Madrid, 1-8-01

POETAS FUTUROS

¡Poetas futuros, oradores, cantores, músicos futuros!
No me justificará este día ni responderá por mí,
Pero vosotros, de una generación nueva, pura, atlética,
    continental, más grande que todas las generaciones
    conocidas,
¡Despertad, pues tenéis que justificarme!

Yo no hago otra cosa que escribir una o dos palabras
    indicativas para el porvenir;
No hago otra cosa que avanzar un instante, y luego me vuelvo
    apresuradamente a las tinieblas.

Soy un hombre que, vagando a la ventura y sin detenerse,
    os dirige una mirada casual y vuelve el rostro,
Dejando que vosotros lo analicéis y lo defináis,
Esperando de vosotros lo más importante.

WALT WHITMAN
(Estados Unidos-1819)
De "Dedicatorias"


Madrid, 6-8-01

AVENTURERO

    Oriente de cobre duro, fino y ensangrentado,
de tiempo a tiempo
                            tendido
de mundo a mundo

    ¡Voluntad!

    Soy el hombre de la danza oscura
y el ataúd de canciones degolladas;
el automovilista lluvioso,
sonriente de horrores, gobernando
la bestia ruidosa;
el tallador en piedra de catedrales hundidas;
el bailarín matemático y lúgubre,
coronado de rosas de equilibrio;
el vendedor de abismos, trágico,
de cabellera de ciudades
y un canto enorme en la capa raída.

    Tren nocturno
con las hojas marchitas y un vientre humoso.

    ¡Ay! cómo aúllan en la tierra cóncava y madura
mis leones muertos...
Voy de estrella en estrella
acariciándole los pechos violados a las guitarras
con mi mano única;
¡oh! jugador,
agarro mi gran rueda de espanto,
despernancada,
y la arrojo contra las estrellas,
arriba del cielo, más arriba del cielo
que no existe.

    Y suelo estarme cuatro y cinco mil lunarios,
como un idiota viejo,
jugando con bolitas de tristeza,
jugando con bolitas de locura
que hago yo mismo manoseando la soledad;
entonces me río,
con mis 33 dientes,
entonces me río,
entonces me río,
con la risa quebrada de las motocicletas,
colgado de la cola del mundo.

    La campana negra del sexo
toca a ánimas adentro de mi melancolía,
y una mujer múltiple y una
múltiple y una
como un triángulo de setenta lados y muchos claveles,
se desnuda multiplicando las heridas
sobre mis mundos quemantes y llenos de senos de mujeres
    estupefactas.

PABLO DE ROKHA
(Chile-1894)
De "Cosmogonía"


Madrid, 7-8-01

A UN RUISEÑOR

Canta en la noche, canta en la mañana,
ruiseñor, en el bosque tus amores;
canta, que llorará cuando tú llores
el alba perlas en la flor temprana.

Teñido el cielo de amaranto y grana,
la brisa de la tarde entre las flores
suspirará también a los rigores
de tu amor triste y tu esperanza vana.

Y en la noche serena, al puro rayo
de la callada luna, tus cantares
los ecos sonarán del bosque umbrío;

y vertiendo dulcísimo desmayo
cual bálsamo suave en mis pesares,
endulzará tu acento el llanto mío.

JOSÉ DE ESPRONCEDA
(España-1808)
Publicado en la revista El Pensamiento,
núm. 4, el 30 de junio de 1841


Madrid, 8-8-01

ESOS HUESOS BRILLANDO EN LA NOCHE

Estos huesos brillando en la noche,
estas palabras como piedras preciosas
en la garganta viva de un pájaro petrificado
este verde muy amado,
este lila caliente,
este corazón sólo misterioso.

ALEJANDRA PIZARNIK
(Argentina-1939)
De "Árbol de Diana"


Madrid, 9-8-01

LLEVADME

Llevadme en una carabela,
En una vieja y dulce carabela,
En el espolón, o si quieren, en la espuma,
Y perdedme, a lo lejos, a lo lejos.

En un carruaje de otra edad.
En el terciopelo engañoso de la nieve.
En el aliento de algunos perros reunidos.
En la tropa extenuada de las hojas muertas.

Llevadme sin romperme, en los besos,
En los pechos que se expanden y respiran,
Sobre la alfombra de las palmas y su sonrisa,
En los corredores de los huesos largos, y de las articulaciones.

Llevadme, o más bien enterradme.

HENRI MICHAUX
(Francia - 1899)
De "La noche se mueve"
Traducción: Claire Deloupy


Madrid, 10-8-01

VUELVE

Vuelve otra vez y tómame,
amada sensación retorna y tómame -
cuando la memoria del cuerpo se despierta,
y un antiguo deseo atraviesa la sangre;
cuando los labios y la piel recuerdan,
cuando las manos sienten que aún te tocan.

Vuelve otra vez y tómame en la noche,
cuando los labios y la piel recuerdan...

KONSTANTINOS KAVAFIS
(Egipto-1863)


Madrid, 11-8-01

CANCIÓN DE LA VIDA PROFUNDA

El hombre es cosa vana, variable y ondeante
Montaigne

Hay días en que somos tan móviles, tan móviles,
como las leves briznas al viento  y al azar...
Tal vez bajo otro cielo la dicha nos sonría...
La vida es clara, undívaga y abierta como un mar.

Y hay días en que somos tan fértiles, tan fértiles,
como en abril el campo, que tiembla de pasión:
bajo el influjo próvido de espirituales lluvias,
el alma está brotando florestas de ilusión.

Y hay días en que somos tan sórdidos, tan sórdidos,
como la entraña oscura de oscuro pedernal:
la noche nos sorprende, con sus profusas lámparas,
en rútilas monedas tasando el Bien y el Mal.

Y hay días en que somos tan plácidos, tan plácidos...
-¡niñez en el crepúsculo! ¡Laguna de zafir!-
que un verso, un trino, un monte, un pájaro que cruza,
¡y hasta las propias penas! Nos hacen sonreír...

Y hay días en que somos tan lúbricos, tan lúbricos,
que nos depara en vano su carne la mujer:
tras de ceñir un talle y acariciar un seno,
la redondez de un fruto nos vuelve a estremecer.

Y hay días en que somos tan lúgubres, tan lúgubres,
como en las noches lúgubres el llanto del pinar:
el alma gime entonces bajo el dolor del mundo,
y acaso ni Dios mismo nos pueda consolar.

Más hay también ¡oh Tierra! Un día... un día... un día
en que levamos anclas para jamás volver:
un día en que discurren vientos ineluctables...
¡un día en que ya nadie nos puede retener!

PORFIRIO BARBA JACOB
(Colombia-1883)


Madrid, 12-8-01

UNA ROSA DE LLANTO...

Una rosa de llanto que gire en torno de un campo bárbaro,
donde la cara ya no sea cara por haberse quedado mirando
    un río levantado,
ni yo sepa hasta dónde llegará el desprecio.
Donde sea inútil mirar una estatua
y un árbol no sea hermoso en la columna del día.
Donde el tiempo vaya entre hojas,
dormido,
y yo no vea nada más que una luz perdida del verano.
(Nunca creí que una hoja se aburriera sobre una mesa,
que un rey pudiera morir sin una espada en la mano,
sin sentir el mundo ni la mirada de los hombres en las sienes.
Un rey...
Mañana estaré de nuevo solo, sin un amigo
que me acompañe,
sin ninguna persona cerca de mi muerte.
Me cerraré la gabardina,
y me pondré a escuchar mi reloj;
la poesía estéril que me entretiene,
la que no gusta a nadie:
¿a quién le agrada una fábula de arena,
una cavidad en el agua,
un desierto más. -Una llave en el fondo
de mi bolsillo, al encuentro de mis dedos;
el círculo con su serpiente que se muerde,
el humo de mi cigarrillo
que va saliendo por una ventana. Mi soledad,
este atardecer que trae un traje duro, y un libro
pequeño sobre una tabla.
Imágenes, papel, una botella tirada
en el mar,
como un pensamiento indiferente. ¡Ulises
apretado a un álamo!
El lamento de toda mi existencia, lo que a mí sólo me interesa;
el muro violento, la llanura, mi país,
una mujer perdida
en una plaza
llena de pescadores; el río, el oeste,
mi malhumor y un sello de correos.
La distancia de hoy, la cercanía de mañana, el vacío, toda
    mi vida inútil, presente
como un juego de copas; como un sobretodo
en un día de calor. -Cuando vuelvo,
obediente a la memoria, al temblor del ser,
a la dicha de vivir,
deseo -siempre- escoger una claridad absoluta, un cielo
    transparente
para ofrecerlo a un lugar donde el cansancio ya no sea
    cansancio, donde haya una larga estación de luz...)

RICARDO E. MOLINARI
(Argentina-1898)


Madrid, 13-8-01

OJOS QUE VI CON LÁGRIMAS

Ojos que vi con lágrimas la última vez
a través de la separación
aquí en el otro reino de la muerte
la dorada visión reaparece
veo los ojos pero no las lágrimas
esta es mi aflicción.

Esta es mi aflicción:
ojos que no volveré a ver
ojos de decisión
ojos que no veré a no ser
a la puerta del otro reino de la muerte
donde, como en éste
los ojos perduran un poco de tiempo
un poco de tiempo duran más que las lágrimas
y nos miran con burla.

THOMAS STEARNS ELIOT
Estados Unidos, 1888
De "Poesías menores"


Madrid, 14-8-01

BAHNHOFSTRASSE

Los ojos que de mí se burlan me señalan el camino
por donde paso al caer el día.

Camino gris cuyas violetas señales son
la estrella que entrelazada acude a la cita.

¡Ah estrella de maldad! ¡Estrella de pena!
La optimista juventud no vuelve.

Ni la sabiduría de viejos corazones que aún han de conocer los signos que se burlan de mí mientras me voy.

JAMES JOYCE
Irlanda, 1882


Madrid, 15-8-01

CUANDO ELLA

Cuando ella abre los ojos las horas despiertan
respiran como matas de hierba al amanecer
como pájaros en la mañana del día siguiente
cuando ella extiende sus brazos la máscara cesa
el olvido cesa las orugas reinician su marcha
cuando ella vuelve a nadar en el agua dormida
la tierra entrega sus llaves sus momentos propicios
su amapola su maíz
una lluvia de azufre una bandera en llamas
cuando ella mira a lo lejos
se disuelven las sombras y el nacimiento llega

EDGAR BAILEY
(Argentina-1919)
De "Todo el viento del mundo"


Madrid, 16-8-01

OCEÁNIDA

El mar, lleno de urgencias masculinas,
Bramaba alrededor de tu cintura,
Y como un brazo colosal, la oscura
Ribera te amparaba. En tus retinas,

Y en tus cabellos, y en tu astral blancura,
Rieló con decadencias opalinas
Esa luz de las tardes mortecinas
Que en el agua pacífica perdura.

Palpitando a los ritmos de tu seno,
Hinchóse en una ola el mar sereno;
Para hundirte en sus vértigos felinos

Su voz te dijo una caricia vaga,
Y al penetrar entre tus muslos finos,
La onda se aguzó como una daga.

LEOPOLDO LUGONES
(Argentina-1874)

De "Antología Poética"


Madrid, 17-8-01

PROHIBIDO SABER

VII

Qué hermoso espectáculo pero qué hermoso espectáculo
Para ser proscrito. Su visibilidad perfecta
Me volvería ciego.

De las crisálidas de mis ojos
Nacerá mi doble tenebroso
Hablando a contra-luz sospechando adivinando
Colma lo real
Y someto al mundo en un espejo negro
e imagino mi potencia
Era preciso no haber empezado nada no haber terminado nada
Borro mi imagen soplo sus halos
Todas las ilusiones de la memoria
Todas las relaciones ardientes del silencio y de los sueños
Todos los caminos vivos todos los azares sensibles
Estoy en el corazón del tiempo y ciño el espacio.

PAUL ÉLUARD
(Francia-1895)
De "El amor  la poesía"
Traducción: Claire Deloupy


Madrid, 18-8-01

COMO LA ROSA...

Como la rosa en el rosal...
así, armoniosamente,
sencillamente estaba la palabra
de paz sobre tu boca.
A ella hubiera ido
yo con las manos juntas
en cuenco tembloroso
a recoger frescura, verdad, amor...
Como la rosa en el rosal, así espaciaba
tu corazón fragancia; así volvía
blancura y suavidad la tierra que lo ataba...
¡Y así te hubiera amado, con la tierra
hecha luz en tu frente hacia la luz
por el instinto vertical del cielo!...

Y así pasaste de una tarde a otra,
breve y eterno... Como la rosa en el rosal.

DULCE MARÍA LOYNAZ
(Cuba-1902)
De "Versos, 1920-1938 (1938)"


Madrid, 19-8-01

RESUMEN EN OTOÑO

En la bóveda de la tarde cada pájaro es un punto
    del recuerdo.
Asombra a veces que el fervor del tiempo
vuelva, sin cuerpo vuelva, ya sin motivo vuelva;
que la belleza, tan breve en su violento amor
nos guarde un eco en el descenso de la noche.

Y así, qué más que estarse con los brazos caídos,
el corazón amontonado y ese sabor de polvo
que fue rosa o camino-
El vuelo excede el ala.
Sin humildad, saber que esto que resta
fue ganado a la sombra por obra de silencio;
que la rama en la mano, que la lágrima oscura
son heredad, el hombre con su historia,
la lámpara que alumbra.

JULIO CORTÁZAR
(Argentina-1914)
De "De antes y después"


Madrid, 20-8-01

DESPERTAR

Absorto pez, dormida golondrina,
Mariposa en el aire de la muerte,
Rosa fallida en la impasible umbría,
Esmeralda evadiéndose del verde
Color de su destino. En las heridas
La sangre blanca y el dolor ausente,
El mundo trastrocado en una orilla
En que la luz y el ámbito se pierden.

Dentro de la avellana de mi sueño
Esa hilera de imágenes sin filo,
Ese jardín de helados asfodelos,
Esa playa de lápices y vidrios,
Esa manada afónica de renos,
Esa luna guiñando sobre el cirio.

¡Gozo de despertar equilibrada,
Como cualquier mañana de los días!
¡Gozo de sol y éxtasis del agua,
Exacta magnitud de la alegría,
Regreso de la imagen dislocada
En los espejos de la pesadilla
Y la casa, mis perros, la mañana,
En la gracia y el orden de la vida!

JUANA DE IBARBOUROU
(Uruguay-1895)
De "La pasajera"


Madrid, 21-8-01

HAY UN PAÍS EN EL MUNDO

I

Hay
un país en el mundo
                                    colocado
en el mismo trayecto del sol.
Oriundo de la noche.
                                    Colocado
en un inverosímil archipiélago
de azúcar y de alcohol.
                                    Sencillamente
liviano,
                como un ala de murciélago
apoyado en la brisa.
                                Sencillamente
claro,
                como el rastro del beso en las solteras
antiguas
                o el día en los tejados.
                                                    Sencillamente
frutal. Fluvial. Y material. Y sin embargo
sencillamente tórrido y pateado
como una adolescente en las caderas.
Sencillamente triste y oprimido.
Sinceramente agreste y despoblado.

PEDRO MIR
(República Dominicana-1913)
De "Viaje a la muchedumbre"


Madrid, 22-8-01

EL LABRADOR

    Sobre la paz del campo,
sobre ese vaho azul que a tierra sabe,
el labrador se yergue cada día.

    El alba lo sorprende ya despierto,
aferrado a la esteva,
vendándole los ojos al asno de la noria,
cavando ese pedazo de sueños donde sueña,
donde muere despacio, donde vive.

    Porque su vida es eso:
el remover eterno de la gleba,
los ojos en la nube
o en el torpe girar de la veleta,
pendiente de la lluvia, del estío,
de que el sol no caliente demasiado.
Y un ver el pueblo desde lejos, turbio.

    Su vida es ese mismo
desvivirse los años,
requemarse la piel y la sonrisa,
encallecerse el alma a la par que las manos
y olvidarse que tiene corazón todavía.

    Sin embargo, yo sé que lo veréis
al filo del ocaso
recostar su tristeza bajo cualquier encina,
echarse -la gorra sobre el rostro- a repasar nostalgias,
a ordenar sus recuerdos amarillos
de confusas palabras, de besos trasudados,
de mujeres oscuras, de que fue una vez niño,
de que tuvo una madre cuando entonces...

    Y allí, sobre esa paz naranja
del campo en el crepúsculo,
veréis cómo se alza, acaso menos hombre,
acaso menos fuerte, más vencido,
para buscar de nuevo su pedazo de techo,
su pedazo de pan que sabe a lágrima,
a sudor y a fatiga,
pero que siempre ofrece un poco de dulzura,
una leve, dorada, silenciosa promesa.

CARLOS MURCIANO
(España-1931)
De "El alma repartida"


Madrid, 23-8-01

EL MUNDO ILUSTRADO

Igual que tu ventana que no existe
Como una sombra de mano en un instrumento fantasma
Igual que las venas y el recorrido intenso de tu sangre
Con la misma igualdad con la continuidad preciosa
    que me asegura idealmente tu existencia
A una distancia
A la distancia
A pesar de la distancia
Con tu frente y tu rostro
Y toda tu presencia sin cerrar los ojos
Y el paisaje que brota de tu presencia cuando la ciudad
    no era no podía ser sino el reflejo inútil de tu
    presencia de hecatombe
Para mejor mojar las plumas de las aves
Cae esta lluvia de muy alto
 me encierra dentro de ti a mí solo
Dentro y lejos de ti
Como un camino que se pierde en otro continente.

CESAR MORO
(Perú-1903)
De "La tortuga ecuestre"


Madrid, 24-8-01

RECUERDA LA OLVIDADA BELLEZA

Al ceñirte en mis brazos,
Estrecho contra mi corazón esa belleza
Que del mundo hace mucho se marchara:
Coronas engastadas que reyes arrojaron
En charcas fantasmales, huyendo los ejércitos;
Cuentos de amor tejidos con hebras de seda
Por soñadoras damas en telas que nutrieron la polilla asesina:
Rosas de tiempos idos
Que las damas tejieron en sus pelos;
Lirios fríos de rocío que las damas portaron
Por tanto corredor sagrado,
Adonde tales nubes de incienso se elevaban
Que sólo Dios estaba con los ojos abiertos:
Ya que el pálido pecho, la mano demorada,
Nos llegan de otras tierras más pesadas de sueño,
Y también de otra hora más pesada de sueño.
Y cuando tú suspiras entre besos
Escucho la blanca Belleza también suspirando
Por aquella hora cuando todo
Deberá consumirse cual rocío.
Mas llama sobre llama y hondura sobre hondura,
Y trono sobre trono y medio en sueños,
Posadas sus espadas en sus férreas rodillas,
Tristemente cavilan sobre grandes misterios solitarios.

WILLIAM BUTLER YEATS
Irlanda, 1865
De "El viento entre los juncos"


Madrid, 25-8-01

DELICIA EN FORMA DE PÁJARO

    ¡Oh follaje de estío,
Amor, rumor, verdor, plenitud tan ligera:
    Quién, alado, te diera
Voz sonada en las hojas, murmullo de ribera,
    El acorde de estío!

JORGE GUILLÉN
(España-1893)
De "Historia muy natural"


Madrid, 26-8-01

TAL VEZ UNA MAÑANA
CAMINANDO POR UN AIRE DE VIDRIO...

Tal vez una mañana caminando por un aire de vidrio,
árido, al darme vuelta, contemplaré el milagro:
la nada a mis espaldas, el vacío detrás
de mí, con terror de borracho.

Luego, como en una pantalla, acamparán de golpe
árboles casas lomas en su habitual engaño.
Pero será ya demasiado tarde, y yo me iré en silencio
con los hombres que no miran atrás, con mi secreto.

EUGENIO MONTALE
(Italia-1896)
De "Huesos de jibia"


Madrid, 27-8-01

ÁGUILA BLANCA

    De pie cada mañana,
Junto a mi áspero lecho está el verdugo.-

Brilla el sol, nace el mundo, el aire ahuyenta
Del cráneo la malicia,-
Y mi águila infeliz, mi águila blanca
Que cada noche en mi alma se renueva,
Al alba universal las alas tiende
Y camino del sol emprende el vuelo.
Y silencioso el bárbaro verdugo
De un nuevo golpe de puñal le quiebra
El fuerte corazón cada mañana.
Y en vez del claro vuelo al sol altivo
Por entre pies, ensangrentada, rota,
De un grano en busca el águila rastrea.

Oh noche, sol del triste, amable seno
Donde su fuerza el corazón revive,
Perdura, apaga el sol, toma la forma
De mujer, libre y pura, a que yo pueda
Ungir tus pies, y con mis besos locos
Ceñir tu frente y calentar tus manos.
Líbrame, eterna noche, del verdugo,
O dale, a que me dé, con la primera
Alba, una limpia y redentora espada.
¿Que con qué la hasta de hacer? ¡Con luz de estrellas!

JOSÉ MARTÍ
(Cuba-1853)
De "Versos libres"


Madrid, 28-8-01

RUIDO BLANCO

Para que todos pongan
la mano dura sobre la mesa blanda,
la mano libre sobre el corazón de su vecino,
la mano desesperada sobre su propio corazón.

Para que todos pongan
un pedazo de mundo al borde de su mañana al despertarse,
al borde ácido de su mediodía,
al borde de su aliento.

Para que todos pongan
todo
encima de la mesa,
adentro de la mano,
madera caliente en el justo corazón del mediodía.

RODOLFO ALONSO
(Argentina-1934)
De "Hablar claro"


Madrid, 29-8-01

PARA TI, QUE HAS SENTIDO
EN TU ROSTRO EL INVIERNO

Para ti, que has sentido en tu rostro el invierno,
y que has visto las nubes de nieve entre la niebla
y copas de olmos negros entre estrellas heladas,
será la primavera un tiempo de cosecha.
Para ti, que has tenido como libro la luz
de la sombra suprema con la que te nutrías    
una noche tras otra cuando no estaba Febo,
será la primavera una triple mañana.
Que el saber no te angustie: yo no tengo ninguno,
y sin embargo el canto me brota con pasión.
Que el saber no te angustie: yo no tengo ninguno,
pero la Tarde escucha. Aquél que se entristece
pensando en la indolencia no puede estar ocioso,
y despierto se encuentra quien se crea dormido.

JOHN KEATS
(Inglaterra-1795)
De "Sonetos"


Madrid, 30-8-01

A UN AVE DE RAPIÑA

Me convienes, pues me puedes hacer reír
y no te ciega la paja
    que los vientos mandan -en remolino- desde el almiar.

Sabes pensar, lo que piensas lo dices
con mucho del orgullo de Sansón y de su desolado
    remedio, por lo que nadie se atreve a mandarte callar.

El orgullo te sienta bien, pájaro colosal que tanto te pavoneas.
Ningún corral te hace parecer absurdo;
    tus garras de bronce son firmes ante la derrota.

MARIANNE MOORE
(Estados Unidos-1887)
De "Poemas escogidos"


Madrid, 31-8-01

XXII
SOÑÉ CONTIGO ESTA NOCHE

Soñé contigo esta noche:
Te desfallecías de mil maneras
Y murmurabas tantas cosas...

Y yo, así como se saborea una fruta
Te besaba con toda la boca
Un poco por todas partes, monte, valle, llanura.

Era de una elasticidad,
De un resorte verdaderamente admirable:
Dios... ¡Qué aliento y qué cintura!

Y tú, querida, por tu parte,
Qué cintura, qué aliento y
Qué elasticidad de gacela...

Al despertar fue, en tus brazos,
Pero más aguda y más perfecta,
¡Exactamente la misma fiesta!

PAUL VERLAINE
(Francia-1844)
De "Chicas, mujeres y otras canciones"
Traducción: Claire Deloupy


Selección de Poemas Editados
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