Madrid, 5-5-08 

BÚHOS DE LA LOCURA 

Búhos de la locura
amaron mi carne hasta el extravío
amaron mi dolor hasta los límites
de la carne. 

¿Mi escritura es un mandato social
o una galantería de fin de semana? 

Soy el vértigo azul de la congoja
lloro por todo aquello que no pasó. 

MIGUEL OSCAR MENASSA
Argentina-1940
De “La poesía y yo”


Madrid, 6-5-08 

YA NUNCA MÁS ARPEGIOS 

Ya nunca más arpegios voluptuosos.
Se tomará el café por las mañanas
y por las noches
furtivamente
se hará el amor contra reloj
pensando en la futura mañana
envenenada
llena de obligaciones. 

MIGUEL OSCAR MENASSA
Argentina-1940
De “La poesía y yo”


Madrid, 7-5-08 

ORQUESTA DE SILENCIO 

Harto de comparsas y murgas
ambiciono una orquesta de cámara
para mis silencios. 

Una nota encerrada en su altura. 

MIGUEL OSCAR MENASSA
Argentina-1940
De “La poesía y yo”


Madrid, 8-5-08

ALEJO DE MÍ 

Alejo de mí
mis propias esperanzas
para alojarme
de presente cuerpo
en tu mirada. 

Dejo de progresar
me ato a tu piel
como raíces a la tierra
bebo jugos y del sol
todos los aromas. 

Tu sexo
esa claridad. 

MIGUEL OSCAR MENASSA
Argentina-1940
De “La poesía y yo”


Madrid, 9-5-08 

RECUERDO LA ÚLTIMA VEZ 

Las caderas
estaban una contra otra
y al final
fue el silencio. 

Después
vinieron las rampantes
acacias de la noche
a dibujar los sueños. 

Fiebres
besos haciendo llamas
y el impenetrable
murmullo del silencio. 

Terquedades efímeras
caprichos pasajeros
vergüenzas del soñar
y comenzamos a vivir. 

Vuelvo para decirte
que la vida
fue esa dureza entre nosotros. 

MIGUEL OSCAR MENASSA
Argentina-1940
De “La poesía y yo”


Madrid, 12-5-08

AL FIN, UN MONTE... 

Al fin, un monte
detrás de la bajura; al fin, humeante nimbo
alrededor, durante un rostro fijo. 

Monte en honor del pozo,
sobre filones de gratuita plata de oro. 

Es la franja a que arrástranse,
seguras de sus tonos de verano,
las que eran largas válvulas difuntas;
el taciturno marco de este arranque
natural, de este augusto zapatazo,
de esta piel, de este intrínseco destello
digital, en que estoy entero, lúbrico. 

Quehaceres en un pie, mecha de azufre,
oro de plata y plata hecha de plata
y mi muerte, mi hondura, mi colina. 

¡Pasar
abrazado a mis brazos,
destaparme después o antes del corcho!
Monte que tántas veces manara
oración, prosa fluvial de llanas lágrimas;
monte bajo, compuesto de suplicantes gradas
y, más allá, de torrenciales torres;
niebla entre el día y el alcohol del día,
caro verdor de colores, tibios asnos
complementarios, palos y maderas;
filones de gratuita plata de oro.
 

CÉSAR VALLEJO
(Perú-1892)
De  “Poemas humanos”
 


Madrid, 13-5-08 

QUIERE Y NO QUIERE SU COLOR
MI PECHO... 

Quiere y no quiere su color mi pecho,
por cuyas bruscas vías voy, lloro con palo,
trato de ser feliz, lloro en mi mano,
recuerdo, escribo
y remacho una lágrima en mi pómulo. 

Quiere su rojo el mal, el bien su rojo enrojecido
por el hacha suspensa,
por el trote del ala a pie volando,
y no quiere y sensiblemente
no quiere aquesto el hombre;
no quiere estar en su alma
acostado, en la sien latidos de asta,
el bimano, el muy bruto, el muy filósofo. 

Así, casi no soy, me vengo abajo
desde el arado en que socorro a mi alma
y casi, en proporción, casi enaltézcame.
Que saber por qué tiene la vida este perrazo,
por qué lloro, por qué,
cejón, inhábil, veleidoso, hube nacido
gritando;
saberlo, comprenderlo
al son de un alfabeto competente,
sería padecer por un ingrato. 

¡Y no! ¡No! ¡No! ¡Qué ardid, ni paramento!
Congoja, sí, con sí firme y frenético,
coriáceo, rapaz, quiere y no quiere, cielo y pájaro;
congoja, sí, con toda la bragueta.
Contienda entre dos llantos, robo de una sola ventura,
vía indolora en que padezco en chanclos
de la velocidad de andar a ciegas. 

CÉSAR VALLEJO
(Perú-1892)
De  “Poemas humanos”


Madrid, 14-5-08 

LA PAZ, LA ABISPA, EL TACO,
LAS VERTIENTES...
 

La paz, la abispa, el taco, las vertientes,
el muerto, los decílitros, el búho,
los lugares, la tiña, los sarcófagos, el vaso, las morenas,
el desconocimiento, la olla, el monaguillo,
las gotas, el olvido,
la potestad, los primos, los arcángeles, la aguja,
los párrocos, el ébano, el desaire,
la parte, el tipo, el estupor, el alma... 

Dúctil, azafranado, externo, nítido,
portátil, viejo, trece, ensangrentado,
fotografiadas, listas, tumefactas,
conexas, largas, encintadas, pérfidas... 

Ardiendo, comparando,
viviendo, enfureciéndose,
golpeando, analizando, oyendo, estremeciéndose,
muriendo, sosteniéndose, situándose, llorando... 

Después, éstos, aquí,
después, encima,
quizá, mientras, detrás, tánto, tan nunca,
debajo, acaso, lejos,
siempre, aquello, mañana, cuánto,
cuánto!... 

Lo horrible, lo suntuario, lo lentísimo,
lo augusto, lo infructuoso,
lo aciago, lo crispante, lo mojado, lo fatal,
lo todo, lo purísimo, lo lóbrego,
lo acerbo, lo satánico, lo táctil, lo profundo... 

CÉSAR VALLEJO
(Perú-1892)
De  “Poemas humanos”


Madrid, 16-5-08 

OYE A TU MASA, A TU COMETA,
ESCÚCHALOS; NO GIMAS... 

Oye a tu masa, a tu cometa, escúchalos; no gimas
de memoria, gravísimo cetáceo;
oye a la túnica en que estás dormido,
oye a tu desnudez, dueña del sueño. 

Relátate agarrándote
de la cola del fuego y a los cuernos
en que acaba la crin su atroz carrera;
rómpete, pero en círculos;
fórmate, pero en columnas combas;
descríbete atmosférico, sér de humo,
a paso redoblado de esqueleto. 

¿La muerte? ¡Opónle todo su vestido!
¿La vida? ¡Opónle parte de tu muerte!
Bestia dichosa, piensa;
dios desgraciado, quítate la frente.
Luego, hablaremos. 

CÉSAR VALLEJO
(Perú-1892)
De  “Poemas humanos”


Madrid, 19-5-08 

MADRIGALES
I

Esos ojos de noche, tan austeros,
tan pegados a mí con sus borrones,
esos ojos que tú quitas y pones,
esos ojos, en fin, tan maromeros 

¡cómo saltan del plato a la ternura!
Esos ojos de simple fantasía
que se quedan sin ser el alma mía,
esos ojos de pascua y fiebre pura 

que me tienen enferma, alucinada,
porque sirven el ojo de la nada;
esos ojos silvestres, comensales, 

con sus trampas de bien, abrecaminos,
esos ojos que son casi divinos
y se mueren como ojos terrenales. 

CARILDA OLIVER LABRA
Cuba-1924
De "Sonetos"


Madrid, 20-5-08 

MADRIGALES
II
 

Esas piernas que tienes, esas piernas
cuando asombras el patio con tu rudo
ajetreo de pesas y de judo,
y, casi sin notarlo, me consternas. 

Esas piernas, antiguas y modernas,
como llamas de vida con su mudo
laberíntico enredo, que saludo
cuando a fuerza de gracia te me internas. 

Yo no quiero otra cárcel ni otro escudo
que esas piernas tiránicas y tiernas,
tan viriles y nobles en su nudo. 

Me deslumbras, me violas, me gobiernas
y naufragas en mí si vas desnudo
con tus piernas tan jóvenes y eternas. 

CARILDA OLIVER LABRA
Cuba-1924
De "Sonetos"


Madrid, 21-5-08 

MADRIGALES
III
 

Esa boca que sale de paseo
con su hambre de amor, totalitaria;
esa boca que fuma y canta un aria
me recuerda a la luz en el deseo. 

Esa boca, tan dulce, que bojeo,
bien parece una fruta imaginaria;
esa boca de carne planetaria
que me obliga a temblar con su aleteo. 

Esa boca lujosa, hospitalaria,
donde pongo las nubes que recreo,
tiene suaves delirios de vicaria 

y chispazos de nunca en apogeo.
Es por eso que, apenas la poseo,
y me besa se vuelve una plegaria. 

CARILDA OLIVER LABRA
Cuba-1924
De "Sonetos"


Madrid, 22-5-08 

CALLADOS, POR LA TARDE, GRAVEMENTE  

Callados, por la tarde, gravemente,
sin elegir el sitio de la tierra,
tú y yo nos besaremos como en guerra
hasta quedarnos fríos frente a frente. 

Yo, cada vez más tumba que se ahonda;
tú, cada vez más carne renovada;
acaso llames y jamás responda
cuando te vuelvas en mi cuerpo nada. 

He de tragar entonces, con locura,
en tu vaso de tórrida hermosura
la sangre poderosa que se queja; 

y daré media vuelta hacia lo inerte,
perdida en esa luz que te refleja,
tan hambrienta de ti como la muerte. 

CARILDA OLIVER LABRA
Cuba-1924
De "Sonetos"


Madrid, 23-5-08 

EL MIEDO 

Entre los miedos que me ha dado tu muerte
hay uno. 

No es el miedo a perder tus ojos de sálvame
ni a que de pronto,
al abrir un mueble,
la ropa se te parezca. 

No es el miedo a que el óxido fatigue
tus cuchillos,
a que el tiempo apague tu último cigarro.
No es el miedo a que aparezca entre mis cosas
otra receta inútil
ni el miedo a sentirme desnuda sin tus manos. 

No es el miedo a confundirte conmigo
sino a que caigas
de mi memoria
y yo no recuerde la forma donde estabas. 

CARILDA OLIVER LABRA
Cuba-1924
De "Se me ha perdido un hombre"


Madrid, 26-5-08 

CUERPO VISIBLE

VII 

Duerme mi hijo
decenas de manos femeninas trabajan
la atmósfera
donde los enamorados piensan
carteles sencillos
uno por ejemplo
minúsculo crustáceo denominado cíclope
por debajo de la piel o entre los músculos

Duerme mi hijo
el amor
será
un arma olvidada
un paño cualquiera como un pañuelo
sobre el hielo de las calles 

MÁRIO CESARINY
Portugal-1923
De “Pena capital”


Madrid, 27-5-08 

DISCURSO SOBRE LA REHABILITACIÓN
DE LO REAL COTIDIANO
V 

veinticuatro tragedias burguesas
dos matrimonios llenos de felicidad
nueve mujeres casadas (portuguesas)
y un caso de mendicidad 

un coronel jubilado un vizconde nazi una suerte adversa
una vista al campo una niña Ester
un inmueble en construcción dos dedos de conversación
un muchacho guapo al que le encanta perder 

una prostituta elegante dos gallos sin cresta
una vida sin vida un difunto viviendo una vida asquerosa
dos carriles de hierro el filósofo existencialista
y
un cínico y la esposa 

MÁRIO CESARINY
Portugal-1923
De “Manual de prestidigitaçao”


Madrid, 28-5-08 

DISCURSO SOBRE LA REHABILITACIÓN
DE LO REAL COTIDIANO
IX 

en el país en el país en el país donde los hombres
lo son solamente hasta la rodilla
y la rodilla qué buena lo es sólo hasta la ijada
cuento mis días mandarinas blancas
y veo la noche Cadillac obsceno
rondando mis días mandarinas blancas
para un paseo en la carretera Cadillac obsceno 

y en el país en el país y en el país país
donde las lindas lindas muchachas lo son sólo hasta el pescuezo
y el pescuezo qué bueno lo es solamente hasta el tobillo
al tiempo que el tobillo, de proporciones más nobles,
llega a alcanzar el cerebro y las flores de la cabeza,
recuerdo mis amores lazos indestructibles
y veo una panoplia ciudadana del mundo
durmiendo en mis brazos lazos indestructibles
para que yo escriba con ella, sólo hasta la ijada,
la gran historia de amor sólo hasta el pescuezo
y en el país en el país qué gracioso en el país
donde el poeta el poeta lo es sólo hasta la plume
y la plume qué bueno lo es sólo hasta el fantasma
al tiempo que el fantasma –ahí lo tenemos-
no es sino una divina criatura (prometida)
uso mis ojos grandes buenos y abiertos
y veo la noche (on ne passe pas) 

por lo visto grandeza de alma. Honestos porque.
Calafateado por motivo de obras.
Es relativamente salto de agua
y ya ahora hace mucho no es de otra manera
en el país donde los hombres lo son sólo hasta la rodilla
y la rodilla qué bueno está  tan barata 

MÁRIO CESARINY
Portugal-1923
De “Manual de prestidigitaçao”


Madrid, 29-5-08 

ORTOFRENIA 

Aclamaciones
dentro del edificio inexpugnable
aclamaciones
porque ya tenemos refugio para la soledad
aclamaciones
porque sabemos estar vivos en el ventisquero
aclamaciones
porque ardemos suavemente junto al mar
aclamaciones
porque por fin cesó el ruido de la noche la secreta
   alegría por escaleras de caracol
aclamaciones
porque una cosa es cierta: nadie nos oye
aclamaciones
porque otra es indudable: no se oye a nadie
 

MÁRIO CESARINY
Portugal-1923
De “Pena capital”


Madrid, 30-5-08 

ATELIER

Comencé a darle forma por las piernas pero eso lo agitaba
además lo obligaba a ser más fuerte de lo que era. 

Comencé otra vez partiendo de la cabeza, una hermosa
cabeza con el pelo erizado, cuando llegué al pecho
dio un grito de alegría irreprimible y volvió a agitarse,
ahora peligrosamente. Las paredes de la casa, intentando
devolver la fuerza de agua azul, convergían sobre él. 

Me detuve para fumarnos un cigarro. 

Es un cuerpo muy bello, con la ligación a las manos
perfectamente asegurada. Los ojos tienen algo de
mediterráneo mas el cabello es compacto, como
en las razas fuertes. 

Preparo el otro cuerpo, más extenso y más ágil.
El agua verde ilumina toda la sala. 

Con un sonido agudo de campanilla de plata se extingue
lentamente el antiguo anticuerpo. Comprendo su súplica,
su feroz desesperación. Es todo lo que todavía queda
de las edades sombrías que nos vieron nacer, de la época
en que la fuerza desgarraba la fuerza sólo por el gusto
de desgarrar. 

Apago la luz y me extiendo. Los dos cuerpos generados
danzan haciendo la rueda, salen para el día de la tierra,
se internan en el bosque. Sus trazos, azul y verde profundos,
son visibles durante mucho tiempo, en la blancura de las azoteas,
en la montaña, en las extensiones ilimitadas del campo, y siempre
que me vuelvo para el lado de la luz.

MÁRIO CESARINY
Portugal-1923
De “Pena capital” 


Selección de Poemas Editados

 

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