Madrid, 12-09-11

PASAJERO APRESURADO 

Ciudad, ¿te he visto o no?
La noche era una prisa
por salir de la noche.
Tú al paso me ofreciste
gracias vagas, en vano.
Aquella catedral
que disparaba piedras
a la niebla... No sé
qué agua turbia, raptora
de luces a los puentes.
Inaccesibles entre
su guardia de cristales,
perla, flor o pintura,
corazón de las tiendas.
Y hubo una pantorrilla
tersa en la media fina,
cuando el asfalto
ofrece
sucio azogue a las nubes. 

PEDRO SALINAS
España-1891
De "Seguro azar"


Madrid, 13-09-11 

VARIACIÓN IV 

Por alegrías 

¡Cuántas, cuántas tiene el mar,
cuántas alegrías!

Seres de luz, sobre el agua,
bailan, en puntillas.

¡Qué bien acaban las ondas:
mueren bailarinas!

En las azules tramoyas
fiestas se perfilan.

Ni olas, ni reflejos son
todo lo que brilla.

Ni espumas son las que juegan,
ya desvanecidas.

Es la comedia que el gozo
monta cada día.

La constancia en lo feliz.
Sí, las que se obstinan,

felicidades, en ser.
¡Tesón, en la dicha!

Las alegrías, al mar
nunca se le quitan.

Entonces ¿por qué estoy yo
con mano en mejilla?

¿Suyas, mías, qué más da,
si están a la vista,

al aire, al sol, refulgiendo
sus cuerpos de ondina?

¿Si todos los gozos suyos,
todos, me los brinda,

como la vida, a diario,
me ofrece mi vida,

con sólo aceptar la luz
que otra aurora envía?

Alegrías que me falten,
él me las fabrica.

Desde sus lejos profundos
a mí se encaminan.

Y aquí en los ojos, las suyas
se vuelven las mías.

PEDRO SALINAS
España-1891
De "El contemplado"


Madrid, 14-09-11 

POESÍA 

Eres la compañía con quien hablo
de pronto, a solas.
Te forman las palabras
que salen del silencio
y del tanque del sueño en que me ahogo
libre hasta despertar.

Tu mano metálica
endurece la prisa de mi mano
y conduce la pluma
que traza en el papel su litoral.

Tu voz, hoz de eco,
es el rebote de mi voz en el muro,
y en tu piel de espejo
me estoy mirando mirarme por mil Argos
por mí largos segundos.

Pero el menor ruido te ahuyenta
y te veo salir
por la puerta del libro
o por el atlas del techo,
por el tablero del piso,
o la página del espejo,
y me dejas
sin más pulso ni voz y sin más cara,
sin máscara como un hombre desnudo
en medio de una calle de miradas. 

XAVIER VILLAURRUTIA
México-1903
De “Décima muerte y otros poemas no coleccionados”


Madrid, 15-09-11

LA ENREDADERA

Verde o azul, fruto del muro, crece;
divide cielo y tierra.
Con los años
se va haciendo más rígida, más verde,
costumbre de la piedra, cuerpo ávido
de entrelazadas puntas que se tocan,
llevan la misma savia, son una breve planta
y también son un bosque;
son los años

que se anudan y rompen;
son los días
del color del incendio;
son el viento
que a través del otoño
toca el mundo,
las oscuras
raíces de la muerte
y el linaje
de sombra que se alzó en la enredadera. 

JOSÉ EMILIO PACHECO
México-1939
De “Los elementos de la noche”


Madrid, 16-09-11 

GOLPE EN LA PIEDRA
[Fragmento] 

Mañana será lunes. Todos los lunes llueve.
El lunes: ciudad triste y agrietada.
Entro allí como un puño de ceniza,
como un muerto acostado.
Me interno en sus monótonos martirios,
en su reloj de insectos implacables.
Y me doy a la gota que me horada.
A mi telar vacío.
A mi mano que seca las palabras.
Ya concluyó el relámpago.
Y su vaina de sombra lo devora.
Sólo quedan la lluvia, los perros y su aliento.
La maleza confusa. Y mi loca pisada
que va a ninguna parte,
que derrenga mis miembros y los vuelve a la piedra.
Mi voz entra en su costra y mis oídos pierden
la orilla de la música.

Casi supe. Alguien vino.
Dejó caer una palabra.
Pero ha vuelto a ser lunes.
Sobre el arroyo turbio va una flor pisoteada.
La piedra abate un vuelo,
degüella una garganta.
Y cesa así la música que nos ordena al mundo
y el color de la tierra es abrogado.

Traje de rey cuyo caudal sostuve
sólo por un instante, sosteniendo
el esplendor y el peso de los cielos y el aire.
Gran ciudad de sonoros palacios,
estación de los frutos graciosos y abundantes
donde el oído anclé, fuera del tiempo y de la cólera,
para que conociera cómo suena el verano...

Hoy es lunes... Es lunes... Es la hora... Ya vamos.
Vamos al rostro gris. Hacia el olvido.
Al no saber jamás: la desmemoria,
el mapa que te excluye, ciudad de siete umbrales.
Reunámonos a ser como un gran ciego.

Cerrada puerta para amor y gozo.
Amianto inexpugnable.
Los dormidos. Los muertos.
Sólo nadie. 

MARGARITA MICHELENA
México-1917
De “Poesía en movimiento”


Madrid, 19-09-11 

¿QUÉ SERÁ DE MI AMOR? 

¿Qué será de mi amor cuando yo haya muerto,
cuando la calcinada arena de mi vida,
ya sin reloj confluya en el infinito desierto?
Ni el crimen estéril en sí mismo
ni la danza de la memoria
ni la futilidad de las palabras
en las líneas de los poemas
que ponen rejas al silencio
ni este mar de ausencia
en el que muero ahogado cada noche
y que arroja mi cuerpo en la mañana
como en una playa desolada.
Ni la tumba abierta de los retratos
en que tú misma yaces eternamente muerta
en gestos de tímida tristeza
en pasos suspendidos
y en movimientos sin fin y sin cambio
ni la ver
güenza de mis treinta años
ni tu muerte terrestre ni la mía
mudan ni opacan ni destruyen
mi amor redondo ya como la poesía,
irremediable ya como el tiempo. 

Y pienso que cuando esté solo en el mundo
sin ti y sin mí, sin dioses y sin víctimas,
más solo que yo por ser más hondo,
caminará sin término, luz en la noche,
oscura forma en la luz,
buscándote y buscándome.
Y yo estaré ya muerto
devuelto al calcinado desierto
y no tendré ya una sola gota de sangre
ni una noche atormentada
ni un ágil deseo de darle
no tendré ni siquiera esta miseria
para serle alimento
cuando me sobreviva luminoso y hambriento.

RODOLFO USIGLI
México-1905
De “Conversación desesperada”


Madrid, 20-09-11 

LA DESTERRADA 

I 

Yo no canto
por dejar testimonio de mi estancia,
ni para que me escuchen los que, conmigo, mueren,
ni por sobrevivirme en las palabras.
Canto para salir de mi rostro en tinieblas
a recordar los muros de mi casa,
porque entrando en mis ojos quedé ciega
y a tientas reconozco, cuando canto,
el infinito umbral de mi morada. 

MARGARITA MICHELENA
México-1917
De “Poesía en movimiento”


Madrid, 21-09-11

ELLA Y EL VIENTO 

El viento,
ese trotamundos incansable
que nos toca,
ha llegado hasta mí para traerme
el recuerdo de ti,
de tu voz en el viento,
de tu risa en el viento,
de tu ferocidad detrás del viento.

No es el mismo de las noches compartidas
ni el que levanta las polleras tristes de la tarde
para mostrarnos:
un amor de piernas,
un amor de noches,
un amor.

Es el gran luchador
como tú,
fuerte y frío
como tú
que te lleva
como tú solías llevarme
detrás de un beso
de una caricia prometida.

Él te retiene y te suelta
cuando quiere.

Él es el que repudiándose
te maldice y te ama,
como yo.

 

MIGUEL OSCAR MENASSA
Poeta del mundo nacido en [Argentina-1940]
De "Pequeña historia"


Madrid, 22-09-11 

POEMA 

Ojos de azúcar, miel, eterno dolor,
tus ojos militantes, tus tetas,
enloquecidas banderas de alegría,
giros de luz, caliente magnitud celeste,
tu sexo, abierto a los vendavales,
           a las borrascas milenarias,
de mi famoso sexo americano.

Serás, fuera de nosotros,
pálida luna abierta,
infinita y abierta, vacía y loca.

Soy lo que del Inca queda para el amor.

Un incendio entre las cataratas,
una piedra grabada con los dientes,
una escritura descomunal entre las piedras.

Soy el que inventó el amor, la muerte del Inca,
un pedazo de cielo triturado por gigantescas olas,
contra los acantilados y el silbido del tiempo.

Miseria y soledad y ¿quién puede más?
Un hambre inmemorial, un vicio:
haber nacido antes, origen del origen, 
escritura sobre escritura entre las piedras.

Y, también, tengo en mi tierra:
olivos
        y azúcares
                       y malva
y rojas manchas de sangre entre las letras.

Apasionado cantor, obrero del verbo,
soy el que se mueve por encima de todo.
Más allá de los Cristos y de los Himalayas, 
vuelo más alto que los jinetes de la muerte, 
porque vuelo en todas direcciones.
Soy el que se bambolea de un lado para otro. 
Un verdadero juego de azar,
sin principios, sin fin, sin ilusiones.

Ni siquiera un camino más corto para llegar.

Buscad, entre las perlas del profundo mar, 
entre las caracolas, las huellas de mi paso. 
Olímpica llama de amor,
                                   en el fondo del mar.

 

MIGUEL OSCAR MENASSA
Poeta del mundo nacido en [Argentina-1940]
De "La patria del poeta"


Madrid, 23-09-11 

LA CRUDA MARGARITA DESCUBRE
ENTRE SUS HOJAS SU PROPIO FIN
 

Escribir, ciertas noches,
                                  es como jugar al ajedrez,
entre jugada y jugada, entre letra y letra,
siempre hay tiempo para los sueños.

Mortaja y cruz,
pequeñas sandalias descuartizadas,
pequeño pescador ahogado por el peso de la pesca.

Mi cuerpo es débil y deforme,
en el fondo del mar entre los peces.
Mi rostro helado,
violento azul contra las tenues escarchas marinas,
mi rostro,
piedra endurecida por el ir y el venir de las mareas,
mi rostro,
acerado límite donde la verdad se desvanece.

Brújula definitivamente desviada,
                                               toco fondo,
y entre los corales,
abejas y mieles hambrientas devoran mi mirada.

El musgo bajo los pies descalzos tiene un olor a viejo, 
a recuerdo infantil en el cordón de la vereda, 
esperando crecer,
esperando encontrar algún tesoro en los desagües.

Viviendo cerca de la nada,
                                       nos decían,
cualquier futuro es promisorio.
Viviendo mal,
                    se tienen esperanzas.

 

MIGUEL OSCAR MENASSA
Poeta del mundo nacido en [Argentina-1940]
De "La patria del poeta"


Madrid, 26-09-11 

TAMBIÉN NOSOTROS 

Sí, zarparemos con los últimos barcos.
Al mar también le duelen las piedras que lo ciñen,
cuando su ronca cólera no basta
a estremecer la muerte del pequeño marisco.

Apartadme de mí, de mi larga estadía.
Siempre el rostro y las manos, el sueño y el espejo.
Podrías recordarme como al humo:
para eso hay muelles de dulce declive.

Eternas criaturas de la tierra,
seguiremos andando debajo de las flores,
con ligeras estrías azules en el hombro.
Y acaso reconozcan nuestros nietos por su pelo arbolado,
por sus ojos de tristes nadadores
y su manera de decir: “Otoño...” 

ENRIQUE MOLINA
Argentina-1910
De "Las cosas y el delirio"


Madrid, 27-09-11 

SENTAR CABEZA 

La raza blanca la raza negra la raza roja la raza amarilla:
yo sólo conozco la raza violeta y la raza verde y la raza de
   su lengua que descifra el agua y el fuego

Seré rico –tú sabes- con la miseria y el hambre que hace
   correr los ríos

rico de errores de desollado y de piedra sobre la cabeza
rico como la paciencia y la piedad puestas al rojo

Y yo no tengo misión ni familia ni otra dialéctica que esos
   conjuros mortales donde se deshace la espuma de los
   grandes escrúpulos

Pero obstinado siempre en el furor de un mundo que silba
   como una sirena de fuga
por cada beso hacia el alma
por cada boca con el pan de las cantáridas
por cada latido que se precipita y estalla bajo el cauterio
   de la tormenta

Seré rico –amor mío- bajo las patas de los caballos estrangulado
   por una contracción de la noche sobre el oleaje
desvalijado por la noche del mar y la rapiña de las caricias
rico hasta la locura como un intruso inconfesable en todas las
   situaciones de la pereza y en los lugares desiertos de la sangre
donde hay crueldad extravío poder
promesas incumplidas por el cielo 

ENRIQUE MOLINA
Argentina-1910
De "Amantes antípodas"


Madrid, 28-09-11 

POR PRIMERA VEZ 

Lentamente, la apaciguante noche se condensa en sí misma.
   E inmóvil
como la estatua yacente de un rey,
desciende hasta sus criptas estivales.

Con una vasta piedad, con una insistencia dolorosa,
lo infinito del cielo quiere unirse a mi alma.
Alrededor mío está, y casi no es algo extraño.

Por primera vez, como un designio insondable,
lo solitario del mundo se aproxima a mí como a un muerto unánime ya entre la hierba, el árbol y la tempestad.
Lentamente orgulloso, voy todo celeste hacia el cielo.

¡Ah! pero unido para siempre a este planeta adorable.

ENRIQUE MOLINA
Argentina-1910
De "Las cosas y el delirio"


Madrid, 29-09-11 

LA LLUVIA 

Sólo la luz de la tarde,
el brillo celeste que cae,
loco, rendido,
corriendo hacia mí mismo,
la luz que se va de viaje, que salta
de la orilla de una nube
a la orilla blanca de la calle
con la tristeza inconsciente
de un árbol
de luz que se deshoja. 

MANUEL DURÁN
España-1925
De "Ciudad asediada"


Madrid, 30-09-11 

PAUSAS II 

No canta el grillo. Ritma
la música
de una estrella.

Mide
las
pausas luminosas
con su reloj de arena.

Traza
sus órbitas de oro
en la desolación etérea.

La buena gente piensa
-sin embargo-
que canta una cajita
de música en la hierba.

JOSÉ GOROSTIZA
México-1901
De "Canciones para cantar en las barcas"


Selección de Poemas Editados

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