Madrid, 3-12-01

NUEVOS MOTIVOS
POR LOS QUE LOS POETAS MIENTEN

Porque el instante
en que la palabra feliz
se pronuncia
no es nunca el instante de la felicidad.
Porque los labios del sediento
no hablan de sed.
Porque por boca de la clase obrera
nunca oiréis la palabra clase obrera.
Porque el desesperado
no tiene ganas de decir
"estoy desesperado".
Porque orgasmo y Orgasmo
son incompatibles.
Porque el moribundo, en lugar de decir,
"me estoy muriendo"
no emite más que un ruido sordo
que nos resulta incomprensible.
Porque los vivos
son los que rompen el tímpano de los muertos
con sus terribles noticias.
Porque las palabras acuden siempre demasiado tarde
o demasiado pronto.
Porque de hecho es otro,
siempre otro,
el que habla,
y porque aquel de quien se habla
calla.

H. MAGNUS ENZENSBERGER
(Alemania-1929)
De "El hundimiento del Titanic"


Madrid, 4-12-01

PREGUNTAS

A Dina Rot y Abasha Rotenberg

No entiendes lo que dicen, mas te llega,
te alcanza, te hiere, te trastorna.
¿O tal vez eres tú y tu terror?
Huele mucho, huele por todas partes,
es un olor dulzón y pegajoso,
pero no sabes a qué huele.
¿O tal vez eres tú y tu viejo espanto?
Suena una música que no descifras,
que no acabas de oír, pero que invade.
¿O eres tú y tu temor, tu constante recelo?
Hay algo que no ves, pero que está,
o se ahonda o crece o se dilata.
¿O tal vez eres tú y tu pavor diseminado?
Algo te cerca, algo te rodea,
no sabes lo que es ni lo que dice,
no sabes a qué huele ni entiendes lo que canta.
¿O eres tú y tu miseria, tu consabido pánico?
El aire se ha espesado como el tiempo,
y la luz es opaca y dirimente,
y una urgencia precoz te acosa y lame.
¿O eres tú y tu implacable cobardía?

Todo se ha convertido en extrañeza,
es como si tu vida te mirara
de esa forma distante y asombrada
con que observamos siempre a los ajenos,
con ese miedo obtuso hacia los otros.
¿Qué sabes tú de ti, criatura absurda?
¿Qué sabes tú de tus razones?
¿Quién es ésa que escapa mientras vives?
¿Quién es la que sonríe cuando lloras,
la que se queda muda mientras hablas?
Nadie va a responder por ti,
ni siquiera tú misma.
La vida te ha alcanzado,
ha llegado primero y ha cruzado la meta.
Huele, huele mucho y no sabes a qué.
Suena, suena por todas partes
una música que no acabas de oír.
Déjalo, deja que caiga, que se ahonde,
déjalo que prospere como el miedo.
Al fin y al cabo de algo hay que vivir.

Peor sería que conocieras las respuestas.

FRANCISCA AGUIRRE
(España-1930)
De "Pavana del desasosiego"


Madrid, 5-12-01

LOS MUERTOS Y SUS HIJOS

A Dense Kahn

Si yo fuese algo
no alguien
diría a los hijos de Eduardo
proveed
y si no proveyesen
me iría a la jungla de los reyes magos
sin botas ni calzoncillos
como un ermitaño
y habría seguramente un gran animal
sin dientes con plumas
y pelado como un ternero
que vendría una noche a devorar mis orejas
Entonces dios me diría
eres un santo entre los santos
toma tienes aquí un automóvil
El automóvil sería sensacional
ocho ruedas dos motores
y en medio un bananero
que taparía a Adán y Eva
haciendo

pero eso será el objeto de otro poema.

BENJAMIN PÉRET
(Francia-1899)
De "El gran Juego"
Traducción: Claire Deloupy


Madrid, 7-12-01

LA BALADA DE LA CÁRCEL DE RIDING
-Fragmento-

I

Él no llevaba su abrigo escarlata,
porque rojos son la sangre y el vino
y sangre y vino había en sus manos
cuando ellos lo encontraron con la muerta,
la pobre mujer muerta a la que había amado
y a la que asesinó en su lecho.

Paseaba entre los Procesados
en un uniforme de raído gris;
sobre su cabeza una gorra de cricket 
y su andar parecía ligero y alegre;
pero yo nunca vi a un hombre que mirara
tan tristemente el día.

Nunca vi a un hombre que mirara
con semejante tristeza
ese pequeño toldo azul
al que los presos llaman cielo
y a cada nube que flotando marchaba
con sus velas de plata.

Yo paseaba, con otras almas en pena,
dentro de otro círculo
y me estaba preguntando si el hombre había hecho
algo grande o pequeño,
cuando una voz detrás de mí susurró:
"¡A ese tío lo van a colgar!"

¡Santo Cristo! hasta los muros de la cárcel
de pronto parecieron tambalearse
y el cielo sobre mi cabeza se convirtió
en un casco de acero abrasador;
y, aunque yo era un alma en pena,
mi pena no podía sentirla.

Sólo sabía qué inquietante pensamiento
apresuraba su paso, y por qué
él miraba al deslumbrante día 
con semejante tristeza;
El  hombre había matado lo que amaba,
y por eso tenía que morir.

***

Aunque cada hombre mata lo que ama,
que lo oiga todo el mundo;
unos lo hacen con una mirada amarga,
otros con una palabra lisonjera;
el cobarde lo hace con un beso,
¡el hombre valiente con una espada!

Unos matan su amor cuando son jóvenes,
y otros cuando son viejos;
unos lo estrangulan con manos de Lujuria,
otros con manos de Oro:
el más amable usa un cuchillo, porque
así el muerto se enfría antes.

Unos aman demasiado poco, otros demasiado tiempo,
algunos venden y otros compran;
unos dan muerte con muchas lágrimas
y otros sin un suspiro:
pero aunque cada hombre mata lo que ama,
no todos mueren por ello.

No todo hombre muere de una muerte vergonzosa
en un día de negra desgracia,
ni le echan un dogal al cuello,
ni un trapo sobre el rostro,
ni caen sus pies a través del suelo,
en un espacio vacío.

No todo hombre vive con hombres silenciosos
que lo vigilan noche y día,
que lo vigilan cuando intenta llorar
y cuando intenta rezar,
que lo vigilan por miedo a que él mismo robe
 a la prisión su presa.

No todo hombre despierta al alba y ve
aterradoras figuras a través de su celda,
el escalofriante Capellán vestido de blanco,
el deprimente y severo Alguacil,
y el Director todo de lustroso negro,
con el rostro amarillo de la Sentencia.

No todo hombre se levanta con lastimera prisa
para ponerse sus ropas de presidiario,
mientras algún deslenguado Doctor se regocija y anota
cada nueva y repentina crispación,
manoseando un reloj cuyo pequeño tictac
es como horribles martillazos.

No todo hombre siente esa enfermiza sed
que le reseca a uno la garganta, antes
de que el verdugo con sus guantes de faena
cruce la puerta acolchada
y le ate con tres correas de cuero
para que la garganta no sienta más sed.

No todo hombre inclina su cabeza para escuchar
la lectura del Oficio de Difuntos
ni, mientras la angustia de su alma
le dice que no está muerto,
pasa junto a su propio ataúd, camino
del espantoso corredor.

No todo hombre mira fijamente hacia el aire
a través de un pequeño tejado de cristal,
ni reza con labios de barro
para que pase su agonía,
ni siente sobre su mejilla estremecida
el beso de Caifás.

OSCAR WILDE
(Irlanda-1856)
De "La Balada de la cárcel de Riding)


Madrid, 10-12-01

RUEGO A LA MUERTE

Enseñé, no me escucharon;
escribí, no me leyeron;
curé mal, no me prendieron;
maté, no me castigaron.

Si con morir satisfice,
¡Oh Muerte, quiero quejarme!
Bien pudieras perdonarme
por los servicios que te hice.

LOPE DE VEGA
(España-1562)


Madrid, 11-12-01

A UN SUEÑO

    Varia imaginación que, en mil intentos,
a pesar gastas de tu triste dueño
la dulce munición del blando sueño,
alimentando vanos pensamientos,

    pues traes los espíritus atentos
sólo a representarme el grave ceño
del rostro dulcemente zahareño
(gloriosa suspensión de mis tormentos),

el sueño (autor de representaciones),
en su teatro, sobre el viento armado,
sombras suele vestir de bulto bello.

Síguelo; mostraráte el rostro amado,
y engañarán un rato tus pasiones
dos bienes, que serán dormir y vello.

LUIS DE GÓNGORA
(España-1561)
De "Sonetos"


Madrid, 12-12-01

A LAS PARCAS

¡Sólo un verano me otorgáis, vosotras las poderosas!
y un otoño para dar madurez al canto,
para que mi corazón, más obediente,
saciado de dulces juegos, se me muera.

El alma que no obtuvo en vida aprobación
divina, tampoco abajo descansa, en el Orco;
pero si un día alcanzo lo sagrado, aquello
que es caro a mi corazón, el poema,

sé bien venido entonces, ¡oh silencio del Averno!
Estaré satisfecho, aunque mi lira
allí no me acompañe: por una vez
habré vivido como los dioses, y más no se permite.

F. HÖLDERLIN
(Alemania-1770)


Madrid, 13-12-01

ROMANCE

4

Se levantó sin despertarme.
Andaba lenta, aplastándose tanto
hasta pasar bajo imposibles
sitios huecos,
o estirándose fina como un ala
atravesando puertas entreabiertas.
No tenía vista,
pero salvaba los obstáculos
con previsora maestría.
Ni tacto,
pero evitaba las esquinas
sin recibir un golpe.
Ni oído,
pero cuando el portazo aquél,
sobresaltada,
corriendo vino a mí,
en mí escondiéndose
y despertando en mí,
su cuerpo.

MANUEL ALTOLAGUIRRE
(España-1905)
De "Las islas invitadas y otros poemas"


Madrid, 14-12-01

YA EXISTÍA LA NOCHE

Ya existía la noche
y el día
ya existía
antes que tú vinieras
y antes que yo viniera.

Giraban los planetas
en sus órbitas,
giraban,
giraban desorientados
en busca de su destino,
en la extraordinaria emoción
de los espacios siderales.

¡Sé prudente, amigo!
Mide tus pasos,
camina mansamente
por el dorso de la tierra.

Quizás el polvo
que estás pisoteando
haya sido párpado
en los ojos de la mujer amada...

OMAR KHAYYÁM
(Persia-hacia 1040)
De "Las Rubaiatas"


Madrid, 17-12-01

A MI SOMBRA

Sombra, triste compañera
inútil, dócil y muda,
que me sigues dondequiera
pertinaz, como la duda.

Amiga que no se advierte,
compañera que se olvida,
afirmación de la vida
que hace pensar en la muerte.

Retrato, caricatura...
Algo que soy yo y no es nada.
Cosa singular y pura,
al par que broma pesada.

Obsesión y diversión
del poeta solitario.
Insignificante y vario
tema de meditación.

Primera copia grosera
del cuerpo, y quizá del alma...
¿Por qué esa terrible calma
muda, que me desespera?

Querría, a veces, borrarte,
pintura de brocha gorda.
...Mas yo he oído tu voz sorda
y opaca en alguna parte.

Y conozco tu bondad
socarrona y oportuna,
y tus bromas a la luna,
y tu gran fidelidad.

Dime, pues, en la postrera
hora, en el último trance,
cuando la luz no me alcance,
¿tú dónde irás, compañera?

Compañera que se olvida,
amiga que no se advierte...,
afirmación de la vida
que hace pensar en la muerte.

MANUEL MACHADO
(España-1874)
De "El mal poema"


Madrid, 18-12-01

LA EXTRANJERA

Contra su bautismo natal
el nombre secreto con que la llamo: Babel.
Contra el vientre que la disparó confusamente
la cuenca de mi mano que la encierra.
Contra el desamparo de sus ojos primarios
la doble visión de mi mirada donde se refleja.
Contra su altiva desnudez
los homenajes sacros
la ofrenda del pan
del vino y el beso.
Contra la obstinación de su silencio
un discurso largo y lento
salmodia salina
cueva hospitalaria
signos en la página,
identidad.

CRISTINA PERI ROSSI
(Uruguay-1941)
De "Babel Barbara"


Madrid, 19-12-01

LA HORA DE HAMLET

Esta mañana me sorprende
con mi olvidada calavera entre las manos.
Hago de Hamlet.

Es la hora reductiva del monólogo
en que interrogo a mi Hacedor
sobre esta máscara que ha de volverse polvo,
sobre este polvo que sigue hablando todavía
aquí y acaso en otra parte.

A la distancia que me encuentre de la muerte,
hago de Hamlet.

Hamlet y pájaro con vértigo de alturas,
tras las almenas del íngrimo castillo
que cada quien erige piedra a piedra
para ser o no ser según la suerte,
el destino, la sombra, los pasos del fantasma.

EUGENIO MONTEJO
(Venezuela-1938)


Madrid, 20-12-01

VIII

Desgraciado Catulo, deja de hacer locuras,
y lo que ves perdido, por ello dalo.
Brillaron para ti en otro tiempo blancos los soles,
cuando acudías allá donde quería una muchacha,
amada por nosotros como no será amada ya ninguna.
Eran entonces aquellas tantas diversiones
que deseabas tú y que ella no rehusaba.
Brillaron, sí, para ti blancos los soles.
Mas ella ya no quiere, y tú -reprime la pasión-
    tampoco quieras,
ni vayas tras quien huye, ni vivas desgraciado,
sino que, duro el ánimo, tente firme. No sientas.
Adiós muchacha, Catulo ya no siente.
Pues que no lo deseas, ya no te irá a buscar
ni te hará ruegos,
pero tú sufrirás cuando nadie te ruegue.
Ay de ti, desdichada, ¡qué va a ser de tu vida!
¿Quién va a estar junto a ti? ¿Quién te verá bonita?
¿Ahora a quién vas a amar? ¿De quién dirán que eres?
¿A quién vas a besar? ¿Morderás en qué labios?
Pero Catulo, tú, condenado, no sientas.

CATULO
(Nació en la ciudad de Verona en el año 87 a.C.)


Madrid, 21-12-01

NO GIRES LA CABEZA
UN MILAGRO ESTÁ DETRÁS

No gires la cabeza un milagro está detrás
Te acecha, te quisiera por él alterado:
Esta dulzura podría sobrepasar la Tierra
Pero prefiere estar ahí, como un sueño detenido.

Quédate inmóvil, y sabe esperar a que tu corazón
Se desate de ti como pesada piedra.

JULES SUPERVIELLE
(Poeta francés nacido en Montevideo-1884)
De "El condenado inocente"
Traducción: Claire Deloupy


Madrid, 24-12-01

PARA EL VEINTICINCO DE OCTUBRE
DE 1828

Si quieres vivir bien y solazarte,
del pasado no debes preocuparte,
y si algún menoscabo padecieres,
no te apures y sigue en tus quehaceres.
Despierta en la mañana cada día,
cual un recién nacido, y sin porfía,
aguarda que él te trace su dictado,
que cada día tiene su cuidado.
Aunque tu propia obra te complazca,
harás por apreciar lo qeu a otros plazca;
procura sobre todo a nadie odiar
y deja que Dios ponga lo demás.

* * * * *

Fija el poeta los ojos en el vulgo
y ve a los hombres, presa de sí mismos,
tan pronto alegres como tristes, mustios,
pero el poeta persigue su designio.
Para lograrlo, su camino propio
de seguir trata y se lo muestra el prójimo:
luego baja la frente ante su sino.

* * * * *

Mocito, señala a tiempo
alto blanco a tu saeta;
que las Musas acompañan,
mas no guían al poeta.

JOHANN WOLFGANG VON GOETHE
(Alemania-1749)


Madrid, 26-12-01

HISTORIA DEL POETA

    No ha vuelto por volver. Ha regresado
al punto de partida, aquella casa
de la que no salió, pues no es posible
escaparse del círculo del vuelo
del pobre albatros cojo que se sabe.

    No ha vuelto por volver, que se ha mirado
en el espejo cóncavo
del interior convexo de los sueños
soñador de caminos.

    No ha vuelto por volver. Ha retornado
de carne hecho y miradas,
tacto y caricias.
Despidió al heroismo,
y el albatros del vuelo se hizo mariposa.

    Ha vuelto hasta el silencio de lo dicho
y muere poco a poco dehaciéndose en vida.

JORGE URRUTIA
(España-1945)
De "Una pronunciación desconocida"


Madrid, 27-12-01

DAME UNGÜENTO DE CARNE, LOBA

La prisa despareja con que miro tu piel
la premura apretada con que altero tu cuerpo
y este desasosiego en que empapo mi lengua
para hablarle a tu carne y lamer a tu voz
son como ávidas gotas de estaño compasivo
que busca aminorar las grietas de la muerte

La planta de la edad nos chupa nuestros días
abriéndose como una flor negra, abominable
y en este esplendor de hoy se oculta la simiente
de una desposesión calcinada y perversa
como la del desierto  En el calcio del tacto
hay una lenta caries que nos invade desde
el fin aterrador del tiempo y de la vida

Presuroso y perdido unto en mí tu persona
y soy un bulto de hombre y de loco y de perro
que corre por tu cuerpo y a la vez por un túnel
despavoridamente lamiendo en las tinieblas

FÉLIX GRANDE
(España-1937)
De "Rubáiyátas"


Madrid, 28-12-01

7

Cada uno se va como puede,
unos con el pecho entreabierto,
otros con una sola mano,
unos con la cédula de identidad en el bolsillo,
otros en el alma,
unos con la luna atornillada en la sangre
y otros sin sangre, ni luna, ni recuerdos.

Cada uno se va aunque no pueda,
unos con el amor entre dientes,
otros cambiándose la piel,
unos con la vida y la muerte,
otros con la muerte y la vida,
unos con la mano en su hombro
y otros en el hombro de otro.

Cada uno se va porque se va,
unos con alguien trasnochado entre las cejas,
otros sin haberse cruzado con nadie,
unos por la puerta que da o parece dar sobre el camino,
otros por una puerta dibujada en la pared o tal vez en el aire,
unos sin haber empezado a vivir
y otros sin haber empezado a vivir.

Pero todos se van con los pies atados,
unos por el camino que hicieron,
otros por el que no hicieron
y todos por el que nunca harán.

ROBERTO JUARROZ
(Argentina-1925)
De "Segunda Poesía Vertical"


Madrid, 31-12-01

DE NOCHE

Voy a hablar del terror que no se piensa y ciega.
Voy a hablar de la muerte suspendida allí lejos.
Siempre miramos fijos. Mas no vemos lo cierto.
O cerramos los ojos. Pero no estamos ciegos.
¿Qué es la muerte? Tan sólo la luz de lo sabido.
¿Y qué es eso, sabido? La luz sencillamente.
¿Y por qué nos asusta? Porque seguimos viendo
cómo sigue mirando cuando ya no la vemos.

GABRIEL CELAYA
España-1911
De “Cantos y mitos”


Selección de Poemas Editados
index