Madrid, 2-11-06

23

Hombres de mí,
mujeres de mí,
niños y ancianos de mí,
vida y muerte de mí,
os convoco al poema.
El poema es, también,
el aire que corre.
La vida plena
nunca es el poema
pero la corteza
dura de un recuerdo
que se rompe
al hablar y se disuelve
es poesía
si la dejo fluir
como una ausencia,
como una voz sonora
que nunca fue.
Y el amanecer
es poesía cuando el sol
surge desde los senos
ardientes de mi amada
y hasta los senos
de la amada nocturna son poesía
cuando su desnudez
entrelaza lo humano y lo divino.

MIGUEL OSCAR MENASSA
Argentina-1940
De su libro: “El hombre y yo”


Madrid, 3-11-06

24

Sexo de fuego
que se fue haciendo agua,
agua molida a palos
que se fue haciendo amor.

 

Además, la poesía tiene el don
de combinar, alegremente,
lo bello con lo feo,
lo muerto con lo vivo,
el dolor con la risa,
el corazón ardiente
de una noche de fiesta
con la serpiente alada
que no puede morir.
La poesía es capaz
de combinar el astro sol
con la soberbia
de un candil apagado

 

Y cuando todo oscurece,
el mundo dice muerte
pero la inaudita poesía
puede combinar
oscuridad con nacimiento,
noche cerrada
con comienzo del baile
y negro, negrísimo,
requetenegro
con rojo carmesí,
sexo y locura.

 

Y si alguien nos dijera
que hay algo
más negro que lo negro,
yo le diré: mi amor,
mi poesía,
la muerte de lo negro
no es la muerte,
es una época sin luz,
es Goya.

MIGUEL OSCAR MENASSA
Argentina-1940
De su libro: “El hombre y yo”


Madrid, 6-11-06

OSCURIDAD COMPLETA

No sé por qué, si la luz entra,
Los hombres andan bien dormidos,
Recogiendo la vida su apariencia
Joven de nuevo, bella entre sonrisas,

No sé por qué he de cantar
o verter de mis labios vagamente palabras;
Palabras de mis ojos,
Palabras de mis sueños perdidos en la nieve.

De mis sueños copiando los colores de nubes,
De mis sueños copiando nubes sobre la pampa.

LUIS CERNUDA
España-1904
De “Un río, un amor”


Madrid, 7-11-06

SOMBRAS BLANCAS

Sombras frágiles, blancas, dormidas en la playa,
Dormidas en su amor, en su flor de universo,
El ardiente color de la vida ignorando
Sobre un lecho de arena y de azar abolido. 

Libremente los besos desde sus labios caen
En el mar indomable como perlas inútiles;
Perlas grises o acaso cenicientas estrellas
Ascendiendo hacia el cielo con luz desvanecida.

Bajo la noche el mundo silencioso naufraga;
Bajo la noche rostros fijos, muertos, se pierden.
Sólo esas sombras blancas, oh blancas, sí, tan blancas.
La luz también da sombras, pero sombras azules.

LUIS CERNUDA
España-1904
De “Un río, un amor”


Madrid, 8-11-06

 

COMO EL VIENTO

Como el viento a lo largo de la noche,
Amor en pena o cuerpo solitario,
Toca en vano a los vidrios,
Sollozando abandona las esquinas;

O como a veces marcha en la tormenta,
Gritando locamente,
Con angustia de insomnio,
Mientras gira la lluvia delicada; 

Sí, como el viento al que un alba le revela
Su tristeza errabunda por la tierra,
Su tristeza sin llanto,
Su fuga sin objeto;

Como él mismo extranjero,
como el viento huyo lejos.
Y sin embargo vine como luz.

LUIS CERNUDA
España-1904
De “Un río, un amor”


Madrid, 10-11-06

 CUERPO EN PENA

Lentamente el ahogado recorre sus dominios
Donde el silencio quita su apariencia a la vida.
Transparentes llanuras inmóviles le ofrecen
Árboles sin colores y pájaros callados.

Las sombras indecisas alargándose tiemblan,
Mas el viento no mueve sus alas irisadas;
Si el ahogado sacude sus lívidos recuerdos,
Halla un golpe de luz, la memoria del aire.

Un vidrio denso tiembla delante de las cosas,
Un vidrio que despierta formas color de olvido;
Olvidos de tristeza, de un amor, de la vida,
Ahogados como un cuerpo sin luz, sin aire, muerto.

LUIS CERNUDA
España-1904
De “Un río, un amor”


Madrid, 13-11-06

 

LOS PÁJAROS CIEGOS

1

 

Doménico Scalise,
italiano del sur de la península,
pescador, albañil, peón en una chacra
y silbador de tangos en mi barrio.

 

(Villa Ortúzar entonces nacía en una esquina.
Acordeón de los patios perfumaba sus tardes,
guitarra bolichera su noche de las quintas,
una plaza soñaba, confiada, entre gorriones
y pibes que encontraban su destino en la calle.)

 

Cuando vine a estas tierras era un niño,
tenía un cielo de oro en las espaldas
y un pájaro en los ojos.

Un día llegué al sueño. Desde entonces
reposo en una fosa golpeado por la lluvia,
por los vientos australes y la nieve.

 

Cavé mi propia tumba
y al levantar los brazos miré al cielo gritando
¡viva la libertad!

 

Un proyectil de máuser agujereó mi frente.
Pero no he muerto, sigo respirando en el mundo.

Mi ceniza es del pueblo.

JOSÉ PORTOGALO
(Poeta argentino nacido en Italia-1904)


Madrid, 14-11-06

 

LOS PÁJAROS CIEGOS

2

 

Fermín Aguirre, hermano del jilguero. .
Desde gurí, descalzo, sin letras, con un silbo,
soñé junto a la orilla del río con el cielo.

 

Fui tropero después. Bajo la Cruz del Sur
arrimé a mi cansancio la vigilia del sueño.
Y fui además galope, temblor de brisa suelta,
incendiado de parvas y eucaliptos
con los cantos del gallo sobre el hombro.

 

Los pájaros venían de las nubes
-calandrias que orquestaban todo el rumor del alba,
y estaba el colibrí como un relámpago
y el zorzal con su cofre de cristal y rocío,
también estaba el mirlo con su carbón de plumas
y el cardenal, arisco, de púrpura y ceniza-.

 

La tarde, mi hermanita desnuda entre los cardos,
traía el corazón de las cigarras,
el sauce su pobreza
de pescador confiado en el milagro,
la noche sus harapos de vieja en los caminos.

 

Mi voz era la brasa de una copla
con desvelo de pueblo en la guitarra
y un saludo efusivo de boliche y galpones.

 

Chingolito celeste latía mi palabra.

 

Un día dije: -Amigos, el trigo está en mis manos,
es mío y me lo roban con sus dientes la máquina,
los silos, las planillas, las bolsas, los anteojos
y aquel «Prívate», espeso cubil de oro podrido.

 

(Entonces eran míos tan sólo la distancia,
el aire, el mate amargo, la hermosura del cielo;
tenía por almohada las ortigas,
por sábana los trapos de la noche al sereno
y por amor la copla de mis penas.)

 

Cuando dije «la tierra es mía, es tuya»,
alguien quebró mi voz. Ya no estaba en el día
chingolito celeste, mi palabra.

 

Unas gotas de sangre, amontonadas,
mojaban mi cabeza entre los yuyos.

 

Mi epitafio es un trébol que sonríe en el campo.

 

JOSÉ PORTOGALO
(Poeta argentino nacido en Italia-1904)


Madrid, 15-11-06

LOS PÁJAROS CIEGOS

3

 

Fue una tarde, en octubre.

 

La primavera entonces lucía entre los árboles
sus primeros fulgores.

 

Los gorriones, tan díscolos, llegaban a la fuente,
se mojaban el pico, sacudían las alas
y luego recortaban el aire con su vuelo.

 

El cielo estaba azul sobre la plaza,
se paseaba, inocente, en los canteros
y soñaba, después entre las hojas.

 

Alguien gritó:
¡viva libertad!

 

Junto a un charco de sangre estaba yo.
Yo Juan Pérez, asturiano, profesión panadero,
veinte años de Argentina, con tres hijos, 
un río de esperanza entre mis manos,
el corazón del mundo en mi garganta
y una copla en mi pecho. 

 

La primavera, ciega, se amontonó en mi sangre. 
Desde entonces mi copla perdura entre los pájaros.

 

JOSÉ PORTOGALO
(Poeta argentino nacido en Italia-1904)


Madrid, 16-11-06

LOS PÁJAROS CIEGOS

4

 

Viene el aire y pregunta:
-¿Quién eres tú? 
La tierra que me alberga, contesta: 
 -Es un adolescente, asesinado 
hace ya cuatro décadas y media, en una calle.

 

Tenía madre, padre, hermanos y un oficio. 
Era digno y resuelto como un pájaro. 
También era muy pobre. Sin embargo, reía 
con esa risa fresca de los niños
que aman el corazón de la mañana, 
la aventura, los grillos y las locomotoras
que dan el horizonte en sus silbatos.

 

Era igual que una ráfaga. Su vida,
esparcida entre amigos, traía una bandera
de pan, de manos sueltas, de voces fraternales. 

 

Su vida era un saludo de campana y de hoguera, 
cordial como esa música de acordeón en la noche.

 

Su escudo era el escoplo, la garlopa y la gubia.

 

Quería a una muchacha con el nombre de un sueño
y al cielo que en su barrio tuteaba a las palomas,
el agua de los charcos,
las veredas, el cerco, la casa de los pobres.

 

Un primero de mayo, mil novecientos nueve,
un proyectil de máuser
lo tumbó sobre el barro de Céspedes,
esquina Álvarez Thomas. Se llamaba José.

 

Su apellido español verdece en un romero.

 

Viene el aire y pregunta:
-¿Quién eres tú, contesta?

 

-Apenas soy un hombre. La edad no la recuerdo.
Sólo sé que al nacer, mi padre, con el júbilo
de un muchacho, brindó por mi llegada.
Creo que lleva el nombre de Alem aquella fecha.

 

Mi destino nació señalado en la pólvora.

 

Viene el aire y pregunta:
¿Quién eres tú?

 

La tierra que me alberga, contesta:
-La mañana, infinita, en su tumba fulgura.

 

JOSÉ PORTOGALO
(Poeta argentino nacido en Italia-1904)


Madrid, 17-11-06

LOS PÁJAROS CIEGOS

5

 

En la fosa común, aislado, entre los yuyos,
no sé qué haré, desnudo, con esta muerte mía
que cabe en una flor.

 

(Al paso de pesados camiones de lecheros
y de la madrugada que llega de las quintas,
me acerco a aquellos días infancia olvidada
nacida de repente en un baldío).

 

Estoy solo, gritando, en una esquina,
peleándome la voz como un pájaro ciego.

 

La mañana venía cargada de gorriones,
de tranvías, chirriantes, con rumor de mercados,
de suburbio, bostezo, blasfemias y silbidos 
que traían un sueño de muchacha o la imagen
de un corazón que ríe, silencioso, en un beso.

 

Alguien compraba un diario.
Me daba su chirola de sonrisas un viejo,
su grito un vigilante mal dormido,
su mano el sol cordial tenido en la vereda.

 

La noche, una madrastra, me cerraba los párpados, 
sus estrellas caían en mí como una colcha;
también el viento, a veces, me cubría las carnes
y hasta un perro llenaba de asombro mi inocencia
-sus ojos, empapados de ternura, fulgían
goteando dulcemente por las lágrimas-

 

Yo respondía al nombre de Juan o «Pie de vidrio».
Y un día, cara al cielo, quedé sobre el asfalto.

 

(No tengo otros recuerdos de mi vida de niño.
Y ahora en el osario común, bajo la tierra,
no sé si yo he nacido, ni si esta muerte mía
está en mi corazón, como yo, solitaria.)

 

Y es este mi epitafio: «Pie de vidrio», un expósito.

JOSÉ PORTOGALO
(Poeta argentino nacido en Italia-1904)


Madrid, 20-11-06

 

CUERPO A CUERPO

 

De una oscura pasión o algún esfuerzo, de un puro golpe de amor,
     de cierta manera de hablar y sorprenderse no podrás evadirte
     sin dejar una huella, algo que te descubra.

 

RODOLFO ALONSO
Argentina-1934


Madrid, 21-11-06

 

EL MÚSICO EN LA MÁQUINA

Yo compartía un país delicado y terrible; amaba todo
candor, toda barbarie.

 

Las tormentas abrían las puertas de mi casa.

 

Viajero: la piedra en que tropiezas también es el mundo.

RODOLFO ALONSO
Argentina-1934


Madrid, 22-11-06

 

PSICOANÁLISIS SILVESTRE

 

todos somos
un hombre

 

áfrica asia
américa
latina

 

todos somos
un hombre
solo
sentado en el dolor

RODOLFO ALONSO
Argentina-1934


Madrid, 23-11-06

PARA VIVIR AQUÍ

yo hablo del amor
una cosa posible

 

de tu amor de mi amor

 

en la calle
en el viento
en el mundo

 

dentro de la palabra

RODOLFO ALONSO
Argentina-1934


Madrid, 24-11-06

 

HOMBRO DEL MUNDO

la amada sueña
con los ojos cerrados

 

mi cuerpo
la sostiene

RODOLFO ALONSO
Argentina-1934


Madrid, 27-11-06

 VERSOS Y ORACIONES
DE CAMINANTE

II

DESHACED ese verso.
Quitadle los caireles de la rima,
el metro, la cadencia
y hasta la idea misma.
Aventad las palabras,
y si después queda algo todavía,
eso
será la poesía.  

LEÓN FELIPE
(España-1884)


Madrid, 28-11-06

 

VERSOS Y ORACIONES
DE CAMINANTE
III

POESÍA,
tristeza honda y ambición del alma,
¡cuándo te darás a todos... a todos,
al príncipe y al paria,
a todos...
sin ritmo y sin palabras!

LEÓN FELIPE
(España-1884)


Madrid, 29-11-06

 

VERSOS Y ORACIONES
DE CAMINANTE
IV

SISTEMA, poeta, sistema.
Empieza por contar las piedras,
luego contarás las estrellas.

LEÓN FELIPE
(España-1884)


Madrid, 30-11-06

 
VERSOS Y ORACIONES
DE CAMINANTE
V

POETA
ni de tu corazón,
ni de tu pensamiento.
Entre todos los hombres las labraron
y entre todos los hombres en los huesos
de tus costillas las hincaron.
La mano más humilde
te ha clavado
un ensueño...
una pluma de amor en el costado.

LEÓN FELIPE
(España-1884)


Selección de Poemas Editados
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