Madrid, 02-01-12

LA LECTURA DISTINTA

   Todas las tardes hacia las cinco, esos dos jóvenes con paso de mandarín penetran en la penumbra del café, y pareciera que al punto la penumbra se hace más densa.

   Desde un principio, no se asocia la serenidad de sus ademanes a la de algún paseante apacible: está forjada por la experiencia y hace pensar en ciertos acróbatas muy elásticos cuyos rostros llevan marcados los signos de una fatiga extraña.

(Tranquilo, tranquilo, callado, flexiones del cuerpo que saben de figuras extrañas a las actitudes de la vida y que pueden encontrarse, sin tregua, con la velocidad del relámpago, ante la belleza del problema por resolver.)

Crean a su alrededor un espacio, de cuyo centro parten, extremadamente mesurados, sus ademanes, y en el que se conforma su despacioso diálogo. Ahora, ahí están sus miradas soñando sobre algún texto publicitario. Uno de ellos, recostado sobre la banqueta, inclina suavemente la cabeza algo por encima del hombro de su compañero.

Despiertan la atención al verlos a punto de leer el texto más trivial del mundo, como si de pronto debieran percibir las palabras más útiles, de modo extraño, desviadas de su objetivo, complicadas en un halo de tormenta inmóvil.

(Ciertas palabras, pronunciadas o leídas con una especie de sorprendente lentitud, y repentinamente aisladas en medio de un negro silencio atravesado por reflejos rojizos de espejos, vuelven a cargarse de un sentido que repercute interminablemente en lo profundo de las conciencias atentas.)

MARCEL LECOMTE
Bélgica - 1900
De “L’accent du secret


Madrid, 03-01-12

CARTA CERRADA

Los pensamientos estelares se deslizan por el río
En el más completo abandono
Uno con cabeza de mujer entre las manos de un hombre
Otro con las manos de un hombre a lo largo de muslos de mujer
El aquietarse nevado del aleteo de un búho
Se incorpora al temblor de las faldas oscuras que se escurren
   por las ondas de las piedras
El caramillo de los senderos desarrolla su cinta alternada de
   granza y de luna
Como los nombres de antiquísimos distritos
Los blancos manteles los niños rojos
Donde las damas de yeso que sonríen en la penumbra
Llevan en el cuello un corazón de madera patinada
Más pesado que si hubiera estado latiendo por siglos
Al unísono con el mar

El rumor de las cañas se volverá un día más persistente que nunca
Nunca retendrá la vida en un guante de silencio
Y la fuga del agua que mide el beso de una golondrina
No tendrá más soles que tus ojos
Pero qué quedará de tus ojos
Llena de lágrima llena de gracia
Quedará mi vida sumergida para siempre
Entre el manto de pirata de las selvas
Que tanto quisimos
Y la solemnidad de las arenas donde el rayo
No es sino su reflejo de nácar en mi cerebro
Cómo no tomaré de la mano sino la sombra más clara
Siempre aquella única que vendrá.

En esta estación en que las libélulas van en parejas como
   saetas de luz
Una es el relámpago (toda una vida) de la razón
Finalmente ocupada en los verdaderos problemas
La otra su contrapeso totalmente rubio el amor
Desembocaré en la playa esencial
Conoceré el espacio cedido por el viento al esplendor de
   las anémonas
Que envuelve mi corazón
Como espuma que rodea los despojos muy lejos en el mar
Un río con el que sueño
Los pensamientos estelares flotan en ese río
Entre mil jaulas de hierba en las que el fuego canta y gira
   sobre sí mismo
De arena color de humo
a arena color de medias de mujer a arena color de carne
Mi sombra poseerá en conjunto una eternidad roja como el
   topo de la tempestad
La eternidad
Y esta brisa entre los sauces color de víbora y de espera
Donde la cólera de mis sienes descubrió su nombre

GÉRARD LEGRAND
Francia - 1927
De “Des pierres de mouvance


Madrid, 04-01-12

DE ESPALDAS O BOCA ABAJO

El día a veces es plano.
Por mucho que se haga
no logra uno elevarse.
No hay espacio para alzarse.
No hay más remedio que seguir tumbado
de espaldas o boca abajo
tumbado como una hoja de papel
en un cuaderno.

JEAN ARP
Nacido en Estrasburgo en 1887
De “Días deshojados”


Madrid, 05-01-12

1583

Dale al aire tu lamento
y el aire lo cojerá,
y pasará con el viento,
con el que ha pasado ya.

Lamento que al aire sale
aire se te hace y dirás:
”¡De nada el quejarse vale!”;
no vale el callarse más.

MIGUEL DE UNAMUNO
España-1864
De “Cancionero (Diario poético)”


Madrid, 09-01-12

ALBA

   He estrechado entre mis brazos al alba de verano.

   Nada se movía aún frente a la fachada de los palacios. El
agua estaba muerta. Los ejércitos de sombras no abandonaban
el camino del bosque. Caminé, despertando los alientos vivos
y tibios, y las piedras preciosas me miraron, y las alas alzaron
mudas el vuelo.

   El primer acontecimiento fue, en el sendero ya repleto de
frescos y pálidos destellos, una flor que me dijo su nombre.

   Sonreí al rubio wasserfall mientras se desmelenaba a través
de los abetos: en la cima plateada reconocí a la diosa.

   Entonces, uno a uno, fui quitándole los velos. en la alameda,
agitando los brazos. Por la llanura, donde la denuncié al gallo.
En la ciudad, donde huía por entre los campanarios y las cúpulas
mientras yo la perseguía corriendo como un mendigo por los
muelles de mármol.

   En lo alto del camino, junto a un bosque de laureles, la envolví
con el ovillo de sus velos y palpé levemente su inmenso cuerpo.
El alba y el niño cayeron al fondo del bosque.

   Al despertar ya era mediodía.

ARTHUR RIMBAUD
Francia-1854
De " Iluminaciones"


Madrid, 10-01-12

1562

¡Ah! bisonte de Altamira,
te tragó el león de España;
fue por hambre, no por saña,
y el león ahora delira

porque en su sangre te lleva,
troglodítico bisonte,
bestia salvaje en el monte,
sueño mágico en la cueva!

El león sueña contigo,
con tu melena y tus cuernos;
sueña el león tus eternos
hechizos como un castigo.

Que tú le abrasas la entraña,
¡ay bisonte de Altamira!
y el pobre león delira,
y con él delira España.

Mistagógico bisonte
del cielo de la caverna,
proteibérica taberna,
tinieblas por horizonte;

¿a qué luz de íntimo fuego
te trazó segura mano
de soñador soberano
que aún nos enturbia el sosiego?

Pobre león, cómo lloras,
que el sol el soñar te quita,
y la sangre se te irrita
mientras recuerdos devoras.

MIGUEL DE UNAMUNO
España-1864
De “Cancionero (Diario poético)”


Madrid, 11-01-12

XXX

¿Qué es tu vida, alma mía?, ¿cuál tu pago?
¡Lluvia en el lago!
¿Qué es tu vida, alma mía, tu costumbre?
¡Viento en la cumbre!
¿Cómo tu vida, mi alma, se renueva?
¡Sombra en la cueva!

¡Lluvia en el lago!
¡Viento en la cumbre!
¡Sombra en la cueva!
Lágrimas es la lluvia desde el cielo,
y es el viento sollozo sin partida,
pesar la sombra sin ningún consuelo,
y lluvia y viento y sombra hacen la vida.

MIGUEL DE UNAMUNO
España-1864
De “Romancero del destierro”


Madrid, 12-01-12

NOCTURNO EN PLENO DÍA

Cuando los soles duermen bajo nuestros pobres ropajes
En ese oscuro universo que forma nuestro cuerpo,
Los nervios que ven en nosotros lo que los ojos ignoran
Pueblan nuestras lejanías de sus hierbas brillantes
Arrancando a la carne temblorosas auroras.

Es el mundo donde el espacio está hecho con sangre nuestra.
Aves teñidas de rojo que renacen sin pausa
Penan para volar junto al corazón que las guía
Y no pueden ir lejos sin antes perecer
Pues están en nosotros los llanos más crueles
Donde uno muere de sed junto a fuentes engañosas.

Y así es como avanzamos, en medio de otros hombres,
Que alguna que otra vez se hablan al oído.

JULES SUPERVIELLE
Poeta francés nacido en Montevideo-1884
De "La fábula del mundo"


Madrid, 13-01-12

LA AVENIDA

-No palmeéis en el hombro
A ese jinete que pasa,
Pues se revolvería
Y se haría de noche,
Noche sin estrellas,
Sin su curva y sin nubes.
-¿Qué sucedería entonces
Con todo lo que hace al cielo,
La luna y su transcurso
Y el sonido del sol?
-Tendríais que esperar
Que otro caballero
Con los mismos poderes,
Se decida a pasar.

JULES SUPERVIELLE
Poeta francés nacido en Montevideo-1884
De "Los amigos desconocidos"


Madrid, 16-01-12

EL ESPEJO DE UN MOMENTO

Disipa el día,
Muestra a los hombres las imágenes desligadas de la apariencia,
Quita a los hombres la posibilidad de distraerse,
Es duro como la piedra,
la piedra informe,
La piedra del movimiento y de la vista,
Y tiene tal resplandor que todas las armaduras y todas las
   máscaras quedan falseadas.
Lo que la mano ha tomado ni siquiera se digna tomar
   la forma de la mano,
Lo que ha sido comprendido ya no existe,
El pájaro se ha confundido con el viento,
El cielo con su verdad,
El hombre con su realidad.

 

PAUL ÉLUARD
Francia-1895
De "Capitale de la douleur"


Madrid, 17-01-12

METEOROS

 

                                                       I
   Sombría, ella está en el vacío. Su dedo despierta, titubea, después se convierte en pez. Todo su cuerpo se ilumina. Es la niebla, piensa ella.

 

                                                       II
   Pesada, en el remolino, ella es sólo una herida. Un grito entreabre su boca pero los dedos de sus pies son mariposas que levantan vuelo. Es el rayo, piensa ella.

 

                                                       III
   Roja, ella se asombra: Ya no son escamas las que recubren su cuerpo sino labios minúsculos, innumerables. Se envuelve con una sábana blanca. Es la nieve, piensa ella.

 

                                                       IV
   Temblorosa, avanza hacia el abismo, aunque quisiera alejarse. No es un abismo sino un buitre el que se precipita hacia la punta desnuda de su seno. Ella se echa a reír. Es el espejismo, piensa ella.

 

                                                       V
   Ciudadana, posee el secreto de abrir las jaulas. Junto con el primer tigre, desciende las escaleras del metropolitano. Muy pronto se encuentran en el desierto. Las lámparas se apagan, pero en la oscuridad no tardarán en encenderse dos ojos verdes. Es el eclipse, piensa ella.

 

                                                       VI
   Jadeante, acaba de alcanzar la cima del más alto acantilado. De pronto, detrás de una roca, divisa un ojo y después otro: millares de pupilas ávidas están fijas en ella. Rápido, comienza a desvestirse. Desnuda al fin, avanza hacia la abrupta pendiente cubierta de hierba y desciende hacia la llanura saltando sobre las manos. Es el ciclón, piensa ella.

 

                                                       VII
   Nocturna, en el musgo descubre las estrellas, los astros de un ciervo y finalmente una fuente. Un armiño en fuga se oculta en su axila. Es el cometa, piensa ella.

 

                                                       VIII
   Celosa, ve la espalda de un desconocido que se contempla en el espejo. Ella toma un hacha de debajo de la almohada y la arroja hacia la fría superficie para aniquilar su engañosa profundidad. El desconocido se vuelve y la examina para ver quizá su nueva imagen. No. Es el terremoto, piensa ella.

RADOVAN IVSIC
Yugoslavia-1921
Publicado en “Boîte Alerte”,
Catálogo de la Exposición surrealista de 1959-1960


Madrid, 18-01-12

TÚ LA ÚNICA...

Tú la única y escucho las hierbas de tu risa
A ti te arrebata tu cabeza
Y desde lo alto de los peligros de muerte
Bajo los globos enmarañados por la lluvia de los valles
Bajo la pesada luz bajo el cielo de tierra
Tú engendras la caída.
Los pájaros ya no son refugio suficiente
Ni la pereza ni la fatiga
El recuerdo de los bosques y de los arroyos frágiles
En la mañana de los caprichos
En la mañana de las caricias visibles
En la clara mañana de la ausencia la caída.

Las barcas de tus ojos se extravían
En el encaje de las desapariciones
El abismo es revelado que los otros lo extingan
Las sombras que tú creas no tienen derecho a la noche.

PAUL ÉLUARD
Francia-1895
De "L’amour la poésie"


Madrid, 19-01-12

LA AVENTURA PENDE...

La aventura pende del cuello de su rival
El amor cuya mirada se encuentra o se extravía
En los espacios de los ojos desiertos o poblados.

Todas las aventuras del rostro humano
Gritos sin eco signos de tiempos muertos que nadie recuerda
Tantos rostros hermosos tan hermosos
Ocultos por las lágrimas
Tantos ojos tan seguros de sus noches
Como amantes que mueren juntos
Tantos besos al abrigo de la roca y tanta agua sin nubes
Apariciones surgidas de ausencias eternas
Todo era digno de ser amado
Los tesoros son paredes con sombra ciega
Y el amor está en el mundo para olvidar al mundo.

PAUL ÉLUARD
Francia-1895
De "Défense de savoir"


Madrid, 20-01-12

RUINA

A Regino Sainz de la Maza

Sin encontrarse.
Viajero por su propio torso blanco.
Así iba el aire.

Pronto se vio que la luna
era una calavera de caballo
y el aire una manzana oscura.

Detrás de la ventana,
con látigos y luces, se sentía
la lucha de la arena con el agua.

Yo vi llegar las hierbas
y les eché un cordero que balaba
bajo sus dientecillos y lancetas.

Volaba dentro de una gota
la cáscara de pluma y celuloide
de la primer paloma.

Las nubes, en manada,
se quedaron dormidas contemplando
el duelo de las rocas con el alba.

Vienen las hierbas, hijo;
ya suenan sus espadas de saliva
por el cielo vacío.

Mi mano, amor. ¡Las hierbas!
Por los cristales rotos de la casa
la sangre desató sus cabelleras.

Tú solo y yo quedamos;
prepara tu esqueleto para el aire.
Yo solo y tú quedamos.

Prepara tu esqueleto;
hay que buscar de prisa, amor, de prisa,
nuestro perfil sin sueño.

FEDERICO GARCÍA LORCA
España-1898
De “Poeta en Nueva York


Madrid, 23-01-12

PREGUNTA

Entre dos fuegos lanzado,
donde amor es repartido,
del uno soy encendido,
del otro cerca quemado;

y no sé yo bien pensar
cuál será mejor hacer:
dejarme más encender
o acabarme de quemar.
Decid qué debo tomar. 

JORGE MANRIQUE
España-1440
De "Poesía"


Madrid, 24-01-12

FIN

Conmigo sólo contiendo
en una fuerte contienda,
y no hallo quien me entienda,
ni yo tampoco me entiendo.

entiendo y sé lo que quiero,
mas no entiendo lo que quiera
quien quiere siempre que muera
sin querer creer que muero. 

JORGE MANRIQUE
(España-1440)
De "Poesía"


Madrid, 25-01-12

CRECIENDO ME FUI DANDO CUENTA

Creciendo me fui dando cuenta
que vivir no era suficiente.

 

En principio comencé por cambiar 
algunas horas de mi vida
por algunas palabras.
Esas cuestiones del sexo y del oro
de la pequeña y simpática libertad
de la política sombría.

 

Las palabras se unían unas a otras
como pesadas redes
y en esa soledad fue necesario amar 
conocer el amor
amar el amor
ser para el amor
como si el amor fuera uno mismo.

 

Matarse por amor.

 

Envolverse en la tristeza
de un crimen por amor.

 

Soñar y ser soñado
siempre por la misma persona
y tener la valentía por amor
de despeñarse
por el desfiladero de las sombras
cada vez que lo amado deje de soñar.

 

Y el amor con tanta locura
trae el movimiento de los astros. 
Soles quietos
enamorados de bailarinas lunas
lunas ciegas
bailando por la obligación del amor.

 

Después aún
entregando otras horas de mi vida
ingresé en el cosmos.

 

Los soles quietos giraban a su vez 
alrededor de otras cadenas.
La luz
era sólo el reflejo de su búsqueda.

MIGUEL OSCAR MENASSA
Poeta del mundo nacido en [Argentina-1940]
De "La poesía y yo"


Madrid, 26-01-12

SIN QUERER ME HE COMIDO TU FANTASMA

 

Sin querer me he comido tu fantasma,
tu montón de perdices en la aurora,
tu no te escapes que te mato ahora,
y aquel perfume que te daba asma.

 

Ya no pareces todo, ya no pasma
mi soledad tu burla jugadora;
ya no eres esa luz que se empeora:
me he arrancado por fin tu cataplasma.

 

Quédate en los asuntos y en la esperma.
Busco  mi soledad como una enferma.
Por ser tan tuya me volví muy mía.

 

De aquel balazo resucito hoy.
Estreno un ala por la tierra: soy
los párpados que se abren con el día.

 

CARILDA OLIVER LABRA
Cuba-1924
De "Desaparece el polvo"


Madrid, 27-01-12

MOVIMIENTO

 

Ese caballo que volvió la cabeza
Vio lo que nadie había visto
Luego siguió pastando
A la sombra de los eucaliptos.

 

No era ni hombre ni árbol,
No era tampoco una yegua
Ni siquiera un rastro de viento
Que agitaba las frondas.

 

Era lo que otro caballo,
Veinte mil siglos atrás,
Al volver de repente la cabeza
Percibió a la misma hora.

 

Y es lo que nadie verá otra vez,
Hombre, caballo, pez, insecto,
Hasta que el suelo no sea
Sino el resto de una estatua
Sin brazos, sin piernas, sin cabeza.

JULES SUPERVIELLE
Poeta francés nacido en Montevideo-1884
De "Mañanas del mundo"


Madrid, 30-01-12

EL CASTILLO DE NAIPES 

Eres más bello que el color de ese guante olvidado en el mar
y en los surcos desiertos no encuentro más nada
pero allá lejos los instrumentos de música se reúnen
en una alcoba
en un carro cuadrado
y es el amor que comienza
con festones en los cuatro ángulos
y batallas que nunca terminan
adiós maravilla adiós no tienes corazón
sino un álamo manso en la solapa del saco
y no es sin dar la alarma que mi voz llega a tu ciudad
La barca en la que se suicidan los fantasmas después de una
   inmersión prolongada en el cadmio de las consagraciones
la barca desnuda se presenta a mi puerta
y llama con todo su negro cielo
”pálida, dice ella, pálida más pálida que tu esposa”
y esos dientes en el sonido de la mirada me trituran
esos dientes de cadena y de incendio
incendio en que las mujeres forman la cadena
para impedir que nazca el nueve de espadas
el paje diabólico que tiene surgente de florestas
ese paje lo conozco es el nueve de espadas
y las mujeres en la ciudad son más pobres de lo que esperaba
más pobres que mi venganza
y que mi furia
más pobres que un cartero que sólo posee el abandono
sobre una casa de ocho pisos
de un billete de ida y vuelta para la horca
Es en la encrucijada del camino y de la muerta
donde se levanta el poste indicador de las enamoradas
allí se encuentran pero no se ven jamás
El espantajo del castillo de naipes
el maniquí de silencio
con armadura de brezales
con su llama y su tahalí
el espantajo de los siglos
a la salida del subterráneo
no hay laberinto que importe
todas las alas y todas las llaves abren los poros del castillo
   de naipes

 

PIERRE UNIK
Francia-1910
Publicado en “La Révolution Surréaliste”, nº 9 y 10


Madrid, 31-01-12

LA NOCHE EN LA ISLA

Toda la noche he dormido contigo
junto al mar, en la isla.
Salvaje y dulce eras entre el placer y el sueño,
entre el fuego y el agua. 

Tal vez muy tarde
nuestros sueños se unieron
en lo alto o en el fondo,
arriba como ramas que un mismo viento mueve,
abajo como rojas raíces que se tocan. 

Tal vez tu sueño
se separó del mío
y por el mar oscuro
me buscaba
como antes
cuando aún no existías,
cuando sin divisarte
navegué por tu lado,
y tus ojos buscaban
lo que ahora
-pan, vino, amor y cólera-
te doy a manos llenas
porque tú eres la copa
que esperaba los dones de mi vida. 

He dormido contigo
toda la noche mientras
la oscura tierra gira
con vivos y con muertos,
y al despertar de pronto
en medio de la sombra
mi brazo rodeaba tu cintura.
Ni la noche, ni el sueño
pudieron separarnos. 

He dormido contigo
y al despertar tu boca
salida de tu sueño
me dio el sabor de tierra,
de agua marina, de algas,
del fondo de tu vida,
y recibí tu beso
mojado por la aurora
como si me llegara
del mar que nos rodea. 

PABLO NERUDA
Chile-1904
De “Los versos del capitán"



Selección de Poemas Editados
 

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