Madrid, 1-12-06

 
VERSOS Y ORACIONES
DE CAMINANTE

VI

No andes errante...
y busca tu camino.
-Dejadme-.
Ya vendrá un viento fuerte
que me lleve a mi sitio.  

LEÓN FELIPE
(España-1884)


Madrid, 4-12-06

NOCHE 747

POEMA

El mundo se desploma amada, se hunde irremediablemente en el horror.
Dinero y plusvalía aman el corazón de la serpiente.
Reencuentros taciturnos en brazos de la nada, eso fue todo el siglo:
Mientras pensábamos en cuidar el pan, nos quitaban el alma.
Hubo gritos y muertes y despedazamientos, y todo fue inútil.
Mientras pensábamos en cuidar el alma, nos quitaban el pan.

Poesía, Poeta, me ordenaban y, luego,
cuando escribía versos o producía amor,
disparaban sin piedad feroces armas
contra la blanca paloma de la paz.

Yo soy la pluma que queda de esa historia,
un canto mal parido entre los muertos,
el trozo de verdad que viene de la carne,
la polución asfixiante del cemento.

Soy la paloma inerte y despedazada,
de paz, amor y libertad
y, por qué no decirlo,
el pan, el agua, hicieron el desastre.

MIGUEL OSCAR MENASSA
Argentina-1940
De su libro: “Las 2001 noches”


Madrid, 5-12-06
 

NOCHE 1099

Bestias inmaculadas, alaridos del tiempo perdido del amor,
empecinados, tercos galopes, enardecidos de calor y miedo.
Volteretas inquietas, aves de rapiña violadas por la fe.
Viajes perfilándose hacia el futuro, pequeños náufragos.

Ennegrecido pasaje voluptuoso tu cuerpo enceguecido.
Tu cuerpo, esa tierra abierta, sin más, al universo.
Tu planicie de paz, en medio, exacto, de tus pechos.
Y el ajetreo violento de tu vientre, abandonándose.

Desato mis piernas para volar sobre tu corazón, aún,
como si volar fuera un volar de almendras y de dioses,
me sumerjo entre cálidas luciérnagas oscureciendo y
alterado por el amor, soy un pequeño Dios adulterado.

 

MIGUEL OSCAR MENASSA
Argentina-1940
De su libro: “Las 2001 noches”


Madrid, 11-12-06

BUSCA Y ANHELA EL SOSIEGO...

Busca y anhela el sosiego...
mas... ¿quién le sosegará?
Con lo que sueña despierto,
dormido vuelve a soñar.
Que hoy como ayer, y mañana
cual hoy, en su eterno afán,
de hallar el bien que ambiciona
-cuando sólo encuentra el mal-,
siempre a soñar condenado,
nunca puede sosegar.

ROSALÍA DE CASTRO
(España-1837)
De "En las orillas del Sar"


Madrid, 12-12-06

YA DUERMEN
EN SU TUMBA LAS PASIONES

Ya duermen en su tumba las pasiones
el sueño de la nada;
¿es, pues, locura del doliente espíritu
o gusano que llevo en mis entrañas?

Yo sólo sé que es un placer que duele,
que es un dolor que atormentado halaga,
llama que de la vida se alimenta
mas sin la cual la vida se apagara.
 

ROSALÍA DE CASTRO
(España-1837)
De "En las orillas del Sar"


Madrid, 13-12-06

CREYÓ QUE ERA ETERNO
TU REINO EN EL ALMA

Creyó que era eterno tu reino en el alma,
y creyó tu esencia esencia inmortal,
mas si sólo eres nube que pasa,
ilusiones que vienen y van,
rumores del onda que rueda y que muere
y nace de nuevo y vuelve a rodar,
todo es sueño y mentira en la tierra,
¡no existes, verdad!

ROSALÍA DE CASTRO
(España-1837)
De "En las orillas del Sar"


Madrid, 14-12-06

EN EL ALMA
LLEVABA UN PENSAMIENTO

En el alma llevaba un pensamiento,
una duda, un pesar,
tan grandes como el ancho firmamento,
tan hondos como el mar.

De su alma en lo más árido y profundo
fresca brotó de súbito una rosa
como brota una fuente en el desierto,
o un lirio entre las grietas de una roca.

ROSALÍA DE CASTRO
(España-1837)
De "En las orillas del Sar"


Madrid, 15-12-06

MUDA LA LUNA
Y COMO SIEMPRE PÁLIDA

Muda la luna y como siempre pálida,
mientras recorre la azulada esfera
seguida de su séquito
de nubes y de estrellas,
rencorosa despierta en mi memoria
yo no sé qué fantasmas y quimeras.

Y con sus dulces misteriosos rayos
derrama en mis entrañas tanta hiel,
que pienso con placer que ella, la eterna,
ha de pasar también.
 

ROSALÍA DE CASTRO
(España-1837)
De "En las orillas del Sar"


Madrid, 18-12-06

EL ARCA

La tormenta primaveral ha agitado
el paraguas del sauce,
con el torbellino de abril
se ha enredado en el huerto la pelusa de oro
que oculta mis difuntos,
mis perros fieles, mis antiguas
criadas –cuántos de entonces
(cuando el sauce era amarillo y yo tronchaba
sus volutas con la honda) cayeron,
vivos, en la trampa. Seguro que
la tormenta los reunirá bajo el antiguo
techo, aunque lejos, más allá
de esta tierra fulgurante donde
hierven la cal y la sangre en la huella
del pie humano. En la cocina humea
el puchero, su círculo de reflejos
concentra los rostros huesudos, las facciones agudas,
y los protege la magnolia al fondo
cuando una ráfaga la lleva hasta ellos. La tormenta
primaveral sacude mi arca con un fiel
ladrido ¡oh, los que han desaparecido!

EUGENIO MONTALE
(Italia-1896)
De "La tempestad y otros poemas"


Madrid, 19-12-06

SOBRE UNA CARTA NO ESCRITA

Por un hormigueo de albas, por las pocas
hebras con las que se ase
el fleco de la vida y se trenza
en horas y años ¿hoy las parejas de delfines
dan cabriolas con sus hijos? ¡Ojalá no oiga
nada sobre ti, que huya del resplandor
de tus pestañas! Hay más cosas sobre la tierra.

No sé desvanecerme, ni reaparecer; se demora
la roja fragua
de la noche, la tarde se prolonga,
la plegaria es un suplicio y todavía
entre las rocas la botella
no te ha llegado del océano. La ola, vacía,
se rompe en el cabo, en Finisterre. 

EUGENIO MONTALE
(Italia-1896)
De "La tempestad y otros poemas"


Madrid, 20-12-06

SERENATA INDIA

Ese desvanecerse de las noches es nuestro todavía.
Y la raya que desde el mar sube
al parque, hiriendo los aloes, es también nuestra.

Puedes llevarme de la mano, si finges
creer que estás conmigo, si estoy tan loco
para seguirte lejos, y lo que me sujeta,
lo que me dices, recae en tu poder.

* * *

Desearía que fuera tu vida la que me mantiene
en los umbrales –y pudiera prestarte un rostro,
soñar tu semblante. Pero no lo es,

no es así. El pulpo que desliza
sus tentáculos de tinta entre los escollos
puede servirse de ti. Tú le perteneces

sin saberlo. Tú eres él, y te crees tú.

EUGENIO MONTALE
(Italia-1896)
De "La tempestad y otros poemas"


Madrid, 21-12-06

DÍA Y NOCHE

Incluso una pluma que vuela puede dibujar
tu figura, o el rayo que juega al escondite
entre los muebles, el reflejo desde los tejados
del espejo de un niño. Alrededor de las paredes
jirones de vapor prolongan las agujas
de los álamos mientras sobre su caballete se ahueca
el loro del afilador. Después la noche sofocante
sobre la plaza, y los pasos, y siempre esta dura
fatiga de sumergirse para resurgir igual,
desde hace siglos, o sólo instantes, de pesadillas que no pueden
hallar la luz de tus ojos en la cueva
incandescente- y todavía los mismos gritos y los largos
lamentos sobre la veranda
cuando llama de improviso el golpe que te enrojece
la garganta y quiebra tus alas, oh, peligrosa
precursora del alba,
y los claustros y hospitales despiertan
a un estruendo de trompetas...

EUGENIO MONTALE
(Italia-1896)
De "La tempestad y otros poemas"


Madrid, 22-12-06

LA TORMENTA

Les princes n’ont point d’yeux pour voir ces grand’s merveilles,
Leurs Manis ne servent plus qu’a nous persécuter...

AGRIPPA D’AUBIGNÉ, À Dieu

La tormenta desliza sobre las hojas
duras de la magnolia los truenos
de marzo y el granizo,

(los sonidos de cristal en tu nido
nocturno te sorprenden, del oro
que se ha apagado sobre las caobas, sobre el canto
de los libros encuadernados, quema todavía
un grano de azúcar sobre la envoltura
de tus párpados)

el relámpago pone cande
en árboles y muros y los sorprende con aquella
eternidad del instante –mármol maná
y destrucción- que esculpe en tu interior
puertas para tu condena y que te ata
más que el amor a mí, extraña hermana,
y después el estallido áspero, los sistros, la agitación
de los tamboriles sobre la fosa oscura,
el zapateo del fandango, y sobre él
un gesto hecho a tientas...

Como cuando
te volviste y con la mano, libre
la frente de la nube de tus cabellos,

me saludaste- para entrar en la oscuridad.

EUGENIO MONTALE
(Italia-1896)
De "La tempestad y otros poemas"


Madrid, 26-12-06

TU NOMBRE

Tu nombre, pájaro en la mano,
tu nombre, carámbano en la lengua.
Un único impulso de labios.
Tu nombre, cinco letras.
Balón cogido al vuelo,
campanilla de plata en la boca.

Una piedra tirada en estanque apacible
hipará diciendo cómo te llamas.
En el ligero golpe de cascos nocturnos
tu nombre famoso resuena.
Y lo pronunciará en nuestra sien
el martillo que sonoro golpea.

Tu nombre ¡ah, prohibido!,
tu nombre, beso en los ojos,
en el hielo suave de los párpados fijos.
Tu nombre, beso en la nieve,
sorbo de hontanar, helado y azul.
Con tu nombre es profundo mi sueño.

MARINA TSVIETÁIEVA
(Rusia-1892)
De "Poemas escogidos"


Madrid, 27-12-06

PASAR A HURTADILLAS...

Y, quizás, la mejor victoria
sobre el tiempo y la gravitación...
es pasar sin dejar huella,
pasar sin dejar sombra 

sobre los muros...
     Quizás... ¿renunciando
vencer? ¿Dejar de reflejarse en los espejos?
Así: como Lermontov por el Cáucaso
pasar a hurtadillas sin asustar a las rocas.

Quizás... ¿sería mejor diversión
con el dedo de Sebastián Bach
no tocar el eco del órgano?
Desintegrarse, sin dejar cenizas

para una urna...
     quizás... ¿con engaño
vencer? ¿Escapar de las latitudes?
Así: por el tiempo como un océano
pasar a hurtadillas sin asustar a las aguas...

MARINA TSVIETÁIEVA
(Rusia-1892)
De "Poemas escogidos"


Madrid, 28-12-06

DIÁLOGO DE HAMLET
CON SU CONCIENCIA

...En el fondo está ella, donde el cieno
y las algas... a dormir en ellas
se fue... ¡mas no existe el sueño allí!
... ¡Yo, sin embargo, la amaba,
como cuarenta mil hermanos
amar no pueden!
     ... ¡Hamlet!

En el fondo está ella, donde el cieno:
¡Cieno!... Y su última corona
emergió entre troncos de la ribera...
...¡Yo, sin embargo, la amaba,
como cuarenta mil...
     ... Menos,
a pesar de todo, que un amante.

En el fondo está ella, donde el cieno.
... ¿¿Acaso yo la ...
     amaba??

MARINA TSVIETÁIEVA
(Rusia-1892)
De "Poemas escogidos"


Madrid, 29-12-06

MI CAMINO
NO PASA JUNTO A... TU CASA

Mi camino no pasa junto a... tu casa.
Mi camino no pasa junto a... la casa de nadie.

Y sin embargo pierdo mi camino
(sobre todo... ¡en primavera!),
y sin embargo sufro sin la gente,
como un perro bajo la luna.

Huésped deseada en todas partes:
¡a nadie dejo dormir!
Yo con el abuelo juego a los dados.
Y con el nieto... canto.

De mí no sienten celos las esposas:
Yo... tan sólo voz y mirada.
Y a mí ningún enamorado
me levantó nunca un alcázar.

¡Me río de vuestras generosas
ofrendas, mercaderes!
Yo misma puedo en una noche alzar
palacios y puentes.

(¡No escuches... lo que digo!
¡boca de hembra... no calla!)
Yo misma mañana temprano destruiré
toda mi obra.

¡Castillos... gavilla de paja... nada!
Mi camino no pasa junto a... tu casa.

MARINA TSVIETÁIEVA
(Rusia-1892)
De "Poemas escogidos"


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