Madrid, 1-3-04

¿TE ACUERDAS DEL LABERINTO?

¿Te acuerdas del laberinto?
Circunstancias, condiciones,
murallas de verde mirto,
a la izquierda, a la derecha,
tristemente regulares,
encauzaban nuestra ansia
con sus rectas inflexibles,
nos quitaban lo infinito.
¡Qué ir y qué venir tan torpes!
Las sendas del laberinto
nos parecían caminos
y todo era andar, doblar
esquinas sin horizonte
para encontrarnos, llorando,
otra senda como aquella
de que habíamos salido.
Yo buscaba, tú buscabas.
Yo corría por delante,
te decía: “¡Por aquí!”,
creyendo que había hallado
en mi corazón el hilo.
Y tú me mirabas triste,
te soltabas de mi mano
y tu sueño de salir
nos separaba, aunque estábamos
tan cerca, allí, tan unidos.
¿Unidos? Nunca estarás
unida, junta, conmigo,
en un laberinto: sólo
puedes estar junto a mí
cuando sientes muy abiertos,
para irte, para quedarte,
los rumbos y los caminos.
¡Cómo me dolió la vida
cuando te vi en la mirada
que ya te estaba pesando
en andar así conmigo:
que ya no eras mía, no!
Que a mi lado te tenía
no tu alegría gozosa,
no, ni tu alegre albedrío,
sino un penoso buscarle
salidas al laberinto.

Pero de pronto cantó
libre pájaro invisible,
por allá arriba. ¡Qué grito
di al ver lo que nos decía!
No andando, no, no con pies
se le encuentra su misterio
al amor o al laberinto.
Se le encuentra con el vuelo,
hacia arriba, con las alas.
Y ahora estamos escapados
de los sinos rectilíneos.
Libres, sueltos. Tú te vas,
volando, alegre. Te miro
te pierdo de vista. Espero.
¿Volverás, no volverás?
¿No podemos estar juntos
como están juntos dos pájaros,
en el azul voluntario,
mejor que en el laberinto?
Lo que yo te ofrezco ahora
no son caminos trazados
entre murallas de mirtos:
es un ámbito sin límites,
un cielo de amanecer
por donde tus vuelos tracen
libres, sueltos, jubilosos
tu destino. Mi destino.

PEDRO SALINAS
(España-1891)
De "Largo lamento"


Madrid, 2-3-04

NO RECHACES LOS SUEÑOS
POR SER SUEÑOS

No rechaces los sueños por ser sueños.
Todos los sueños pueden
ser realidad, si el sueño no se acaba.
La realidad es un sueño. Si soñamos
que la piedra es la piedra, eso es la piedra.
Lo que corre en los ríos no es un agua,
es un soñar, el agua, cristalino.
La realidad disfraza
su propio sueño, y dice:
”Yo soy el sol, los cielos, el amor.”
Pero nunca se va, nunca se pasa,
si fingimos creer que es más que un sueño.
Y vivimos soñándola. Soñar
es el modo que el alma
tiene para que nunca se le escape
lo que se escaparía si dejamos
de soñar que es verdad lo que no existe.
Sólo muere
un amor que ha dejado de soñarse
hecho materia y que se busca en tierra.

PEDRO SALINAS
(España-1891)
De "Largo lamento"


Madrid, 3-3-04

EL POEMA

Y ahora, aquí está frente a mí.
Tantas luchas que ha costado,
tantos afanes en vela,
tantos bordes de fracaso
junto a este esplendor sereno
ya no son nada, se olvidaron.
Él queda, y en él, el mundo,
la rosa, la piedra, el pájaro,
aquéllos, los que al principio,
de este final asombrados.
¡Tan claros que se veían,
y aún se podía aclararlos!
Están mejor; una luz
que el sol no sabe, unos rayos
los iluminan, sin noche,
para siempre revelados.
Las claridades de ahora
lucen más que las de mayo.
Si allí estaban, ahora aquí;
a más transparencia alzados.
¡Qué naturales parecen,
qué sencillo el gran milagro!
En esta luz del poema,
todo,
desde el más nocturno beso
al cenital esplendor,
todo está mucho más claro.

PEDRO SALINAS
(España-1891)
De "Todo más claro y otros poemas"


Madrid, 4-3-04

TODO MÁS CLARO

“Hacia una luz mis penas se consumen.”
Jorge Guillén

I
LAS COSAS

Al principio, ¡qué sencillo,
allí delante, qué claro!
No era nada, era una rosa
haciendo feliz a un tallo,
un pájaro que va y viene
soñando que él es un pájaro,
una piedra, lenta flor
que le ha costado a esta tierra
un esmero de mil años.
¡Qué fácil, todo al alcance!
¡Si ya no hay más que tomarlo!

Las manos, las inocentes
acuden siempre al engaño.
No van lejos, sólo van
hasta donde alcanza el tacto.
Rosa la que ellas arranquen
no se queda, está de paso.
Cosecheras de apariencias
no saben que cada una
está celando un arcano.
Hermosos, sí, los sentidos,
pero no llegan a tanto.

Hay otra cosa mejor,
hay un algo,
un puro querer cerniéndose
por aires ya sobrehumanos
-galán de lo que se esconde-,
que puede más, y más alto.
Un algo que inicia ya,
muy misterioso, el trabajo
de coger su flor al mundo
-alquimia, birlibirloque-
para siempre, y sin tocarlo.

PEDRO SALINAS
(España-1891)
De "Todo más claro y otros poemas"
 


Madrid, 5-3-04

TODO MÁS CLARO

II
EN ANSIAS INFLAMADA

¡Tinieblas, más tinieblas!
Sólo claro el afán.
No hay más luz que la luz
que se quiere, el final.
Nubes y nubes llegan
creciendo oscuridad.
Lo azul, allí, radiante,
estaba, ya no está.
Se marchó de los ojos,
vive sólo en la fe
de un azul que hay detrás.
Avanzar en tinieblas,
claridades buscar
a ciegas. ¡Qué difícil!
Pero el hallazgo, así,
valdría mucho más.
¿Será hoy, mañana, nunca?
Seré yo el que la encuentre,
o ella me encontrará?
¿Nos buscamos, o busca
sólo mi soledad?
Retumban las preguntas
y los ecos contestan:
”azar, azar, azar”.
¡Y ya no hay arredrarse:
ya es donación la vida,
es entrega total
a la busca del signo
que la flor ni la piedra
nos quieren entregar.
¡Tensión del ser completo!
¡Totalidad! Igual
el gran amor en colmo
buscando claridad
a través del misterio
nunca bastante claro,
por desnudo que esté,
de la carne mortal.

PEDRO SALINAS
(España-1891)
De "Todo más claro y otros poemas"


Madrid, 8-3-04

DOMINGOS

En los domingos, cuando están las calles
Del centro quietas,
Alguna vez camino, y las oscuras,
Cerradas puertas
De los negocios, son como sepulcros
Sobre veredas.

Si yo golpeara en un domingo d’ésos
Las frías puertas,
De agrisado metal, sonido hueco
Me respondiera...
Se prolongara luego por las calles
Grises y rectas.

¿Qué hacen en los estantes, acostadas,
Las negras piezas
De géneros? Estantes, como nichos,
Guardan las muertas
Cosas, de los negocios adormidos
Bajo sus puertas.

Una que otra persona por las calles
Solas, se encuentra:
Un hombre, una mujer, manchan el aire
Con su presencia,
Y sus pasos se sienten uno a uno
En la vereda.

Detrás de las paredes las personas
¿Mueren o sueñan?
Camino por las calles: se levantan
Mudas barreras
A mis costados: dos paredes largas
Y paralelas.

Vueltas y vueltas doy por esas calles;
Por donde quiera,
Me siguen las paredes silenciosas,
Y detrás d’ellas
En vano saber quiero si los hombres
Mueren o sueñan.

ALFONSINA STORNI
(Argentina [de origen suizo]-1892)
De "Languidez" 


Madrid, 9-3-04

EL SILENCIO

¿Nunca habéis inquirido
Por qué, mundo tras mundo,
Por el cielo profundo
Van pasando sin ruido?

Ellos, los que traspiran
Las cosas absolutas,
Por sus azules rutas
siempre callados giran.

Sólo el hombre, pequeño,
Cuyo humano latido
En la tierra, es un sueño,
¡Sólo el hombre hace ruido!

ALFONSINA STORNI
(Argentina [de origen suizo]-1892)
De "Languidez" 


Madrid, 10-3-04

LA GARRA BLANCA

En esta esplendidez del cielo limpio
Hundo los ojos y al hundirlos lloro.
Cubren el cielo lágrimas de oro,
El cielo limpio.

Ah, me parece que una garra blanca
Ha de bajar de pronto a arrebatarme
Y por el cielo en curva ha de llevarme,
La garra blanca.

ALFONSINA STORNI
(Argentina [de origen suizo]-1892)
De "Irremediablemente..." 


Madrid, 11-3-04

ODIO...

Oh, primavera de las amapolas,
Tú que floreces para bien mi casa,
Luego que enjoyes las corolas,
Pasa.

Beso, la forma más voraz del fuego,
Clava sin miedo tu endiablada espuela,
Quema mi alma, pero luego,
Vuela.

Risa de oro que movible y loca
Sueltas el alma, de las sombras, presa,
En cuanto asomes a la boca,
Cesa.

Lástima blanda del error amante
Que a cada paso el corazón diluye.
Vuelca tus mieles y al instante.
Huye.

Odio tremendo, como nada fosco,
Odio que truecas en puñal la seda,
Odio que apenas te conozco,
Queda.

ALFONSINA STORNI
(Argentina [de origen suizo]-1892)
De "Irremediablemente..." 


Madrid, 12-3-04

MODERNA

Yo danzaré en alfombra de verdura,
Ten pronto el vino en el cristal sonoro,
Nos beberemos el licor de oro
Celebrando la noche y su frescura.

Yo danzaré como la tierra dura,
Como la tierra yo seré un tesoro,
Y en darme pura no hallaré desdoro,
Que darse es una forma de la Altura.

Yo danzaré para que todo olvides
Y habré de darte la embriaguez que pides
Hasta que Venus pase por los cielos.

Mas algo acaso te será escondido,
Que pagana de un siglo empobrecido
No dejaré caer todos los velos.

 ALFONSINA STORNI
(Argentina [de origen suizo]-1892)
De "Irremediablemente..."


Madrid, 15-3-04

XIV 

¡Cuídate, España, de tu propia España!
¡Cuídate de la hoz sin el martillo,
cuídate del martillo sin la hoz!
¡Cuídate de la víctima a pesar suyo,
del verdugo a pesar suyo
y del indiferente a pesar suyo!
¡Cuídate del que, antes de que cante el gallo,
negárate tres veces,
y del que te negó, después, tres veces!
¡Cuídate de las calaveras sin las tibias,
y de las tibias sin las calaveras!
¡Cuídate de los nuevos poderosos!
¡Cuídate del que come tus cadáveres,
del que devora muertos a tus vivos!
¡Cuídate del leal ciento por ciento!
¡Cuídate del cielo más acá del aire
y cuídate del aire más allá del cielo!
¡Cuídate de tus héroes!
¡Cuídate de tus muertos!
¡Cuídate de la República!
¡Cuídate del futuro!...

CÉSAR VALLEJO
(Perú-1892)
De “España, aparta de mí este cáliz" 


Madrid, 16-3-04

XII
Masa

Al fin de la batalla,
y muerto el combatiente, vino hacia él un hombre
y le dijo: “¡No mueras, te amo tanto!”
Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo.

Se le acercaron dos y repitiéronle:
“¡No nos dejes! ¡Valor! ¡Vuelve a la vida!”
Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo.

Acudieron a él veinte, cien, mil, quinientos mil,
clamando: “Tanto amor y no poder nada contra la muerte!”
Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo.

Le rodearon millones de individuos,
con un ruego común: “¡Quédate hermano!”
Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo.

Entonces todos los hombres de la tierra
le rodearon; les vio el cadáver triste, emocionado;
incorporóse lentamente,
abrazó al primer hombre; echóse a andar...

CÉSAR VALLEJO
(Perú-1892)
De “España, aparta de mí este cáliz"
 


Madrid, 17-3-04

CONFIANZA EN EL ANTEOJO, NO EN EL OJO…

Confianza en el anteojo, no en el ojo;
en la escalera, nunca en el peldaño;
en el ala, no en el ave
y en ti sólo, en ti sólo, en ti sólo

Confianza en la maldad, no en el malvado;
en el vaso, mas nunca en el licor;
en el cadáver, no en el hombre
y en ti sólo, en ti sólo, en ti sólo.

Confianza en muchos, pero ya no en uno;
en el cauce, jamás en la corriente;
en los calzones, no en las piernas
y en ti sólo, en ti sólo, en ti sólo.

Confianza en la ventana, no en la puerta;
en la madre, mas no en los nueve meses;
en el destino, no en el dado de oro,
y en ti sólo, en ti sólo, en ti sólo.

CÉSAR VALLEJO
(Perú-1892)
De “Poemas humanos" 


Madrid, 18-3-04

HALLAZGO DE LA VIDA

 ¡Señores! Hoy es la primera vez que me doy cuenta de la presencia de la vida. ¡Señores! Ruego a ustedes dejarme libre un momento, para saborear esta emoción, formidable, espontánea y reciente de la vida, que hoy, por la primera vez, me extasía y me hace dichoso hasta las lágrimas.

 Mi gozo viene de lo inédito de mi emoción. Mi exultación viene de que antes no sentí la presencia de la vida. No la he sentido nunca. Miente quien diga que la he sentido. Miente y su mentira me hiere a tal punto que me haría desgraciado. Mi gozo viene de mi fe en este hallazgo personal de la vida, y nadie puede ir contra esta fe. Al que fuera, se le caería la lengua, se le caerían los huesos y correría el peligro de recoger otros, ajenos, para mantenerse de pie ante mis ojos.

 Nunca, sino ahora, ha habido vida. Nunca, sino ahora, han pasado gentes. Nunca, sino ahora, ha habido casas y avenidas, aire y horizonte. Si viniese ahora mi amigo Peyriet, le diría que yo no le conozco y que debemos empezar de nuevo. ¿Cuándo, en efecto, le he conocido a mi amigo Peyriet? Hoy sería la primera vez que nos conocemos. Le diría que se vaya y regrese y entre a verme, como si no me conociera, es decir, por la primera vez.

Ahora yo no conozco a nadie ni nada. Me advierto en un país extraño, en el que todo cobra relieve de nacimiento, luz de epifanía inmarcesible. No, señor. No hable usted a ese caballero. Usted no lo conoce y le sorprendería tan inopinada parla. No ponga usted el pie sobre esa piedrecilla; quién sabe no es piedra y vaya usted a dar en el vacío. Sea usted precavido, puesto que estamos en un mundo absolutamente inconocido.

¡Cuán poco tiempo he vivido! Mi nacimiento es tan reciente, que no hay unidad de medida para contar mi edad. ¡Si acabo de nacer! ¡Si aún no he vivido todavía! Señores: soy tan pequeñito, que el día apenas cabe en mí.

Nunca, sino ahora, oí el estruendo de los carros, que cargan piedras para una gran construcción del boulevard Haussmann. Nunca, sino ahora, avancé paralelamente a la primavera, diciéndole: «Si la muerte hubiera sido otra...» Nunca, sino ahora, vi la luz áurea del sol sobre las cúpulas del Sacré-Coeur. Nunca, sino ahora, se me acercó un niño y me miró hondamente con su boca. Nunca, sino ahora, supe que existía una puerta, otra puerta y el canto cordial de las distancias.

¡Dejadme! La vida me ha dado ahora en toda mi muerte.

CÉSAR VALLEJO
(Perú-1892)
De “Poemas en prosa" 


Madrid, 22-3-04

LOS QUE FUI

Estoy habitado; hablo a los que fui y los que fui me hablan. Experimento a veces la molestia de sentirme extranjero. Los que fui constituyen ahora toda una sociedad y acaba de ocurrirme que ya no me entiendo a mí mismo.

-¡Acabemos! –les digo-. Yo he ordenado mi vida, no puedo ya prestar oídos a vuestros discursos. Que cada cual se tome su trozo de tiempo: vosotros habéis sido, yo soy. Yo trabajo, escribo una novela. Comprendedlo. Y mandaos mudar...

-¡Publícame, por favor!... –me espeta uno.

-¡Vaya!... ¡Hay cada pobre loco en mí!

-Vosotros vivisteis un año, dos años a lo sumo, en común en mi pellejo y ahora queréis venir a dominarme, a mí, que soy.

-Yo no quiero morir –dice uno que fui.

“Yo no quiero morir”, y es sin embargo un escéptico.

Es así como uno se deja engañar. Y es también así como se pierden tantas oportunidades. Se tiene el deseo de escribir una novela y se escribe sobre filosofía. Nunca se está solo en su pellejo.

 HENRI MICHAUX
Bélgica-1899
De “Los que fui”


Madrid, 23-3-04

UN HOMBRE APACIBLE

Extendiendo las manos fuera del lecho, Pluma se extrañó de no encontrar la pared. “Bueno, pensó, las hormigas se la habrán comido”... y se volvió a dormir.

Poco tiempo más tarde su mujer lo tomó entre sus manos y lo sacudió: “Mira haragán, le dijo, mientras tú dormías, nos han robado la casa.” En efecto, un cielo intacto extendíase por todos los costados. “Bah, respondió aquél, es cosa hecha.”

Poco después se oyó un ruido. Era un tren que se les venía encima a toda velocidad. “Por lo apurado que viene, pensó, llegará seguramente antes que nosotros”, y se volvió a dormir.

De pronto el frío lo despertó. Estaba todo bañado en sangre. Algunos trozos de su mujer yacían junto a él. “Con la sangre, pensó, siempre surgen infinidad de contrariedades; si ese tren no hubiese pasado, quizá fuese dichoso. Pro ya que ha pasado...”, y se volvió a dormir.

-Veamos –decía el juez-, cómo explica usted que su mujer se haya herido al punto de haberla encontrado seccionada en ocho trozos, sin que usted, que estaba a su lado, haya podido hacer un gesto para impedirlo, y sin haberse dado cuenta de ello. He ahí el misterio. Todo el asunto reside en esto.

- “Sobre esa pista, no puedo ayudarlo”, pensó Pluma y se volvió a dormir.

- La ejecución tendrá lugar mañana. Acusado. ¿Tiene usted algo que agregar?

- Excúseme usted –dijo-, no he seguido el desarrollo del proceso –y se volvió a dormir.

HENRI MICHAUX
Bélgica-1899
De “Un tal Pluma”
 


Madrid, 24-3-04

¿NÁUSEA O ACASO ES LA MUERTE QUE LLEGA?

Ríndete, corazón mío.
Hemos luchado bastante,
Que mi vida se detenga,
No hemos sido cobardes,
Hicimos lo que pudimos.

¡Oh, alma mía!
Te vas o te quedas,
Tienes que decidirte,
No palpes así mis órganos,
A veces con atención, otras con extravío,
Te vas o te quedas,
Tienes que decidirte.
Yo ya no puedo más.

Señores de la Muerte
No los maldije ni los aplaudí.
Tengan piedad de mí, viajero de tantos viajes sin maleta,
Sin dueño tampoco, sin riqueza, y la gloria que se fue a otra parte,
Ustedes son ciertamente poderosos y divertidos por encima de todo,
Tengan piedad de este hombre enloquecido que antes
    de cruzar la barrera ya les grita su nombre,
Atrápenlo al vuelo,
Y después que se amolde a sus temperamentos y costumbres,
    si es posible,
Y si les place ayudarlo, ayúdenlo, se los ruego.

HENRI MICHAUX
Bélgica-1899
De “Ecuador”  


Madrid, 25-3-04

YO REMO

Maldije tu frente tu vientre tu vida
maldije las calles que tu andar enfila
los objetos que tu mano aprehende
maldije el interior de tus sueños

Puse una charco en tu ojo que ya no ve
un insecto en tu oreja que ya no oye
una esponja en tu cerebro que ya no comprende

Te enfrié en el alma de tu cuerpo
te congelé en tu vida profunda

el aire que respiras te sofoca
el aire que respiras tiene un olor a sótano
es un aire ya espirado quefue desechado las hienas
el estiércol de ese aire ya nadie lo puede respirar

Tu piel está toda húmeda
tu piel suda el sudor del gran miedo
tus axilas exhalan a lo lejos un olor a cripta

Los animales de detienen cuando pasas
los perros aúllan por la noche, con la cabeza
   enderezada hacia tu casa
no puedes huir
no te llega ni siquiera una fuerza de hormiga a la
   punta del pie
tu cansancio hace tronco de plomo en tu cuerpo
tu cansancio es una larga caravana
tu cansancio llega hasta el país de Nan
tu cansancio es inexpresable

Tu boca te muerde
tus uñas te arañan
ya no es más tuya tu mujer
ya no es más tuyo tu hermano
la planta de tu pie es mordida por una serpiente
   furiosa

Han babeado sobre tu progenitura
han babeado sobre la risa de tu hijita
han babeado frente al rostro de tu morada

El mundo se aleja de ti

Yo remo
remo
remo contra tu vida
remo
me multiplico en remeros innumerables
para remar más fuertemente contra ti

Caes en lo vago
careces de soplo
te fatigas ante el menor esfuerzo

Yo remo
remo
remo

Te vas, ebrio, atado a la cola de un mulo
la ebriedad como un enorme parasol que oscurece
   el cielo
y junta las moscas
la ebriedad vertiginosa de los canales semicirculares
comienzo mal atendido de la hemiplejía
la ebriedad no te abandona ya
te tumba a la izquierda
te tumba a la derecha
te tumba sobre el suelo pedregoso del camino

Yo remo
remo
remo contra tus días

En la casa del sufrimiento entras

Yo remo
remo
sobre una faja negra se inscriben tus acciones
sobre el enorme ojo blanco de un caballo bizco
   rueda tu por venir

YO REMO

HENRI MICHAUX
Bélgica-1899
De “Poesía por poder”


Madrid, 26-3-04

LÁZARO, ¿DUERMES?

Guerra de nervios
de Tierra
de rango
de raza
de ruinas
de hierro
de lacayos
de escarapelas
de viento
de viento
de viento
de huellas de aire, de mar, de hoz,
de fronteras, de miserias que se enmarañan,
que nos enmarañan
bajo la máquina de levantar pesos, bajo el desprecio
bajo el ayer, bajo los escombros de la estatua
   abatida
bajo inmensas señales de “veto”
prisioneros en el estiércol
bajo el mañana, riñones rotos
bajo el mañana.
sin embargo, millones y millones de hombres
van entrando en la muerte
sin siquiera un grito suyo
millones y millones
el termómetro se hiela como una pierna
pero una voz de estridencia extrema...
y millones y millones dominados de Norte a Sur
van entrando en la muerte.

Lázaro, ¿duermes?

Mueren, Lázaro
mueren
y ni mortaja
ni Marta ni María,
a menudo ni siquiera el cadáver

Como un loco, que pela una ostra, se ríe
yo grito
grito
grito estúpido hacia ti
si algo has aprendido
ahora te toca
¡te toca, Lázaro!

HENRI MICHAUX
Bélgica-1899
De “Pruebas, exorcismos”


Madrid, 29-3-04

YO PECADOR I

Me seducen los aros y los colgantes coloridos
las piedras coloradas y los rubíes
y las sencillas violetas en el rincón del patio.
De las vidrieras me atrapan los tonos amarillos
el sol contra la puerta cancel
y el color ocre de la galería en Chiclana.

Hierro forjado a mano por suaves forjadores
en el estilo imperial de la muralla china
hacia el oeste se extendía solemne el patio de mi casa
y hacia el misterio de la calle, el precipicio.
Después del precipicio la plazoleta verde
lejana inalcanzable
                               como la tierra prometida.

A mí
cuando pequeño
me separaba de la calle una escalera
una escalera blanca
con dos barandas verdes de cedro a los costados.

La idea fija era volar
una tarde, verano en Buenos Aires
el patio era un desierto.

Sólo un valiente se animará a cruzarlo.

Me puse las botas me coloqué la máscara antigás
y en cuatro saltos alcancé el rincón del patio
donde crecían las violetas.
La puerta cancel quedó a la vista.
Mientras los enemigos dormían atontados
por el alcohol del mediodía,
me paré en el primer escalón de la escalera.
Abrí mis brazos. Respiré profundamente
dispuesto a todo
                               y perdí los sentidos
cuando me invadieron por primera vez
los olores lujuriosos de aquel sombrío patio.

MIGUEL OSCAR MENASSA
Argentina-1940
De “Yo pecador”


Madrid, 30-3-04

YO PECADOR III

Amaba a las golondrinas
porque aprendí de ellas volver en el verano.
En el verano amaba en las arenas
la huella de tus pies.

Odiar odiaba solamente el olor de los muertos.

“Mano de hierro” lo llamaban
Miguel, Miguel, mi bien amado y dulce camarada.

Montabas a caballo como el “Llanero Solitario”
único y elegante
en las terribles guerras del verano
me hablabas de tu cuerpo
de tu cuerpo desnudo entre los perros
los perros le ladran a la ropa, me decías.

Desnudo uno es un perro más.

Dejar la casa del abuelo.
Olvidarme del patio y de la higuera
no recordar jamás el gusto de la menta
fue un golpe bajo de la vida.

Y vinieron después silenciosas mujeres
a violentar en mi recuerdo el nombre tuyo.
Vino después tu muerte traicionera.
Me contaron tu cara extraviada de sorpresa
porque esperar
-menos la muerte-
habíamos esperado juntos cualquier cosa.

MIGUEL OSCAR MENASSA
Argentina-1940
De “Yo pecador”


Madrid, 31-3-04

YO PECADOR V

Me quedé con todo el dolor
y toda la alegría.
Siempre fui dos desde tu muerte.

Boxeé contra la luna
y tenía en la cintura
todos los movimientos.
Me llamaban el pulpo de Patricios.

Crecía, crecía vertiginosamente
el odio en mi mirada.

Fui quedando solo
encerrado en el tiempo de nuestros juegos.
Fui jugador.
Até mi vida con cadenas
para no salir volando detrás tuyo.

Me aconsejé recuperar la historia de mi padre
árabe taciturno
una palabra cada seis meses
un gesto de amor todas las Navidades.

Después, después fui médico de locos
porque el que pega primero
pega dos veces.

 MIGUEL OSCAR MENASSA
Argentina-1940
De “Yo pecador”  


Selección de Poemas Editados
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