Madrid, 1-2-02

SIN FECHA

A Kafka

Suficientes razones, suficientes razones para colocar primero
    un pie y luego otro.
Bajo ellos, no más grande que ellos ni más pequeña,
la
    inevitable
sombra que se adelanta y voltea la esquina,
    a tientas.

Suficientes razones, suficientes razones para desandar,
    descaer, desvolar.
Suficientes razones para mirar por la ventana. Para observar
    la mano que cuenta a oscuras los dedos de otra mano.

Poderosas razones para antes y después. Poderosas razones
    durante.
La hoja de afeitar enmohecida es el límite.
Lasciate ongi speranza voi ch'entrate.
No se retorna de ningún lugar. Y la regla torcida lo confirma
    sobre el aire totalmente recto, como un cadáver.
Y hay otras.
Palidez, sobresalto, algo de náusea.
Misterioso, obsceno chasquido del vientre que canta lo que
    no sabe.
La luz a pleno cuerpo, como un portazo. Adentro y afuera.
    No se sabe dónde.

Y las demás. ¿Existen?

Infinitas para la duda, evidentes para la sospecha.
Dejarse arrastrar contra la corriente, como un perro.
Aprender a caminar sobre la viga podrida.
En la punta de los pies. Sobre la propia sombra.
No más grande que ellos ni más pequeña.

Uno, dos, uno, dos, uno, dos, uno.
Uno atrás, otro adelante.
Contra la pared, boca abajo, en un rincón.
Temblando, con un lívido resplandor bajo los pies, no más
    grande que ellos ni más pequeño.
Tal vez, tal vez la estancada eternidad que algún alma
    inocente confunde con su propio excremento.

Malolientes razones en la boca del túnel.
Y a la salida.
A la postre tantas razones como cuellos existen.

Defenderse del incendio con un hacha. Del demonio con
    un hacha, de dios con un hacha.
Del espíritu y la carne con un hacha.

No habrá testigos.
Se nos ha advertido que el cielo es mudo.

A lo más se escribirá, se borrará. Será olvidado.
Y ya no existirán razones suficientes para volver a colocar
    un pie y luego el otro.
No obstante, bajo ellos, no más grande que ellos ni más
    pequeña, la inevitable sombra se adelantará.
Y volteará la misma esquina. A tientas.

BLANCA VARELA
(Perú-1926)
De "Ejercicios materiales (1978-1994)"


Madrid, 4-2-02

EL TIEMPO

A Francisco de Oráa

                tonta cadena
que arrastró al oculto día
donde habita la osadía
de trascender su condena
Debe ser sin sol ni pena
Será sin ayer   sin hoy
Debe ser como que voy
viviendo el yo de mañana
cuando -sideral ventana-
Ya fuera del tiempo estoy
Será incinerar la aguja
con un carretel quemante
Será romper el diamante
con la luz de una burbuja
Será ganarle a la bruja
su partida con los gnomos
y hacerle cuchillos romos
a aquel ángel que se esconde
para herir la arena donde
doy con mis huesos y lomos

Todo será
                    Fiero asunto
de remontar el talud
y despeñarse en alud
de oscuro amor entrejunto
De un mundo virgen difunto
volver para los asomos
y en un bando de palomos
sangrar la lluvia y la forja
para darle azul alforja
al blanco ser en que somos
Entonces tendrá sentido
hasta el sinsentido fiel
que me abrazó -fino y cruel-
para darme un nuevo olvido
Y un último verso ungido
por el humo y el bocoy
ya no anunciará que estoy
sino que nunca he llegado
Que soy todo enamorado
y todas las cosas soy

PEDRO PÉGLEZ
(Cuba-1945)
De "Los estertores del agua"


Madrid, 5-2-02

SONETO A LA CIENCIA

¡Ciencia! ¡verdadera hija del tiempo tú eres!
que alteras todas las cosas con tus escrutadores ojos.
¿Por qué devoras así el corazón del poeta,
buitre, cuyas alas son obtusas realidades?
¿Cómo debería él amarte? o ¿cómo puede juzgarte sabia
aquel a quien no dejas en su vagar
buscar un tesoro en los enjoyados cielos,
aunque se elevara con intrépida ala?
¿No has arrebatado a Diana de su carro?
¿Ni expulsado a las Hamadríades del bosque
para buscar abrigo en alguna feliz estrella?
¿No has arrancado a las Náyades de la inundación,
al Elfo de la verde hierba, y a mí
del sueño de verano bajo el tamarindo?

EDGAR ALLAN POE
(Estados Unidos-1809)


Madrid, 6-2-02

11

Por mis manos
limitado
al ritmo de mis pies
ando y desando
mi destino posible

Por mis manos
                       limitado
                                   por mis manos

CARLOS VITALE
(Argentina-1953)
De "Códigos"


Madrid, 7-2-02

BAJO LA COLINA DE LOS CENTURIONES

El río vive la fiebre de la Resurrección.
Ahora en Semana Santa los encuentras
en la garganta del estanque y en su yugular,
allí donde los rápidos palpitan bajo la hierba...

¡Piscardos!

Han dejado la reflexión y el rezo en la cripta
    del estanque.

Allí van, todos en bandada,
en una pulgada de luz furiosa.

Fiesta para hombres, todos novios, todos
    con panoplia...

El pecho rojo como si sangrara, sus cuerpos
    romanos,
color verde botella adornado con seda negra.

En el ruidoso telar de luces acuáticas
todos cantan y
trabajan juntos
trabando sus metales
en la trama y urdimbre del agua iluminada.

Me imagino su canción,
grave, esforzada, solemne.

Una cabellera en lucha de colores vivos,
un empellón de acero, una masa pálida
    de brillantes.

Trabajando la tierra
en la rueda de luces...

Mechas fantasmagóricas,
lucha de espíritus.

TED HUGHES
(Inglaterra-1930)
De "Poemas de animales"


Madrid, 8-2-02

EL RÍO ESCONDIDO

Trampas de la luz y de la sombra sobre el alma,
Juegos y rivalidades de todo lo que aparece,

Miradas del dolor y del amor, oh llamas inmensas
Que un reflejo hace nacer y morir,

Todo un mundo apoyado en un soplo que canta,
Todo el cielo derrumbándose en el fondo de un agua durmiente,

El deseo deshecho por  las clausuras del tiempo,
Los desastres lanzados al vaivén de la palabra,

¡Por todas partes lo más pesado sometido a lo que vuela,
Y lo inmediato, soberano dueño de los vivientes!

Pero a veces nuestro espíritu, cansado del espacio,
Se detiene y puede oír después de un largo rodeo

El vasto fragor sordo y monótono, que pasa
al infinito, rodando bajo los días, UN solo día.

Más cerca que nuestro corazón pero más lejos que la tierra,
Como del fondo de un abismo, a través de mil ecos,

Al viento del recuerdo, nos llega en rumor el estruendo
De un pesado río bajo el árbol y bajo el pájaro.

JEAN TARDIEU
(Francia-1903)


Madrid, 11-2-02

SI DERRIBAS EL MURO

¡Si derribas el muro
qué gozo en todas partes!
¡Qué lazo de palabras
se sentirá en la tierra!
Y todo será nuevo,
como recién nacido...
Si derribas el muro
de todas las mentiras
¡Qué júbilo de amor
abierto sobre el mundo!
¡Qué horizonte sin nubes
en la curva del cielo!

ERNESTINA DE CHAMPOURCIN
España-1905
De "Del vacío y sus dones"


Madrid, 12-2-02

MI SONETO

Con cadencias lentísimas, flemáticas,
con las manos en gestos contenidos,
todo en púrpuras fúlgidas, hieráticas,
vagan en ti baliando mis sentidos...

Mis pupilas serenas, enigmáticas,
pobres niñas por piélagos perdidos,
tan dolientes, tan tristes, tan extáticas,
versos son de poemas no leídos...

Las magnolias abiertas de mis dedos
son misterios, son filtros, son enredos
de pecados de amor que dejan rastros...

Y mi boca, cual rútila mañana,
va por los cielos, lírica y pagana,
deshojando en mil pétalos los astros...

FLORBELA ESPANCA
(Portugal-1894)
De "Reliquiae"


Madrid, 13-2-02

YO, LA QUE TE QUIERE

Yo soy tu indómita gacela,
el trueno que rompe la luz sobre tu pecho.
Yo soy el viento desatado en la montaña
y el fulgor concentrado del fuego del ocote.
Yo caliento tus noches
encendiendo volcanes en mis manos,
mojándote los ojos con el humo de mis cráteres.
Yo he llegado hasta vos vestida de lluvia y de recuerdo,
riendo la risa inmutable de los años.
Yo soy el inexplorado camino,
la claridad que rompe la tiniebla.
Yo pongo estrellas entre tu piel y la mía
y te recorro entero,
sendero tras sendero,
descalzando mi amor,
desnudando mi miedo.
Yo soy un nombre que canta y te enamora
desde el otro lado de la luna,
soy la prolongación de tu sonrisa y tu cuerpo.
Yo soy algo que crece,
algo que ríe y llora.
Yo,
la que te quiere.

GIOCONDA BELLI
(Nicaragua-1948)
De "El Ojo de la Mujer"


Madrid, 14-2-02

AMOR, DE VERAS ES TU CONDICIÓN

Amor, de veras es tu condición
cual una rueda que por siempre gira,
y el que está encima o bien suspira o canta,
y baja o sube sin pararse nunca.

Ahora te llama fiel, traidor ahora;
ya hace la paz contigo, ya se irrita;
tan pronto se retira o se da en prenda;
ya en el bien teme, ya en el mal aguarda.

Cae al infierno, al cielo se remonta;
de la playa se aleja, al puerto llega;
suda en invierno y tiembla en el verano.

Triste de mí que en mi mayor sosiego
me asalta una sospecha que me tiene
siempre entre vivo y muerto el corazón.

GASPARA STAMPA
(Italia-1523)


Madrid, 15-2-02

AMORES

EL PAISAJE CARNAL

Sobre los caminos del infinito, he aquí lo que decía la voz de aguardiente de un formidable borracho:

-¡Tu fuerte complexión, tus huesos, como los asentamientos fundamentales de un amplio paisaje, cadena granítica, soportes inflexibles sobre los cuales se levantan, ondulaciones de las colinas, tus pechos! ¡Tus dulces pechos, senos soleados por los fuegos de tu boca, prados y praderas que bajan, indolentes, hacia las llanuras de trigo de oro, tu vientre! ¡Tierras fértiles, ancho vientre, retumbando por el  ruido de las segadoras mecánicas y por el  relámpago de las vidas, vastas llanuras donde fulguran las aglomeraciones humanas,-los ríos y las carreteras lo tomaron en su red, como una presa, tu vientre en plena labor, y las caravanas trepan alrededor, ahí se pegan como moscas y absorben esta carroña, ese cementerio de las cosechas! Más allá, en el horizonte, la gran sinuosidad  de la mar sanguínea, donde tus pelos se tiñeron de un oro irrisorio, de un oro que todos mis amores quisieron beber y que les envenenó; porque tu frente es obstinada, y me agoté contemplando tus ojos donde gira, visión ebria, rueda de los suplicios, estrella de locura en el cielo de la maldición, de lo cual eres emblema: ¡la Vida!

            Abracé todo eso. Tuve para beber el mar, el mar de sangre.

¡Sé maldita porque tu cabellera no es de sol!

            Estoy siempre sediento.

BLAISE CENDRARS
(Suiza-18
87)
De
"Secuencia"
Traducción: Claire Deloupy


 Madrid, 18-2-02

EL ENCARAMADO

Junto al árbol viril, su sombra en celo,
como mujer para el amor tendida
de espaldas, se le ofrece, ya movida
pasión o ansia de esposa, sobre el suelo.

Erguido, el árbol, con la savia en vuelo,
no quiere derramarse en su caída
mitad, que es superficie, estremecida
al ras de tierra por un bajo anhelo.

La tarde canta en alto tras el velo
de su azul, para darse, bien subida,
en tálamo de nube, por el cielo.

Glorioso encaramado, tu caída
de copa lacia al fin, será el consuelo
de tu mitad de sombra, resentida.

JUAN JOSÉ DOMENCHINA
(España-1898)
De "Perpetuo arraigo"


Madrid, 19-2-02

EN ESTE SONETO
INTENTA DESCRIBIRSE UNA RODILLA

Donde la pierna asciende a maravilla
y apunta hacia el misterio y la cautela;
donde acaba el vestido y se desvela
el sueño del encaje por la orilla.

Visible rosa donde el viento humilla
su giratorio afán de falda y tela.
Flor de la pierna, nudo, centinela
del campo de la seda; la rodilla.

Desde aquí, alta columna adivinada,
es clandestino el roce y la mirada
se ciega entre su nieve y la clausura.

Y en duda de ser ala o de ser viento
asciende femenino el movimiento,
tierra en los pies y cielo en la cintura.

LUIS LÓPEZ ANGLADA
(España-1919)
De "Arte de amar"


Madrid, 20-2-02

EL CICLÓN

Tú que me miras, mírame hasta el fondo.
Tú que me sabes, sábeme.
Porque falta muy poco, porque el tiempo
arrecia vendavales
que se llevan ventanas y gemidos,
besos, ruidos de calles,
este silbido agudo que ahora escuchas
en el vecino parque,
los muebles que pesadamente duran
sobre severos mármoles,
y el corazón con que me miras hondo
queriendo acariciarme.

Nada puedes hacer. Nada podrías
hacer. Déjate suave.
Es más fácil así. Vayamos juntos,
llevados por el aire,
si envejeciendo en el ciclón horrible,
unidos, esenciales,
mirándonos al fondo de la vida
y viendo allí la imagen
de nuestros cuerpos paseando inmóviles
por huertos virginales...

Tu presencia es tan clara... Junto al aire
tanto la amé... En la tristeza grave
tú me arrancabas la melancolía
como una espina aguda de la carne;
me acompañabas en las horas puras;
me rozabas tan suave
con tus dedos sutiles, con tu dulce
modo de acompañarme...

... Fuiste como una niebla, como un vaho
de amor, como un vapor imponderable
que me envolviese en cálidos relumbres
las duras realidades,
y que después, quitados esos brillos,
póstumos ya de mi dolor, me alzase
y me dijese: "Existe el mundo: mira!
Ven ya hacia el mundo.
                                    Y sabe".

CARLOS BOUSOÑO
(España-1923)
De "Noche del sentido"


Madrid, 21-2-02

EL VANIDOSO

Yo sería un gran muerto.

Mis vicios entonces lucirían como joyas antiguas
con esos deliciosos colores del veneno.
Habría flores de todos los aromas en mi tumba
e imitarían los adolescentes mis gestos de júbilo,
mis ocultas palabras de congoja.

Tal vez alguien diría que fui leal y fui bueno.
Pero solamente tú recordarías
mi manera de mirar a los ojos.

ROQUE DALTON GARCÍA
(El Salvador-1935)


Madrid, 22-2-02

MARTÍN FIERRO
(Fragmento)

Mas ande otro criollo pasa
Martín Fierro ha de pasar;
nada lo hace recular
ni las fantasmas lo espantan;
y dende que todos cantan
yo también quiero cantar.

Cantando me he de morir,
cantando me han de enterrar,
y cantando he de llegar
al pie del Eterno Padre:
dende el vientre de mi madre
vine a este mundo a cantar.

Que no se trabe mi lengua
ni me falte la palabra.
El cantar mi gloria labra,
y poniéndome a cantar,
cantando me han de encontrar
aunque la tierra se abra.

No me hago al lao de la güeya
aunque vengan desollando;
con los blandos yo soy blando
y soy duro con los duros,
y ninguno en un apuro
me ha visto andar tutubiando.

En el peligro ¡qué Cristos!
el corazón se me ensancha
pues toda la tierra es cancha,
y de esto naides se asombre:
el que se tiene por hombre
donde quiera hace pata ancha.

Soy gaucho, y entiendanló
como mi lengua lo explica,
para mí la tierra es chica
y pudiera ser mayor.
Ni la víbora me pica
ni quema mi frente el sol.

Nací como nace el peje,
en el fondo de la mar;
naides me puede quitar
aquello que Dios me dio:
lo que al mundo truge yo
del mundo lo he de llevar.

Mi gloria es vivir tan libre
como el pájaro del cielo;
no hago nido en este suelo,
ande hay tanto que sufrir;
y naides me ha de seguir
cuando yo remuento el vuelo.

JOSÉ HERNÁNDEZ
(Argentina-1834)
De "Martín Fierro"


Madrid, 25-2-02

LOS SEDIENTOS

I

    Vagando va por el erial ingrato,
detrás de veinte cabras,
la desgarrada muchachuela virgen,
una broncínea enflaquecida estatua.
Tiene apretadas las morenas carnes,
tiene ceñuda y soñolienta el alma,
cerrado y sordo el corazón de piedra,
secos los labios, dura la mirada...
    Sin verla ni sentirla
la estéril vida arrastra
encima de unas tierras siempre grises,
debajo de unas nubes siempre pardas.
Come pan negro, enmohecido y duro,
bebe en los charcos pestilentes aguas,
se alberga en un cubil, viste guiñapos,
y se acuesta en un lecho de retamas.
    No sueña cuando duerme,
no piensa cuando vela desvelada;
si sufre, nunca llora;
si goza, nunca canta,
y vive sin terrores ni deleites,
que no la dicen nada
ni los fragores de las noches negras,
ni los silencios de las noches diáfanas,
ni el rebullir del convecino sapo,
ni los aullidos de la loba flaca
que yerra sola venteando carne
de chivos y de cabras.
    Nunca sintió las alboradas tristes,
nunca sintió las bellas alboradas,
ni el ascender solemne de los días
ni la caída de las tardes mansas,
ni el canto de los pájaros,
ni el ruido de las aguas,
ni las nostalgia del rumor del mundo,
ni los silencios que el erial encalman.
    Su padre fue el pecado,
su madre, la desgracia,
y otra pareja infame
de carne estéril y de infames almas,
la robó de la cuna de los huérfanos
con hórrida codicia calculada.
El mirar de sus ojos ofendidos
por el erial resbala
como el osado pensamiento humano
que osa escrutar los reinos de la nada.
    Ciegos los ojos, sordos los oídos,
la lengua muda y soñolienta el alma,
vagando va por el erial escueto
detrás de veinte cabras
que las tristezas del silencio ahondan
con la música opaca
del repicar de sus pezuñas grises
sobre grises fragmentos de pizarras...

JOSÉ MARÍA GABRIEL Y GALÁN
(España-1870)
De "Nuevas castellanas"


Madrid, 26-2-02

MUERTE

"To die, to sleep..., to sleep... perchance to dream."
(Hamlet, acto III, escena IV)

    Eres sueño de un dios; cuando despierte
¿al seno tornarás de que surgiste?
¿serás al cabo lo que un día fuiste?
¿parto de desnacer será tu muerte?

    ¿El sueño yace en la vigilia inerte?
Por dicha aquí el misterio nos asiste;
para remedio de la vida triste,
secreto inquebrantable es nuestra suerte.

    Deja en la niebla hundido tu futuro
y ve tranquilo a dar tu último paso,
que cuanto menos luz, vas más seguro.

    ¿Aurora de otro mundo es nuestro acaso?
Sueña, alma mía, en tu sendero oscuro:
"¡Morir... dormir... dormir... soñar acaso!"

MIGUEL DE UNAMUNO
(España-1864)
De "Poesías"


Madrid, 27-2-02

LOS SUEÑOS

Pondré
lagartos
en mis manos
abiertas
y dejaré
que duerman.

Y arañas
y hormigas
gigantes
y palomas
y dejaré
que duerman.

La tarde
caerá
sobre las olas
la noche
pintada
del color
de picos
de petreles
se llevará
mis ojos
y el alba
ensangrentada
me manchará
los dedos.

Pondré
mis sueños
en las manos
abiertas
y dejaré
que crezcan.

ARIEL CANZANI D.
(Argentina-1928)
De " Los inmundos y el llanto"


Madrid, 28-2-02

SONETO
(Soneto a la fábula o historia de Píramo y Tisbe que dice don Lorenzo a don Quijote)

    El muro rompe la doncella hermosa
que de Píramo abrió el gallardo pecho;
parte el amor de Chipre, y va derecho
a ver la quiebra estrecha y prodigiosa.
   Habla el silencio allí, porque no osa
la voz entrar por tan estrecho estrecho;
las almas sí, que amor suele de hecho
facilitar la más difícil cosa.
    Salió el deseo de compás, y el paso
de la imprudente virgen solicita
por su gusto su muerte; vez qué historia:
    que a entrambos en un punto, ¡oh extraño caso!,
los mata, los encubre y resucita
una espada, un sepulcro, una memoria.

MIGUEL DE CERVANTES SAAVEDRA
(España-1547)
De "Don Quijote de la Mancha"


Selección de Poemas Editados

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