Le pregunté si la vida era nuestra,
¿de quién, querida, era la vida?
¿De quién este cerebro partido en mil?
¿de quién estos amores truncos, caídos?
La miré, largamente, a los ojos
y, enamorado, volví a la carga:
¿ Tus ojos, por ejemplo, son mis ojos?
¿la abierta luz de tu mirada es mi luz?
Y así le pregunté hasta el fin, hasta la madrugada,
¿A quién pertenecemos, a quién pertenece nuestro amor?
¿quién es el amo, el señor, el patrón de mis versos?
Ella, amable bestia, no contestaba.
Su silencio, la muerte en su silencio,
cerraban las últimas cadenas sobre mí.
MIGUEL OSCAR MENASSA
Poeta del mundo nacido en [Argentina-1940]
De "Poemas y cartas a mi amante loca joven poeta psicoanalista"
De plata son los ríos
que bajan a mi orilla con tus besos.
De plata, amor, son esos
sueños tuyos, tan míos.
Cuando me miras son, ya plata pura,
la luz y el aire más brillantes
y tus ojos amantes
como de plata oscura.
Hoja de plata, canta
tu amor y tu alegría.
Cuando me trae tu risa cada día
de plata es tu garganta.
De plata es el sonido
del tiempo cuando pasa
poniendo en la ternura de la casa
un eco estremecido.
Plata caliente eres. Pura brillas
desnuda hacia la aurora.
Fundidas irán siempre, como ahora,
amor, nuestras orillas.
LEOPOLDO DE LUIS
España-1918
De "Juego limpio"
La casa
sale por la ventana, arrojada por la lámpara. Los
espejos –despilfarrados, gastan su sueldo el día de pago- lo
aprueban.
En ese
cuadro en que estoy muerto, se mueve tu mano, pero
no puedes impedir que me vea, traslúcida. Acabo de ganar la
eternidad de esa postura, y me molesta que me hayan recibido
tan fríamente. No me atrevo a dejar el sombrero; le doy vueltas
entre mis dedos de atmósfera. Los tres ángulos del rincón me
oprimen cerrándose hasta la asfixia, y no puedo valerme. Ese
marco rosado no le conviene al asunto. Déjame mirarme en tus
dientes, para ponerle uno del rojo más rojo.
Los
números me amenazan. Si los oigo, sabré todo lo de tu vida,
tus años, tus pestañas, tus dedos, todo lo que ahora cae, inmóvil,
como en las grutas –espacio de sólo tres dimensiones.
Nada.
vivimos en fotografía. Si los que duermen nos soñaran,
creerían estar soñando. ¿Qué negro ha gritado? Vamos a salir
desenfocados, y se desesperará el que está detrás de la luna,
retratándonos. El viento empuja el cielo, pero tú dices que ha
bajado el telón de la ventana. Duérmete ya, vámonos.
GILBERTO OWEN
México-1905
De “Línea”
Qué hermosa
eres, Diablo, como un ángel con sexo
pero mucho más despiadada,
cuando te llamas alba y mi noche es más noche de esperarte,
cuando tu piel de seda se clava de caprina pezuña en mi
abstinencia,
cuando si eres silencio te rompes y en mis manos repican
a rebato tus dos senos,
cuando apenas he dicho amor y ya en el aire está sin boca
el beso y la ternura sin empleo aceda,
cuando apenas te nombro flor y ya sobre el prado ruedan
los labios del clavel,
cuando eres poesía y mi rosa se inclina a oler tu cifra
y te me esfumas.
Mañana habrá en la playa otro marino cojo.
GILBERTO OWEN
México-1905
De “Línea”
Las cosas
que entran por el silencio empiezan a llegar al
cuarto. Lo sabemos, porque nos dejamos olvidados allá
adentro los ojos. La soledad llega por los espejos vacíos,
la muerte baja de los cuadros, rompiendo sus vitrinas de
museo; los rincones se abren como granadas para que entre
el grillo con sus alfileres; y, aunque nos olvidemos de apagar
la luz, la oscuridad da una luz negra más potente que eclipsa
a la otra.
Pero no
son éstas las cosas que entran por el silencio, sino
otras más sutiles aún; si nos hubiéramos dejado olvidada
también la boca, sabríamos nombrarlas. Para sugerirlas,
los preceptistas aconsejan hablar de paralelas que, sin dejar
de serlo, se encuentran y se besan. Pero los niños que resuelven
ecuaciones de segundo grado se suicidan siempre en cuanto
llegan a los ochenta años, y preferimos por eso mirar sin nombres
lo que entra por el silencio, y dejar que todos sigan afirmando
que dos y dos son cuatro.
GILBERTO OWEN
México-1905
De “Línea”
LA POESÍA HA ROTO LA PALABRA
La poesía ha roto la palabra,
ha extendido la frase al infinito,
ha bordado, sin hilo y sin aguja,
el corazón de la quebrada voz.
Hubo un sentido
que se abrió en mil pedazos,
hubo un amor tan grande
que nadie pudo amar
y hubo, mi amor, mi amada,
grandes amantes crueles
que hacían el amor
con las palabras.
MIGUEL OSCAR MENASSA
Poeta del mundo nacido en [Argentina-1940]
De "Al sur de Europa"
Sonoramente recojo la bandera de la muerte y la clavo en mí.
Palabras como
torres, frases acantiladas, trapos sucios de sangre,
volando en mí, dentro de mí, rompiendo los encajes.
Sonora
carcajada abierta de la muerte, ruidos como de sedas
partiéndose en el mar.
MIGUEL OSCAR MENASSA
Poeta del mundo nacido en [Argentina-1940]
De "Al sur de Europa"
Dibujo
frente a tus ojos desordenados
esta acrobacia pura,
canto de amor que no esperabas.
Brujo de mí,
brujo de mí,
aliento enamorado.
MIGUEL OSCAR MENASSA
Poeta del mundo nacido en [Argentina-1940]
De "Al sur de Europa"
ELLA ES EXTRAÑA
Ella es extraña a todos los hechos
bordadora de luz
sólo sabe atarse a las palabras.
MIGUEL OSCAR MENASSA
Poeta del mundo nacido en [Argentina-1940]
De "Al sur de Europa"
SOY ESE SOLDADO
Soy ese soldado que estabas esperando,
no tengo rumbo ni pasado, poesía,
estoy aquí, contigo, para siempre.
MIGUEL OSCAR MENASSA
Poeta del mundo nacido en [Argentina-1940]
De "Al sur de Europa"
2
(MUERTE)
Contra el
rumbo del mar, roja, una vela,
estandarte del sol, nuncio del día,
tiende en el sur celicoral su estela.
¡Ay sirenita
del pañuelo, incauta,
atenta al hilo y no a la puntería,
pórtico el arco, del arquero nauta!
Pomo de
gaseosa, el aire, herido
su largo cuello de cristal, la frente
rinde, exprimido y desaparecido.
¡Rómpete,
luna! En diez espejos rota,
raudo el vaivén de azogue efervescente,
precipitada y sin sonido, flota.
RAFAEL ALBERTI
España-1902
De “Cal y canto”
Mirar cómo
matan a golpes a la noche; seguir abastándonos
en ella.
En la noche, poeta, drama y naturaleza son uno, pero en
ascensión y aspirándose.
La noche trae alimento, el sol afina la porción alimentada.
En la noche
se detienen nuestros aprendizajes dispuestos
para servir a otros, después de nosotros. ¡Fértil es el
frescor de esta guardiana!
Ataca el infinito pero una nube salva.
La noche se
adhiere a cualquier solicitud de la vida dispuesta
a acabar en primavera, a volar con tempestad.
La noche se
colorea de herrumbre cuando consiente en
entreabrirnos las rejas de sus jardines.
Para la
mirada de la noche viva, el sueño no es a veces sino
un liquen espectral.
No había que
encender el corazón de la noche. Era menester
que lo
oscuro prevaleciese allí donde se cincela el rocío de
la mañana.
La noche
solamente se sucede a sí misma. La atalaya solar no
es sino una concesión interesada de la noche.
De la
reconducción de nuestro misterio se cuida la noche; el
aseo de
los elegidos, es la noche quien lo lleva a cabo.
La noche
despabila a nuestro pasado de hombre, inclina su
psiqué ante el presente, pone indecisión en nuestro futuro.
Me colmaré de una tierra celeste.
Noche
plenaria en la que el sueño descortés ya no parpadea,
presérvame vivo aquello que amo.
RENÉ CHAR
Francia-1907
De “La palabra en archipiélago”
¡Nostalgia de
los arcángeles!
Yo era...
Miradme.
Vestido como
en el mundo,
ya no se me ven las alas.
Nadie sabe cómo fui.
No me conocen.
Por las
calles, ¿quién se acuerda?
Zapatos son mis sandalias.
Mi túnica, pantalones
y chaqueta inglesa.
Dime quién soy.
Y, sin embargo, yo era...
Miradme.
RAFAEL ALBERTI
España-1902
De “Cal y canto”
a Théo van Doesburg
cabeza abajo
piernas al aire
se precipita en el vacío
de donde vino
ya no tiene
honor en el cuerpo
su boca ya no está embocada por un bocado
ya no saluda
ya no se para incluso aunque se prosternen ante él
cabeza abajo
piernas al aire
se precipita en el vacío
de donde vino
como una
fuente peluda
como una silla cuadrúpeda y mamífera
como una rama de eco sorda
medio llena medio vacía
cabeza abajo
piernas al aire
se precipita en el vacío
de donde vino
JEAN ARP
Nacido en Estrasburgo en 1887
De “Días deshojados”
Las estrellas
protestan por estar encerradas en medallones
de gelatina blanca
para engalanar el cuello de los espantapájaros.
A las estrellas les gusta bailar, saltar, errar, salir pitando,
perderse, pero no les gusta vegetar en los medallones.
Su sangre de oro se coagula
y maúllan lamentablemente como gatos enfermos.
Enferma, enferma, enferma, gime su sangre.
Se sienten como animales en el establo.
Los
espantapájaros escupen sus semillas en sus lágrimas.
Las flores desfloran a las flores.
Los espantapájaros escupen sus lágrimas en sus semillas.
Las estrellas desfloran a las estrellas.
Y surgen estrellas, estrellas,
estrellas con su cuerpo de escarabajo,
con garras cálidas,
con ojos de órgano,
estrellas que hacen la rueda desplegando un abanico de
plumas de fuego.
Los espantapájaros llevan vestidos seductores, deslumbrantes
de terciopelos, sedas, damascos.
Cubiertos de bordados, de adornos de una maravillosa
riqueza como unas gualdrapas de torneo,
sombreros de copa de oro con veletas de diamantes,
escobas de marfil y de ébano.
Su cuello está engalanado con medallones de gelatina
blanca que encierran estrellas.
JEAN ARP
Nacido en Estrasburgo en 1887
De “Días deshojados”
Como nada de esto tiene sentido,
como la memoria es una soga,
como tú y yo estamos ciegos,
tengo que confesar:
Caminé. Cuando pensé
que la tierra bajo mis pies
era un camino, caminé
hasta llegar a la costa
y pasé la noche ahí
oyendo el agua,
expuesto a la luz de las estrellas
de millones de años.
2
El invierno era el entierro de un niño,
la primavera, una comida silenciosa,
el verano
un cuarto lleno de entretenimientos.
¿Por cuántos cientos de años
los pintores recurrieron a un jarrón como éste,
a la luz filtrándose por entre los pétalos
para describir el mundo?
Las sencillas flores de Renoir y de van Gogh
en un sencillo florero.
Estás pintando ahora, nuevamente
para llenar el espacio.
3
En aquellos primeros días yo también
elegí el silencio. Parecía, al principio,
más honesto que forzar palabras
tras lo cual – más silencio.
Pero estas noches la puerta permanece
abierta entre mundos opuestos:
uno en el que todavía soy tu hombre
y estoy contento de serlo,
pero otro en el que un barco sin nombre,
desatado de sus amarras,
se aleja a la deriva del puerto
hacia la incertidumbre.
PAT BORAN
Irlanda-1963
Con el largo y el ritmo exacto del paso de su padre
el hijo camina,
ecos y entonaciones del habla de su padre
se oyen en él.
Una vez cuando la mesa era alta
y la silla una madera,
asimiló la sonrisa de su padre y copió cuidadosamente
el modo en que se paraba.
Maduró su exilio lentamente
con orgullo y remordimiento.
Mejor que sus padres en ciertos aspectos,
peor en otros.
Y ahora, habiendo elegido, entre extraños,
semicontento de su elección,
sonríe con la sonrisa vacilante de su padre
y habla con su voz.
ANTHONY CRONIN
Irlanda-1925
Debajo de esta piedra, plana, gris, indistinta
de cualquier otra piedra en este pueblo desolado
entre la verde descomposición, vestigio de una orgullosa
lluvia, canción de primavera, aria clara
de agua balbuceando sobre la fronda del valle, cayendo.
Hay una urgencia de movimiento, inesperado
como la brusca estocada del sol en un cuarto oscuro,
y donde en el haz de luz desde la oscuridad es visto
el mundo de polvo, su atemorizante actividad,
el silencio y la velocidad de su amenaza.
Entonces, debajo de esta piedra familiar, los impensados
movimientos,
los tambaleantes zigzags, las precipitadas marchas y contramarchas
importunan nuestra comprensión, nuestro aturdido interés.
Hay aquí algo terrible con lo que no habíamos soñado,
que no habíamos tenido en cuenta en nuestros cálculos:
la hambrienta importancia de la vida está justo aquí
debajo de la capa de la podredumbre, del desorden del musgo un –apéndice
de la verdad, un rabo de la belleza.
Vuelve a apoyar la piedra.
Es tarde para caminar por estas sendas salvajes.
Algo desconocido está haciendo algo que no se puede conocer,
construyendo, quizás, un modesto mundo mejor para su progenie.
VALENTIN IREMONGER
Irlanda-1918
Truncos,
llagados, caídos,
nieblas de bulto, los barrios
hambrientos de gas y voces,
flama las sombras, quemados.
Gubias de
metal hirviendo,
rojos formones y clavos,
contra los yunques partidos
de las piedras, martillando.
Astillas
clavan las nubes,
de acero en los campanarios,
tumbadas torres y agujas,
antorchas ya los espacios.
Mar de azufre
se abalanza,
sin corazón, todo salto,
turbio remolino ciego
de verdes lenguas y rayos.
El oleaje del
humo,
bronco, se encarama al arco,
pórtico de hollín y yesca,
torcido, del cielo raso.
Y una tromba
de ceniza,
sepulta, negra, los barrios,
huecos los ojos y planas
las sombras ya y apagados.
RAFAEL ALBERTI
España- 1902
De “Cal y canto”
TIERRA DE CARNE
Se trata de un vastísimo espacio y todo lo que se ve
actualmente
es una mujer tendida en medio del mundo.
Está la cabeza, el cuerpo, y están los brazos y las
manos.
Las piernas y los pies quedan ocultos por una elevación a la derecha.
Más arriba cierta ciudad reposa escalonada. Pero ese paisaje no es
visible para todos. Conviene leerlo lentamente.
MARCEL LECOMTE
Bélgica- 1900
De “L’accent du secret”