No es ni siquiera difícil comprender lo
que está lejos
o tal vez cortado con un pedazo de alambre
y es que existe un orden una vinculación
entre las altas reservas que se encuentran en la noche.
Las paredes de los hoteles abren sus puertas
para que entren los hombres que se bañan con desgano
guardándose de los espejos
ensobrando las palabras que nunca tendrán sonido.
Mi corazón está lleno de despedidas
y ama los locales cerrados
las cerraduras que retienen la consideración.
OSVALDO SVANASCINI
Argengina-1920
De “Poemas del Este”
Para morir es necesario tocar el laúd
Unir los bordes del pañuelo
Saltar los barcos que retornan de la tormenta
Horadar los microbios
Y decir con buenos modales
Que hemos sido complacientes con las bicicletas
Con los museos públicos
Con la disposición de nuestros órganos vitales.
OSVALDO SVANASCINI
Argengina-1920
De “Medida de la repulsa”
Mi padre me enseñó a ponerme los
disfraces
A colocarme anteojos para la mala conducta.
Mi padre me vio a veces antes de morir
Sin sospechar que lo iba a acompañar silbando.
Mi padre no volvió a visitarme
Ni a pedirme los cuadernos de apuntes
Ni a fijarse cómo se me estiraba la piel
Pero en cambio heredé sus medias
Y su manera de subir las escaleras.
OSVALDO SVANASCINI
Argengina-1920
De “Medida de la repulsa”
A la tarde y con los brazos apretados
En el sol de vidrio
En la cruz de los reflejos continuos
Con el rostro roto como jadeos de agua
Rediviva escalera hacia lo que se duele.
Y ella preguntando si había causas
Si la luz es otro vacío para volar
Si esas caras son apenas un telón
Que abrigarán palabras para decir de rodillas
Para comulgar al sol con las alas vejadas
Con vidas que se repiten
Con el cuerpo yacente y sin embargo eufórico
Con deseos de subir entre dientes.
Pero ella está inmóvil
Ella no es capaz de inmutarse
El viento mueve su muerte entre las alas.
OSVALDO SVANASCINI
Argengina-1920
De “Medida de la repulsa”
Supongamos que las cosas no tengan
superficie
O que para abrazar una entidad corpórea la vista se inmuniza
O que la atmósfera gravite en el recuerdo
Y una vaga levitación entregue su refrán y su tangente.
Mi amigo mi viento en la mañana los atisbos dispares
Enhebrados en el estupor en sospechas visibles
En lo que se preocupa por acontecer aunque no halle víspera
Ni mudanza. Toda mi ventana
Llena de los propósitos y el sostenido espejo
Logran por fin enumerar los juegos reincidentes
Y acaso convertir los muros en agua
El traje en una antigua pretensión
El tiempo en globos
Los trámites en aldeas convencidas de su ternura
La mirada en recaudo.
Y si todo parece perderse hasta el asidero
Una hoja se mira los pies una oruga reza
Los techos conspiran para escribir con minúsculas
La campana se enjuaga
Y el cine se abre para revertir los hechos.
OSVALDO SVANASCINI
Argengina-1920
De “Poemas + Kyoto”
Nunca podrás ver nada claramente:
todo es zarzal, espinas y maraña.
En vano gastarás toda tu maña
contra el dorado pájaro latente.
Errado el tiro, vuelves bruscamente
el arma hacia otro lado, mas te engaña
la jugada de sol que el árbol baña.
Te vuelves loco y lloras tristemente.
Todo del tonel sale de la vida
tosco, deforme y dando tropezones.
Dejas pasar los años y su herida,
y cuando quieras darte explicaciones
ni te sirvió la espuela ni la brida:
un pétalo fue más que tus razones.
BALDOMERO FERNÁNDEZ MORENO
Argentina-1886
Una pereza gris de mayorales
se dobla vulgarmente en las esquinas.
Abren su boca negra y pegajosa
los almacenes y las fiambrerías.
Enfrente, en un portal, un viejecito
mesa sus barbas blancas y judías,
junto a cuatro paquetes de cigarros
y un par de números de lotería.
Fachadas de ladrillos,
cercos de cinacina…
Es hermoso, de noche,
ver huir, calle abajo, los tranvías,
con un polvo de estrellas en las ruedas
y en la punta del trole una estrellita.
BALDOMERO FERNÁNDEZ MORENO
Argentina-1886
En el aro ligero de la luna
canta para mí solo un ruiseñor.
A cada golpe de oro de su pico
brota en el aire una constelación.
Canta el pájaro pardo dulcemente
y se eriza de plumas y palor.
Cuando se pone el pecho más delgado,
dice mucho más clara su canción.
Morir, acaso, es continuar un sueño
de luna en luna y de sol en sol.
BALDOMERO FERNÁNDEZ MORENO
Argentina-1886
Harto ya de alabar tu piel dorada,
tus externas y muchas perfecciones,
canto al jardín azul de tus pulmones
y a tu tráquea elegante y anillada.
Canto a tu masa intestinal rosada,
al bazo, al páncreas, a los epiplones,
al doble filtro gris de tus riñones
y a tu matriz profunda y renovada.
Canto al tuétano dulce de tus huesos
a la linfa que embebe tus tejidos,
al acre olor orgánico que exhalas.
Quiero gastar tus vísceras a besos,
vivir dentro de ti con mis sentidos…
Yo soy un sapo negro con dos alas.
BALDOMERO FERNÁNDEZ MORENO
Argentina-1886
Bajo la sombra profunda de los árboles,
cerca de un mármol,
bajo un sauce, ella se siente tan sola
y se acaricia el hombro, suavemente.
Deslizándose por su redondez, sus dedos alcanzan el seno,
tiene un escalofrío, palidece y de pronto
lo abandona.
El extravío ha pasado. Ella retoma su bordado.
J. SLAUERHOFF
Holanda-1898
¡He aquí la primavera! Vengo de la
calle en donde se asombra el álamo,
la lejanía se inquieta, la casa teme ser derribada,
donde el aire es azul como la ropa del que abandona el hospital.
Donde la noche es vacía como una
narración que se interrumpe,
que la estrella deja sin continuación
ante el estupor de mil y mil miradas azules,
insondables, inexpresivas.
BORIS PASTERNAK
Poeta ruso nacido en 1891
Amor, la noche estaba trágica y
sollozante
Cuando tu llave de oro cantó en mi cerradura;
Luego, la puerta abierta sobre la sombra helante,
Tu forma fue una mancha de luz y de blancura.
Todo aquí lo alumbraron tus ojos de
diamante;
Bebieron en mi copa tus labios de frescura,
Y descansó en mi almohada tu cabeza fragante;
Me encantó tu descaro y adoré tu locura.
¡Y hoy río si tú ríes, y canto si tú
cantas!
¡Y si tú duermes, duermo como un perro a tus plantas!
Hoy llevo hasta en mi sombra tu olor de primavera;
¡Y tiemblo si tu mano toca la
cerradura,
Y bendigo la noche sollozante y oscura
Que floreció en mi vida tu boca tempranera!
DELMIRA AGUSTINI
Uruguay-1914
El paraíso no es más distante que
la habitación contigua
donde un ser amado espera
destino, felicidad.
Resistente es el alma
que así puede soportar
el rumor de un paso que se acerca,
de una puerta que se abre.
EMILY DICKINSON
Estados Unidos-1830
Está de pie sobre mis párpados
y sus cabellos están en los míos,
tiene la forma de mis manos,
tiene el color de mis ojos,
y desaparece en mi sombra
como una piedra en el cielo.
Ella tiene
siempre los ojos abiertos
y no me deja dormir.
Sus sueños a plena luz
hacen evaporar los soles,
me hacen reír, llorar y reír,
hablar sin nada que decir.
PAUL ÉLUARD
(Francia-1895)
ahora que sostenemos la mañana
las sábanas abiertas del cielo
los espineles sorpresivos del mediodía
ahora que apagamos las ventanas
y vuelven los ríos más oscuros
las ciudades más amigas de los meses
pero también antes
cuando violentabas los atardeceres
y apaciguabas tus ropas
y yo volvía a tus manos recíprocas
a tu sosiego simple de cuchillo
o a tu viento enmudecido de pronto
ahora yo hablo hacia el sur
de la altitud propicia de los mares
y de cómo te incita la dificultad de la noche
ya que sólo nos resta esperar
el estímulo del amanecer
para que mutuamente arda
esta costa donde permanecemos
o resistimos simplemente.
MARIO TREJO
Argentina-1925
La casa
es una sombra del vértigo
que agita las manos de los moradores de la espera
un único juguete
la máscara
delante del gato inexplicable
el ente que detiene las horas
la apacible inexistencia de la noche del tiempo
vive la multitud en uno
¿a quién puede sorprender
el gato inmóvil que contempla la espera?
las sombras cubren el muro de la pequeña ausencia
no existe la multitud no existe uno
sólo las manos que se sumergen cada vez más en la sombra
para beber con extraña avidez el cálido licor nocturno
¿a quién puede sorprender
la visita de la pequeña ausencia envuelta en su repetido vértigo?
la única vigilia de la máscara
que despierta a los ausentes
que detiene la hora del gato inexplicable
un rayo de luz
hace más profundas las sombras
la casa
cesa de girar
la inmovilidad se arranca la máscara.
ALDO PELLEGRINI
Argentina-1903
Si tú me miras, yo me vuelvo hermosa
como la hierba a que bajó el rocío,
y desconocerán mi faz gloriosa
las altas cañas cuando baje al río.
Tengo vergüenza de mi boca triste,
de mi voz rota y mis rodillas rudas.
Ahora que me miraste y que viniste,
me encontré pobre y me palpé desnuda.
Ninguna piedra en el camino hallaste
más desnuda de luz en la alborada
que esta mujer a la que levantaste,
porque oíste su canto, la mirada.
Yo callaré para que no conozcan,
mi dicha los que pasan por el llano,
en el fulgor que da a mi frente tosca
ya en la tremolación que hay en mi mano…
Es noche y baja a la hierba el rocío;
mírame largo y habla con ternura,
que ya mañana al descender al río
la que besaste llevará hermosura!
GABRIELA MISTRAL
Chile-1889
Estas aguas cavan la verdad silenciosa.
Ellas sostienen el primer silencio, el pecho abierto al sol,
la ruina de la angustia.
En la sombra propicia crecen los acontecimientos capaces
de habitar su oscura imagen de la tierra.
Vamos a adelantar un pie sobre el absurdo.
Vamos a conocerte: mundo incierto y animal, agua madura.
Nace mucha bondad en estos ríos.
Necesitamos su virtud, su falta de costumbre, su vida de aventuras.
No se les puede dar la espalda.
RODOLFO ALONSO
Argentina-1934
Vuelvo a caer en tus redes.
En el viento bajo del orgullo, en la marea del odio, vuelvo a desconocerte.
A rodar sin perdón hacia tu belleza fácilmente aceptable.
Vuelvo a caer en la dura nostalgia.
En tus pantanos ágiles.
En el olor inmortal que te oscurece y te entrega al hombre que canta
en medio del peligro.
RODOLFO ALONSO
Argentina-1934
Ve, beso mío, abandona la frágil
morada,
Hallado fue tu amor, un abedul te lo alcanza.
La resina del verano y la nieve del invierno
Vigilan.
RENÉ CHAR
(Francia-1907)
De "La palabra en archipiélago"