Lo que me diste
es palabra que tiembla
en la mano del tiempo
abierta para beber/
Callada
está la casa
donde nos besamos
adentro del sol/
JUAN GELMAN
Argentina,1930
De “Dibaxu”
Querendona:
no te vayas de aquí/
de mi grano de arena/
de este minuto/
Cuando estamos juntos
el fuego cae
sobre las ruinas
del sol/
JUAN GELMAN
Argentina,1930
De “Dibaxu”
en la noche
tu vientre detiene astros/
respira como tierra/
tu vientre es tierra/
en el trigo de tu vientre
vuelan pájaros
que cantan
en lo que va a venir/
JUAN GELMAN
Argentina,1930
De “Dibaxu”
Traigo el
cabello rubio; de noche se me riza.
Beso la sed del agua, pinto el temblor del loto.
Guardo una cinta inútil y un abanico roto.
Encuentro ángeles sucios saliendo en la ceniza.
Cualquier
música sube de pronto a mi garganta.
Soy casi burguesa con un poco de suerte:
mirando para arriba el sol se me convierte
en una luz redonda y celestial que canta.
Uso la
frente recta, color de leche pura,
y una esperanza grande, y un lápiz que me dura;
y tengo un novio triste, lejano como el mar.
En esta casa
hay flores, y pájaros, y huevos
y hasta una enciclopedia y dos vestidos nuevos;
y sin embargo, a veces... ¡qué ganas de llorar!
CARILDA OLIVER
LABRA
Cuba-1924
De "Memoria de la fiebre"
El mío, el importante, el que me
dura;
perfecto como el jueves o el verano.
Éste que nunca pierdo, casi hermano,
lo menos frío, la mayor dulzura.
El comparable a un soplo en la
cintura,
y la inocente mano de mi mano;
el acostado a sollozar temprano,
el que tiene también de mi locura.
Éste que se sonríe de ser hombre,
éste de absurdo mal, de fruta en nombre:
mi propio enorme corazón enorme.
El necesario celestial testigo
de mi absoluta palidez de trigo,
que me besa por dentro cuando duermo.
CARILDA OLIVER
LABRA
Cuba-1924
De "Memoria de la fiebre"
Llueve contra la tarde y tu retrato.
La mariposa enferma su alegría.
Sobre el tintero se quedó vacía
la pluma con que escribo. Duerme el gato.
Miro para la sal, para el zapato,
para la tarde que se pone fría.
Nada me pertenece. Se diría
que el cielo se ha mudado por un rato.
Como la brisa reza y el mar arde,
las muchachas que están bajo la tarde
se sonreirán en todos los espejos.
Como es domingo, como nadie llora,
yo echaré mis claveles en la hora
sin acordarme de que tú eres… lejos.
CARILDA OLIVER
LABRA
Cuba-1924
De "Memoria de la fiebre"
A LA ESPERANZA
VUELVO,
A LA MADERA
A la esperanza vuelvo, a la madera
que construyó mis días importantes,
a la extraviada primavera
de antes.
A la justicia de mirarlo todo
como si me perteneciera,
que en fin de cuentas no hay un modo
de abandonar el hambre de la fiera.
CARILDA OLIVER
LABRA
Cuba-1924
De "Las sílabas y el tiempo"
Como no quiero descubrir la nada,
como me gusta el aire de esta escena,
ignoro si enmudece o si resuena
el corazón de tórtola cazada.
Como no admito golpe ni embajada
pues creo que la muerte nunca es buena,
la pobre que alimento casi cena
una tonta merienda, enamorada.
A veces conversando con el plomo:
arráncame –le digo- trapos viejos,
y volveré del vino éste que tomo
en ceremonias con el no y el
lejos;
terca en mi eternidad, porque soy como
la ciega que se mira en sus espejos.
CARILDA OLIVER
LABRA
Cuba-1924
De "Desaparece el polvo"
No quiero
más que estar sobre tu cuerpo
como lagarto al sol los días de tristeza.
Se disuelve
en el aire el llanto roto,
el pie de las estatuas
recupera la hiedra
y tu mano me busca
por la piel de tu vientre
donde duermo extendido.
JOSÉ ÁNGEL
VALENTE
España-1929
De "Mandorla"
XXVI
Con las
manos se forman las palabras,
con las manos y en su concavidad
se forman corporales las palabras
que no podíamos decir.
JOSÉ ÁNGEL
VALENTE
España-1929
De "El fulgor"
Sumergido
rumor
de las burbujas en los limos
del anegado amanecer,
innumerables órganos
del sueño
en la vegetación que crece
hacia el adentro
de ti o de tus aguas, ramas,
arterias, branquias vertebrales,
pájaros del latir,
arbóreo cuerpo, en ti, sumido
en tus alvéolos.
JOSÉ ÁNGEL
VALENTE
España-1929
De "El fulgor"
Ya te
acercas otoño con caballos heridos,
con ríos que rebasan el caudal de sus aguas,
con sumergidos párpados y vientres sumergidos,
con jardines que bajan descalzos hasta el mar.
Ya llegas
con tambores enormes de tiniebla,
con largos lienzos húmedos y manos olvidadas,
con hilos que deshacen en aire la mañana,
con lentas galerías y espejos empañados,
con ecos que aún ocultan lo que ha de ser voz.
Y de sí
desatado el cuerpo envuelto en oros
desciende oscuro al fondo oscuro de tu luz.
JOSÉ ÁNGEL
VALENTE
España-1929
De "El fulgor"
Y todo lo
que existe en esta hora
de absoluto fulgor
se abrasa, arde
contigo, cuerpo,
en la incendiada boca de la noche.
JOSÉ ÁNGEL
VALENTE
España-1929
De "El fulgor"
Lo blanco
está sobre lo verde,
Y canta.
Nieve que es fina quiere
Ser alta.
Enero se
alumbra con nieve, si verde,
Si blanca.
Que alumbre de día y de noche la nieve,
La nieve más clara.
¡Nieve
ligera, copo blando,
Cuánto ardor en masa!
La nieve, la nieve en las manos
Y el alma.
Tan puro el
ardor en lo blanco,
Tan puro, sin llama.
La nieve, la nieve hasta el canto
Se alza.
Enero se
alumbra con nieve silvestre.
¡Cuánto ardor! Y canta.
La nieve hasta el canto –la nieve, la nieve-
En vuelo arrebata.
JORGE GUILLÉN
(España-1893)
De "Cántico"
No es mi
sed, no son mis labios
Quienes se placen en esa
Frescura, ni con resabios
De museo se embelesa
Mi visión de tal aplomo:
Líquido volumen como
Cristal que fuese aun más terso.
Vista y fe son a la vez
Quienes te ven, sencillez
Última del universo.
JORGE GUILLÉN
(España-1893)
De "Cántico"
Quiero
dormir y me inclino
Sin moverme hacia lo oscuro.
Pero el magín es camino
Que traspasa todo muro.
Subiendo
está el sol naciente.
Oigo el trote de un caballo.
Despiertan ojos de puente.
No quiero buscar y hallo.
El caballo
se me ha ido
Por su vía, tan ajena.
No escucho. Me roza el ruido
Que la luz desencadena.
Sueño,
reposo, fatiga.
Caballo, coche, campana.
Vivir no es soñar. Que diga
Si yo finjo mi ventana.
Ya el
caballo es pensamiento.
En mí trota y trota fuera.
La ventana da el aliento
de una invasión verdadera.
JORGE GUILLÉN
(España-1893)
De "Clamor"
Pasan
huyendo los trenes.
Huyen de su violencia.
El ruido forma cadencia.
Se igualan males y bienes.
Oleaje
removido
Por un vaivén de clamores.
“Nunca llores, nunca llores”
Dice la rueda del ruido.
Mece el
dulce traqueteo.
Como dulzura acompaña
Tal velocidad. Su hazaña:
La tierra veloz que veo.
Horas se nos
van de prisa,
hay sendas que son arrugas,
Los ríos discurren fugas,
El hielo es agua sumisa.
Corro, corro
con el ruido,
y arrullándome el barullo
Se me sosiega el murmullo.
Todo marcha hacia su olvido.
JORGE GUILLÉN
(España-1893)
De "Clamor"
Despierto y
como no estás,
No me suena el mundo a mundo:
Nunca a solas hay compás.
* *
Desierto de
tanta pena:
Mi vivir es como el aire
Que se ve si mueve arena.
JORGE GUILLÉN
(España-1893)
De "Clamor"
Anda y sigue mi consejo,
tu juventud aprovecha,
y aprende a tiempo a ser sabio;
de la dicha en la balanza
muy poco la lengua pesa;
fuerza es que subas o bajes,
que poder y lucro adquieras,
o que sin provecho sirvas,
que sucumbas o que triunfes,
que yunque o martillo seas.
JOHANN WOLFGANG VON GOETHE
(Alemania-1749)
Del arte practicar los modos
nuevos,
sagrado deber es que se te impone;
según el ritmo y el compás prescritos,
moverte tú también como yo puedes.
Que si con fuerza el ánimo se
excita,
entonces justamente pide calma;
y por más aspavientos que hacer pueda,
al cabo su remate la obra halla.
Tal yo quisiera artísticos
sonetos,
en un alarde medida justa,
rimar con mis mejores sentimientos;
Sólo que, a la verdad, algo me
ata,
pues antaño tallaba a mi capricho,
y ahora de cuando en cuando pegar debo.
JOHANN WOLFGANG VON GOETHE
(Alemania-1749)
En tanto acá y allá
negocios y solaces
nos llevan, nunca falta
quien tras nosotros ladre.
Mas ningún caso hacemos
de esos perros cobardes;
y sus ladridos fieros
y su encono salvaje,
sólo una cosa prueban:
¡que vamos adelante!
JOHANN WOLFGANG VON GOETHE
(Alemania-1749)
Del albañil las andanzas
a la vida se asemejan,
y su esfuerzo es comparable
a los afanes del hombre
sobre la haz de la tierra.
El porvenir encubre
dolores y alegrías.
Paso a paso, marchamos
hacia delante siempre,
sin que el temor nos rinda.
Allá, a lo lejos, muéstrase
imponente una cúpula,
sobre la cual arriba
reposan las estrellas,
y abajo, en paz, las tumbas.
Miradla atentos; veréis
cómo erráticos temblores
y hondos, graves sentimientos,
en el pecho de los héroes
se despiertan al momento.
Mas no haya temor que arriba
están llamándoos las voces
de los genios y maestros:
”No perdáis tiempo, mortales;
servid al bien con denuedo.”
Aquí, en silencio perenne,
téjense bellas coronas,
que habrían de ceñir las sienes
de quien por el bien labora.
¡Ánimo, pues, y a la obra!
JOHANN WOLFGANG VON GOETHE
(Alemania-1749)