Madrid, 1-4-03

TUVE EL VALOR
DE MIRAR HACIA ATRÁS

Tuve el valor de mirar hacia atrás
Los cadáveres de mis días
Marcan mi camino y les voy llorando
Unos se pudren en las iglesias italianas
O en pequeños bosques de limoneros
Que florecen y fructifican
Al mismo tiempo y en todas las estaciones
Otros días lloraron antes de morir en las tabernas
Donde ardientes ramos rodaban
Ante los ojos de una mulata que inventaba la poesía
Y las rosas de la electricidad se abren aún
En el jardín de mi memoria

GUILLAUME APOLLINAIRE
(Poeta francés nacido en Roma-1880)
De “Alcoholes
Traducción: Claire Deloupy


Madrid, 2-4-03

LA HOGUERA

A Paul-Napoléon Roinard

Tiré en el noble fuego
Que transporto y adoro
Vivas manos y mismo fuego
Ese Pasado esas cabezas de muertos
Llama hago lo que tú quieres

Ese galope repentino de las estrellas
No siendo más que en lo que se convertirá
Se mezcla con el macho relincho
De los centauros en sus acaballaderos
Y de los grandes lamentos vegetales

Dónde están esas cabezas que yo tenía
Dónde el Dios de mi juventud
El amor se ha vuelto malo
Que en la hoguera las llamas renazcan
Mi alma al sol se desnuda

En la llanura han crecido llamas
Nuestros corazones cuelgan de los limoneros
Las cabezas cortadas que me aclaman
Y los astros que han sangrado
No son sino cabezas de mujeres

El río prendido con alfileres sobre la ciudad
Te fija como una prenda
Partiendo del anfión dócil
Padeces todos los tonos encantadores
Que vuelven ágiles las piedras

GUILLAUME APOLLINAIRE
(Poeta francés nacido en Roma-1880)
De “Alcoholes
Traducción: Claire Deloupy


Madrid, 3-4-03

LA IGNORANCIA

ÍCARO

Sol, soy joven y te lo debo a ti,
Mi sombra puede ser afortunada la arrojé.
Perdón, no doy más sombra que una estrella
Soy el único que piensa en la inmensidad.

Mi padre me enseñó los recodos del laberinto
Y la ciencia de la tierra y después murió
Desde entonces escruté durante largo tiempo el viejo temor
Del cielo móvil y me alimenté con hierbas crudas.

Los oráculos, es verdad, desaprobaban este celo
Pero ningún dios para decirlo todo intervino
Y piadoso he penado para acabar las alas
Que un poco de cera fijan a mis hombros desnudos.

Y alcé el vuelo hacia tu rostro espléndido
Los horizontes terrestres se han esparcido
De los desiertos de Libia a los pantanos meótidos
Y de las fuentes del Nilo a las brumas de Thule.

Sol, vengo a acariciar tu rostro espléndido
Y quiero mirar fijamente tu llama única, ciegamente.
Ícaro es celeste y más divino que Alcides
Y su hoguera será tu deslumbramiento.

UN PASTOR

Veo a un dios oblogo flotar bajo el sol,
Ójala se vaya el primer dios visible
Y si fuese un dios moribundo esta maravilla
Roguemos para que caiga lejos de nuestro valle.

ÍCARO

Para evitar la noche, tu madre incestuosa,
Dios circular y bueno estoy flotando entre las nubes
Lejos de la tierra donde viene, estelar y suntuosa,
La noche esa desconocida entre los desconocidos

Y viviré por tu calor y de esperanza.
Pero, tu amor, sol, quema divinamente
Mi cuerpo que mi ignorancia quiso divino
¡Y cielo! ¡Humanos! Giro en el deslumbramiento.

BATELEROS

Un dios cae al mar, un dios desnudo, las manos vacías
Como los ahogados irá hacia una isla
A pudrirse con el rostro vuelto hacia el sol espléndido.
Dos alas hojeolean bajo el cielo de Jonia.

GUILLAUME APOLLINAIRE
(Poeta francés nacido en Roma-1880)
De “Hay
Traducción: Claire Deloupy


Madrid, 4-4-03

OH PUERTAS DE TU CUERPO

Oh puertas de tu cuerpo
son nueve y las he abierto todas
Oh puertas de tu cuerpo
Son nueve y para mí se han vuelto a cerrar todas

En la primera puerta
La Clara Razón ha muerto
Era ¿te acuerdas? el primer día en Niza
tu ojo izquierdo así como una culebra se desliza
Hasta mi corazón
Y que se vuelva a abrir de nuevo la puerta de tu mirada izquierda

En la segunda puerta
Ha muerto toda mi fuerza
Era ¿te acuerdas? en un albergue en Cagnes
Tu ojo derecho palpitaba como mi corazón
Tus párpados latían como en la brisa laten las flores
Y que se vuelva a abrir de nuevo la puerta de tu mirada derecha

En la tercera puerta
escucha latir la aorta
y todas mis arterias hinchadas por tu sólo amor
Y que se vuelva a abrir de nuevo la puerta de tu oído izquierdo

En la cuarta puerta
me escoltan todas las primaveras
y aguzando el oído se escucha del bonito bosque
Subir esta canción de amor y de los nidos
Tan triste para los soldados que están en la guerra
Y que se vuelva a abrir de nuevo la puerta de tu oído derecho

En la quinta puerta
Es mi vida que te traigo
Era ¿te acuerdas? en el tren que volvía de Grasse
Y en la sombra muy cerca muy bajito
Tu boca me decía
Palabras de condenación tan perversas y tan tiernas
Que pregunto a mi alma herida
Cómo pude oirlas sin morir
Oh palabras tan dulces tan fuertes que cuando lo pienso me parece tocarlas
Y que se abra de nuevo la puerta de tu boca

En la sexta puerta
Tu gestación de putrefacción oh Guerra está abortando
He aquí todas las primaveras con sus flores
He aquí las catedrales con su incienso
He aquí tus axilas con su divino olor
Y tus cartas perfumadas que huelo
Durante horas
Y que se vuelva a abrir de nuevo la puerta del lado izquierdo de tu nariz

En la séptima puerta
Oh perfumes del pasado que la corriente de aire se lleva
Los efluvios salinos daban a tus labios el sabor del mar
Olor marino olor de amor bajo nuestras ventanas se moría el mar
Y el olor de los naranjos te envolvía de amor
Mientras en mis brazos te acurrucabas
Quieta y callada
Y que se vuelva a abrir de nuevo la puerta del lado derecho de tu nariz

En la octava puerta
Dos ángeles mofletudos cuidan de las rosas temblorosas que soportan
El cielo exquisito de tu cintura elástica
Y heme aquí armado con un látigo hecho con rayos de luna
Los amores coronados con jacinto llegan en tropel.
Y que se vuelva a abrir de nuevo la puerta de tu alma

Con la novena puerta
Es preciso que salga el amor mismo
Vida de mi vida
Me junto contigo para la eternidad
Y por el amor perfecto y sin ira
Llegaremos a la pasión pura y perversa
Según lo que queramos
A todo saber a todo ver a todo oír
Yo me renuncié en el secreto profundo de tu amor
Oh puerta umbrosa oh puerta de coral vivo
Entre dos columnas de perfección
Y que se vuelva a abrir de nuevo la puerta que tus manos saben abrir tan bien

GUILLAUME APOLLINAIRE
(Poeta francés nacido en Roma-1880)
De “Poemas a Lou
Traducción: Claire Deloupy


Madrid, 7-4-03

HAY ALGUIEN

Entre el silencio
y la música
sagrada
una respiración

Afanosa
jadeante

Un aliento
agitado
que aspira
al aire
libre

El fantasma
de una voz
que recorre
anhelante
las paredes
el cuarto
las manos
la memoria

La vida
alguien

Una respiración
desesperada
buscándose
lugar

RODOLFO ALONSO
(Argentina-1934)
De “Hago el amor”


Madrid, 8-4-03

A TU ALREDEDOR

alrededor tuyo
el viento

rostros de las prisiones

alrededor tuyo
la verdad desnuda

gracia dormida

hierro

cambios
del amor

RODOLFO ALONSO
(Argentina-1934)
De “Entre dientes”


Madrid, 9-4-03

EL POETA BUSCA TRABAJO

tiembla
copa

en tu sabor
hay años

magias
días futuros

tiembla conmigo

abrasa

calienta el corazón
del mundo

RODOLFO ALONSO
(Argentina-1934)
De “Entre dientes”


Madrid, 10-4-03

TIERRA REDONDA

hoy estamos aquí contenemos el mundo
rebeldes a la muerte a la resurrección a la palabra
no sabemos qué hacer con nuestra espalda
nuestras manos que cantan la noche vertical
el sol por tanto tiempo iluminado
la alegría ascendente

tu tiempo se abre aquí tierra redonda
tu boca se abre
y sobre el horizonte del presagio
nuestra sombra aparece tercamente

RODOLFO ALONSO
(Argentina-1934)
De “Salud o nada”


Madrid, 11-4-03

LA MUCHACHA
DE LAS ISLAS CANARIAS

la que yo amo distribuye el tiempo
conserva las raíces de las horas en sus manos
salud en sus campanas
en su muralla convertida en lluvia
en su corazón que está en declive

en la cumbre la muerte en el fondo el amor
amor sus dos pupilas amor cabalga la certeza
y ella convive con los hombres

hoy sus islas habitan mi garganta
la nadadora negra está de pie en la orilla
y hace jirones de pelo con el viento

la que yo amo persiste en el invierno
se da y huye
para luego volver a prosternarse
levántate esperada tu corazón es un crisol
pero aún hay una espada en tu sonrisa

la que yo amo está cerca de mí
nuestra fuerza es la fuerza de los hombres
está en mis venas y en mis músculos
caliente como el pan como la sangre como el vino

RODOLFO ALONSO
(Argentina-1934)
De “Hago el amor”


Madrid, 14-4-03

Y GOLPEA Y GOLPEA Y GOLPEA

y sigue golpeando y otra vez
y así a continuación
y una vez dos veces tres veces hasta mil
y vuelve a empezar con más fuerza
y golpea la gran tabla de multiplicar y la pequeña tabla
     de multiplicar
y golpea y golpea y golpea
página 222 página 223 página 224 y así a continuación hasta la página 299 pasa la página 300 y continúa por la página 301 hasta la página 400 y golpea ésta una vez hacia delante dos veces hacia atrás tres veces hacia arriba y cuatro veces hacia abajo
y golpea los doce meses
y las cuatro estaciones
y los siete días de la semana
y los siete tonos de la escala
y los seis pies de los yambos
y los números pares de las casas
y golpea
y golpéalo todo junto
y la cuenta está hecha
y da uno.

JEAN ARP
(Nacido en Estrasburgo en 1887)
De “Días deshojados”


Madrid, 15-4-03

EL AIRE ES UNA RAIZ

las piedras están llenas de entrañas. bravo. bravo. las
     piedras están llenas de aire.
las piedras son ramas de agua.

En la piedra que ocupa el lugar de la boca brota una hoja
     espinosa. bravo.
una voz de piedra está mano a mano y pie a pie con una
     mirada de piedra.

las piedras son atormentadas como la carne.
las piedras son nubes porque su segunda naturaleza les
     baila en su tercera nariz. bravo. bravo.

cuando las piedras se rascan les crecen uñas en las raíces.
     bravo. bravo.
las piedras tienen orejas para comer la hora exacta.

JEAN ARP
(Nacido en Estrasburgo en 1887)
De “Días deshojados”


Madrid, 16-4-03

DE CARNE Y HUESO

Un péndulo de carne y hueso
toca el abecedario.
Las nubes respiran en los cajones.
Una escalera de mano sube por una escalera
de mano y lleva a la espalda
a la mujer escalera.

El espacio está sobre aviso.
Ya no duerme como la leche.
Se columpia en la lengua
de un recuerdo piadoso.
El espacio está bien lavado.
La desnudez de una cruz
la descripción de una lágrima
la descripción de una gota de sangre
en una gruta de carne y hueso.

En el plano ruidoso de nuestro siglo
un cordelito perdido
se pone a contarnos
que sirvió para hacer bailar
pirámides de carne y hueso
sobre sus vértices
como peonzas.

Dame de tus montes,
tienes más de mil.
Yo te daré a cambio
viento y porcelana de viento.
Te daré árboles mutilados
con manos de puntillas.

Te daré una corona de carne y hueso
y un gran sombrero lleno de miel.
Te daré además
uno de mis jardineros
que me riega de día y de noche.

JEAN ARP
(Nacido en Estrasburgo en 1887)
De “Días deshojados”


Madrid, 21-4-03

XI
EL ENEMIGO

Mi juventud fue sólo una tenebrosa tormenta,
Atravesada aquí y allá por soles deslumbrantes;
Trueno y lluvia causaron tal estrago,
Que en mi jardín apenas quedan frutas bermejas.

He aquí que alcancé el otoño de las ideas,
Y es preciso usar la pala y los rastrillos
Para juntar de nuevo las tierras inundadas,
Donde el agua cava hoyos grandes como tumbas.

¿Y quién sabe si las flores nuevas con las que sueño
Encontrarán en este suelo limpio como una orilla
El místico alimento que les daría vigor?

-¡Oh dolor! ¡Oh dolor! ¡El tiempo se come la vida,
y el oscuro Enemigo que nos roe el corazón
Con la sangre que perdemos crece y se fortalece!

CHARLES BAUDELAIRE
(Francia-1821)
De “Spleen e Ideal”
Traducción: Claire Deloupy


Madrid, 22-4-03

XL
SEMPER EADEM*

“¿De dónde te viene, decías, esta extraña tristeza,
Subiendo como el mar sobre la roca negra y desnuda?”
-Cuando nuestro corazón ha hecho una vez su vendimia,
Vivir es un mal. Es un secreto de todos conocido

Un dolor muy sencillo y no misterioso,
Y, como tu alegría, deslumbrante para todos.
Deja pues de buscar, ¡oh hermosa curiosa!
Y, aunque tu voz sea dulce ¡cállate!

¡Cállate, ignorante! ¡alma siempre encandilada!
¡Boca de risa infantil! ¡Más aun que la Vida,
La Muerte nos atrapa a menudo con lazos sutiles,

Deja, deja mi corazón embriagarse con una mentira,
Hundirse en tus bellos ojos como en un hermoso ensueño,
Y dormitar largamente a la sombra de tus pestañas!

CHARLES BAUDELAIRE
(Francia-1821)
De “Spleen e Ideal”
Traducción: Claire Deloupy


Madrid, 23-4-03

CX
RECOGIMIENTO

Pórtate, ¡oh Dolor mío! Y quédate más tranquilo
Pedías el anochecer; está bajando; aquí está:
Una atmósfera oscura envuelve la ciudad,
Trayendo paz a unos, a otros desazón.

Mientras la vil multitud de los mortales
Bajo el látigo del Placer, verdugo despiadado,
Va a cosechar remordimientos en la fiesta servil,
Dolor mío, dame la mano; ven por aquí,

Lejos de ellos. Mira cómo los difuntos Años se asoman
Sobre los balcones del cielo, con ropa anticuada;
Surge, sonriente, del fondo del agua la Añoranza;

El Sol moribundo se duerme bajo el arco de un puente,
Y, como una gran mortaja arrastrándose hacia Oriente,
Escucha, querido mío, escucha la dulce Noche que camina.

CHARLES BAUDELAIRE
(Francia-1821)
De “Cuadros parisienses”
Traducción: Claire Deloupy


Madrid, 24-4-03

XV
EL HOMBRE Y EL MAR

¡Hombre libre, siempre amaras el mar!
El mar es tu espejo; contemplas tu alma
En el acontecer infinito de su ola,
Tu espíritu no es un abismo menos amargo.

Te gusta hundirte en el seno de tu imagen;
La abrazas con los ojos y los brazos, y tu corazón
Se distrae a veces de su propio rumor
Al ruido de ese quejido indomable y salvaje.

Sois los dos tenebrosos y discretos:
Hombre, nadie sondeó el fondo de tus abismos;
¡Oh mar, nadie conoce tus íntimas riquezas,
Tan celosos sois de guardar vuestros secretos!

Y sin embargo hace innumerables siglos
Que combatís sin piedad ni remordimiento,
Tanto os gusta la masacre y la muerte,
¡Oh luchadores eternos! ¡oh hermanos implacables!

CHARLES BAUDELAIRE
(Francia-1821)
De “Spleen e Ideal”
Traducción: Claire Deloupy


Madrid, 25-4-03

LVI
CANTO DE OTOÑO

Pronto nos hundiremos en las frías tinieblas;
¡Adiós, viva claridad de nuestros veranos tan cortos!
Ya escucho caer con choques fúnebres
La madera que suena sobre el pavimento de los patios.

Todo el invierno va a entrar en mi ser: ira,
Odio, estremecimientos, horror, labor dura y forzada,
Y, como el sol en su infierno polar,
Mi corazón no será más que un bloque rojo y helado.

Escucho estremecido cada tronco que cae;
El patíbulo que están construyendo no tiene eco más sordo.
Mi espíritu es semejante a la torre que sucumbe
Bajo los golpes del ariete incansable y pesado.

Me parece, mecido por este choque monótono,
Que clavan apresuradamente un ataúd en alguna parte.
¿Para quién? –Ayer era verano; ¡he aquí el otoño!
Ese ruido misterioso suena como una partida.

CHARLES BAUDELAIRE
(Francia-1821)
De “Spleen e Ideal”
Traducción: Claire Deloupy


Madrid, 28-4-03

XLV

(3)

   En la clave del arco ruinoso
cuyas piedras el tiempo enrojeció,
obra del cincel rudo campeaba
          el gótico blasón.

   Penacho de su yelmo de granito,
la yedra que colgaba en derredor
daba sombra al escudo en que una mano
          tenía un corazón.

   A contemplarle en la desierta plaza
          nos paramos los dos;
-Y ese –me dijo- es el cabal emblema
          de mi constante amor.

   ¡Ay! Es verdad lo que me dijo entonces;
          verdad que el corazón
lo llevará en la mano..., en cualquier parte...
          pero en el pecho, no.

GUSTAVO ADOLFO BÉCQUER
(España-1836)
De “Rimas”


Madrid, 29-4-03

XII
(35)

   Olas gigantes que os rompéis bramando
en las playas desiertas y remotas,
envuelto entre la sábana de espumas,
          ¡llevadme con vosotras!

   Ráfagas de huracán que arrebatáis
del alto bosque las marchitas hojas,
arrastrado en el ciego torbellino,
          ¡llevadme con vosotras!

   Nubes de tempestad que rompe el rayo
y en fuego encienden las sangrientas orlas,
arrebatado entre la niebla oscura,
          ¡llevadme con vosotras!

   Llevadme, por piedad, a donde el vértigo
con la razón me arranque la memoria.
¡Por piedad! ¡Tengo miedo de quedarme
          con mi dolor a solas!

GUSTAVO ADOLFO BÉCQUER
(España-1836)
De “Rimas”


Madrid, 30-4-03

LXXIII
(71)

   Cerraron sus ojos
que aún tenía abiertos,
taparon su cara
con un blanco lienzo,
y unos sollozando,
otros en silencio,
de la triste alcoba
todos se salieron.

   La luz que en un vaso
ardía en el suelo,
al muro arrojaba
la sombra del lecho;
y entre aquella sombra
veíase a intervalos
dibujarse rígida
la forma del cuerpo.

   Despertaba el día,
y, a su albor primero,
con sus mil ruidos,
despertaba el pueblo.
Ante aquel contraste
de vida y misterio,
la luz y tinieblas,
yo pensé un momento:

- ¡Dios mío, qué solos
se quedan los muertos!

   De la casa, en hombros,
lleváronla al templo
y en una capilla
dejaron el féretro.
Allí rodearon
sus pálidos restos
de amarillas velas
y de paños negros.

   Al dar de las Ánimas,
el toque postrero,
acabó una vieja
sus últimos rezos;
cruzó la ancha nave,
las puertas gimieron,
y el santo recinto
quedóse desierto.

   De un reloj se oía
compasado el péndulo,
y de algunos cirios
el chisporroteo.
Tan medroso y triste,
tan oscuro y yerto,
todo se encontraba
que pensé un momento:

- ¡Dios mío, qué solos
se quedan los muertos!

*

   De la alta campana
la lengua de hierro
le dio volteando
su adiós lastimero.
El luto en las ropas,
amigos y deudos
cruzaron en fila
formando el cortejo.

   Del último asilo,
oscuro y estrecho,
abrió la piqueta
el nicho a un extremo.
Allí la acostaron,
tapiáronle luego
y con un saludo
despidióse el duelo.

   La piqueta al hombro
el sepulturero,
cantando entre dientes,
se perdió a lo lejos.
La noche se entraba,
[reinaba el silencio];
perdido en las sombras,
yo pensé un momento:

- ¡Dios mío, qué solos
se quedan los muertos!

*

   En las largas noches
del helado invierno,
cando las maderas
crujir hace el viento
y azota los vidrios
el fuerte aguacero,
de la pobre niña
a veces me acuerdo.

   Allí cae la lluvia
con un son eterno;
allí la combate
el soplo del cierzo.
Del húmero muro
tendido en el hueco,
¡acaso de frío
se hielan sus huesos...!

***

¿Vuelve el polvo al polvo?
¿Vuela el alma al cielo?
¿Todo es sin espíritu,
podredumbre y cieno?
No sé; pero hay algo
que explicar no puedo,
algo que repugna
aunque es fuerza hacerlo,
a dejar tan tristes,
tan solos los muertos. 

GUSTAVO ADOLFO BÉCQUER
(España-1836)
De “Rimas”


Selección de Poemas Editados
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