Madrid, 1-6-04

LOS GRITOS DE LA TARDE

Los gritos de la tarde escucho, y ya la garra
de la sombra se arrastra sobre el césped: balidos,
un chillar de gaviotas, graznidos de los grajos,
martillo del rompiente.

Soy inconstante, mas esa constancia
del reposo campestre en el alma me vibra;
hijo de la ciudad, siento que las raíces
de los gritos agrestes me desgarran. 

Son estos los crujidos del día polvoriento,
cuando muerde en lo hondo, como un perro, la noche;
estos dedos el alma me oprimen y laceran,
me tañen como un arpa. 

Siento girar la vasta esfera, la gran rueda cantar,
mientras las bestias a su sabor divagan:
amor de ovejas, paz de gaviotas –siento que mi charla
muy poco les atañe.

STEPHEN SPENDER
(Reino Unido-1909)


Madrid, 2-6-04

EL EXPRESO

 Tras la declaración primera, fuerte y clara,
y la negra palabra de los émbolos, mudo,
cual reina deslizándose, de la estación se aleja.
Sin saludar, con vaga indiferencia,
pasa junto a las casas que se agolpan, humildes,
y junto a los gasómetros y a la pesada página
impresa por las lápidas, allá, en el cementerio.
Tras la ciudad se extiende la campiña,
donde, yendo más raudo, adquiere el tren misterio,
el luminoso aplomo del buque en el océano.
Y ya a entonar empieza –primero en un susurro,
fuerte después y al fin como un jazz loco-
el canto de su silbo, que es chillido en las curvas,
túneles que ensordecen, frenos, cierres sin cuento.
Y siempre leve, aérea, por debajo
vapor en el metálico paisaje de los rieles,
se hunde en nuevas eras de indómita ventura,
donde en lo raudo surgen extrañas formas, anchas
curvas y paralelos limpios como el acero
de los cañones. Lejos ya de Edimburgo o Roma,
tras la cima del mundo, alcanza, al fin, la noche,
donde sólo una baja línea fluvial, de brillo
fosforescente, es blanca en cerros agitados.
¡Ah! Cual cometa en llamas, va en éxtasis, envuelto
en su música, y nunca ni gorjeos ni ramas
grávidas de capullos de miel la igualarían.

STEPHEN SPENDER
(Reino Unido-1909)


Madrid, 3-6-04

LOS POSTES 

La piedra fue el secreto de estos montes, las casas
campesinas, con piedra edificadas,
y maltrechos caminos,
que giraban de pronto hacia aldeas ocultas. 

Ahora, en las colinas el hormigón alzaron
y allí se tienden los alambres negros:
los postes, los pilares cual desnudas,
gigantescas muchachas sin secretos. 

El valle, con su aspecto dorado y vespertino,
y algún verde castaño
de familiar raíz, escarnecidos
se ven, como el quemado lecho de un arroyuelo.

Pero, arriba y muy lejos, donde la vista alcanza,
como fustas de ira,
con peligro de rayos,
corre la perspectiva rauda de lo futuro.

Esto nuestro país de esmeralda reduce con su fuga
de erguidas profecías:
soñando con ciudades donde, a veces,
descansarán las nubes sus blancos cuellos de cisne.

STEPHEN SPENDER
(Reino Unido-1909)


Madrid, 4-6-04

AURORA

Al alba descansaba, su perfil en el ángulo
en que, al dormir, parece faz de ángel esculpida;
un arpa su cabello, que una mano de brisa
tañe, sobre la blanca nube de la almohada.
Y luego, sonrosada despertó, abrió los ojos,
azules en la carne rosada de la aurora.
De su boca –rocío- una palabra
cayó, en alba de fuentes, cuando “Amor” murmuraba:
sobre mi corazón era el primer gorjeo.
”Va mi sueño a mi sueño”, dijo, “ya verdadero.
Y de ti he despertado sólo para soñarte".
¡Oh! Mi soñar despierto entonces imitaba
su dormir tan osado. Fluyeron nuestros sueños
uno en brazos del otro, lo mismo que los ríos.

STEPHEN SPENDER
(Reino Unido-1909)


Madrid, 7-6-04

ELLA

Ella daba dos pasos hacia delante
Daba dos pasos hacia atrás
El primer paso decía buenos días señor
El segundo paso decía buenos días señora
Y los otros decían cómo está la familia
Hoy es un día hermoso como una paloma en el cielo

Ella llevaba una camisa ardiente
Ella tenía ojos de adormecedora de mares
Ella había escondido un sueño en un armario oscuro
Ella había encontrado un muerto en medio de su cabeza

Cuando ella llegaba dejaba una parte más hermosa muy lejos
Cuando ella se iba algo se formaba en el horizonte para esperarla
Sus miradas estaban heridas y sangraban sobre la colina
Tenía los senos abiertos y cantaba las tinieblas de su edad
Era hermosa como un cielo bajo una paloma

Tenía una boca de acero
Y una bandera mortal dibujada entre los labios
Reía como el mar que siente carbones en su vientre
Como el mar cuando la luna se mira ahogarse
Como el mar que ha mordido todas las playas
El mar que desborda y cae en el vacío en los tiempos de abundancia
Cuando las estrellas arrullan sobre nuestras cabezas
Antes que el viento norte abra sus ojos
Era hermosa en sus horizontes de huesos
Con su camisa ardiente y sus miradas de árbol fatigado
Como el cielo a caballo sobre las palomas 

VICENTE HUIDOBRO
(Chile-1893)
De “Ver y palpar”


Madrid, 8-6-04

ES UN DECIR

Inquietas en los anillos de los labios y de sus sentidos
Las palabras se lavan como espadas
Nobles defensoras de la mujer en su mármol caído
Los delirios trágicos estallan en fiebre
O en obelisco de altos hechos

El paisaje se hincha de riquezas
Pero hay circunstancias atenuantes
Para el verano sentado al medio del año
Y más real que las mujeres de antaño
Él es la bella túnica del monasterio
A la hora de la bajada de las escaleras y de la luz que rueda de los faroles
Como una cabellera desatada
Para el mármol y su sirena dormida adentro
Para el tiempo y sus heridas 

VICENTE HUIDOBRO
(Chile-1893)
De “Ver y palpar”


Madrid, 9-6-04

RINCONES SORDOS

El mundo se detiene a medio camino
Con su cielo prendido en las montañas
Y el alba en ciertas flores que yo conozco

Esconde en tus cabellos los secretos de la noche
Esconde las mentiras en tu alma de alegres sombras
Esconde tus alas bajo tus besos
Esconde el collar de suspiros en torno a tus senos
Esconde la barca de tu lengua en las fuentes de la sed
En el puerto de la boca amarrada
Esconde la luz a la sombra
Las lágrimas al abrigo del viento que va a soplar
Porque tiene derecho a la vida
Como yo lo tengo a la más alta cumbre
Y al abismo que ha caído tan bajo

Esconde las caídas del sueño
Esconde los colores al fondo de los ojos
Esconde el mar detrás del cielo
Y vuelve a subir a la superficie
Para ser tú mismo al sol de los destinos
A flor de mano como el ciego olvidado 

Esconde los suspiros en su estuche
Esconde las palabras en su fruto
Y llora tu vida en el hastío de las cosas

VICENTE HUIDOBRO
(Chile-1893)
De “El ciudadano del olvido”


Madrid, 10-6-04

CAMINO INÚTIL

Cortar el suspiro del infinito nacido en nuestro pecho
Cortar la tarde con sus grandes senos desesperados
El miedo de los labios ante el canto que brota
El miedo de la montaña ante la luna
Y del tiempo en mi cabeza ante el tiempo en su vacío

Yo ando sobre mi sangre desesperada
Buscando el rincón secreto de mí mismo
Sin miedo de caer sobre mis montañas
Sin miedo a la tempestad que se prepara en mis ojos
Andando sobre el barco de mí mismo
Sobre este esqueleto sin vuelta y sin tristeza
andando andando
Amenazado por tanta semilla propia
Por tanta obscuridad que quisiera cantar
El buque tiene sus olas contadas
Lleva un espíritu de savia en su árbol astrológico
Y no me obedece cuando mi voz llega a su destino
Cuando abro los ojos para que quepa el sol

VICENTE HUIDOBRO
(Chile-1893)
De “El ciudadano del olvido”


Madrid, 11-6-04

INFANCIA DE LA MUERTE

Señora Tempestad he ahí vuestro demonio
Él corre como un cabello
Canta como el árbol donde maduran las aldeas
Buenos días buenas tardes
Él delira vestido como un príncipe

Cuidado con los pájaros que se anclan
Cuidado con el imán del más allá que atrae nuestros pies

El mar nace de su propio discurso
Cortad las alas al velero orgulloso
Que muere porque la luna silba hacia las grandes lontananzas
Y que hace al pasar un ruido más dulce que la arena muriente
Él se mira desde el fondo de su edad
Peina su larga cabellera como las serpientes del milagro
Mira su pecho donde aún queda un sueño caliente de cuando era tierra
Piensa en su mañana de esqueleto sin ojos
Y tiembla como un vuelo de palomas 

El horizonte esperado llegará esta noche
Podemos ya agitar nuestros pañuelos
Vestir nuestras estatuas de ojos tan tiernos
He ahí he ahí
Colgar de las nubes los más hermosos cortinajes
He ahí he ahí 

La noche viene con todas sus ovejas
Nos ha visto de lejos las líneas de la mano
Se ha sentado y se mira en el arroyo
Come nueces de angustia y habla al oído del viento 

He ahí he ahí
La luna silba el barco se detiene
La arena sigue su destino

VICENTE HUIDOBRO
(Chile-1893)

De “El ciudadano del olvido”


Madrid, 14-6-04 

LA VOZ DE LAS COSAS

¡Si os encerrara yo en mis estrofas
Frágiles cosas que sonreís
Pálido lirio que te deshojas
Rayo de luna sobre el tapiz
De húmedas flores, y verdes hojas
Que al tibio soplo de Mayo abrís,
Si os encerrara yo en mis estrofas.
Pálidas cosas que sonreís!

¡Si aprisionaros pudiera el verso
Fantasmas grises, cuando pasáis,
Móviles formas del Universo,
Sueños confusos, seres que os vais,
Ósculo triste, suave y perverso
Que entre las sombras al alma dais,
Si aprisionaros pudiera el verso
Fantasmas grises cuando pasáis! 

JOSÉ ASUNCIÓN SILVA
(Colombia-1865)


Madrid, 15-6-04

MARIPOSAS

En tu aposento tienes,
En urna frágil,
Clavadas mariposas
Que si brillante
Rayo de sol las toca
Parecen nácares
O pedazos de cielo,
Cielos de tarde,
O brillos opalinos
De alas suaves;
Y allí están las azules
Hijas del aire
Fijas para siempre,
Las alas ágiles,
Las alas, peregrinas
De ignotos valles
Que como los deseos
De tu alma amante
A la aurora parecen
Resucitarse
cuando de tus ventanas
Las hojas abres
Y da el sol en tus ojos
Y en los cristales.

JOSÉ ASUNCIÓN SILVA
(Colombia-1865)


Madrid, 16-6-04

TALLER MODERNO

Por el aire del cuarto, saturado
De un olor de vejeces peregrino,
Del crepúsculo el rayo vespertino
Va a desteñir los muebles de brocado.

El piano está del caballete al lado
Y de un busto del Dante el perfil fino,
Del arabesco azul de un jarrón chino,
Medio oculta el dibujo complicado.

Junto al rojizo orín de una armadura,
Hay un viejo retablo, donde inquieta,
Brilla la luz del marco en la moldura.

 Y parecen clamar por un poeta
Que improvise del cuarto la pintura
Las manchas de color de la paleta.

JOSÉ ASUNCIÓN SILVA
(Colombia-1865)


Madrid, 17-6-04

EL MAL DEL SIGLO

El paciente:

-   Doctor, un desaliento de la vida
que en lo íntimo de mí se arraiga y nace,
el mal del siglo... el mismo mal de Werther,
de Rolla, de Manfredo y de Leopardi.
Un cansancio de todo, un absoluto
desprecio por lo humano... un incesante
renegar de lo vil de la existencia
digno de mi maestro Schopenhauer;
un malestar profundo que se aumenta
con todas las torturas del análisis...

El médico:

-  Eso es cuestión de régimen: camine
de mañanita; duerma largo; báñese;
deba bien; coma bien; cuídese mucho;
¡Lo que usted tiene es hambre!...

JOSÉ ASUNCIÓN SILVA
(Colombia-1865)


Madrid, 18-6-04

ESTRELLAS FIJAS

Cuando ya de la vida
el alma tenga, con el cuerpo, rota,
y duerma en el sepulcro
esa noche más larga que las otras,

mis ojos, que en recuerdo
del infinito eterno de las cosas,
guardaron sólo, como de un ensueño,
la tibia luz de tus miradas hondas,

al ir descomponiéndose
entre la oscura fosa,
verán, en lo ignorado de la muerte,
tus ojos... destacándose en las sombras.

 JOSÉ ASUNCIÓN SILVA
(Colombia-1865)


Madrid, 21-6-04

LA ARAÑA DESNUDA

De las siete teorías sobre lo perfecto
La primera es la más difícil de sobrellevar:
Estrecharse las manos entre desconocidos
Sentir sin fatiga el itinerario de un muñeco que
   reparte profecías
El vaivén de las balanzas que se usan para
   prometer y no cumplir

Siempre habrá una tolerancia especial para estos
   seres tiernamente pecadores
Por la forma elegante de jugar su última estrella
De escamotear los ceniceros
O hacer correr la sangre mientras beben
gentilmente una taza de té

Condenados por sus equivocadas predicciones
Son los que deben esperar los días amables de
   fiesta para arrancarse los dedos

JUAN JOSÉ CESELLI
Argentina-1909


 Madrid, 22-6-04

EL SALTIMBANQUI PRUDENTE

Ya sólo su carne se enrosca y desenrosca como
   el sonido de una flauta
Los ácidos del olvido labran su nuevo esqueleto
Arrojando lejos de su órbita aquella maldita
   espiral de caminos descarrilados entre templos
   y burdeles

 Amador curioso
Ha sobrevivido a todos los laberintos de las
   victorias
Deslizándose por las galerías de la noche contra la
   destreza incomparable de la luna

Encontró su cabeza olvidada
En una oficina de equipajes

Se la devolvieron
Encajaba perfectamente sobre sus hombros de
   fiebre amarilla

JUAN JOSÉ CESELLI
Argentina-1909


Madrid, 23-6-04

 LA CARA SECRETA 

Cuando entre sus hélices y la noche
Queda tendido el insomnio
Su amor se propaga a lo largo de los corredores
Y toma el olor de las flores marchitas

Dentro de sus ojos se diluye el tiempo
Se desploman las paredes de la memoria
Y de las sombras de sus ademanes
Surgen aquellas tristes figuras carcomidas por las
   mareas y el olvido

De tanto en tanto vuelve la cabeza
y sus miradas dejan tras sí
Un rastro de mariposas muertas

JUAN JOSÉ CESELLI
Argentina-1909


Madrid, 24-6-04

MALEFICIO

Ella
Cruzaba las piernas y aludía a todas las tentaciones
Cruzaba las piernas y prometía las más intensas
   alucinaciones
Cruzaba las piernas y liberaba los esclavos
Cruzaba las piernas y desataba dulzuras infernales
Cruzaba las piernas y estallaba el asombro
Cruzaba las piernas y me sentía borracho
Cruzaba las piernas y me arrodillaba ante el
   Misterio
Cruzaba las piernas y conocía la Revelación

JUAN JOSÉ CESELLI
Argentina-1909


Madrid, 25-6-04

LICANTROPÍA

Fragmentos de su regazo llenos de lluvia y de ausencias se abatían sobre mis rodillas y en el lecho la sangre se coagulaba despaciosamente haciendo esos círculos pavorosos cada vez más cerrados que traza un águila cuando se dispone a matar.

JUAN JOSÉ CESELLI
Argentina-1909


Madrid, 28-6-04

VENGANZA DEL AZUFRE

  Verano, destreza del azufre.
El hijo de las cabras aplastaba su rostro
contra el fuego.
   Una semilla se pudría en la saliva
espacial.
   Una ignorancia roja me empujaba
hacia los grandes gérmenes, mis pequeños
amigos, los verbos asesinos.
   Mis pensamientos se hacían de ese
rumor de piedras, de ese guantazo caliente
de la adoración.
   Adueñado del ocio, yo era el pariente
cercano de los pumas, el prestigioso
alunado que devora las carnes de su
tierra, como un ejemplo de fruición.

JULIO LLINÁS
Argentina-1929


Madrid, 29-6-04

LA DANZA

   La danza va por el sendero hacia los
labios maternales, la danza de la espuma y
la irrisión.
   Oh mil cantores de la noche roja, la
danza envuelve el oxígeno avaro del
desierto, y hace temblar de mansedumbre a
un alacrán de ojos azules, embajador de la
tormenta.

JULIO LLINÁS
Argentina-1929


Madrid, 30-6-04

VENTANA

   Mi horrible vecinita tiene el pie
maligno.
   Sus arañas de lluvia se han vendido a
mi paciente hedor.
   Hay tanta sangre en su traje, tanta
destreza en su oración.
   Alguien ha puesto una piedra en su
memoria, un tóxico en su cuerpo, una
herida en su cama.
   ¡Oh flor de esclavitud, oh amante
peligrosa!

JULIO LLINÁS
Argentina-1929


Selección de Poemas Editados

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