Madrid, 02-11-11

EL CIEGO Y LA NOVIA

Yo tengo una novia
de muchos colores
que llegó hasta a odiarme
porque le decían
que yo era muy ciego
y nada veía.

Un día me dijo:
Cuando me acaricias
amo tu ceguera
porque, si tú nada ves,
yo ya no tengo vergüenza.

Además, la piel del cuerpo
y de las manos también,
cuando empieza la caricia
liberan un nuevo ser.

Cuando comienza el amor
siempre viene acompañado
de la posibilidad de ver
que estamos embalsamados.

Ahí, donde el tiempo
suele hacer sus ejercicios,
no me importa tu ceguera
porque es tu piel la que ve.
Pero cuando yo te muestro
mis tetas, algún cuadro,
un poema bordado
al estilo oriental,
o la curva elegante
de mi vestido claro
o las graciosas cintas
de mi blusita azul.

Ahí, miro tus ojos
y pego un alarido:
la belleza en tus ojos
está muriéndose.

Por eso te aconsejo
que nuestros cuerpos
puedan temblar, amor.

Abandona en tus ojos
la ceguera,
pon la caricia en vuelo
y la belleza
toda la belleza,
estará en mi piel.

MIGUEL OSCAR MENASSA
Poeta del mundo nacido en [Argentina-1940]
De "Canciones [2003-2004]"


Madrid, 03-11-11 

(LUNES) 

Hoy se venden recuerdos y se compran olvidos.
Mercadería lunes y espiritual.
Día de amor, de estampas, de poemas y olvidos.
Cosas serias. Materiales tristes. Cuello circular.

Día de dichas póstumas, día previsto.
Y tu presencia en filtro de tiempos y de cartas,
y mi fe empobrecida de no volver a verte
y tú siempre en mis ojos, en mi oído, en mis altas

cadenas de silencio cuyo eslabón cerré
para arrastrar a veces entre la noche un ruido
que disperse los síntomas de no volver a ver. 

CARLOS PELLICER
México-1899
De “Hora y 20”


Madrid, 04-11-11 

ES TU NOMBRE Y ES TAMBIÉN OCTUBRE 

Es tu nombre y es también octubre
es el diván y tus ungüentos
es ella  tú  la joven de las turbaciones
y son las palomas en vuelos secretos
y el último escalón de la torre
y es la amada acechando el amor en antemuros
y es lo dable en cada movimiento y los objetos
y son los pabellones
y el no estar del todo en una acción
y es el Cantar de los Cantares
y es el amor que te ama
y es un resumen de vigilia
de vigilancia sola al borde de la noche
al borde del soñador y los insomnios
y también es abril y noviembre
y los disturbios interiores de agosto
y es tu desnudez
que absorbe la luz de los espejos
y es tu capacidad de trigo
de hacerte mirar en las cosas
y eres tú y soy yo
y es un caminarte en círculo
dar a tus hechos dimensión de arco
y a solas con tu impulso decirte la palabra.

HOMERO ARIDJIS
México-1940
De “Antes del reino


Madrid, 07-11-11 

EN LA NOCHE 

En la noche
En la noche
Me he unido a la noche
A la noche sin límites
A la noche.
Mía, hermosa, mía.
Noche
Noche de nacimiento
Que me llenas con mi grito
Con mis espigas
Tú que me invades
Que haces olas olas
Que haces olas alrededor
Y humeas, eres harto densa
Y muges,
Eres la noche.
Noche que yace, Noche implacable.
Y su fanfarronería, y su playa,
Su playa en lo alto, su playa por todas partes,
Su playa bebe, su peso es rey, y todo cede bajo él
Bajo él, bajo algo más delgado que un hilo
Bajo la noche
La Noche

HENRI MICHAUX
Bélgica-1899
De “Poemas escogidos”


Madrid, 08-11-11 

DESCENSO AL OLVIDO

He aquí los muertos, sentados,
inmóviles alrededor del Tiempo;
adorando su pálida, eterna hoguera,
extrañamente sombríos en su reunión solitaria.

Ahí están, invadidos por marañas azules;
poblados por húmedas músicas, por tenaces cigarras.
Sobre ellos el cierzo ha pesado, y sus gestos de antaño,
   sus cuerpos de vapor,
se condensan de súbito en alargadas lluvias.
No; no hables un idioma olvidado.
No pronuncies tu nombre.
Que no giren con letal lentitud la borrada, tormentosa cabeza.
Que no te reconozcan sus huecos corazones comidos por los
   pájaros 

ENRIQUE MOLINA
Argentina-1910
De "Las cosas y el delirio"


Madrid, 10-11-11

EL INOFENSIVO 

Lloro cuando el sol se pone porque te sustrae a mi vista y
   porque soy incapaz de llevarme bien con sus rivales
   nocturnos. Aunque esté bajo y ahora sin fiebre, imposible
   obrar contra su ocaso, suspender su deshoje, arrancar
   todavía algún deseo a su fulgor moribundo. Al partir te
   diluye en su oscuridad igual que el limo del lecho se
   deslíe en el agua del torrente más allá de los escombros
   de las riberas destruidas. Dureza y blandura, de nervio
   tan diferente, causan entonces efectos similares. Dejo de
   recibir el himno de tu palabra; de repente ya no apareces
   íntegra a mi lado; lo que aprieta mi mano no es el huso
   nervioso de tu muñeca sino la rama hueca de un arbolillo
   cualquiera muerto y ya aserrado. Ya no se pone nombre
   a nada, sino al escalofrío. Es de noche. Los artificios que
   se encienden me sorprenden ciego.

No he llorado de verdad más que una sola vez. Al desaparecer,
   el sol había cercenado tu rostro. Tu cabeza había rodado a la
   zanja del cielo y yo ya no creía en el mañana.

¿Cuál es el hombre de la mañana, y cuál el de las tinieblas? 

RENÉ CHAR
Francia-1907
De “La palabra en archipiélago”


Madrid, 11-11-11 

EL COMPAÑERO MORTAL 

 A Maurice Blanchot

La desafiaba, se adelantaba hacia su corazón, semejante a un
   boxeador con dobladillo, alado y poderoso, muy en el centro
   de la geometría atacante y defensora de sus piernas. Sopesaba
   con la mirada las cualidades del adversario que se contentaba con
   ceder, atrapado entre una virginidad agradable y su experiencia.
   Sobre la blanca superficie donde se desarrollaba el combate,
   ambos olvidaban a los espectadores inexorables. Por el aire de
   junio revoloteaba el nombre propio de las flores del primer día
   del verano. Finalmente una ligera arruga recorrió la mejilla del
   segundo y se dibujó en ella una raya rosa. La réplica brotó seca y
   consecuente. Con las corvas de repente semejantes a ropa tendida,
   el hombre flotó y titubeó. Pero los puños de enfrente no se
   aprovecharon de su ventaja, renunciaron a rematar. Ahora las
   cabezas magulladas de los dos contendientes se balanceaban una
   contra otra. En ese momento el primero debió de decirle adrede al
   segundo, al oído, palabras tan perfectamente ofensivas, o apropiadas,
   o enigmáticas, que de éste surgió rápido, total, preciso, un rayo que
   tumbó cuan largo era al incomprensible combatiente.

Ciertos seres poseen una significación que nos falta. ¿Quiénes son?
   Su secreto mora en lo más profundo del secreto mismo de la vida.
   Se acercan a ella. Ella los mata. Pero el porvenir al que así han
   despertado con un murmullo, adivinándolos, los crea. ¡Oh dédalo
   del extremo amor! 

RENÉ CHAR
Francia-1907
De “La palabra en archipiélago”


Madrid, 14-11-11

EXILIO

Vuélvete, y en la sombra,
tal como torna el pródigo perdido,
regresa hacia ese légamo de fucos
donde vela el recuerdo de tu gente
enterrada en la arena.
Un batido arrecife natal,
la espuma de unos cuerpos que perduran
en susurros de óxido y salitre,
en espesuras entre cuyas ramas
se enganchan los ahogados, como frutos
mecidos por la racha submarina,
luces de misteriosas alas líquidas,
como el oscuro ruego
de una madre de olas que te implora
y gime entre las algas, sin destino,
tras el solemne carro de la luna. 

También allí tu nombre polvoriento
grabado está. Desde antaño la piedra lo guarece
y silbó con el viento
en la mojada pluma del pájaro marino.
Porque fuiste la playa
donde tus pies trituran yerbas secas,
aletas, restos de aguas eternas.
¡Oh, sobre cada estría la huella de tus labios!
Esa luz, esa sal, ese color de yerbajos corrompidos
que pican las gaviotas,
un día te engendraron,
hálito que solloza en la calma nocturna,
alma mía, temblando de nostalgia ante el mar.

ENRIQUE MOLINA
Argentina-1910
De “Pasiones terrestres” 


Madrid, 15-11-11 

EN TRÁNSITO 

¿Qué puede detenerse aquí?
El avión ha partido. Cien años después
          están comiendo en la misma posada,
          una fuente de mariscos y vino,
doña Rosa, mujer de don Manoel, negra y de grandes

                                                                            nalgas,
vierte jugo de limón en el vaso de cachaza, junto al mar.
Te ha despertado el ruido del agua, lluvia caliente,
y vidrios empañados, palabras susurradas en la penumbra,
no se sabe de dónde llegan estas flores, muebles
                                                                      desvanecidos,
y el eco del tiempo retumbando en la sangre lasciva.
          Su cuerpo, con lentitud,
relata una larga historia, relaciones más o menos fortuitas
en playas o viajes, en casas de campo
         con nocturnas hogueras,
y mutaciones, arrebatos, desconciertos, sorpresas.

Pero no como ausencia, como una sinfonía más bien,
         una orgía
de apasionadas imágenes que llenan de un sueño,
de lluvias y cosas que brillan, un acorde
          casi inhumano,
mientras enciende un cigarrillo.
Y sus pechos tan suaves para hablar de la muerte.

Así, a la orilla de un río, se está tendido en la hierba,
          solitario de nacimiento,
pensando en su risa, lejos de la salvación eterna.

ENRIQUE MOLINA
Argentina-1910
De “Los últimos soles”


 Madrid, 16-11-11

SINDBAD EL VARADO
(Bitácora de febrero)
(Fragmento) 

Encontrarás tierra distinta de tu tierra,
pero tu alma es una sola y no encontrarás otra.
Sindbad el Marino 

Porque no espero volver de nuevo
Porque no espero
Porque no espero volver.
T.S.Eliot

DÍA PRIMERO
EL NAUFRAGIO
 

Esta mañana te sorprendo con el rostro tan desnudo que temblamos;
sin más que un aire de haber sido y sólo estar, ahora,
un aire que te cuelga de los ojos y los dientes,
correveidile colibrí, estático
dentro del halo de su movimiento.
Y no hablas. No hables,
que no tienes ya voz de adivinanza
y acaso te he perdido con saberte,
y acaso estás aquí, de pronto inmóvil,
tierra que me acogió de noche náufrago
y que al alba descubro isla desierta y árida;
y me voy por tu orilla, pensativo, y no encuentro
el litoral ni el nombre que te deseaba en la tormenta.

Esta mañana me consume en su rescoldo la conciencia
   de mis llagas;
sin ella no creería en la escalera inaccesible de la noche
ni en su hermoso guardián insobornable:
aquí me hirió su mano, aquí su sueño,
en Emel su sonrisa, en luz su poesía,
su desamor me agobia en tu mirada.
Y luché contra el mar toda la noche,
desde Homero hasta Joseph Conrad,
para llegar a tu rostro desierto
y en su arena leer que nada espere,
que no espere misterio, que no espere.

Con la mañana derogaron las estrellas sus señales y sus
   leyes
y es inútil que el cartógrafo dibuje ríos secos en la palma
   de la mano.

GILBERTO OWEN
México-1905
De “Perseo vencido”


Madrid, 17-11-11

PRÍNCIPE DE LA NOCHE

Príncipe de la noche, del doble, de la glándula
de estrellas,
de la sede de la Muerte,
de la columna inútil,
de la pregunta suprema.

Príncipe de la corona rota
del reino dividido, de la mano de madera.

Príncipe petrificado vestido de pantera.
Príncipe perdido.

HENRI MICHAUX
Bélgica-1899
De “Poemas escogidos”


Madrid, 18-11-11

PALABRAS A UN HABITANTE DE MARTE

¿Será verdad que existes sobre el rojo planeta,
Que, como yo, posees finas manos prehensiles,
Boca para la risa, corazón de poeta,
Y un alma administrada por los nervios sutiles?

Pero en tu mundo, acaso, ¿se yerguen las ciudades
Como sepulcros tristes? ¿Las asoló la espada?
¿Ya todo ha sido dicho? ¿Con tu planeta añades
A la Vasta Armonía otra copa vaciada?

Si eres como un terrestre, ¿qué podría importarme
Que tu señal de vida bajara a visitarme?
Busco una estirpe nueva a través de la altura.

Cuerpos hermosos, dueños del secreto celeste
De la dicha lograda. Mas si el tuyo no es éste,
Si todo se repite, ¡calla, triste criatura!

ALFONSINA STORNI
Poeta argentina nacida en [Suiza-1892]
De “Mundo de siete pozos”


Madrid, 21-11-11

SONETOS CORPORALES
4

Un papel desvelado en su blancura.
La hoja blanca de un álamo intachable.
El revés de un jazmín insobornable.
Una azucena virgen de escritura.

El albo viso de una córnea pura.
La piel del agua impúber e impecable.
El dorso de una estrella invulnerable
sobre lo opuesto a una paloma oscura.

Lo blanco a lo más blanco desafía.
Se asesinan de cal los carmesíes
y el pelo rubio de la luz es cano.

Nada se atreve a desdecir al día.
Mas todo se me mancha de alhelíes
por la movida nieve de una mano.

RAFAEL ALBERTI
España-1902
De “Entre el clavel y la espada


Madrid, 22-11-11

CREDO 

Abro mis ojos a plena mañana
y el sol no me enceguece.
Abro mis manos
pero nunca me quedo con las manos vacías.
Descubro mi sexo
y una legión
de hombres y mujeres
encuentran su sentido.
Abro mi corazón sin ningún cuidado
y donde un universo me odia
otro universo me ama.

Hago creer por mi manera de mirar
por el segundo botón de la camisa
que sobre mis espaldas
se puede
llegar a dar la vuelta al mundo.
Me entretiene encontrar mi sentido
                                          en los lugares
donde yo suelo atar mi tiempo de vivir.

¿Quién podrá acusarme de haber vivido demasiado?
¿Quién se anima?
Si yo
abro mis oídos a plena mañana
para escuchar decir a los más sabios
palabras de la muerte:
Morir es necesario
lo dicen las sagradas escrituras.
La muerte es para todos
no está previsto eximirse
y para demostrarlo

han comenzado
                      a dar muerte
                                        a los pájaros. 

MIGUEL OSCAR MENASSA
Poeta del mundo nacido en [Argentina-1940]
De "Yo pecador"


Madrid, 28-11-11

JÚBILO 

Las nubes están en los ríos, los torrentes surcan el cielo. Sin
   recolección los días crecen como semillas, mueren sin madurar.
   El tiempo de la hambruna y el de la cosecha, uno bajo el otro
   en el aire andrajoso, han suprimido su diferencia. ¡Juntos se
   marchan, acampan! ¿Cómo podría ser el miedo distinto de la
   esperanza, viandante abarrancada? No hay ya umbral en las
   casas ni humo en los claros del bosque. Cayó en el abismo
   el deseo de calor –y esa pizca de oscuridad en nuestra
   espalda donde la prímula, apenas espiaba el porvenir, se
   inquietaba.
Puente en la ruta de las invasiones, mentiroso para el vencedor,
   exorable con el derrotado. ¿Sabremos, bajo el pie de la muerte,
   si ese agavillador que es el corazón no debe preceder sino más
   bien seguir?

RENÉ CHAR
Francia-1907
De “La palabra en archipiélago”


Madrid, 29-11-11

SOCAVA

Son la patria de la uva
Dedos de la vendimiadora.
Mas ésta, ¿a quién tiene ella,
Cuando supera la vereda estrecha
De la viña cruel?

El rosario del racimo;
Y al crepúsculo,
El altísimo fruto poniente que sangra
El último fulgor.

RENÉ CHAR
Francia-1907
De “La palabra en archipiélago”


Madrid, 30-11-11

NADA

En el mar de la esperanza
boga el hombre de contino,
ora errante, ora en bonanza,
ora en oculto camino:
en la frente, desconfianza
de su incógnito destino;
en el pecho, vanagloria;
en el recuerdo, una historia.

Sigue así de cada luna
mirando la faz serena,
como la humilde laguna
siempre besando la arena,
sin recompensa ninguna
a su ignorada faena:
porque es su afán vanagloria

y siempre igual es su historia.

Pasan años siempre ciego,
llega el fin de su calvario,
y afán y gloria van luego
al fondo vil de un osario.
¡Tanto valor, tanto fuego
extingue un leve sudario!
Es la vida, camarada,
llama, estopa, viento... y nada!

ALMAFUERTE (Pedro B. Palacios)
Argentina-1854
De “Otras poesías”


Selección de Poemas Editados

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