Madrid, 03-01-11 

ORÁCULO 

Los labios fríos de la noche
dicen una palabra
columna de pena
piedra y no palabra
sombra y no piedra
pensamiento de humo
agua real para mis labios de humo
palabra de verdad
razón de mis errores
Si es muerte sólo por ella vivo
si es soledad hablo por ella
Es la memoria y no recuerdo nada
No sé lo que dice y a ella me fío
como saberse vivo
como olvidar que lo sabemos
Tiempo que entreabre los párpados
y se deja mirar y nos mira 

OCTAVIO PAZ
México-1914
De “Días hábiles”


Madrid, 04-01-11

GARABATO 

Con un trozo de carbón
con mi gis roto y mi lápiz rojo
dibujar tu nombre
el nombre de tu boca
el signo de tus piernas
en la pared de nadie
En la puerta prohibida
grabar el nombre de tu cuerpo
hasta que la hoja de mi navaja
sangre
        y la piedra grite
y el muro respire como un pecho 

OCTAVIO PAZ
México-1914
De “Salamandra”


Madrid, 05-01-11

CERTEZA 

Si es real la luz blanca
de esta lámpara, real
la mano que escribe, ¿son reales
los ojos que miran lo escrito? 

De una palabra a la otra
lo que digo se desvanece.
Yo sé que estoy vivo
entre dos paréntesis. 

OCTAVIO PAZ
México-1914
De “Días hábiles”


Madrid, 07-01-11 

DIA 

¿De qué cielo caído,
oh insólito,
inmóvil solitario en la ola del tiempo?
Eres la duración,
el tiempo que madura
en un instante enorme, diáfano:
flecha en el aire,
blanco embelesado
y espacio sin memoria ya de flecha.
Día hecho de tiempo y de vacío:
me deshabitas, borras
mi nombre y lo que soy,
llenándome de ti: luz, nada. 

Y floto, ya sin mí, pura existencia. 

OCTAVIO PAZ
México-1914
De “Libertad bajo la palabra”


Madrid, 10-01-11 

NO PUEDE SER 

¡No puede ser! Y sin embargo, ocurre.
Salimos a mirar la tarde en calma
y súbito temor nos hiere el alma.
El viento llega y la ansiedad transcurre. 

Vuelve la paz. De pronto algo discurre
incógnito en las hojas de una palma.
Volvemos a temblar y el aire ensalma
la nueva angustia en que la vida incurre. 

¡No puede ser!, atónitos decimos.
Mas ennegrecen todos los racimos
y hasta la piedra en los desiertos huye. 

¡No puede ser, no puede ser!, clamamos.
¡No puede ser! Y en vértigo nos vamos
entre esa negación que nos destruye. 

GERMÁN PARDO GARCÍA
Colombia-1902
De "Hay piedras como lágrimas”


Madrid, 11-01-11

HE DE VOLVER

He de volver. No sé cuándo ni cómo.
La angustia de partir hiere y desgarra
mi pecho y hunde su temible garra
en el espacio a cuya faz me asomo. 

Para afianzarme, de la vida tomo
raíz profunda que mis pies agarra
y al impedirles su evasión, amarra
su prisa al mundo con dogal de plomo. 

Ya no quiero morir. Amo la vida
hasta expirar por la reciente herida.
Hasta hundirme en los más trágicos senos. 

¡Y he de volver!, desesperado grito,
desangrándome al pie del infinito
que aturde con relámpagos y truenos. 

GERMÁN PARDO GARCÍA
Colombia-1902
De "Hay piedras como lágrimas”


Madrid, 12-01-11

LLAGAS OCULTAS 

No se ven mis heridas. Cuando entrego
por la calle a un amigo mano dura,
él no siente jamás la quemadura
que hace en mi alma el escondido fuego. 

Mas cuando inerme por las noches llego
a mi casa desértica y oscura,
mi verdadera imagen que perdura
se vierte en un cristal íntimo y ciego. 

Y entonces miro florecer la llaga
de mi subcarne. Ulceración tan vaga
como tú mismo, ¡oh Tiempo que me inmolas! 

Así en la oscuridad y ante un espejo
donde incide mi rostro casi viejo,
miro mis llagas florecer a solas. 

GERMÁN PARDO GARCÍA
Colombia-1902
De "Hay piedras como lágrimas”


Madrid, 13-01-11 

AMISTAD 

Árbol diuturno, coterráneo mío,
de las mismas substancias mías hecho.
Nervadura en los brazos y en el pecho,
taller de humanidad, alto albedrío. 

En tu concavidad izquierda fío,
lo mismo que en tu fiel flanco derecho,
pues cabe en tu interior diámetro estrecho
una amistad más grande que el estío. 

Dije amistad, y es cierto. Eres el rostro
más amigo que he hallado. Y si me postro
al pie de tu dintel bajo la sierra, 

es por eso, porque eres un amigo;
un aliado homogéneo y un testigo
de lo que es amistad sobre la tierra. 

GERMÁN PARDO GARCÍA
Colombia-1902
De "Hay piedras como lágrimas”


Madrid, 14-01-11 

ENSEÑANZA DE LOS VALLES 

Valles que amé: frugal harinería
del frumentario alcor hecho manojos.
Punzaduras del aire y los abrojos.
Helechos de arbolada simetría. 

Aleros de textil mampostería.
Sabor del pasto, enérgicos rastrojos
y águilas saeteando con los ojos
campamentos de leve cetrería. 

Simple enseñanza de tu verde escuela,
con utensilios de cristal que vuela
como alfiler azul de loma en loma. 

Esta es tu ciencia que me diste exacta.
Óyela aún en mi sigilo intacta
y antes que muera, de mis manos toma.
 

GERMÁN PARDO GARCÍA
Colombia-1902
De "Hay piedras como lágrimas”


Madrid, 17-01-11

PREGUNTAS ADIOSES REENCUENTROS
XI

Y éste es el sol, no el del poema, sino el sol, el que
   ilumina,
y ésta es la mujer que cegaba como un sol en el centro
   de la noche,
y ésta es la luz, la que transparenta los árboles que
   tiemblan en el aire como si palabras fuesen:

-¿Falta mucho para la ciudad siempre lejana?

-No sé, pero recuerdo como si fuese ahora: sobre
   sábanas muy blancas y encrespadas, todo el mar. 

ALBERTO SZPUNBERG
Argentina-1940
De “Luces que a lo lejos”


Madrid, 18-01-11 

PREGUNTAS ADIOSES REENCUENTROS
XII 

Pero no olvides nunca que para saber el norte basta
   con una ramita clavada en la tierra y, arriba, por
   supuesto, el sol. 

Pero no olvides nunca que para clavar la ramita
   en la tierra hay que hincarse de rodillas, por fin
humildísimas, dejar el cigarrillo apoyado sobre una
   piedra y no distraerse con el viento entre los árboles
   sino desear, desear el norte. 

Pero no olvides nunca, sobre todo ahora que esos
   murmullos, por el momento, callan y ya no dicen nada. 

ALBERTO SZPUNBERG
Argentina-1940
De “Luces que a lo lejos”


Madrid, 19-01-11 

PREGUNTAS ADIOSES REENCUENTROS
XIII 

Debo aceptar que ayer, por ejemplo, las montañas
   anochecieron nevadas y tuve miedo: 

Yo sabía que no vendrían, pero quizá ya hayan venido
   o en otras partes del mundo vienen por alguien que
   soy yo y yo soy otro, vienen por otro y me llevan
   a mí, vienen aquí y entran allá, echan abajo otras
   puertas y sacan de quicio estas ventanas, 

“Cerrá las ventanas, que entra fresco”, dice ella, pero
   ella tampoco ha venido,
y las primeras nieves de este invierno acaso ya han
   tocado para siempre mi corazón. 

ALBERTO SZPUNBERG
Argentina-1940
De “Luces que a lo lejos”


Madrid, 20-01-11 

PREGUNTAS ADIOSES REENCUENTROS
XIV 

Y ésta es la historia: una charla de café que reduce
   las distancias a puntos de vista y confusos mapas,
   teléfonos, direcciones de hoteles baratos que algunas
   noches huelen a casa, muelles recorridos muchas
   veces de una punta a la otra, como quien repasa
   los detalles de una despedida acordada hace años,
   junto a otras aguas, entonces más inquietas pero
   igualmente salpicadas de brillos fugaces, historias de
   cajones de madera, peces muertos. 

-¿Por aquí avanzaba esa muchacha con los cabellos
   húmedos en la mañana y era el único y luminoso
   milagro de la noche? 

-Sí, y fíjese usted, con un cuenco de agua para el
   sediento y caderas en pleamar. 

-¿Y era el mar esa mancha azul en el mapa que, aun
   ajado, poco a poco se desplegaba entre gaviotas,
   hornallas que ardían hasta la madrugada, sábanas
   humedecidas y labios entreabiertos? 

-Sí, el mismo, como danzas alrededor de ese destello,
   en realidad, barcos bamboleantes, inesperadas
   travesías, gigantescas medusas, animales fantásticos,
   bosques submarinos, cordilleras sumergidas, siempre
   hacia el otro lado, yendo y viniendo, yendo y viniendo,
   hacia el otro lado de su cuerpo, donde la noche
   vuelve a ser vértigo y caída. 

ALBERTO SZPUNBERG
Argentina-1940
De “Luces que a lo lejos”


Madrid, 21-01-11 

PREGUNTAS ADIOSES REENCUENTROS
XV 

De vez en cuando aún te das vuelta y esperas ese gesto
   que ponga las cosas en su lugar,
cuando todo lugar es siempre otro y otras las cosas,
   otra manera de decir, otra manera de entrar al bar
   España, junto a la bahía, donde los viejos huelen
   a invierno y a alcoholes bebidos lentamente, por
   costumbre, y la salud de los que quedan.

Enfrente están las montañas que retienen un poco de
   mar para que recalen los pescadores y bajen a tierra
   plateados por un sueño de escamas huidizas,
pero los barcos volverán a zarpar de madrugada, aunque
   se cuelen con el viento olores fuertes aún adheridos
a las ropas o a las mantas de la cama o al crujir de
   la madera como si pasos fuesen que ya no son, ni
   siquiera nuestros pasos, atrás, atrás, a la distancia. 

De vez en cuando te das vuelta, sí, pero es un vicio, una
   manera de ser que irá cambiando, o no, pero qué
   importa:
a medida que entres en el pueblo, verás que nadie te
   pregunta nada.

ALBERTO SZPUNBERG
Argentina-1940
De “Luces que a lo lejos”


Madrid, 24-01-11

HIMNO A DIOS, EL PADRE 

I
¿Perdonarás ese pecado donde yo comenzara,
pues mi pecado fuera, aunque antes cometido?
¿Perdonarás ese pecado por el que huí
y todavía huyo, aunque aún lo deploro?
Y cuando lo hayas hecho, no todo has cumplido,
pues tengo más. 

II
¿Perdonarás ese pecado que yo he ganado
para que pequen otros, y mi pecado, sea su puerta?
¿Perdonarás ese pecado que yo evité un año o dos,
mas sumergíme en él durante veinte?
Y cuando lo hayas hecho, no todo has cumplido,
pues tengo más. 

III
Tengo un pecado de temor, que cuando haya hilado
mi última hebra pereceré en la costa.
Pero jura por ti mismo que a mi muerte tu hijo
brillará como ahora y hasta este momento,
y habiéndolo hecho, todo lo has cumplido,
y ya no temo más. 

JOHN DONNE
Inglaterra-1572
De “Poemas divinos”


Madrid, 25-01-11 

NI COMO TÚ NI COMO YO 

Ni como tú. Ni como yo.
Si es necesario
para vivir
que muera todo.
La Poesía
independiente
de toda pasión
no le teme a la muerte
porque la muerte
es su presencia iluminada
y en esa dimensión
más que morir
la sangre se transforma. 

Vientre animal
pariendo el universo
voz gutural
nocturna del poeta
piedra y, a la vez,
un movimiento felino
entre los árboles. 

Exóticos manjares y preludios
de frutos mojados por la lluvia
anidan en tu cuerpo,
carnes sangrantes del tiempo
feroces como raíces violentas
atadas al amor. 

MIGUEL OSCAR MENASSA
Poeta del mundo nacido en Argentina-1940
De “La poesía y yo”


Madrid, 26-01-11

MEJOR AQUÍ

Mejor aquí, en el medio
de un día como otro,
bien comenzado, con lugares
y personas precisos,
con relojes, con ropas
y zapatos bien puestos,
con buenas perspectivas.

Mejor aquí, en el medio
de un día que se irá
sin nadie.

Crúzate en mi camino,
hazme una zancadilla:
que yo caiga y comprenda. 

RAÚL GUSTAVO AGUIRRE
Argentina-1927


Madrid, 27-01-11 

LA CASA GRANDE 

En la casa grande había una escalera
por donde un poco más y se llegaba al cielo.
Allí, en aquél paraíso acanalado,
los árboles y los gorriones se podían tocar
-ramas y vocerío y bolitas peludas y sombras allá abajo
y libertad rugiendo en la tarde profunda-.
Allá en la casa grande había un cuarto con novelas de la Dama de Negro
y una bella ventana que daba hacia el vacío.
Había abuelos, tías, otros parientes complicados
(segundos o terceros pero fundamentales):
don Carlos, con su ojo vacío y un millón de fantasmas,
su razón que se fue y lo dejó esperando
en medio de las gallinas, entre las bobas higueras
y el sombrío galpón con su olor inmortal a cemento.
Allá en la casa grande había suaves patios cubiertos por el verdor de las uvas.
Había aquella sala y el reloj donde suena toda mi infancia
(reloj que ya no suenas y que alguien se llevó)
y había un piano en esa sala, donde incontables sillas enfundadas de blanco
recibieron los novios impecables, las ancianas amigas que ya no volverán.
¡En la casa grande!, ¡en la casa grande! Había retratos
de personas muy serias que no existieron nunca,
había camas imponentes como el palacio de justicia,
roperos con espejos donde cabía el alma,
había un sótano con arcones y espadas de Sandokán
y un comedor con un trinchero abarrotado de maravillas
(en la mesa cabían todos los dioses del Olimpo:
allí comieron el distante, entonces no sabido, milagro de estar juntos),
y aquel zaguán donde ya nunca resonará mi llanto,
y la puerta por donde nunca más entraré.
Allí quedó tras esa puerta mi equipaje.
la casa grande no era el mundo.

RAÚL GUSTAVO AGUIRRE
Argentina-1927


Madrid, 28-01-11

OH TÚ, MI AMOR,
LA DE SUBIDOS SENOS...
 

OH, tú, mi amor, la de subidos senos
en punta de rubíes levantados
los más firmes, pulidos, deseados,
llenos de luz y de penumbras llenos. 

Hermosos, dulces, mágicos, serenos
en la batalla erguidos, agitados,
ya en juegos de puro amor besados,
gráciles corzas de dormir morenos. 

Oh tú, mi amor, el esmerado estilo
de tu gran hermosura que en sigilo
casi muriendo alabo a toda hora. 

Oh tú, mi amor, yo canto la armonía
de tus perfectos senos la alegría
al ver que se me abren cada aurora. 

RAFAEL ALBERTI
España-1902
De “Poemas del amor incierto”


Madrid, 31-01-11

EL BELLO ERROR
O LA DELICADEZA DE EXISTIR

Hablaré de aquella cuyas piernas se asemejan a un gesto
La que se arroja desde lo alto de sus ojos
Desde lo oscuro de su cuerpo 

La que me quiere con delirios
Con escándalos y silencios 

La que tiene palabras para los otros
Y una sonrisa para nuestro secreto 

La que dispone de un minuto para el mediodía
De su vida para siempre
De mi amor para la eternidad 

Ella, que tiene la debilidad de esperarme
Y la manía de quererme 

Tú, donde el error se hace acierto o belleza
Tú, que tienes la delicadeza de existir. 

MARIO TREJO
Argentina-192
6
De “El uso de la palabra”


Selección de Poemas Editados

 

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