Madrid, 3-3-08

LA VOZ A TI DEBIDA
[Fragmento 1]
 

“Mañana”. La palabra
iba suelta, vacante,
ingrávida en el aire,
tan sin alma y sin cuerpo,
tan sin calor ni beso,
que la dejé pasar
por mi lado, en mi hoy.
Pero de pronto tú
dijiste: “Yo, mañana...”
Y todo se pobló
de carne y de banderas.
Se me precipitaban
encima las promesas
de seiscientos colores,
con vestidos de moda,
desnudas, pero todas
cargadas de caricias.
En trenes o en gacelas
me llegaban –agudas,
sones de violines-
esperanzas delgadas
de bocas virginales. 

O veloces y grandes
como buques, de lejos
como ballenas
desde mares distantes,
inmensas esperanzas
de un amor sin final.
¡Mañana! Qué palabra
toda vibrante, tensa
de alma y carne rosada,
cuerda del arco donde
tú pusiste, agudísima,
arma de veinte años,
la flecha más segura
cuando dijiste: “Yo...”. 

PEDRO SALINAS
E
spaña-1891
De “La voz a ti debida”


Madrid, 4-3-08 

LA VOZ A TI DEBIDA
[Fragmento 2]
 

Y súbita, de pronto
porque sí, la alegría.
Sola, porque ella quiso,
vino. Tan vertical,
tan gracia inesperada,
tan dádiva caída,
que no puedo creer
que sea para mí.
Miro a mi alrededor,
busco. ¿De quién sería?
¿Será de aquella isla
escapada del mapa,
que pasó por mi lado
vestida de muchacha,
con espumas al cuello,
traje verde y un gran
salpicar de aventuras?
¿No se le habrá caído
a un tres, a un nueve, a un cinco
de este agosto que empieza?
¿O es la que vi temblar
detrás de la esperanza,
al fondo de una voz
que me decía: “No”?

Pero no importa, ya.
Conmigo está, me arrastra.
Me arranca del dudar.
Se sonríe, posible:
toma forma de besos,
de brazos, hacia mí;
pone cara de mía.
Me iré, me iré con ella
a amarnos, a vivir
temblando del futuro,
a sentirla de prisa,
segundos, siglos, siempres,
nadas. Y la querré
tanto, que cuando llegue
alguien
-y no se le verá,
no se le han de sentir
los pasos- a pedírmela
(es su dueño, era suya),
ella, cuando la lleven,
dócil, a su destino,
volverá la cabeza
mirándome. Y veré
que ahora sí es mía, ya. 

PEDRO SALINAS
E
spaña-1891
De “La voz a ti debida”


Madrid, 5-3-08 

LA VOZ A TI DEBIDA
[Fragmento 3]
 

Ahí, detrás de la risa,
ya no se te conoce.
Vas y vienes, resbalas
por un mundo de valses
helados, cuesta abajo;
y al pasar, los caprichos,
los prontos te arrebatan
besos sin vocación
a ti, la momentánea
cautiva de lo fácil. 

“¡Qué alegre!, dicen todos.
Y es que entonces estás
queriendo ser tu otra,
pareciéndote tanto
a ti misma, que tengo
miedo de perderte, así. 

Te sigo. Espero. Sé
que cuando no te miren
túneles ni luceros,
cuando se crea el mundo
que ya sabe quién eres
y diga: “Sí, ya sé”
tú te desatarás,
con los brazos en alto,
por detrás de tu pelo,
la lazada, mirándome.
Sin ruido de cristal
se caerá por el suelo,
ingrávida careta
inútil ya, la risa.
Y al verte en el amor
que yo te tiendo siempre
como un espejo ardiendo,
tú reconocerás
un rostro serio, grave,
una desconocida
alta, pálida y triste,
que es mi amada. Y me quiere
por detrás de la risa. 

PEDRO SALINAS
E
spaña-1891
De “La voz a ti debida”


Madrid, 6-3-08 

LA VOZ A TI DEBIDA
[Fragmento 4]
 

Yo no necesito tiempo
para saber cómo eres:
conocerse es el relámpago.
¿Quién te va a ti a conocer
en lo que callas, o en esas
palabras con que lo callas?
El que te busque en la vida
que estás viviendo, no sabe
más que alusiones de ti,
pretextos donde te escondes.
Ir siguiéndote hacia atrás
en lo que tú has hecho, antes,
sumar acción con sonrisa,
años con nombres, será
ir perdiéndote. Yo no.
Te conocí en la tormenta.
Te conocí, repentina,
en ese desgarramiento brutal
de tiniebla y luz,
donde se revela el fondo
que escapa al día y la noche.
Te vi, me has visto, y ahora,
desnuda ya del equívoco,
de la historia, del pasado,
tú, amazona en la centella,
palpitante de recién
llegada sin esperarte,
eres la antigua mía,
te conozco tan de tiempo,
que en tu amor cierro los ojos,
y camino sin errar,
a ciegas, sin pedir nada
a esa luz lenta y segura
con que se conocen letras
y formas y se echan cuentas
y se cree que se ve
quién eres tú, mi invisible. 

PEDRO SALINAS
E
spaña-1891
De “La voz a ti debida”


Madrid, 7-3-08 

LA VOZ A TI DEBIDA
[Fragmento 5]
 

¡Qué gran víspera el mundo!
No había nada hecho.
Ni materia, ni números,
ni astros, ni siglos, nada.
El carbón no era negro
ni la rosa era tierna.
Nada era nada, aún.
¡Qué inocencia creer
que fue el pasado de otros
y en otro tiempo, ya
irrevocable, siempre!
No, el pasado era nuestro:
no tenía ni nombre.
Podíamos llamarlo
a nuestro gusto: estrella,
colibrí, teorema,
en vez de así, “pasado”;
quitarle su veneno.
Un gran viento soplaba
hacia nosotros minas,
continentes, motores.
¿Minas de qué? Vacías.
Estaban aguardando
nuestro primer deseo
para ser enseguida
de cobre, de amapolas.
Las ciudades, los puertos,
flotaban sobre el mundo,
sin sitio todavía:
esperaban que tú
les dijeses: “Aquí”,
para lanzar los barcos,
las máquinas, las fiestas.
Máquinas impacientes
de sin destino, aún;
porque harían la luz
si tú se lo mandabas,
o las noches de otoño
si las querías tú.
Los verbos, indecisos,
te miraban los ojos
como los perros fieles,
trémulos. Tu mandato
iba a marcarles ya
sus rumbos, sus acciones.
¿Subir? Se estremecía
su energía ignorante.
¿Sería ir hacia arriba
”subir”? ¿E ir hacia dónde
sería “descender”?
Con mensajes de antípodas,
a luceros, tu orden
iba a darles conciencia
súbita de su ser,
de volar o arrastrarse.
El gran mundo vacío,
sin empleo, delante
de ti estaba: su impulso
se lo darías tú.
Y junto a ti, vacante,
por nacer, anheloso,
con los ojos cerrados,
preparado ya el cuerpo
para el dolor y el beso,
con la sangre en su sitio,
yo, esperando
-¡ay, si no me mirabas!-
a que tú me quisieses
y me dijeras: “Ya”.

PEDRO SALINAS
E
spaña-1891
De “La voz a ti debida”


Madrid, 10-3-08

LOS HUESOS SON VIDA 

Fui descarnando voluntariamente.
Mondándome los pulsos y la cara
y el esternón, para que no quedara
de mí sino este hueso resistente. 

Este hueso que aquí sobre la frente
semeja una colina que se aclara.
Hueso de luz con el que al fin tocara
algo que es inmortal y diferente. 

La carne fue acabándose en escueto
desamor de mí mismo, y adherida
casi con alfileres al secreto 

de mi muerte por nadie conocida.
Morí, pero a través de mi esqueleto
se puede contemplar toda la vida. 

GERMÁN PARDO GARCÍA
(Colombia-1902)
De “Centauro al sol”


Madrid, 11-3-08

ÁLAMOS EN LA TARDE 

Llena la tarde está de álamos grises
y sombras en los pálidos canceles.
¡Cuán grande soledad y cómo dueles,
oh Tiempo, al que yo imploro: no me pises! 

Caminante que surges de países
misteriosos y lanzas tus lebreles
contra mi corazón: ven como sueles,
pero tu asalto a mi zaguán no avises. 

Allí mi corazón se da las manos
con otros corazones que han caído.
¡Mira esos desniveles inhumanos! 

¡Para mi atardecer los he elegido,
y en sus pocos centímetros arcanos
mi cuerpo sideral cabe extendido! 

GERMÁN PARDO GARCÍA
(Colombia-1902)
De “Centauro al sol”


Madrid, 12-3-08 

DESPOJOS DE GRANDEZA 

Toda una vida de vigor, y nada
pude crear. Tal vez algunos trazos
de púgiles gigantes que en los brazos
sostuvieron divina llamarada. 

¡Qué pronto la grandeza imaginada
fue en mis sienes matándose a golpazos!
¡Allá una cima, un rostro y los pedazos
de otra grandeza al polvo condenada! 

¡Apresúrate, espíritu iracundo,
a ordenar con despojos lo que pueda
restarle de magnífico a mi mundo, 

antes que mi delirio retroceda!
¡Arde veloz, porque un sólo segundo
de poderosa eternidad me queda! 

GERMÁN PARDO GARCÍA
(Colombia-1902)
De “Centauro al sol”


Madrid, 13-3-08

CENTAURO EN SU CREPÚSCULO 

Centauro al sol, mi cuerpo ya tolera
luz de tramonto. Y a sus sienes rojas
bajan de mi nadir célibes hojas
y harapos de la fría cordillera. 

¡Oh mundo: tú eres mi ácida escollera,
mi lento acuatizaje! Tú me mojas
con agua sumergente y me despojas,
lo mismo que a tu grande primavera. 

¡No me mates, oh mundo, no me quites
tu fuerza nuclear ni me limites!
A mi estatura tu calor levantas. 

Todavía hay alcances en mi vuelo.
Un barro mezclador liga mi suelo
y un río servicial corre a mis plantas. 

GERMÁN PARDO GARCÍA
(Colombia-1902)
De “Centauro al sol”


Madrid, 14-3-08 

SALARIO DE HUMILDAD 

Trabajador en surcos inmortales,
pido salario cual obrero pobre.
A la orilla del mar prisma salobre
y en las selvas intensos romerales. 

Es para mi familia de zorzales.
Les dará mi trabajo lo que sobre
de alguna estrella. Y que la brisa cobre
después por mí los tímidos jornales. 

Para implorar ocupación levanto
súplica azul humildemente escrita:
En esta casa de escondido encanto
un ruiseñor de oscuridad habita.
En cada amanecer muere su canto,
pero todas las noches resucita. 

GERMÁN PARDO GARCÍA
(Colombia-1902)

De “Centauro al sol”


Madrid, 17-3-08 

PAUSA 

Pausa, espantosa pausa
de párpados de plomo,
tromba dormida al aire,
pompa de paños, polvo, 

donde irrumpen frenéticas
cien mil cristalerías
de fábricas de viento,
que el huracán derriba, 

y un martillo de sangre
-¡clo!- que estrangula a pausas
-¡morir!- las simas súbitas
-silencio- de la ráfaga.
 

DÁMASO ALONSO
(España-1898)
De “Tormenta”


Madrid, 18-3-08 

EL INDIFERENTE 

Batientes en sus goznes,
de tierra aún, los sueños,
en tanto desamparo,
los ojos dan, abiertos, 

a esquilas amorosas,
resabios de ganado,
que aun tiemblan si es que gime
al cobijo del álamo. 

Del álamo implacable,
pastor sutil del viento,
a esquilas de estos sotos
-¡belleza suya!- ciego. 

DÁMASO ALONSO
(España-1898)
De “Tormenta”


Madrid, 19-3-08 

BURLA 

A  J.B.

Por las praderas hondas,
avizor y azoradas
-oh ciervas en huída-
las ideas se escapan 

con tan ligeros pies,
que si se abate el rayo,
raptor del alto cielo,
no encuentra más que campo: 

paréntesis de cauce,
asomos de colina,
árbol agudo, huella
de pie veloz: sonrisa. 

DÁMASO ALONSO
(España-1898)
De “Tormenta”


Madrid, 24-3-08 

LASTRES
(Asturias) 

Canta el mar a mis pies, canta y resuena,
y dice su mensaje apresurado
hasta escalar la soledad del prado
donde otra playa de verdor se estrena. 

Se ve en la hondura el oro de la arena,
la sangre de la ola, en el tejado,
y allá, el azul del cielo, traspasado
por la niebla que al monte se encadena. 

Amor del que nací, vuelve y empieza
de nuevo donde surge la belleza
y hace jugoso todo cuanto toca. 

Corazón enredado, sal si puedes,
o besa entre los hilos de estas redes
la misma sal de aquella antigua boca.
 

JOSÉ GARCÍA NIETO
(España-1914)
De "Geografía es amor"


Madrid, 25-3-08 

ENCUENTRO
CON LOS TRES MARES DE ESPAÑA 

CANTÁBRICO 

Allá en el norte, mi cuna;
cerca del mar y sin verlo;
cerca del mar, y mis ojos,
sombra abajo, tierra adentro,
verdor que casi es el mar,
estrellas las de sus vientos,
olas, sí, entre los castaños:
cerca del mar y tan lejos.
Y, tierra abajo, Castilla,
y, surco abajo, los secos
campos, y la tierra sola,
y el agua difícil, y esos
espejismos dando mares
azules entre el romero...
Y un día, el mar. Y la tierra
que terminaba. Y el cielo
casi mar también. Y el sol
que se hundía enrojeciendo.
Un día el mar en el norte
con todo su plomo dentro,
con sus islas navegando
rumbos seguros y quietos,
con sus rocas agresivas
y su corazón de estruendo...
La tierra donde nací
tiene un mar y no lo vemos,
tiene un mar y no lo oímos,
aunque nos golpee inquieto
como no oímos la sangre
del corazón en silencio.

JOSÉ GARCÍA NIETO
(España-1914)
De "Geografía es amor"


Madrid, 26-3-08 

50 

Pasa se va se pierde
no se detiene
fluye
mana incansablemente
se escapa de las manos
corre vuela a su fin
se desliza
se apaga
se aniquila
se extingue
se deshace
se acaba. 

IDEA VILARIÑO
(Uruguay-1920)
De “No”


Madrid, 27-3-08 

BUSCAMOS 

Buscamos
cada noche
con esfuerzo
entre tierras pesadas y asfixiantes
ese liviano pájaro de luz
que arde y se nos escapa
en un gemido. 

 

IDEA VILARIÑO
(Uruguay-1920)
De “Poemas de amor”


Madrid, 28-3-08 

POR QUÉ 

Por qué
aún
de nuevo
vuelve el viejo dolor
me rompe el pecho
me parte en dos
me cubre de amargura.
Por qué
hoy
todavía.
 

 

IDEA VILARIÑO
(Uruguay-1920)
De “Poemas de amor”


Madrid, 31-3-08 

EL SIGLO VEINTE 

-         “Poder dormirse ahora
Y despertarse dentro de cien años, querido...” 

- No, querida, eso no:
Yo no soy desertor,
Ni me asusta mi siglo,
Mi siglo miserable, escandaloso,
mi siglo corajudo, grande, heroico.
Yo nunca me quejé de haber nacido demasiado pronto.
Yo soy del siglo veinte. Siento orgullo de serlo.
Yo me alegro de estar en donde estoy:
En medio de los nuestros
Y luchando por un mundo mejor... 

-         “Para de aquí a cien años, amor mío...” 

- No: mucho antes y a pesar de todo.
Mi siglo agonizante y renaciente,
Mi siglo, cuyos últimos días serán bellos,
Esta terrible noche que desgarra alaridos de aurora,
Mi siglo estallará de sol, querida,
Lo mismo que tus ojos.
 

NÂZIM HIKMET
Nace en Tesalónica en 1902


Selección de Poemas Editados

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