Madrid, 1-7-09 

LAS OLAS ROMPEN 

4 de marzo de 1997
Poema leído en los funerales de Allen Ginsberg
 
Allen Ginsberg se está muriendo
dicen los periódicos 
los noticieros 
Un gran poeta está muriendo 
Pero su voz 
no morirá 
Su voz está en la tierra 
En Lower Manhattan 
en su propia cama 
está muriendo 
No podemos 
hacer nada 
Está muriendo la muerte que todos mueren 
Está muriendo la muerte que mueren los poetas 
tiene un teléfono en la mano 
y desde su cama en Lower Manhattan 
llama a todos 
Tarde en la noche 
en todos los lugares del mundo 
el teléfono suena 
“Habla Allen”
dice la voz 
“Habla Allen Ginsberg” 
Cuántas veces han escuchado esa voz 
en todos estos grandes años 
No tendría que decir “Ginsberg” 
En todo el mundo 
en el mundo de los poetas 
solamente hay un Allen 
“Quería decirte” dice 
Les dice lo que sucede 
lo que se le viene 
encima 
La muerte la amante oscura 
se le viene encima 
Su voz viaja vía satélite 
sobre la tierra 
sobre el mar de Japón 
donde un día él se alzó desnudo 
tridente en mano 
un hombre joven de barba negra 
como un joven Neptuno 
de pie en una playa de piedras 
Hay marea alta y las aves marinas lloran 
Las olas rompen contra él 
y las aves marinas lloran 
en la costa de San Francisco 
Sopla un viento fuerte 
hay olas enormes 
azotando el Embarcadero 
Allen está en el teléfono 
su voz está en las olas 
Yo leo un libro de poesía griega 
en donde está el mar 
y los caballos lloran 
donde los caballos de Aquiles 
lloran 
aquí junto al mar 
en San Francisco 
donde las olas lloran 
Hacen un sonido sibilante 
profético 
Allen 
susurran 
Allen
 

LAWRENCE FERLINGHETTI
Estados Unidos-1919


Madrid, 2-7-09 

ESTA NOCHE EL MAR ESTÁ EN CALMA”
Matthew Arnold 

Esta noche 
        el mar está en calma
             en las playas de Dover
En el crepúsculo creciente
              los pájaros 
                      gritan
                            en su llanto
                 las sílabas
           de alguna palabra
                      deconstruida
           que nosotros
              aún no logramos descifrar
         que explique
                          nuestra existencia
Y ellos los pájaros
                   elevándose
         cargan en sus alas
                          la luz última
         y vuelan con ella
     sobre el horizonte
                                 guardando
                    el secreto 

LAWRENCE FERLINGHETTI
(Estados Unidos-1919)
De "Viajes por América Desierta y otros poemas”


Madrid, 3-7-09 

LA GATA 

La gata
           se lame una pata y
      se recuesta
   en el hueco de la biblioteca
         yace allí
                  largas horas
              imperturbable como una esfinge
                      luego gira su cabeza
                      hacia mí 
               se incorpora
                         estira su cuerpo
                      me da la espalda
                nuevamente lame su pata
             como si el tiempo real
                        no hubiera  pasado
      Y no lo ha hecho
                     y ella es una esfinge
     que posee los tiempos del mundo
          en el desierto de su tiempo
Ella
             sabe dónde mueren las moscas
           puede ver fantasmas 
               en las partículas del aire
            percibir sombras
                            en un rayo de sol
      Ella oye
 la música de las esferas
      los sonidos que transmiten 
                los cables
                               en las casas
       y también el zumbido
                       del universo
            en el espacio interestelar
                   pero siempre
           prefiere los rincones hogareños
                       y el ronroneo de la estufa

LAWRENCE FERLINGHETTI
(Estados Unidos-1919)
De "Viajes por América Desierta y otros poemas”


Madrid, 6-7-09 

LAS ÁNFORAS DE EPICURO 

 

YO PERSIGO UNA FORMA 

Yo persigo una forma que no encuentra mi estilo,
botón de pensamiento que busca ser la rosa;
se anuncia con un beso que en mis labios se posa
al abrazo imposible de la Venus de Milo. 

Adornan verdes palmas el blanco peristilo;
los astros me han predicho la visión de la Diosa;
y en mi alma reposa la luz como reposa
el ave de la Luna sobre un lago tranquilo. 

Y no hallo en mí sino la palabra que huye,
la iniciación melódica que de la flauta fluye
y la barca del sueño que en el espacio boga; 

Y bajo la ventana de mi Bella-Durmiente,
el sollozo continuo del chorro de la fuente
y el cuello del gran cisne blanco que me interroga. 

RUBÉN DARÍO
Nicaragua-1867
De “Azul”


Madrid, 7-7-09 

LAS ÁNFORAS DE EPICURO

 

LA ESPIGA

Mira el signo sutil que los dedos del viento
hacen al agitar el tallo que se inclina
y se alza en una rítmica virtud de movimiento.
Con el áureo pincel de la flor de la harina

trazan sobre la tela azul del firmamento
el misterio inmortal de la tierra divina
y el alma de las cosas que da su sacramento
en una interminable frescura matutina.

Pues en la paz del campo la faz de Dios asoma.
De las floridas urnas místico incienso aroma
el vasto altar en donde triunfa la azul sonrisa.

Aún verde está y cubierto de flores el madero,
bajo sus ramas llenas de amor pace el cordero
y en la espiga de oro y luz duerme la misa. 

RUBÉN DARÍO
Nicaragua-1867
De “Azul” 


Madrid, 8-7-09 

CAUPOLICÁN 

A Enrique Hernández Miyares

Es algo formidable que vio la vieja raza:
robusto tronco de árbol al hombro de un campeón
salvaje y aguerrido, cuya fornida maza
blandiera el brazo de Hércules, o el brazo de Sansón. 

Por casco sus cabellos, su pecho por coraza,
pudiera tal guerrero, de Arauco en la región,
lancero de los bosques, Nemrod que todo caza,
desjarretar un toro, o estrangular un león. 

Anduvo, anduvo, anduvo. Le vio la luz del día,
le vio la tarde pálida, le vio la noche fría,
y siempre el tronco de árbol a cuestas del titán. 

“¡El Toqui, el Toqui!”, clama la conmovida casta.
Anduvo, anduvo, anduvo. La Aurora dijo: “Basta”,
e irguióse la alta frente del gran Caupolicán. 

RUBÉN DARÍO
Nicaragua-1867
De “Azul”


Madrid, 9-7-09 

LIBROS EXTRAÑOS 

A F. Sicardi 

Libros extraños que halagáis la mente
en un lenguaje inaudito y tan raro,
y que de lo más puro y lo más caro,
hacéis brotar la misteriosa fuente; 

inextinguible, inextinguiblemente
brota el sentir del corazón preclaro,
y por él se alza un diamantino faro
que el mar de Dios mira profundamente... 

fuerza y vigor que las alas enlaza,
seda de luz y pasos de coloso,
y un agitar de martillo y de maza, 

y un respirar de leones en reposo,
y una virtual palpitación de raza;
y el cielo azul para Orlando Furioso... 

RUBÉN DARÍO
Nicaragua-1867
De “Azul”


Madrid, 10-7-09 

RIMAS
III
 

En la cálida tarde se hundía
     el sol en su ocaso,
con la faz rubicunda en un nimbo
     de polvo dorado. 

En las aguas del mar una barca,
     bogando, bogando,
al país de los sueños volaban
     amada y amado. 

A la luz del poniente, en las olas,
     quebrada en mil rayos,
parecían de oro bruñido
     los remos mojados. 

Y en la barca graciosa y ligera,
     bogando, bogando,
al país de los sueños volaban
     amada y amado. 

¿Qué fue de ellos? No sé. Yo recuerdo
que después del crepúsculo pálido,
aquel cielo se puso sombrío
     y el mar agitado. 

RUBÉN DARÍO
Nicaragua-1867
De “Poesía anteriores a Azul”


Madrid, 13-7-09 

DESTINO DE LUZ 

Brillar es mi destino. Soy lucero
de la más apartada lejanía.
Sólo me ven miradas de osadía
más allá de los átomos y entero. 

Y cercano también y compañero,
comparto la pobreza labrantía
y estoy en la ignorada artesanía
lo mismo que en el polvo del sendero. 

Brillar, brillar hasta agotar la ira
de arder que siento. Mi avidez no mira
sino ardor en los montes, las escamas

del submar, los navíos y las nubes.
¡Oh mundo mío que a la muerte subes
entre un inmenso resplandor de llamas! 

GERMÁN PARDO GARCÍA
Colombia-1902
De “Hay piedras como lágrimas”


Madrid, 14-7-09 

CREENCIA EN LA CLARIDAD 

Quedará de mi ser sólo ceniza;
esa última esperanza de los muertos
para integrar con áridos desiertos
ternuras que el estrago pulveriza. 

Ahí seré fulgor que se eterniza
debajo de ojos en la sombra abiertos.
Fulgor, fulgor aún entre los yertos
escombros y la atmósfera caliza. 

Yo tengo de la muerte una creencia
de claridad, y creo en la existencia
de la luz en la carne, que deflora 

como tallo en la tierra consumiéndose.
Creo en la claridad estremeciéndose
bajo la pudrición abrumadora. 

GERMÁN PARDO GARCÍA
Colombia-1902
De “Hay piedras como lágrimas”


Madrid, 15-7-09 

GRANDEZA DEL CORAZÓN 

Partid mi corazón en dos mitades
y dad una a la muerte, otra a la vida.
Así estará su entraña repartida
entre una eternidad de eternidades. 

Integradlo y sus hondas cavidades
tendrán de nuevo magnitud unida,
porque lo inmenso se alojó en su herida
cual una tempestad de tempestades. 

Partidlo y levantad en cada mano
una mitad. Con su sentido arcano
verá la vida que a nacer empieza. 

Volverlo a destruir, sembrarle espinas,
y aun con los fragmentos de sus ruinas
a solas reconstruye su grandeza. 

GERMÁN PARDO GARCÍA
Colombia-1902
De “Hay piedras como lágrimas”


Madrid, 16-7-09 

CUMBRES DE VIDA 

Hasta ese flanco del bastión andino
yo subía, a través de la vereda,
para ver desde arriba la arboleda
dorándose al otoño campesino. 

El valle, humano y a la vez divino,
reforestaba la clemente greda,
y el agrícola ejemplo de la rueda
cumplía la humildad de su destino. 

Los días eran grandes y mi sueño
desde entonces titánico, en el leño
de un roble se apoyaba con el rudo 

poder de un joven labrador que siente
los huracanes combatir su frente,
y muéstrase magnífico y desnudo.

 

GERMÁN PARDO GARCÍA
Colombia-1902
De “Hay piedras como lágrimas”


Madrid, 17-7-09 

LIMOSNA DE ALEGRÍA 

Soy un hombre que busca la Alegría.
Como ningún otro hombre la deseo.
La busco en lo que toco, en lo que veo,
y en la piedra ancilar de mi energía. 

Escarbo la raíz y comería
su sal por encontrarla, y le rastreo
con mi instinto de galgo el serpenteo
de su estrella en herbácea travesía. 

Tiendo apagadas manos de mendigo
y con palabra elemental le digo:
¡Dame este día tu solar moneda! 

Y ella entonces cordial toma un instante;
lo enciende con sus dedos de diamante,
y allí en mi alma agradecida queda. 

GERMÁN PARDO GARCÍA
Colombia-1902
De “Hay piedras como lágrimas”


Selección de Poemas Editados

 

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