Madrid, 02-11-10 

EN EL CERCO DEL CERO

En el cerco de mi cero estoy proscrito
de esta condenación quién me libera
a romper este cerco me atreviera
si tuviera esa voz que necesito.

Pido esa voz. Por ella solicito
la certeza de la luz, no la quimera
de esa loca incerteza en larga espera
contra toda esperanza de infinito.

Pido esa voz de acento estremecido
que escucho alrededor y que ya siento
musicando mi canto presentido.

Esa voz de alto son y leve peso
que me hará huir del laberinto
del cerco de mi cero en que estoy preso.

VÍCTOR CAMPIO
España-1928


Madrid, 03-11-10 

POEMA III

Allí donde la tierra desangra sus jóvenes claveles 
allí te espero.
Entre la sangre y el lejano carmín del humo del cigarro. 
Entre las soledades 
estos viejos papeles manchados por tu risa 
-entrecortada al alba- 
y tus miserias como anchos y calurosos abrazos
y las diademas sobre tus pechos abiertos en el mar.

Allí donde los dioses tejen el vuelo de los pájaros 
allí te espero.
Blanca extranjera mía perdida entre el tumulto
y el misterioso volar de las alondras en tu cuerpo 
alondras en tu cara, nada de pájaros cantores 
sólo tu sexo
sólo el volar de las alondras 
-antiguo y silencioso- 
hacia el aroma de tu sexo.

MIGUEL OSCAR MENASSA
Argentina-1940

De "Yo pecador"


Madrid, 04-11-10 

SE BALANCEA UN CAUTIVERIO NÁUTICO

Sumergidas sus venas en la sombra
se balancea un cautiverio náutico.

Grupos de luz espiritual rodean
su masa gris de continentes blancos.

Insensible a esa luz, ebrio de sombra,
se balancea un cautiverio náutico.

Todo es amor en sus contornos: brisa,
corpúsculo y color, cúspide y faro.

Sombrío en su rencor impenetrable
se balancea un cautiverio náutico.

Todo se mueve en sus orillas y alza
contra la niebla giratorios faros.

Inmóvil en su oscuro movimiento
se balancea un cautiverio náutico.

Original candor ante sus brumas
orea los divinos holocaustos.

Impuro en sus sepultas convulsiones
se balancea un cautiverio náutico.

Las cúpulas de Dios arden inmensas
y al orbe dan sus misteriosos lampos.

Sumergidas sus venas en la sombra
se balancea un cautiverio náutico.

GERMÁN PARDO GARCÍA
Colombia-1902

De "Sueños corpóreos"


Madrid, 05-11-10 

ELEGÍA DEL TACTO

Es el instante en que la sumergida flor del tacto,
con térmicos y largos promontorios,
la flor única,
de pétalos móviles
distribuidos en los dedos,
se inclina suavemente para soñar.
Y sueña.
El tacto
sueña
y con profundidad de terciopelos
a nivel de latentes superficies.

Toca las perlas que no hallamos en las bajas mares
del ser líquido.
Sepárase del cuerpo y así la flor del tacto
sostiénese en atmósferas astrales,
y danza
como la luz,
el tacto
danza
en un difuso mundo de sedas y de espinas.

La piel tiene ese ambiguo color de la hierba madura
en la sombra.
Las voces del día
duermen,
coronadas de musgos silenciarios.
Tenue respiración impulsa al pecho,
como rosada y tibia nave por mar híbrido.
Los párpados se abren y cierran lentamente
cual valvas de hipnóticas conchas,
y el tacto,
la flor única
y espectral, incolora, alimentada
por honda sangre aérea,
crece.
Y su nocturna hostia multiplica
sobre el tallo de la absoluta calma.

 

GERMÁN PARDO GARCÍA
Colombia-1902

De "Sueños corpóreos"


Madrid, 08-11-10

DISCUTEN SOBRE MI PECHO

Para Chacho 

Discuten sobre mi pecho viejas cuestiones de límites
tierra y sueño.
sobre ti discute el polvo y el recuerdo.
Te imagino en la madera entumecida por los años,
en el arco de hierro enmohecido y hierro todavía,
en el andrajo y la belleza que han pasado por ti,
olvidándote,
y que en mí han clavado un llanto de melancólico destierro.
Te recuerdo,
si te he visto no te he visto
y hoy te canto creándote de nuevo.
Sobre las ruinas de tus años
flotan sombras patinadas,
sobre el recuerdo y la tragedia
flota el moho del tiempo a la distancia.
todos murieron,
si de tu tierra y tus aleros,
también de mi cariño o de mis besos,
si de tus arcos de fragancia,
también de la esperanza y de la vida.
De ella, ni sabemos ni queremos saber,
muerta en silencio.
De él, todo sabemos,
que se marchó un domingo dejándonos serenos,
llameante el corazón, fuego en el fuego.
Y ahora sigo andando, casa vieja,
tu silencio esta tarde me llegó blandamente
y ahora te abandono,
esta vez para siempre.
 

HÉCTOR YÁNOVER

Argentina-1929

De “Elegía y gloria”


Madrid, 10-11-10

OTOÑO

Para Antonio Machado en su voz 

I

Este otoño me duele como el primer desengaño.
¿Será esta pobre alcoba con mis sueños encerrados?
¿Será la serena pena de un corazón
que no admite el anatema de este vivir solitario?
¿Será la tierra que lejos a los viajeros los llama,
y estos responden: ya llegó...
y aquí descansan mañana?
¿Será la lluvia doliente,
será el pasado, el futuro,
la suerte de no querer ser olvidado?
¿O será duda menuda,
duda de niño atorado de lecturas,
de sueños disparatados?
Por más que interrogo nunca sabré responder,
o acaso responda un día:
la duda que yo tenía,
hoy pertenece al ayer.
Pero este otoño me duele como el primer desengaño. 

HÉCTOR YÁNOVER

Argentina-1929
De “Elegía y gloria”


Madrid, 11-11-10 

SUCEDE 

Lo persiguieron todos rabiando hasta encontrarle,
lo cercaron en casa, en situación, en pecho adentro
donde la angustia trepa riscos de afiladas espadas.
Lo corrieron campo y plaza,
le cegaron ojo y garganta y pensamiento y polen,
le tiraron granadas y naranjas podridas y palabras peores
y gestos que mataban más tiempo que la muerte. 

Comió aserrín y polvo, sus numerales gástricos
dentro de él estallaban
sin dar cuartel al alma sujeta a sus dolores,
le dieron en los hombros, en el pecho, en las manos,
cayó, le dieron con el pie fue sepultado. 

Hoy le dicen discursos
y enanos en voz baja
mugen su admiración al despreciado. 

HÉCTOR YÁNOVER

Argentina-1929
De “Elegía y gloria”


Madrid, 12-11-10 

PRIMERAS CLAVES PARA FERNANDO 

Sin duda no sabrás que era muy triste la mañana que naciste,
porque era joven la sangre en nuestras venas
y no sabíamos de esperas
ni de cosas triviales
ni de nada que retardara nuestro afán. 

Se tiende y se contrae el sol, con tal pereza,
que el día que se va lleva malezas de proyectos
para cubrir galpones de proezas.
Se vuelca y se recoge la noche con largueza,
dejando tiempo y penas para llorar a gritos
por eso que esperamos y no llega.
Se escribe, se filtra, se rompe y se publica,
y nada vale.
El afán es mayor,
mayor la idea que la mano que esculpe, pinta,
escribe o va a pelea.
Tú lo sabrás.
Verás el sueño que hoy nos ha penado
volando sobre un predio,
los ganados,
los aires por los que hemos llorado verás un día,
y no sabrás cuánto ha costado
este parir de mundos y de ideas.
Pero crece entretanto,
llora confiado ahora,
que el hombre que tú eres te está aquí velando
como tú velarás,
como han velado. 

HÉCTOR YÁNOVER

Argentina-1929
De “Elegía y gloria”


Madrid, 15-11-10 

OSCURO DIAMANTE 

Este diamante oscuro que entre las manos tengo,
con un ahogado ritmo de corazón palpita. 

Lo encontré en mis espacios y le di una presencia
de solitaria luz, recóndita y magnífica. 

Lo encendí con el fuego de los vastos relámpagos
y el estupor unánime de mi ansiedad divina. 

Y nadie tuvo entonces un corazón más alto,
para mirar el mundo, como a través de un prisma. 

Con la cósmica fuerza del Espíritu, a solas
lo adoraba en sus ámbitos. Y en ciega idolatría, 

le prosterné los cultos de una sangre ecuménica,
y el pálido temblor de mis zozobras íntimas. 

Ahora tu presencia para siempre me agobia.
No lo pude albergar en el pecho. Fluía 

de su luz el asombro sideral, y a mis manos
descendió entre los vértigos de una angustia infinita. 

Huérfano de ternura y en soledad, lo llevo
sin saber hacia dónde. Tal vez a las pacíficas 

moradas de la tierra, que me aguarda con toda
la inmensidad oculta de sus potencias vivas. 

Mas, antes de esconderlo por una eternidad
en los espacios últimos en que mi ser se abisma, 

lo alzaré a la diadema de mis sueños caóticos,
que me ciñe con pompa de profundas espinas, 

y allí, por un instante, lo dejaré brillar
con los desiertos gozos y la amargura misma 

de un ídolo que ostenta sobre sus áureas sienes,
la oscura majestad de una corona lívida. 

GERMÁN PARDO GARCÍA
Colombia-1902

De "Presencia"


Madrid, 16-11-10 

INSISTENCIA DE LLUVIA 

Lluvia sobre la tierra. Lluvia con insistencia
de inextinguible llanto.
Al Norte, al Sur, al Este del espíritu, al hidrópico Oeste,
la vida toma la semejanza de un cementerio acuático.
El huracán emboca despedazadas cornamusas
y lanza un grito largo.
A través de la lluvia insistente
se ven pájaros
absortos como númenes de un infierno de hielo.
La lluvia llueve sobre sí misma,
cual una inmensa angustia sobre un gran desamparo.

Vertiginosos arcángeles
vuelan sobre el estrago
del mundo con un ruido de gigantescas mariposas.
La noche inunda al día con la noche y el día
se desborda en la noche diluvial sollozando.

La lluvia fluye densa, tenaz e innumerable.
Llueve al Sur. Llueve al Este del espíritu y al hidrópico Norte.

Diluvio. Diluvio. Diluvio compacto,
hasta que al fin la tierra
cae humillada ante el huracán,
mientras los árboles sin raíces huyen desesperadamente
detrás de los montes que huyen,
y las palmeras se desanudan los cabellos envilecidos
como vírgenes que enloquecieron de dolor. 

GERMÁN PARDO GARCÍA
Colombia-1902

De "Los sueños corpóreos"


Madrid, 17-11-10 

UN HOMBRE AÚLLA COMO UN PERRO 

En las tinieblas concentradas
un hombre aúlla como un perro.
Aúlla siempre, aúlla siempre
con alarido lastimero,
¡Quién sabe en dónde, en cualquier sitio,
donde es más lúgubre el silencio!
Por la ciudad o en las montañas,
por las marismas y los médanos
un hombre aúlla largamente,
aúlla, aúlla como un perro!
Tapo con greda mis oídos,
de mi portal las hojas cierro,
pido piedad para que deje
de atormentarme, ¡y más lo siento!
Si me buscara le daría
miel de colmena y pan moreno;
lo arroparía hasta entibiarle
los descalcificados huesos. 

Sé que es un hombre el que así aúlla.
Fui cazador y al galgo entiendo.
¡Ese clamar es diferente!
¿Será en Colombia, o aquí en México,
donde he vivido y trabajado
con el humilde y el obrero? 

¿Será en las tribus africanas?
¿Quizá en Vietnam? ¡Pudiera serlo! 

Si lo encontrara le daría
de mis sencillos alimentos.
¡Pero se aleja y se difunde
cuando lo busco, en lo siniestro
de la penumbra terebrante! 

¡Y aúlla, aúlla como un perro
este hombre trágico y terrible,
desposeído y harapiento!
¡Aúlla, aúlla en las tinieblas!
¡Aúlla siempre como un perro! 

GERMÁN PARDO GARCÍA
Colombia-1902

De "Apolo Thermidor"


Madrid, 18-11-10 

RUISEÑOR 

Vendrá el ruiseñor que entenderán todos los seres:
El proclive azor, el fantástico perro de gutural ladrido
y la rana que excita las roncas claves nocturnas.
Anidará en cerebros surcados de extrañas ecuaciones
y con residuos de estrellas nutrirá sus crías.
Número será que encierre la infinitud de la música,
el equilibrio entre el movimiento y el reposo
y la densidad de esencias y substancias.
Puente de cristal entre el pensamiento y las formas,
penetrará en la niebla aglutinante
como en un girasol de terciopelo
la punta azul de musical aguja.
Preparad los sentidos:
el tacto para verle,
los ojos para oírle
cruzar cual un divino meteoro
por espacios de lúcida belleza. 

¡Apresurad las temperaturas altas
donde toda materia se funde!
¡Fortaleced el espíritu en los gimnasios del aire!
¡Sed cuerpos más trascendentes, conciencias más veloces
y abrid las claraboyas del ser, los mentales diafragmas!
¡El verdadero ruiseñor se acerca! 

GERMÁN PARDO GARCÍA
Colombia-1902

De "Apolo Thermidor"


Madrid, 19-11-10 

EL TESTIGO 

Este hombre mudo, sordo y ciego,
paralítico,
fantasma azul, huésped ignoto,
es el testigo.
Nos ve a través de las paredes.
Nos oye con otros sentidos.
Es mucho más veloz que el aire.
Habla por señas y con signos
telepáticos. Nos acecha
si trabajamos. Si dormimos,
con sus retinas injertadas
está detrás de los postigos. 

Nos vio encender la hoguera atómica
y dilatar el organismo
de la insondable cibernética.
Y nos calcula, ¡hasta el milímetro!
esta crueldad, esta venganza
con que nacemos y morimos.
¡Temed a este hombre, a este fantasma!
¡Es el testigo! 

GERMÁN PARDO GARCÍA
Colombia-1902

De "Apolo Thermidor"


Madrid, 22-11-10 

HOMBRE QUE SE DESNUDA 

Comenzó a despojarse de su traje
pero todo era un rastro de roperos,
de percheros confusos y de armarios,
de oscuras sastrerías saqueadas.
Una, otra prenda y otra y otra y otra,
mangas, perneras, sisas, cuellos, cuerpos.
Los trajes se enredaban como plumas,
se erigían en máquinas de ropa,
en torturantes flejes como fajas
que nunca se deslían, que prosperan,
que proliferan telas agobiantes.

Comenzó a despojarse de su nombre
pero todo era un rastro de papeles
nominativos, de expedientes, fichas,
documentos y sellos y registros.
Un nombre y otro nombre y otra huella,
la media filiación y los padrones.
Los nombres se hacen cuerda que se enrosca
al cuerpo, lo recorre y codifica,
lo signa para nunca, hierro ardiente,
hosca ganadería legendaria
con rebaños de tristes osamentas. 

Comenzó a despojarse de sentires,
de herencias afectivas o congojas,
de besos cotidianos y sonrisas,
de lastre emocional y rosas mustias.
Mas la sentimentalidad es una tierra
húmeda y movediza y succionante,
un llamazar antiguo y sin orillas
de labios pantanosos y amarillos
y todo movimiento es arriesgado
y ya está en la cintura y ya en el cuello
y avanzar es hundirse para siempre. 

LEOPOLDO DE LUIS
España-1918

Del libro “Igual que guantes grises”


Madrid, 23-11-10 

ROSA BLANCA 

Me siento bien. Ahora
brilla un estoico hielo
en mí.
Me da risa esta soga
rubí
que rechina en mi cuerpo. 

Soga sin fin,
como una
voluta
descendente
de mal...
soga sanguínea y zurda
formada de
mil dagas en puntal. 

Que vaya así, trenzando
sus rollos de crespón;
y que ate el gato trémulo
del Miedo al nido helado,
al último fogón. 

Yo ahora estoy sereno,
con luz.
Y malla en mi Pacífico
un náufrago ataúd. 

CÉSAR VALLEJO
Perú-1892
De “Truenos”


Madrid, 24-11-10 

ESPIGA URUGUAYA

Al filo del sol de enero
está granando la espiga;
ojos cerrados, dedos juntos
y la pestaña en neblina. 

Tan violenta va granando
que bien se la escucharía
con que yo abaje mi mano
o le allegue mi mejilla. 

Dura se hace en diez semanas
como el cobre de la mina,
la que volaba en un vaho
y en la luz no se veía. 

Al granar impetuoso
no le teme, de ser niña;
pero a mí toda me azora
esta explosión de la espiga. 

La muerte puede quebrarla
ahora, con seca encía
que desgranada ya vuela
libre de muerte, la espiga. 

GABRIELA MISTRAL
Chile-1889
De “Lagar”


Madrid, 25-11-10 

DOLOR 

Quisiera esta tarde divina de octubre
Pasear por la orilla lejana del mar;

 

Que la arena de oro, y las aguas verdes,
Y los cielos puros me vieran pasar.

 

Ser alta, soberbia, perfecta, quisiera,
Como una romana, para concordar

 

Con las grandes olas, y las rocas muertas
Y las anchas playas que ciñen el mar.

 

Con el paso lento, y los ojos fríos
Y la boca muda, dejarme llevar;

 

Ver cómo se rompen las olas azules
Contra los granitos y no parpadear;

 

Ver cómo las aves rapaces se comen
Los peces pequeños y no despertar;

 

Pensar que pudieran las frágiles barcas
Hundirse en las aguas y no suspirar;

 

Ver que se adelanta, la garganta al aire,
El hombre más bello, no desear amar...

 

Perder la mirada, distraídamente,
perderla, y que nunca la vuelva a encontrar;

 

Y, figura erguida, entre cielo y playa,
Sentirme el olvido perenne del mar.

 

ALFONSINA STORNI
[Poeta argentina nacida en]  Suiza-1892
De "Ocre"


Madrid, 26-11-10 

SURGIT FAMA 

Hay una tregua entre los dioses,
Koré ha sido vista en el norte
bordeando el mar azul grisáceo
con manto de oro y púrpura.
El grano ha recobrado a su madre y ella, Leuconoe,
que nunca les falló a las mujeres,
no falla ahora a la tierra. 

Aquí está Hermes el tramposo;
se mueve tras de mí
ansioso por captar mis palabras,
ansioso por esparcirlas entre rumores;
por introducir entre ellas sus cambios
hábil y sutilmente;
por alterarlas conforme a sus propósitos;
pero tú dices la verdad, hasta al pie de la letra: 

“Una vez más en Delos, una vez más el altar es un temblor.
Una vez más el canto es escuchado.
Una vez más están los jardines nunca abandonados
rebosantes de chismes y de viejos relatos.” 

EZRA POUND
Estados Unidos-1885
De “Lustra”


Madrid, 29-11-10 

ÁRBOL SECO 

Quizá la muerte sea este árbol mocho
con ramas y con huesos hacia el cielo
donde se van quedando como nidos
grandes y helados los desnudos cuerpos
llenándose de gris azul los ojos
sin mirada en el ala de un espejo. 

La tierra no corrompe, el aire acuna,
van a ser puro rastro ya los huesos,
la carne pura huella transparente,
flotando como nube, como vuelo. 

Este árbol solo en tierra de ceniza,
en paisaje de pálido desierto,
este árbol mineral, petrificado,
esta lejana sombra de esqueleto,
esta oscura bandera inmóvil, esta
descorazonadora isla sin tiempo,
esta estatua de olvido calcinado,
esta corporeizada alma de espectro,
este desazonado escalofrío,
este despojo de un planeta ciego,
este corcel parado de amargura,
este bronquio gigante y sin aliento,
esta seca madera carcomida
sin primavera y sin milagro o verso
machadiano que salve,
pudiera ser aún más que todo eso:
quizá la muerte abierta en puras ramas
esperando tal vez que nos posemos. 

LEOPOLDO DE LUIS
España-1918
De “Igual que guantes grises”


Madrid, 30-11-10 

THE DRY SALVAGES 

I 

No sé mucho de dioses: pero creo que el río
Es un fuerte dios pardo –adusto, indómito, intratable,
Paciente hasta cierto punto, reconocido al principio como frontera:
Útil, indigno de confianza, como un viajante de comercio:
Sólo, pues, un problema que se opone al constructor de puentes.
Una vez resuelto el problema, el pardo dios es casi olvidado
Por los moradores de las ciudades
-siempre, sin embargo implacable,
Conservando sus épocas y sus iras, destructor, recordando
Lo que los hombres prefieren olvidar.
Despreciado, desfavorecido
Por los adoradores de la máquina, pero esperando, vigilando y esperando.
Su ritmo estaba presente en la alcoba del niño.
En el lozano ailanto del cercado abrileño,
En el aroma de uvas sobre la mesa de otoño.
Y en el círculo vespertino de la luz de gas del invierno. 

El río está en nuestro interior, el mar nos cerca por todos lados:
El mar es también el borde de la tierra, el granito
En el cual penetra, las playas sobre las que arroja
sus insinuaciones de una creación anterior y distinta:
La estrella de mar, el cangrejo eremita, el espinazo de ballena:
Los charcos en donde ofrece a nuestra curiosidad
Las algas más delicadas y las anémonas marinas.
El nos devuelve todas nuestras pérdidas, la jábega rota,
La olla de langosta en añicos, el remo partido
y la ropa de extranjeros muertos. El mar tiene muchas voces,
Muchos dioses y muchas voces.
la sal está en la rosa silvestre.
La niebla está en los abetos.
El bramido del mar
Y el gañido del mar, son distintas voces
Oídas a menudo juntas; el gemido de las jarcias,
la amenaza y la caricia de la ola que estalla en agua.
La distante memoria rutinaria en los dientes de granito,
Y el lamento amonestador que llega del promontorio cercano
Todo son voces del mar, y la boya silbante
En deriva hacia la costa, y la gaviota.
Y bajo la opresión de la callada bruma
La campana que tañe
Mide un tiempo que no es nuestro tiempo, al ser repicada
Por la lenta hinchazón de la tierra, un tiempo
Más viejo que el tiempo de los cronómetros, más viejo
Que el tiempo contado por las ansiosas y preocupadas mujeres
Que yacen despiertas, calculando el futuro,
tratando de destejer, devanar, desenmarañar
y remendar juntamente el pasado y el futuro.
Entre la medianoche y la aurora, cuando el pasado es todo decepción,
El futuro infuturible, antes de que la mañana esté alerta
Cuando el tiempo se para y el tiempo nunca termina
Y la hinchazón terrestre, que es y fue desde un principio
Hace sonar
La campana. 

 

THOMAS STEARNS ELIOT
[Poeta inglés nacido en] Estados Unidos-1888
De “Cuatro cuartetos”


Selección de Poemas Editados

 

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