. 

En el fresno que me abre sus maderas
como un hombre que brinda su bondad,
al ir a reclinarme he presentido
la tempestad. 

En los ojos de todas las criaturas;
en toda pequeñez o inmensidad,
ha encontrado mi alma frente a frente
la tempestad. 

Vendrá el silencio de absolutas formas;
descenderé a la múltiple unidad,
y todavía escucharé en el polvo
la tempestad.

GERMÁN PARDO GARCÍA
Colombia-1902
De “Las voces naturales"


Madrid, 22-06-12

AIRE DIVINO 

Temblor de rama que al dorado viento
del mediodía, opone la certeza
de su fruto. Divino movimiento
de algo que a mi ser inconmovible empieza. 

Temblor de voz, capaz del firme acento.
Temblor de la mirada, en su fijeza.
Temblor del encarnado pensamiento.
Temblor de mi desnuda fortaleza. 

Aire de eternidad, aire divino.
Cómo la enorme fe de mi destino,
cuando tú pasas, se ilumina y crece. 

Cómo te siento en mí, temblor de altura.
Cómo tu claridad me transfigura
y cómo tu presencia me enriquece. 

GERMÁN PARDO GARCÍA
Colombia-1902
De “Los júbilos ilesos"


Madrid, 25-06-12

CANCIÓN 7 

Se ha roto el río. 

Pedazos de espejos rotos
navegan por todas partes. 

Van espejos con caballos.
Espejos rotos, con árboles. 

Se ha roto el río. 

Desazogados cristales
rotos, azules y verdes,
que no podrá juntar nadie. 

Se ha roto el río. 

Y el cielo, roto en el aire,
no sabe ya en donde verse,
en donde, roto, mirarse. 

RAFAEL ALBERTI
España-1902
De “Baladas y canciones del Paraná"


Madrid, 26-06-12

CANCIÓN 29 

La araña.
(¡Si la matara!) 

Ha venido con la leña.
(¿Y si la matara?) 

¿Por qué, si no es una araña?
Sí una arañita de cuento,
de fábula. 

Solo estoy, junto a la lumbre.
Siéntate a mi lado, araña. 

¿Y si te contara un cuento?
¿Y si tú me lo contaras,
araña? 

RAFAEL ALBERTI
España-1902
De “Baladas y canciones del Paraná"


Madrid, 27-06-12

CANCIÓN 19 

Belleza para mirarla,
descansado. 

Para saber que es belleza,
libre el brazo. 

Si tú tienes que arrear
los caballos. 

Si barrer antes del alba
los establos. 

Si en vez de marchar erguido,
ir doblado, 

¿qué belleza puede abrirse
en los campos? 

Te ganaras la belleza
por tu mano. 

Y la mirarás un día,
descansado. 

RAFAEL ALBERTI
España-1902
De “Baladas y canciones del Paraná"


Madrid, 28-06-12

CANCIÓN 17 

La tristeza no es desánimo.
No es negación de la vida,
del ejecutivo brazo. 

Por la profunda tristeza
de lo que el hombre ha pasado,
puede el hombre romper montes,
volar ríos, barrer campos. 

Ganar de nuevo la vida
que le quitaron.
La vida que le robaron. 

Mi tristeza es ira, es rabia,
cólera, furia, arrebato. 

RAFAEL ALBERTI
España-1902
De “Baladas y canciones del Paraná"


Madrid, 29-06-12

CANCIÓN 16 

Cuando estoy solo, me salen
coplas nada más, coplillas
que no le importan ni al aire.
Hoy que solo me he quedado,
sin ni siquiera mirarme,
el aire pasó de largo. 

RAFAEL ALBERTI
España-1902
De “Baladas y canciones del Paraná"


Selección de Poemas Editados
 

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