Madrid, 4-11-02

Poema leído en la boda
De André Salmon

El 13 de julio de 1909

Esta mañana al ver banderas no me dije
He aquí la rica indumentaria de los pobres 
Ni  el pudor democrático  quiere ocultarme su dolor
Ni la preciada libertad hace que se imite ahora
A las hojas oh libertad vegetal oh única libertad terrestre
Ni  las casas arden porque nos marcharemos para no volver
Ni esas manos agitadas trabajarán mañana para todos nosotros
Ni siquiera se ha colgado a los que no sabían gozar de la vida
Ni siquiera se renueva el mundo retomando la Bastilla
Sé que sólo lo renuevan los que están fundados en la poesía
Se ha engalanado París porque mi amigo André Salmon
Allí se casa

Nos conocimos en una bodega maldita
En tiempos de nuestra juventud
Fumando los dos y mal vestidos esperando el alba
Apasionados apasionados los dos por las mismas palabras 
    cuyo sentido habrá que cambiar
Engañados engañados pobrecitos sin saber aún reír
La mesa y los dos vasos se transformaron en un moribundo 
    que nos echó la última mirada de Orfeo

Los vasos cayeron se rompieron
Y aprendimos a reír
Partimos entonces peregrinos de la perdición
Cruzando calles cruzando comarcas cruzando la razón
Lo volví a ver a orillas del río donde flotaba Ofelia
Blanca flota aún entre los nenúfares
Él iba en medio de pálidos Hamlets
Tocando con su flauta tocando los aires de la locura
Lo volví a ver junto a un mujik moribundo contando las bienaventuranzas
Admirando la nieve semejante a las mujeres desnudas
Volví a verle haciendo esto o aquello en honor de las mismas palabras
Que cambian el rostro  de los niños y digo todas estas cosas
Recuerdo y Porvenir porque mi amigo André Salmon se casa

Regocijémonos no porque nuestra amistad ha sido el río que nos fertilizó
Terrenos ribereños cuya abundancia es el alimento que todos esperan
Ni porque nuestras copas nos echan una vez más la mirada de Orfeo moribundo
Ni porque tanto hemos crecido que muchos podrían confundir nuestros ojos y las estrellas
Ni porque las banderas ondean en las ventanas de los ciudadanos que están contentos 
    desde hace cien años de tener la vida y cosas menudas para defender
Ni porque fundados en la poesía tengamos derechos sobre las palabras que forman y 
    deshacen el Universo
Ni porque podemos llorar sin temor al ridículo y  sabemos reír
Ni porque fumamos y bebemos como antaño
Regocijémonos porque el director del fuego y de los poetas
El amor que como la luz llena
Todo el espacio sólido entre  las estrellas y los planetas
El amor quiere que hoy mi amigo André Salmon se case.

GUILLAUME APOLLINAIRE
De " Alcoholes"
(Poeta francés nacido en Roma-1880)
Traducción: Claire Deloupy


Madrid, 5-11-02

ODA EN LA CENIZA

 A Francisco Brines

Una vez más. Las olas, los sucesos,
la menuda porfía que horada
la granítica realidad, el inmóvil
bloque donde los tiempos
giran como un águila
aciaga.
            Cada minuto el mundo es otro,
otra la muerte,
otro el desdén, la diurna aparición del entusiasmo,
el radical sentido.
                                    Perdemos suelo,
firme contacto, asidero de sombras. Dame
la mano, álzame, tocaría
acaso la sublime
agarradera sin ceniza, la elevada
roca, el alto asiento
del resplandor, la puerta que no gira
ni se abre, ni cierra, el último
fundamento del agua, de la sed, de los aires
diáfanos,
del barro mísero donde el ardor se quema
como un ascua. Oh tentación de ser
en la portentosa verdad,
en el irradiante espacio, estallido de veneración
más allá del respeto
sombrío. Oh calcinante
idealidad sagrada que no arde ni quema
en la deslumbradora invisibilidad, en la increíble
fuerza del mundo. Oh témpano de oceánico ardor
donde el cansancio
puede brillar y la queja
abrasar y ser otra, y el hombre apetecer y saciarse
en el alimento continuo.
                                    Oh desaliento
del desconocer, hambrear, consumirse,
centro del hombre.
                                    Tú, mi compañero,
triste de acontecer,
tú, que como yo mismo ansías lo que ignoras, y tienes lo que
           acaso no sabes,
dame la mano en la desolación,
dame la mano en la incredulidad y en el viento,
dame la mano en el arruinado sollozo, en el lóbrego cántico.
Dame la mano para creer, puesto que tú lo sabes,
dame la mano para existir, puesto que sombra eres y ceniza,
dame la mano hacia arriba, hacia el vertical puerto, hacia la
           cresta súbita.
Ayúdame a subir, puesto que no es posible la llegada,
el arribo, el encuentro.
Ayúdame a subir puesto que caes, puesto que acaso
todo es posible en la imposibilidad,
puesto que tal vez falta muy poco para alcanzar la sed,
muy poco para coronar el abismo,
el talud hacia el trueno
la pared vertical de la duda,
el terraplén del miedo.
                                    oh dame
la mano porque falta muy poco
para saltar al regocijo
muy poco para el absoluto reír y el descanso,
muy poco para la amistad sempiterna.
                                                            Dame la mano
tú que como yo mismo ansías lo que ignoras y tienes lo que
           acaso no sabes,
dame la mano hacia la inmensa flor que gira en la felicidad,
dame la mano hacia la felicidad olorosa que embriaga,
dame la mano y no me dejes caer,
como tú mismo,
como yo mismo,
en el hueco atroz de las sombras.

CARLOS BOUSOÑO
De " Oda en la ceniza"
(España-1923)


Madrid, 6-11-02

HOMBRE CON VASO DE VINO

Soy el bello animal enjaulado en mis huesos.

En marfiles magníficos que celosamente me custodian.

Son mi habitación privada
donde viven mezclados
los días del futuro y pequeñas
humedades de infancia;
la memoria de algo que pasó
y volverá a repetirse:
el nombre de mi muerte.

Allí acumulo mi sed y mi alegría,
mis fatigas y asombros,
mis ropajes usados,
lenguajes como fiebres incurables
y el maravilloso amor.

Esa jaula es mi pasaporte humano,
necesario.

Mi vestidura secreta,
mi desnudez total,
desconocida.

RUBÉN VELA
(Argentina-1928)


Madrid, 7-11-02

EL PECADO DEL LENGUAJE

No todo el que me dice ¡Señor, Señor!
entrará en el reino de los cielos.
(Mateo, 7,21)

Del miedo original, sólo me pudo
mi palabra salvar. Venció su mano
al mundo en su avalancha de océano,
de viento contra el corazón desnudo.

Detrás del transparente y duro escudo
miré, abrigado, el desamparo humano,
la sima del crepúsculo lejano,
la muerte inmensa y el horror menudo.

También de Ti, Señor, me he preservado
y me preservo ahora con nombrarte,
y aún más cuando Te rimo este pecado.

Vano fuera no interpretar mi parte;
tal vez con la herramienta que me has dado
de hablar, Te ganaré, para callarte.

JOSÉ MARÍA VALVERDE
(España-1926)


Madrid, 8-11-02

LA PASIÓN DESVELADA

Dame tu voz antigua en cuyo acento escucho
el rumor de los bosques primitivos,
el canto misterioso de los seres selváticos,
el grito de agonía
de la primera virgen violada.
Dame tu voz antigua donde yo reconozco
mi propia voz extinguida,
aquella que cantaba hace milenios
en las frondosas selvas sin historia,
aquella que sonaba en el murmullo
de las límpidas fuentes intocadas.

Yo fui la gota de agua,
o un pájaro aturdido cruzado el aire nuevo
de la aurora del mundo;
acaso un pez de oro sobre cuyas escamas
probó el sol la dorada destreza de sus rayos.
Mas era ya la misma doliente criatura
que ahora soy, consumida de sueños y tristezas,
en el ardiente caos del Paraíso,
con los ojos abiertos al secreto de Dios.

Es tu voz el puente por donde regreso,
milenios y milenios traspasando,
a mi libre existencia de agua fresca,
de verde candidez. Mi carne gime
escuchando tu voz como si oyera
la llamada lejana y misteriosa
de las tribus sin nombre. Rituales
de sangre y fuego en el brutal nocturno,
aullidos fugitivos y, en la hierba,
mi cuerpo -¿de mujer?, ¿de reptil?, ¿de insecto?-
hollado por la bárbara dulzura
de la pasión del mundo.

SUSANA MARCH
(España-1915)


Madrid, 11-11-02

VUELVO HACIA MÍ

Vuelvo hacia mí. Regreso.
Vengo
de donde nunca quisiera ir,
de donde dicen que debiera estar:
donde están todos.
Pero allí nunca hay nadie.

Y entro. Y voy a mí,
donde estoy siempre, aunque me llamen;
aunque quiera salir; aunque me obliguen.
(Oh, no. Quédate. Y sigo.
Y allí están mis paisajes,
mis labios, mis palabras.
Y mi yerba o prodigio).

Pero vuelven.
Inesperados, vuelven.
Y estallan con su voz de estornino.
Y derriban mis labios.
Y abortan mi prodigio de yerba.

Y van cerrando párpados, postigos.
Y vienen.
Interminables vienen.

Y otra vez las palabras adultas
-esas que nunca entiendo-
me atormentan, convergen.
Y me llevan
donde nunca quisiera ir:
donde están todos.
Allí donde no hay nadie.

Por eso
-camino hacia mí misma
no me busquéis- regreso.

TRINA MERCADER
(España-1919)


Madrid, 12-11-02

LA INTRUSA

Ha venido la intrusa nuevamente.
La falda volteando en la cintura,
la blusa, abierta flor, sobre la carne
redonda y perfumada de los senos.

He sentido sus ojos penetrarse
como lluvia de otoño en la pradera
silenciosa y sombría de mi cuerpo,
gotas de fría luz, aves de presa.

He sentido sus ojos penetrarme.
Ojos de azul oscuro, ojos de noche,
donde habita el insomnio, donde sueñan
los incansables pájaros del viento.

Ha venido la intrusa nuevamente,
quién sabe de qué sitio, de qué tiempo
perdido en una esquina del espacio,
de qué ciudad sin nombre, de qué cielo.

Es la hermana gemela de otra vida,
en la que ya no existo. Es la sombra,
el aroma perdido del recuerdo,
la mutilada voz de la memoria.

Está frente a mi puerta. Ella me mira
y yo cierro los ojos por no verla.

PINO BETANCOR
(España-1928)


Madrid, 13-11-02

LA RED

(I)

Son los hilos aquellos. Se han trabado
mejor -¿mejor?-. Qué dura es la salida
con el mar que amanezca. Y cuánta herida,
y cuánta amarga sal por cualquier lado.

Oh, dedos que la red han anudado;
cárcel de amor doliente y escogida;
vientos esperanzados de partida
cuando todo en el alma ha regresado.

Retorno a la pasión de cada viaje;
arrastro, cargo y hundo mi cordaje
para volverlo a recoger vacío.

Tú en el centro, Señor de las batallas;
yo, gladiador inerme entre las mallas,
y el agua fugitiva, el verso mío.

JOSÉ GARCÍA NIETO
(España-1914)
De "La red"


Madrid, 14-11-02

SALMO DEL PROPÓSITO DE FE

    Procuraré que la esperanza mía
tenga nave que surque tu pureza.
Procuraré, Señor, que mi tristeza
mude, con tu Mirada, en alegría.

    Procuraré que el sueño que tenía
-centinela de ronda en mi cabeza-
quiera apostar mi fe por tu grandeza
soñando como yo te soñaría.

    Toda mi fe la tengo como un vuelo
contenido en el hueco de la mano,
con la que acaso pida merecerte.

    Mi sangre derramada por el suelo,
de su sueño quizá pueda temprano
despertar en tu Seno con la muerte.

JOSÉ GERARDO MANRIQUE DE LARA
España-1922


Madrid, 15-11-02

SONETO

Tres potencias bien empleadas en un caballerito de estos tiempos

    Levántome a las mil, como quien soy.
Me lavo. Que me vengan a afeitar.
Traigan el chocolate, y a peinar.
Un libro... Ya leí. Basta por hoy.

    Si me buscan, que digan que no estoy...
Polvos... Venga el vestido verdemar...
¿Si estará ya la misa en el altar?
¿Han puesto la berlina? Pues me voy.

    Hice ya tres visitas. A comer...
Traigan barajas. Ya jugué. Perdí...
Pongan el tiro. Al campo, y a correr...

    Ya doña Eulalia esperará por mí...
Dio la una. A cenar, y a recoger...
"¿Y es éste un racional?" "¿Dicen que sí."

TOMÁS DE IRIARTE
(España-1782)


Madrid, 18-11-02

 UNA SOMBRA TRISTÍSIMA,
INDEFINIBLE Y VAGA

            Una sombra tristísima, indefinible y vaga,
como lo incierto siempre ante mis ojos va,
tras de otra vaga sombra que sin cesar la huye,
            corriendo sin cesar.

            Ignoro su destino… mas no sé por qué temo,
               al ver su ansia mortal,
que ni han de parar nunca, ni encontrarse jamás.

ROSALÍA DE CASTRO
(España-1837)


Madrid, 19-11-02

PERO NO LA MISMA SOLEDAD

Cualquier cosa menos la misma
                                                   soledad otra vez
soledad
más profunda que el mar
más amarga que la sed en el desierto
más cortante que un cuchillo contra un ojo abierto.
Cualquier cosa menos la misma
                                                    soledad otra vez.

Aquí están mi sangre y mis manos
y las llaves de la cárcel de mil instintos.
Cógelas, cógelas
enciérrame en todo lo que pertenece a todos
enciérrame en todo lo que tienen todos en común.

Aquí están mi rebeldía y mi soledad,
su grito está enfermo como el del somormujo.
Ciégalas con la calma de la luna,
ahoga su garganta con tu olvido.
Cualquier cosa menos la misma
                                                     soledad otra vez.

Sí, claro que lo sé, lo sé:
el amor que acaricio
apenas es el amor de los labios a sí mismos
paz serena y la seguridad de la ribera.
Que se hunda la ribera
que sean aplastados los labios.
Cualquier cosa: sangre en las manos
el grito del somormujo y
el cuchillo contra un ojo abierto
cualquier cosa menos la misma
                                                    soledad otra vez.

KARL VENNBERG
(Suecia-1910)
De "Fiskefäd"


Madrid, 20-11-02

PERMISO PARA LAVARME

Nunca entendí lo que es un laberinto
hasta que cara a cara con mi mismo
perfil hurgara en el espejo matutino
con que me lavo el polvo y me preciso.

 Porque así somos más de lo que fuimos
a la orilla del sol alado y fino:
de sangre reja y muro bien vestidos
de moho y vaho y rata amados hijos.

ROQUE DALTON GARCÍA
(El Salvador-1935)


Madrid, 21-11-02

DEMASIADO CAFÉ

Juntas en infinita sombra
Desafían la invencible aurora,
La Medida que nunca se hizo,
La Línea que nunca se trazó.

EDWIN ARLINGTON ROBINSON
(Estados Unidos-1869)  


Madrid, 22-11-02

ALGUNO DE ESTOS DÍAS

Vas a ver,
uno de estos días
quizás hoy mismo,
me voy a desatar ese nudo mal tramado;
juntaré mis edades sueltas
unificaré lo realizado en un hecho,
los asientos en que perdí mi tiempo
usándolos,
los pisos las veredas
la expectativa del minutero
imponiendo quedarme una hora más
vas a ver
quizás hoy mismo o mañana
seguro me olvidaré de apagar la luz
así como estoy,
ningún objeto industrial
abotonará mi cuerpo
vas a ver
me voy a dar un baño
y saldré a la calle,
se espantarán después de reírse
y me internarán en esas casas que tienen
loco de amor por vos,
vas a ver.

LUIS LUCHI
(Argentina-1921)


Madrid, 25-11-02

LA ENCENDIDA CALMA

I

Cegados de saliva y lluvia, sudorosos,
¿sos vos la mañana ese hilo amarillento,
esa costura hilvanada con prisa, azarosa,
sobre un cielo para siempre desgarrado?

Entre las plantas aún es de noche
para los labios
húmedos
de rocío.

ALBERTO SZPUNBERG
(Argentina-1940)


Madrid, 26-11-02

 ESA ÓRBITA ABIERTA

            Los pájaros del aire
se mecen en las ramas de las nubes;
los pájaros del agua
se mecen en las olas de la mar
(y viento, lluvia, espuma, sol en torno),
como yo, Dios, me mezco en los embates
de ola y rama, viento y sol, espuma y lluvia,
de tu conciencia mecedora bienandante.
(¿No es el goce
mayor de lo divino de lo humano,
el dejarse mecer en Dios, en la conciencia
rezagada de Dios, en la inmanencia madreada,
con su vaivén segundo interminable?)
            Vaivén, el movimiento
de lo eterno que vuelve, en ello mismo
y en uno mismo;
esa órbita abierta
que no se sale de sí nunca; abierta,
y que nunca me libra de sí; abierta,
(porque)
lo cerrado no existe en su infinito,
aunque sea regazo y madre y gloria.

JUAN RAMÓN JIMÉNEZ
(España-1881)


Madrid, 27-11-02

 ALEJA

Aleja al tigre que llevo dentro
Puedo vivir sin él
Aleja mi nombre Lars
Puedo tenerlo y no tenerlo

Y déjame estar junto a ti
A quien siempre echaré de menos
Tú a quien siempre echo de menos
Déjame estar junto a ti

Déjame flotar
Aunque sea en el vacío
Temblando en las alas de la libélula
Por toda tú

El viento es fuerte en lo vacío
Cuando despierto
Veo en la ventana un árbol que susurra
Susurros de ti

LARS FORSELL
(Suecia-1928)


Madrid, 28-11-02

BAJO EL BOSQUE LÁCTEO
(Fragmento)

ROSIE PROVERT
¿Qué mares contemplaste,
Tom Cat, Tom Cat,
cuando los navegabas
hace ya tanto, tanto?
¿Qué monstruos resoplaban
en el verde ondulante
cuando tú eras mi dueño?

CAPITÁN CAT
Te diré la verdad.
Mares vociferantes como focas,
mares verdes, azules,
mares llenos de anguilas,
tritones y ballenas.

ROSIE PROVERT
¿Y qué mares surcaste,
oh viejo ballenero, cuando tú,
sobre grasientas olas de ballena,
entre Gales y San Francisco,
eras contramaestre mío.

CAPITÁN CAT
Cierto como el ahora,
Rosie, golfilla amada de Tom Cat,
marinerita de agua dulce,
de los amores el más grato,
fácil entre las fáciles,
la siempre dulce amiga,
mares verdes como habichuelas,
mares de cisnes deslizantes
bajo aullidos de foca de la luna.

ROSIE PROBERT
¿Qué mares te mecieron
oh mi pequeño timonel,
mi esposo más querido,
con botas altas y anhelante,
mi pato, ballenero mío,
mi miel, mi papaíto,
mi azucarado y lindo marinero,
con mi nombre en tu vientre
cuando eras un muchacho,
hace ya tanto, tanto?

CAPITAN CAT
No he de mentirte,
que no he visto mecerse
otros mares que el tuyo,
aguas surcadas juntos.
Acuéstate y reposa,
naufrague yo en tus muslos.

ROSIE PROBERT
Llama dos veces, Jack,
al portón de mi tumba,
y pregunta por Rosie.

CAPITÁN CAT
Rosie Probert.

ROSIE PROBERT
Recuérdala.
Ella ya va olvidando.
La tierra que llenó su boca
desaparece entre sus manos.
Recuérdame.
Yo te he olvidado.
Me marcho hacia la sombra de la sombra por siempre.
He olvidado, incluso, mi nacimiento.

DYLAN THOMAS
(Gran Bretaña-1914)


Madrid, 29-11-02

CAPÍTULO LXXIV
fragmento

Yace aquí el Hidalgo fuerte
que a tanto extremo llegó
de valiente, que se advierte
que la muerte no triunfó
de su vida con su muerte.
Tuvo a todo el mundo en poco;
fue el espantajo y el coco
del mundo, en tal coyuntura,
que acreditó su ventura,
morir cuerdo y vivir loco. 

MIGUEL DE CERVANTES SAAVEDRA
(España-1547)
De "Don Quijote de la Mancha"


Selección de poemas editados

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