Madrid, 2-1-07

ALGO DE AQUEL FUEGO
QUEMA TODAVÍA

Algo de aquel fuego quema todavía.
La luz del sol móvil
sobre la copa de los árboles,
y mi corazón desbocado, de deseo.
Afuera, al alcance de mi mano
la fiesta.
Los tiempos verbales
amarrados, como helechos a una misma piedra.

DIANA BELLESSI
Argentina-1946
De “Crucero ecuatorial/Tributo del mudo”


Madrid, 3-1-07

OTOÑO

Sopla un viento del norte
y los sauces llueven.
Humo
de la hojarasca incendiada. 

Ha venido el otoño otra vez.

Hay misa permanente.

Hay sangre entre los robles.

 DIANA BELLESSI
Argentina-1946
De “Crucero ecuatorial/Tributo del mudo”


Madrid, 4-1-07

INVIERNO 

Un rojo oscuro
se abre entre los sauces
y pasa el bote fantasma
con corona de flores
a su proa desatadas.

Oscurece en mitad del día.

Inmóvil
el río San Antonio
fluye sin embargo
para siempre.
Cerrado, espeso
serpeando entre las ramas.

Torcaza,
paloma de duelo:
¿pesa tu canto al paisaje
como una amada al corazón?

DIANA BELLESSI
Argentina-1946
De “Crucero ecuatorial/Tributo del mudo”


Madrid, 5-1-07

PRIMAVERA

Un pato biguá
deja su estela de plata.
Ramón cruza a remo
como oficiando misa en el agua.
Él es el símbolo, la clave.
De espuma que se borra,
de espuma la canoa
donde el Mudo
despliega su canción.

DIANA BELLESSI
Argentina-1946
De “Crucero ecuatorial/Tributo del mudo”


Madrid, 8-1-07

ENTRE PERRO Y LOBO

Me clausuran en mí.
Me dividen en dos.
Me engendran cada día en la paciencia
y en un negro organismo que ruge como el mar.
Me recortan después con las tijeras de la pesadilla
y caigo en este mundo con media sangre vuelta a cada lado:
una cara labrada desde el fondo por los colmillos de la furia
     a solas,
y otra que se disuelve entre la niebla de las grandes manadas.
No consigo saber quién es el amo aquí.
Cambio bajo mi piel de perro a lobo.
Yo decreto la peste y atravieso con mis flancos en llamas las
     planicies del porvenir y del pasado;
yo me tiendo a roer los huesecitos de tantos sueños muertos
     entre celestes pastizales.
Mi reino está en mi sombra y va conmigo dondequiera que vaya,
o se desploma en ruinas con las puertas abiertas a la invasión del
     enemigo.

Cada noche desgarro a dentelladas todo lazo ceñido al corazón,
y cada amanecer me encuentra con mi jaula de obediencia en
     el lomo.
Si devoro a mi dios uso su rostro debajo de mi máscara,
y sin embargo sólo bebo en el abrevadero de los hombres un
     aterciopelado veneno de piedad que raspa las entrañas.
He labrado el torneo en las dos tramas de la tapicería:
he ganado mi cetro de bestia en la intemperie,
y he otorgado también jirones de mansedumbre por trofeo.
Pero ¿quién vence en mí?
¿Quién defiende mi bastión solitario en el desierto, la sábana
     del sueño?
¿Y quién roe mis labios, despacito y a oscuras, desde mis
     propios dientes?

OLGA OROZCO
(Argentina-1920)
De "Los juegos peligrosos"


Madrid, 9-1-07

CANTATA SOMBRÍA

Me encojo en mi guarida; me atrinchero en mis precarios bienes.
Yo, que aspiraba a ser arrebatada en plena juventud por un
     huracán de fuego
antes que convertirme en un bostezo en la boca del tiempo,
me resisto a morir.
Sé que ya no podré ser nunca la heroína de un rapto fulminante,
la bella protagonista de una fábula inmóvil en torno de la
     columna milenaria
labrada en un instante y hecha polvo por el azote del relámpago,
la víctima invencible –Ifigenia, Julieta o Margarita-,
la que no deja rastros para las embestidas de las capitulaciones
     y el fracaso,
sino el recuerdo de una piel tirante como ráfaga y un perfume
     de persistente despedida.

Se acabaron también los años que se medían por la rotación
     de los encantamientos,
esos que se acuñaban con la imagen del futuro esplendor
y en los que contemplábamos la muerte desde afuera, igual
     que a una invasora
-próxima pero ajena, familiar pero extraña, puntual pero
     increíble-,
la niebla que fluía de otro reino borrándonos los ojos, las manos
     y los labios.
Se agotó tu prestigio junto con el error de la distancia.
Se gastaron tus lujosos atuendos bajo al mordedura de los años.
Ahora soy tu sede.

OLGA OROZCO
(Argentina-1920)
De "La noche a la deriva"


Madrid, 10-1-07

ÉSA ES TU PENA

Ésa es tu pena.
Tiene la forma de un cristal de nieve que no podría existir
     si no existieras
y el perfume del viento que acarició el plumaje de los
     amaneceres que no vuelven.
Colócala a la altura de tus ojos
y mira cómo irradia con un fulgor azul de fondo de leyenda,
o rojizo, como vitral de insomnio ensangrentado por el adiós
     de los amantes,
o dorado, semejante a un letárgico brebaje que sorbieron
     los ángeles.
Si observas al trasluz verás pasar el mundo rodando en una
     lágrima.
Al respirar exhala la preciosa nostalgia que te envuelve,
un vaho entretejido de perdón y lamentos que te convierte
     en reina del reverso del cielo.
Cuando la soplas crece como si devorara la íntima sustancia
     en una llama
y se retrae como ciertas flores si la roza cualquier sombra
     extranjera.
No la dejes caer ni la sometas al hambre y al veneno;
sólo conseguirías la multiplicación, un erial, la bastarda
     maleza en vez de olvido.
Porque tu pena es única, indeleble y tiñe de imposible
     cuanto miras.
No hallarás otra igual, aunque te internes bajo un sol
      cruel entre columnas rotas,
aunque te asuma el mármol a las puertas de un nuevo
     paraíso prometido.
No permitas entonces que a solas la disuelva la costumbre,
no la gastes con nadie.
Apriétala contra tu corazón igual que a una reliquia
     salvada del naufragio,
sepúltala en tu pecho hasta el final,
hasta la empuñadura.

OLGA OROZCO
(Argentina-1920)
De "En el revés del cielo"


Madrid, 11-1-07

SEÑORA TOMANDO SOPA

Detrás del vaho blanco está la orden, la invitación o el ruego,
cada uno encendiendo sus señales,
centelleando a lo lejos con las joyas de la tentación o el rayo
     del peligro.
Era una gran ventaja trocar un sorbo hirviente por un reino,
por una pluma azul, por la belleza, por una historia llena de
     luciérnagas.
Pero la niña terca no quiere traficar con su horrible alimento:
rechaza los sobornos del potaje apretando los dientes.
Desde el fondo del plato asciende en remolinos oscuros la
     condena:
se quedará sin fiesta, sin amor, sin abrigo,
y sola en lo más negro de algún bosque invernal donde
     aúllan los lobos
y donde no es posible encontrar la salida.

Ahora que no hay nadie,
pienso que las cucharas quizá se hicieron remos para llegar
     muy lejos.

Se llevaron a todos, tal vez, uno por uno,
hasta el ultimo invierno, hasta la otra orilla.
Acaso estén reunidos viendo a la solitaria comensal del olvido,
la que traga este fuego,
esta sopa de arena, esta sopa de abrojos, esta sopa de hormigas,
nada más que por puro acatamiento,
para que cada sorbo la proteja con los rigores de la penitencia,
como si fuera tiempo todavía,
como si atrás del humo estuviera la orden, la invitación, el ruego.

OLGA OROZCO
(Argentina-1920)
De “Con esta boca, en este mundo”


Madrid, 12-1-07

EN EL FINAL ERA EL VERBO

Como si fueran sombras de sombras que se alejan las palabras,
humaredas errantes exhaladas por la boca del viento,
así se me dispersan, se me pierden de vista contra las puertas
     del silencio.
Son menos que las últimas borras de un color, que un suspiro
     en la hierba:
fantasmas que ni siquiera se asemejan al reflejo que fueron.
Entonces ¿no habrá nada que se mantenga en su lugar,
nada que se confunda con su nombre desde la piel hasta
     los huesos?
Y yo que me cobijaba en las palabras como en los pliegues
     de la revelación
o que fundaba mundos de visiones sin fondo para sustituir
     los jardines del edén
sobre las piedras del vocablo.
¿Y no he intentado acaso pronunciar hacia atrás todos los
     alfabetos de la muerte?
¿No era ese tu triunfo en las tinieblas, poesía?
Cada palabra a imagen de otra luz, a semejanza de otro
     abismo,
cada una con su cortejo de constelaciones, con su nido
     de víboras,
pero dispuesta a tejer y a destejer desde su propio costado
     el universo
y a prescindir de mí hasta el último nudo.
Extensiones sin límites plegadas bajo el signo de un ala,
urdimbres como andrajos para dejar pasar el soplo alucinante
     de los dioses,
reversos donde el misterio se desnuda,
donde arroja uno a uno los sucesivos velos, los sucesivos
     nombres,
sin alcanzar jamás el corazón cerrado de la rosa.
Yo velaba incrustada en el ardiente hielo, en la hoguera
     escarchada,
traduciendo relámpagos, desenhebrando dinastías de voces,
bajo un código tan indescifrable como el de las estrellas
     o el de las hormigas.
Miraba las palabras al trasluz.
Veía desfilar sus oscuras progenies hasta el final del verbo.
Quería descubrir a Dios por transparencia.

OLGA OROZCO
(Argentina-1920)
De “En el revés del cielo”


Madrid, 15-1-07

UNA FOTOGRAFÍA AÉREA
I

 Yo debo haber oído aquella tarde
un avión pasar sobre la ciudad
          abierta como la palma de la mano
     entre palmeras
          y mangles
     vaciando en el mar la sangre de sus ríos
          las horas
          del día tropical
aquella tarde vaciando sus cloacas sus muertos
                                                                 sus jardines

yo debo haber oído
aquella tarde
     ¿en mi cuarto?
     ¿en la sala? ¿en la terraza?
     ¿al lado de la huerta?
Al avión pasar sobre la ciudad
                                        geográficamente
                                                            desdoblada

     en sí misma
     y escondida
     debajo de los tejados allá abajo bajo
     las hojas
     allá abajo en lo oscuro
     sonoro del pasto dentro
     del verde intenso
     del pasto
               allá
junto a la noche de la tierra entre
     hormigas (¡mi
     vida!) en los pelos
     del vientre y tibio
     del cuerpo por dentro en la usina
     en la vida
     en cada cuerpo en cada
     habitante
               dentro
     de cada cosa
     clamando en cada casa
                                   la ciudad
     bajo el calor de la tarde
     cuando el avión pasó

FERREIRA GULLAR
Brasil-1930
De “ Toda poesía”
9º ed. conmemorativa a los 70 años del autor


Madrid, 16-1-07

UNA FOTOGRAFÍA AÉREA
II

yo debo haber oído en mi cuarto
un barullo cortar otros barullos
                                        en el alarido de la época
                                                                           rodando
por encima del tejado
                               yo
debo haber oído
(sin oír)
     el ronquido del motor mientras leía
          y oía
     la charla de la familia en el balcón
          dentro de aquella tarde
          que era clara
          y para siempre perdida
          que era clara
          y para siempre
     en mi cuerpo
          el clamor
          (entre zumbidos
          de sierras entre gritos
          en la calle
          entre ladrido
          de perros
          en el mostrador de la tienda
     en el azúcar ya noche de las naranjas
                                                       en el sol cerrado
     y podrido
          aquella hora
     de las verduras que quedaban sin vender
     en el sistema de olores y negocios
     de nuestro Mercado Viejo
                                             -el ronquido del avión)

 

FERREIRA GULLAR
Brasil-1930
De “ Toda poesía”
9º ed. conmemorativa a los 70 años del autor


Madrid, 17-1-07

UNA FOTOGRAFÍA AÉREA
III

Yo debo haber oído
     su barullo se atoró en la ciénaga
     de Camboa en la fiebre
     del Alagado resbaló
          en las molduras sucias
     en las paredes de azulejos
     penetró en los cuartos entre redes
                                                       hendiendo a gente
     entre retratos
     en los espejos
     donde la tarde bailaba iluminada
Su barullo
era también la tarde(un avión) que pasaba
allí
como yo
pasaba por la orilla del Bacanga
en São Luís do Maranhão
     en el norte
     del Brasil
          bajo las nubes

 FERREIRA GULLAR
Brasil-1930
De “ Toda poesía”
9º ed. conmemorativa a los 70 años del autor


Madrid, 18-1-07

 UNA FOTOGRAFÍA AÉREA
IV

debo haber oído
o hasta visto
el avión como un pájaro
blanco
romper el cielo
veloz volando sobre los colores de la isla
     de un vistazo pasar
por el ángulo de la ventana
como un hecho cualquiera
     yo debo haber oído ese avión
     que a las tres y diez de una tarde
hace treinta años
     fotografió nuestra ciudad

FERREIRA GULLAR
Brasil-1930
De “ Toda poesía”
9º ed. conmemorativa a los 70 años del autor


Madrid, 19-1-07

UNA FOTOGRAFÍA AÉREA
V

      mi rostro ahora
     sobrevuela
sin barullo
     esa fotografía aérea
Aquí está
     en un papel
          la ciudad que tuve
(y no me oye)
con sus aguas y sus mangles
aquí está
(en el papel)
una tarde que tuve
     con sus calles y sus casas
                                        una tarde
     con sus espejos
     y voces (esparcidas
     en el polvo)
una tarde que tuve en una ciudad
aquí está
en el papel que (si quisiéramos) podemos rasgar

FERREIRA GULLAR
Brasil-1930
De “ Toda poesía”
9º ed. conmemorativa a los 70 años del autor


Madrid, 22-1-07

DRÁCULA

revoloteo ventana adentro
estoy aquí al lado
de tu cuello largo y blanco
con mis dientes puntiagudos
para ese coito tan rojo
tú despiertas en trance
revoloteo otra vez
a media luz dos lámparas
de regreso a mi máscara
cuando entro en la sala
con la cara distinta y blanca
de ojeras verdosas
mi imagen en negativo
no se refleja en el espejo
tú sueltas un grito de horror
revoloteo ventana afuera

SEBASTIÃO UCHOA LEITE
Brasil-1935
De “Obra em dobras”


Madrid, 23-1-07

 LAS HERMANAS

Indagó si la reconocía
Que era serio
Concluí brevemente
Vinieron de Recife ambas
Una es sólida
Transmite materia densa
La otra insólida
Escala nubes etéreas
La tercera es una chispa
Eléctrica. Vivo
”En la blanda atmósfera
del mundo de la mujer” 

SEBASTIÃO UCHOA LEITE
Brasil-1935
De “A ficção vida”


Madrid, 24-1-07

CÍRCULO

Una señora de anteojos
Cinta interminable
Los dos hilos pendientes
Una joven dulce
Como un suspiro
Me toma de la muñeca
Otra señora
Palmea mis espaldas
Después de tantos circuitos
Vuelven los pasos leves

SEBASTIÃO UCHOA LEITE
Brasil-1935
De “A ficção vida”


Madrid, 25-1-07

LA LUZ EN LA SOMBRA

Repentino –del otro lado-
Lo veo proyectado
En el espacio
De este lado
Focos sobre almohadones
Luz amarilla
Cuadros también
Escuálido
Amarilloflaco
En la sombra
Del más allá-vidrio
Vida en sí
Universo invisible
Vacío
Cuerpo absorto
En caída
En la sombra-silencio

SEBASTIÃO UCHOA LEITE
Brasil-1935
De “A espreita”


Madrid, 26-1-07

ACECHO

Es una especie de Cerbero
Nadie pasa
No escapa nada
Ojo central
Fijo
Al acecho
Boca disfrazada
Que traga rápido
Sin dar tiempo
Después duerme
Aplacado

SEBASTIÃO UCHOA LEITE
Brasil-1935
De “A espreita”


Madrid, 29-1-07

CLOWN

ahora ahora
sólo unas palabras
para recordar que estas palabras no son palabras
monto a caballo
ando por la única calle disponible
no estoy solo
no soy extraño a nada de lo que pasa
ahora vuelvo a ver a mi amante de otros días
muchacha azul y clara
mi corazón te habita
al cabo de estos años
entre sombras escucho tu voz más verdadera
ahora ahora
ni arena ni llanto
vas a venir lo sé
tierra mía mujer
espuma del olvido
islas venas que arderán cuando me vaya
el sol abre sus alas
tu mano oprimirá la mía
antes del olvido
unas palabras de furia de sombra o de silencio
para alimentar la espera
pero no pagaré el rescate
dejo perder el bosque
vas a venir lo sé
tengo este mundo que fabrico cada día 

EDGAR BAYLEY
Argentina-1919


Madrid, 30-1-07

NO PUEDO DECIRLO DE OTRO MODO

vendrá un día un día vendrá un día
habrá un día
una mañana
y tendremos lo que fuimos somos
hubo un día
una marsopa
un escabel un pámpano en el aire
no puedo decirlo de otro modo

cuando me pongo a conversar sobre estas cosas
mi intención es ser muy claro y muy resuelto
no puedo decirlo de otro modo
vendrá un día un día vendrá un día
una mañana
y todo será muy claro y muy despierto 

EDGAR BAYLEY
Argentina-1919
De “Celebraciones”


Madrid, 31-1-07

CELEBRACIONES

después de los brindis de la noche
de los abandonos
de la exaltación de los sentidos
quedan en el cajón las llaves olvidadas
y desde la ventana del piso alto
una Rama iluminada cae al mar de los sargazos
donde     f l o t a          suavemente

EDGAR BAYLEY
Argentina-1919
De “Celebraciones”


Selección de Poemas Editados

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