Madrid, 1-7-04

LA PORTADORA

   Plantada entre dos cruces grávidas y
alertas, la Portadora ha dicho su mensaje.
   Ha transmitido el sabor de su saliva,
la hipnosis de su lengua, ha bautizado el
humus de la infancia.
   Secuestradora, reconocida en mí como
un exilio, como una hoguera: no exhalarás
el calor de tu víscera de oro, no
entregarás tu enemistad sedosa, no vivirás
de tu bien. ¡Oh amante sin saberlo, oh
viuda!

JULIO LLINÁS
Argentina-1929


Madrid, 2-7-04

CASCADA

   Un solo mar labial, para el que
abusa de su alma.
   Instigación, fruto de un polen más
agrio que el deseo, más blanco que una
ofrenda.
   Y esa cascada de sangre que galopa
con su cabello heroico, ese animal de
presa que se tiende sobre el fuego, como
una víscera solar.
   Perseguidora de un oro inextinguible,
reconstructora de un templo y de una
herida, ah desnudez para el hambriento,
exhalación del hombre que se pudre, nuca
radiante del amor, que silba en su guarida
como el tornado impaciente.

JULIO LLINÁS
Argentina-1929


Madrid, 5-7-04

 LA CURVA DE TUS OJOS

La curva de tus ojos da la vuelta a mi corazón.
Una ronda de danza y de dulzura,
aureola del tiempo, nocturna y segura cuna
y si ya no sé todo lo que he vivido
es que tus ojos no me vieron siempre.

Hojas de día y espuma de rocío,
cañaveral del viento, sonrisas perfumadas,
alas cubriendo el mundo de luz,
barcos cargados con el cielo y con el mar,
cazadores de los ruidos, fuentes de los colores.

Perfumes nacidos de un enjambre de auroras
que yace siempre sobre el heno de los astros,
como el día depende de la inocencia,
el mundo entero depende de tus ojos puros
y toda mi sangre fluye en sus miradas.

PAUL ÉLUARD
(Francia-1895)
De "Capital del dolor"
Traducción: Claire Deloupy


Madrid, 6-7-04

 LA DE SIEMPRE, TODA

Si les digo: “todo lo dejé”
es porque ella no es la de mi cuerpo,
nunca de eso me jacté,
no es verdad
y la bruma de fondo donde me muevo
no sabe nunca si he pasado.

Del abanico de su boca, del reflejo de sus ojos,
soy el único que habla
sólo yo estoy rodeado
por ese espejo tan nulo donde el aire circula a través de mí
y el aire tiene un rostro, un rostro amado,
un rostro amando, el tuyo,
a ti que no tienes nombre y que los otros ignoran,
el mar te dice: sobre mí, el cielo te dice: sobre mí,
los astros te adivinan, las nubes te imaginan
y la sangre derramada en los mejores momentos,
la sangre de la generosidad
te lleva con delicia.

Canto la gran alegría de cantarte,
la gran alegría de tenerte o no tenerte,
el candor de esperarte, la inocencia de conocerte,
oh tú que suprimes el olvido, la espera y la ignorancia,
que suprimes la ausencia y que me pones en el mundo,
canto para cantar, te amo para cantar
el misterio donde el amor me crea y se libera.

Eres pura, más pura todavía que yo mismo.

PAUL ÉLUARD
(Francia-1895)
De "Capital del dolor"
Traducción: Claire Deloupy


Madrid, 7-7-04

TU FE

¿Soy acaso otra cosa que tu fuerza?
Tu fuerza en tus brazos,
Tu cabeza en tus brazos,
Tu fuerza en el cielo descompuesto,
Tu cabeza lamentable,
tu cabeza que yo llevo.
Ya no jugarás conmigo,
Heroína perdida,
Mi fuerza se mueve en tus brazos.

PAUL ÉLUARD
(Francia-1895)
De "Capital del dolor"
Traducción: Claire Deloupy


Madrid, 8-7-04

TE LO DIJE

Te lo dije para las nubes
te lo dije para el árbol del mar
para cada ola para los pájaros en las hojas
para los guijarros del ruido
para las manos familiares
para el ojo que se vuelve rostro o paisaje

y el sueño le devuelve el cielo de su color
para toda la noche bebida
para la reja de los caminos
para la ventana abierta para una frente descubierta
te lo dije para tus pensamientos para tus palabras
toda caricia toda confianza se sobreviven.

PAUL ÉLUARD
(Francia-1895)
De "El amor la poesía"
Traducción: Claire Deloupy


Madrid, 9-7-04

DICHO DE LA FUERZA DEL AMOR

Entre mis tormentos entre la muerte y yo
Entre mi desesperanza y la razón de vivir
Hay la injusticia y esa desgracia de los hombres
Que no puedo admitir hay mi cólera

Hay maquis color de sangre de España
Hay maquis color del cielo de Grecia
El pan la sangre el cielo y el derecho a la esperanza
Para todos los inocentes que odian el mal

La luz siempre está muy cerca de apagarse
La vida siempre se está preparando para volverse estiércol
Pero la primavera vuelve a nacer y no ceja
Un brote sale de lo negro y el calor se instala

Y el calor triunfará sobre los egoístas
Sus sentidos atrofiados no resistirán
Escucho el fuego hablar riéndose de tibieza
Escucho un hombre decir que no ha sufrido

Tú que fuiste de mi carne la conciencia sensible
Tú a quien amo para siempre tú que me has inventado
No soportabas la opresión ni la injuria
Cantabas soñando la felicidad en la tierra

Soñabas con ser libre y yo te continúo. 

PAUL ÉLUARD
(Francia-1895)
De "Poemas políticos"
Traducción: Claire Deloupy


Madrid, 12-7-04

 SOLÍA ESCRIBIR VERSOS Y HACÍA

Solía escribir versos y hacía el amor todos los días.
Cotejaba mi parecer universal con los grandes poetas.
Era capaz de entregar mi vida a las pasiones humanas.
Nunca dejé de morir con lo que moría y eso era vivir. 

No tocaba la guitarra pero silbaba como nadie el tango.
Estaba siempre dispuesto a pagar por todos mis pecados.
Metía mano en el bolsillo cuando se trataba de pagar.
Desabrochaba mi bragueta cuando una mujer era el deseo.

Ponía mi voz para cantar los mejores cantores,
bebía mi vino sin decir palabra y sin llorar
y cuando llegaba fin de año, me hacía cruces.

Lo que me quedaba de piel lo donaba a los niños.
Nunca pensé que mañana, hoy, me faltaría el pan.
Nunca pensé que mañana, un día, me podría morir.

MIGUEL OSCAR MENASSA
Argentina-1940
De “Un argentino en España”


Madrid, 13-7-04

ARGENTINOS SUPER STAR

No tienen madre o está lejos, son gente sin familia,
nadie reclamará si desaparecen, nadie los llorará.
Un argentino hundiéndose en la indiferencia y la ceguera.
Un pedazo de carne de las tierras del plata por el suelo.

No tienen hijos porque sus hijos ya son españoles.
Nadie los necesita ya, nadie reclamará por ellos.
Archivaremos sus versos en viejos cajones de las Indias
y si alguno llegara a gritar, haremos oídos sordos.

En sus tumbas pondremos: NO EXISTIÓ NUNCA,
fue un hálito de luz que enseguida apagamos.
Siempre estuvo en el aire, nunca pisó tierra.

Y si alguna mujer española, que son tan locas,
se llegara a enamorar de ese resto de vida,
la quemaremos, la olvidaremos en silencio.

MIGUEL OSCAR MENASSA
Argentina-1940
De “Un argentino en España”


Madrid, 14-7-04

 ELLA ES UNA GORDITA SIMPÁTICA

Ella es una gordita simpática que veo en el café Gijón.

Suelo encontrarla de madrugada tendida en vanos sueños.
Española de ser y de sustancias, nació en Castilla
y su Mancha, es haber amado, de por demás, a Dios.

Siempre la encuentro hablando de sí misma:
Que soy muy gorda, que no tengo más arreglo.
Que me tiro veneno en el cuerpo parar morir.
Que si te beso, majo, te pudro para siempre.

Soy el solo silencio negro de la noche,
lo que muere en Madrid sin que nadie lo note.
Un hilo abierto de luz que nadie quiso ver.

Yo me dejo caer rendido en una silla a su vera
y me siento Gardel cantando el tango Mano a Mano,
le cojo la barbilla y le digo: ¡Ah Gorda; Gorda!

MIGUEL OSCAR MENASSA
Argentina-1940
De “Un argentino en España”


Madrid, 15-7-04

BUJÍA SUPERSÓNICA

Bujía supersónica de luz y misterio,
fui lanzado al espacio y sin saber por qué, caí en Madrid.
Al poco tiempo me dijeron de qué iba y yo lo supe todo.
¡Con tanta luz, aquí en Madrid, no se va a ningún lado!

Quise apagar los gritos que traía, de América, en mi vientre
y me estalló en el pecho el llanto desgarrado de los Andes,
la violencia de un idioma, luchando por su libertad
y nunca más pude callar y nunca más pude vivir en paz.

Después de los primeros golpes me fui documentando.
Buena Conducta, Certificado de haber nacido vivo
y el D.N.I. de un muerto, para salvar las apariencias.

Me vendieron una casa a pagar en quince años y un coche en tres.
Pregunté por los grandes Poetas de España y qué con mis versos.
Dijeron nada, con los poetas nada. Los exiliamos, los dejamos morir.

MIGUEL OSCAR MENASSA
Argentina-1940
De “Un argentino en España”


Madrid, 16-7-04

LOS ARGENTINOS ¡QUE FANFARRONES!

Viste los argentinos, ¡qué fanfarrones!
Son todos médicos, inteligentes o poetas.
El que no hace el amor con diez mujeres, canta.
Luego con muy poco trabajo ganan una pasta.

Se piensan que la vida la inventaron ellos.
Se piensan que todo el dolor del mundo viene del sur.
Que los mejores versos se desprenden, sencillos, de sus labios.
Que en toda competencia para perder, tendrían que ir a menos.

Ya verán qué haremos con ellos, hijos insolentes.
Tendrán que pagar todos los impuestos y la seguridad social
y cada vez que hablen diremos: son argentinos y haremos así.

Hasta que reconozcan que aquí, en España, no han podido.
Y si alguna perdura, si alguno se salva del control ciudadano,
le daremos un carnet de identidad que diga: Nacido en Buenos Aires.

MIGUEL OSCAR MENASSA
Argentina-1940
De “Un argentino en España”


Madrid, 19-7-04

LA CAÍDA

Abre simas en todo lo creado,
abre el tiempo la entraña de lo vivo,
y en la sombra del pulso fugitivo
se precipita el hombre desangrado.

¡Vértigo del minuto consumado!
En el abismo de mi ser nativo,
en mi nada primera, me desvivo:
yo mismo frente a mí, ya devorado.

Pierde el alma su sal, su levadura,
en concéntricos ecos sumergida,
en sus cenizas anegada, oscura.

Mana el tiempo su ejército impasible,
nada sostiene ya, ni mi caída,
transcurre solo, quieto, inextinguible.

OCTAVIO PAZ
(México-1914)
De “Libertad bajo la palabra”


Madrid, 20-7-04

LA CAÍDA

II

Prófugo de mi ser, que me despuebla
la antigua certidumbre de mí mismo,
busco mi sal, mi nombre, mi bautismo,
las aguas que lavaron mi tiniebla.

Me dejan tacto y ojos sólo niebla,
niebla de mí, mentira y espejismo:
¿qué soy, sino la sima en que me abismo,
y qué, si no el no ser, lo que me puebla?

El espejo que soy me deshabita:
un caer en mí mismo inacabable
al horror de no ser me precipita.

Y nada queda sino el goce impío
de la razón cayendo en la inefable
y helada intimidad de su vacío.

OCTAVIO PAZ
(México-1914)
De “Libertad bajo la palabra”


Madrid, 21-7-04

ESTRELLA INTERIOR
III

Llorabas y reías
Palabras locas peces vivaces frutos rápidos
Abría la noche sus valles submarinos
En lo más alto de la hora brillaba el lecho con luz fija
En la más alta cresta de la noche brillabas
Atada a tu blancura
Como la ola antes que se derrame
Como la dicha al extender las alas
Reías y llorabas
Encallamos en arenas sin nadie
Muros inmensos como un No
Puertas condenadas mundo sin rostro
Todo cerrado impenetrable
Todo daba la espalda
Salían de sus cuevas los objetos horribles
La mesa volvía a ser irremediable para siempre mesa
Sillas las sillas
Máscara el mundo máscara sin nadie atrás
Árido lecho a la deriva
La noche se alejaba sin volverse siquiera
Llorabas y reías
La cama era un mar pacífico
Reverdecía el cuarto
Nacían árboles nacía el agua
Había ramos y sonrisas entre las sábanas
Había anillos a la medida de la dicha
Pájaros imprevistos entre tus pechos
Plumas relampagueantes en tus ojos
Como el oro dormido era tu cuerpo
Como el oro y su réplica ardiente cuando la luz lo toca
Como el cable eléctrico que al rozarlo fulmina
Reías y llorabas
Dejamos nuestros nombres a la orilla
Dejamos nuestra forma
Con los ojos cerrados cuerpo adentro
Bajo los arcos dobles de tus labios
No había luz no había sombra
Cada vez más hacia adentro
Como dos mares que se besan
Como dos noches penetrándose a tientas
Cada vez más hacia el fondo
En el negro velero embarcados

OCTAVIO PAZ
(México-1914)
De “Libertad bajo la palabra”


Madrid, 22-7-04 

OLVIDO

Cierra los ojos y a obscuras piérdete
bajo el follaje rojo de tus párpados.

Húndete en esas espirales
del sonido que zumba y cae
y suena allá, remoto,
hacia el sitio del tímpano,
como una catarata ensordecida.

Hunde tu ser a obscuras,
anégate en tu piel,
y más, en tus entrañas;
que te deslumbre y ciegue
el hueso, lívida centella,
y entre simas y golfos de tiniebla
abra su azul penacho el fuego fatuo.

En esa sombra líquida del sueño
moja tu desnudez;
abandona tu forma, espuma
que no se sabe quién dejó en la orilla;
piérdete en ti, infinita,
en tu infinito ser,
mar que se pierde en otro mar:
olvídate y olvídame. 

OCTAVIO PAZ
(México-1914)
De “Libertad bajo la palabra”


Madrid, 23-7-04 

LA POESÍA 

Llegas, silenciosa, secreta,
y despiertas los furores, los goces,
y esta angustia
que enciende lo que toca
y engendra en cada cosa
una avidez sombría.

El mundo cede y se desploma
como metal al fuego.
Entre mis ruinas me levanto,
solo, desnudo, despojado,
sobre la roca inmensa del silencio,
como un solitario combatiente
contra invisibles huestes.

Verdad abrasadora,
¿a qué me empujas?
No quiero tu verdad,
tu insensata pregunta.
¿A qué esta lucha estéril?
No es el hombre criatura capaz de contenerte,
avidez que sólo en la sed se sacia,
llama que todos los labios consume,
espíritu que no vive en ninguna forma
mas hace arder todas las formas.

Subes desde lo más hondo de mí,
desde el centro innombrable de mi ser,
ejército, marea.

Creces, tu sed me ahoga,
expulsando, tiránica,
aquello que no cede
a tu espada frenética.
Ya sólo tú me habitas,
tú, sin nombre, furiosa substancia,
avidez subterránea, delirante.

Golpean mi pecho tus fantasmas,
despiertas a mi tacto,
hielas mi frente,
abres mis ojos.

Percibo el mundo y te toco,
substancia intocable,
unidad de mi alma y de mi cuerpo,
y contemplo el combate que combato
y mis bodas de tierra.

Nublan mis ojos imágenes opuestas,
y a las mismas imágenes
otras, más profundas, las niegan,
ardiente balbuceo,
aguas que anega un agua más oculta y densa.
En su húmeda tiniebla vida y muerte,
quietud y movimiento, son lo mismo.

Insiste, vencedora,
porque tan sólo existo porque existes,
y mi boca y mi lengua se formaron
para decir tan sólo tu existencia
y tus secretas sílabas, palabra
impalpable y despótica,
substancia de mi alma.

Eres tan sólo un sueño,
pero en ti sueña el mundo
y su mudez habla con tus palabras.
Rozo al tocar tu pecho
la eléctrica frontera de la vida,
la tiniebla de sangre
donde pacta la boca cruel y enamorada,
ávida aún de destruir lo que ama
y revivir lo que destruye,
con el mundo, impasible
y siempre idéntico a sí mismo,
porque no se detiene en ninguna forma
ni se demora sobre lo que engendra.

Llévame, solitaria,
llévame entre los sueños,
llévame, madre mía,
despiértame del todo,
hazme soñar tu sueño,
unta mis ojos con aceite,
para que al conocerte me conozcas. 

OCTAVIO PAZ
(México-1914)
De “Libertad bajo la palabra”


Madrid, 26-7-04 

EL ANCLA 

A Manuel Contreras 

Aún tiene un son de plata entre los ojos,
un tintineo de sol.
                             Antes tenía
una esperanza quieta,
una ciega esperanza sucedida
como el carbón que, bajo el mar, descansa
hacia el sueño de arder;
                                        y una tranquila
mirada dulce y vegetal, inerme,
una mirada niña
que suena a plata siempre que la cambias
sobre ese mostrador donde la vida
te devuelve, contándolas,
mirada tras mirada, en calderilla. 

LUIS ROSALES
(España-1910)
De “Rimas”


Madrid, 27-7-04 

VIVIR PARA VER 

Todo era alegre en el claro
resplandor de la mañana
y al mirarte sentí el llanto
borrándome la mirada.

Llorar y ver son virtudes
que un mismo sentido enlaza
como acompaña en la nieve
el silencio a la pisada.

Todo era alegre y sentía
con la visión, la distancia;
le di descanso a mis ojos:
¡de sólo mirar lloraban! 

LUIS ROSALES
(España-1910)
De “Rimas


Madrid, 28-7-04 

EL DESIERTO DE PIEDRA 

Viendo el campo desde la ermita de Trujillo

La tierra desterrada es ancha y poca;
se desnuda del alma con el frío;
ésta es la historia de una sed, Dios mío;
lo que debió ser trigo es pan de roca. 

LUIS ROSALES
(España-1910)
De “Rimas”


Madrid, 29-7-04 

TIERRA MORTAL 

A Benjamín Palencia 

La tierra, ya en los huesos, se hace roca
de alucinado y mártir señorío:
el cielo, muy cercano, es como un río
que refresca el canchal. Su luz evoca
una herencia de sed. No se equivoca:
esta tierra es mortal. El aire frío
cruje, quieto y violento, dando brío
a un andamio de tierra pobre y loca

que se levanta como puede. Laña
de piedra en el erial. Tierra que siento
como una llaga en el costado abierta

brindándome su sed, la sed de España,
la tierra con su sed de nacimiento
que aún conserva la sed después de muerta. 

LUIS ROSALES
(España-1910)
De “Rimas”


Madrid, 30-7-04 

EL ODIO EN CONSERVA 

Yo tengo un recuerdo,
no quiero olvidarlo,
yo tengo un recuerdo que poquito a poco
nos va distanciando.

LUIS ROSALES
(España-1910)
De “Canciones


Selección de Poemas Editados

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