Madrid, 3-2-03

MINA

    Calla, calla. No soy el mar, no soy el cielo,
ni tampoco soy el mundo en que tú vives.
Soy el calor que sin nombre avanza sobre las piedras frías,
sobre las arenas donde quedó la huella de un pesar,
sobre el rostro que duerme como duermen las flores
cuando comprenden, soñando, que nunca fueron hierro.

    Soy el sol que bajo la tierra pugna por quebrantarla
como un brazo solísimo que al fin entreabre su cárcel
y se eleva clamando mientras las aves huyen.

    Soy esa amenaza a los cielos con el puño cerrado,
sueño de un monte o mar que nadie ha transportado
y que una noche escapa como un mar tan ligero.

    Soy el brillo de los peces que sobre el agua finge una
        red de deseos,
un espejo donde la luna se contempla temblando,
el brillo de unos ojos que pueden deshacerse
cuando la noche o nube se cierran como mano.

    Dejadme entonces, comprendiendo que el hierro es la
        salud de vivir,
que el hierro es el resplandor que de sí mismo nace
y que no espera sino la única tierra blanda a que herir
        como muerte,
dejadme que alce un pico y que hienda a la roca,
a la inmutable faz que las aguas no tocan.

    Aquí a la orilla, mientras el azul profundo casi es negro,
mientras pasan relámpagos o luto funeral, o ya espejos,
dejadme que se quiebre la luz sobre el acero,
ira que, amor o muerte, se hincará en esta piedra,
en esta boca o dientes que saltarán sin luna.

    Dejadme, sí, dejadme cavar, cavar sin tregua,
cavar hasta ese nido caliente o plumón tibio,
hasta esa carne dulce donde duermen los pájaros,
los amores de un día cuando el sol luce fuera.

VICENTE ALEIXANDRE
(España-1898)
De "La destrucción o el amor"


Madrid, 4-2-03

HAY MÁS

Beso alegre, descuidada paloma,
blancura entre las manos, sol o nube;
corazón que no intenta volar porque basta el calor,
basta el ala peinada por los labios ya vivos.

            El día se siente hacia fuera; sólo existe el amor.
Tú y yo en la boca sentimos nacer lo que no vive,
lo que es el beso indestructible cuando la boca son alas,
alas que nos ahogan mientras los ojos se cierran,
mientras la luz dorada está dentro de los párpados.

            Ven, ven, huyamos quietos como el amor;
vida como el calor que es todo el mundo solo,
que es esa música suave que tiembla bajo los pies,
mundo que vuela único, con luz de estrella viva,
como un cuerpo o dos almas, como un último pájaro.

VICENTE ALEIXANDRE
(España-1898)
De "La destrucción o el amor"


Madrid, 5-2-03

QUIERO SABER

    Dime pronto el secreto de tu existencia;
quiero saber por qué la piedra no es pluma,
ni el corazón un árbol delicado,
ni por qué esa niña que muere entre dos venas ríos
no se va hacia la mar como todos los buques.

   Quiero saber si el corazón es una lluvia o margen,
lo que se queda a un lado cuando dos se sonríen,
o es sólo la frontera entre dos manos nuevas
que estrechan una piel caliente que no separa.

   Flor, risco o duda, o sed o sol o látigo:
el mundo todo es uno, la ribera y el párpado,
ese amarillo pájaro que duerme entre dos labios
cuando el alba penetra con esfuerzo en el día.

   Quiero saber si un puente es hierro o es anhelo,
esa dificultad de unir dos carnes íntimas,
esa separación de los pechos tocados
por una flecha nueva surtida entre lo verde.

   Musgo o luna es lo mismo, lo que a nadie sorprende,
esa caricia lenta que de noche a los cuerpos
recorre como pluma o labios que ahora llueven.
Quiero saber si el río se aleja de sí mismo
estrechando unas formas en silencio,
catarata de cuerpos que se aman como espuma,
hasta dar en la mar como el placer cedido.

   Los gritos son estacas de silbo, son lo hincado,
desesperación viva de ver los brazos cortos
alzados hacia el cielo en súplicas de lunas,
cabezas doloridas que arriba duermen, bogan,
sin respirar aún como láminas turbias.

   Quiero saber si la noche ve abajo
cuerpos blancos de tela echados sobre tierra,
rocas falsas, cartones, hilos, piel, agua quieta,
pájaros como láminas aplicadas al suelo,
o rumores de hierro, bosque virgen al hombre.

   Quiero saber altura, mar vago o infinito;
si el mar es esa oculta duda que me embriaga
cuando el viento traspone crepones transparentes,
sombra, pesos, marfiles, tormentas alargadas,
lo morado cautivo que más allá invisible
se debate, o jauría de dulces asechanzas.

VICENTE ALEIXANDRE
(España-1898)
De "La destrucción o el amor"


Madrid, 6-2-03

MUNDO INHUMANO

    Una mar. Una luna.
Un vacío sin horas bajo un cielo volado.
Un clamor que se escapa desoyendo la sangre.
Una luz al poniente ligera como el aire.

    Todo vuela sin términos camino del oriente,
camino de los aires veloces para el seno.
Allí donde no hay pájaros, pero ruedan las nubes
aleves como espuma de un total océano.

    Allí, allí, entre las claras dichas
de ese azul ignorado de los hombres mortales,
bate un mar que no es sangre,
un agua que no es yunque,
un verde o desvarío
de lo que se alza al cabo con sus alas extensas.

    Allí no existe el hombre.
Altas águilas rozan su límite inhumano.
Plumas tibias se escapan de unas garras vacías,
y un sol que bate sólo lejanamente envía
unas ondas doradas, pero nunca a los pulsos.

    La luz, el oro, el carmen de matices palpita.
Un ramo o fuego se alza como un brazo de rosas.
Una mano no existe pero ciñera el cielo
buscando ciegamente la turgencia rosada.

    Inmensidad del aire. No hay una voz que clama.
profundidad sin noche donde la vida es vida.
Donde la muerte escapa como muerte finita,
con un puño clamando contra los secos muros.

    ¡No!
El hombre está muy lejos. Alta pared de sangre.
El hombre grita sordo su corazón de bosque.
Su gotear de sangre, su pesada tristeza.
Cubierto por las telas de un cielo derrumbado
lejanamente el hombre contra un muro se seca.

VICENTE ALEIXANDRE
(España-1898)
De "Mundo a solas"


Madrid, 7-2-03

NADIE

    Pero yo sé que pueden confundirse
un pecho y una música, un corazón o un árbol en invierno.
Sé que el dulce ruido de la tierra crujiente,
el inoíble aullido de la noche,
lame los pies como la lengua seca
y dibuja un pesar sobre la piel dichosa.

¿Quién marcha? ¿Quién camina?

    Atravesando ríos como panteras dormidas en la sombra:
atravesando follajes, hojas, céspedes vestidos,
divisando barcas perezosas o besos,
o limos o crujientes estrellas;
divisando peces estupefactos entre dos brillos últimos,
calamidades con forma de tristeza sellada,
labios mudos, extremos, veleidades de la sangre,
corazones marchitos como mujeres sucias,
como laberintos donde nadie encuentra su postrer ilusión,
su soledad sin aire,
su volada palabra;

    atravesando los bosques, las ciudades, las penas,
la desesperación de tropezar siempre en el mar,
de beber de esa lágrima, de esa tremenda lágrima
en que un pie se humedece, pero que nunca acaricia;

    rompiendo con la frente los ramajes nervudos,
la prohibición de seguir en nombre de la ley,
los torrentes de risa, de dientes o de ramos de cieno,
de palabras machacadas por unas muelas rotas;

    limando con el cuerpo el límite del aire,
sintiendo sobre la carne las ramas tropicales,
los abrazos, las yedras, los millones de labios,
esas ventosas últimas que hace el mundo besando,

    un hombre brilla o rueda, un hombre yace o se yergue,
un hombre siente su pesada cabeza como azul enturbiado,
sus lágrimas ausentes como fuego rutilante,
y contempla los cielos como su mismo rostro,
como su sola altura que una palabra rechaza:
Nadie.

    VICENTE ALEIXANDRE
(España-1898)
De "Mundo a solas"


Madrid, 10-2-03

SIN EMBARGO LA VIDA

Ver un cachorro correr
Los pájaros firmar el cielo
El viento rizar el lavadero azul
Los niños jugar en el día

Sentir refrescar la tarde
Oír el canto de una puerta
Respirar las lilas en la sombra
Pasear por las calles primaverales

Nada menos que nada sin embargo la vida

Nada menos que nada Solamente se respira
Será un soplo una sombra un placer
Puedo andar puedo sentarme
La piedra está fresca la mano tibia
Tantas cosas hermosas que se tocan
El pan el agua el color de las frutas
Ahí los anillos de los humos
Un tren que pasa y grita a lo lejos

Nada menos que nada sin embargo la vida

Lentamente perder el tiempo
Seguir un brazo desnudo en la luz
Entrar salir dormir amar
Ir delante de sí mismo bajo los árboles

Mil cosas suaves sin nombre
Que las hacemos más que las notamos
Mil matices de ser humanos
a medio sueño a media alegría

Nada menos que nada sin embargo la vida

El que quiera se emborrache
con la negrura y con el veneno
pero el sol sobre tu cara
es más fuerte que la sombra que hace

Nada menos que nada sin embargo la vida

Y por qué iría a buscar rimas
a la felicidad pura como el aire
una sonrisa es bastante para decir
la música del ser humano

Nada menos que nada sin embargo la vida

 LOUIS ARAGON
(Francia-1897)
De " El viaje a Holanda"
Traducción: Claire Deloupy


Madrid, 11-2-03

QUÉ SERÍA SIN TI

Qué sería sin ti que viniste a mi encuentro.
Qué sería sin ti sino un corazón durmiente.
Sino esta hora parada en la esfera del reloj
Qué sería sin ti sino ese balbuceo.

De ti aprendí todo sobre las cosas humanas.
Y vi desde entonces el mundo a tu manera.
De ti aprendí como se bebe de las fuentes
Como del transeúnte que canta, se toma la canción.
De ti aprendí hasta el sentido del estremecimiento.

En cuanto a lo que me concierne, lo aprendí todo de ti.
Que es de día a mediodía, que un cielo puede ser azul
Que la felicidad no es un quinqué de taberna.
Me tomaste de la mano en este infierno moderno
Donde el hombre ya no sabe lo que es ser dos.
Me tomaste de la mano como un amante feliz.

El que habla de felicidad a menudo tiene los ojos tristes.
El desengaño no es acaso un sollozo
Una cuerda rota bajo los dedos del guitarrista
Y sin embargo les digo que la felicidad existe
En otra parte que en el sueño, en otra parte que en las nubes.
Tierra, tierra, he aquí sus ensenadas desconocidas.

 LOUIS ARAGON
(Francia-1897)
Traducción: Claire Deloupy


Madrid, 12-2-03

EL QUE DICE LAS COSAS SIN DECIR NADA

 

Todos los que hablan de maravillas

Sus fábulas esconden sollozos

Y los colores de su oído

Siempre semejantes a quejas

Dan sus lágrimas por agua

 

El pintor sentado ante su tela

¿Habrá acaso pintado alguna vez lo que ve?

Lo que ve su historia vela

Y sus tinieblas son estrellas
así como cantar cambia la voz

 

Sus secretos que expone por todas partes

Son pájaros disfrazados

Su mirada embellece las cosas

Y la gente toma por rosas

El dolor que lo está quebrando

 

Mi vida a lo lejos mi extranjera

Lo que fui lo he abandonado

y los matices de amar cambiaron

Como se pone rojizo en los helechos

El sueño de una noche de verano

 

Otoño otoño largo otoño

Como el grito del vidriero

De calle en calle canturreo

Un aire del cual lentamente se asombra

El que ya no sabe rezar

 

 LOUIS ARAGON
(Francia-1897)
Traducción: Claire Deloupy


Madrid, 13-2-03

OIGO OIGO

3

Oigo oigo el mundo está aquí
Pasa gente sobre la carretera
Les escucho más que mi corazón
El mundo está mal hecho mi corazón cansado

Por falta de valor o de audacia
Todo va a su ritmo nada ha cambiado
Uno se las arregla con el peligro
La edad viene sin que nada ocurra

En la primavera con qué soñabas
Se toma la mano de aquel con quien te cruzas
Ah ponga las palabras en la cuenta
Cuenta quien pueda el tiempo perdido

Todos esos rostros esos rostros
Vi a tantos desgraciados
Y qué hice por ellos
Sino malgastar mi valor

Sino cantar cantar cantar
Para que la sombra se haga humana
Como el domingo a la semana
Y la esperanza a la verdad

He visto a tantos que se fueron
Sólo pedían fuego
Se contentaban con tan poco
Tenían tan poca cólera

Oigo sus pasos
Oigo sus voces
Que dicen cosas banales
Como las que se leen en el diario
como las que se dicen de noche  en casa

Lo que hacen de vosotros hombres mujeres
Oh piedra tierna tempranamente desgastada
Y vuestras  apariencias quebradas
Miraros me arranca el alma

Las cosas van como van
De tiempo en tiempo la tierra tiembla
La desgracia se parece a la desgracia
Es profunda profunda profunda

Quisierais  en el cielo azul creer
Conozco muy bien ese sentimiento
Yo también creo en él a veces
Como la alondra cree en el espejo

Creo en él a veces  lo confieso
aunque es como para no creer
Ah bien que soy vuestro igual
Ah sí que soy igual a vosotros

A vosotros como granos de arena
Como la sangre siempre vertida
Como los dedos siempre heridos
Ah sí que soy vuestro semejante

Hubiera querido tanto ayudaros
Vosotros que parecéis   otros yo mismo
Pero las palabras que al viento negro siembro
Quién sabe si las escucháis

Todo se pierde y nada os toca
Ni mis palabras ni mis manos
Y seguís vuestro camino
Sin saber lo que dice mi boca

Vuestro infierno es sin embargo el mío
Vivimos bajo el mismo reino
Y cuando sangráis sangro
Y muero en  vuestros mismos lazos

Qué hora es qué tiempo hace
Me hubiera gustado tanto sin embargo
Ganar para vosotros perdiendo para mí
Haber sido quizás útil

Es un sueño modesto y loco
Más hubiera valido callarlo
Me meteréis con el en la tierra
Como una estrella en el fondo de un hoyo.

Louis ARAGON
(Francia
-1897)
De “Discurso en primera persona”
Traducción: Claire Deloupy


Madrid, 14-2-03

NO HAY AMOR FELIZ

Nada es para siempre en el hombre Ni su fuerza
Ni su debilidad ni su corazón Y cuando cree
Abrir sus brazos su sombra es la de una cruz
Y cuando cree estrechar su felicidad la tritura
Su vida es un extraño y doloroso divorcio

No hay amor feliz

Su vida se parece a esos soldados sin armas
Que habían vestido para otro destino
De que les puede servir levantarse por la mañana
Ellos que se encuentran por la noche sin nada que hacer inciertos
Diga esas palabras Vida mía y retenga sus lágrimas

No hay amor feliz

Mi hermoso amor mi querido amor mi desgarro
Te llevo en mí como un pájaro herido
Y aquellos sin saber nos miran pasar
Repitiendo después de mí estas palabras que he trenzado
Y que para tus grandes ojos enseguida murieron

No hay amor feliz

Cuando aprendes a vivir ya es demasiado tarde
Que lloren en la noche nuestros corazones al unísono
Cuánta desgracia hace falta por la menor canción
Cuántos sentires para pagar un estremecimiento
Cuántos llantos por un aire de guitarra.

No hay amor feliz

No hay amor que no sea dolor
No hay amor que no nos hiera
No hay amor que no nos mancille
Y no más el amor de ti que el amor de la patria
No hay amor que no viva de llantos
No hay amor feliz
Pero es nuestro amor de los dos

LOUIS ARAGON
(Francia-1897)
De “La Diana francesa”
Traducción: Claire Deloupy


Madrid, 17-2-03

 OTRA CAMA

otra cama
otra mujer

más cortinas
otro baño
otra cocina

otros ojos
otro pelo
otros pies
con otros dedos.

todos buscando.
la eterna búsqueda.

te quedas en la cama
ella se viste para ir a trabajar
y te preguntas qué le pasó
al último tipo
y al anterior...
es todo tan cómodo-
este hacer el amor
este dormir juntos
la amable ternura...

después de que se va te levantas y usas
su baño,
es todo tan extraño y tan íntimo,
vuelves a la cama y
duermes otra hora.

cuando te vas es con tristeza
pero la vas a ver de nuevo
funcione o no

manejas hasta la costa y te sientas
en el coche, es casi mediodía.

-otra cama, otras orejas, otros aros, otra
boca, otras pantuflas, otros
vestidos
              colores, puertas, números de teléfono.

una vez fuiste lo bastante duro como para
vivir solo.
para un hombre cercano a los sesenta deberías ser
más sensible.

arrancas el coche y sales,
pensando, llamaré a Jeannie.
no la veo desde el viernes.

CHARLES BUKOWSKI
(Poeta estadounidense nacido en Alemania-1920)


Madrid, 18-2-03

ALGUIEN

oh dios, tenía una tristeza espantosa,
aquella mujer estaba allí sentada y
me dijo
¿es usted realmente Charles
                                                Bukowski?
y yo le dije
                        dejemos eso
no me encuentro bien
tengo una tremenda tristeza
y lo único que quiero es
echarte un polvo

ella se rió
creía que me las estaba dando
de listo
y yo no miraba más que sus piernas largas delgadas
            celestiales
veía su hígado y sus entrañas temblando
veía a Cristo allí dentro
bailando un folk-rock.

todas mis carencias interiores
se sublevaron
y fui hacia ella
y la tumbé en el sofá
y le levanté el vestido hasta el cuello

y me importó un pito
si era una violación o el fin del mundo.
volver a estar
ahí
en un sitio
real


sus bragas estaban en el
suelo.
y mi polla entró, mi polla entró
oh Dios, mi polla entró

yo era Charles
Alguien.

 CHARLES BUKOWSKI
(Poeta estadounidense nacido en Alemania-1920)


Madrid, 19-2-03

EL FINAL DE UN AFFAIRE MUY CORTO

probé de pie
esta vez.
habitualmente no
funciona.
esta vez parecía que sí...

ella decía
“¡oh, Dios, tienes unas piernas
tan lindas!”.

estaba todo bien
hasta que ella levantó los pies
del piso,
y me envolvió con sus piernas.
“¡oh, Dios, tienes unas piernas
tan lindas!”.

ella pesaba como 60 kilos
y se colgó de mí mientras yo
trabajaba.

fue cuando acabé
que sentí el dolor
volando hacia arriba
por mi espalda.

la tiré en el sofá
y caminé por
la habitación.
el dolor seguía.

“mira”, le dije,
“mejor vete, tengo
que revelar algunas fotos
en el cuarto oscuro”.

ella se vistió y se fue
y yo caminé hasta la
cocina para buscar un
vaso de agua. agarré el vaso
con mi mano izquierda.
el dolor corría detrás de mis
orejas y
solté el vaso
que se rompió contra el piso.

me metí en la bañera
llena de agua caliente y sales.
me empezaba a relajar
cuando sonó el teléfono.
intenté enderezar la espalda
y el dolor se extendió a mi
cuello y a mis brazos.
me caí
me agarré de los bordes de la bañera
y pude salir
con mi cabeza llena de
luces verdes amarillas y
rojas.  

el teléfono seguía sonando.
atendí
“¿hola?”.

“¡TE AMO!”, dijo ella.

“gracias”, le dije.

“¿eso es todo lo que tienes
para decirme?”.

“sí”.

“¡vete a la mierda!”, dijo y
colgó.

el amor se seca, pensé.
mientras volvía al baño,
más rápido incluso que el esperma.

CHARLES BUKOWSKI
(Poeta estadounidense nacido en Alemania-1920)


Madrid, 20-2-03

LIBERTAD

él tomó vino toda la noche, la noche del
28, y seguía pensando en ella:
la manera en que caminaba y hablaba y amaba
la manera en que le dijo cosas que parecían verdad
pero no lo eran, y él conocía el color de cada uno
de sus vestidos
y sus zapatos- él conocía la parada y la curva de
cada taco
tan bien como la pierna a la que le daba forma.

y ella había salido otra vez cuando él llegó a casa, y
volvería otra vez con ese especial hedor, otra vez
y así fue
ella llegó a las 3 de la mañana
inmunda como un cerdo comemierda
y
él agarró el cuchillo de carnicero
y ella gritó
retrocediendo contra la pared de la pensión
todavía bella, de algún modo
a pesar de que el amor se esfumaba
y él terminó el baso de vino.

ese vestido amarillo
su favorito
y ella gritó de nuevo.

él agarró el cuchillo
y se desabrochó el cinto
se arrancó la ropa delante de ella
y se cortó las bolas.

y las llevó en sus manos
como nueces
las dejó caer en el inodoro
y tiró de la cadena
y ella seguía gritando
mientras la habitación se ponía roja

¡DIOS, OH, DIOS!
¿QUÉ HICISTE?
él se sentó ahí sosteniendo 3 toallas
entre sus piernas
no importándole ya si ella se iba o
se quedaba
si se vestía de amarillo o de verde ni
ninguna otra cosa.

mientras con una mano sostenía las toallas
levantó la otra
y se sirvió otro vino.

CHARLES BUKOWSKI
(Poeta estadounidense nacido en Alemania-1920)


Madrid, 21-2-03

NOSOTROS, LOS DINOSAURIOS

nacimos así
en esto
mientras las caras de tiza sonrían
mientras la señora Muerte se ría
mientras los ascensores se rompen
mientras los panoramas políticos se disuelven
mientras el chico del supermercado
            termina la universidad
mientras el pescado aceitoso escupe su aceitosa plegaria
mientras el sol es enmascarado

nacimos así
en esto
en estas guerras cuidadosamente enloquecidas
en el paisaje de las fábricas con las ventanas rotas
            y vacías
en los bares donde la gente ya no se habla
en las peleas que terminan a los balazos y a las cuchilladas

nacimos en esto
en hospitales tan caros, que es más barato morirse
en abogados que te cobran tanto, que es más barato
            declararse culpable
en un país donde las cárceles están llenas
            y los manicomios cerrados
en un lugar donde las masas elevan a los estúpidos
            a la categoría de héroes
nacimos en esto
caminamos y vivimos
a través de esto
moribundos a causa de esto
silenciados a causa de esto
castrados
abusados
desheredados
a causa de esto
engañados por esto
usados por esto
enloquecidos y enfermos por esto
violentos
inhumanos
por esto
el corazón está negro
los dedos van a la garganta
al revólver
al cuchillo
a la bomba
los dedos van hacia un dios que
no responde

los dedos van a la botella
a las píldoras
a la pólvora

nacimos en esta terrible mortandad
nacimos en un gobierno con 60 años
de deuda externa
y pronto ni siquiera podrán pagar los intereses
y los bancos arderán
el dinero será inútil
habrá crímenes descarados e impunes en las calles
habrá revólveres y mafias oficiales
la tierra se volverá inútil
la comida será una recompensa que se esfuma

todos tendrán poder nuclear
las explosiones sacudirán
la tierra
continuamente
los hombres-robot contaminados
se acecharán unos a otros
los ricos y los elegidos observarán
desde plataformas espaciales
el Infierno del Dante va a parecer
un juego de niños  

el sol ya no se verá y será siempre
noche
los árboles morirán
toda la vegetación morirá
hombres radioactivos comerán la carne de
otros hombres radioactivos
el mar será envenenado
los lagos y los ríos desaparecerán
la lluvia será el nuevo oro
los cuerpos podridos de hombres y animales
esparcirán su hedor en el viento oscuro

los pocos sobrevivientes serán asediados por
nuevas y horribles enfermedades
y las plataformas espaciales se destruirán por cansanci
por escasez de provisiones
por el efecto de la corrupción general

y surgirá el silencio más bello
jamás oído
nacerá de eso.
el sol todavía ahí, oculto
esperando el próximo capítulo.

CHARLES BUKOWSKI
(Poeta estadounidense nacido en Alemania-1920)


Madrid, 24-2-03

 EL CIELO SE ABRE

el cielo se abre para contener la cabeza y las manos
del hombre que sueña
él está muy cerca de los árboles
está muy cerca del silencio y de los días que hablan
            constantemente

a veces del aire llegan unas luces violentas
son ríos que obligan a saludar de lejos y a cerrar
            los postigos hasta que la noche pase

es demasiado tarde pero la edad ofrece siempre
            espacios nuevos que puedes recorrer en
            todas direcciones
espacios palpables y acompasados como los relojes
            de pared
espacios que tú solías hundir en la fuente hasta el
            fondo hasta el lecho donde el agua esconde
            sus profecías su memoria de jornadas puras
espacios abiertos a la claridad del deseo

 aquí las horas adquieren nuevas costumbres
en el interior de las horas el amor sonríe y arroja al
            viento tus secretos
son episodios desconocidos que la boca de un
            adolescente narra susurrando

cuando abro los brazos es que he llegado a una nueva
            provincia del día situada junto al canto del gallo
            y el ramaje de los árboles
el día con millones de ríos deja fluir sus manos hacia
            todos los rincones del universo
en cualquier lugar puede encenderse la palabra que nos
            permita ver entrar el corazón de la madera
            en el mar de tu mano
extensión del instante bella confabulada
una voz todavía para que el aire deje libre los fuegos
            del alba y otra vez para siempre sin nombre
            la espera y el sueño se confundan

 no diré tu nombre no me importa quedarme vacío
            nuevamente después de haberte visto
deja al sueño subir y que él hable solamente

un país un país adonde llegan las luces del vaso y la
            ventana y todo recomienza en el corazón y
            en las manos

EDGAR BAYLEY
(Argentina-1919)
De “La vigilia y el viaje” 


Madrid, 25-2-03

 LIGERA LIVIANA LIBRE

ligera liviana libre
tu amor tenía la risa
de las semanas de olvido
tenías libertad y hablabas
con el gesto de la libertad

subías en las mañanas de lluvia
los altos torreones ajados
por el viento y los deseos
subías reteniendo entre tus manos
los picos de los pájaros sollozantes

ayer
hoy
tu rostro regresa igual
ligera liviana libre
no haberte tomado nunca
no ser como tú misma

EDGAR BAYLEY
(Argentina-1919)
De “La vigilia y el viaje”


Madrid, 26-02-03

TU MAR O TU MAÑANA O LA ESPERANZA

cualquiera fuese el apuro y el llano
la tregua del alba o mi fortuna
o tu ausencia o el viento en que dormitas
o tu mano o el labio inatendido
o las orillas y el aire de tus sienes

cualquiera fuese mi estrella o mi memoria
yo quedo en tus dos arcos
equivocando el vuelo
sin saber ya más y preguntando
con sólo mi amor de pocas voces

dí tú mi nombre y el día de mi casa
alcánzame la furia de tu sueño
tu mar o tu mañana o la esperanza

EDGAR BAYLEY
(Argentina-1919)
De “La vigilia y el viaje”


Madrid, 27-2-03

DE UNA TIERRA A OTRA

Al lado de las calles
de la noche
que abre tus manos y la tierra
al lado de los rayos
de los brazos vacíos de la lluvia
al lado del sílex
de las manos
de la lluvia
al lado del cielo de cada pozo
del hambre
hay puentes posibles
tatuajes
puentes posibles entre mis labios
y el año abierto de tus ojos

sobre las líneas vivientes
sobre el horizonte y las alturas germinantes
hay puentes violentos posibles
que la tierra hace suyos
como ecos
como la cifra y la casa del hombre
de un punto a otro
de mi voz a la tuya

EDGAR BAYLEY
(Argentina-1919)
De “La vigilia y el viaje”


Madrid, 28-2-03

POETA EN LA CIUDAD

en difícil amor y opuesta preferencia
en gesto y voz y calle sin cordura
y un adiós solamente
y un tango sin camino
hay un día que es tuyo al principio del mundo

yo nombro contigo la vigilia y el viaje
y el muelle reinventado y el cielo sin las horas
y el largo error y la hierba del río

contigo nombro el día y la cuerda del aire
y un reflejo cualquiera y el favor de la sal

poeta en la presencia y el árbol sumergido
sueño secreto
alas de locura
ojos olvidados
mar sin culpa abierto
al celo del estío

veo tu mar y tus palabras
que giran en el frío o la lluvia del muro
tu tiempo de canales y deslices
cristal de noches entornadas
ternura y furia de tus años en pie

EDGAR BAYLEY
(Argentina-1919)
De “La vigilia y el viaje”


Selección de Poemas Editados
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