Madrid, 3-5-02

HAY QUE HACER MUCHAS COSAS

Hay que hacer muchas cosas todavía:
barrer el patio,
regar las margaritas,
sacudirnos las alas, y pintarlas de nuevo
con los colores que nos presta el día.

Cantar en la guitarra
y echar al viento las semillas
y acurrucar en un altar secreto
las penas nuevas que nos guarda el día.

Hay que hacer muchas cosas;
retomar la canción vieja y perdida,
beber sus aguas, caminar su tierra
mientras sabemos que aún es nuestro el día.

Y aprisionar la sombra
(ella sufre tremendas pesadillas)
es nostálgica y llena de locuras;
nos vuelve trágicos a mitad del día.

¡Hay que hacer muchas cosas!
abrir el sol, levantar nuestras cortinas,
que ya tendremos tiempo suficiente
de beber sombras cuando acabe el día.

MATILDE CASAZOLA
(Bolivia-1943)
De "Los racimos"


Madrid, 6-5-02

OZIMANDIAS

Conocí a un viajero de un antiguo país
que me dijo: hay en el desierto dos grandes piernas,
sin tronco, de piedra. Cerca, medio hundido
en la arena, yace un rostro destrozado. En su ceño,
en sus labios fruncidos, en su frío gesto de dominio y desprecio,
selladas sobre estas cosas sin vida
bien leyó su escultor las pasiones que aún sobreviven
a la mano y corazón de aquel que las tallaba.
Y aparecen en el pedestal estas palabras:
"Me llamo Ozimandias, rey de reyes.
Contempla mis obras, tú, poderoso y desespera."
Nada permanece. Alrededor de la decadencia
de esta inmensa ruina, ilimitada y desnuda
se extiende lejana la arena solitaria.

PERCY BYSSHE SHELLEY
(Inglaterra-1792)


Madrid, 7-5-02

DE IN MEMORIAM

Oscura casa: otra vez vuelvo aquí
    a tu lado, a esta larga calle inhóspita,
    puertas donde mi corazón se acostumbró
a palpitar esperando una mano,

mano que ya no podré estrechar.
    Mírame, pues no puedo dormir
    y como un condenado me arrastro
muy de mañana hasta la puerta.

Él no está aquí; pero a lo lejos
    comienza de nuevo el rumor de la vida
    y como un espectro entre la lluvia
por las calles desiertas rompe el nuevo día.

Comienza esta noche a soplar el viento
    y ruge en la lontananza del día que declina:
    la última hoja se pierde en remolinos,
los grajos yerran en los cielos.

Los bosques arrasados, las aguas erizadas,
    los rebaños reunidos sobre el prado;
    y con intenso fulgor sobre torres y árboles
sale el sol iluminando el mundo.

Y si estos ensueños no probaran
    que cruzas con suaves ademanes
    la llanura de líquido cristal,
apenas podría soportar la agitación

que hace tan ruidosas las estériles ramas;
    y no es así sólo por miedo;
    la salvaje inquietud que vive en el dolor
embelesada adoraría aquella nube

que hacia lo alto siempre se encamina
    y empuja hacia adelante un pecho fatigado,
    y luego se deshace en el triste atardecer,
ese bastión naciente orlado de fuego.

Cuando rosadas plumas coronan al alerce
    y canta ahogadamente el tordo encaramado;
    o revuela en estériles arbustos
junto al mar azul el pájaro de Marzo,

ven, toma la forma por la cual tu espíritu
    conozco ahora entre tus pares;
    que toda la esperanza de los años truncados
crezca y cobre brillo en tu frente.

Cuando la madura mudanza del estío
    aliente, con muchas rosas dulces,
    sobre las mil olas de trigo
que ondulan junto a la granja solitaria,

ven; pero no en los desvelos de la noche
    sino cuando el sol comience a calentar;
    ven con la hermosura de tu nueva forma
y con luz más bella que la misma luz.

ALFRED TENNYSON
(Inglaterra-1809)


Madrid, 8-5-02

BALADA DEL VIEJO MARINO
Parte IV

"¡Me das miedo, viejo Marino!
¡Me da miedo tu mano descarnada!
Y eres alto y flaco y moreno
como la agrietada arena del mar.

Me dais miedo tú y tu mirar ardiente,
y esa mano tuya, tan huesuda y curtida".
"¡No temas, no, Invitado!
Este cuerpo no llegó a sucumbir.

¡Solo estuve, solo, siempre solo,
solo en el vasto mar inacabable!
Y nunca ningún santo se apiadó
de mi alma que moría.

Cuántos hombres hermosos
yacían allí muertos
mientras vivos seguían mil seres
viscosos; y yo también vivía.

Miré el mar corrompido
y aparté mi mirada;
miré la cubierta corroída
y allí estaban los muertos.

Miré al cielo e intenté rezar;
pero antes de que pudiera elevar la plegaria
vino hacia mí un susurro impío
que seco como el polvo dejó mi corazón.
Estuve un buen rato con los ojos cerrados
que, como si tuvieran pulso, palpitaban;
pues el cielo y el mar, el cielo y el mar
yacían cual carga en mis ojos cansados
y todos los muertos estaban a mis pies.

Un sudor frío surgía de sus miembros
que no se pudrían ni emanaban hedor:
la mirada con que se miraban
ni un solo instante me dejaba.

La maldición de un huérfano llevaría al infierno
a un espíritu bueno;
pero, ¡oh!, ¡es mucho más horrible
la maldición que anida en los ojos de un muerto!
Y vi esa maldición siete días y noches
y, sin embargo, no llegué a morir.

Escalaba el cielo la errante Luna
sin detenerse nunca:
flanqueada de una o dos estrellas
lentamente ascendía.

Se burlaban sus rayos del sofocante mar,
esparcidos como en Abril la escarcha blanquecina;
pero adonde llegaba la gran sombra del barco
las calmas aguas hervían hechizadas
con un rojo de espanto.

Contemplé las serpientes marinas
más allá de la sombra del barco:
avanzaban en estelas de fúlgido blancor
y cuando se erguían derramaban
su luz hechizada en copos níveos.

En la sombra del barco
contemplé sus ricos atavíos:
azul, verde brillante y negro terciopelo
se encogían, nadaban; y era cada estela
un vivo resplandor de aúreo fuego.

¡Qué felices seres vivos! No hay lengua
que pueda proclamar su hermosura:
una fuente de amor manó de mi corazón
y, sin querer, los bendije:
tuvo piedad de mí el ángel de la guarda
y, sin querer, los bendije.

Y pude rezar en aquel mismo instante;
y libre ya el Albatros
cayó de mi cuello e igual que plomo
se hundió en el mar.

SAMUEL TAYLOR COLERIDGE
(Inglaterra-1772)


Madrid, 9-5-02

VENDRÁ LA MUERTE
Y TENDRÁ TUS OJOS

Vendrá la muerte y tendrá tus ojos-
esa muerte que nos acompaña
desde el alba a la noche, insomne,
sorda, como un viejo remordimiento
o un absurdo defecto. Tus ojos
serán una palabra inútil,
un grito callado, un silencio.
Así los ves cada mañana
cuando sola te inclinas
ante el espejo. Oh, cara esperanza,
aquel día sabremos, también,
que eres la vida y eres la nada.

Para todos tiene la muerte una mirada.
Vendrá la muerte y tendrá tus ojos.
Será como dejar un vicio,
como ver en el espejo
asomar un rostro muerto,
como escuchar un labio ya cerrado.
Mudos, descenderemos al abismo.

CESARE PAVESE
(Italia-1908)


Madrid, 10-5-02

EL INFINITO

Siempre caro me fue este yermo cerro
y este seto, que priva a la mirada
de tanto espacio del último horizonte.
Más, sentado y contemplando, interminables
espacios más allá de aquéllos, y sobrehumanos
silencios, y una quietud hondísima
en mi mente imagino. Tanta, que casi
el corazón se estremece. Y como oigo
el viento susurrar en la espesura,
voy comparando este infinito silencio
con esta voz. Y me acuerdo de lo eterno,
y de las estaciones muertas, y de la presente
y viva, y de su música. Así que, en esta
inmensidad, mi pensamiento anego,
y naufragar me es dulce en este mar.

GIACOMO LEOPARDI
(Italia-1798)


Madrid, 13-5-02

ESTROFAS PARA LA MÚSICA

1

Ninguna de las hijas de la belleza
    tiene la magia que tú tienes;
y es para mí tu dulce voz
    como música en el agua:
como si su sonido hiciera
detenerse al encantado océano,
resplandecen las olas en su quietud
y parecen soñar los sosegados vientos.

2

Y la luna de la medianoche teje
    sobre el mar su brillante cadena;
su pecho palpita suavemente
    como un niño dormido:
así el espíritu se inclina ante ti,
para escucharte, para adorarte;
con la emoción suave y profunda
de las olas de un mar de Verano.

LORD BYRON 
(George Gordon Byron)
(Inglaterra-1788)


Madrid, 14-5-02

EL SAUCE VERDE

El sauce verde
pinta cejas al mar
sobre la fuente.

MORITAKE
(Japón-1473)
"Haiku"


Madrid, 16-5-02

NO TIENE NADA

No tiene nada
mi choza en primavera.
Lo tiene todo.

SODO
(Japón-1641)


Madrid, 17-5-02

ME VOY CUAL AVE

Me voy cual ave
y soy como la luna
del agua amigo.

MASAHIDE
(Japón-1656)


Madrid, 20-5-02

DE SONETOS DEL PORTUGUÉS

I

Pensé una vez cómo había Teócrito cantado
los dulces años, los queridos y añorados años
que parecen traer en sus manos
una ofrenda distinta para cada mortal;
y mientras así cavilaba en su idioma antiguo,
vi, en gradual visión entre mis lágrimas,
los dulces, tristes años, melancólicos años,
los de mi propia vida que a su paso arrojaron
su sombra sobre mí. Y al llorar vi enseguida
cómo tras de mí una mística forma
cogiéndome del cabello me llevaba hacia atrás;
y mientras me debatía una voz dijo autoritaria:
"Adivina quien te sostiene". "La muerte", dije. Pero, entonces,
sonó la respuesta deslumbrante... "No la muerte sino el amor".

ELISABETH BARRETT BROWNING
(Inglaterra-1806)


Madrid, 21-5-02

SUEÑOS SIN RUMBO

Sueños sin rumbo;
en páramos quemados,
la voz del viento.

ONITSURA
(Japón-1660)
"Haiku"


Madrid, 22-5-02

LA MIRADA DEL AMOR

¿Cuándo te veo mejor, amada mía?
    ¿Cuándo a la luz del día los duendes de mis ojos
    al mirar tu rostro, su altar, realzan
el culto de ese Amor que conocen por ti?
¿O cuando al atardecer, solos los dos,
    locuaces y abrazados, entre réplicas mudas
    vela el ocaso tu luminoso rostro
y sólo mi alma se asoma a tu alma pura?

¡Amor mío, amor mío! Si ya no pudiera verte
a ti, ni a la sombra de ti sobre la tierra
    ni tampoco la imagen de tus ojos en otra primavera,
¿cómo sonaría en la oscura ladera de la Vida
el remolino de las hojas secas de la Esperanza,
    el viento del vuelo eterno de la Muerte?

DANTE GABRIEL ROSSETTI
(Inglaterra-1828)


Madrid, 23-5-02

EL DESFILADERO DE LUSHAN
(Según la melodía Yi Chin O)
(Febrero 1935)

Sopla furioso el viento del oeste;
lejos la oca salvaje grazna bajo la luna de un amanecer de escarcha.

Bajo la luna de un amanecer de escarcha
se triza el ruido de los cascos del caballo,
la trompeta enmudece.

No digáis que es inexpugnable el desfiladero imponente.
Hoy mismo vamos a dar el paso para cruzar la cumbre.
¡Cruzaremos la cumbre!
Estas montañas son como el mar, azules,
y parece de sangre el sol poniente.

MAO TSE-TUNG
(China-1893)


Madrid, 24-5-02

YA VAGUÉ POR LAS CALLES BULLICIOSAS...

Ya vague por las calles bulliciosas,
ya penetre en el templo populoso,
ya me rodeen alocados jóvenes,
en mis ensueños sigo estando absorto.

Me digo: pasarán raudos los años
y por muchos que aquí nos encontremos,
todos iremos a la eterna fosa
y para alguno ya llegó su tiempo.

Cuando contemplo el roble solitario,
este patriarca de los bosques -pienso-
sobrevivió al cruel siglo de mis padres
y sobrevivirá a este siglo nuestro.

Cuando acaricio a una tierna criatura
pienso que es hora ya de despedirme:
te cedo el puesto, florecer te toca,
y para mí ya es hora de pudrirme.

Cada día que pasa, cada hora,
me he acostumbrado a ejercitar la mente,
e intento adivinar cuál de entre ellos
será el aniversario de mi muerte.

Y ¿dónde me enviará la muerte el Hado?
¿En la guerra, en el mar, como viajero?
¿O si acaso será el valle vecino
el que reciba mis helados restos?

Y aunque para mi cuerpo inanimado
dónde se descomponga igual le sea,
yo, más cercano a mi solar querido,
de ser posible, reposar quisiera.

Y que a la entrada misma de mi tumba
una juvenil vida jugar pueda,
y que Naturaleza indiferente
con su eterna hermosura resplandezca.

ALEXANDR SERGUIÉYEVICH PUSHKIN
(Rusia-1799)


Madrid 27-5-02

CANDILEJAS
(Fragmento)

el mar se ha alejado sonriente
está lejos de los naufragios
lejos del hombre que está por ahogarse
y nada a brazo partido hacia la orilla borrosa

el propósito es el mismo
él nada para salvarse
y yo me hundo en el papel vacío
liso como las aguas

¿alguna vez alcanzaré ese rumor
serán las aguas una esperanza
me salvarán sus riendas
navegaré este mar de fondo?

tu hija tiene la pureza que has olvidado
y que ella no puede revelar
las aguas te han dejado un regalo
es un caracol que zumba como una tormenta

en eso apareces en escena
te mueves torpemente
eres una marioneta
como aquellas que tú mismo manejabas
fernando viene a tu memoria
él es otro semejante
muchos espejos te reflejan
vas a aflojar
pero rompes las luces de una trompada
todo el mundo grita
como si estuviera en un terremoto
no es para tanto
digo
y una gran ola envuelve las voces
con su brazo nocturno

ya nadie silba a la salida del teatro
ya no hay teatro bueno
no existe maese pedro y su música
está solo con su propia imagen
el hallazgo de esta nueva semejanza
lo enorgullece
va a felicitarse
pero advierte que no se trata
de una revelación divina
y que tal vez haya poco tiempo
puede ser el séptimo día de la creación
los dioses bostezan
y antes de calzarse los guantes blancos
y la galera alta de felpa
habrá que empezar de nuevo
y terminar enseguida
en un sólo instante

FRANCISCO URONDO
(Buenos Aires-1930)
De "Dos poemas"


Madrid, 28-5-02

NOCHE EN LIGURIA

Lenta y rosada sube sobre el mar
la noche de Liguria, perdición
de corazones amantes y de lejanas cosas.
Se demoran las parejas en los jardines,
las ventanas se encienden de una en una
como muchos teatros.
Sepultado en la bruma huele el mar.
Las iglesias, en la orilla, naves parecen
que están para zarpar.

VICENZO CARDARELLI
(Italia-1887)


Madrid, 29-5-02

DERIVA DEL OTOÑO

Deriva del otoño este vacío
como del mar estos acantilados
a los que a duras penas, destrozados,
arriban ya los restos de un navío.

¿Qué nombre le pondremos sino el mío
a este exceso de mástiles quebrados?
Aquí, ante los peñascos maltratados,
se encrespa el mar, desnivelado y frío.

Mas el dolor ni se hunde ni se olvida.
Madera y tiempo son sus dos mitades,
las dos señales que dejó su herida.

Viene del declinar de las edades
y emerge a cuatro pasos de la vida,
firme despojo de las tempestades.

CARLOS SAHAGÚN
(España-1938)
De "Primer y último oficio"


Madrid, 30-5-02

LUNA SOBRE PRAGA

El pintor mezcla la cal
Ha encendido una lámpara de aceite en lo alto de una escalera

Es la luna
Se mueve como un acróbata
Donde aparece causa pánico
Cambia el café en café con leche
Ofrece joyas falsas a los ojos femeninos
Transforma las alcobas en cámaras mortuorias
Se tiende en el piano
Ilumina el castillo de modo teatral
Praga recuerda su historia
El Vltava celebra hoy su santo y mira el farol que se columpia

Las campanas son tan frágiles como platos
Se va de gira
Pisando alfombras blancas que invaden la ciudad
Las casas participan en tragedias inmensas todo pertenece a los bajos fondos

La luna entra en las buhardillas
Ilumina las mesas y es un tintero
Con cuya tinta se escribirán mil cartas
Con cuya tinta se escribirá un sólo poema

V. NEZVAL
(Checoslovaquia-1900)


Madrid, 31-5-02

LA VOZ HUMANA

La piedra y la estrella no nos imponen su música,
las flores callan, las cosas parece que oculten algo.
Los animales niegan en sí por nuestra causa
la armonía de la inocencia y el misterio.
El viento tiene siempre el pudor de una simple señal
y lo que es el canto lo saben sólo los pájaros enmudecidos
a los que el día de Nochebuena echaste una gavilla sin trillar.

Les basta existir y eso es inexpresable. Pero nosotros,
nosotros sentimos miedo y no sólo en la oscuridad,
sino que incluso en la fecunda luz
no vemos a nuestro prójimo
y aterrados hasta un conjuro violento
gritamos: ¿Estás ahí? ¡Habla!

VLADIMIR HOLAN
(Checoslovaquía-1905)


Selección de Poemas Editados

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