Madrid, 1-2-07

EL DÍA

uno dice no es hora no es hora todavía
oscurece el día huye sobre los árboles
huye vuela solitario sobre el terraplén
sobre el muelle
sobre los brazos extendidos
uno dice no es hora
el camino se interrumpe vuelve
huye muy alto arriba
el día
¿qué diré? ¿qué diré?
amigos de ayer de hoy
los caminos vuelven
pero seguirá la sal de los coros.

EDGAR BAYLEY
Argentina-1919
De “El día”


Madrid, 2-2-07

ES INFINITA ESA RIQUEZA ABANDONADA

Esta mano no es la mano ni la piel de tu alegría
al fondo de las calles encuentras siempre otro cielo
tras el cielo hay siempre otra hierba playas distintas
nunca terminará es infinita esta riqueza abandonada
nunca supongas que la espuma del alba se ha extinguido
después del rostro hay otro rostro
tras la marcha de tu amante hay otra marcha
tras el canto un nuevo roce se prolonga
y las madrugadas esconden abecedarios inauditos islas remotas
siempre será así
algunas veces tu sueño cree haberlo dicho todo
pero otro sueño se levanta y no es el mismo
entonces tú vuelves a las manos al corazón de todos de
                                                                    [cualquiera
no eres el mismo no son los mismos
otros saben la palabra tú la ignoras
otros saben olvidar los hechos innecesarios
y levantan su pulgar han olvidado
tú has de volver no importa tu fracaso
nunca terminará es infinita esta riqueza abandonada
y cada gesto cada forma de amor o de reproche
entre las últimas risas el dolor y los comienzos
encontrará el agrio viento y las estrellas vencidas
una máscara de abedul presagia la visión
has querido ver
en el fondo del día lo has conseguido algunas veces
el río llega a los dioses
sube murmullos lejanos a la claridad del sol
amenazas
resplandor en frío

no esperas nada
sino la ruta del sol y de la pena
nunca terminará es infinita esta riqueza abandonada.

EDGAR BAYLEY
Argentina-1919
De “La vigilia y el viaje”


Madrid, 5-2-07

 

¡QUÉ QUERÉIS! ...

Las páginas
     susurrantes
entreabren sus párpados,
y el olor
     de la pólvora
                    insiste
en nuestras fronteras.
Nada nuevo
     cae bajo el rayo
cuando uno tiene
          más de veinte años.
¿Vamos a entristecernos
                          por eso?
¿Vamos a gritar que nos hundimos?
La historia con sus aguas bravas,
                                       la guerra
y las amenazas
               están ahí:
                    nosotros
seguiremos adelante
como una proa en medio del espacio. 

VLADIMIR MAÏAKOVSKI
(Rusia-1893)
De “Poemas 1927-1929”


Madrid, 6-2-07

DE LA BALADA
Y DE LAS BALADAS

Es antigua la balada
pero aunque las palabras duelan
-y las palabras hablan de lo que duele-,
rejuvenece el género de la balada.
La calle Lubianski.
     Callejón Vodopiani.
                                Ésta
es la vista.
            Éste
            el fondo.
En la cama, ella.
          Está acostada.
Él.
Sobre la mesa el teléfono.
”Él” y “ella” son mi balada.
No una tremenda originalidad.
Lo tremendo es
     que “él” soy yo
y que “ella”
          es mía.
¿Qué tiene que ver la cárcel?
                              Es Navidad.
                              Algarabía.
¡Las ventanas son rejas!
Eso no es cosa de ustedes.
          Les digo que es una cárcel.
Una mesa.
     En la mesa una brizna.

VLADIMIR MAÏAKOVSKI
(Rusia-1893)
De “Balada de la cárcel de Reading”1923


Madrid, 7-2-07

 POR EL CABLE
METIERON UN NÚMERO

Tóquela apenas –me salió una llaga.
Se me escapó el teléfono.
La sala contigua
          de la contigua

               con modorra:
¿Cuándo sucedió?
          ¿De dónde salió un lechón vivo?
El timbre se queja de las quemaduras.
El teléfono está al rojo vivo.
¡Ella está enferma!
          ¡Ella está en cama!
¡Vete!
     ¡Rápido!
Oprimo el ardor de la carne humeante.
El rayo rayó fugaz mi cuerpo.
Apreté el labio en el calor del teléfono.
Perforando
          agujeros
               en la casa
por la Miasnítskaya
          a través del campo
haciendo
     el cable,
          el número
voló
     como bala
          hasta la señorita
 

VLADIMIR MAÏAKOVSKI
(Rusia-1893)
De “Balada de la cárcel de Reading”1923


Madrid, 8-2-07

LA CONSECUENCIA

Más de lo permitido,
más de lo deseable,
como delirio de poeta
sobrepasó al sueño,
la bola del corazón se hizo enorme,
enorme el amor,
enorme el odio.
Bajo ese fardo,
los pies marchan
vacilantes –tú sabes
que estoy bien hecho-
pero sin embargo
me arrastro, apéndice del corazón,
encorvando mis gigantescos hombros.
Me hincha la leche de los versos
-y no tengo
dónde verterla-
hasta el borde,
sin desbordar,
y sin embargo se vuelve a llenar.

VLADIMIR MAÏAKOVSKI
(Rusia-1893)
De “Poemas 1922”


Madrid, 9-2-07

IGUAL ME PASA A MÍ

Hasta las flotas vuelven a puerto.
Los trenes corren a la estación.
Con más razón yo hacia ti
-puesto que te amo-
me siento atraído y llamado.
El hidalgo de Puschkin baja
a hurgar y maravillarse en su sótano.
Así yo
vuelvo a ti, querida.
Ese corazón es mío
y lo admiro.
Regresáis contentos a casa.
Os quitáis la suciedad
al afeitaros y bañaros.
Así yo
regreso a ti-
cuando voy a verte
¿no vuelvo a mi casa?
Los terrenales retornan al regazo original.
Nosotros retornamos a nuestra meta final.
Así yo
forzosamente me siento atraído,
apenas separados,
apenas nos dejamos de ver.

VLADIMIR MAÏAKOVSKI
(Rusia-1893)
De “Poemas 1922”


Madrid, 12-2-07

JEFE DE SECCIÓN 

Mi boca tendrá ardores de averno
Mi boca será para ti un infierno de dulzura y seducción
Los ángeles de mi boca reinarán en tu corazón
Los soldados de mi boca te tomarán al asalto
Los sacerdotes de mi boca incensarán tu belleza
Tu alma se agitará como una región durante un terremoto
Tus ojos entonces se cargarán de todo el amor que se ha
     reunido en las miradas de la humanidad desde que
     existe
Mi boca será un ejército contra ti un ejército lleno de
     desatinos
Que cambia lo mismo que un mago sabe cambiar sus
     metamorfosis
La orquesta y los coros de mi boca te dirán mi amor
Desde lejos te lo murmura
Mientras con los ojos fijos en el reloj espero el minuto
     señalado para el asalto

GUILLAUME APOLLINAIRE
(Poeta francés nacido en Roma-1880)
De “Caligramas


Madrid, 13-2-07

EL UNDÉCIMO POEMA SECRETO

Sobre toda ti sobre tu cuerpo tu inteligencia tu razón
Ya he hecho hermosos poemas
Y más quiero hacer habitante yo de los bosques en este
     tiempo de guerra
Quiero hacer uno sobre esta bonita chabola
          Tan bien arreglada al fondo de la selva virgen
Esta pequeña chavola que tú me has preparado en la selva
     virgen
Oh palacio más bello que el de Rosamunda el Louvre
     y el Escorial
Aquí entraré para hacer mi más bella obra
Seré Dios mismo y haré si Dios quiere un hombre muchos
     hombres incluso una mujer muchas mujeres como
     Dios mismo hizo
Oh pequeño palacio escondido de Madeleine
Amor mío eres hermosa pero también eres una artista
     sublime que edificas para mí el más bello palacio
     del mundo
Madeleine mi adorado arquitecto

Tenderé un puente entre tú y yo un puente de carne duro
     como el hierro un puente colgante maravilloso
Tu Arquitecto yo Pontífice y creador de Humanidad
Te adoro Arquitecto pero tú adora también al constructor
     del puente
Sobre el cual como en el de Avignon todo el mundo
     danzará en corro
Nosotros Madeleine nuestros hijos y nuestros nietos
          Hasta el fin de los siglos

GUILLAUME APOLLINAIRE
(Poeta francés nacido en Roma-1880)
De “Poemas a Madeleine


Madrid, 14-2-07

EL CUARTO POEMA SECRETO

Mi boca tendrá ardores de averno
Mi boca será para ti un infierno de dulzura
Los ángeles de mi boca reinarán en tu corazón
Mi boca será crucificada
Y tu boca será el madero horizontal de la cruz
Pero qué boca será el madero vertical de esta cruz
Oh boca vertical de mi amor
Los soldados de mi boca tomarán al asalto tus entrañas
Los sacerdotes de mi boca incensarán tu belleza en su
     templo
Tu cuerpo se agitará como una región durante un terremoto
Tus ojos entonces se cargarán de todo el amor que se ha
     reunido en las miradas de toda la humanidad desde
     que existe
Amor mío mi boca será un ejército contra ti
Un Ejército lleno de desatinos
Que cambia lo mismo que un mago sabe cambiar sus
     metamorfosis
Pues mi boca se dirige también a tu oído y ante todo
Mi boca te dirá amor
Desde lejos te lo murmura
Y mil jerarquías angélicas que te preparan una paradisíaca
     dulzura en él se agitan
Y mi boca es también la Orden que te convierte en mi esclava
Y me da tu boca Madeleine
Tu boca que beso Madeleine

GUILLAUME APOLLINAIRE
(Poeta francés nacido en Roma-1880)
De “Poemas a Madeleine


Madrid, 15-2-07

EL CANTO DE AMOR

He aquí de qué está hecho el canto sinfónico del amor
Existe el canto del amor de antaño
El ruido de los besos apasionados de los amantes ilustres
Los gritos de amor de las mortales violadas por los dioses
Las virilidades de los héroes fabulosos erigidas como obuses
     contra aviones
El aullido precioso de Jasón
El canto mortal del cisne

El himno victorioso que los primeros rayos del sol hicieron
     cantar a Memnon el inmóvil
Existe el grito de las sabinas en el momento del rapto
Existen también los gritos de amor de los felinos en las junglas
El rumor sordo de las savias ascendiendo por las plantas
     tropicales
El trueno de las artillerías que cumplen el terrible amor de
     los pueblos
Las olas del mar en donde nace la vida y la belleza

Existe el canto de todo el amor del mundo

GUILLAUME APOLLINAIRE
(Poeta francés nacido en Roma-1880)
De “Caligramas


Madrid, 16-2-07

COHETE

El bucle de cabellos negros de tu nuca es mi tesoro
Mi pensamiento llega a ti y con el tuyo se cruza
Tus senos son los únicos obuses que amo
Tu recuerdo es el farol de demarcación que nos sirve para
     apuntar de noche

Viendo la ancha grupa de mi caballo he pensado en tus
     caderas

He aquí los infantes que se marchan a retaguardia leyendo
     un periódico

El perro del camillero vuelve con una pipa en su hocizo

Un autillo alas leonadas ojos empañados boca de gatito
     y patas de gato 

Un ratón verde huye entre el musgo

El arroz se ha quemado en la perola de campaña
Eso significa que hay que tener cuidado con muchas cosas

El megáfono grita
Alargad el tiro

Alargad el tiro amor de vuestras baterías

Balance de las baterías pesados címbalos
Que agitan los querubines locos de amor
En honor del Dios de los Ejércitos

Un árbol despojado en una colina

El ruido de los tractores que trepan por el valle

Oh viejo mundo del siglo XIX lleno de altas chimeneas
     tan bellas y tan puras

Virilidades del siglo en que estamos
Oh cañones

Cartuchos estallantes de los obuses del 75
Repicad piadosamente

GUILLAUME APOLLINAIRE
(Poeta francés nacido en Roma-1880)
De “Caligramas


Madrid, 19-2-07

MIÉRCOLES DE CENIZA
I

Porque no tengo esperanza de volver otra vez
Porque no tengo esperanza
Porque no tengo esperanza de volver
deseando el don de este hombre y la capacidad de aquel
     hombre
ya no me esfuerzo por esforzarme hacia tales cosas
(¿por qué habría de extender sus alas el águila envejecida?)
¿Por qué habría yo de lamentar
el desvanecido poder del reino acostumbrado?

Porque no tengo esperanza de conocer otra vez
la gloria inválida de la hora positiva
porque no pienso
porque sé que no conoceré
el único verdadero poder transitorio
porque no puedo beber
ahí donde florecen árboles y brotan fuentes, pues ahí
     no hay nada otra vez.

Porque sé que el tiempo es siempre tiempo
y el lugar es siempre y sólo lugar
y lo que es efectivo es sólo efectivo por una vez
y sólo para un lugar
me alegro de que las cosas sean como son y
renuncio al rostro bienaventurado
y renuncio a la voz
porque no puedo tener esperanza de volver otra vez
por consiguiente me alegro, teniendo que construir algo
de qué alegrarme
y ruego a Dios que tenga misericordia de nosotros
y ruego que pueda olvidar yo
esos asuntos que discuto demasiado conmigo mismo
explico demasiado
porque no tengo esperanza de volver otra vez
que respondan estas palabras
por lo que se ha hecho, para que no se vuelva a hacer
ojalá el juicio sobre nosotros no sea demasiado gravoso.

Porque estas alas ya no son alas para volar
sino simples aspas para batir el aire
el aire que ahora está completamente tenue y seco
más tenue y más seco que la voluntad
enséñanos a que nos importe y a que no nos importe
enséñanos a estar sentados tranquilos.

Ruega por nosotros pecadores ahora y en la hora de
     nuestra muerte.
Ruega por nosotros ahora y en la hora de nuestra muerte.

THOMAS STEARNS ELIOT
Estados Unidos-1888
De “Miércoles de ceniza”


Madrid, 20-2-07

MIÉRCOLES DE CENIZA
II

Señora, tres leopardos blancos estaban sentados al pie
     de un junípero
a la fresca del día, habiéndose nutrido hasta la saciedad
de mis piernas mi corazón mi hígado y lo que se contenía
en la hueca redondez de mi cráneo. Y Dios dijo
¿Han de vivir esos huesos? ¿han de vivir
esos huesos? Y lo que estaba contenido
en los huesos (que ya estaban secos) dijo gorjeando:
Por la bondad de esa Señora
y por su amabilidad, y porque
honra a la Virgen en meditación,
brillamos de claridad. Y yo que estoy aquí desmembrado
ofrezco mis acciones al olvido, y mi amor
a la posteridad del desierto y al fruto de la calabaza.
Es eso lo que recobra
mis tripas las cuerdas de mis ojos y las porciones
     indigeribles
que rechazan los leopardos. La Señora se ha retirado
con una túnica blanca, a la contemplación, con una
     túnica blanca.
Que la blancura de los huesos ofrezca expiación para el
     olvido.
No hay vida en ellos. Como estoy olvidado
y querría estar olvidado, así querría olvidar
así, devoto, concentrado en propósito. Y Dios dijo
Profetiza al viento, al viento sólo pues sólo
el viento escucha. Y los huesos cantaron gorjeando
con el estribillo de la cigarra, diciendo

Señora de los silencios
tranquila y agitada
desgarrada y enterísima
rosa de la memoria
rosa del olvido
agotada y dando vida
acongojada y llena de reposo
la Rosa única
es ahora el Jardín
donde todos los amores acaban
termina el tormento
del amor insatisfecho
el tormento mayor
del amor satisfecho
fin del interminable
viaje hacia ningún fin
conclusión de todo lo que
es inconcluible
lenguaje sin palabra y
palabra de ningún lenguaje
gracias a la Madre
por el Jardín
donde todo amor acaba.

Bajo un junípero cantaban los huesos, dispersos y
     brillantes.
Nos alegra estar dispersos, nos servimos de poco unos
     a otros,
bajo un árbol a la fresca del día, con el consuelo de la
     arena,
olvidándose de ellos mismos y el uno del otro, unidos
en la calma del desierto. Esta es la tierra que os
repartiréis echando a suertes. Y ni división ni unidad
importan. Esta es la tierra. Tenemos nuestra herencia.

THOMAS STEARNS ELIOT
Estados Unidos-1888
De “Miércoles de ceniza”


Madrid, 21-2-07

MIÉRCOLES DE CENIZA
III

En la primera revuelta de la segunda escalera
me volví y vi abajo
la misma forma retorcida en la baranda
bajo el vapor en el aire fétido
luchando con el demonio de las escaleras que reviste
la cara engañosa de esperanza y de desesperación.

En la segunda revuelta de la segunda escalera
les dejé retorciéndose, volviendo abajo:
ya no había más caras y la escalera estaba oscura,
húmeda, mellada, como la boca de un viejo babeando,
ya sin arreglo,
o el dentado gaznate de un tiburón envejecido.

En la primera vuelta de la tercera escalera
había una ventana estriada con panza como de higo
y más allá del espino en flor y una escena pastoril
la figura de anchas espaldas vestida de azul y verde
hechizaba el mayo con una antigua flauta.
Dulce es el pelo al viento, pelo pardo al viento sobre
     la boca
lila y pelo pardo;
distracción, música de la flauta, descansillos y escalones
     de la mente en la tercera escalera,
desvaneciéndose, desvaneciéndose: fuerza más allá de
     esperanza y desesperación
trepando la tercera escalera.

Señor, no soy digno
Señor, no soy digno
     pero di sólo la palabra.

THOMAS STEARNS ELIOT
Estados Unidos-1888
De “Miércoles de ceniza”


Madrid, 22-2-07

MIÉRCOLES DE CENIZA
V

Si la palabra perdida se ha perdido, si la palabra gastada
     se ha gastado,
si la palabra no oída, no dicha
no está dicha ni oída,
sigue siendo la palabra no dicha, la palabra no oída,
la Palabra sin palabra, la Palabra dentro
del mundo y para el mundo;
y la luz brilló en la tiniebla y
contra la Palabra el mundo sin acallar aún daba vueltas
en torno al centro de la Palabra silenciosa. 

     Oh pueblo mío, qué te he hecho yo.

¿Dónde se encontrará la palabra, dónde resonará
la palabra? No aquí, ahí no hay bastante silencio
no en el mar ni en las islas, no
en tierra firme, en el desierto ni en tierra de lluvia,
para aquellos que caminan en la oscuridad
tanto en el día como en la noche
el tiempo justo y el lugar justo no están aquí
no hay lugar de gracia para los que evitan el rostro
no hay tiempo de alegría para los que caminan entre
     el ruido y niegan la voz.

¿Rogará la velada hermana por
los que caminan en tiniebla, los que te eligieron y se te
     opusieron,
los desgarrados en el dilema entre estación y estación,
tiempo y tiempo, entre
hora y hora, palabra y palabra, poder y poder, los que esperan
en tiniebla? ¿Rogará la velada hermana
por los niños ante las puertas
que no se quieren marchar y no pueden rezar?
Ruega por los que eligieron y se oponen

     Oh pueblo mío, qué te he hecho yo.

¿Rogará la velada hermana entre los esbeltos
tejos por los que la ofenden
y están aterrados y no pueden rendirse
y afirman ante el mundo y niegan entre las rocas
en el último desierto entre las últimas rocas azules
el desierto en el jardín el jardín en el desierto
de sequía, escupiendo por la boca la reseca semilla de
     manzana?

     Oh pueblo mío.

THOMAS STEARNS ELIOT
Estados Unidos-1888
De “Miércoles de ceniza”


Madrid, 23-2-07

MIÉRCOLES DE CENIZA
VI

Aunque no tengo esperanza de volver nunca más
aunque no tengo esperanza
aunque no tengo esperanza de volver

oscilando entre el beneficio y la pérdida
en este breve tránsito donde cruzan los sueños
el crepúsculo cruzado de sueños entre nacimiento y agonía
(Me acuso padre) aunque no deseo desear esas cosas
desde la ancha ventana hacia la orilla de granito
las blancas velas siguen volando al mar, al mar volando
alas sin romper

Y el corazón perdido se pone duro y se alegra
de la lila perdida y las perdidas voces del mar
y el débil espíritu se aviva para rebelarse
por la inclinada vara-de-oro y el perdido olor del mar
se aviva para recobrar
el grito de la codorniz y el chorlito que revolotea
y el ojo ciego crea
las formas vacías entre las puertas de marfil
y el olor renueva el sabor de sal de la tierra arenosa

Este es el tiempo de tensión entre morir y nacer
el lugar de soledad donde cruzan tres sueños
entre rocas azules
pero cuando las voces sacudidas del tejo se van a la deriva
sacúdase al otro tejo y conteste.
Bienaventurada hermana, madre santa, espíritu de la
     fuente, espíritu del jardín,
no nos consientas que nos burlemos de nosotros mismos
     con falsedades,
enséñanos a que nos importe y a que no nos importe
enséñanos a estar sentados quietos
incluso entre estas rocas,
nuestra paz en Su voluntad
e incluso entre estas rocas
hermana, madre
y espíritu del río, espíritu del mar,
no me consientas quedar separado

y llegue hasta Ti mi clamor.

 

THOMAS STEARNS ELIOT
Estados Unidos-1888
De “Miércoles de ceniza”


Madrid, 26-2-07

EL POETA

11

Aunque amenacen mudos, interminables hielos,
ahora al corazón vivo, luego a la calavera,
como al bosque, por árboles nos contarán los cielos;
de nosotros, por pájaros sabrá la primavera.

JOSÉ GARCÍA NIETO
España-1914
De “Tregua”


Madrid, 27-2-07

EL POETA

25

¿Estoy despierto? Dime. Tú que sabes
cómo hiere la luz, cómo la vida
se abre bajo la rosa estremecida
de la mano de Dios y con qué llaves,

dime si estoy despierto, si las aves
que ahora pasan son cifra de tu huida,
si aun en mi corazón, isla perdida,
hay un lugar para acercar tus naves.

Ángel mío, tesón de la cadena,
tibia huella de Dios, reciente arena
donde mi cuerpo de hombre se asegura,

dime si estoy soñando cuando veo,
si es la muerte la espalda del deseo,
si es en ti donde empieza la hermosura.

JOSÉ GARCÍA NIETO
España-1914
De “Tregua”


Madrid, 28-2-07

EL POETA

26

Campana de aquel mar, di donde suenas
hoy que te siento por la sangre mía
y llenas con tu oscura melodía
el pozo de silencio de mis venas.

Ya sé que se borró de tus arenas
mi paso vacilante de aquel día,
que otro timón mis inquietudes guía,
que a otra orilla se fijan mis cadenas.

Pero vuelves, lo sé, vuelves y bates
mi soledad roquera, y tus combates
me hacen de nuevo el niño acostumbrado

al beso de la sal, al primer nombre
con que se revelaba para el hombre,
cerca del mar, el tiempo enamorado.

JOSÉ GARCÍA NIETO
España-1914
De “Tregua”


Selección de Poemas Editados

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